Mis Dios@s del Crepúsculo... ¡GRACIAS!

lunes, 12 de noviembre de 2012

EL AMOR CONTRA TODO


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Capítulo escrito por Flopii.

Capitulo 13: Oscuridad andante.

POV.Emmett.

El hospital no era mi lugar favorito en la tierra, pero tenía sus historias felices, sus cálidos nacimientos y algunas buenas anécdotas. Pero ahora no me gustaba nada la razón por la cual estábamos allí.
Carlisle y Esme fueron a la oficina principal, tenían un montón de cosas que arreglar con respecto a la… acusación de Bella y Rosalie. Yo aún no lo creía, debían estar anestesiadas y diciendo cualquier cosa, si eso debía ser.
Seguí a Edward que pasaba por los pasillos como una flecha hasta las habitaciones asignadas, con Alice corriendo a su lado. Mi hermano venia a mi lado detrás de estos, no quería su apoyo, me hacia sentir… pequeño.
-¡EXIJO VER A LAS HERMANAS SWAN! –la voz de Alice me hizo detenerme y levantar la cabeza, ella le gritaba a una enfermera.
Me acerqué a ellas.
-¡TENGO QUE VERLAS, JODER!- gritaba- MI PADRE ES EL DIRECTOR DEL HOSPITAL, ¿QUIERE QUE LA DESPIDA?
La miré con la boca abierta y a Edward casi se le salen los ojos de la cara. Alice nunca, nunca utilizaría la posición social de su familia para su beneficio, debía estar desesperada. Al igual que yo, con la diferencia de que también me encontraba nervioso.
Pobre pequeña, Jasper se había preocupado en la forma en que lloró en su casa, hasta podía verlo en el momento, unas lágrimas amenazaban por salir de sus ojitos.
-Señorita entienda que me han exigido exclusivamente que nadie entre a esta habitación –le rogó la enfermera.
Alice se llenó los pulmones de aire para una nueva ronda de gritos cuando la puerta de la habitación se abrió de repente.
Rosalie y otra enfermera salieron de allí. Oh no… Rose ¿Qué te hicieron? Mi rostro se me deformo por completo al verla, quedé estático en mi lugar mientras mi mirada recorría sus moretones, su cuerpecito escondido en esa cosa de hospital y el gotero a su lado.
-Rose… -susurré tiernamente, quería abrazarla pero se veía tan frágil que temía hacerle daño, ella clavó la mirada en mí y frunció la cara con asco.
-¡ROSE!- gritó Alice y pasó volando a mi lado para colgarse del cuello de Rosalie, ella tembló bajo su toque, como si fuese un gatito al que le hubiesen arrojado agua. Se la quitó de encima bruscamente.
-No vuelvas a tocarme jamás –dijo con una voz que jamás había oído, mirándola amenazante. Alice se achicó a su lado.
-Pe… pero… ¿qu… qué te pasa? –preguntó Alice con voz temblorosa, llena de pena y miedo. Yo todavía no salía de mi shock, esto parecía muy enserio, ¿en verdad nos odiaba? ¿Ella creía que yo la había violado cruelmente? Rosalie sonrió lentamente, como, como… Victoria.
Oh Dios no, esto no podía estar pasando.
-Tenemos que ir al consultorio de la Doctora Claudia, señorita Swan- dijo impacientemente la enfermera a su lado. Ella la ignoró.
-¿Que, qué me pasa? ¿Que, qué me pasa? –le dijo a Alice en la cara. Me moví dos pasos para intentar calmarla, algo estaba mal, ella no se comportaría así… me frenó con la mirada- No te acerques a mí –me gritó mirándome con odio, se me retorció el corazón- Ahora no estoy drogada y mucho menos casi inconsciente por tus golpes para soportar sus asquerosos gemidos en mi oído –abrí los ojos, sorprendido, no, mi Rossie no podía creer en una cosa así, ¿Qué diablos había pasado para que ella pensara de esa forma?- No quiero volverte a ver nunca más, eres escoria, no vales nada –dijo como si estuviese anunciando el clima, sonriendo levemente.
-Rose, ¿qu… qué estás hablando? –tartamudeé un par de incoherencia, pero después de que me dijera eso muchas neuronas sanas no me quedaban.
Mi respiración estaba rasposa y era muy probable que tuviese la cara húmeda.
-Hasta nunca, Cullen –susurró frívola como una víbora. Se dio la vuelta y comenzó a caminar con dificultad seguida de la enfermera.
El corazón se me retorció de dolor dentro del pecho. Ella se iba tranquila después de matarme en vida, me dejaba, me rechazaba y prácticamente me acusaba de haberla violado. Por Dios si quería matar al que lo hizo. ¿Qué le pasaba a ella?
Entre Edward y yo la llamamos a gritos pero no se volteó ni una vez.
-Pero… nunca te haría daño –murmuré desesperado, en mi última estancia. Estaba acabado. Esto sí que era sumirse en la oscuridad.
No, esta no era mi Rose…

POV.Edward.

