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Yess pov.
No
sé en qué momento me quedé dormida… pero escuchaba el sonido de mi móvil en
algún lugar lejano…
Sentía
algo frío en la desnudez de mis piernas y mi espalda y algo arrugado en mi
regazo…
Palpé
antes de abrir los ojos siquiera y me encontré con el tacto de un papel
arrugado.
¿Qué…?
Abrí
los ojos de golpe, teniendo que cerrarlos por la luz cegadora del sol…
-Mierda…-
susurré restregando mis ojos con fuerza, hasta que sentí que se acostumbraban,
poco a poco, a la nueva claridad.
Cuando
al fin los pude abrir, sin sentir la menor molestia, me encontré de lleno con
la pared beige que decoraba mi habitación, dándome cuenta que estaba totalmente
tirada en el suelo…
Me
levanté con mucha dificultad, los músculos los tenía agarrotados, mi piel fría
completamente y una sensación de vacío horrible…
Cuando
estuve a punto de mover mis piernas para encaminarme hacia el baño, mi pie
desnudo tocó la misma bola arrugada que tenía, hace unos segundos, en mi
regazo.
-¿Qué…?-
sólo pude decir a la vez que me agachaba y la cogía.
La
abrí y de nuevo, la cruda realidad me golpeó…
Era
una de las cartas que Jasper le había escrito a Romina…
-¡NO!-
tiré la bola de papel a cualquier lugar de la habitación y corrí hasta la
salvación del baño…
Cerré
la puerta con pestillo, como si fuera el hombre del saco que quería cogerme y
acosarme…
Definitivamente
algo estaba mal conmigo…
No
podía evitarlo… tenía demasiado dolor en mi pecho como para soportarlo.
Una
oleada de náuseas vino a mi garganta y enseguida tuve que ponerme de rodillas,
delante del váter a pasar un mal rato…
Después
de quizás unos minutos, unas horas… no lo sabía a ciencia cierta, conseguí
desnudarme y llegar a la bañera. La llené hasta arriba con agua totalmente
helada, sólo faltaba que pusiera unos cubitos de hielo y parecería el Polo
Norte…
Me
metí de lleno en ella, sin pensar en nada más que en el agua reparadora que me
esperaba…
-Dios…-
grité cuando mi piel tocó el agua helada, pero no me importó, lo necesitaba
como el aire que respiraba todos los días…
No
sé cuánto tiempo estuve, sólo cuando escuché de nuevo el sonido de mi móvil,
volví a la realidad…
Salí
de la bañera con rapidez y me envolví en una toalla a la vez que salía del
baño. Cogí el móvil, que estaba tirado en el suelo y descolgué.
-¿Señorita
Dawson?- se escuchó la voz grave del señor Spencer.
-Si,
dígame- tuve que aclararme la garganta antes de contestar, ya que notaba mi voz
un poco rara…
-¿Ha
olvidado su clase de hoy?- yo inmediatamente miré el reloj y me di cuenta que
mi clase de hoy había empezado hacía más de media hora…
Joder…
-No,
para nada- excusa, invéntate una excusa ya… me gritaba mi conciencia- Verá, me
he levantado con una náuseas terribles y la verdad, que estaba tan mal, que ni
siquiera me he fijado en la hora que era- era la verdad, aunque había obviado
el haber dormido en el suelo toda la noche…- Discúlpeme…
-No,
no se preocupe- me tranquilizó- Si se encuentra bien, puede venir ahora, si no,
pues nos veremos mañana, ¿le parece?- yo asentí a pesar de que no me viera.
Piensa…
¿ir a clases y enfrentar de nuevo a Jasper o quedarte en casa y esperar a que
Romina llegase?
Definitivamente
mi parte inteligente me decía que tenía que ir a clases, que tendría que
enfrentarlo en cualquier momento, pero mi parte cobarde me decía que me quedase
en la seguridad de mi departamento y que debía esperar a Romina…
-¿Señorita
Dawson? ¿Se encuentra usted bien?- la voz del señor Spencer me sacó de mis
pensamientos…
-Eh…
si, estoy bien- hice una pausa- Estaré allí en cinco minutos, gracias por
preocuparse- y colgué.
