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Capítulo
33: Incitándome…
Bella pov.
Después de
haber hecho el amor dos veces, mi sexy esposo me tendió en la cama y me tapó
con la fina sábana.
-Te amo- le
dije con voz soñolienta a la vez que me acurrucaba en su fuerte pecho.
-Y yo a ti,
preciosa- me besó en la frente y se tapó él a la vez que me abrazaba- Ha sido
increíble- susurró y mis labios se tornaron en una sonrisa arrogante al saber
que yo había sido la causante de que lo hubiera disfrutado…
-Siempre es
increíble contigo- lo miré a esas dos esmeraldas que tanto amaba y pude ver
diversión.
-Vaya… no
sabía que la complaciera tanto, señora Cullen- sonrió torcidamente y yo me
tragué el puto gemido que estaba a punto de salir por mi boca…
¿Es que las
malditas hormonas iban a jugar conmigo durante los cinco próximos meses o qué?
-Pues ya
era hora de que lo supieras, Doctor Cullen- jugué con los vellos de su pecho y
sentí que su piel se estremecía.
-Es bueno
saberlo- su voz era tremendamente sensual y si no fuera porque mi hijo tenía
otros planes para mí, ahora estaría encima suya, gimiendo como una loca…
-Hasta
mañana, mi vida- susurró sobre mi frente a la vez que bostezaba sonoramente…
-Hasta
mañana, guapo- le sonreí y le besé antes de girarme y pegar mi espalda a su
pecho.
-Te amo-
fue lo último que escuché antes de que mi cerebro desconectase por completo.
Hoy era 13 de Septiembre, por lo que
era mi cumpleaños.
Mi amado esposo había decidido comer
en mi restaurante favorito los dos solos y ahora estábamos paseando con Yuna
por Central Park.
Estábamos parados frente a un parque
lleno de niños pequeñitos cuando un fuerte dolor abdominal provocó que me
parara en seco.
-¿Qué te pasa, mi amor?- Edward se
acercó a mí con cara alerta y me cogió por la cintura.
-M… me due-le- cerré los ojos y
sentí que algo líquido salía de mi interior…
-Estás rompiendo aguas, Bella- la
voz de Edward era de felicidad y preocupación a parte iguales…
-¡¿Qué?!- grité.
No podía tener a mi hijo en la calle…
-Shh, tranquila- me cogió en brazos
y me besó en la punta de la nariz- Iremos al hospital enseguida- me aseguró y
de mi boca salió un grito ensordecedor.
Me dolía demasiado…
-Dios…- cerré los ojos nuevamente y
sentí otra fuerte punzada- Edward, tengo contracciones- le aclaré abriendo los
ojos y sentí cómo su cuerpo se tensaba.
-Lo sé- me besó en la frente y
comenzó a moverse hacia la salida con Yuna a su lado…
Llegamos al Volvo y me sentó con
mucho, mucho cuidado.
-Vale…- tironeó de su pelo en un
total estado de nervios- Ahora me subiré e iremos al hospital…- susurró más
para sí que para mí y a pesar de la situación, no pude más que reírme.
-Edward, soy yo la que tengo unos dolores
de muer…- volví a cerrar los ojos y sentí una punzada más dolorosa que antes-
¡Date prisa!- rugí y sentí cómo metía a Yuna en el asiento trasero y cómo se
apresuraba a paso ligero al asiento del copiloto.
-Vale…- arrancó el motor y enseguida
inició la marcha en dirección al hospital.
Estábamos a punto de salir a la
autopista cuando, de nuevo, sentí una fuerte punzada, pero esta vez fue la más
dolorosa y constante…
-¡JODER!- grité clavando mis largas
uñas en el asiento de piel…
-Shh, relájate- me pidió y yo lo
miré envenenada.
-¿Cómo carajo quieres que me relaje
con estos dolores?- no tuve tiempo a seguir despotricando, una nueva
contracción me dejó sin aliento…- ¡Edward!- grité y sentí cómo se paraba el
coche.
¿Ya habíamos llegado?
-Mierda…- susurró Edward y abrí los
ojos por un breve segundo para darme cuenta que estábamos parados en medio de
la autopista por un tráfico horrible.
-No puede ser…- eché mi cabeza hacia
atrás y de mi ojo derecho salió una lágrima por los fuertes dolores que estaba
teniendo.
-Mi vida, tranquila- Edward me quitó
el cinturón de seguridad y me acercó a su pecho, con mucha dificultad debido a
mi enorme barriga…
-No puedo estarlo, Edward, tu hijo
no entiende de tiempo y ya está aquí…- otra nueva contracción me golpeó
salvajemente, lo que provocó que apretara la mano de Edward fuertemente.
