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Capítulo
44: Fiesta (PARTE II).
Edward pov.
No pude
evitar sonreír al ver su radiante sonrisa.
Tampoco
pude evitar mirar hacia abajo a su cuerpo, deleitándome, nuevamente, por su
perfecta figura…
Sonreí aun
más, como si eso fuera posible, cuando me quedé mirando fijamente a su vientre…
Mi hijo
crecía cada vez más y yo no podía estar más orgulloso de que mi hermosa mujer
llevase su vida en su interior.
En ese
momento, unos camareros muy bien uniformados y con una enorme sonrisa en la
cara, comenzaron a repartir, de entre todos lo invitados, copas de champán.
-Por favor,
señor Collins, acérquese aquí- llamó el señor Andrew a mi amigo, que se
encontraba a mi lado.
Miré por el
rabillo de ojo para ver su reacción y sólo pude sonreír más…
Estaba
coqueteando completamente con un pobre camarero que tenía cara de poema.
-Eleazar,
te llaman- le susurré bajito para que nadie se diese cuenta del flirteo, ya que
todos los invitados comenzaban a mirarse entre ellos al ver que nadie subía al
escenario.
-Cla…
claro- tartamudeó y yo sólo pude soltar una pequeña carcajada- Muy gracioso…-
susurró antes de darme un codazo en las costillas mientras pasaba por mi lado
para ir hacia el encuentro de Bella y el señor Andrew.
Yo por mi
cuenta, sonreí aun más y dejé de mirarle para posar mi mirada en esos pozos
chocolates que me miraban con atención.
Pude ver
cómo no nos quitamos la mirada en ningún momento, siquiera cuando me tendieron
mi copa de champán y sólo murmuré un “gracias”, pero yo no fui el único… Bella,
tampoco prestó demasiada atención a la chica que le tendía la copa,
simplemente, la cogió y sus labios se movieron lentamente, diciéndole algo.
Su mirada
dejó la mía tan sólo cinco segundos, el tiempo que tardó en susurrarle algo al
señor Andrew y ponerse en su lugar, justo enfrente del micrófono, a la vez que
su mirada se posaba en la mía nuevamente.
-Ahora dirá
unas palabras mi compañero y amigo, Eleazar Collins- comenzó de nuevo a decir
con su melodiosa voz- Pero antes de eso, tengo que agradecerle a otra persona
el poder llevar a cabo todo esto y todo lo que soy- me miró más profundamente
con esos ojos preciosos y profundos que destilaban amor- Tengo que agradecerle
a la persona con la cual quiero pasar el resto de mis días, esa persona que le
di un “si, quiero” hace tan sólo dos meses- sus ojos estaban muy brillantes,
provocado por las lágrimas que más pronto que tarde se escaparían de sus
hermosos ojos- Mi hombre, mi esposo y el amor de mi vida, Edward Cullen- me
señaló con la copa- Eres la persona a la que más amo en esta vida y sólo espero
que nuestro hijo nazca sano y fuerte- se tocó su vientre con la mano libre y se
escuchó un “oh” por parte de todas las féminas presentes- Sé que he sido una
testaruda… - todo el público, incluido el señor Andrew y Eleazar, que ahora se
encontraba en las escaleras laterales del escenario, sonrieron- Por querer ir a
trabajar cuando verdaderamente no podía por mi delicado estado- una solitaria
lágrima se escapó de su ojo derecho sin poder contenerlo, recordando ese
trágico día, ya pasado y solucionado, y yo sólo quería borrar esa lágrima con
mis labios y hacerla sentir mejor. Me moví hacia delante para ir hacia el
escenario y consolarla, pero, de nuevo, escuché su voz angelical- Pero no por
eso no he dejado de quererte ni un poquito- me paré en seco y la sonrisa que
tenía al principio, se amplió más, haciéndolo casi doloroso, pero me daba lo
mismo… mi esposa se estaba luciendo con creces esta noche y saber todos sus
pensamientos y que todos los supieran, me llenaba el corazón y el pecho de
alegría y amor por ella- ¡Te amo, Edward Cullen!- dijo antes de sonreír con la
sonrisa más preciosa y radiante que podía tener, la misma que hicieron sus
labios cuando me dijo que llevaba la vida de nuestro hijo en su interior.
