Mis Dios@s del Crepúsculo... ¡GRACIAS!

martes, 14 de agosto de 2012

INOLVIDABLE


******************************
****************************
Capítulo 37: Insaciable…

Bella pov.

Juro que esa sonrisa me derritió por completo…
Me llegó hasta la última fibra de mi ser, sintiendo cómo me humedecía tan sólo con ese simple gesto…
¿Algún día terminaría las sensaciones que me causaban sus simples gestos?
No, definitivamente siempre sería así.
Sonreí.
-Ese helado estaría perfecto, Esme- le dije con voz un poco más ronca de lo normal sin dejar de mirar a la espécimen más perfecta hecha por el hombre.
Mi esposo. Mi Adonis. Mi Edward.
-Entonces vayamos por ese helado- me sonrió y comenzó a quitar los platos y algunos vasos de la mesa.
-Te ayudo- aseguré, no le iba a preguntar porque ya sabía la respuesta.
-No importa, yo la ayudaré- insistió Carliste mirándome con una sonrisa en sus labios.
-Insisto- dije con una media sonrisa cogiendo algunos cubiertos y la bandeja del pescado.
-No cojas demasiado peso- gruñó Edward, que el salió más a un gruñido erótico, que temeroso…
-No te preocupes- le aseguré y le guiñé un ojo cuando pasé por su lado, provocando que un pequeño gemido saliera de sus labios.
Sonreí con el ego por las nubes al causarle esas sensaciones…
Quitamos la mesa entre los cuatro en muy poco tiempo. Justo cuando iba a dejar el último cubierto en el lavavajillas, sentí una patada de mi hijo.
-¿Otra vez?- Edward se puso a mi costado y me ayudó a levantarme, ya que me había quedado muy quieta.
-Si- sonreí tocándome el vientre.
-¿Pasa algo?- preguntó Esme con Carliste mirándome preocupado.
-Mi hijo saldrá futbolista- declaró Edward con una sonrisa completamente arrebatadora y si no fuera porque una nueva patada me azotó con suavidad, ahora mismo estaría sin despegar mi vista de esa boca pecaminosa.
-¿Enserio?- Esme se acercó a mí- ¿Puedo?- preguntó acercando su mano a su vientre y yo asentí con una sonrisa.
-Por supuesto, no hacía falta que preguntases- le sonreí y cogí sus dos manos y la puse donde había dado la patada.
-Vaya… estoy sintiendo su manita o su piececito justo aquí- señaló con la barbilla el sitio en el que estaba tocando y yo sonreí.
-Si, desde hace unos días, es constante- le aclaré y ella me miró con un brillo maternal en los ojos.
-Hija, me dirás pesada, pero me recuerdas tanto a mí cuando estaba embarazada de Edward…- sólo pude sonreír y sentir los abrazos de Edward en mi cintura, quedando sus manos justo encima de mi vientre.
-Edward estuvo dando patadas desde el tercer mes, justamente como tú- intervino Carliste acercándose y cogiendo a su esposa por la cintura, atrayéndola a su pecho- Fueron muchas siestas para que el pequeñajo se tranquilizase- solté una carcajada al escuchar eso y miré a Edward de reojo.
-Será un clon tuyo, mi vida- sonreí más ampliamente y sentí sus labios en mi mejilla, besándome con mucha suavidad.
-Sólo espero que sea igualito a ti- declaró muy seguro.
-Y tú te pareces tanto a tu padre… él también me decía lo mismo- justo cuando Esme iba a despegar sus manos de mi vientre, mi hijo dio una patada donde se encontraba su mano derecha- Oh, Dios…- varias lágrimas rodaron por las mejillas de Esme y se quedó mirando a mi vientre como si fuese la cosa más hermosa del mundo.
-Parece que le gusta tu tacto maternal- declaré mirando nuestras manos apoyadas sobre mi hijo.
-Mi nieto… oh, Bella, será tan perfecto- Esme me abrazó, provocando que ambos hombres se despegaran de nuestros cuerpos y rieran feliz.
Después de que Esme llorase un buen rato y yo la tranquilizase diciéndole que era yo la que iba a ser madre, nos separamos con una sonrisa pintada en nuestros rostros.
