Mis Dios@s del Crepúsculo... ¡GRACIAS!

viernes, 10 de agosto de 2012

MEZCLA DE SENTIMIENTOS


*************************************
***********************************
Capítulo 26: Puro amor. (PARTE I)

Bella pov.

Salimos de la magnífica ducha hidromasaje, después de destensar todos los músculos de nuestros cuerpos y Emmett me envolvió en una toalla de forma muy dulce.
-Te amo, princesa- me sonrió y me besó en la frente antes de enrollar una toalla alrededor de su perfecta cintura.
-Yo sí que te amo- le sonreí y le mordí el labio inferior antes de salir, definitivamente, del baño, mirando ese mueble del lavabo que sería muy especial para mí a partir de ahora, en realidad, toda esta suite…
Pero lo que no dejó mi mente fue la conversación sobre tener hijos con Emmett, eso me había afectado más de la cuenta y lo peor de todo era que yo también lo deseaba…
-¿En qué piensas, bebé?- Emmett me cogió de la cintura y me alzó sintiendo su cálido aliento en mi oído.
-En la maravillosa noche y mañana que me has hecho pasar- me giré con cuidado de no caerme y enrollé mis brazos en su cuello a la vez que le besaba- Gracias, guapo- le guiñé un ojo y le besé suavemente.
En parte era verdad y en parte no, pensaba en la mágica noche y mañana que habíamos pasado, pero la mayor parte lo inundaba esa imaginación de bebé con ojos azules y rizos negros, igualito a Emmett…
-No tienes que agradecerme nada, mi vida, es lo menos que te mereces- me besó una última vez y me dejó sentada encima de la cama.
-Te amo- le dije besando su torso desnudo, deleitándome con tanta perfección…
-Yo más que a mi propia vida, princesa- me sonrió marcando esos hoyuelos que me volvían loca y me besó en los labios mientras su varonil mano cogía mi barbilla.
Se separó de mí y buscó por el suelo de la habitación algo, hasta que no lo vi en sus manos no supe qué era…
-Toma, hermosa- me entregó mi conjunto de lencería y lo cogí con una sonrisa- Ahora iremos a desayunar y volveremos a casa, no quiero que la enana maquiavélica me pateé el trasero…- susurró esto último más para sí que para mí, lo que provocó que soltase una carcajada.
-Tranquilo, mi amor, yo me encargaré de la enana maquiavélica- él me sonrió condenadamente sexy y yo sólo pude sacarle la lengua.
-Si… ahora tendré que separarme de ti durante dos días- alcé una ceja- Alice te tendrá secuestrada con los preparativos para la boda…
-No te preocupes- me levanté y dejé que la toalla se deslizara por mi cuerpo hasta caer al suelo, ante su atenta mirada oscurecida- Por las noches tendrá que descansar, además…- me acerqué a él y toqué con mi dedo índice su perfecto torso tonificado, descendiendo por esa tableta de chocolate que me volvía loca- No soy yo la que me caso, la que tiene que temer de verdad es Rose…- le guiñé y le mordí el labio inferior.
-Si quieres llegar para la boda, más vale que te vistas ya o no me haré cargo de mis actos- su voz tenía un ligero matiz ronco y pude ver, debajo de la toalla, a mi Emmy despertándose.
Gemí.
-Emmy está despierto…- susurré mirándolo directamente a los ojos.
-¿Emmy?- alzó una ceja y su boca se tornó en una sonrisa traviesa- ¿Le has puesto nombre a mi entrepierna?- asentí bajando la mirada completamente avergonzada y su mano cogió mi barbilla, obligándome a mirarlo- Eres completamente adorable- me sonrió más ampliamente y me besó dulcemente en los labios- Bien… Emmy se está despertando y no queremos que sea sonámbulo ni nada por el estilo, ¿verdad?- tuve que soltar una carcajada ante su ocurrencia y yo sólo pude asentir mientras le besaba el pecho.
Me besó una última vez y cogió su bóxer de debajo de la cama y se lo puso con rapidez. Yo me volví hacia la cama y cuando me agaché para ponerme el tanga, sentí su palma enorme golpear mi nalga derecha.
-Auch- me quejé sobándome la zona dolorida mientras me giraba y veía en su cara una sonrisa traviesa- ¿Se puede saber qué coño haces?- susurré mirándole directamente a los ojos.
-No te quejes, te ha gustado y lo sabes, sumisa- abrí mucho los ojos.
¿Qué me había dicho?
Oh, joder… me había puesto demasiado.
-No juegues conmigo, Emmett Cullen- me tragué el gemido que estaba a punto de salir por mi garganta y me volví a girar hacia la cama para colocarme el fino sujetador, cuando otro golpe, en mi otra nalga, me cortó la respiración- ¿Qué coño…?- no me dejó terminar, se pegó a mi cuerpo, colocando su miembro justo en el centro de mi trasero y comenzó a refregarse.
-Sé que te pone que te hable sucio y que te domine- susurró con voz ronca restregándose más fuerte contra mi trasero.
Su boca dejó mi oído, bajando hacia el lóbulo de mi oreja, allí mordió y succionó a su antojo. Gemí y siguió bajando hacia la sensible piel de mi cuello.