-¿Papá?- sentí que hablaba por
teléfono- Si, ya está aquí- hizo una pausa- Estamos en la autopista 3- aclaró y
escuché un suspiro de la otra parte de la línea.
-¡Dios!- dejé de escuchar la conversación
y puse mis manos en mi vientre, sintiendo cómo empujaba mi hijo hacia afuera.
Joder… esto no me podía estar
pasando a mí…
-Tengo que colgar, papá, sí, tendrá
que nacer aquí…- cuando escuché lo último, me giré hacia él y lo miré con los
ojos muy abiertos…
-¿Qué?- su cara pasó a ser blanca
como el papel y se limitó a tragar en seco.
-Tendrá que nacer aquí, Bella, el
bebé no puede esperar tanto…- me cogió la mano y se la apreté al sentir otra
contracción.
-¿Cómo voy a tenerlo aquí, Edward?
-Ven, te tenderé en el asiento
trasero y veré en qué estado estás- me besó en la frente y yo asentí
lentamente, sintiendo, ahora sí, cómo mi cuerpo se sacudía violentamente por
las dos contracciones seguidas…
-Ed-ward…- creo que de mi boca no
salió nada, sólo fue un murmullo inaudible para cualquiera…
-Vamos- no me di cuenta cuando abrió
la puerta siquiera y me cogió en peso, sin ninguna dificultad a pesar de mi
estado y me tendió en los asientos traseros, sintiendo una manta debajo de mi cuerpo.
-¿Y Yuna?- una gota de sudor me
recorrió el rostro y mi esposo la quitó con su dedo pulgar.
-No te preocupes por ella, está
bien- me aseguró y la busqué con la mirada- Está con el seguridad del peaje- yo
asentí más tranquila ahora.
Ese hombre nos conocía por la
multitud de veces que pasábamos por aquí.
-Tengo que hacerte una pregunta…-
sentí cómo me quitaba los zapatos y me besaba el pie.
-Dime- su voz parecía tranquila,
pero el deje de nerviosismo que tenía no me lo podría ocultar jamás…
-¿Por qué demonios has cogido por
aquí?- me miró- Podrías haber ido al hospital por la Quinta Avenida…- susurré
dolorida por los latigazos de mi cuerpo.
-Bella, ¿te das cuenta de cuánto
tráfico puede haber un lunes a las dos de la tarde en la Quinta Avenida?- lo
pensé y la verdad era que tenía razón…
Dios… me estaba muriendo de calor.
-Edward, me muero de calor…- sentía
todo mi cuerpo pegajoso, mi ropa estaba totalmente incrustada en mi piel…
-No puedo poner el aire, es malo
para el bebé, hermosa- me besó en la mano y comenzó a levantarme un poco el
vestido- Ahora harás todo lo que yo te diga, ¿de acuerdo?- yo no pude más que
asentir a la vez que gemía de puro dolor- Recuerda las respiraciones, mi amor-
si… cómo olvidar las clases de pre-parto…- Así- me hizo una demostración y si
fuera en otra situación, me hubiera reído hasta cansarme…
De nuevo, sentí una fuerte contracción,
pero esta vez más dolorosa que cualquier otra…
-Dios mío, Edward, haz algo, por
favor…- le imploré con lágrimas en mis ojos por tanto dolor…
-Mi vida, relájate- si hubiera
tenido la suficiente fuerza en estos momentos, juro que le hubiera golpeado,
pero él pareció ignorar mi mirada asesina- Ahora mirare cómo está el bebé, ¿de
acuerdo?- yo sólo pude asentir e intentar relajarme como me había dicho- Eso
es, relájate…
Cerré los ojos y muy pronto sentí
cómo me quitaba mi ropa interior y me subía el vestido con mucho cuidado.
-¿Necesitan ayuda?- sentí las manos
tensas de mi esposo por mis muslos y abrí los ojos.
Era un hombre que no parecía tener
muchas ganas de ayudar, más bien, tenía ganas de mirar mi parte sur…
-No, no necesitamos ayuda- el tío
miró mi cara y me sonrió- ¿Qué le hace tanta gracia?- su boca se puso en una
línea- Hágame un favor y ¡váyase al carajo!- Edward lo miró de manera asesina y
el hombre se alejó rápidamente.
-Es increíble…- susurró mi hombre a
la vez que dejaba el borde de mi vestido a mitad de mi enorme barriga.
