Mis Dios@s del Crepúsculo... ¡GRACIAS!

miércoles, 31 de octubre de 2012

MEZCLA DE SENTIMIENTOS


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Capítulo 30: Bodorrio**

Bella pov.

Comenzamos a comer entre risas y burlas, pero claro… en ninguna de ellas entrábamos ni Emmett ni yo…
Estábamos un poquitín frustrados y un poquitín impacientes por lo que queríamos hacer en este mismo instante… y por supuesto, no ayudó en nada tener su mano izquierda rozando mi centro con una suavidad escalofriante…
-Me alegro mucho que hayáis decidido venir, señores Hale- murmuró Carliste después de limpiarse la boca pulcramente con la elegante servilleta.
Sí… una alegría inmensa… tener que soportar a este par de falsos en la misma mesa…
-Oh, por favor, llámeme Katherine- dijo con la sonrisa más falsa que había visto en mi vida.
Suspiré por no decir ninguna barbaridad de la que me pudiese arrepentir más tarde…
-La verdad es que actuamos muy mal ese día… mi hija- cogió a Rose de la mano y le sonrió- es demasiado joven y sólo quiero su bienestar por sobre todas las cosas.
-Ya… por supuesto- murmuré yo antes de sorber de mi copa de vino y retarle con la mirada. Ella, por su parte, hizo lo mismo y me sonrió falsamente.
Vaya… ya me estaba yo cansando de esa sonrisilla…
-Muchas gracias, mamá- susurró Rose con una sonrisa y provocó que la “señora” Hale quitara su mirada de la mía para mirar a su hija- Estoy feliz de que estéis en este día tan importante para mí- se volvió hacia Edward- Sólo quiero ser feliz con mi marido el resto de mis días- sonreí con sinceridad por primera vez desde que me había sentado en la mesa.
-Y así será, hija- besó a Rose en la mejilla y ni siquiera se molestó en mirar a Edward- Y bueno… ¿cómo tenéis pensado hacer para mantener al bebé?- la volví a mirar, pero ésta vez taladrándola con la mirada- Porque, bueno… ninguno de los dos estáis trabajando y…
-Ayudaremos todos, no se preocupe- le sonreí más ampliamente y ella me miró de manera envenenada.
Emmett dejó de acariciar mi centro al notar la evidente tensión y me apretó el muslo para que lo mirara.
-No entres en su juego, nena, no vale la pena- me susurró bajo para que yo sólo me enterase.
Apenas asentí y seguí mirándola, o mejor dicho, comiéndomela con la mirada, en el más sentido estricto de la palabra.
-Por eso no tiene que preocuparse- intervino Esme mientras cogía la mano que tenía libre Edward encima de la mesa- Nosotros les ayudaremos en todo, tanto en lo económico como en cuidarlo- Esme sonrió maternalmente- Ya lo hemos hablado.
-¡ESTUPENDO!- chilló la muy…- Entonces… ¿habéis hecho separación de bienes o lo tenéis, por el contrario, en común?- claro… ahora entendía su punto.
El venir aquí y restablecer la relación con sus hijos era pura parafernalia… Sólo le interesaba lo que pudiese heredar Rose en este matrimonio, nada más…
Ahora sí que iba a liarse.
-¡CLARO!- grité de la misma forma, provocando miradas de los alrededores- ¿Cómo no iba a preguntarlo, verdad?- me miró con odio y repulsión y yo, sin embargo, le ofrecí la sonrisa más falsa de toda mi vida- ¡BRAVO!- aplaudí delante de las incrédulas miradas de todos.
-Bella, vamos a tomar el aire…- susurró Emmett cogiéndome el brazo para poder levantarme, pero me deshice de su agarre elegantemente.
-No- le miré y luego a ella- ¿Sólo le interesa el tema económico, verdad? Tanto su relación con sus hijos como el estado de salud de su futuro nieto no le importan nada…- sentí las miradas dolidas de Esme y Carliste, pero con eso lidiaría más adelante.
-¿Qué pretendes, Isabella?- preguntó con evidente repulsión en su voz, escupiendo el más puro veneno.
Nadie me llamaba por mi nombre completo desde que habían muerto mis padres… sólo Emmett, con él sólo era una excepción…
-Para usted, señorita Swan- me levanté de mi asiento y la taladré con la mirada- Pretendo destapar su falsa y evitar daños futuros a sus hijos, ellos no se merecen eso.
-Bella…- susurró Carliste mirándome con evidente incomodidad y lo miré.
-Perdona, Carliste, pero no puedo permitirlo.
-Bella… pensé que habías olvidado ese día…- murmuró Rose mirándome dolida y refiriéndose al día en que se había peleado con sus padres.
-Sabes que yo perdono y olvido, pero ante una situación como ésta, me es imposible- le pedí perdón con la mirada y volví a mirar a su madre- Ya no tiene que fingir más, señora Hale.
-Mira quien fue a hablar…- iba a seguir, pero mi preciada madre/suegra la cortó.
-Señora Katherine, por favor, no haga que me arrepienta de su presencia- hizo una pausa y me miró por unos breves segundos- Disculpe a Bella, ella está bastante nerviosa últimamente- me excusó como la buena madre que era.
-Gracias, mamá, pero no necesito que me defiendas- increíblemente no escuché ningún sollozo por parte de Rose.
-Bueno… ¿por qué no vas con Emm a tomar un poco el aire?- intervino Alice mirándome tranquilamente.
-Seguro- respondió Emmett y ahora sí, hizo un poco de fuerza y me sacó de allí de manera educada.
Llegamos a la entrada de la mansión e hizo que me parase en seco.
-¿Me puedes decir qué coño ha sido eso?- oh, oh… su voz era de frustración, confusión y enfado en estado puro…- ¿Te das cuenta que estás en la boda de Edward y Rose? Ellos no se merecen eso…- susurró mirándome directamente a los ojos y cogiéndome la cara con ambas manos.
-¿Qué pasa? ¿He sido yo la única que me he dado cuenta de todo?- me miró más profundamente que antes y me besó brevemente en los labios.
-Si te digo que no hay ningún problema, ¿lo creerías?- lo miré con los ojos abiertos- Vale… parece una locura, pero todo está controlado- aclaró sinceramente.
-¿Ha ocurrido algo y yo me he enterado?- arqueé una ceja y él asintió pausadamente.
-Sí, pero antes que nada no quiero que te enfades…- me dijo serio.
-¿Enfadarme? Vamos… no me jodas, después de estar que me subo por las paredes por falta de sexo durante horas… una putita rica no va a poder conmigo- sonrió como un niño pequeño, dejando ver sus adorables hoyuelos cuando me escuchó.
-Bueno… de ricos no tienes nada ya…- abrí los ojos.
-¿Qué?
-Que los padres de Rose se han arruinado por culpa de la señora Hale- aclaró al fin- ¿Por qué crees que han venido justamente hoy? Sólo quieren que Edward y Rose se separen y coger un buen pellizco de ese divorcio…- abrí todavía más los ojos y miré hacia el salón dónde se estaba celebrando la comida.
-Es una hija de la grandísima puta- exhalé todo el aire de mis pulmones y estaba dispuesta a ir y arrancarle la cabeza, pero Emmett vio mi intención.
-No merece la pena, mi vida, mírame- me cogió la cara, de nuevo, e hizo que lo mirase- Mis padres han hablado con ellos y después de esta “reconciliación”- hizo comillas con los dedos- No vendrán más por aquí…
-¿Y Rose y Jazz?- inquirí preocupada.