Cuando llegué a casa, más agotado de lo que alguna vez pudiese haber estado llamé incansables veces a la casa de los Swan, llamada tras llamada, sin ninguna respuesta.
Dejé muchos mensajes pidiendo lo mas amablemente que podía que me llamasen en cuanto pudieran, pero el tiempo pasó y mis nervios se incrementaban aún más.
Alice estaba preocupadísima luego de que se separase de Rose y de mi Bella en aquel asqueroso bar, Esme también lo estaba e intentaría comunicarse con Charlie. A ver, por Dios santo, está bien que mi padre ya había reprendido bastante bien a Alice, al igual que a mí por lo que nos había pasado en el centro comercial pero ¿Quién las había mandado a prenderse en aquel asqueroso lugar? ¡Era peligrosísimo!
Esto estaba mal, algo iba mal, podía sentirlo. Yo no había tenido una noche maravillosa, ni mucho menos, pero esto era grave, casi me da un infarto cuando vi a mi hermana llorando en la cocina mientras le contaba lo que había pasado a mis padres.
A ella la habían sacado en el camino y se habían llevado su bolso en medio de la lucha, además de un feo moretón en la pierna que se había ligado en la pelea del bar, al verla con esas pintas me angustié y ni que decir cuando nos dijo que se había separado de las chicas.
Mis padres habían llegado de su velada bastante tarde, y sospecharon mucho al ver que las chicas no estaban y más aun cuando mi hermana llegó recién cuando el sol se asomaba, llorando y con esas pintas. Apareciendo yo poco después.
Jasper la había consolado muchísimo, él se había quedado conmigo y Emmett se había ido a su casa, donde supuestamente se iba a encontrar con Rosalie para ir a desayunar.
Lo llamé a su casa avisándole lo que mi hermana me había contado y regresó volando.
Si al menos Rosalie tuviese un móvil que funcionase o Bella tuviesen uno… al menos no me sentiría tan inútil insistiendo en un solo teléfono, era obvio que en su casa no había nadie. Pero no, ella no quería aceptar que le comprase un móvil, era solo un medio de comunicación ¿Qué tenía contra la tecnología? ¿Y contra mis regalos?
Me paseaba de un lado a otro por la habitación, sin dejar de pensar que cosas malas. ¿Y si le había pasado algo? No, jamás me lo perdonaría.
Al rato, mas tarde de lo que esperaba, llegó Carlisle del hospital. Había salido a hacer al menos el turno de la mañana y de paso ver si conseguía alguna noticia del paradero de los Swan. Si hubiesen tenido… dios quiera que no… un accidente, allí estarían.
Cuando oí el coche de inmediato supe que no estaban en su hospital, de ser así nos habría llamado para que fuésemos directamente, yo sabía perfectamente lo en serio que mi padre se tomaba su trabajo.
Pero cuando atravesó la puerta… ¿Qué diablos le había pasado?
Su semblante estaba triste, casi agónico, culpable, pálido y con la nariz hinchada y chamuscada, con un hilillo de sangre en el cuello de su camisa.
-¡POR DIOS! –grito Esme, aterrada- ¡Cariño! Pero, ¿Qué te pasó?
Todos en la sala nos acercamos a grandes zancadas hacia donde estaba mi padre, definitivamente, algo no iba bien. Él nos detuvo con las palmas hacia arriba para que no comenzáramos a bombardearlo a preguntas.
-Tranquilos familia, enseguida les explico, antes eh… Esme, ¿podría ser primero contigo, a solas? –pidió con un susurro.
Nunca en toda mi vida había visto a mi padre con esa mirada, no, no ¡NO! ¿Qué había pasado? ¡¿Dónde carajo estaba mi Bella?!
Insistí, pero mi padre se mantuvo firme y se fue con mi madre al estudio de éste. No lo aguanté más y tuve que irme a la cocina a por un vaso de agua, agua que luego me tuve que tirar en el rostro.
Me sentía afiebrado, exhausto… sucio de la noche anterior.
Cuando regresé al comedor Alice estaba en los brazos de mi amigo, se veía muy culpable y afligida, Emmett estaba igual que yo, casi trepándose por las paredes.
Estuvimos mucho tiempo allí, esperándolos, la desesperación me consumía, ¿había encontrado alguna información en el hospital? ¿Qué había pasado allí? Estaba por salir con mi Volvo justamente a averiguarlo cuando mi padre bajó con mi madre llorando a su lado.
La tensión aumentó cuando mi padre se sentó en un sillón con mi madre.