Ahí fue cuando me di cuenta que
Edward estaba en una posición demasiado incómoda, tenía la puerta trasera
abierta y estaba apoyando su rodilla derecha en el posa pies del coche…
-Mi amor, estás incómodo…
-Tienes dos centímetros de
dilatación- ignoró completamente lo que le había dicho y yo lo miré, por
primera vez, directamente a sus ojos.
-¿Eso es bueno, no?- solté un gemido
audible al sentir más contracciones.
-Joder… se supone que sí…- su voz
era de total miedo y yo cerré los ojos a la vez que varias lágrimas rodaban por
mis mejillas- Tienes que dilatar diez centímetros- aclaró y yo gemí al saber
cuánto me quedaba…- Voy a ir a por mi maletín, ahora mismo vuelvo- se alejó y
mentiría si dijese que había tardado más de treinta segundos…- Voy a palpar la
cabecita de nuestro hijo, ahora tienes que estar lo más tranquila posible, será
un poco molesto- abrí los ojos y me miró con esas dos esmeraldas que tanto
amaba.
-Vale- intenté sonreírle y él me
acarició el muslo en señal de apoyo.
-Todo saldrá bien, mi vida, te lo
prometo- me sonrió torcidamente y se acercó, como pudo, para darme un beso en
los labios, suave y reconfortante -Allá voy- dijo cuando se separó de mí y
sentí sus dedos en mi cavidad, haciendo que mi cuerpo se sintiera a desfallecer…
-Edward…- ese gemido salió más a
placer que a dolor, él sólo me miró con ojos oscurecidos, demasiado, y luego
bajó su mirada hacia mi parte más íntima.
-Su cabecita está aquí- sentí que se
adentraba más en mi cavidad.
-Dios… ¿está bien?- de nuevo, una
contracción golpeó mi cuerpo y él puso una mano en mi barriga para que no me
moviera.
-Si, relájate, mi vida, sé que no es
fácil, pero tienes que hacerlo, por él- me cogió la mano y sentí el guante de
látex que tenía un su varonil y delicada mano.
-Lo intentaré- él asintió y me tapó de
nuevo con el vestido.
-Debemos esperar- hizo una pausa- Debería
de estar motorizándote el corazón y las contracciones…
-Lo sé, pero es imposible, sólo
quiero que nuestro hijo nazca bien, por favor…- me miró directamente a los ojos
y se acercó a mí.
-Te juro que nacerá perfectamente-
su voz no tenía ningún deje de duda y solté un suspiro de alivio, el primero en
una hora…
Después de dos horas, con horribles
dolores y un Edward frustrado mirando el grado de dilatación que tenía, mi hijo
ya estaba para nacer.
-¡Edward!- grité fuera de mí cuando
sentí que mi hijo empujaba hacia el exterior.
-Bella, ahora tienes que empujar con
todas tus fuerzas- me miró con un brillo especial en los ojos y yo sonreí a la
que asentía.
Empujé y empujé con todas mis
fuerzas.
-Así, mi vida, muy bien- su mano
estaba en mi vientre, empujando levemente hacia abajo y su otra mano estaba en
mi pierna izquierda.
-Dios… no puedo más, Edward- sollocé
con lágrimas en mis ojos, impidiendo ver la hermosa escena que tenía frente a
mí.
-Mi amor, sólo falta un poco más,
empuja con todas tus fuerzas- yo asentí y apreté con todas mis fuerzas.
-¡JODER!- grité con todas mis ganas
a la vez que hacía una fuerza extrema…
-Bien, así- empujé más y muy pronto
escuché el llanto de mi hijo…
Miré a las dos personas más
importantes de mi vida y no pude más que sonreír.
Era la escena más preciosa que había
visto jamás…
-Bella…- sentí
cómo me zarandeaban suavemente, pero yo sólo me quejé- Mi amor…- sentí unos
labios cálidos en mi mejilla y abrí los ojos con mucha dificultad.
Lo miré y
sus labios formaban una sonrisa radiante.
-¿Qué pasa?-
dije soñolienta a la vez que me dejaba caer en su esculpido pecho.
-Es la hora- me besó en la frente y me abrazó.
-Dios…-
gemí- ¿Qué hora es?- le besé en el pectoral y soltó un pequeño gemido de
placer.
Sonreí.
-Son las
nueve- me aclaró separándose un poco de mí- ¿Cómo estás? ¿Notas alguna
molestia?- yo negué.
-No, no me
duele nada- me desperecé un poco y me tendí de nuevo en la cama.