-Rose no sabe nada, como habrás comprobado con su pregunta- asentí- No hemos querido darle más motivos para que esté nerviosa, pero créeme, se dará cuenta por ella misma- me besó en la punta de la nariz- Y Jazz… Jazz sólo está hablando con ellos por pura educación.
-¿Y qué pasará ahora? ¿Cómo supisteis sus planes?
-¿No crees demasiado descarado venir aquí cuando te has arruinado y pedir que en el matrimonio de tu hija no se haga separación de bienes?- lo pensé, juro que lo pensé, pero sólo veía todo rojo por la furia.
-Ésa me va a escuchar…- intenté zafarme de su agarre en mi cara, pero sus manos bajaron a mi cintura y me aprisionaron ente su cuerpo y la columna.
-No vas a hacer nada porque simplemente no merece la pena, no los veremos más, al menos no tan pronto- me besó en la frente- Rose se dará cuenta, es inteligente, todos lo sabemos, pero no queremos decirle nada y Jazz está inmunizado a ellos ya, por lo que no hay problema- asentí a duras penas- No te preocupes por nada más, sólo por darme el placer que necesito desde que te vi con este maldito vestido…- susurró antes de atacar mis labios sin ninguna piedad.
Mis manos volaron hacia su nuca y tiré de sus cabellos cuando profundizó el beso con su lengua. Esa lengua que hacía maravillas en todas las partes de mi cuerpo.
Adentré mi lengua un poco más en su boca y presioné la suya, enroscándola y sintiendo fuego con cada caricia que me daban sus expertas manos, que bajaron y apretaron mi trasero con fuerza.
Gemí.
-Vamos dentro- susurré cuando me separé lo justo para poder respirar.
-Vamos al baño…- susurró con voz ronca y atacó mis labios de nuevo.
Me separó de la columna y agarró mis muslos y levantó un poco mi vestido para alzarme y enrollar mis piernas en su cintura. Cuánto agradecía ahora esas horas ejercitándose…
Gemí cuando su miembro se restregó con mi necesitado centro…
-Mierda, nena… puedo oler tu excitación desde aquí…- susurró mirándome a los ojos y prometiéndome un tiempo de placer absoluto.
Volvió a atacar mis labios y nos movimos hacia el interior de la mansión.
-Joder, tío… vaya mujer…- murmuró un idiota cortando mi momento de calentón.
Me giré un poco para mirarlo y pude darme cuenta de cómo miraba mi trasero sin ningún tipo de pudor.
-¿Eres imbécil?- el tío abrió la boca subiendo su mirada a mi cara.
-Déjalo, ¿no ves que es idiota?- Emmett estaba tan necesitado que ni siquiera le importaba que otro tío mirara el trasero de su chica…
-Con esa cara de gilipollas es imposible que encuentres a una mujer como yo ni ninguna otra, vete afuera a jugar a los coches, cariño- le guiñé y cogí la cara de Emmett con ambas manos y aplasté mis labios en los suyos.
-¡Perdona!- sonreí y nos perdimos hacia el pasillo que daba a la cocina y al baño.
-Me excitas demasiado cuando estás así de enfadada y así de peligrosa…- susurró a un centímetro de mi boca, mirándome con los ojos oscurecidos.
-¿Sí?- asintió sonriendo como un niño pequeño y entramos en el baño y cerró la puerta con el pie- Me gusta ser peligrosa contigo, cariño- sonreí de manera traviesa y lo que obtuve fue un gemido por su parte, subirme encima del lavabo y abrir mis piernas con determinación.
Con una mano cogió mi cuello y me acercó a él con dureza y estampó sus hinchados y enrojecidos labios en los míos, mientras que con la otra, retiraba el tanga y se adentraba en mí de una sola estocada.
Gemí fuertemente.
¿Cuándo coño se había deshecho del pantalón y del bóxer?
-Joder… eres tan estrecha…- gimió en mi boca y me excitó aun más… otra vez sentir piel con piel…- Coge un puto preservativo de mi chaqueta…- susurró a duras penas y dejó de moverse para facilitarme el movimiento.
Solté su cabeza e hice lo que me dijo.
-No llegas a traer y te hubiera matado… lo juro- le susurré antes de rasgar el aluminio y ponérselo casi con violencia.
-¿Está mi nena impaciente?- jugó conmigo, pero no dejé que lo hiciera por más tiempo.
Agarré con fuerza su nuca con una mano y lo atraje a mi boca, mientras que con la otra me ayudaba a incorporarme un poco del frío mármol para meterme su miembro de un fuerte jalón.
-JODER…- gritó al sentirme y sonreí por la fuerza de su excitación.
Seguimos besándonos y sus dos manos bajaron a mi trasero y lo cogieron para posicionarme mejor en su miembro y estuviera todavía más cerca de su cuerpo. Como si eso fuera posible…
Yo, por mi parte, adentré mis manos en la chaqueta y le desabroché todos los botones. Acaricié su duro pecho y abdomen por encima de la camisa y juré que me iba a venir en ese mismo instante…
Su cuerpo ardía y me estaba enviando oleadas de placer allí dónde las necesitaba…
Nuestras respiraciones eran totalmente erráticas y sus envestidas eran cada vez más profundas y rápidas.
-Dios, Emmett… mierda…- gemí en su boca y sus labios pasaron por mi barbilla hasta llegar a mi cuello y allí succionó a su antojo, lo justo para no dejarme marca.
-Me vuelves completamente loco…-sonreí con satisfacción por sus palabras mientras arañaba su espalda por encima de la fina camisa.
Su boca bajó un poco más y echó para al lado la tela de mi pecho y mordió mi sensible pezón con fuerza, haciéndome gemir como una verdadera loca…
-Me encantas…- le susurré mientras sentía cómo mi clímax se acercaba cada vez más…- La tienes tan grande, Emmett…- eso pareció encantarle y ahora sus envestidas eran más fuertes y más cortas que antes, haciéndome cerrar los ojos y gemir como la perra que era- ¡EMETTT! DIOS… ¡SIGUE!- grité desgarrándome la garganta, pero me importaba un carajo.
-¿Te gusta, eh, princesa?- oh, joder… ese maldito nombre fue lo único que me faltó para que mis paredes se contrajeran, apretándolo hasta casi asfixiarlo y dejarme venir…
-Mierda… ¡Emmett!- enterré mi cabeza en el hueco de su cuello y mis largas uñas en sus brazos, sintiendo sus grandes músculos contraídos en las palmas de mis manos.
-Oh, nena…- gimió cuando su clímax vino.
Me apretó más contra su cuerpo y dejó su barbilla apoyada en mi cabeza mientras los espasmos del orgasmo de iban.
Mis manos se dirigieron hacia su espalda y lo acaricié con suavidad mientras tranquilizaba mi respiración.
-Eres… eres increíble- susurró con voz entrecortada y yo subí mi cabeza lo justo para poder mirarle y sonreírle.
-Tú sí que eres increíble, osito- sonrió con mi sonrisa favorita y besó mis labios suavemente.
Escuchamos los golpecitos en la puerta y nos miramos con diversión.
-¿Está ocupabo?- era la voz de un niño pequeño y no pude evitar la carcajada que salió de lo más profundo de mi pecho…
-¿Un niño?- murmuró Emmett con la voz casi normalizada- Vamos, no me jodas…- me tapé la boca con ambas manos y le hice un ademán con la cara para que contestara- Sí, chiquitín, está ocupado, puedes ir al baño de arriba.
-¿Al de apiba?- soporté la carcajada que estaba a punto de salir nuevamente de mis labios y miré a Emmett nuevamente.
-Anda, ayúdale mientas que arreglo el desastre en que estaré hecha…- murmuré muy bajito para que el pobre no pudiera escucharme y le besé brevemente en los labios.