Ya no podía
tener mis brazos por más tiempo vacíos sin su cuerpo entre ellos, ya no podía
seguir sonriendo de lejos y mirarla con todo el amor que le profesaba.
Ya no.
Dejé mi
copa en la misma bandeja de la misma chica que me la había servido y me
encaminé hacia mi bella esposa. Creo que corrí un poco rápido hacia ese
escenario, que se encontraba a unos escasos cincuenta metros.
Pasé por el
lado de Eleazar, que me palmeó el hombro y me subí inmediatamente encima del
escenario, viendo la enorme sonrisa y los ojos brillantes de Bella y la sonrisa
feliz del señor Andrew.
La aparté
con suavidad y le cogí la cara con ambas manos.
-Te amo más
que a todo en esta vida, Isabella Marie Swan, lo eres todo para mí,
absolutamente todo- le susurré a escasos centímetros de su boca, haciendo que
su boca se entreabriera y me mirara con los ojos más oscurecidos de lo normal.
No esperé a
nada más, su mano, la que tenía libre de la copa de champán, se posó en mi
brazo y uní nuestras bocas en un beso cargado de amor y dulzura.
Escuché de
fondo todos los aplausos del público, pero yo sólo era consciente de cómo su
mano había subido hacia mi nuca y cómo su tranquila respiración pasaba a ser
incontrolada…
Su aliento
se coló en mi boca cuando un pequeño jadeo salió de su boca, provocado por mi
lengua insaciable.
Decidí
parar, por el bien de nosotros, porque si esperaba más tiempo, dudaba,
gravemente, que lo pudiera hacer en un futuro próximo…
-Te amo- le
volví a susurrar con voz jadeante y ella me dedicó una preciosa sonrisa que me
llegó hasta el fondo de mi corazón.
-Y yo a ti,
hermoso, más que a nada- me susurró antes de abrazarme y aspirar en mi cuello,
llenándose por completo de mi aroma.
Sonreí como
un auténtico imbécil sin poder evitarlo.
Nos
separamos al cabo de los minutos y miramos hacia todo el público, Bella con sus
evidentes mejillas sonrosadas.
Era
completamente adorable.
-Buenas
noches- saludé cogiendo el micrófono con una mano y con la otra, atrayendo a mi
mujer a mi cuerpo- Yo soy Edward Cullen, el hombre más afortunado de todo el
mundo- todo el público sonrió ampliamente- Y me tienen que perdonar por mi
atrevimiento…- dije nombrando lo evidente y en ese momento, sentí una mano
apoyarse en mi ante brazo.
-No te
preocupes, Edward, yo hubiera hecho lo mismo- el señor Andrew sonrió y todo el
público aplaudió escuchando todo lo que había dicho, provocando que el hombre
sonriera más ampliamente.
-Muchas
gracias, Andrew- el hombre me guiñó un ojo e hizo que Eleazar subiera al
escenario.
-Voy a
bajar de aquí, no quiero quitaros vuestra importancia en esto- le susurré muy
cerca de su oído, provocando que un leve estremecimiento pasara por su cuello,
erizando los vellos de su suave piel.
Sonreí de
nuevo.
-No tienes
por qué hacerlo- me susurró de la misma forma, provocando que mi amiguito se
despertara un poco…
Bien… esto
no podía pasar ahora y aquí delante de mucha gente…
Y no
ayudaba en nada mirar sus labios, ahora rojos por mis labios, y con el labial
completamente distorsionado por sus perfectos labios, haciéndola salvaje y
dulce a la vez.
-No te
preocupes, mi vida, te estaré esperando como la reina y mejor arquitecto de
todo el mundo- me separé de ella y me dedicó una sonrisa preciosa.
-Está bien,
no te alejes demasiado, guapo- me guiñó y le besé en el dorso de la mano antes
de encaminarme hacia las escaleras.