-¿Mamá que pasa? –preguntó Alice con una mano en el pecho, estaba agitada, mierda yo también estaba putamente agitado.
-¿Me pueden decir qué diablos está ocurriendo? –inquirió Emmet, se lo agradecí internamente, si no, iba a terminar interviniendo yo, y no sería nada bonito de seguro- Carlisle ¿Qué le pasó a tu nariz?
-Nada grave, una pelea con Charlie Swan
-¡¿Qué?! –inquirí atónito. Emmeyt se quedó sin palabras.
-¿Cómo es eso de una pelea con Charlie? –Preguntó Jasper- Por favor, Carlisle, no nos dejes en suspenso.
Miré a mi padre fijamente, todos prestando atención, mi madre sollozando a su lado con un pañuelo que utilizaba a cada rato. Sea lo que fuese, estaba muy seguro que no me gustaría.
-Chicos, encontraron a Bella y a Rosalie –dijo mi padre.
Emmett exhaló el aire pesadamente, y yo cerré los ojos, aliviado. Gracias a Dios, mi Bella estaba bien. Oh, Isabella, ¿Dónde te habías metido amor?
-¿Dónde está? –murmuré. Quería besarla, abrazarla y hacerla sentir segura entre mis brazos.
-Edward, Emmett… -comenzó mi padre.
Oh, no…
-Lo siento muchísimo chicos, ellas están en el hospital pero no creo que quieran verlos…
-¿Qué? –Emmett y yo saltamos de nuestros asientos- ¿Cómo que están en el hospital, que pasó? –pregunté desesperado.
Ay Dios no, mi niña, ¿estaba lastimada, asustada, me necesitaba?
El terror me invadió como un tsunami, demasiado demoledor como para poder pararlo por mi cuenta. Mi respiración cambió, y a mi lado, era vagamente consciente de que Emmett gritaba y apretaba los puños.
-Cálmate Emmett por favor –repitió mi padre, parecía que lo había dicho muchas veces.
-¿Qué les pasó papá, por favor? –esta vez reclamó Alice.
Mi madre miró Carlisle y se levantó del sofá con los ojos rojos y el pañuelo húmedo en su mano, le tendió los brazos a mi hermana.
-V-ven cariño, yo te lo explicaré –le llamó mi madre, Alice se le acercó con una expresión de lo mas aterradora. Nunca la había visto tan asustada.
Espere a que se fuera con mi madre antes de hablar.
-Maldición papá ¿Qué diablos les pasó?
Carlisle suspiró.
-En la madrugada de hoy, las chicas fueron separadas y Alice perdió su contacto visual con ellas, y en ese tiempo, Rosalie y Bella fueron violadas. Ellas creen que son ustedes.
Abrí la boca incapaz de decir nada y repitiendo sus palabras una y otra vez en mi cabeza, no entendía… ¿Qué diablos?
Emmett preguntó algo y Carlisle asintió tristemente.
Se me aceleró la respiración y comencé a marearme a medida que mis pies caían lentamente en la tierra.
Joder, ¿Qué le habían hecho a mi nena?
Horribles imágenes de un hombre aprovechándose de su inocencia se me vino a la mente. No, no, no podía ser, tenía que haber un error. Ellas no podían pensar que nosotros le habíamos hecho algo, ¡que mierda! ¡A ellas no les había pasado nada! No podía ser posible, un ángel tan puro y hermoso como ella no estaba condenada a semejante atrocidad, era innombrable ese tipo de abuso. No, esto estaba mal.
-No –murmuré-. No, estas equivocado, no puede ser. Debieron ser otras.
-Hijo en verdad lo siento mucho. Yo mismo las vi, sus padres las vieron, sin dudas las dos chicas eran ellas, no me equivocaría en algo así.
-Carlisle, n-no entiendo, ¿Ellas no quieren vernos? –pregunto Emmet, el se veía… devastado, tanto como yo tenía la incredulidad en el rostro.
-No Emmett, no es eso, solo que no son ellas, así simplemente –repliqué hosco. No iba a creer semejante estupidez.
A Carlisle se le deformó el rostro de la angustia.
-Muchachos en verdad lo siento, tranquilícense y hablaremos esto con calma –rogó mi padre.
¡Joder! ¿Qué me calme? ¿Cómo mierda iba a calmarme? Me jalé fuertemente de los cabellos. Oh mi Bella, todo era mi puta culpa, la había cagado mal esta vez. Oh Dios necesitaba verla, esto no podía quedarse así.
-¿Dónde están? –murmuré con la voz entrecortada. Mierda tenía los ojos nublados.
-No creo que Charlie quiera… -comenzó mi padre.
-¡ME IMPORTA UNA REVERENDA MIERDA LO QUE QUIERA CHARLE! –exploté, dando un puñetazo contra la pared, mis dedos crujieron al sentir la dura superficie, no me importo, apenas sentí ese dolor, uno mucho más grande se propagaba por mi pecho.
Emmett se inclinó hacia adelante.