-Te amo, ¿lo sabes, verdad?- sonreí como una idiota.
-Me hago una ligera idea- le besé de nuevo- Yo también te amo.
Se quitó de entre mis piernas y tiró el condón a la papelera. Se subió la cremallera del pantalón y miró atrás de mí.
-Vale… pero primero encárgate de limpiar el vaho del espejo, ¿ok?- solté una risilla mientras asentía y me besó una última vez antes de salir con cuidado de no abrir mucho la puerta- Te esperaré en el salón- dijo antes de cerrar la puerta.
Me pregunté si esto sería una historia para contar a nuestros nietos…
Solté una gran carcajada y me bajé con dificultad del lavabo.
-Mierda…- susurré dejándome caer con cuidado sobre los altísimos tacones y me giré para mirar el desastre del espejo y el mío propio…
Cogí un poco de papel higiénico y lo limpié, encontrándome con mi cara…
Mis ojos estaban inesperadamente casi perfectos, si no fuera porque tenía una lágrima, de las risas, en el lagrimal, haciendo que la línea de agua se distorsionara un poco.
Mi frente estaba perlada en sudor y mis labios estaban libres de cualquier labial, brillo o lo que sea que tenía antes…
Y mi moño estaba mejor que antes, ahora sí era un moño informal…
Sonreí como una cría y me arreglé la ropa, subiéndome las medias y ajustando mi tanga bien.
Me mojé un poco la cara para refrescarme y me sequé con la toalla, no dejando ni rastro de maquillaje en ella.
-Alice, eres un genio- murmuré para mí y eché un último vistazo a mi atuendo antes de salir del baño.
Me encaminé hacia el salón y me crucé de brazos esperando a que mi adonis personal bajara las escaleras y se rencontrase conmigo.
-Emm…- escuché la voz infantil de nuevo y miré hacia la cima de las escaleras encontrándome con Emmett y el pequeño, que por cierto, era guapísimo- ¿Tienes nopia?- solté una risilla al escucharlo hablar y Emmett soltó una carcajada.
-Se dice novia y sí, tengo- aclaró revolviéndole los rizos color oro al pequeño.
-¿Y es buapa?- negué divertida y me acerqué hasta los pies de las escaleras mientras veía cómo bajaban.
-Mucho, es perfecta…- susurró y su mirada se encontró con la mía- Se llama Bella.
Terminaron de bajar las escaleras y el pequeño me miró con un brillo especial en los ojos.
-¿Tú eres Pella?- me agaché a su altura y le sonreí tiernamente mientras tocaba su mejilla sonrosada y caliente.
-Sí, soy Bella- me sonrió, dejando ver dos pequeños dientecillos recién salidos- ¿Y tú cómo te llamas?- Emmett también se agachó a nuestra altura y me acarició la espalda.
-Yo soy David- dijo perfectamente y sonreí más ampliamente.
-Pues eres muy guapo, David- me acerqué a él y le besé en otra mejilla.
-¿Emmett es la pestia?- me miró con intriga y solté una pequeña carcajada mientras giraba mi mirada a la de Emmett.
-Pues la verdad es que sí- asentí sonriente y Emm me dio un suave codazo en las costillas.  
-Oye, que yo soy el osito mimoso- dijo dolido y le besé en la mejilla también.
-¿Mioso?- sonreí aun más y miré al pequeño.
-Sí.
-Pero e mu dande- ahora sí que solté la carcajada de mi vida, provocando que Emmett y el pequeñajo riesen también.
-Créeme si es grande…- murmuré para mí misma pensando en una parte de su preciada anatomía en concreto…
-Mmm, me alagas…- me susurró en el oído y sólo pude sonreírle.
-¿Y cuántos años tienes?
-Chinco- dijo enseñando su manita con los cinco deditos.
-Que mayor…- susurré con una mano en la frente y él soltó una pequeña risilla risueña.
-Ah, David aquí estás- exclamó una voz femenina detrás nuestras y nos levantamos los dos y nos giramos a la vez- Buenas tardes- nos sonrió una preciosa mujer tan rubia como David- Soy la madre de David- me ofreció su mano y después a Emmett- Me llamo Megan.
-Encantada, Megan- le sonreí y dejé que el pequeño se pusiera a nuestro lado.
-Un placer- murmuró Emmett con una sonrisa brillante.
-Este pequeño demonio me tenía loca buscándolo… se empeñó en ir solo al baño- soltamos una risilla- Dice que es muy mayor…- susurró con ojos divertidos y ambos asentimos.
-Y lo shoy, mami- murmuró pasando delante de nosotros y acercándose a su madre- Mida, mami, son Pella y la Pestia- la mujer soltó una risilla y nos miró.
-No para de hablar de su película favorita desde que la vio por primera vez…- nos aclaró.
-Pella es tan buapa como en la pedicula, mami- sonreí dulcemente hacia él y le pellizqué suavemente una mejilla.
-Es un encanto- Emmett me cogió la mano.
-La verdad es que lo es- concordó Emmett y la mujer nos sonrió amablemente.
-Sí- miró al niño y le revolvió esos rizos rebeldes- Bueno… me espera mi marido, ha sido un placer.
-Igualmente- dijimos al unísono y Megan cogió la mano de su hijo.
-Adiós, Pella y Pestia- sonreímos como críos y vimos cómo se alejaban.
-Que inteligencia tiene… - murmuré fascinada- Es increíble cómo ha asociado la película con mi nombre- reí y me puse enfrente de él- ¿S encuentra mejor, Bestia?
-Oh, por supuesto, Bella- sonrió haciendo aparecer esos dos hoyuelos que tanto amaba y me besó brevemente en los labios- Vamos a la fiesta- asentí y salimos de la mansión cogidos de la mano.
Sorprendentemente, cuando llegamos a la mesa, ni los “adorables” señores Hale ni Rose ni Jazz estaban en la mesa…
-Hola- saludamos los dos cuando llegamos a la mesa y Edward y Carliste se levantaron con una educación exquisita cuando iba a sentarme en mi sitio.
-Gracias- les murmuré con una sonrisa y ellos me la devolvieron- Carliste, Esme- los llamé y todos me miraron intrigantes- Os pido perdón a vosotros y a todos por mi escena de antes, la verdad es que no debería haber dicho nada… no era mi problema- bajé la mirada y sentí la mano de Emmett coger la mía con fuerza.
-Hija…- sentí cómo Carliste se levantaba de su asiento y venía hasta mí. Después también sentí otra silla moverse- No tienes que pedir perdón, de verdad- me levantó el mentón y me sonrió cálidamente- Esos señores se merecían tus palabras y más…
-Sí, cariño, no te preocupes, ya se está solucionando todo…- exclamó y la miré con una ceja alzada.
-¿A qué te refieres, Esme?
-A que Rose ya se ha dado cuenta de todo, sólo le ha faltado escuchar un poco más a su madre para saber sus intenciones…- me miró maternalmente y me acarició un mechón que tenía al lado de mi cara- Imagino que ya te lo habrá explicado Emmett, ¿no es así?
-Sí- asintió y me abrazó desde atrás.
-Nunca olvides que estamos muy orgullosos de ti, eso no lo olvides jamás- sonreí como una tonta y abracé, con mi mano libre, sus brazos enrollados en mi cuello.
-Gracias, Esme- miré a Carliste- Y gracias a ti también, Carliste, sois muy comprensivos- me besó en la mejilla y me sonrió como siempre lo hacía.
-No te preocupes, Bells, tus palabras eran las que todos estábamos pensando decir en cualquier momento- intervino Edward y asentí.
En ese momento, llegaron Rose y Jazz, ambos con caras normales, no había ni rastro de lágrimas ni de tristeza en sus ojos…