-Dime, sumisa, ¿te gusta que te hable sucio?- oh, joder, si…
-Si- susurré sin voz, sintiendo una necesidad enorme en mi centro…
-Si… ¿qué?- me tragué el gemido que estuvo a punto de salir de mi boca cuando escuché esa voz sensual y erótica.
-Si, señor- respondí a la vez que me mordía el labio inferior y si no fuera porque mi puto móvil comenzó a sonar, ahora estaría follando como un puto conejo con mi Amo, Señor o como carajo quisiera que lo llamase.
-Qué oportuno…- susurró Emmett dejándome con ganas de más.
-Mierda- gemí moviéndome de mi posición anterior y yendo hacia mi bolso y sacando el jodido móvil.
-¿Si?- dije con voz más dura de lo normal.
-¡Bella!- era Alice…
No podía ser cruel con ella, no cuando había participado en tener la mejor noche de toda mi vida…
-Hola, Al- Emmett me miró divertido y rodó los ojos cuando escuchó mi contestación.
-¿Cómo estás?
-Frustrada, acabas de cortarme el mejor polvo dominante/sumisa de toda mi vida- contesté sin pelos en la lengua y escuché un quejido por la otra parte de la línea- Gracias- le dije al fin y Emmett soltó una carcajada de las suyas, de esas que te hacen temblar hasta las piernas.
Sonreí a pesar de mi frustración…
-Oh, lo siento, doña ninfómana- sonreí más ampliamente por su nuevo mote para mí- Oh, joder, ¿estaban follando y le has cortado el rollo?- escuché la voz de Rose y tuve que soltar una carcajada por su lengua tan vulgar…
Aunque pensándolo bien… a mí se me había pegado ese lenguaje…
-Hola, Rose- murmuré alegre mientras veía cómo Emmett se acercaba a la mesita de noche.
-Hola, folladora profesional- me reí- ¿Cómo os lo habéis pasado? ¿Te duele el conejito? Tengo lubricante para la próxima vez que os tiréis toda la noche follando- solté una enorme carcajada, tanto que Emmett se acercó a mí a ver si podía escuchar algo.
Su exquisito perfume me golpeó de lleno, obligándome a mirarlo detenidamente. Se había vestido con esa espectacular camisa y ese precioso pantalón de anoche… todavía quedaban restos de mi pintalabios rojo en el cuello de su camisa, haciéndolo más follable todavía…
-¿Bella?- salí de mis pervertidos pensamientos y contesté rápidamente.
-Si, ha sido genial- dije sinceramente y Emmett se puso en mi espalda, sintiendo los botones de esa camisa, adherida a su abdomen, de manera pecaminosa…
-Lo sé…- Emmett me besó en el cuello.
-¿Y tú cómo estás?- dije en un susurro casi imperceptible… me afectaba mucho esa boca magnífica en cualquier parte de mi cuerpo, pero en el cuello…
Joder.
-Bien… con un Edward demasiado pesado, pero bien- sonreí recordando a mi cuñadito.
-Ya sabes como es, te ama y quiere protegerte ante todo y todos,
-Si…
-¿Tienes algún mal estar?
-De momento no, las náuseas siguen, pero ya las puedo controlar mejor.
-Me alegro, estoy deseando verle la carita.
-Todavía falta un poco…
-Si…
-Y bueno… ¿cuándo volvéis?- no me dio tiempo a contestar, porque sentí un movimiento violento en la otra línea.
-¡BELLA!- gritó Alice y tuve que separar el móvil de mi oreja, juro que me iba a dejar sorda…
-¿Qué…?- me cortó.
-Te quiero aquí en una hora como máximo, tengo que preparar tu cara, tu pelo, exfoliar tu cuerpo… ¡Muchas cosas!- volvió a gritar y si no fuera porque la adoraba, ahora mismo la hubiera mandado al carajo para después colgarle.
-Alice, no soy yo la que me caso- Emmett me giró y me puso frente a él- Cuando me case, dejaré que me conviertas en la Barbie del siglo- los ojos de Emmett brillaron con un brillo especial.
-Nada de eso, irás espectacular y no quiero quejidos- declaró sin opción a réplica- Vendrás aquí enseguida, demasiado que no te he despertado a las seis de la mañana…- dijo como si nada y abrí mucho los ojos.
-No me digas que estás desde las seis de la mañana despierta…- escuché un “obvio” por parte de Rosalie y yo gemí- Estás completamente loca…- Emmett me miró divertido.
-Si y esta loca va a dejarte espectacular, te veo en una hora- y colgó.
-Está loca, completamente loca…- susurré dejando el móvil encima de la cama.
-¿Qué pasa?- Emmett se separó un poco de mí y cogió mi vestido del suelo.
-Quiere jugar a Barbie Bella desde hoy, Emmett, ¿te lo puedes creer?- Emmett soltó una carcajada y yo entrecerré los ojos en su dirección.
-Vamos, sólo quiere que vayáis estupendas, aunque con el repaso que te he hecho yo, no necesitas más arreglos…- susurró roncamente y lo miré completamente encendida.
-Emmett Cullen- sus ojos se oscurecieron ante la mención de su nombre completo- Tenemos que irnos y como vuelvas a hablar de ese modo, no saldremos de aquí jamás- él se puso repentinamente serio y asintió.
-Está bien, pero pienso rescatarte de las manos maquiavélicas de mi hermana- sonreí.
-No me esperaba menos- le besé en los labios una última vez y me vestí por completo.