-Carajo… -murmuró por lo bajo- Esto está pasando –se llevó las manos a la cara.
Jasper se acercó a su lado, estaba pálido y muy preocupado.
-¿Están en el hospital, siguen allí? –le grite a mi padre, mi respiración parecía a la de un muerto en vida, demasiado trabajosa, como si tuviese una jodida moto sierra metida entre las costillas.
Mi padre asintió con la cabeza.
-¡Oh, Rossie…! –jadeó Emmett, salió casi corriendo de la sala, llevándose una silla por delante y pateándola luego, con fuerza.
Me llevé una mano a las mejillas para correr las lágrimas mientras veía a Emmett apoyarse contra la pared, con las manos en las rodillas, a su lado Jasper le hablaba en voz baja.
Me deslicé hasta el suelo, intentando controlar el odio y el dolor que crecían dentro de mí. Odio al saber que toda esta mierda estaba ocurriendo de verdad, mi Bella había sufrido en manos de quien sabe que asqueroso hombre, le había forzado en la oscuridad de la noche mientras yo… mientras yo deambulaba como un idiota con ropa de marca.
Quería matar a ese hijo de puta que se atrevió a poner un dedo sobre ella, le arrancaría las bolas y se las haría tragar. Oh sí, que me lo cruzara por favor…
Y dolor. Mierda y que dolor…, ella debía de estar muy asustada, muy disgustada y al parecer… ¿enfadada conmigo? Bueno si debía estarlo, mientras ella tenía que sufrir en aquel asqueroso lugar yo estaba en una situación de lo más ridícula y Alice… bueno, Alice había tenido que venirse a pie ya que con las prisas de salir del bar había tenido que abandonar el bolso con sus llaves del coche y celular.
Cuando yo había llegado cerca del amanecer, como todo un idiota y una buena anécdota con la cual reírnos en el desayuno, Alice le estaba contando a mis padres (quienes se creían que estábamos todos juntos disfrutando de la noche) como ella se había quedado esperándolas cerca del coche y luego viniendo a pie, con el último tramo con la ayuda de una chica que fue amable y se tomo la molestia de acercarla.
Todo era un verdadero desastre. Temblé en el suelo, mi padre me hablaba pero no lo oía, intentó aflojar el agarre de mis manos para revisarla, creo que me sangraban los nudillos.
Pobre de mi vida, debía estar devastada. ¿Quién sería capaz de dañarla de esa forma, se hacerle semejante monstruosidad?
Oh, iba a matarlo, me importaba un carajo si tenía que pasar el resto de mi vida en la cárcel.
Cuando mi padre me ayudó a levantarme me llevó a la cocina y me lavó la mano con cuidado, intenté moverla y gemí.
-Creo que te rompiste un par de dedos –murmuró Carlisle.
Me preparó una precaria venda a insistencia mía, no quería perder el tiempo mientras me ponía el cabestrillo y desinfectaba correctamente bla bla bla…
Con mi rostro en completo mártir regresé a la sala. Decir que Emmett parecía el gorila de la entrada de cualquier bar famoso era decir poco, estaba hecho una furia luego de haber pasado la conmoción inicial, bufaba y resoplaba por la nariz de un lado a otro de la habitación.
Jasper intentaba calmarlo, nuevamente, pero su hermano esta vez no tendría la consideración de escucharlo, estaba demasiado enojado como para siquiera prestarle atención pero, al igual que yo, podía notar detrás de su furia toda la culpa y el dolor que cargaba.
Tal vez el lado bueno era que si lo necesitaba tenía un cómplice de asesinato. Emmett me ayudaría sin dudarlo.
Mi madre bajo con la cara roja y Alice llorando a su lado.
Mi hermanita vino corriendo y me abrazo, la sostuve con fuerza contra mi pecho y me aguante mis propias ganas de derrumbarme, no quería que ella me viese, ya con enterarse de lo que había pasado era más que suficiente.
-Lo sé Al, lo sé, cálmate por favor cariño… -le susurré.
Jasper la miraba con pena.
Luego de un insoportable mar de lágrimas por parte de mi hermana nos apresuramos a partir al hospital.
Dios, ¿Con que me encontraría allí? ¿Bella realmente creía que yo podría llegar a hacerle algo como eso? Ese pensamiento hizo que me doliese peor que la idea de que ella me abandonase.
Todo este lío al fin y al cabo había resultado por una estupidez, ¿Quién carajos me había mandado a meterme en ese centro comercial?