-¿Cómo os encontráis, hijos?- murmuró Esme después de besar mi cabeza y acercarse a ellos.
-Bien- susurró Rose con voz monocorde- En realidad, mejor que antes, gracias por ayudarme a abrir los ojos, Bells- me sonrió con alegría y se acercó a mí para abrazarme- No podía creer lo que estaba imaginando mi cabeza, pero menos mal que siempre estás ahí para ayudarme- me apretó contra su pecho y sonreí.
-No tienes que dármelas- solté la mano de Emmett por un momento y le correspondí al abrazo- Siempre te ayudaré y defenderé de todo y de todos, ¿recuerdas?- asintió y se separó de mí con sus ojos brillantes.
-De todas formas, gracias- me besó en ambas mejillas y se giró hacia Emmett- No sabes la suerte que tienes de tenerla, Emmie- le guiñó un ojo y se acercó a Esme y Carliste para abrazarles también.
-¿Estás bien, tío?- preguntó Emmett mientras me cogía la mano y se dirigía hacia Jazz cuando se hubo sentado al lado de él.
-Perfectamente, no sabes el peso que me he quitado en encima, macho…- murmuró con total sinceridad y luego se volvió hacia Al y le besó en la mejilla- Te amo- le susurró y ella le besó en los labios suavemente.
-Y yo a ti- se separó de él y comenzaron a tener una de esas conversaciones que sólo ellos podían tener.
-Te quiero por todo lo que eres, ¿lo sabes, verdad?- susurró Emm en mi oído y sonreí como una idiota.
-Lo sé y yo te quiero a pesar de que eres una Pestia- los dos soltamos una sonora carcajada y todos en la mesa se nos quedaron riendo con confusión e intriga.
-¿Nos contáis el chiste, rebeldes?-preguntó Edward y lo miramos.
-Bueno…- empecé yo- Es que nos hemos hecho amigos de un pequeño de chinco años, que se llama David y que además, piensa que somos la Pella y la Pestia y que la Pestia es mu dande…- todos soltaron una sonora carcajada, provocando que las mesas de los alrededores también rieran sin compasión.
-Dios… eso sólo os pasa a vosotros, ¿verdad?- preguntó Al con una hermosa sonrisa en sus labios.
-Bueno… nosotros somos divertidos, enana- Emmett le sacó la lengua infantilmente y Al le tiró un pico en la cabeza.
-Calla, Pestia dande…- otra ronda de carcajadas y juro que ya me dolía hasta las costillas y el abdomen de tanto reír.
Esto era una fiesta, joder… esto era lo que tenía que haber en ella, risas y diversión.
Terminamos de comer entre más risas y ocurrencias graciosas y llegó el momento de cortar la enorme tarta de diez pisos.
-¡VIVAN LOS NOVIOS!- gritó un hombre.
-¡VIVAN!- gritamos todos al unísono.
Lo siguiente fue cómo Rose y Ed cortaban la tarta con una distinguida espada, que tenía Carliste en su despacho para estas ocasiones, y después se miraron con el mayor amor del mundo entero.
Edward le puso un poco de tarta en la nariz y se la besó para quitarle toda la nata pringosa.
Todos reímos.
Una chica del catering se encargó de cortar trozo por trozo, todos iguales, de la tarta y ha repartirlos entre todos los invitados.
Después, llegó el brindis y Rose y Ed enrollaron sus brazos alrededor del otro y bebieron un poco de champán.
Todos bebimos y aplaudimos por los recién casados.
-¿Sabes que eres condenadamente sexy, verdad?- me susurró Emm muy cerca del oído, sintiendo su cálido aliento rozar mi lóbulo- ¿Y que voy a tener que pelearme con todos los tíos de la fiesta porque no paran de mirarte, verdad?- sonreí mientras negaba divertida y me giré para estar frente a él.
Me acerqué lo justo para quedar a un centímetro de su boca y la miré con ansia y lujuria.
-¿Y tú sabes que como sigas hablando como el hombre de las cavernas, voy a encerrarte y no vas a salir de nuestra habitación hasta que yo lo diga, verdad?- subí mi mirada y sonreí de manera sexy y provocativa cuando vi sus ojos oscurecerse por segundos.
-¿Sabes que no vas a dormir esta noche, verdad?- siguió con su juego de palabras, provocando que su dulce y cálido aliento impregnara mi hambrienta boca.
-Ya lo tenía asumido, mi amor- le guiñe y lo besé con hambre en esos adictivos labios.
-¿Podéis dejar un poco para esta noche?- nos interrumpió Alice con voz burlona.
-¿Y a ti qué más te da, enana?- susurró Emm antes de besarme de nuevo, provocando que riera sobre sus labios.
-Pues que es hora de que Edward le quite las ligas a Rose y se las ponga a las mujeres que él decida- recordó y yo sonreí con más atrevimiento que antes hacia mi osito.
-Perfecto…- murmuró él sin una pizca de humor- ¿No puedo ponérsela yo a Bella?- pidió como un niño pequeño y me pareció tan tierno…
-Nop, tiene que ser el novio, así que andando- me cogió del brazo y con una fuerza increíble para su pequeño cuerpo, me jaló y me hizo seguirla con Emmett detrás de mí.
Edward cogió el micrófono que se encontraba en medio de la pista de baile improvisada y se dirigió a todos nosotros con una sonrisa.
-Buenas tardes a todos- dijo con la educación que le caracterizaba- Les agradezco tener su presencia el día de hoy y para hacerlo más memorable, ahora toca el rato que todos lo hombres esperan, ¡EL MOMENTO DE LAS LIGAS!- gritó sonriendo, provocando que todos los hombres gritaran como animales en celo, bueno… todos, menos mi osito, que miraba a Edward como para querer matarlo.
En ese momento, sonó una canción demasiado erótica para menores y sonreí como una imbécil al pensar que los propios novios eran menores…
Dios… las copas me estaban afectando.
-Como vea que te está metiendo mano, lo mato- me susurró con voz seria y yo me giré para mirarle a los ojos.
-¿Sabes que te ves auténticamente adorable cuando te pones celoso, verdad?- su cara no se relajó ni un ápice.
-No tiene gracia…- negué con burla y le cogí la cara con ambas manos.
-Sabes que Ed jamás haría eso, no te pongas tonto, si fuera otro tío, yo misma diría que no- asintió con una sonrisa burlona y me besó en los labios.
-Todo esto…- acarició mi cara y fue bajando con sensualidad por el centro de mis pechos, mi abdomen, mi centro y mis muslos- es mío, ¿queda claro?
-Totalmente- susurré a duras penas por toda la sensualidad que derrochaba su cuerpo.
Me giré hacia donde estaba Edward y sentí los brazos de Emmett en mi cintura, estrechándola posesivamente.
Sonreí.
-La primera señorita será… Alice Cullen- gritó Edward posicionando a Rose con cuidado para que pusiera una pierna encima de una silla, para así tener mejor acceso a las ligas.
-Puedo ver la cara de perversión en mi hermano…- murmuró Emmett mirando la escena.
-No seas tonto- me susurré para que nadie más se enterara y vi que Jazz se acercó a mí y se quedó a nuestro lado.
-Porque es su hermano, si no, lo mataba…- susurró y yo rodé los ojos.
-Venga, vamos… ¡Vivan los hombres de las cavernas…!- no pude evitar decirlo y pude ver por el rabillo del ojo cómo Jazz se giró hacia mí con una sonrisa.
Edward le quitó la liga a Rose con una paciencia increíble y la sacó por completo de manera sensual, dejando ver el fantástico zapato de Rose. Luego, se giró hacia Alice y se la puso con cuidado.