-Vamos… ¿No
querrás llegar tarde, verdad?- me miró con la picardía pintada en el rostro y
yo mordí mi labio inferior- No hagas eso- deshizo mi agarre con su dedo y me
besó en los labios con rapidez antes de salir de la cama.
-¿Dónde vas?-
gateé hasta donde estaba él y mi diminuto camisón se subió, dejando ver
completamente mis piernas y parte de mi trasero.
-Joder…-
gimió mirando mi cuerpo con lujuria.
Volví a
sonreír.
-¿Te duchas
conmigo?- me incorporé sensualmente en la cama y me puse a su altura a la vez
que enroscaba mis brazos en su cuello.
-No puedes
seguir jugando con mi autocontrol…- sonreí y él me cogió por la cintura,
haciendo que mis piernas se enroscaran en su cintura.
-Dentro de
muy poco no podrás hacer esto- nos señalé y él sólo sonrió torcidamente a la
vez que atacaba mis labios sin ninguna piedad.
Adentré mi
lengua en su cálida y húmeda boca y me sentí desfallecer por su dulce aliento.
Sus manos bajaban y subían una y otra vez por mis muslos y mi trasero, haciendo
que me mojara inevitablemente…
-Bella…-
gimió cuando bajé por su mentón y ataqué su cuello sin previo aviso.
En ese
momento sonó mi móvil y tuve que rodar los ojos al ser tan oportuno el que
fuese…
-Joder… ¿no
tienen otra hora para llamar?- Edward soltó una carcajada a la vez que me
dejaba en el suelo.
Me encaminé
hacia la mesita de noche y cogí mi Iphone.
-¿Si?- miré
a mi esposo y éste me guiñó un ojo a la vez que se dirigía a nuestro baño.
-Buenos días, hija- era Esme.
-¿Qué tal,
Esme?- mi frustración por no hacer el amor con mi hombre pasó a segundo plano
cuando escuché la maternal voz de mi suegra.
-Muy bien, hija, pero… ¿cómo estáis vosotros?-
sonreí ante su preocupación.
-Estupendamente,
Esme, acabamos de levantarnos.
-¿No os habré despertado, verdad?- dijo alarmada.
-No, no te
preocupes- hice una pausa- Nos hemos levantado temprano porque tenemos que ir a
hablar con el abogado- ella suspiró.
-¿Estás segura?- a pesar de que no había preguntado
completamente, sabía el motivo de su preocupación.
-Completamente,
Esme, es necesario.
-Lo sé, pero tienes que tener mucho cuidado,
por favor, hija- asentí a pesar de que no me viese.
-Por
supuesto, Esme- me dirigí hacia el baño y la vista, más hermosa y erótica a
partes iguales que había visto nunca, se presentaba ante mí…
-Me quedo más tranquila porque tienes a mi
hijo a tu lado…- dejé de escuchar a Esme en algún momento, sólo tenía ojos
para él…
Edward
estaba en la enorme ducha de hidromasaje, pero eso no era relevante… Lo que era
relevante era que, su cuerpo estaba completamente erguido y cuando digo,
completamente, su amiguito también entra en ese conjunto… mientras el agua de
la alcachofa le caía de manera pecaminosa por todo su cuerpo… a la vez que sus
finos y delicados dedos se adentraban por sus cabellos…
-¿Y qué me dices, hija?- sacudí mi cabeza y le contesté lo
más formal que pude…
-Eh, sí,
claro- dije sin saber a qué iba su pregunta…
-¡Perfecto!- gritó muy contenta- Entonces os espero a las tres en casa-
abrí los ojos mucho cuando pegó una mano a la mampara de la ducha.
Dios… esto
era más de lo que mi pobre cerebro y corazón podrían soportar.
-Vale, a
las tres en tu casa- le aclaré y colgué sin siquiera despedirme…
Dejé el
móvil encima del mueble, justo al lado del lavabo sin quitar mi mirada de ese
cuerpo perfecto y me fui desnudando a medida que iba avanzando hacia él…
Entré en la
ducha y él me miró con mucha lujuria y pasión.
-¿Te haces
una idea de lo putamente sexy que eres?- susurró mirándome sin ningún tipo de
pudor, lo que hizo que mi entrepierna se mojara considerablemente…
-¿Y tú te
haces una idea del cuerpo tan perfecto que tienes?- me acerqué hasta él con
urgencia, provocando que el agua cayera sobre mi cuerpo, y lo besé con más
rapidez aún…
Sus manos
me cogieron y volví a enrollar mis piernas en torno a su cintura, sintiendo,
esta vez, su miembro erguido y palpitante para mí…
Sonreí como
una puta posesa.