Cogí mis tirados tacones y me los calcé rápidamente mientras Emmett cogía mi bolso.
-Vamos, nena- me sonrió y me abrazó, pegándome a un costado de su cuerpo y saliendo hacia el salón, donde un apetecible desayuno nos esperaba encima de la mesa, completamente ordenado y surtido de todo.
-¿Has llamado tú al servicio de habitaciones?- dije antes de meterme una fresa en la boca.
-Si, he llamado mientras estabas hablando con Rose- asentí y me senté en esa silla tan cómoda- ¿Cómo está Rose?- me preguntó Emmett antes de beber un poco de café.
-Bien, con las típicas náuseas, pero bien- asintió sonriente y siguió bebiendo de su café.
-Cómo deseo que tú las tengas…- creo que eso lo pensó en voz alta, porque me miró con los ojos muy abiertos y bajó la mirada.
-Emmett- le llamé y él subió su mirada- Eres tan adorable y dulce a veces como un verdadero osito de peluche- me sonrió mostrando esos encantadores hoyuelos- Y mi caliente y erótico dominante- su sonrisa se ensanchó- Yo también deseo tener esas dichosas náuseas asquerosas en unos años…- él sonrió complacido y comenzamos a desayunar.
Terminamos dándonos de comer el uno al otro y cuando nos lo comimos todo, nos levantamos con una sonrisa y cogimos la tarjeta antes de salir completamente de la suite.
-Toma, bebé- me tendió mi pequeño bolso y lo cogí con una sonrisa.
-¿Has metido todo, no?- abrí el bolso, dándome cuenta que estaba todo- Gracias- me sonrió antes de besarme y entramos en el ascensor con paso decidido.
-Buenos días, señores Cullen- nos murmuró el muchacho encargado del bienestar de sus clientes en el ascensor y los dos le dimos un asentimiento de cabeza.
Terminamos de bajar los pisos y salimos hacia la recepción, donde la misma chica de anoche se encontraba perfectamente colocada en su puesto de trabajo. Nos acercamos a ella y de nuevo, su escote se bajó unos centímetros al ver a Emmett.
Gruñí.
-Buenos días, señores Cullen- bueno… más bien señor Cullen, porque yo no existía en su campo visual…
-Buenos días- dijo Emmett, yo me quedé callada contemplando su asquerosa postura coqueta.
-¿Ya se van?- inquirió con una sonrisa falsa y ahí supe que tenía que actuar.
-Claro, mi querido esposo y yo- cogí a Emmett del brazo y lo acerqué a mí ante la atenta mirada envenenada de la odiosa chica- Vamos de hotel en hotel, conociendo lugares y formas de complacernos mutuamente totalmente nuevos- le sonreí falsamente y su cara se tornó roja de la ira- Querida- me acerqué más a ella- ¿No habrá habido quejas de mucho ruido perteneciente a nuestra suite, verdad?- dijo en tono de fingida preocupación y ella rechinó los dientes.
Sonreí complacida.
-No, no ha habido ninguna queja- dijo más ruda de lo normal y amplié mi sonrisa.
-Bien- susurré bajito apartándome de su asqueroso perfume de puta.
-Tenga, señorita- dijo Emmett tendiéndole una tarjeta de crédito y la chica la cogió sin siquiera rozar los dedos de Emmett. Bien… has aprendido estupendamente…- ¿Qué ha sido eso?- susurró Emmett bajito para que sólo yo me enterase.
-Ponerla en su lugar discretamente- le guiñé un ojo, pero él no pareció muy convencido.
-¿Estabas celosa?- sus ojos centellearon de anticipación.
-Nah- le resté importancia, pero él me agarró posesivamente dela cintura, lo cual me encantó.
-Me encanta que te pongas celosa- me sonrió sensualmente antes de unir nuestros labios.
Rápidamente, sentimos a la bicha envenenada carraspear.
-Su tarjeta, señor Cullen- se la tendió y me miró con un profundo odio.
Sonreí.
-Muchas gracias- Emmett la guardó en su cartera y se la metió en el bolsillo trasero de su pantalón.
-Esperamos que vuelvan lo antes posible, muchas gracias- ambos asentimos y nos fuimos hacia la salida, donde una cálida brisa nos sacudió directamente en la cara.
-Embry estará aquí en poco tiempo- Emmett cogió su móvil y marcó el número de Embry mientras yo admiraba el tranquilo y azul mar de nuestro alrededor.
Era precioso.
Cuando Emmett colgó, sus brazos cogieron mi cintura y pegó su pecho en mi espalda, contemplando conmigo el hermoso paisaje que se encontraba frente a nosotros.
-Estará aquí en cinco minutos, ya venía para acá- me aclaró y yo sonreí.
Justo cinco minutos después, Embry estaba en el pequeño puerto del hotel con el lujoso yate Cullen.
-Buenos días, señores Cullen- nos saludó Embry con exquisita educación y le agradecimos con la mirada que nos hubiera llamado de esa manera...
-Buenos días, Embry- saludamos Emmett y yo a la vez y él nos sonrió complacido.
-Espero que hayan pasado una noche estupenda.
-Muchas gracias- dijimos a la vez y nos miramos y nos reímos.
Nos encaminamos hacia el yate y Emmett me subió sin ninguna dificultad, pasando la tarima flotante y por fin, suelo firme.