-¡Guapa!- gritó un hombre con voz borrachilla y pude ver cómo los nudillos de Jazz se ponían blancos al apretarlos con fuerza.
-Relájate, es sólo un piropo- le recordé tocándole el brazo y pareció relajarse ante mis palabras.
Vaya par de celosos…
Bufé por lo bajo.
La siguiente, inesperadamente no fui yo, si no, la madre de David.
La pobre mujer, Megan, se ruborizó de inmediato cuando Edward le cogió la pierna y deslizó la liga por su hermosa pierna.
-Ésa es la reacción con los Cullen…- susurré yo para mí misma y Emmett rio por lo bajó, escondiendo su cabeza en el hueco de mi cuello.
Edward siguió llamando a mujeres y sentí cómo Emmett se relajaba con cada liga menos en las piernas de Rose…
Después de unas quince mujeres más, quedaba sólo una media en la pierna de Rose, una azul pastel, la única de ese color y volvió a coger el micrófono ante la atenta mirada de todos.
-Sólo queda una y ésta ya tiene dueña…- murmuró buscando con la mirada a la futura dueña y su mirada conectó con la mía.
Ya sabía yo de quién iba a ser esa última media…
-No me jodas…- murmuró Emm al darse cuenta de lo mismo que yo.
-Es de una persona muy especial, mi cuñada- siguió mientras me sonreía como un pequeño crío- Ella es especial tanto por dentro como por fuera y se merece todo lo bueno que pueda pasarle en la vida- bajó la mirada y la subió hacia la mía, de nuevo- Ella es Isabella Swan, por favor, Bella, ven aquí- me ofreció su mano y yo, totalmente avergonzada por sus preciosas palabras, solté a Emm y me encaminé hacia mi cuñado.
Casi toda la población masculina silbó cuando hice mi aparición delante de Ed. Cogí su mano y le sonreí ampliamente.
-Gracias por tus palabras- lo abracé y le besé en ambas mejillas antes de ponerme al lado de Rose- Te ves impecable, cariño- le guiñé y ella me sonrió.
Ed le quitó la liga a Rose con una delicadeza extrema y luego se dirigió a mí.
-Gracias por todo, Bella- susurró antes de coger mi pierna y posicionarla en su pierna- Te ves radiante, aunque preferiría que no se lo dijeras al cavernícola de mi hermano…- no pude evitar soltar una carcajada al escuchar sus palabras, justo como yo había pensado hacía una media hora…
Escuché más silbidos por parte de los hombres del público y la puso justo en medio de mi muslo, dejándola debajo del encaje de mi media.
-Gracias a ti por ser así- bajé mi pierna y puse mi vestido en su sitio y lo miré directamente a los ojos- Cuídala mucho, Ed, se lo merece- le sonreí y lo abracé una última vez antes de encaminarme al público.
-¡Debería ser ilegal tener ese cuerpo…!- gritó uno cuando bajé el primer escalón de la pista.
-Joder… ¡Bella, te amo!- dijo un imbécil.
Seguí mi camino, pero vi cómo Emmett venía hacia mí con claro enfado y me paré al pie de los escalones.
Pasó por mi lado y miré, por el rabillo del ojo, cómo cogía el micrófono.
-Esta hermosísima mujer es mía, absolutamente mía, caballeros- dijo con la educación exquisita Cullen- Así que babead ahora…- dejó el micrófono en su lado y me cogió por la cintura de manera posesiva y me besó ardientemente delante de todos, absolutamente todos…
Mis manos fueron hacia su nuca y lo siguiente que pasó, me hizo sonreír como una idiota.
Todos y cada uno de los invitados y familiares, aplaudieron ante el arrebato de Emm y yo no pude estar más que encantada.
Cuando tuvimos que respirar, nos separamos y pegamos nuestras frentes.
-Hombre de las cavernas…- susurré con la respiración agitada y él sonrió con sus dos hoyuelos.
 -Di que si, cuídala- gritó una mujer y sólo pude coger su mano y encaminarme hacia nuestro lugar inicial.
-Eso ha sido vergonzoso…- le susurré cuando todos se hubieron calmado.
-En absoluto, has estado de puta madre, tío- murmuró Jazz dándole un suave golpe en la espalda, lo que provocó que Emmett sonriera arrogantemente.
Comenzó a sonar el típico vals para abrir el baile y Ed y Rose comenzaron a moverse en la pista con una elegancia innata.
-¿Me concede este baile, señorita?- Emm hizo una reverencia ante mí mientras cogía mi mano, lo que me hizo reír.
-Por supuesto, caballero del siglo XV.
Le cogí su mano y nos dirigimos hacia la pista de baile.
Además de la elegancia innata de los Cullen, había que sumarle el moverse con una gracia y elegancia inigualables.
Terminó el vals con todos los invitados bailando y luego, el dj, puso una música más marchosa.
-Vamos, Bells, hay que cambiar a Rose y vestirla para su viaje- casi gritó Alice con Jazz a su lado.
-Sí, vamos- miré a Emm y le besé en los labios brevemente- Te amo, hombre de las cavernas- sonrió por mi apodo y me besó en la punta de la nariz.
-Te amo.
Alice me cogió de la mano y nos encaminamos hacia la mansión.
-¿Dónde está Rose?- pregunté cuando no la vi por ningún lado.
-Está en la habitación descansando de los tacones- asentí mientras subíamos las escaleras con una prisa sorprendente, ya que los innumerables centímetros que llevábamos dejaban mucho que desear para hacer algo más que caminar por una zona lisa…
Alice abrió la puerta de su habitación y nos encontramos a Rose casi desvestida.
-No puedo retener más al bebé aquí dentro…- dijo con ternura en su voz y asentimos las dos.
-Por supuesto, vamos, ayúdame, Bells- hice lo que me pidió y le quitamos el vestido y el corsé en un momento.
-Uf, qué alivio…- susurró acariciando su abultadita tripa.
-¿Estás nerviosa?- le pregunté mientras le hacía un masaje en los pies.
Alice se fue al armario a sacar el precioso vestido rosa que le habíamos comprado para la ocasión.
-La verdad es que no… ya están fuera todos los nervios, ahora sólo quedan mis hormonas revolucionadas y con ganas de sexo…- movió sus cejas sugestivamente y sonrió macabramente.
-No cambiarás nunca…- negué con la cabeza divertida mientras sonreía.
-Oh, vamos… tú eres peor que yo- arqueé una ceja y ella sonrió ampliamente- Yo también escuché los gemidos de anoche… y dijiste que debía descansar…- solté una carcajada.
-Ya… claro.
-¿Podéis dejar de hablar de sexo y mis hermanos?- ahora la rubia soltó una carcajada de las suyas, de esas que parecían salir del interior de la garganta de un camionero y Alice y yo no pudimos evitar seguirla.
Le recogimos los mechones que se habían soltado por las horas y la ayudamos a vestirse.
-Perfecta- susurré yo cuando la pusimos enfrente del espejo de pie para que pudiese mirarse.
-Increíble… te queda como un guante- murmuró la enana con una sonrisa casi dolorosa.
-Gracias, chicas, gracias por todo- se volvió hacia nosotras y nos abrazamos las tres- Os quiero muchísimo- sonreí y la apreté más contra mi pecho.
-Nosotras también te queremos, rubia- murmuré y ella soltó una risilla por las sacudidas de su pecho.
Ahora sólo quedaba esperar unos meses y tener al nuevo integrante de la familia entre nuestros brazos…