-Te quiero mucho, Bella, y ya verás cómo me darás el nieto más hermoso de todos- sonreí ante sus palabras y le besé en ambas mejillas con mucho amor y cariño- Descansa, hija, te irá bien- me sonrió y Carliste se acercó a mí para despedirse.
-Que duermas bien, hermosa- me besó en ambas mejillas y me sonrió con la misma sonrisa arrebatadora de Edward.
-Sin duda, Edward es igualito a ti- susurré con una sonrisa y él alzó su perfecta ceja.
-¿Por qué lo dices?- Esme y Edward me miraron divertidos.
-Bueno… supongo que Esme sufrió lo mismo que yo con las “queridas” enfermeras del hospital…- Esme soltó una carcajada y Edward sonrió torcidamente, arrebatándome un suspiro.
-Totalmente, hija- asintió Esme riéndose de nuevo y miré a Carliste que me miraba completamente confundido.
-Esa sonrisa torcida y esos genes Cullen, no nos pasan a ninguna desapercibidos…- le guiñé un ojo y le besé en la mejilla con una sonrisa en mis labios.  
-Sois increíbles…- murmuró sonrojado mi querido suegro y yo sólo pude reírme junto con Esme.
-Tienes toda la razón- Esme me guiñó un ojo y cogió a Carliste del brazo y lo acercó a ella- Que descanséis, hijos, hasta mañana- se despidió.
-Hasta mañana- dijo Carliste con el rubor todavía implantado en sus mejillas.
-No os tengo que decir que podéis comer y coger lo que queráis- nos murmuró antes de salir definitivamente de la cocina.
-Así que…- Edward de acercó a mí y me cogió por la cintura con posesividad, por supuesto, sin hacerme ningún daño en ningún momento- ¿Te parece sexy mi padre?- abrí mucho los ojos y por su cara, burlona y completamente sensual, supe que estaba de broma.
Sonreí lo más sensual que pude y me mordí el labio inferior antes de acercarme a su oído, teniéndome que poner de puntillas.
-No más que tú- pasé mi lengua por el lóbulo de su oreja y emitió un gemido sordo encantador que provocó que mi tanga se mojara un poco más.
-Entonces…- tragó en seco- ¿Tu suegro te parece sexy?
¿Quería jugar?
Bien… juguemos.
-Totalmente- susurré en su oído y él me apretó más contra su cuerpo cuando mis dientes atraparon esa sensible piel.
-Vaya… ¿no tienes suficiente conmigo o que?- fingió enfado y yo sonreí y reprimí la carcajada que estaba a punto de salir de mis labios.
-No voy a tener suficiente de ti nunca porque cada vez tengo más hambre de tu cuerpo…- mis manos bajaron de su cuello a sus perfectos abdominales, sintiendo ese tonificado cuerpo aún con la camiseta, arrancándole un gemido gutural- De tu boca…- hice la línea de su mandíbula con mi lengua y besé la comisura de sus labios con total sensualidad- De tu miembro…- bajé mis manos y lo atrapé con habilidad, sintiendo el grado de su excitación…
Alto, muy alto… estaba en todo su esplendor…
Gemí ante su duro contacto.
-No puedo soportarlo más- fue lo último que susurró con voz muy ronca, demasiado, antes de cogerme en peso y dejarme en el filo de la barra americana- Voy a hacerte el amor como nunca- sus hábiles labios atraparon los míos, arrancándome un sonoro gemido.
Mis manos se dirigieron a su cintura, cogiendo el borde de su camiseta de algodón subiéndola, sintiendo el calor emanar de su cuerpo y deleitándome con su piel suave y sus músculos tonificados… hasta quitársela por completo y dejarla caer a mi lado.
-Edward…- gemí sobre sus labios cuando su brazo me alzó sin ninguna dificultad, facilitándole el trabajo de quitarme los pantalones de chándal.
-Aún con ropa deportiva estás irresistible, nena- susurró en mi oído, provocando que todas mis terminaciones nerviosas se pusieran al límite.
Cuando bajó mi pantalón, lo dejó caer al suelo con un golpe sordo y sus manos acariciaron mis pies, mis empeines, mis pantorrillas, subiendo hasta mis muslos…