Adentré mi
lengua con más profundidad y muy pronto, sentí su mano en mi parte más sensible
y caliente…
-Joder…
estás tan húmeda y palpitante para mí…- gimió y volvió a atacar mis labios con
vehemencia…
Sin si
quiera avisarme o esperármelo, me penetró de una sola estocada, haciendo que el
aire de mis pulmones saliera de un solo golpe.
-Joder…-
volvió a gemir audiblemente a la vez que salía de mi interior y me penetraba de
un golpe seco nuevamente.
-Edward…-
cerré los ojos llevándome por el placer totalmente y sentí que mis paredes
estaban secas a pesar de estar húmeda por completo…
-Eres una
diosa- susurró y sus manos apretaron mi trasero, haciendo que la penetración
fuese más profunda…
-Bella…- su
boca estaba en mi cuello, lamiendo y succionando y yo estaba completamente loca
de placer…
Mis uñas se
clavaron en su húmeda y suave espalda y acerqué mi boca a la suya, degustando
su exquisito y cálido aliento.
-Eres tan
deliciosa…- me penetró una, dos y tres veces seguidas, sacando su miembro lo
justo para que su punta no saliera…
-Dios… y tú
tan enorme…- mordisqueé la suave piel de su hombro y sentí que desfallecía por
sus continuas y rudas estocadas.
No me faltó
mucho más para llegar a mi orgasmo…
-¡Bella!-
gritó antes de atacar a uno de mis pezones con maestría…
-Dios,
Edward… no pue… puedo más…- cerré los ojos a la vez que clavaba mis uñas en su
espalda, gimiendo audiblemente como una auténtica loca…
-¿Te gusta?-
dijo mirándome a la vez que me penetraba rudamente…
-Oh, si,
Dios…- mis paredes se contrajeron alrededor de su miembro y sentí el cálido
líquido caer de mi bajo vientre…
-Joder… ¡Bella!-
sus manos apretaron más fuertemente mi trasero y me acercó más a él, como si
eso fuera posible…
Muy pronto,
sentí cómo se derramaba en mí…
-Dios…-
susurré dejando caer mi cabeza en su pecho.
-Joder…-
susurró Edward dejando su barbilla en mi cabeza.
Estuvimos
un tiempo así, sin despegarnos, hasta que mi hijo llamó nuestra atención…
-¿Ha sido
eso una patada o te has movido tú?- me dijo Edward separándose de mí.
-Ha sido
una patada- sonreí tocando mi pequeña barriguita con una mano.
-¿Cómo
puede moverse algo tan minúsculo?- dijo dejándome en el suelo de la ducha
mientras me tocaba el vientre con ambas manos.
-No lo sé,
Doctor Cullen, usted es el médico- le dije pícaramente y él me besó en la
frente.
-Sólo mide
12 centímetros y pesa 35 gramos…- dijo como si fuera obvio y yo lo miré
directamente a los ojos.
-¿Cómo
sabes tú eso?- dije sorprendida y él me sonrió.
-Bueno… le
dije a Carmen que no te dijera nada, que quería decírtelo yo- me aclaró y yo
sonreí como una tonta.
-Bueno…
como sabrás ahora mismo, es más grande de lo normal, así que tendrá más
inteligencia también- ambos nos reímos por mis ocurrencias y nos abrazamos con
todo el amor del mundo.
-Tengo unas
ganas enormes de cogerlo- sonreí ante sus palabras y lo apreté más contra mi
cuerpo.
-Y yo, sólo
quiero besar esa piel suave y rosita de su carita y de su cuerpecito- sentí su
sonrisa sobre la piel de mi frente.
-Te amo- me
besó en los labios y se separó de mí para coger la esponja y echarle gel con
aroma a vainilla, mi favorito.
Me sentó en
el banquito que había dentro de la enorme ducha y comenzó a restregar mi cuerpo
con mucha suavidad, sintiendo la suavidad de sus dedos en mi piel.
Cuando
terminó de enjabonarme perfectamente, cogió la alcachofa y comenzó a enjuagarme
con delicadeza y atención.
-Gracias-
le sonreí y le besé en esos labios que me volvían loca.
Salimos de la ducha y Edward envolvió una
toalla en su perfecta cintura y a mí, me envolvió en una toalla para cogerme en
brazos y llevarme hasta la cama.