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VESTIDO Y ZAPATOS DE ROSALIE.







       










TRAJE DE EDWARD.

VESTIDO DE BELLA.               TRAJE DE EMMETT.




VESTIDO DE ALICE.              TRAJE DE JASPER.



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Buenas noches a tod@s.
Antes que nada...
¡¡¡¡¡FELIZ HALLOWEEN!!
Q esta terrorífica noche sea fantástica para tod@s vosotr@s!!! Ya sabéis que esta es la única noche del año en que la línea del mundo de los vivos y el mundo de los muertos está más fina que nunca y provoca que los dos mundos esté más cerca que nunca C:
Bueno... yo voy a celebrarlo en el túnel del terror... ya os contaré mañana a ver qué tal... ;)
Bueno, ahora al capítulo.
¿Qué os ha parecido? ¿Y las intenciones de los señores Hale? ¿Y ese adorable David?
Bueno... la boda ha salido a pedir de boca, incluso con el arrebato de Emm :D
La historia avanza y avanza y cada vez queda menos para el drama... ¿Qué creéis que pasará?
Por favor, dejad vuestros comentarios para saber vuestra opinión, sabéis que es muy importante para mí. De todas formas, os agradezco en el alma que sigáis leyendo mis historias y q sigáis entrando en el blog.
Parece q el nuevo calendario de publicación se está cumpliendo al pie de la letra de momento y esperemos que así sea por mucho tiempo ;)
Esta vez, no nombraré a ninguna chica en especial, sabéis las que sois especiales para mí, pero hoy quiero q os sintáis tod@s especiales, porque lo sois para mí, de verdad.
Espero q os hayan gustado las fotos, os la he puesto en este capítulo porque me parecía mejor ponerlo en éste que en el anterior. Como ya sabéis, las fotos las he cogido de google, nada me pertenece, por desgracia... ni el sexy vestido de Bella xD
Muchos besos y abrazos a tod@s,
Romiina R.

martes, 30 de octubre de 2012

¿AMARTE U ODIARTE?


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Capítulo 11: Creo en ti.
Yess pov. 

Abrí los ojos, totalmente sobresaltada, después de sentir mi cuerpo arder en sudor… 

Jazz se encontraba sentado en el sofá con una mano en mi pelo y la otra en mi cintura. Su cara parecía totalmente relajada y su respiración suave y rítmica. 

Sí, se había quedado dormido. 

Intenté incorporarme un poco, ya que mi cabeza descansaba en su regazo, pero fallé inútilmente. Me dolía todo el cuerpo y la cabeza… dios… iba a explotarme en cualquier momento. 

Cerré los ojos nuevamente y con la mano que descansaba encima de mi abdomen, restregué mi frente perlada en sudor. 

-¿Qué me pasa?- susurré para mí notando cómo me desvanecía de nuevo.
Me tranquilicé, o al menos lo intenté, para que mi respiración no estuviera así de errática y con temor de despertar a Jasper. 

Cuando estuve segura de que mi cuerpo respondía a mis órdenes, cogí la mano de Jasper y se la puse en el sofá con suavidad para no despertarlo.

Después de contar hasta diez, me levanté con cuidado y me dirigí directamente a la cocina para tomarme los medicamentos y un poco de agua. 

Justo cuando me había tragado las dos pastillas de golpe, mi móvil comenzó a sonar como un loco. Corrí hacia él, sintiéndome ligeramente mareada y descolgué con un susurro. 

-¡Yess!- era Romina. 

-Romina…- susurré y entré en mi habitación y cerré la puerta para que no molestar a Jasper. 

-¿Por qué susurras? ¿Qué tal te encuentras? ¿Te trata bien Jazz?- cerré los ojos a la vez que me dejaba caer en la cama con pesadez y me aparté el pelo de la cara con mi mano libre. 