Tiré
de nuevo el móvil, con tan mala suerte que dio en la pared, haciendo que mi
preciado Iphone quedara en el olvido…
-Mierda…-
me reprendí a mí misma, pero era para nada… ya no había forma de recuperarlo…
Dios…
¿todo tenía que salirme mal?
Con
ese pensamiento, me dirigí hacia el armario y cogí lo primero que vi, un
vestido fino de algodón verde agua y lo combiné con una sandalias planas beige.
Corrí
hacia la puerta entrada a la vez que metía en mi bolso, la cartera y las
llaves, el móvil era imposible…
Llegué
en tiempo récord, al parecer esta clase se estaba cuestionando mi forma física…
Dos
pasos más y daría con mis narices en la puerta… mi lado cobarde se apoderó de
mí en un segundo…
¿Qué
se supone que tenía que decirle? ¿Lo siento? ¿Cómo iba a mirarlo a la cara
siquiera después de saber lo que sabía? ¿Cómo tenía que comportarme con él?
-Señorita
Dawson- la voz del señor Spencer me sobresaltó.
-Señor
Spencer…- puse mi mano en el lado del corazón.
-Siento
haberla asustado, pero estaba muy pensativa- le miré a la cara.
-Supongo
que llegar tarde a clases no es mi virtud…
-No
se preocupe, no pasa nada, de hecho hemos tenido que alargar la clase porque el
señor Withlock tampoco ha venido y ustedes dos sois el motor de la clase…
Cuando
escuché su nombre, un escalofrío me recorrió de pies a cabeza…
-¿Y
pien… piensa ve… venir?- no sé de dónde saqué la fuerza de voluntad para
hablar…
-Si,
ahora mismo viene para acá- dijo sonriente y en ese momento decidí lo que era
mejor para nosotros dos.
-Señor
Spencer, ¿podría ponerme de pareja con otro compañero?- la cara del profesor no
tenía precio, parecía todo un poema, pero me daba lo mismo, tenía que cortar de
raíz con esto…
No
podía estar con él tantas horas y en esa cercanía, no si quería que mi salud
mental estuviera bien…
-¿Tiene
algún motivo importante?- sus ojos se inyectaron en los míos.
Joder…
¿qué tenía que decirle?
“Señor
Spencer, entiéndalo, hay una obsesión demasiado grande entre él y yo, obviando
el tema de que es el novio de mi casi hermana…”
De
locos…
-La
hay…- excusa, excusa… ¡Inténtalo!
-¿Y
podría decirme cuál es?
-Por
supuesto- esa voz…
Dios
mío… era él…
Jasper…
El
señor Spencer miró detrás de mí y supe que estaba justo detrás de mí, me volví
con la cara ardiendo de vergüenza y pude ver que me observaba detenidamente.
-Señor
Withlock…- murmuró el señor Spencer, pero yo ni siquiera lo miré- ¿Usted va a
decirme el motivo de que se separen de la pareja tan perfecta que forman?
¿Pareja
perfecta?
Dios…
Miré
por última vez esos pozos celestes que tanto me llamaban la atención y pude ver
decepción y tranquilidad a partes iguales… Me giré hacia el profesor y lo vi
que nos miraba a él y a mí como si fuera un parido de tenis…
-Si,
yo voy a decírselo- aseguró con voz dura y yo cerré los ojos inconscientemente-
Entienda que hay compañeros en esta clase que necesitan un apoyo mayor que el
que les da sus compañeros actuales- el señor Spencer carraspeó y yo levanté mi
mirada, dándome cuenta que me estaba mirando a mí.
-Entiendo
su postura, señor Withlock, pero entienda que no tiene que sacrificarse por sus
compañeros, usted y la señorita Dawson son perfectos para estar juntos.
¿No
se daba cuenta ni siquiera un poquito que sus palabras me herían demasiado?
¿Perfectos para estar juntos?
Eso
sí que me provocó risa…
-¿De
qué va el chiste, señorita Dawson?- lo miré directamente y mi sonrisa se
esfumó.