-Como sigas
cogiéndome así, me acostumbraré- le dije sentándome en la cama con cuidado.
-Nada me
gustaría más que acostumbrarte- me sonrió y me besó en los labios antes de dirigirse
hacia nuestra cómoda y sacar mi conjunto de lencería de hoy.
-¿Desde
cuando eliges mis conjuntos de lencería, Doctor Cullen?- le sonreí y él hizo lo
mismo tendiéndome un precioso conjunto beige de encaje.
-Bendita
sea Alice- susurró mirando el hermoso conjunto de mis manos.
-Si… aunque
la mayoría a sido a elección mía, mi amor- le guiñé un ojo a la vez que me
levantaba y dejaba caer la toalla, con mucha sensualidad por mi parte, sobre mi
cuerpo.
-Iré… iré a
hacer el desayuno…- dijo mirándome con mucha lujuria y yo sonreí como una
idiota mientras me acercaba a él.
-¿No vas a
vestirte?- me relamí los labios y me acerqué a él, a tal punto que sentía su
respiración errática en mi rostro…
-Bella, no
me hagas esto…- cerró los ojos y yo aproveché para atacar sus labios poniéndome
de puntillas.
-Eres
absolutamente sexy, provocativo, sensual y tremendamente perfecto…- le susurré
muy cerca de su oído, incitándolo, provocándolo…
-¿Cómo es
posible que tengas tantas ganas de sexo en tu estado?- abrió los ojos y yo
ensanché mi sonrisa aun más.
-Es toda tu
culpa, eres demasiado para mí- le guiñé el ojo y ataqué sus labios de nuevo,
adentrando mi lengua sin ningún tipo de pudor… pero decidí no ser mala por más tiempo
y separarme justo cuando él iba a profundizarlo- Debemos irnos en…- miré el
reloj de la mesita de noche y volví a mirarlo- En quince minutos- le guiñé y le
sonreí sensualmente girándome y encaminándome hacia la cama para coger mi ropa
interior y ponérmela.
Cogí la
fina tela y me agaché para ponerme el fino tanga, escuché su respiración
anormal como si fuera un toro.
Sonreí.
Me lo puse
por completo y me abroché el sujetador con elegancia.
Sentí cómo
se movía y después el sonido del cajón al abrirse.
-Iré a
hacer el desayuno- su voz era ronca, absolutamente ronca, pero decidí ignorarla
por completo para no hacer que mi querido esposo perdiera la cordura…
-No,
desayunaremos en el bar que hay enfrente del bufete de abogados- él asintió y
se giró hacia el enorme armario y sacó una camisa azul y unos pantalones beige
de mezclilla- Deja que te ayude- anduve hasta él haciendo que mis enormes
pechos se salieran un poco de la circunferencia del sujetador…
-Tengo que
comprarte sujetadores nuevos…- dijo tragando en seco mirando mis voluminosos
pechos.
-Bueno… la
verdad es que si…- cogí la camisa de sus manos y se la coloqué con mucha
sensualidad, y ahora era involuntariamente…
-¿Puedes
ser menos sensual para ponerme si quiera una puta camisa?- gimió y yo le
sonreí.
-No era mi
intención, cariño- metí cada botón por su ojal correspondiente rápidamente,
pero con un cuidado extremo y después miré esos pozos verdes, ahora mismo,
totalmente oscurecidos…
-Gracias, nena- me sonrió torcidamente y
cuando estaba pasando por su lado, me dio una nalgada.
-No
provoques, Edward Cullen o te tiraré a la cama y te haré mío hasta perder la
noción- tragó en seco y yo le guiñé a la vez que sonreía.
Llegué al
armario y cogí un fino vestido beige, igualando con mi conjunto de lencería y
cogí unos zapatos rojos de charol con unos tacones altos.
-Ya tienes
doce semanas y media, ¿no te dijo Carmen que a partir del cuarto mes no podrías
usar zapatos de tacón?
-Si…-
susurré y lo miré a los ojos- Te prometo que será el último día que me los
ponga- le aseguré y él negó con la cabeza a la vez que sonreía.
-No lo hago
para molestarte, mi vida- se acercó a mí y me abrazó- Sólo me preocupa que
puedas caerte y que es malo en tu estado, más que nada por tu espalda- me besó
en la frente y me sonrió.
-Lo sé,
pero prométeme que el día del juicio me dejarás ponérmelos- lo miré y su mirada
se entristeció un poco.
-Entonces
hoy no es el último día- declaró teniendo toda la razón, pero yo le puse mi
carita de carnerito a medio morir, tan típico de Alice.