-Eso sí que
es romanticismo…- me susurró Eleazar cuando pasé por su lado y sólo pude
sonreírle como si el mundo se fuera a acabar en este instante…
No me pasó por
desapercibido las miradas de varias chicas cuando pasé de largo delante de
ellas, tampoco cuando una mujer, de unos treinta años, me rozó el hombro por
“accidente”, pero me daba absolutamente igual…
Esta noche
me daba igual todo lo que no tuviera que ver con Bella y mi hijo…
Me puse
justo enfrente del escenario, justo enfrente de ella y no escuché ni miré nada
más…
De lo único
que pude cerciorarme fue de que Eleazar se puso detrás del micrófono con su
sonrisa Colgate y de cómo mi mujer me miraba directamente a los ojos.
No sé
cuánto tiempo pasó, tampoco era que me importara, simplemente estaba admirando
la perfección hecha mujer y lo mejor de todo, es que era mía.
Absolutamente
mía.
Pude volver
a la realidad, o mejor dicho, al entorno exterior cuando todos se bajaron del
escenario. Seguí con mi mirada el movimiento de sus caderas y sus piernas al
andar, dejando, de nuevo, ese trozo de piel expuesta que me volvía
completamente loco.
Les sonrió
a todos con su copa de champán en la mano y siguió su camino para rencontrarse
conmigo, pero yo no pude esperar más tiempo del necesario y caminé,
rápidamente, en su dirección.
Muy pronto,
se coló en mis fosas nasales su inconfundible perfume sólo pude sonreírle antes
de abrazarla con toda la delicadeza del mundo, como su fuera una muñeca de un
fino y precioso cristal.
-Te amo- le
volví a repetir y sentí la sonrisa de sus labios en mi cuello.
-Y yo a ti,
te amo, Edward, te amo- se apretó más contra mi cuerpo, sintiendo toda su
calidez y dulzura y ahora podía ir al cielo perfectamente.
Podría
morir en sus brazos una y otra vez sin que me importara…
Miré a
todas las personas de nuestro alrededor y pude darme cuenta cómo nos sonreían y
nos miraban con melancolía. También otras, más bien, féminas, miraban a Bella
con odio y envidia.
Sí, tener
una belleza inigualable es lo que conllevaba a eso.
Las taladré
con la mirada y miraron hacia otro lado mientras pasaban a lo que supuse sería
el comedor. Tampoco había prestado demasiada atención al personal de servicio
si nos habían avisado o no para pasar a cenar…
-Todo el
género femenino ha quedado encantado con tus palabras…- me susurró mi ángel y
sólo pude sonreír mientras la separaba lo justo de mí para poder mirarla a los
esos dos chocolates.
-La verdad
es que me da lo mismo lo que opinen mis palabras…- le susurré de la misma
forma- Sólo me importas tú, mi ángel hermoso- sonrió ante mis palabras y se
acercó a mí.
-Me alegra
saberlo- sonrió arrebatadoramente y me cogió el cuello con sus pequeñas manos y
unió nuestros labios.
Fue un beso
lento, sin prisas, pero con una pasión indescriptible…
Se separó
al cabo de los pocos segundos, para mi angustia, y me sonrió de la misma forma
que antes.
-Vamos,
todos nos esperan para cenar- me dijo sin dejar de mirarme a los ojos,
penetrándome con toda su pureza y sensualidad.
No tenía
por qué decir que mis pantalones se estaban haciendo pequeños, de nuevo, ante
mi amiguito medio espabilado…
-Seguro-
fue lo único que le dije antes de coger su mano e incitarla a caminar hacia el
comedor.
En ese
momento, que vi las copas de champán medio llenas y otras completamente vacías
encima de la barra del bar, me acordé de algo.
-Bella- la
llamé antes de pasar por las dos puestas abiertas del enorme salón y pararme
justo donde comenzaba la elegante alfombra negra que decoraba el suelo- ¿Te has
bebido la copa de champan entera?- le dije apretando su mano un poco y ella me
miró con su perfecta ceja alzada.
-No, ¿por
qué?- me dijo con cara de confusión.
-Porque no
deberías beber alcohol, ya sabes que es malo par…- no me dejó acabar. Su dedo
índice se puso encima de mis labios, sellándolos por completo.