-¿Por qué preguntas tanto?- suspiró- Susurro porque Jazz está dormido, me encuentro un poco mejor, pero para no tirar cohetes y sí, me trata demasiado bien- le aclaré y volví a escuchar otro suspiro. 

-Me alegro…- algo andaba mal, su voz no era sincera… 

-¿Qué pasa, Rom?- inquirí preocupada y decidí en ese mismo instante que necesitaba un baño como el comer. 

-Na… nada, no es nada…- su voz era nerviosa y no me creía nada de lo que me decía… 

-Enserio, dímelo- me levanté y me dirigí al baño. 

Entré en él y puse el tapón en la bañera y abrí el grifo, aspirando el vapor del agua ardiendo. 

-No quiero que te preocupes, ¿está bien?- rodé los ojos, ya que eso, a estas alturas, era al patético. 

-No sigas con tu actitud de madre, Romina, quiero saberlo ya, dime lo que sea- le pedí desesperada- ¿Pasa algo con Emmett? 

-¡NO!- gritó demasiado para mis débiles oídos y sentí un pitido en ellos- Emmett es un encanto, Yess, enserio- sonreí a medias porque todavía se me hacía muy raro ver al que un día fue el amor de mi vida con mi hermana…- He soñado con algo terrible- abrí mucho los ojos y corté el agua caliente. 

-¿Qué has soñado?- inquirí un poco nerviosa. 

-Vi a Jasper… lo vi con un bebé en sus brazos recién nacido y un enorme charco de sangre a sus pies…- volví a cerrar los ojos, ahora sí que me estaba desmayando. 

-¿Qu… qué dices?- susurré a duras penas. 

-Sí, cariño, no quiero que te preocupes, pero estoy tan angustiada y preocupada por ti…- la escuchaba con dificultad- No debería habértelo contado…- susurró angustiada. 

¿Por qué habría soñado con eso Romina? 

No era como si pudiese ser verdad… 

Todo esto era demasiado extraño. 

Me tranquilicé por segunda vez en este día, con más dificultad que la primera vez y exhalé todo el aire de mis pulmones. 

-Vale… tranquilízate, ¿de acuerdo?- le susurré- No va a pasar nada de eso, ha sido una pesadilla y ya, tienes que olvidarla. 

-De… de acuerdo- dijo vacilante. 

-¿Cómo ha ido el vuelo?- decidí cambiar de tema, ya me comería la cabeza más adelante con su sueño/pesadilla… 

-Bien, Emmett me ha cuidado en todo el camino, es tan bueno, Yess…- sentí una punzada en mi corazón, pero decidí olvidarla… tenía que hacerlo, yo ya no amaba a Emmett, mi hombre sólo estaba a unos metros de mí… 

-Me alegro- le dije sinceramente- Espero que todo os vaya genial, de verdad. 

-Nena- susurró lentamente- Perdóname, soy una burra… no debería estar diciéndote nada de esto, no es cómodo…- sonreí porque de verdad que muchas veces podría ser mi madre. 

-Por eso no te preocupes, cariño- sonreí más ampliamente- Eso ya es pasado, Romina, ahora tenemos que seguir adelante y no mirar atrás. Llegará el día en que todo esto sea lo más natural del mundo. 

-Necesito creer eso… 

-¿Lo extrañas?- hasta yo misma me sorprendí por mi amarga pregunta…
No pensaba que pudiera salir de mi boca y menos tan pronto, pero creo que la necesidad es la mayor de las fuerzas… 

-No- susurró con la voz más sincera que jamás le había escuchado- Te mentiría si te dijera que no lo quiero, es mi amigo, fue mi hombre hace muy poco y la clave fue que fue el primero, pero no por eso, lo extraño- aclaró- Quédate tranquila, cariño, te aseguro que no hay nada en mi corazón hacia Jazz que no sea amistad y cariño- dejé salir todo el aire de mis pulmones con una enorme sonrisa. 

Necesitaba escuchar esas palabras… 

-Gracias, Rom, de verdad, necesitaba que me dijeras eso. 

-Es la verdad, nena- sentí el sonido de unos besos- Bueno, voy a colgar, necesitamos descansar para mañana- soltó una risilla- Me has hecho cosquillas…- sonreí al recordar cómo era Emmett. 

-Bien, descansad, te quiero muchísimo. 

-Yo también, y…- abrí los ojos al escuchar ese suspenso en la frase- Yo no creo que tú extrañes a Emm…- y colgó dejándome confundida.

¿De verdad era así? 

Absolutamente, sí. 

Justo cuando iba a dejar el móvil encima del lavabo de mármol, sentí la cálida mano de Jasper en la mía. 

-Preciosa, ¿cómo estás?- lo miré directamente a los ojos y lo abracé con mis ojos bañados en lágrimas. 

-No sé cómo estoy…- susurré a duras penas por mis sollozos y él intentó separarme de su cuerpo, pero yo se lo impedí- Necesito creer en ti…- le susurré empañando su camisa con mis lágrimas. 

-¿Qué pasa, Yess? ¿Qué necesitas creer?- inquirió mientras me acariciaba el pelo con suavidad. 

-Necesito saber que tu corazón sólo tiene una dueña y que ésa sea yo- cerré más los ojos, apretándolos e intentando que las lágrimas no siguieran saliendo- Necesito saber que te has olvidado completamente de Romina…- susurré con la voz rota y él enterró su cara en el hueco de mi cuello, aspirando y besando la base del mismo. 

Intentó separarse de mí y ésta vez lo dejé. 

-Yess, te juro por mi vida y por mi existencia, que tú eres la única que reina mi corazón, tú eres la única que me hace suspirar, tú eres la mujer de mi vida- suspiró cogiendo mi cara con ambas manos para limpiar mis lágrimas con sus pulgares- Eres la única que quiero en mi vida, tú lo eres TODO, te lo juro, Yess, no hay ningún pensamiento para ninguna otra mujer, sólo eres tú- pude ver en sus ojos tan azules como el mar la más sinceridad profunda, la peor angustia de todas por creerle, el mayor amor de todos… 

-¿De… de verdad?- me sorbí la nariz y lo miré más profundamente. 

-Te lo juro, mi vida- se acercó un poco más a mí y me besó tiernamente en los labios- Me he vuelto completamente loco cuando me he despertado y no estabas a mi lado…- sonreí a escasos centímetros de sus labios- Sólo quiero tenerte en mis brazos para siempre y hacerte olvidar todos los momentos malos del pasado. 

Ahora fui yo quien se acercó a él y lo besó profundamente. 

PVO ROMINA 

El camino rumbo al aeropuerto fue breve entre la linda canción que me dedicó Emmett  y la incertidumbre de lo que se venía, hacía mucho que no tenía esta sensación de incertidumbre, miedo pero a la vez alegría que hoy me embargaba…

Nada me garantizaba que todo iría mal, sin embargo nada tampoco me garantizaba que todo sería miel sobre hojuelas, si algo había aprendido en estos días es que nadie puede exigir una vida perfecta, la vida misma es perfecta dentro de su imperfección; no puedes pedir más de lo que la vida puede dar, muchas veces no tenemos todo lo que queremos pero podemos querer lo que tenemos para iniciar a luchar por lo que aún no tenemos.