-Puedo oler tu excitación desde aquí- gimió en mi oído y yo cerré los ojos por lo que estaba provocando sus palabras en mi cuerpo- ¿Qué voy a hacer contigo?- preguntó con voz sensual y sexy.
-Hacerme el amor- contesté rápidamente, provocando que sus manos se quedaran cerca de mi palpitante centro y su cabeza se moviera lo justo para que nuestros ojos se encontrasen.
-Te amo- me susurró antes de meterse entre mis piernas y atacar mis labios con posesividad.
Su lengua me pidió permiso, lamiendo mi labio inferior y haciendo trazos imaginables, volviéndome completamente loca. Yo abrí mis labios queriendo más de su boca, más de su lengua. Mi lengua encontró la suya y danzaron juntas en una lucha sin final, en una lucha donde no existía un perdedor, simplemente dos ganadores fusionados…
Gemí sobre sus labios cuando sus dedos deslizaron mi tanga hacia un lado y palpó mi clítoris como sólo él sabía hacerlo.
-Oh, Edward…- sus ojos se oscurecieron aun más, a tal punto de verse completamente negros, completamente irresistibles…
-Estás tan húmeda…
Mis manos no se quedaron quietas en su cuerpo, siguieron acariciando ese torso ilegal y bajaron hasta encontrarse con la cinturilla de su pantalón, sintiendo esa tira de vello que se perdía bajo mis dedos.
-Bella…- gimió sobre mi cuello, mordisqueándolo y lamiéndolo a su antojo.
No pude esperar a nada más y bajé el pantalón y el bóxer a la misma vez, con mucha desesperación y ansiedad.
-Hazme el amor, por favor…- supliqué mirándolo con mucho deseo y lujuria contenida.
-No tienes que suplicarme, mi vida- me sonrió sensualmente y me acarició la mejilla a la vez que posaba sus labios en mi boca, lenta y pausadamente.
Dejó mi boca y atacó mi cuello con besos húmedos mientras cogía su miembro y lo acercaba a mi caliente sexo.
-Edward…- cerré los ojos cuando la punta de su miembro entró en mí, sintiéndolo hinchado y enorme, completamente enorme, como era él…
-Oh, Bella…- gimió enterrándose un poco más en mí, sólo un poco para hacerme enloquecer.
Mis piernas rodearon su cintura y mis brazos rodeó su torso, clavando mis uñas en su espalda suavemente, dándole el aliciente que el faltaba para saber que estaba bien, jodidamente bien…
Se enterró más en mí, sintiendo como me invadía por completo, dejando una buena parte fuera, sin poder llenarme más…
Gemí.
Enredé aun más mis piernas en su cintura y lo sentí más profundamente, provocando que algunos gemidos salieran de nuestras bocas.
-Estás tan estrecha… oh, joder- gimió cuando mis caderas empujaron justo cuando él lo hacía, haciendo una sincronización perfecta.
Sus estocadas eran suaves y delicadas, pero con ese matiz salvaje que tanto me gustaba, que me hacía ver las estrellas y no querer nada más.
Sus manos subieron de mis muslos hacia mi espalda baja, exponiéndome aun más a él, quedando la mitad de mi trasero en la barra y la otra mitad en el aire…
-¡Edward!- gemí demasiado fuerte y sus labios se posaron en los míos, acallando cualquier gemido que pudiese salir de mis labios.
-Bella…- gimió sobre mis labios y eso fue todo lo que me faltó para que mi orgasmo llamara a la puerta…
-Oh, Dios… Edward…- cerré los ojos cuando mis paredes se encogieron, sintiendo su sexo ser invadido por mi cuerpo completamente, ahogándolo y asfixiándolo a su antojo, provocándome más placer aún…
-Mírame- susurró y yo abrí mis ojos, mirando sus ojos llenos de deseo y d su boca salir hermosos gemidos- ¡Bella!- sus manos me apretaron un poco más, perdiendo el control y sólo le faltaron dos estocadas más para venirse conmigo.
Su cara de placer era inigualable, jamás la olvidaría…
-Dios…- gemí dejándome caer sobre su sudoroso pecho, pegándome a su piel como si fuera un guante.