-Sí, lo sé-
sonrió deliciosamente y pude ver, por el rabillo del ojo, cómo la testosterona
estaba subiendo a niveles críticos…
Algunos
imbéciles la estaban mirando como si fuera un trozo de carne completamente
comestible, dejando sus asquerosas miradas demasiado tiempo en su trasero…
Estaba
comenzando a ver todo completamente rojo…
-Edward-
escuché que me llamaba y centré toda mi atención a su preciosa cara de ángel
para poder tranquilizarme y no sacar a patadas a algunos idiotas de aquí- ¿Qué
pasa?- me preguntó con la ceja más alzada que antes.
-Nada- le
dije sin querer decir más nada y ella lo dejó pasar, sabía perfectamente que me
pasaba algo o mejor dicho, me conocía demasiado bien.
-Te decía
que sólo me he mojado los labios con el champán…- me sonrió seductoramente y
cerré los ojos, sólo dos segundos, para poder tranquilizarme y no imaginar esos
jugosos labios mojados de champán encima de mi boca…
-Me alegro-
le sonreí y le besé en los labios rápidamente antes de reanudar nuestro camino.
-Eres
increíble…- murmuró Bella mientras negaba con la cabeza divertida.
Yo sólo
pude sonreír y pegarla más a mi costado mientras pasaba mi mano por su baja
espalda, sintiendo su piel desnuda y expuesta, haciéndome enloquecer con cada
caricia que le daba. Sentí cómo su piel se estremecía y de su boca salió un
suspiro que hizo que mi miembro, ahora medio dormido, diera un latigazo en mis
pantalones.
Bien…
contrólate, Edward Cullen.
-Allí está
nuestra mesa- susurró Bella con la voz un poco ronca mientras señalaba, con su
preciosa barbilla, hacia la derecha.
Levanté mi
vista y dejé de mirar por el rabillo del ojo el movimiento que hacían sus
pechos sueltos y libres de cualquier sujeción.
Por el bien
de mi autocontrol.
Pude ver al
señor Andrew, a una hermosa mujer de mediana edad, a Eleazar, a Ángela y a
otras personas en la mesa dónde nos sentaríamos. Justo en medio de la mesa,
había dos sitios libres.
-Hola,
chicos- nos saludó Eleazar con una sonrisa y todos los hombres se levantaron
cuando vieron que Bella y yo habíamos llegado.
-Buenas
noches- dijimos los dos al unísono y todos asintieron sonrientes.
-Mis
queridos Bella y Edward- comenzó el señor Andrew con una sonrisa de niño
pequeño- Tengo que presentaos a mi hermosa esposa- cogió la mano de la hermosa
mujer que estaba a su lado y la besó con un cuidado increíble- Ella es Betty,
la mujer de mi vida- todos soltamos una pequeña risilla la mujer se acercó a nosotros- Betty, ellos
son Bella y Edward, mis recientes chicos favoritos- sonreímos ampliamente ante
sus palabras y Bella y Betty se besaron en las mejillas antes de que la mujer
le diera un abrazo a Bella.
-¡Al fin la
conozco, señora Cullen!- dijo con efusividad.
-Dígame,
Bella, por favor, señora Raven- le dijo Bella con incomodidad.
-Oh, está
bien- la mujer sonrió y se separó de ella- Entonces llámame, Betty- Bella
asintió y le sonrió- ¿De cuánto estás, querida?- Betty le pidió permiso a Bella
con la mirada para ver si podía tocar su vientre y mi dulce ángel asintió con
una sonrisa radiante.
-Estoy de
tres meses y medio- le dijo mientras miraba hacia las manos de Betty, ahora
apoyadas en su vientre.
-Oh-
exclamó con una enorme sonrisa- Muchísimas felicidades, debes estar feliz.
-Lo estoy,
créeme que lo estoy- dijo con una sonrisa.
-Oh, que
falta de educación la mía- exclamó de pronto y me pude dar cuenta que el
vocabulario de esta mujer se centraba en la palabra “oh”.
Sonreí sin
poder evitarlo y vi cómo se ponía enfrente de mí con una sonrisa sincera.
-Encantada
de conocerle, señor Cullen- me estrechó la mano, pero yo se la cogí y se la
besé con elegancia.