-De
nada, disculpe- mi voz era débil- Estoy de acuerdo con mi compañero de que
debemos ayudar a nuestros compañeros- no sé de dónde saqué la voz…
-Está
bien, ustedes ganan- nos dijo un poco molesto- Pero después no digan que no se
los advertí- yo asentí débilmente y pude ver cómo el señor Spencer entraba en
clase con los humos demasiado altos…
Estupendo…
¡Bravo, Yess! Ahora también enfadando al profesor.
-Gracias-
me susurró Jasper muy cerca del oído- Es lo mejor para los dos- miré hacia
arriba y pude verle entrando en clase…
¿Por
qué esas palabras habían provocado en mí tanto dolor?
Había
sido como si un jarro de agua fría me cayese de pies a cabeza…
Suspiré
y cerré los ojos en un intento vano por tranquilizarme. Aun así me encaminé en
clase y cerré la puerta con demasiada fuerza, provocando la mirada de todos mis
compañeros, incluso del propio Jasper…
Dios
mío… tienes que ayudarme…
-Préstenme
atención- dijo el profesor antes de que mi trasero tocase la silla, por
supuesto, me puse lo más alejada de Jasper- La señorita Dawson y el señor
Withlock no trabajarán más juntos- era notable que estaba molesto…- Por lo que
los asignaré a las dos personas que más necesiten de su ayuda- todos mis
compañeros asintieron, todos menos Jasper y yo…
¿Se
daba cuenta lo guapo que estaba con esa camisa blanca? ¿Y ese pelo tan
brillante como el sol, contrastando a la perfección con su piel nívea?
No
podía ser más hermoso…
-¿Señorita Dawson?- por tercera vez, en tan sólo veinte
minutos, la voz del señor Spencer cortó el hilo de mis pensamientos…
-Dígame- le dije dejando de mirar a Jasper para mirarlo
a él…
-Le estaba preguntando que si quiere ponerse con el
señor Robert Black- señaló a un chico que me miraba coquetamente.
¿Qué era mejor esto o estar con la atracción de Jasper
a todas horas?
Definitivamente esto…
-Cla… claro- escuché un bufido por la zona donde se
encontraba Jasper sentado.
¿Acaso él no quería que yo me pusiera con el tal
Robert?
Daba igual, fuese como fuese, tenía que estar separada
de él.
-De acuerdo- se voz seguía enfadada- Señor Black,
póngase con la señorita Dawson.
-Por supuesto- dijo el tal Robert con una sonrisa en
sus labios.
No sabía qué era mejor, si tener a un tentador Jasper a
mi lado y no poder mirarle o a un tío lleno de hormonas infantiles…
Absolutamente ninguna, pero apostaba por que la segunda
no me diera demasiados quebraderos de cabeza…
-Encantado- el tal Robert me ofreció su mano y yo se la
cogí amablemente.
No sé por qué lo hice, pero miré a Jasper y éste miraba
la escena entre con furia y tranquilidad, era acaso… ¿bipolar o algo? ¿Qué
estaba pasando?
-Igualmente- dije quitando la mirada de Jasper para
mirar al tal Robert.
-Bien, señor Withlock, ¿le importaría ponerse con la
señorita Victoria Denali?
¿¡Qué!?
Miré inmediatamente hacia la mesa del profesor y me
encontré de lleno con la asquerosa figura de la maldita Victoria…
Por favor… ¿acaso no se veía? ¿No veía que ese trozo de
tela parecía más bien un top que una falda? ¿No veía el aspecto de cualquier
que tenía?
-Claro- escuché la voz de Jasper y mi mirada se posó
inmediatamente en él, a pesar de todo, vi cómo sonreía y le ofrecía su asiento
a la maldita Victoria.
¿Qué le pasaba? ¿Acaso le atraía esa cualquiera? ¿No se
daba cuenta que sólo le interesaba el puro sexo?
Dios…
-¿Yess?- quité mi mirada de la “hermosa” escena de esos
dos y la posé en Robert.
-¿Qué pasa?
-Estás distraída- me dijo mirándome con detenimiento-
Ni siquiera me has preguntado cómo sé tu nombre…- esta vez lo miré directamente
a los ojos.