-Edward…-
sólo me faltaba patalear como una niña pequeña…
-Está bien,
pero sólo ese día- yo asentí y lo abracé de nuevo.
-Gracias,
amorcito- le dije sonriente y me separé de él para poder vestirme.
-Sólo
tienes cinco minutos para vestirte- dijo mirando a su distinguido reloj de
muñeca.
-Oh, Dios…
¿enserio?- Edward me miró divertido y asintió- Vale, pues terminaré enseguida-
corrí con el vestido en la mano y entré en el baño.
-¡Ten
cuidado!- me gritó cuando cerré la puerta del baño.
Joder…
tenía que secarme el pelo, peinarme, maquillarme, vestirme… ¡en cinco minutos!
Imposible…
Me sequé el
pelo en unos dos minutos más o menos y decidí cogerme una trenza informal, de
ese modo, los mechones que aún estaban húmedos, no se notarían.
Me coloqué
el vestido con cuidado y cerré la cremallera que tenía en el lateral izquierdo.
Me senté en el taburete frente al espejo y me maquillé suavemente, acentuando
mis labios de un rojo intenso, igualando con mis Prada.
Salí de
baño y me encontré a Edward sentado en la cama con una revista de bebés en su
regazo.
-¿Qué lees?-
sonreí y cogí mis altos zapatos y me los puse sin ninguna dificultad.
-Cosas sobre
bebés- su mirada se dirigió hacia mí y sonrió al ver mi atuendo- Estás
absolutamente hermosa- se levantó y me besó sin ninguna dificultad en los
labios.
-Al fin y
al cabo, los echarás tanto de menos como yo- le declaré y él sonrió.
-La verdad
es que si, echaré de menos que los demás vean tus perfectas piernas torneadas
con esos zapatos- le sonreí y lo besé rápidamente para coger mi bolso rojo,
igualando con los zapatos- Ya empieza a notarse el ambiente de la primavera-
anunció mientras nos encaminábamos hacia la salida.
-Bueno… es
Abril, la verdad que este año ha sido demasiado frío- asintió coincidiendo
conmigo.
Me ayudó a
ponerme una chaqueta fina y él se puso una similar.
Salimos de
casa y nos encaminamos hacia el ascensor a la vez que sentía otra patada de mi
hermoso hijo…
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¡¡¡Al fin, chic@s!!!
Ya tenéis aquí el tan ansiado y esperado capítulo, tengo que deciros que ahora estoy a punto de escribir MEZCLA DE SENTIMIENTOS, no os diré mi objetivo de esta semana porque siempre ocurre algo, pero sólo os diré que esta semana estará cargada de capítulos, al menos es mi pensamiento :D
Las cosas para Edward y Bella parecen normalizarse, pero... ¿será por mucho tiempo? ¿Qué creéis que les dirá el abogado? ¿Y en el juicio...? ¿Qué pasará?
Bien... tengo que deciros que mis expectativas de hacer 45 o 50 capítulos se cumplirá, todavía queda mucha historia por delante y espero escribirla en el menor tiempo posible para seguir publicando DULCE TENTACIÓN ;)
Les dedico el capítulo a mis chicas de siempre, a pesar que también me acuerdo de todas las chicas que leen los capítulo, porque yo puedo ver las veces visitadas de cada entrada y la verdad que si entran 100 y sólo comentan 4... bueno... el esquema no es muy certero, pero bueno... espero que algún día os animéis a comentar.
Yess, cariño mil gracias por confiar en mí y contarme todo sobre tu estado de ánimo y de tu vida, de verdad, que eres una personita demasiado especial :D ¡Gracias por apoyarme y darme palabras de aliento cuando más lo he necesitado! ¡Te quiero muchísimo, guapísima!
Lourdes, siempre me sacas una sonrisa con tus palabras y lo de el error del otro día, de verdad, que me descojoné yo sola... jajajaja :D Gracias por seguir apoyándome en todo y entenderme, de verdad que eres una persona muy buena y que se preocupa por los demás :D ¡Gracias por seguir leyéndome! Me alegra mucho de que te guste. ¡Muchos besos!
Gem, gracias, nena, me apoyas con tus dulces palabras y eso me alegra en demasía :D ¡Gracias por seguirme a donde quiera que vaya!
Lumy, nena, te agradezco de todo corazón que siempre estés ahí explicándome los motivos por los que te veo ausente, de verdad, que no hace falta que me digas nada personal, simplemente que me digas un "estoy bien" :D ¡Sabes que me preocupo por tod@s vosotr@s!