-Igualmente,
señora Raven- la mujer se ruborizó un poco y pude ver cómo Bella me miraba de
manera burlona- Puede llamarme Edward.
-Está bien,
Edward- sonrió a la vez que sus mejillas se ponían más rojas aún, de manera muy
graciosa, pero nada era en comparación con el rubor de mi preciosa esposa-
Debes de tenerla muy contenta- me susurró de pronto y yo la miré fijamente- Sus
ojos brillan con una felicidad increíble- sonreí sin poder evitarlo- Me
recuerda tanto a mí a su edad…
Esta mujer,
definitivamente, me recordaba a mi madre. Tanto por su amabilidad como por su
sinceridad.
-La verdad
es que no sería nadie sin ella- le confesé y ella soltó una pequeña carcajada
que nos hizo reír, con ella, a todos.
-Me alegro mucho,
hijo- me sonrió y se giró para susurrarle algo a Bella en el oído, que hizo que
su melodiosa risa sonara por todo el salón, y volvió al lado del señor Andrew.
-Buenas
noches, señores Cullen- nos saludó Ángela y Bella el dio un abrazo.
-Hola,
Ángela- murmuró Bella y la muchacha sonrió- Ya te he dicho miles de veces que
no me llames señora Cullen ni a Edward tampoco- se separó de ella y cogió mi
mano para entrelazarla con la suya.
-Bella,
tiene razón, Ángela- ambas me miraron- Puedes llamarme Edward- le sonreí y las
dos me devolvieron la sonrisa.
-Está bien-
dijo ella un poco incómoda.
-¿Cómo está
yendo todo?- le preguntó Bella con una sonrisa.
-Perfectamente
bien, Bella- sonrió- Creo que no quedará ni una casa por vender cuando termine
la noche- Bella amplió más su sonrisa al igual que yo. Eso eran buenas noticias,
muy buenas noticias.
-¿¡Enserio!?-
medio exclamó medio gritó.
-Sí,
enserio, está gustando mucho, Bella, están más que encantados con todos tus
bocetos y tus ideas- Bella se acercó más a mí y me besó en la mejilla sin dejar
de mirar a Ángela.
-Me alegro
tanto, Ángela, estoy tan contenta- dijo Bella apretando mi mano en un claro
signo de euforia- ¿Te han preguntado mucho?
-Bueno…
unos más que otros…- los tres soltamos una pequeña risilla- Pero sí, han
preguntado bastante y han quedado totalmente satisfechos con mis respuestas-
dijo la chica entusiasmada.
-Muy bien,
Ángela, muchas gracias por todo- Bella le sonrió de nuevo.
-No tiene
que dármelas- la chica sonrió- Es mi trabajo y disfruto con él- aclaró- También
preguntaron por el señor Collins.
-Ah, claro-
Bella miró hacia Eleazar y le guiñó un ojo- ¿Le habrás dicho que este proyecto
es tan mío como de él, verdad?
-Por supuesto-
Ángela amplió su sonrisa- Le ha parecido increíbles que unos chicos tan jóvenes
como ustedes, hayáis podido llevar a cabo todo esto.
-Eso es
muy, peor que muy buena señal- intervino Eleazar y lo miré con una sonrisa.
-¿Has
escuchado? Está gustando, Eleazar y se va a vender todo el proyecto completo-
dijo entusiasmada Bella antes de abrazar a nuestro amigo.
Sonreí.
-Somos un
buen equipo, siempre lo hemos sido- murmuró Eleazar mientras me miraba con una
sonrisa.
-Sí- Bella
se separó de él y le besó en la mejilla.
-Ángela,
quiero que te vayas en cuanto termine la fiesta, no quiero que estés aquí y que
algún listillo te aborde a preguntas que no tienes por qué responderlas tú-
dijo Eleazar serio.
-Cla…
claro, señor Collins.
-Llámame
Eleazar- sonrió- Hazme caso, los últimos compradores siempre hacen lo mismo
para querer enterarse más allá de lo que tienen que saber y eso no nos interesa,
más que nada porque habrá empresas infiltradas aquí que quieran esto- susurró Eleazar
más bajo de lo normal mientras señalaba con la barbilla a todo en general y
Ángela asintió- Si necesitan algo, dales el número de Bella o el mío y ya
nosotros sabremos qué hacer- le guiñó el ojo y la chica volvió a asentir.