-Quizás porque soy actriz, pintora, locutora de radio…-
hice una pausa y pude darme cuenta que toda la clase me miraba, pero no me
importó- Ah, y la mejor alumna de toda el área de arte- el pobre Robert me
miraba como queriendo que se lo tragase la tierra…
-Muy bien, señorita Dawson- dijo el señor Spencer-
Ahora que ha dicho todo lo buena que es usted, póngase a trabajar- dijo
demasiado borde como para ser verdad…
No tenía ningún derecho a hablarme así, no debería de
haberme hablado de ese modo… fuera quién fuera, yo merecía el mismo respeto que
él…
Quizás fuesen todos los acontecimientos de estas
últimas horas, no lo sé, pero mi parte furiosa me había ganado la batalla y
exploté…
-Quizá debería ajustarse un poco el tono de su voz,
señor Spencer…- toda la clase me miró con la boca abierta- No debería
molestarle tanto que me haya separado del señor Withlock- su apellido salió de
mi boca con voz lastimera…
-Quizá debería salir de mi clase- dijo desafiante y yo
lo miré con incredulidad.
-Perfecto, ¿así es como arregla, usted, las injusticias?
-Es su palabra contra la mía- dijo con una tranquilidad
que me hirvió la sangre.
-¿Piensa que al ser profesor le da derecho a
avergonzarnos delante de todos?- cogí mi bolso y mi libro ante su mirada
desafiante- Pues… ¿sabe lo que le digo?- me levanté de mi asiento y pude ver por
el rabillo del ojo a Jasper levantarse de su asiento- Quizá a la señora Brenda
Simon le interese su misterioso pasado…- la cara del señor Spencer no podía
estar más blanca… ahora sabrían quién era en realidad el “encantador” señor
Spencer…
-¿Quién se ha creído que es usted?- dijo cuando estaba
avanzando hacia él.
-Una alumna con derechos- sentí el cuerpo de Jasper
detrás de mí, su olor varonil me lo decía…
-Váyase de mi clase, ¡AHORA!- gritó totalmente fuera de
sí y yo asentí.
-Por supuesto, no tendrá el honor de verme por aquí
más- me giré hacia mis compañeros y me encontré de lleno con la mirada
sorprendida de Jasper, dejé de mirarla y me centré en mis compañeros- Chicos, a
partir de mañana, la señora Michelle Santos, será nuestra profesora- todos mis
compañeros me miraban entre sorprendidos y contrariados.
Seguro estaban pensando qué bicho me había picado el
día de hoy, pero mala suerte para el señor Spencer que mi “manía” era buscar el
pasado de todos los profesores…
Por su culpa, mi profesora, Michelle Santos, había
perdido la vacante, por el mero hecho de ser mujer, pero eso cambiaría ahora,
ahora era una directora la que controlaba toda la Universidad. Sonreí.
-¿Qué haces?- susurró Jasper mirándome incrédulo.
-Lo que debería haber hecho hace mucho tiempo- lo miré
una última vez antes de girarme de nuevo y salir de aquella fatídica clase…
-¡Espera!- sentí la voz se Jasper a mis espaldas, pero
en vez de obedecerle, mis piernas fueron más rápido- ¿Qué se supone que ha
pasado ahí dentro?- dijo a la vez que se ponía a mi lado.
-¿No es obvio?- seguí mi camino, pero él me cogió del
brazo y me paró en seco.
-No, no lo es- me miró a los ojos con tal intensidad
que creí que me caería si no fuera por el agarre de su fuerte mano en mi brazo-
¿Acaso conoces el pasado del señor Spencer?
-Nunca miento- mentirosa… me gritó la voz de mi
conciencia… pero era la verdad, la verdad hasta que cierto personaje de ojos
azules había entrado en mi vida…
-Vaya… ¿te dedicas a espiar el pasado de los demás?- lo
miré con furia contenida y él me sonrió deliciosamente.
-No te incumbe y ahora, por favor, suéltame- intenté
zafarme de su agarre, pero él afianzó más su mano alrededor de mi brazo y miró
mis labios.