-Eres perfecta- susurró con voz amortiguada al estar sus labios pegados a mi frente.
Sus brazos me rodearon y me abrazaron con mucho amor y yo me recosté aun más en su pecho, sintiendo un cansancio imponerse contra mi cuerpo de manera brutal.
-Tú sí que eres perfecto- le susurré cerrando los ojos y rodeando su cintura con mis brazos.
-Gracias por estar a mi lado, princesa, eres todo lo que anhelo- sonreí sobre su pecho ante sus palabras y me separé un poco de él para mirarle directamente a los ojos.
-Te amo más que a todo, esposo- su sonrisa perfecta apareció en sus perfectos labios.
-Te amo- susurró antes de posar sus labios sobre los míos, suavemente.
-Yo más- susurré sobre sus labios y abrazándolo de nuevo con mucho amor.
Me dejé vencer un poco por el cansancio y cerré los ojos a la vez que dejaba caer mi cabeza en su fuerte pecho.
-¿Estás cansada?- susurró acariciando mi pelo y oliéndolo como si su vida dependiera de ello- Hueles tan bien…- sonreí antes de contestarle.
-Si- susurré sin dejar de abrazar su cuerpo y sentí cómo salía de mi interior con suavidad para no hacerme daño- Te amo- le dije de nuevo con una sonrisa y sentí cómo se subía el bóxer y el pantalón.
Se separó de mí y cogió mi pantalón del suelo.
-Vamos, preciosa- me cogió en peso, a la vez que cogía su camiseta y yo me recosté como si fuera una niña pequeña en su hombro, sintiendo la suavidad de su piel en mi cara.
Fue apagando todas las luces y justo cuando iba a apagar la última antes de subir las escaleras, se paró en seco.
-¿No quería helado?- me preguntó siempre acordándose de todo y yo no pude más que sonreír.
-He tenido suficiente postre, ¿no crees?- soltó una pequeña carcajada y pude sentir cómo asentía antes de apagar la última luz que quedaba y encendía la de las escaleras.
-Completamente- susurró bajito para no despertar a nadie, yo sólo pude acercarme más a su cuerpo, impidiéndome mi intención mi pequeño bultito.
Sonreí.
Nos adentramos en nuestra habitación y encendió la luz con cuidado de no caerme.
-¿No te cuesta nada cogerme, eh?- murmuré burlona y él soltó una carcajada.
-La verdad es que no, eres un peso pluma- cerró la puerta y se encaminó hacia la cama para dejarme con mucho cuidado en ella.
-No dirás eso en unos meses…- él rodó los ojos.
-No seas exagerada, además estoy fuerte- dijo guiñándome un ojo y marcando sus pecaminosos músculos…
-No hagas eso, señor ego por las nubes- le sonreí coquetamente y él se acercó a mí y me besó ligeramente en los labios.
-Tú haces que lo crea- dijo recordando las mismas palabras que yo le había dicho hace unos días.
-Lo sé y más te vale que lo creas porque es la pura verdad- le guiñé un ojo de manera sensual y me levanté de la cama.
-¿Dónde vas?- me cogió del brazo e hizo que me apoyase en su cuerpo.
-A ducharme, ¿o crees que voy a dormir con este sudor?- negó con la cabeza con una sonrisa y le cogí de la mano para encaminarnos hacua eia el baño.
Cuando entramos en el baño, Edward me giró para quedar enfrente de mí y me besó ligeramente en los labios antes de comenzar a quitarme toda la ropa.
-Ese osito es un pervertido por estar ahí- señaló al osito de mi tanga y sólo pude sonreír como una niña pequeña.
-Si- susurré mientras yo también le ayudaba a despojarse de toda la ropa.
Cuando estuvimos completamente desnudos, nos miramos y Edward me cogió en peso para ayudarme a meterme en la bañera.
-No hay cuerpo más perfecto que el tuyo, mi vida- susurró haciendo trazos imaginarios por todo mi pecho, mi vientre, mis caderas y mis muslos, sintiendo todo el amor que me profesaba, sin nada de sexo, simplemente todo el amor que sentía por mí.