Flash Back.

-¿Edward, crees que a Alice le gustara? –me preguntó mi amigo mostrándome un peluche gigante de Hello Kitty.
-No lo sé, Jasper, te recomendaría un perrito, Al adora los perritos.
-Si lo hemos notado –agregó Emmett que jugaba con los cochecitos de muestra de la juguetería. Que crio era…
Mire la hora en mi reloj, era tarde, muy tarde. El centro comercial resulto estar lleno de gente y la lista de mi madre mucho mas larga de lo que nos imaginamos.
Yo, personalmente, tenía mas fe en nuestras artes culinarias pero parecía que me había fallado el cálculo. Era de noche, muy entrada la noche y el lugar se estaba vaciando lentamente, por fin, ya resultaba de lo mas incomodo que todas las mujeres se volteasen a vernos, ¿Qué tenia de malo que los hombres fuesen de compras…? Bueno si, sonaba mal.
Suspire. Me pasé la mano por el pelo, otra vez. Estaba agotado de cargar bolsas y elegir colores y probar sabores de queso y dulces y considerar precios y… bueno todo. ¿Cómo hacia mi pequeña hermana para quedarse aquí todo el día y regresar con las mismas energías con las que se fue?
No tenía nada de malo que estuviese cansado y con ganas de ver a mi Bella, la había extrañado muchísimo las últimas horas, lo primero que haría en cuanto llegara a la casa seria correr a sus brazos y apoderarme de sus labios, si eso haría.
-¿Todavía no nos falta comprar la ropa? –preguntó Emmett mientras pagamos el peluche de mi hermana.
Dios Emmett, ¿por qué abriste tu boca?
-Oh es verdad casi lo olvidaba –comentó Jasper.
Gruñí por lo bajo, lo último que quería hacer era comenzar a probarme ropa. ¡Quería salir de ese manicomio!
Seguí a mis emocionados amigos por todo el centro comercial, maniobrando con las bolsas de las compras y esquivando mujeres que iban hablando por teléfono.
Ya era tarde, era hora de irse, ¡Quería irme!
Jasper eligió el lugar que Alice le había recomendado. Todo pintoresco, elegante, lleno de ropa y con el personal vestido de negro, casi todas chicas, rubias y con labial rojo. Me dio asco, me hacían acordar a Tanya.
-¿Están buscando algo en especial caballeros? –nos pregunto una mujer joven moviendo sus pestañas coquetamente.
Oh, genial ¿Otra vez?
-Emm si, mis amigos y yo buscábamos algo elegante que ponernos para una fiesta, si es posible una camisa para mí por favor –dijo Jasper.
-Para mí también –agregué hosco.
La mujerzuela nos dio una buena pasada con la mirada por entre las piernas y se acomodó descaradamente el escote frente nuestro.
-Por supuesto, acompáñenme.
La seguimos como sus perritos falderos, no había que pensar cualquier cosa, lo único que quería era terminar lo más rápido posible para salir de allí.
Elegimos unas camisas muy bonitas y unos jeans a juego que a Alice seguro le gustarían. Nos dirigimos los tres a los probadores.
-Oh, por cierto, en cuarenta minutos la tienda estará cerrada –agregó la rubia acomoda tetas cuando nos llevó a aquella zona.
-No hay problema –contesté sin mirarla, entrando en el probador.
Se podía quedar bien tranquila. No pensaba quedarme más de diez minutos en aquel lugar.
Dejamos las camperas y las bolsas de compras en manos de otra rubia.
Me probé la ropa de mala gana. Esto no era tarea de hombres pero a mi hermana se le ocurrían estas locuras y más aun estando en algo con Jasper. Este encantado aceptó la idea.
El primer conjunto de ropa me gusto, pero el segundo me gustó aún más. Decidido me quité la ropa y la separé prolijamente, me puse mis pantalones y me estaba abrochando la camisa cuando me quedé a oscuras. ¿He?
Apenas vía delante de mí y volteé en el reducido espacio e intenté abrir la puerta. Estaba trabada. ¿Qué diablos estaba pasando?
-¿Hola? –Golpeé la puerta- ¿Emmett, Jasper? –nadie contestó.
¿Era una maldita broma? Porque no tenía nada de gracioso.
-¿Hay alguien por allí? –grite.
Oí un estruendo cerca de mí, como a madera siendo aplastada hasta astillarse. Me sudaron las manos y contrariamente a lo que tenía pensado me quedé callado, ¿no tenía miedo o sí? Vamos Cullen solo los niños le temen a la oscuridad.
Al rato sentí que aporreaban mi puerta.
-¿Edward estas allí? –pregunto la voz de Emmett al otro lado. Gracias a Dios no estaba solo.
-¡Emmett! Si aquí estoy, ¿Qué ha pasado? –pregunté.
-Pues no lo sé, de repente se apagó la luz y tuve que romper la puerta para salir, ya saqué a Jasper, nos habían cerrado del lado de afuera –dijo a través de la puerta.
-Que extraño –susurré.
-¿No cerraban en cuarenta minutos? –preguntó él.
-Eso dijo la… rubia.
-Está bien, iré a ver si Jasper encontró a alguien más aquí adentro –dijo mientras su voz se alejaba.
-¡Emmet espera idiota!
-¡¿Qué?! –bufó molesto.
Oh ¿lo hacía a propósito?
-¡Sácame de aquí! –le grité.
-Oh, cierto –rio-. Lo había olvidado.
Oí como deslizó el pestillo y abrió la puerta. Estaba demasiado oscuro, silencioso, apenas si veía su silueta oscura frente a mí y la iluminación de su sonrisa.
-Idiota –murmuré pasando por su lado, tanteando la pared para no caerme.
Joder, ¿Dónde estaban esas rubias cuando se las necesitaba? Estaba todo demasiado silencioso…