-¿Se supone que tendría que esconder mi pasado de ti o
algo?- su voz era burlona, pero yo no estaba para bromas.
-Haz lo que quieras, no tengo nada que ver contigo-
dije segura e intenté de nuevo zafarme de su agarre- ¿Podrías soltarme?- él
negó con la cabeza.
-No, no tengo intención de ello- rodé los ojos y sentí
que se había acercado un poco más a mí. Su olor, ahora, era totalmente
tentador…
¿Por qué me hacía esto?
-Entonces estoy a salvo de que tu pequeña lengua hable
de mí, ¿no?- ¿todo lo tenía que hacer putamente sensual o qué?
-Te repito que no tengo nada que ver contigo y ahora,
si me disculpas, tengo un asunto pendiente que arreglar- bajé mi mirada para
mirar su agarre y me di cuenta que era imposible zafarme…
-¿Tanto te atraigo?- cuando escuché eso de sus labios,
mi corazón se saltó, al menos, dos latidos…
-¿Qué?- sus ojos estaban de un azul muy oscuro, tan
oscuro que parecía irreal…
-He intentado por todos los medios ignorar esta
atracción que siento por ti…- su boca se estaba acercando demasiado, provocando
que mi pobre corazón latiese errático- Ya no quiero ignorarlo más…- susurró
antes de unir nuestros labios de nuevo.
Esta vez fue un beso suave, sin remordimientos, sin
culpa… sólo existía una cosa… ¿el amor? O quizás… ¿la obsesión?
PVO ROMINA
Me desperté tremendamente acatarrada, apenas y podía
hablar, la garganta estaba al rojo vivo y el resto de mí no se podía decir que
estuviese mucho mejor, acalambrada me levanté de mi anterior posición y caminé
al interior del apartamento para prepararme una ducha con sales aromáticas,
necesitaba des acalambrar los músculos, me estiré levemente, tomé un cambio
cualquiera de mi maleta y entré de poco en poco al agua caliente, olvidándome
por unos instantes de todo.
Sin entender cómo me quedé profundamente dormida, me
desperté cuando el agua se comenzaba a tibiar, por lo que decidí que era hora
de salir de la ducha, quité el tapón de la tina, me envolví en una toalla, me
sequé perfectamente y me puse unos pantalones de mezclilla azul petróleo, una
blusa negra de manga larga que dejaba al descubierto mi cuello y hombros y unas
manoletas al color de la blusa, dejé mi cabello suelto y caminé hacia mi
sala para verificar el estado de mi móvil.
Una vez al verlo decidí que todavía tenía salvación por
lo que lo metí a mi bolso y me fui directo a la enfermería, necesitaba tomar
algo si quería volver a casa con buen estado o al menos aparentándolo; una vez
ahí me recibió una mujer de aparentes 60 años, piel blanca como la parafina y
unos grandes ojos ambarinos haciendo contraste con su cabello marrón chocolate.
-Buenos días querida, ¿En qué te puedo ayudar?-. Preguntó
amable con una sonrisa cálida en el rostro.
-Buen…día-. Dije a duras penas, mi garganta se sentía
arder en llamas con el aire que entraba al hablar y me costaría un poco
explicarme, me armé de un poco de valor y expliqué mi molestia: -Me eh
quedado dormida sin querer en el balcón y me duele tremendamente la garganta,
creo que eh pillado un catarro-. Anuncié con la poca voz que me quedaba.
-Bien, veamos…-. Dijo mientras tomaba una palita, una
lámpara y se ponía unas grandes gafas, una vez que terminó de chequearme,
sonrío y me tendió un par de pastillas y un té caliente.
-Es té de Abango te caerá bien, te haré una
prescripción para que compres los medicamentos, debes tomar ambos cada 6 horas,
durante tres días-. Explicó mientras me tendía la receta, sonreí el dolor había
aminorado considerablemente y en definitiva ya me sentía capaz de hablar.
-Muchas gracias, disculpe… ¿le podría pedir un último
favor?-. Murmuré recordando mi pobre celular estrellado en mi bolso.
-Claro, ¿de qué va?-. Cuestionó tranquila.