-Te amo, mi amor- le besé en los labios y me recosté en su cuerpo con mucho cansancio.
Sentí cómo abría el grifo y cómo pronto el agua caliente dio en contacto con mi piel, poniéndose mis vellos de punta completamente al sentir un aire frío.
-¿Tienes frío?- negué con la cabeza a la vez que me agarraba más fuertemente a su cintura.
-Desde que estoy embarazada, el mínimo contacto con el agua caliente provoca que mi cuerpo se estremezca- susurré con voz soñolienta y él sonrió sobre mi frente.
-Me lo imaginaba- dijo mientras cogía una esponja y me separaba lo justo de mi cuerpo para frotar sobre mi piel ese gel de almendras que tanto me gustaba.
-Te amo- le dije sin más con los ojos cerrados aspirando el dulce aroma de las almendras dulces.
Cuando nos enjabonó a ambos con una habilidad pasmosa, cogió, de nuevo, la alcachofa de la ducha y nos enjuagó con una delicadeza inigualable.
-¿Todo lo tienes que hacer tan perfecto?- mis palabras provocaron una carcajada por su parte y nos sacó de la ducha y nos envolvió en una toalla gigantesca, al menos tendría el tamaño XXL para tapar nuestros cuerpos, inclusive mi barriguita.
-Lo hago con todo el amor que siento por ti, princesa- sonreí ante sus palabras y nos secó el cuerpo, primero a mí para que no cogiera frío y después él, deleitándome con su cuerpo del pecado.
-Tienes un cuerpo espectacular- le aseguré y él me sonrió torcidamente dejando la toalla en su sitio y cogiéndome en peso, de nuevo, para dejarme en la cama con mucha suavidad.
-Tú sí que eres espectacular, hermosa- me besó en la frente y sacó nuestra ropa interior- Toma- me tendió un tanga de algodón, que aparentaba ser muy cómodo y le sonreí en respuesta.
-Me parece que me voy a tener que acostumbrar a los tangas de algodón…- susurré alzando mis caderas y poniéndome el tanga sin ninguna dificultad.
-Quería que me esperaras para que te lo pusiera yo- hizo un hermoso puchero, muy parecido al de Alice y sonreí.
-Si me lo hubieras puesto tú, no lo hubiera conseguido- alzó su perfecta ceja cobriza- Te hubiera violado sin más, cariño- le guiñé un ojo y negó con la cabeza mientras sonreía.
-Eres insaciable.
-No puedo ser de otra manera contigo- le aseguré y sonrió más ampliamente mientras iba al armario y sacaba una camiseta de algodón para él- Quiero ponerme esa camiseta- le dije antes de que estuviera a punto de ponérsela- Tú dormirás con ese perfecto torso desnudo- me sonrió torcidamente y asintió mientras se acercaba a mí.
-Está bien, pero te la pondré yo- yo asentí y me quedé quieta para que pudiera ponérmela.
Me la puso con mucha suavidad y sentí su fragancia, a pesar de que no se la había puesto nunca, en ella.
-Me encanta tu olor- le dije mientras cerraba los ojos y aspiraba ese dulce olor varonil.
-Te queda mejor que a mí esa camiseta, vas a hacer que me duche veinte veces con agua fría esta noche…- susurró mirándome detenidamente con ojos hambrientos, provocando que un escalofrío recorriera mi espina dorsal al saber lo que podía tener…
-No te preocupes, mi amor, prometo ser buena y descansar- abrí las sábanas y me metí en ellas ante su atenta mirada- Además… si me dejas dormir al menos unas ocho horas, podrás despertarme y saciar tu deseo- él sólo pudo soltar una carcajada y negar nuevamente con la cabeza.
-Eres imposible- se metió en la cama, juntando su cuerpo con el mío, sintiendo todo el calor emanar de su cuerpo.
-Imposiblemente buena- le recordé antes de morderle el labio inferior.
-Te amo, preciosa- me sonrió dejando las palabras y el mordisco que le había dado de lado y me acunó en su pecho.
-Y yo a ti- cerré los ojos y muy pronto me dejé caer en los brazos de Morfeo, o más bien, en los perfectos, fuertes y anchos brazos de Edward…