-Entendido-
murmuró Ángela.
El señor
Andrew me presentó a todos los presentes, ya que eran los compañeros de Bella y
por tanto, los conocía.
Todos los
hombres ayudamos y esperamos que las damas se sentaran en sus respectivas
sillas para, después, sentarnos nosotros.
Todos los
camareros comenzaron a moverse rápidamente, trayendo copas de vino, tanto
blanco como rosado, y los entrantes a cada mesa con una elegancia exquisita.
Bella me
cogió la mano y me sonrió antes de girar su cabeza y comenzar a hablar con
Betty.
-Tío, la
tienes completamente loca…- me susurró Eleazar en el oído y lo miré con una
sonrisa y una ceja alzada.
-Es mi
mujer y todo lo que he dicho es la completa verdad- le aclaré y él sonrió.
-Lo sé,
pero desde que estás aquí, ella ha cambiado mucho- dejé de sonreír y lo miré
con confusión- Verás… Bella sonreía y se divertía, pero jamás la había visto
con esta vida- señaló con su barbilla hacia mi derecha, que era donde se
encontraba mi esposa y sólo pude sonreír ante la imagen que me mostraban mis
ojos.
Bella
estaba con mi mano agarrada, apoyada en su delicado muslo y la otra, estaba
encima de su pequeño vientre, haciendo círculos por encima de la fina tela del
vestido.
-Sus ojos
brillan de una forma muy especial- siguió hablando Eleazar- No sabes las ganas
que tenía de que volvieras…- ahora sí que me giré hacia su dirección, ¿qué le
habría contado Bella sobre mí?
-¿Qué es lo
que sabes exactamente?- le pregunté con curiosidad y él sonrió de nuevo.
-Todo- dijo
sin más- Absolutamente todo- asentí y le animé a que siguiera- Cada vez que
Alice venía y le contaba que había hablado contigo, su cara se iluminaba y la
sonrisa el duraba todo el día, incluso cantaba mientras trazaba los bocetos…-
sonreí al imaginármela así- Pero, había otros días que tenía que sacarle la
sonrisa con un saca corchos- solté una pequeña risa sin poder contenerme- No
sonreía si no sabía nada de ti, la excusa que ponía era que no podía tener todo
el día una sonrisa en su boca…
-Sí, muy
típico de Bella…- le dije mientras negaba con mi cabeza ligeramente y la veía
por el rabillo del ojo.
-La
cuestión es que quiero darte las gracias, tío- volví a girar mi cabeza en su
dirección y alcé una ceja.
-¿Por qué?-
ahora sí que estaba confundido.
-Por todo-
dijo como su fuera obvio- Por devolverla a la vida, por amarla como la amas,
por todo, no creo que encontrara a un hombre igual de bueno que tú- sonrió como
si estuviese recordando algo- No sabes la de veces que la escuché gritando tu
nombre mientras cantaba…
Sonreí sin
poder evitarlo.
¿Podía ser
más perfecta?
No.
No podía.
-¿Mientras
cantaba?- le pregunté de manera burlona y él asintió de la misma forma.
-Sí, le
cambiaba el nombre de la letra original por el tuyo y la verdad es que era muy
gracioso- ambos reímos, provocando que todas las miradas de nuestra mesa y
algunas de nuestros alrededores, se clavaran en nosotros.
-No tienes
que dármelas, Eleazar, enserio- le palmeé el hombro con la mano que tenía
libre- Siempre la amé, quise olvidarla, te juro que quise olvidarla porque no
podía estar lejos de ella por más tiempo…- Eleazar me miró con pena- Pero el
amor que sentía por ella era tal que me obsesioné- le aclaré y él me miró
confundido- Le hacía a mi hermana un interrogatorio todos los putos días para
saber qué era lo que hacía, con quién salía… todo- ahora fue el turno de
palmearme el hombro a mí.
-Lo imagino…
habéis tenido que pasarlo realmente mal- asentí- Bella tampoco dejó de amarte
nunca- sonreí asintiendo.