Esa fue mi lección de estos problemas, aprendí de la vida, me caí y cometí errores al dejarme llevar, pero al final como dice el dicho: “no hay mal que por bien no venga”, de cierta manera todo lo que pasó me llevó a la felicidad que hoy compartía con mi novio.

-¿Qué piensas preciosa?-. Preguntó Emm sacándome de mi ensoñación mientras entrábamos al estacionamiento del aeropuerto internacional.

-Que en ocasiones te obsesionas porque las cosas salgan de una manera determinada, te fías demasiado de tu pensamiento o de tu sentir, sin buscar el equilibrio que es realmente la felicidad-. Respondí sonriendo abiertamente.

-No te arrepientas de nada guapa, las cosas pasan por algo y hoy inicia nuestro amor, nuestra aventura-. Contestó mi novio con esos hoyuelos tan lindos que siempre enmarcaban sus alegrías.

-Te amo ¿lo sabes?, no imaginas el dolor que me da el solo pensar en perderte lo mucho que la distancia me hería y lo maravilloso que es despertar rodeada en tus brazos sabiendo que todo irá bien de ahora en adelante-. Murmuré con la voz rota por las lágrimas de gozo que se empezaban a escapar de mis ojos. 

-Yo te amo mucho más, por ti iría hasta el fin del infinito y volvería sólo por ver tu sonrisa, no imaginas el bien que me hace tu presencia-.  Dijo mientras estacionaba el Jeep, para acercarse a mí lentamente y darme un beso cargado de pasión, comprensión y amor.

-Jamás te alejes por favor, nunca sueltes mi mano-. Supliqué sincerando los últimos miedos que aún guardaba mi alma.

-Te juro que mientras no me quieras sacar de tu vida siempre estaré para ti, te apoyaré, cuidaré y haré de tu vida la más feliz posible-. No resistí la tentación ante sus palabras y me abalancé sobre él en un beso de pacto, fuerte, posesivo y pasional.

Pasaron unos segundos hasta que nuestra respiración se volvió errática y a sabiendas de lo que se vendría si no nos separábamos pronto, con los labios hinchados y una sonrisa traviesa en la boca de ambos salimos tomados de la mano del jeep con las maletas a nuestros costados.

-¿Me podrían prestar sus tickets de abordaje por favor?-. Pidió amablemente la aeromoza al notar la distracción de ambos.

-Claro, tome-. Respondí extendiéndole los boletos del avión,  al poco rato estábamos subidos y almorzando una deliciosa pasta a la bolognesa con vino blanco para acompañar.

Sin darme cuenta caí dormida en el transcurso de vuelo, habían sido demasiadas las experiencias en tan pocos días y mi mente había trabajado el doble de lo normal para procesar todo y aceptar los cambios; así que ahora me pasaba la factura con un inagotable sueño.

El principio del sueño fue tranquilo, yo estaba recostada en mi cama de Chicago, sentía a Emm a un costado mío trazando suaves e inexistentes círculos en mi brazo, pero poco a poco todo se volvía oscuro, escuchaba los gemidos de dolor de una mujer que gritaba desgarrada, me levantaba y corría hacia donde procedían los alaridos, y me encontraba con Jassper con una bebé en brazos, parecía recién nacida, con un charco de sangre a sus pies…

Sobresaltada desperté con la respiración agitada y la pupila moviéndose a mil por hora, Emmett me miró angustiado…

-¿Qué pasa?-. Inquirió asustado, acariciando mi cabello intentando calmarme.

-No va da nada, ah sido solo una pesadilla-. Dije sumiendo mi cabeza en su pecho aspirando su varonil aroma.

-¿Quieres hablarlo?-. Cuestionó dándome un beso en la coronilla, su presencia era extrañamente relajante.

-Quizá más tarde, por ahora solo quiero volver a dormir, ¿vale?-. Dije quitando la división entre ambos asientos para poderme acurrucar en el regazo de Emmett.

-Cuando quieras, aquí me tienes, descansa ahora cariño-. Dijo tapándome con una colcha dado que el ambiente se comenzó a tornar frio.

Tardé unos minutos para reanudar el sueño, apenas y lo pude conciliar, aparentemente morfeo estaba peleado a muerte conmigo, tras media hora de intentos infructuosos, un tanto frustrada abrí los ojos topándome con que Emm se había dormido con su brazo aferrado a mí.

Alcé mi mano levemente para acariciar su mejilla, dormido parecía un pequeño crío, sus hoyuelos se marcaban levemente y los rayos del sol daban un aspecto negro cuervo de ala a su cabello, dándole una imagen casi celestial…
No comprendía el porqué de mi extraño sueño, ni de esta sensación entre angustia y alegría que se posaba en mi pecho y corazón, quizá solo eran los nervios de este cambio en mi vida… tal vez mi mente aún no aceptaba ver a mi ex pareja con mi hermana… pero ¿Por qué esta extraña sensación?

Decidí enviarle un breve texto a mi Yess, tal vez eso le diera un poco de paz a mi alma, ya más tarde le llamaría y me aseguraría que estuviera bien, una vez que hubiésemos aterrizado y yo me encontrara en la comodidad de mi piso.

Querida Yess:
Hermanita, espero te encuentres mucho mejor, me quedé un poco angustiada por tu semblante, ¿has tomado ya tus medicamentos?, ¿cómo te cuida Jassper?
Haz el favor de no ir a clases, lo más conveniente es que te cuides y te recuperes por completo.
Te llamaré en cuanto aterrice.
Todo mi cariño.

Envié el mensaje y puse la reproducción aleatoria de música en mi celular, mientras me ponía los auriculares para no interrumpir el sueño de Emm…
Una media hora más y  llegaría por fin a mi destino.

Ya no importa cada noche que espere,
Cada calle o laberinto que crucé,
Porque el cielo ha conspirado en mi favor
Y en un segundo de rendirme te encontré…

Piel con piel,
El corazón se me desarma,
Me haces bien,
Enciendes luces en mi alma.

Creo en ti
Y en este amor
Que me ha vuelto indestructible,
Que detuvo mi caída libre.

Creo en ti
Y mi dolor se quedo kilómetros atrás…
Y mis fantasmas hoy por fin están en paz…

El pasado es un mal sueño que acabo,
Un incendio que en tus brazos se apago,
Cuando estaba a medio paso de caer
Mis silencios se encontraron con tu voz.

Te seguí y rescribiste mi futuro
Es aquí mi único lugar seguro…

Creo en ti
Y en este amor
Que me ha vuelto indestructible,
Que detuvo mi caída libre.

Creo en ti
Y mi dolor se quedo kilómetros atrás
Y mis fantasmas hoy por fin están en paz…