El viaje de vuelta fue tan mágico como el de ida. Emmett y yo estábamos en los barandales del yate, admirando el hermoso mar, mientras observábamos cómo unos cuantos delfines jugaban con la proa del yate.
Sencillamente, hermoso.
 -¿Quieres cambiarte?- susurró Emmett y yo asentí, no quería que me vieran con un vestido de noche en pleno día, más que nada porque no quería llamar la atención…
-Si, me conoces tan bien…- me giré y le besé en los labios- ¿Vas a cambiarte tú?
-Si, voy a ponerme más informal, nena- me sonrió traviesamente y me cogió la mano mientras me empujaba suavemente hacia el interior de esta magnífica casa flotante… así la había apodado yo, porque verdaderamente, no tenía nada que envidiarle a alguna casa en tierra firme.
Anduvimos por el mismo pasillo que la noche anterior y abrió la puerta de la que era nuestra habitación.
-Como pudiste comprobar anoche, hay todo tipo de ropa aquí, ponte lo que quieras, todo es tuyo- me sonrió y se fue quitando los botones de la camisa, uno a uno de manera sensual, mientras se encaminaba hacia el enorme armario.
-Vale- susurré admirando su fuerte y ancha espalda cuando la camisa cayó a sus pies.
La escena era totalmente erótica…
Me quité los altísimos tacones y los cogí con cuidado para meterlos en su caja, que descansaba encima de la cama, justo como la había dejado ayer.
-Ese vestido y esos tacones deberían de ser ilegal en tu cuerpo…- susurró entrando completamente en el armario.
-Y tú no deberías hablarme así medio desnudo- aclaré quitándome el fino y precioso vestido y encaminándome hacia el armario.
-Eres jodidamente sensual- me cogió por la cintura y me alzó, sintiendo la extensión de su miembro en mi bajo vientre, provocando un gemido por mi parte- Quiero derramarme de nuevo en tu cálido y estrecho coño- susurró mientras besaba la línea de mi mandíbula.
Gemí ante sus palabras.
-Sólo hazlo- imploré sintiendo cómo mi cavidad se lubricaba por sí sola…
-¿Qué haga el qué, Sumisa?- sonreí antes sus palabras- ¿Por qué sonríes, Sumisa?- me tragué mi sonrisa y lo miré directamente a los ojos.
-Porque quiero que me folle duro, Amo- sus ojos se oscurecieron con anticipación y yo gemí.
-¿Follarte duro?- su boca llegó a mi oído- Te lo haré lento para que sufras, Sumisa, perderás la cabeza pidiéndome que llegue más profundo en ti- gemí audiblemente antes sus sucias palabras y arqueé mi espalda cuando Emmett mordió mi pezón derecho a pesar de tener el fino sostén.
-Oh, Emmett…- gemí cerrando los ojos mientras agarraba los pelos de su nuca con fuerza.
-¿Qué quieres, Sumisa?- volvió a preguntarme con esa voz sensual y ronca.
-Que me la metas duro, Amo- lloriqueé como una niña pequeña y él me pegó más a su cuerpo, sintiendo, todavía más, su excitado miembro en mi bajo vientre…
Emmett no se molestó en quitarme el sujetador, si siquiera el tanga, simplemente lo retiró lo justo y acercó su enorme polla a mi centro palpitante…
-Emm…- supliqué y vi, por entre mis ojos entrecerrados, cómo sonreía de manera socarrona
-Shh, no te impacientes, Sumisa- cogió su miembro mientras soportaba todo mi peso en un brazo sin ninguna dificultad, y jugó con mi excitada entrada.
-Emmett…- lloriqueé moviéndome hacia él, pero Emmett me paró en seco.
-Estate quieta, Sumisa- dijo con voz dura y yo me quedé estática en mi lugar, esas palabras me habían puesto más que de costumbre…- Eso es, nena…- acarició mi hinchado clítoris y sentí cómo se humedecía su punta con mi líquido caliente…
-Mierda…- gemí.
Sin previo aviso, Emmett me penetró de un solo golpe, una sola estocada, dejándome sin aire en mis pulmones, expulsándolo forzadamente.
-¡EMMETT!- grité con la oleada de placer que sacudía mi cuerpo, pero en vez de seguir así, fuerte, rudo, rápido, como a mí me estaba gustando, paró en seco y me penetró suavemente…- Más fuerte- pedí y él sonrió sobre la sensible piel de mi cuello.
-Quiero que lo disfrutes, lento y sin prisas- susurró roncamente, sintiendo sus manos apretar mi trasero con fuerza.
-Por favor- imploré moviendo mis caderas hacia su miembro y él me volvió a parar en seco.
-Shh, tranquila- me besó en la frente y siguió penetrándome suave y lentamente, sin prisas, sintiendo cómo mis paredes se extendían ante su continuo visitante, dejándole espacio…
De repente, me mordió la clavícula, suavemente, y gemí cerrando los ojos fuertemente, sintiendo esa nueva oleada de placer por ese bocado. Emmett comenzó a moverse más rápidamente, sintiendo cómo salía en su totalidad y entraba sin ninguna dificultad.
-Eres… tan estrecha- gimió en mi oído- Eres tan dulce, Sumisa- su mano se estrelló en mi nalga y gemí por ese contacto más profundo- ¿Te gusta que te nalgueé?