-Lo sé y la
verdad es que el que tiene que agradecer algo soy yo- le sonreí- Gracias por
cuidarla como si fuera tu propia hermana, gracias, de verdad.
-Bah- agitó
su mano restándole importancia- No tienes que dármelas, la he cuidado y cuidaré
porque, como tú has dicho, la quiero como a mi propia hermana y eso nunca va a
cambiar- asentí sonriente y ambos cogimos nuestras copas de vino blanco
espumoso e hicimos un pequeño brindis entre nosotros mientras sonreíamos
ampliamente.
-Te amo- me
susurró mi esposa en el oído, rozando con su lengua el lóbulo de mi oreja,
provocándome e incitándome a que me la besara con todas las ganas que tenía,
aquí y ahora.
Y quizás
algo más si no tuviésemos tanto público…
-Te amo- le
dije de la misma forma antes de acercarme a su rostro y besarle en la mejilla,
lo que provocó que sonriera dulcemente.
Yo pedí
pescado, al igual que Bella, Eleazar y Betty, mientras que todos los demás
pidieron carne.
Comenzamos
a comer la deliciosa comida entre risas y conversaciones muy entretenidas. Al
parecer Betty era decoradora de interiores, al igual que mi madre, y casualmente,
muy casualmente, había concordado una cita con ella para mañana.
-Esme es
increíble- dijo Bella antes de meterse un trozo de pescado en su pequeña boca.
-Seguro que
lo es, teniendo a este Edward como hijo, seguro que será un encanto- sonreí
ante las palabras de la amable mujer y bebí un sorbo de mi vino blanco.
-Es una
mujer excepcional- le dije sinceramente- Es leal, amable, cariñosa, dedicada a
los suyos y tremendamente maternal.
-Ojalá y
todos los hijos hablaran de una madre de esa forma, Edward, querido- dijo con una
hermosa sonrisa en su rostro y yo me encogí de hombros.
-Es lo que
opino y jamás cambiaré mi opinión sobre ella- todos asintieron en la mesa, que
hasta ahora, no me había dado cuenta de que estaban pendiente a nuestra
conversación.
-Créeme,
Betty, Esme te encantará, os haréis muy buenas amigas- intervino Bella con una
preciosa sonrisa en su hermosa boca.
-Ojalá, la
verdad es que necesito a una amiga que tenga mis mismos gustos en este enorme ciudad…-
todos sonreímos- Allí, en Inglaterra, tenía algunas amigas y las tuve que dejar
al venirnos aquí, así que ya es hora de encontrar a alguien con quien
comunicarme libremente… y por supuesto, que no sea mi marido- ahora sí, todos
soltamos una carcajada, incluso el señor Andrew.
-No sabía
que te molestara mis interesantes conversaciones…- dijo el señor Andrew burlón
y Betty le dedicó una sonrisa que derretiría a cualquiera, por supuesto, a mí
no me hizo el efecto, porque la única que podría conseguirlo era mi mujer.
Mi esposa.
Mi diosa
personal.
La
sensualidad hecha mujer.
-Y no me
molesta, querido- le besó en la mejilla suavemente- Pero necesito una charla de
chicas y una tarde de compras urgentes- otra ronda de carcajadas se escuchó en
la mesa, incluso el señor Andrew, que miraba a su mujer con una dedicación y
amor increíbles.
-Si no
fueras mi esposa, ¿qué sería de mí?- dijo el señor Andrew con una enorme
sonrisa en su rostro y todos sonreímos.
-Pues nada,
estarías hecho un viejales cascarrabias con el puro en la boca y con una
muchacha de unos veinte años a tu lado por puro interés…- ahora sí, ahora sí
que sí, todos soltamos la carcajada más grande de nuestras vidas.
Pude ver
cómo Bella se limpiaba con un pañuelo, con mucho cuidado, sus ojos, de los que
le caían lágrimas de tanto reírse y yo no estaba mucho mejor… veía todo nublado
por la acumulación de las lágrimas en mis ojos…
-Esta mujer
es alucinante- murmuró mi amigo y lo miré, o al menos lo intenté, mientras me
limpiaba los ojos con el dorso de mi mano.