Encima de todo apenas si le había prestado atención al lugar, por lo cual no me resultaba fácil la táctica de memoria fotográfica.
-¿Jasper?
-Aquí estoy Edward. Estaba intentando encontrar nuestras cosas –me contestó.
-¿Encontraste algo o a alguien? –pregunté en la oscuridad. Detrás de mi Emmett se acercó llevándose puesto en el camino un par de cosas. No necesitaba verlo para saber que era él.
-Aquí no hay nadie y no encuentro los interruptores de la luz, es obvio que solo está apagada. Mira allí –Jasper se acercó hasta tantearme el hombro y me volteó hacia el otro lado, donde se podía observar más claramente el frente de la tienda y una línea de luz que iba por todo el suelo.
-¿El centro comercial sigue abierto? –pregunté confuso, había creído que, como mucho, se habría cortado la electricidad. ¿Nos estaban haciendo una broma? Porque ya habían ido demasiado lejos.
-No lo sé –contestó Jasper.
Nos acercamos los tres hacia la pequeña y fina línea que pasaba por debajo de las puertas de la tienda. La puerta estaba cerrada por fuera, por supuesto y a pesar que golpeábamos la madera y pedíamos ayuda a gritos nadie parecía oírnos.
-Bueno, es obvio que cerraron la tienda con nosotros dentro y el centro comercial ya está cerrando, no faltará mucho para que apaguen estas luces también.
Cerca de la puerta, donde se filtraba un poco de luz, podía ver su semblante preocupado. Emmett resopló a mi lado.
-Esa rubia numero dos es una idiota, le dimos nuestras camperas y todas las bolsas de las compras, ¿Cómo pudo olvidar que estábamos allí? –pregunto molesto, dándole a la puerta con el pie.
Me quedé pensando.
-¿Y donde están nuestras cosas? Podríamos intentar buscarlas para llamar a alguien –El teléfono de Jasper estaba en un estado tan deplorable que para lo único que funcionaba era para ver la hora.
El teléfono de Emmett funcionaba, rogaba que no estuviese en vibrador, así si alguien llamaba para saber de nuestro retraso nos seria más fácil encontrarlo entre tanta oscuridad. Mi móvil estaba en una de las bolsas de compras, dios quiera que no nos las hayan robado, si no, estábamos bien perdidos.
En caso de que no apareciese mi teléfono Alice tenía el número de teléfono de Jasper, pero este no funcionaba, y no tenía el de Emmett. Si la pequeña quería llamar tendría que hacerlo a mí.
El teléfono de Rosalie no funcionaba, pero el de Emmett si, era nuestra única esperanza, esperaba que esa esperanza no estuviera en vibrador.
-¿Emmett, tu teléfono está en vibrador? –le pregunte mientras tanteábamos toda la tienda, encerrados como inútiles y golpeándonos contra las paredes, era muy difícil buscar algo así.
Cada vez que encontraba una chaqueta en algún sitio no podía identificar si era la mía o no. Debía tocarla entera para buscarle si tenía etiqueta de marca o las llaves de mi casa.
-Emm, ahora que lo pienso creo que si –respondió su voz a lo lejos.
-Que mala suerte –agregó Jasper al otro lado de la tienda-. Si tan solo tuviéramos… ¡oigan encontré mi chaqueta!
-¿Enserio? –pregunté ilusionado mientras trastabillaba hacia su dirección, donde luego una débil luz azul se encendió.
-Lastima que no funciona –agregó Jasper mirando la pantalla azul de su móvil-. Pero por lo menos podemos usarlo de linterna.
Genial, lo último que faltaba era que nos quedáramos toda la noche metidos en ese lugar. ¿No había ni siquiera una maldita cámara de seguridad? ¿Alguien que pasara a vigilar este lugar tan caro y mimoso? En verdad esto era extraño, parecía que estábamos siendo víctimas de una broma muy, pero muy pesada.
-¿En donde la encontraste? –preguntó Emmet, nos habíamos acercado a Jasper y a su inútil móvil para, al menos, poder vernos las caras.
-En uno de los estantes, mezclada con las demás chaquetas de la tienda.
-¡Oh Dios! ¿Puede haber gente más inútil? ¿No notaron que la ropa que estaban guardando estaba sucia y usada? –pregunté, molesto.
-Y eso no es lo peor, tenemos que seguir buscando, ahora por toda la tienda, prenda por prenda –comentó Emmett.
-¿Prenda por prenda? –repetí.
-Estaremos encerrados aquí toda la noche Emmett –agregó Jasper, como si no estuviésemos ya lo bastante molestos.
Nos pusimos a buscar, a revolver la tienda de arriba abajo, además de tener que compartir la débil luz del móvil de Jasper.
Tuvimos que sentarnos del cansancio, mover cosas de acá para allá y una tarde entera comprando cosas para el cumpleaños de mi hermana llevaba su tiempo, era agotador. Estuvimos sentados hasta quedarnos dormidos.
Alrededor de las cinco de la mañana las luces se encendieron, despertándonos de golpe y con el corazón en la boca.
Muchas cosas tuvimos que explicarle al enorme hombre de seguridad que venía a registrar las tiendas antes de que abrieran. Por suerte encontraron nuestras cosas y nos dejaron ir, con una cita especial para venir a denunciar el terrible error que había cometido el personal de aquel negocio.
Era oficial, desde ahora en más odiaría los centros comerciales mucho más de lo que ya lo hacía.
Cansados, nerviosos, molestos y ansiosos por regresar a casa nos fuimos pitando de allí.