-Si, ¡más!- pedí en éxtasis y él golpeó una vez más mi nalga para agarrarla más fuertemente y empujar contra mi cuerpo, echándome hacia atrás, provocando que mi espalda golpease con la puerta de madera que daba a la multitud de ropa…- ¡Osito!- gemí como una auténtica enloquecida, sintiendo mis paredes apretar su ancho miembro hasta casi estrangularlo.
-¡Bebé!- ahora si siquiera nos llamábamos ni Amo ni Sumisa en nuestro papel de Sumisión y Dominación, ahora éramos mi osito y su bebé…
-¡Emmett!- grité fuera de sí enterrando mis largas uñas en su espalda a la vez que dejaba mi cabeza en el hueco de su cuello.
-Bella…- gimió a la vez que sentía su miembro palpitar en mi interior justo antes de derramarse completamente en mí- Joder, nena…- susurró dejando caer su cabeza en la mía, totalmente extasiado.
Nos fuimos relajando poco a poco, apaciguando la respiración errática que tenía nuestros cuerpos, provocando que nuestros pechos subiesen y bajasen rudamente.
Me separé un poco de él y lo miré directamente a los ojos.
-Joder… eres el puto Dios del sexo…- dije con voz ahogada.
-Y tú eres jodidamente irresistible- susurró con voz ronca, aún no se había ido la excitación de su voz…
Le sonreí y le besé ligeramente en la punta de la nariz antes de bajarme de su cuerpo.
-Somos realmente insaciables- susurré sonriéndole burlona.
-Y estoy feliz por ello- me sonrió traviesamente antes de besarme en los labios suavemente y se volvió para buscar algo de ropa.
-La enana realmente está loca…- murmuré mirando la cantidad de ropa, de todo tipo y para cada ocasión, que se presentaba ante mí.
-¿Qué pasa?- murmuró Emmett cogiendo una camiseta blanca de algodón y poniéndosela en su espectacular torso, quedándome más tiempo el debido mirando ese cuerpo del deseo…- ¿Algo que te interese?- susurró con voz burlona mirándome directamente a los ojos y yo me mordí el labio.
-No es normal que me provoques todo el rato…
-Si, es normal porque me encanta hacerlo- me sonrió traviesamente y me besó rápidamente en los labios antes de ponerse unos vaqueros desgastados
 Sólo pude rodar los ojos a la vez que sonreía mientras me metía, literalmente, dentro del interminable armario. Al final me decanté por una falda con un poco de vuelo azul marina, una camisa con botones en el centro, de color crema, y unas sandalias planas del mismo tono.
-Estás absolutamente hermosa- me giré para mirar a mi precioso osito y le sonreí complacida.
-Gracias, tú estás irresistible, como siempre…- me sonrió coquetamente y me besó en la frente antes de salir definitivamente de aquel pequeño centro comercial…
-Vamos o la enana cometerá un asesinato doble- solté una carcajada ante su ocurrencia y salimos hacia el exterior del yate, apoyándonos en el barandal, justo en el mismo lugar que antes.
-¿Cómo crees que estarán Rose y Edward con lo de la boda?-susurré mientras le acariciaba su ancho brazo.
-Nerviosos, pero bien… todo saldrá bien- me aseguró y yo asentí.
-¿Y los Hale?- no pude evitar preguntar.
-Rose les ha enviado la invitación, si vienen o no, es su problema- asentí pensando exactamente lo mismo- Me dirás cruel, pero si no van, mejor para Rose- lo miré directamente a los ojos y asentí sabiendo que tenía toda la razón.
-Tienes razón, no quisiera que le monten una escenita el día más importante de su vida- Emmett me abrazó.
-No te preocupes, yo mismo me encargaré de que eso no ocurra- me aseguró y yo asentí oliendo su exquisito perfume que aún estaba impregnado en su piel.
-Eres tan bueno, mi vida- susurré con todo el amor que sentía por él y él me separó un poco para poder mirarme a los ojos.
-Siempre protejo lo que quiero, eso deberías saberlo ya- me sonrió con esos hoyuelos que me volvían loca y me puse de puntillas para poder besarlo con suavidad.
-Te amo- susurré sobre sus labios y le abracé con mucho amor.
-Yo te amo más, princesa- sonreí ante sus palabras y apreté lo más contra mi cuerpo.
Pasaron muy pocos minutos y sentimos cómo el yate se detenía.
-Señor Emmett, señorita Bella, ya hemos llegado a Seattle- murmuró Embry y nos separamos de nuestro abrazo.
-Gracias, Embry- susurró Emmett separándose de mí- Ha terminado nuestra noche mágica- me susurró en el oído, sintiendo su cálido aliento en mi sensible piel.
-No- él se separó de mí para mirarme y alzó una ceja- Ésta ha sido la segunda noche mágica de las muchas que tendremos y nuestra magia, jamás acabará- dije con el corazón en mi mano, entregándoselo por siempre hasta el fin de mis días.
-¡Te amo, Isabella Swan, te amo!- gritó cogiéndome en brazos y dando vueltas como un loco.
-¡Y yo a ti, Emmett Cullen!- grité abriendo mis brazos y sintiendo la cálida brisa del mar en mi piel.
Me bajó de su cuerpo y me dejó en el suelo con la sonrisa más bonita que me había dedicado en toda su vida.
Sonreí.
Sabía que era el amor de mi vida, que podríamos con todo y con todos, jamás podríamos separarnos…