Edward pov.

Se me estaba haciendo jodidamente imposible dormir…
Bella estaba acurrucada en mi pecho, haciendo que la maldita camiseta se subiera como una condenada por su perfecto cuerpo de diosa…
Sus labios estaban entreabiertos, invitándome a pasar mi lengua por ellos y perderme en su dulce sabor. Sus piernas estaban en posición fetal, haciendo que sus perfectas piernas torneadas se vieran más irresistibles todavía y sus brazos… Su brazo derecho se encontraba en mi torso, quemándome con su simple roce y el otro se encontraba debajo de su cuerpo, dejándolo caer en su vientre.
Sonreí ante el pequeño bultito que ya tenía.
Me levanté con mucho cuidado de no despertarla y me dirigí hacia el baño. Necesitaba una jodida ducha de agua fría…
Bella se pensaba que era broma mía, pero era la jodida verdad…
Me quité el bóxer y lo dejé en el bombo de la ropa sucia junto con nuestras prendas anteriores y me metí en la ducha.
-Eres un jodido insaciable…- le susurré a mi despierto miembro, que amenazaba con explotar en cualquier momento…
¿Cómo era posible esto? Acababa de hacer el amor con Bella y sentía que mi cuerpo necesitaba todavía más de ella.
Me reñí mentalmente recordando su estado, demasiado era con hacerle el amor todos los días varias veces…
Con mis pensamientos contradictorios, abrí el agua fría y sentí que mi cuerpo se relajaba de inmediato, haciendo que mi amiguito bajase considerablemente.
Después de enjabonarme nuevamente y enjuagarme, salí de la ducha y me encontré con una Bella completamente desnuda para mí.
-Bella…- mis labios arrastraron su nombre y ella me sonrió.
-Hazme el amor- me pidió sin más bajando sus manos hasta su sexo y tocándose sin ningún pudor lo que hizo que mi miembro se despertara feliz.
-Tienes que descansar- susurré ignorando mi miembro saltar como un condenado entre nuestros cuerpos.
-Ya he descansado lo suficiente para hacer el amor, cariño, ahora, obedece a las hormonas de una mujer embarazada- sugirió provocando que una sonrisa se instalara de nuevo en mis labios.
¿Y era yo el insaciable?
Ya…
No podía tener más suerte en mi vida, mi hermosa, sexy, sensual y provocativa mujer me lo estaba dando todo…
Acorté la poca distancia que quedaba y la cogí en peso, uniendo nuestros labios en el transcurso y apretando su trasero con fuerza, pero siempre con cuidado.
De sus preciosos labios salió un gemido a la vez que sus piernas rodeaban mi cintura. Me moví y salí del baño para dejarla en la cama y ponerme encima de su cuerpo, con cuidado de no aplastarla y que no sintiera un solo gramo de mi peso.
Si… no pude evitar hacerle el amor dos veces más…
-Te amo tanto- susurró dejándose caer sobre mi cuerpo, completamente rendida y saciada.
-Y yo a ti, mi amor, lo eres todo- susurré antes de que los brazos de Morfeo nos acogiera a los dos a la misma vez.
Estaba con soñando con un precioso niño de ojos chocolates y cabello castaño con reflejos rojizos, que se encontraba junto a Bella, sonriendo mientras jugaba con él, cuando mi cuerpo se movió involuntariamente y notó que había mucho espacio para él.
Abrí los ojos de golpe y miré hacia el lado de Bella, encontrándolo completamente solo y me levanté rápidamente de la cama, sintiendo un ligero mareo.
-¿Bella?- la llamé, pero no me contestó nadie.
Cogí un pantalón de chándal y me lo puse antes de salir de la habitación.
Bajé desesperadamente las escaleras hasta tal punto de estar casi tropezando con el último escalón.
¿Y si le había pasado algo? ¿Y si había tenido alguna hemorragia o algo por la sesión extra se sexo de anoche?
-¿Edward?- escuché su perfecta voz llamarme y levanté mi mirada y la vi en todo su esplendor…
Estaba enfundada en un ligero vestido rojo, que se amoldaba perfectamente a sus nuevas curvas. Su pelo estaba recogido en un moño informal y sus pies estaban calzados con unas sandalias planas.
Sonreí ante la imagen tan perfecta que se me ofrecía.
Corrí, literalmente, hacia ella y la abracé con todo el temor que sentía en este momento. Sus pequeños brazos rodearon mi torso y apoyó su cara en mi pecho, sintiendo la suavidad de sus mejillas contra mi piel.
-¿Qué te pasa?- me preguntó preocupada y la separé un poco de mí para poder mirarle a los ojos.
-Nada, pero… ¿te pasa algo a ti?- la miré desde todos los ángulos posibles y me cercioré de que estaba completamente bien.
-¿Qué haces?- me dijo alzando su perfecta ceja y sólo pude sonreírle al ver que estaba bien a la vez que la abrazaba de nuevo.
-Estaba muy preocupado- sus brazos me rodearon de nuevo- Pensé que te había pasado algo cuando no te encontré en la cama y…- me cortó dándome un beso en los labios.
-Estoy perfectamente bien, mi vida- me tranquilizó y sonrió mientras negaba con la cabeza- Sólo he bajado y he venido a hacerte el desayuno mientras tus padres se han ido a trabajar- me aclaró con una perfecta sonrisa- ¿Qué vas a dejar para cuando me ponga de parto?- me acarició la mejilla suavemente y yo le besé en el acto.
Cuando nos quedamos sin aire, nos separamos jadeantes y apoyé mi frente en la suya.
-Perdóname por ser tan sobreprotector, preciosa- ella sólo me sonrió y sus ojos brillaron- Pero me preocupas demasiado, no quiero que te pase nada.
-Y no me pasará nada, tranquilo- me aseguró y me sonrió antes de besarme en los labios.
-He soñado con un precioso niño igualito a ti mientras jugaba contigo- ella sonrió con ternura y me acarició la mejilla.
-Eso será dentro de poco, mi amor, pero con unos ojos tan verdes como las esmeraldas de su padre- me aseguró- Y ese pelo sexy tan indomable como el tuyo- le sonreí y uní nuestros labios en un beso lleno de ternura.
Sin duda, sólo queríamos que nuestro hijo naciese sano y salvo.
Y así sería…