-Quiero saber, ¿dónde pueden reparar mi móvil?, ayer se
ha caído y en verdad que le necesito demasiado-. Expliqué en un suspiro.
-Al lado del edificio de mecánica está el edificio de
electrónicos, uno de los profesores que están en el tercer piso,
frecuentemente reparan los celulares de los alumnos por un costo bastante
módico-. Respondió sonriéndome.
-Muchas gracias por todo, con permiso-. Dije saliendo
de la habitación, justo antes de cerrar la puerta a mis espaldas escuché que me
dijo:
-Nunca te precipites a actuar antes de saber todas las
posibilidades, pero hay cosas… en las que si no arriesgas simplemente… no
ganas-. Un nudo se formó en mi cuello y pasé saliva a duras penas para tranquilizarme,
sencillamente asentí y emprendí marcha hacía el edificio que me había comentado
la señora, en donde esperaba pudieran hacer algo por mi querido Iphone.
Justo cuando apenas me comenzaba a tranquilizar y
a pensar que pasara lo que tuviera que pasar, pasé frente a Emmett, quien
lógicamente también me vio y echo carrera para seguirme, por lo que
apresuré el paso y quise continuar como si yo no me hubiese dado cuenta de su
presencia, pero es que el solo sentir su mirada sobre mi espalda hacia qué mil
corrientes eléctricas recorrieran todo mi cuerpo sin parar, con un leve temblor
me mordí mi labio inferior tomando fuerza de donde no la había para poder
encararlo.
Me frené, di media vuelta y con la expresión más segura
y poco interesada que tenía, pregunté:
-¿Se te ofrece algo?-. Inquirí alzando una ceja.
-Romina… ayer… las cosas sucedieron muy rápido, yo
tengo novia y noté que tu también te sentías culpable… y yo….no sé qué decirte…
pero tampoco me pienso disculpar, no me arrepiento de haber seguido mis
impulsos… aunque yo…-. Dijo con voz quebrada, a lo que yo hecha una furia le
asesté una bofetada, ¿Cómo se atrevía a decir que no se arrepentía?, ¡Por Dios,
sale con MI hermana!
-Mira chico, puede que me haya dejado llevar un momento
por mis impulsos, pero yo tengo novio y no pienso dejarle, yo lo amo…. Además,
¿Con quién crees que tratas?, ¿Cómo me puedes decir así de tranquilo que tienes
novia?, ¡Le estas siendo infiel!-. Siseé molesta, realmente me sentía culpable,
pero como dicen: “para besar se necesitan dos”.
Emmett alzó una mano y se tocó la mejilla inflamada y
roja, suspiro, cerró la mano en puño y me dijo:
-Con quién creo que trato, contigo, una niñata de papa,
que creí que era diferente por dos segundos, pero me día cuenta que sencillamente
me encandilé; cómo te lo puedo decir así de tranquilo, pues te lo digo así y
punto… no creas que no hablaré con ella para solucionar las cosas, además eso a
ti no te incumbe. Y en cuanto a que ames o no a ese hombre no lo sé…-.
Paró su perorata y me tomó del brazo y me jaló hasta él, el calor de su cuerpo
aturdía mis sentidos, si no me separaba pronto iba a perder el juicio… Intenté
alejarme, pero solo logré que su agarre se hiciera más fuerte.
Su rostro se acercó al mío y me susurró al oído: -Si lo
amaras tanto, no te pondrías así conmigo-. Dijo mientras una de sus manos
recorría el contorno de mi cuello bajaba por mis brazos y se posaba en mi
cadera, para volver a hacer su recorrido para subir tortuosamente por mi
espalda… mi respiración comenzó a agitarse… ¿Qué era esto que sentía por
él?, ¿No estaría el solo jugando con ambas?, ¿Cómo es que yo podía seguir aquí
quieta dejando que encendiera una flama que no sabíamos apagar?
Abrí los ojos topándome con su mirada totalmente
oscurecida, yo sabía perfectamente que estaba pasando aquí, esta era la última
llamada, si sus labios se posaban en los míos no abría marcha atrás… tenía que
ser fuerte y alejarme cuanto antes.