**********************************************
¡Chic@s!
¿Cómo estáis? Espero que con una sonrisa en el rostro al haber leído el capítulo :D
Estos dos son, sin duda, la pareja perfecta. Se quieren, se aman, se pican entre sí... ¡TODO!
¿Qué creéis que pasará en la boda de Rose y Edward? ¿Irán los gruñones Hale y lo estropearán todo? o... ¿No tendrán la decencia de ir? Bueno... tranquilizaros, está mi Emm para salvarlos a todos :D
Espero que os haya gustado el capítulo, no estoy avanzando mucho porque creo que esa noche especial para Emm y Bella lo merecía. En el próximo habrá muchos avances ;) No sé aún cuántos capítulos tendrá, pero unos quince todavía le queda a la historia. No lo sé seguro.
Mis Diosas del Crepúsculo "YESS, LOURDES, ANALIE, LUMY, GEM, FLOPII, MARI..." Todas y cada una de vosotras me hacéis soñar con vuestras hermosas y maravillosas palabras. Le dedicáis un tiempo de vuestra vida para leer mis locuras y encima, la comentáis, ¡¡¡sois UN SOL!!! Tengo que agradeceros el estar ahí apoyándome y dándome ánimos para seguir haciendo lo que más me gusta: ESCRIBIR, es mi pasión y lo hago lo mejor que puedo. Ya sabéis que acepto todo tipo de críticas, el ser humano jamás deja de aprender y mucho más el escritor...
¡MUCHAS GRACIAS A CADA UNA DE LAS PERSONAS QUE VISITAN MI BLOG A DIARIO, COMENTAN Y LEEN MIS PEQUEÑAS LOCURAS!
Muchos besos y abrazos.
Os quiero muchísimo,
Romiina^.^