**********************************************
¡Muy buenas noches a tod@s!
¿Qué tal estáis? Espero que con muchas ganas de seguir leyendo y participando en los sorteos que os estoy subiendo al blog ;)
Este Edward... Ay, Dios... ¿Quién se podría resistir a ese hombre insaciable y lleno de amor y ternura? Es normal que nuestra Bella siga tan deseosa y con tanta hambre que el primer día... Si es que ese cuerpo, esa cara y esa sonrisa torcida hace que a más de una se nos caigan las babas y dejemos escapar un suspiro...
El amor se derrocha en este fic. El próximo capítulo vendrá un poco caldeado, os lo aseguro.
El juicio, el nacimiento de Megan... todo eso y mucho más es lo que falta y hasta llegar al capítulo 45 al menos ¡¡¡no pienso acabarlo!!! Este fic se merece ser narrado con todo lujo de detalles.
Bueno, mis cariños míos C:
Os cuento que ya ¡¡¡PODÉIS VOTAR EN EL CONCURSO POLLA-WARD CONTEST 2!!! 
Sii... podéis votar por mi OS, si creéis que lo merece, o a los otros 10 que hay concursando. La verdad que no lo tengo nada fácil, hay historias verdaderamente asombrosas y maravillosas, pero bueno... todo es cuestión es gustos ;) Podéis votar hasta dos historias, las que más os gusta. El Poll (que lo podéis encontrar en la parte superior del perfil de FF) durará hasta el 31 de Agosto. Os recomiendo que las leáis todas antes de votar por vuestras dos favoritas.
¡Espero tener mucha suerte! (cruzo los dedos...)
Mañana un nuevo capítulo de MEZCLA DE SENTIMIENTOS ;) Estará cargado de amor, ternura y ¿pasión?... como siempre :D jejeje.
Le dedico este capítulo en especial a YESS, cariño mío, todavía estoy esperando un correo largo tuyo, como los acostumbras a ser :D y que me cuentes todo con lujo de detalles. ¿Qué decirte del capítulo 8 de nuestra hermosa historia? Que ese adelanto me ha dejado súper picada y emocionada. Espero mañana mandarte un adelanto, guapísima, saber que he estado ocupada con mi madre, nena. ¡Te quiero mil millones! Te mando muchos abrazos y besos, cariño mío.
Y cómo no, a mi querida y encantadora LOURDES, nena, muchísimas gracias por todo lo que has hecho por mí, perdona por no haberme conectado, pero entre escribir y que he estado repasando el inglés (si! me has dado ganas de estudiar la asignatura que más odio :D) no me ha dado tiempo de nada. Mañana, si quieres, podemos hablar a la misma hora que hoy ;) Yo estaré conectada. Mil millones de gracias por todas tus hermosas palabras y tus ánimos, de verdad, que eres una personita muy buena y especial. ¡Muchos besos y abrazos!
Y a todas mis Diosas del Crepúsculo: ANALIE, GEM, LUMY, MARI, FLOPII y a tod@s los que me leéis y no sabéis lo importante que son vuestras palabras para mí. ¡ANIMAROS A COMENTAR!
MUCHOS BESOS Y ABRAZOS A TOD@S,
Romiina^.^