Con mi vista periférica vislumbre como una chica miraba
a Emmett completamente embobada, así que dentro del calor del momento miré al
exuberante hombre que tenía enfrente y besé su cuello, los brazos de Emm
cayeron a sus costados, sorprendido de mi reacción quizá… Alcé mi vista con una
sonrisa ladina, miré a la chica demostrando propiedad y me alejé de él a paso
seguro pero a prisa.
Una vez pasado ese incidente el día paso rápidamente,
mi móvil lo habían arreglado de manera muy eficaz, en cuestión de una hora ya
lo tenía de vuelta, por lo que aproveché la situación para caminar hacia la
cafetería y buscar algo que comer, porque de nuevo, no había desayunado,
después de meterme entre pecho y espalda un enorme plato de tallarines a la
carbona, me fui a mi apartamento para ver la hora de salida de mi avión.
Después de unas horas caminando de lado a lado de mi
apartamento como león enjaulado, decidí enviarle un mensaje a Jassper y llamar
a Yess, aunque esta última la dejaría al final ya que aún no me decidía
completamente si podría verla desde que llegase o me armaría de valor para
contarle lo sucedido hasta que llegáramos a casa.
Decidí ser breve en el mensaje de Jazz, de todos modos
el sabría que estoy distante y confundida así pusiera un gran texto o algo
breve:
Hola cariño,
Llego a las 6
de la tarde a mi casa, ¿podemos vernos en la noche?,
Es urgente que
charlemos.
Romina ^.^
Ya que estaba listo mi equipaje decidí llamar a Yessi y
anunciarle que la vería en casa, ella para mí era como mi hermana, mi
confidente… mi TODO, esperaba que una vez hablando comprendiera como habían
sucedido las cosas y me disculpara.
-¡Hola nena hermosa!-. Saludo campante mi hermanita.
-Hola pequeña, ¿Cómo has pasado el domingo?-.
Cuestioné queriendo alejar mi mente por unas horas de los remordimientos.
-Bastante bien…-. Murmuró dejando la frase al aire,
podría jurar que no había sonreído siquiera al decirlo, por lo que detecté
fácilmente la mentira.
-¿Qué pasó Yess?, tenme confianza como siempre lo has
hecho pequeña-. Recordé intentando averiguar que ocupaba esa cabecilla.
-Tuve una discusión con el maestro del curso, estaba
muy enojada y dije cosas que no debí haber dicho, lo herí bastante lo noté en
su semblante… además que sin querer solté lo de mi antigua profesora, que no le
dieron la vacante por él-. Explicó triste entre suspiros.
-Ánimo pequeña, es de sabios cambiar de opinión,
habla con él, seguro lo entiende, ¿quieres que llegando vayamos a hablar con
él?-. Ofrecí sacando a flote mi lado más maternalista.
-No…si… no, no está bien así, ya hablaré con el yo
mañana que no hay clases-. Dijo indecisa a lo que rodé los ojos, ella y sus
remordimientos de conciencia, sonreí de medio lado ambas nos conocíamos
bastante bien.
-Llego a las 6 a casa, ¿ok?-. Anuncié animosa, irme de
Chicago aunque fueran unos días me sentaría de maravilla.
-¿Quieres que te vaya a buscar?-. Ofertó Yess.
-No nena, yo llego a casa, no te preocupes, te quiero.
Nos vemos, voy tarde al aeropuerto-. Dije mirando la hora que era y
pensando en que aún tenía que hacer los trámites para abordar y conseguir un
taxi.
-Vale, te quiero con el alma cariño, abrazos-. Dijo
para después cortar la comunicación.
Tomé mi bolso y me cercioré de llevar las llaves de
este apartamento y del mío, mi móvil y mi ticket de abordar; con prisa me subí
a un taxi en la esquina de la universidad, el cual me llevó el tiempo récord al
aeropuerto, cuando menos pensé ya estaba montada en el avión viendo como las
nubes se arremolinaban cada vez más en el horizonte.
¿Qué haría llegando a casa?, ¿cómo le explicaría todo
esto a Jazz y a mi niña?... las cosas se ponían peliagudas y me estaba
comenzando a preocupar.