-Lo es,
Eleazar, lo es- acordé con él.
Estuvimos
más tiempo hablando, hasta que los camareros retiraron nuestros platos y
nuestras copas y las suplantaron por una copa de champán y por el postre, que
consistía en una bola de helado de vainilla con un trozo de tocino de cielo al
lado, junto con sirope de chocolate, decorando el plato magníficamente.
-Joder…-
medio gimió medio susurró Bella a mi lado y la miré con una ceja alzada- Esto
está delicioso…- cerró los ojos a la vez que se metía la cucharada en la boca,
haciendo un movimiento demasiado sensual y erótico para mi calenturienta mente…
Vi como una
gota de helado de había escapado de su boca y ahora bajaba libremente por su
barbilla. Me acerqué a ella y pasé mi lengua antes de que estuviera a punto de
caer hacia abajo.
-Mmmm…-
gemí deleitándome con el dulce sabor del helado y de su piel nívea- Sí, está
delicioso…- acordé con ella y se giró en mi dirección, quedando a escasos
centímetros de mi boca.
-Edward…-
gimió bajo, provocando que su aliento se colara por mis fosas nasales,
volviéndome completamente loco…
-¿Tenemos
que quedarnos mucho?- ella me miró con su provocación hecha en sonrisa.
-Sólo hasta
el brindis principal, yo tampoco tengo ganas de quedarme aquí mucho más…- se
acercó aun más y cuando estuve casi seguro de que me besaría, su boca se desvió
hacia mi oído, haciendo que mi piel se estremeciera con el choque de su
aliento- Sólo tengo ganas de que te entierres en mí como tú sólo sabes hacerlo…
Matadme
ahora…
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Buenas noches a tod@s.
Al fin regreso después de dos semanas de inestabilidades con las publicaciones del blog...
De nuevo, os pido perdón por el retraso, pero mi vida se ha convertido un poco en una montaña rusa últimamente...
Además de no tener tiempo de nada por problemas personales, no he tenido demasiada inspiración ni ganas para escribir...
Sí, parezco una pequeña novata... como cuando empecé hace un año y unos pocos días... porque sí, mi andadura como escritora no tiene más tiempo que ese: UN AÑO.
Al igual que este fic, mi primer fic y que se está acabando inevitablemente... Me siento muy melancólica al recordar que tengo que decirle un adiós a esta historia. No os podéis imaginar cómo absorben mis poros todas las emociones que escribo en esta historia... tanta pasión, tanta nostalgia, tanta tristeza...
Me sentiré vacía el día que os diga que será el último capítulo, y después, llegará el epílogo, el cual, como os dije hace algún tiempo, quiero decidirme a través de una encuesta. Quiero saber vuestra opinión sobre qué os gustaría más que pasara en el epílogo. Creo que es muy importante para mí y para vosotr@s para que no se olvide jamás esta maravillosa historia (cómo se nota que le tengo un cariño especial...).
Espero ante todo, que os haya gustado el capítulo.
¿Qué creéis que pasará ahora? ¿Será todo camino de rositas en los capítulos que quedan?
Sólo os diré que e el próximo habrá un poco de todo... pasión, preocupación y felicidad, entre otras...
Os quiero dedicar este capítulo a tod@s, pero en especial a mi querida Yess, mi angelito Clau, mi siempre fiel Mari, mi pequeña Analie, mi paciente Flopii, mi cariñosa Gem y mis desaparecidas Lumy y Ciritha.
Espero mañana poder subir otro capítulo de mi también, especial, Mezcla de Sentimientos, ese fic también lo amo. Amo todo lo que ha salido de mi imaginación C: con mucho esfuerzo, por supuesto.
Esta semana no tendréis más capítulos de Inolvidable, si no que, como la semana pasada subí sólo de Inolvidable y hoy he subido otro, se contará como esta semana. Así que subiré dos capítulos más de Mezcla de Sentimientos esta semana. Y si me da tiempo, escribiré el capítulo de El amor contra todo, que la pobre Flopii estará desesperada al igual q vosotr@s.
Os dejo y espero que hasta pronto :D
Muchos besos y abrazos,
Romiina R.