3 comentarios:

  1. Romina,
    Me ha encantado el capítulo!!!!! ohhhhh que sentimientos por díos....este capítulo es inolvidable...y la ternura y preocupación que tiene Edward por Bella, es increíble!!!! :)
    He disfrutado muchísimo con cada palabra del mismo..me ha maravillado!!!!
    Felicidadesssss!!! :)
    Muchísimas gracias por la dedicatoria, te lo agradezco enormente, no sólo por tus palabras sino tb por haberte ayudado, aunque sólo sea con algo tan insignificante como el inglés :)
    Por cierto, cómo está tu madre??? Espero que se encuentre mucho mejor y que esté un poco más recuperada :)
    Espero que por tu parte todo este bien...ya me contarás :)
    No te preocupes por lo del msm, yo desgraciadamente, esta mañana tp me puede conectar porque estuve bastante ocupadilla....si quieres esta noche podemos hablar un fisquito...ya me dirás que te parece.
    Lo dicho; espero que todo esté bien.
    Muchos besoss y abrazosss,
    Lourdes

    ResponderEliminar
  2. Oh mi Romi, siempre quedo con la boca abierta q capitulo y q Edward, lo amo, wao te felicito muy bien, sigue asi.

    ResponderEliminar
  3. Pequeña hermosa… ¡¡QUÉ CAPITULO!! EN VERDAD QUE ESTUVO BUENÍSIMO, disfrute cantidad de él, tienes magia para escribir, este fic es como su título, en verdad que el día en el que no lo leo me siento hueca y te leo y pff me llena de alegría y regocijo saber de ti, por cierto te eh enviado un correo al e-mail.

    Un enorme abrazo mi niña, besos.
    Todo mi cariño.
    Yess*.*

    ResponderEliminar

Los comentarios son la base inicial que todo escritor necesita para que su inspiración fluya. Tu opinión es muy importante para mí.
Por favor, ¡NO TE VAYAS SIN COMENTAR!