Fin del Flash Back.

Regresé del hospital con la boca por el piso, ¿aquella mujer fría y calculadora que había insultado a mi hermana era Rosalie? ¿Pero que diablos le había ocurrido?
Nos habíamos apurado a llegar al hospital solo para encontrar que mi padre tenía razón, las chicas Swan no querían vernos. No solo eso, las enfermeras prácticamente nos habían sacado a patadas de allí.
Al parecer habían acatado las órdenes de la policía que había estado antes allí. Estaba totalmente ido, ni siquiera era muy consciente de las cosas que pensaba.
Estaba desesperado, no había podido ver a Bella y de solo imaginar que estuviese en el mismo estado deplorable que su hermana….
Dios, tenía ganas de matar a alguien. Daria mi vida entera para poder retroceder en el tiempo y a que a ellas no les hubiese pasado nada.
Emmett había quedado, en pocas palabras, destruido. Rosalie se había puesto delante de él como una muralla de hielo, impenetrable y muy pero muy fría.
Nos miró con odio, despotricó contra nosotros y le rompió el corazón a mi amigo por la mitad.
“Eres escoria”, le había dicho ella. Yo no creía sobrevivir si mi Bella me decía algo como eso. No había muchas probabilidades de que todo fuese un grave error, en realidad, no había ninguna, si Rose pensaba que nosotros éramos los hombres que habíamos abusado de ellas entonces Bella también debía de pensar lo mismo.
Rogaba a Dios que iluminara sus cabecitas y les quitara la venda de los ojos. ¿Qué parte de que las amábamos todavía no entendían?
Nos quedamos en casa en silencio, Carlisle y Esme hablando en susurros en la cocina, Emmett tirado en el sofá, Jasper con mi hermana en su habitación y yo caminando de un lado a otro. Si seguía así iba a dejar una línea en el suelo.
Estaba enfadadísimo, con todo el mundo. Me quería quedar en el hospital para tener noticias de ellas, saber como estaban o si en algún momento podía ver a mi Bella. Pero mi padre había dicho que era mejor no tentar de nuevo los nervios de Charlie Swan y que este nos pusiera una orden a alejamiento.
Llamaron a la puerta. Dejé de caminar y fruncí el ceño, preguntándome quien sería, ¿Tal vez René quería hablar con nosotros?
Desdé donde estaba pude ver a mi madre correr hasta la puerta, abrirla de un tirón y su rostro deformado del dolor cuando vio quien era. Emmett y yo nos acercamos lentamente a la puerta.
-¡Oh, dios, no, por favor! –suplicó a quienquiera que estuviese en la puerta.
Unas manos grandes y expertas apartaron a mi madre de la puerta para pasar dentro de mi casa, ¿Qué diablos…?
Llegué a la puerta y me encontré con dos oficiales de policía mirándome fijamente, iban armados y con el seño fruncido.
Carlisle apartó a mi madre del camino y la sostuvo sobre su cuerpo, me miró con una pena infinita. Miré a Emmett, él también sabía lo que se venía, ¿estábamos listos para eso?
Jasper bajó de las escaleras persiguiendo a Alice, que bajaba rápidamente con los ojos llorosos.
-¡No, por favor! –gritó llegando donde nosotros estábamos. Jasper la sostuvo.
-Soy el agente Brandon –se presentó el hombre- ¿Ustedes son Edward Cullen y Emmett Hale? –preguntó.
-Si, somos nosotros –susurre. No me acobardé, no iba a hacerlo. Tenia que ser fuerte, alguna solución iba a poder darle a todo este problema.
-Muy bien, van a tener que acompañarme –nos dijo el agente-. Den la vuelta y pongan las manos contra la pared –nos dijo sacando de su cinturón un par de esposas. Maldición.
-¡No! –gritaron Alice y mi madre al mismo tiempo. Joder, no quería que ella vieran esto.
Nos acomodamos contra la pared y los oficiales nos revisaron mientras oía de fondo el llanto de mi madre y los quejidos de mi hermanita. Nos estaban arrestando en mi propia casa, que vergüenza, que horror.
-Edward Cullen, Emmett Hale –dijo el agente Brandon poniendo las esposas de metal alrededor de mis muñecas. Estaban frías y duras-. Quedan bajo arresto por abuso sexual. Tienen derecho a guardar silencio, todo lo que digan será usado en su contra. Tienen derecho a un abogado.
Me tomó de la camiseta y bajé la vista, avergonzado y con un dolor inmenso en el pecho, mientras bajábamos las escaleras de mi porche hacia el coche patrulla estacionado frente a la acera.
Este sería un día terrible.