2 comentarios:

  1. Romi,
    que capítulo más hermoso e increíble!!!! :)
    La verdad es que me has dejado sin palabras...esperemos que los padres de Rosalie no se opongan...aunque tal y como se pusieron cuando visitaron la casa de los Cullen no lo dudo, ni un poco :)
    Me alegra saber que tu madre esté mejor, aunque con un poco de dolores....no te preocupes, es normal....aunque entiendo que te asuste y te preocupe...te envío todas mis fuerzas y mi ánimo para estos momentos neni, porque sé muy bien que no es agradable tener a una persona a la que quieres mal.
    Intenta ser fuerte!!!! :)
    Muchos besos y abrazos, neni.
    Nos vemos el domingo, cuando vuelva de mi pequeña excursión, jejejejeje. Si quieres hablar, avísame.
    Lourdes

    ResponderEliminar
  2. Cariño!!, perdona que te escriba tan poco pero sabrás que me lastimé la muñeca de mi mano izquierda el fin de semana y me cuesta algo de esfuerzo el poderte escribir ;) , pero bueno eso no me desanima y seguimos adelante mi hermosa TODO.

    Antes que nada ha sido un exuberante, majestuoso, delicioso, maravilloso, increíble, estupendo y BRILLANTE CAPÍTULO!! :D, en verdad que título tras título te superas a ti misma, porque como bien lo dices lo haces con toda tu alma y corazón, jamás dejes de disfrutar lo que haces mi niña, porque cuando eso ocurre la vida se vuelve sin razón.

    ¿Qué decirte más de lo que ya de antemano sabes?, eres una gran mujer, una excelente escritora y tus historias lo demuestran, este fic siempre es la “mezcla” de dos sentimientos o más que se entrelazan para dejarnos un excelente sabor de boca, muchas gracias mi hermosa hermanita por todo.

    ¡¡Millones de abrazos y besos a montón!!
    Todo mi cariño.
    Yess*.*

    ResponderEliminar

Los comentarios son la base inicial que todo escritor necesita para que su inspiración fluya. Tu opinión es muy importante para mí.
Por favor, ¡NO TE VAYAS SIN COMENTAR!