Mari, tu siempre estás ahí a pesar de todo, ¡Gracias, nena, por seguir siempre conmigo! ¡Muchos besos!
¡MUCHAS GRACIAS, DE NUEVO!
MAÑANA SUBIRÉ EL PRÓXIMO DE MEZCLA DE SENTIMIENTOS Y PROBABLEMENTE, UN PREMIO :D ¿Quién lo tendrá...?
Mmmmm... ¡PRONTO LO VERÉIS! :D
Romina,
ResponderEliminarMuchas gracias por la dedicatoria y por el capítulo!!!! Afortunadamente, hay un remenso de paz en esta historia...aunque no se por qué pero me da que no va a durar mucho :)
Espero que hayas podido disfrutar de tus vacaciones al lado de tu novio y que te lo hayas pasado en grande!!!! :)
Lo cierto, es que (hablando de los planes) yo tp los solía decir pk siempre se me chafaban....me ocurría algo, un contratiempo, y todo se iba al trate...así que, por esa parte, debo decir que te entiendo como no tienes idea...aún así, tu tranquila que todo te irá bien!!! estoy segura!!!! ;)
Lo cierto, es que yo esta semana también he estado ocupadísima...además de estar preparando los planings de estudio para el próximo examen que tengo, he estado buscando trabajo, haciendo cursos e intentando disfrutar un poquito con mi novio y con la familia...
A veces el tiempo parece que no nos da a vasto y que necesitamos más de 24 horas....a mi me suele pasar la mayoría del tiempo!!!!
Bueno, lo dicho: espero que estés bien, con energía y con fuerzas y que esta semana, aún estando liada, te sea muy productiva.
Muchos besitos guapísima!!!!
Espero con ansias de nuevo todas tus historias que sabes que me maravillan y me emocionan a más no poder!!!!
Siempre contigo,
Lourdes
Lourdes!!! Q tal? Como estas? Acabo de leer tu comentario :-)
EliminarNo tienes q agradecerme nada del capítulo, la dedicatoria la hago de todo corazon ;-) gracias a ti por tomarte tu tiempo en comentar.
La verdad es q si, como hagas planes se te estropean en un segundo, sea por lo q sea, siempre surge algo. Por eso es mejor no hacerlos y q todo surga como tenga q sugir :-)
Me alegro mucho de q te haya gustado el capítulo, lo he escrito con muchas ganas.
Muchos besos y abrazos,
Romiina^.^
Romina,
ResponderEliminaryo estoy bien, ajetreada con las tareas que tengo pendiente y con muchísimas ganas de seguir leyendo tus historias!!!! :)
Me alegro de que estés bien y que sigas teniendo esas fuerzas y ese ánimo que siempre te caracteriza...
No me ha gustado el capítulo, me ha encantado!!!! :)
Muchas felicidades guapísima!!!
Besosss y abrazos para ti tb
Lourdes
Romi: que dulce la dedicatoria, muchas gracias. genial me encanto el capitulo, pero tengo una leve sospecha de que el jucio va a traer problema, espero q juntos puedan resolver lo q se les avecina. besos nena.
ResponderEliminarQUE ME MUERO!!!! Siento como la calma antes de la tempestad en la que todos se tranquilizan y uno se queda como con la espinita de... ¿qué irá a pasar?, ¡¡¡COMO SIEMPRE UN EXCELENTE, EXHUBERANTE Y DELICIOSO CAPITULO!!, no sabes la alegría que me da leer mi droga personal...
ResponderEliminarInolvidable...es tal cual lo dice el fic, lo tiene todo amor, pasión, intriga...ahhh quiero saber pronto que pasará, me tienes mordiendome las uñas cariño!!! :P
En cuanto a tu dedicatoria, ohh mi hermosa TODO *u* sabes que el honor y placer son mios ya que vos siempre estas para escucharme y consolarme, te quiero con el alma y corazòn pequeña, ¡gracias por ser y existir!, eres una personita muy especial en mi vida y espero estes por muchos, muchos años más.
PD/ El capi de nuestro fic, quedò de fábula, ¿lo puedo publicar ya? :D
Besos y abrazos.
Yess*.*
Romi un capí exquisito. De verdad que tanto amor me fasina. Son la pareja perfecta, me encanta la felicidad que irradia el capí. Sé que cuando nazca el bebe los unira muchísimo más!!! La historia se pone cada vez mejor, ansiosa por el próximo. Un abrazo!!!
ResponderEliminarPD: Mil Gracias por la dedicación!!!