POV.Bella

Cambiarme de ropa para salir de aquel hospital fue la tarea más insoportable y dolorosa que había hecho jamás.
Mi madre me había traído una falda larga para que estuviese cómoda, ya saben, nada muy ajustado que me rozase entre las piernas. Todavía me dolía, pero aun más me dolía el centro del pecho.
Esto parecía… peor que una pesadilla, las noches me atormentaban con los recuerdos más oscuros que había vivido, todo el dolor que había sentido en mi cuerpo, la traición y el asco que quemaba como fuego sobre mi piel. Y todo fuego deja una cicatriz imborrable.
¿Quién me había mandado a meterme con alguien como él? Al fin y al cabo resultó ser un demonio con careta de ángel.
Las tres noches que pasamos en el hospital con mi hermana fueron muy largas y llenas de recuerdos horribles, a pesar de estar acompañadas por mi madre y padre todavía no podíamos estarnos tranquilas.
Rosalie se había vuelto una completa mártir, su mirada era fría, más bien gélida, calculadora, rencorosa, desconfiada y con una sed de venganza inimaginable, yo por mi parte estaba hecha un desastre.
Estaba tan alterada que mi madre me había dicho que hasta me quedaba tildada por largos minutos mirando a la nada. Yo no lo notaba, pero al psicólogo que nos había venido a ver eso le preocupaba bastante. Temían que pudiese pasar por algún tipo de trauma, o un estado de shock constante.
Trataba de no pensar, pero si fijaba la vista veía el hospital, recordándome dónde y porque estaba allí, si dormía, él se presentaba en mi mente para seguir con su autosatisfacción sexual con mi cuerpo, si me movía, el dolor físico me hacia recordar la forma brusca y violenta con la cual había desgarrado mi carne, si miraba mis brazos podía ver claramente las moreteadas de sus dedos alrededor, si me bañaba, cosa que hacia seguida, el asco que me provocaba mi propio cuerpo desnudo me hacían dar arcadas.
Si, en verdad tenía algo, esperaba que no fuese muy extremo.
Sin importar en qué estado nos encontrábamos las dos, en las noches nos derrumbábamos por completo, estábamos rotas, como decía Rosalie, éramos unas muñecas usadas y tiradas a la basura de la peor forma.
El camino de la puerta del hospital hacia el Mercedes de Charlie fue muy vergonzoso, parecía que mi hermana y yo seguíamos caminando sobre huevos podridos. El vaivén que hacíamos con las piernas no era normal en una persona, sentía que todos los ojos se clavaban sobre nosotras.
Tenía ganas de gritar, otra vez me estaban violando con la mirada.
Mi hermana seguía tensa y a la defensiva, contestando por mi cuando me quedaba sin palabras, cada vez más fría y dura, y yo cada vez sumiéndome más en la oscuridad.
Su traición dolía, y aun mas dolía el amor que seguía sintiendo por él, lo odiaba al mismo tiempo, por conquistarme y luego hacerme ilusionar de manera estúpida hasta tenerme entre sus manos, controlándome de la manera que él siempre quiso, de la única manera en la que estuvo interesado.
Llegué a casa exhausta, todo un viaje tenso con un silencio cortante me había puesto muy nerviosa, pero por suerte no nos encontramos con ninguno de los Cullen.
Aunque sospechaba que mi hermana ya lo hubiese hecho.
Subí a mi habitación con mucha incomodidad, me dolía, mucho. Aguante lo suficiente hasta llegar a mi baño, me saqué la ropa con mucho cuidado y me di una larga ducha con la luz apagada, no quería verme las marcas de nuevo.
Estuve alrededor de una hora bajo el agua, aun me sentía sucia, húmeda de su asquerosidad dentro de mí, pero por más que fregaba mi cuerpo con fuerza contra la esponja y el jabón en gel el malestar seguía allí.
Me puse unos pequeños pantaloncillos, cómodos y holgados y una camiseta vieja de mi padre, aún tenía su olor.
Acaricié a Danco antes de salir de mi habitación. Mi pobre perrito parecía sentir todo el dolor a su alrededor y se quedaba quietito en su mantita, sin ladrar e increíblemente sin molestar a la gatita de Rose.
No iba a preguntar quién lo había traído de la casa de los Cullen o si alguno de aquellos… monstruos lo habían traído a mi puerta. No me importaba, lo único que valía era que estaba a salvo.
Camine descalza por el pasillo oscuro hasta la habitación de Rosalie, donde ella me esperaba con la puerta abierta, sentada en centro de la cama.
Gateé hasta ella y acaricie su cabello húmedo como cuando éramos pequeñas.
-¿Dónde está mamá? –pregunté.
-Fue con papá a la comisaría, dijo que luego vendría a buscarnos, al parecer tenemos que… declarar algunas cosas –susurró molesta.
Me tensé a su lado.
-Tranquila, dejaron un patrullero en la puerta y en la comisaría estaré todo el tiempo contigo Bella.
-Está bien.
Me acurruqué contra ella, mojándole la camiseta con mi pelo.
-Se siente bien estar limpias de nuevo –comentó más dulcemente. Suspiré, por momentos volvía a ser la misma.
-Todavía me siento sucia –dije con la voz ahogada.
Mi hermana me abrazó mas fuerte, sentí sus lagrimas en mi cuello y las mías en sus piernas.




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Bueno, bueno, bueno....
Espero q os haya gustado el maravilloso capítulo q nos ha escrito Flopii. La verdad es q le ha quedado de lujo, sinceramente C:
¿Qué creéis q pasará ahora? ¿Podrán las chicas creer q verdaderamente no ha sido ellos? ¿Q harán para q todo el amor q tenían en sus corazones, se convierta en odio puro? ¿Y ellos? ¿Serán capaces de soportar esta insoportable y cruel justicia de la vida?
¡FELICIDADES, FLOPII! 
Enserio, me ha fascinado, me ha encantado.
Espero q comentéis este capítulo, ya sabéis q Flopii se lo merece más q nadie. Sus ganas y pasión por la escritura son dignas de apreciar y valorar.
Sin más, os dejo y mañana volveré con un nuevo capítulo de Inolvidable. ¿Tenéis ganas?

Muchos besos y abrazos,
Romiina R.


2 comentarios:

  1. Muchas felicidades, Flopii y a ti Romi por subirlo!!!!
    Te ha quedado genial, increíble el capítulo...la verdad es que no encuentro palabras para describirlo...
    Sé pueden notar todas las emociones que están plasmadas en él...mientras lo he estado leyendo no he podido dejar de sentirme nerviosa, frustrada y de muchas otras maneras con toda esta situación.
    Veremos a ver que ocurre...ya tengo ganas de seguir leyendo el resto!!!! :D
    Muchos besos y abrazos Flopii,
    CM

    pd: Muchos besos y abrazos para ti tb Romi :)

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  2. Flopii en verdad que te ha quedado estupendo, este capitúlo me ha hecho sentir toda está situación por la que estan pasando las chicas y por su parte los chicos que no entienden porque los culpan, me parece que Tania y Victoria están tras de esto, pero, que horrible que pasen las dos hermanas por un proceso de violación y que culpen a los chicos, no creo que ellos puedan perdonarlas depúes, también está la situación de los padres, esto por más que pase el tiempo, quedan cicatrices que son díficiles de subsanar. Esto se me ha vuelto todo un enredo.
    Saludos.

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