Debe ser el
perfume que usas
O el agua con la que te bañas,
Pero cada cosita que haces
A mi me parece una hazaña.
Me besaste esa noche
Cual si fuera el único día de tu boca,
Cada vez que me acuerdo
Yo siento en mi pecho el peso de una roca.
Son tus ojos marrones,
Esta veta verdosa,
Es tu cara de niño
Y esa risa nerviosa.
Soy adicta a ti
Porque es vicio tu piel,
Cariño soy adicta a ti…
Quiero que te dejes querer.
Por el puro placer de flotar
Ahora si me llevó la corriente,
Ya no puedo dormir ni comer
Como lo hace la gente decente.
Tu recuerdo a quedado así
Como un broche pegado a mi almohada
Y tú en cambio que tienes memoria de pez
No te acuerdas de nada.
Son tus manos de hombre
Y el olor de tu espalda,
Lo que no tiene nombre,
Lo logro tu mirada…
O el agua con la que te bañas,
Pero cada cosita que haces
A mi me parece una hazaña.
Me besaste esa noche
Cual si fuera el único día de tu boca,
Cada vez que me acuerdo
Yo siento en mi pecho el peso de una roca.
Son tus ojos marrones,
Esta veta verdosa,
Es tu cara de niño
Y esa risa nerviosa.
Soy adicta a ti
Porque es vicio tu piel,
Cariño soy adicta a ti…
Quiero que te dejes querer.
Por el puro placer de flotar
Ahora si me llevó la corriente,
Ya no puedo dormir ni comer
Como lo hace la gente decente.
Tu recuerdo a quedado así
Como un broche pegado a mi almohada
Y tú en cambio que tienes memoria de pez
No te acuerdas de nada.
Son tus manos de hombre
Y el olor de tu espalda,
Lo que no tiene nombre,
Lo logro tu mirada…
Soy adicta a
ti
Porque es vicio tu piel,
Cariño soy adicta a ti…
Quiero que te dejes querer.
Porque es vicio tu piel,
Cariño soy adicta a ti…
Quiero que te dejes querer.
Soy adicta a
ti
Porque es vicio tu piel,
Cariño soy adicta a ti…
Quiero que te dejes querer.
Porque es vicio tu piel,
Cariño soy adicta a ti…
Quiero que te dejes querer.
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Bien! casi no publico lo sé, creo que es la primera entrada
que pongo en este blog, espero que les guste mucho este capítulo, Romm
y yo hemos echo un gran esfuerzo para terminarlo, es un gran sueño que día a día
alimentamos y como saben, nuestro incentivo son sus palabras.
Muchos abrazos y besos.
Yess*.*
Cariñooooo, de verdad, de verdad que me encantó este capítulo!!!
ResponderEliminarTengo que reconocer, que el trabajo duro tiene sus recompensas.
Me ha fascinado.
Si, ha sido tu primera entrada y espero que sea la primera de muchas, gracias por ayudarme, mi niña hermosa, sabes que siempre te estaré agradecida :D
Estoy terminando MEZCLA, ya falta poquito y estoy muy contenta con el resultado :D
Bueno, cariño, que te FELICITO, que ,lo haces genial. ¡¡¡Sigue así!!!
Besos y abrazos por montones,
Romiina^.^
Hermosa!!!!, muchas gracias por la felicitacion, vos sabes que realmente siempre me arrebatas una sonrisa y me inspiras a seguir adelante, espero que nuestra hermandad dure por muchos años mas <3 .
EliminarY en cuanto a las entradas, ¡si pequeña, es la primera de muchas!, no agradezcas sabes que lo hago con todo el gusto del mundo que el placer es mio por pasarme en tu tan bello hogar.
Espero leer pronto mezcla, me dejaste picada!!!, ¡GRACIAS POR SER Y EXISTIR HERMANA¡
Besos y abrazos.
Yess n,n
Romi que confusión tan grande sientes ambas. Ambas sieten que estan defraudando tanto a sus novios como a sus hermanas. Wao la situación se complica, ¡Qué pasará! Estoy super intrigada. Les envío muchos saludos!!!
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