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DULCE
TENTACIÓN…
Disclaimer: Casi todos los personajes
pertenecen a la maravillosa escritora S. Meyer. Yo sólo juego con ellos y hago
lo que mi imaginación me dicta…
Raiting: M
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Prefacio: Ella, una joven desgraciada, preocupada por su hermano y tentada a saciar su sed de venganza, pero con todo el mundo a sus pies en la noche… Una belleza que sólo puede tener el mejor postor…
Él, el hombre más seductor y sexy que te podrías encontrar, arrogante y tremendamente sensual, siempre consigue lo que quiere, sea al precio que sea, pero con un pasado bastante duro…
¿Podrán ignorar la dulce tentación que les deparará el destino?
Capítulo
1: Así soy.
Bella pov.
Estaba en un bosque deambulando
sola, sintiendo las ramas secas en mis pies descalzos y el aire subir mi
vestido a medida que iba avanzando.
-Hija, ven…- se escuchó la voz de mi
madre a lo lejos donde un camino de enormes árboles se perdían hacia la
oscuridad…
No lo dudé en ningún instante y
corrí hacia aquella voz que tanta paz y tranquilidad me daba…
A medida que iba avanzando podía
distinguir la esbelta figura de una mujer de unos cuarenta y cinco años. Su
pelo estaba suelto en suaves ondas, totalmente rubio, parecía el oro líquido.
Su delicada cara estaba enmarcada por espesas y largas pestañas y su boca de
corazón, estaba completamente roja, contrastando de manera irreal con su piel
nívea. Sus mejillas estaban completamente sonrosadas y sus ojos celestes, como
el cielo, me miraban con determinación.
Si… era mi hermosa madre.
-Mamá- susurré corriendo aun más
rápido y su mano derecha se alzó en mi dirección.
-Hija, eres tan hermosa…- sus labios
se curvaron en una preciosa sonrisa y yo sonreí ante aquella imagen tan
hermosa.
-Mamá, te quiero mucho- le dije con
lágrimas en los ojos a la vez que avanzaba más y más.
Ahora tan sólo me quedaba unos tres
metros para alcanzarla, la única luz que había era la que estaba dejando a mis
espaldas, todo era oscuridad…
-Hija, quiero que cuides de tu
hermano como yo lo haría- me dijo con voz alegre y yo me paré en seco.
-No, mamá- las lágrimas no me
dejaban verla con claridad- Tú podrás cuidarlo, ven conmigo- me acerqué más a
ella e intenté coger su mano, pero de repente desapareció…- No, ¡¡¡MAMÁ!!!-
grité, pero no tuve ninguna respuesta, me derrumbé con las manos en mi cara,
llorando por mi pobre madre…
Abrí los
ojos y me encontré de lleno con el techo blanco de mi habitación.
Mi
respiración estaba totalmente agitada y mi cuerpo sudado y temblando…
En ese
momento se escuchó el llanto de un bebé, un llanto lastimero, y parecía no
tener fin…
Era mi
hermano…
Me levanté
como si mi vida dependiera de ello y caminé tres pasos hacia la cuna de ese
bebé hermoso que tanto adoraba.
-Buenos
días, cariño- lo cogí en brazos y sentí sus lágrimas en el hueco de mi cuello-
Shh, ya está mi amor, estoy aquí contigo- se tranquilizó poco a poco y lo puse
frente a mí para poder mirarle.
Sus
hermosos ojos azules, tan iguales a los de mi madre, brillaban como el propio
cielo y su boquita se tornó en una sonrisa totalmente adorable.
-¿Tienes
hambre, eh?- él balbuceó y yo me reí antes su expresión. Lo besé con todo el
cuidado del mundo en su cabecita y lo volví a abrazar- Ahora mismo te prepararé
tu desayuno, cariño- pareció comprenderme porque se separó un poco de mí y me
miró sonriente.
Sonreí y
avancé hacia la puerta de mi habitación para dirigirme hacia la cocina.
Cuando
llegué lo dejé en la cunita que tenía en el salón, pero comenzó a llorar de
nuevo y se me partió el alma, enseguida lo cogí y lo mecí.
-¿Qué te
pasa, mi amor?- lo besé y lo mecí con delicadeza.
Pareció
tranquilizarse, pero su estómago rugió violentamente.
-Si… lo que
me temía- él me hizo una mueca con su pequeña boquita e inmediatamente me volví
a la cocina para hacerle su biberón.
Con el
brazo izquierdo lo cogía mientras que con el brazo derecho, calentaba el agua.
Después la vertí en un vaso para añadir las cucharadas de leche. Cuando toda la
leche estuvo disuelta, esperé a que se enfriara un poco para dárselo.
-¿Tú
también te acuerdas de ella, verdad cariño?- le toqué su cabecita llena de
pelitos rubitos, tan iguales a los de mi pobre madre… Balbuceó de nuevo y yo
sonreí a pesar de todo…
Hoy hacía
justamente tres meses que había muerto mi madre, tres largos meses en los que
me había sumido en cuidar a mi recién nacido hermano…
Mi madre
había muerto en el parto, dejando a un precioso bebé en este miserable mundo…
pero yo me encargaría de que tuviera la mejor educación y de que creciera sano
y fuerte, eso si me lo permitía Charlie…
Charlie…
Charlie se
había casado con mi madre hacía dos escasos años, después de que mi padre
hubiera muerto diez años atrás… mi madre decidió rehacer su vida y encontró a
ese miserable hombre…
Me había
criado sola, con mucho esfuerzo a pesar de tener una de las mayores fortunas
del país, pero siempre estando conmigo en todo momento y eso era lo que quería
hacer yo con Brayan…
Brayan
siempre fue el nombre que le gustó a mi madre para su primer nieto, ya que ella
no contaba tener un segundo hijo cuando su hija tenía veinte y dos…
El llanto
de Brayan me despertó de mi momento de dolor.
-Perdona,
cariño- le besé en su suave y redonda mejilla y cogí el biberón de la encimera.
Me eché un poco de leche en el dorso de la mano y comprobé que estaba a una
temperatura perfecta.
Acerqué la
pequeña tetilla a su pequeña boquita y la cogió enseguida. Sonreí ante la
imagen más maravillosa que había visto jamás…
Sus manitas
cogían el biberón con fuerza para que no se le escapase y su pequeño pecho
subía y bajaba con rapidez ante la ansiedad de comer.
-Te amo, mi
vida- le sonreí a sus tiernos ojitos y éstos brillaron.
Se lo
terminó enseguida y puse el biberón en el fregadero. Lo cogí con ambas manos y
puse su carita en mi hombro para que soltara el típico eructo.
Después de
algo más de cinco minutos, lo soltó al fin y sentí su carita en el hueco de mi
cuello a la vez que su respiración se hacía más tranquila.
Se había
dormido.
Con mucho
cuidado, avancé hacia la habitación y lo dejé en su enorme cuna, enorme para su
pequeño cuerpecito.
Lo
contemplé creo que durante horas…
Flash Back.
Hoy había
quedado con Jacob, mi guapo novio se había empeñado en ir al cine, hoy
miércoles, y no me pude resistir a pesar de que mañana tenía universidad…
Sonreí ante
la imaginación de mi cabeza de su preciosa sonrisa, a la vez que me maquillaba
en el baño de mi habitación, cuando un fuerte dolor abdominal me golpeó…
Lo último
que recordé, antes de que mi cuerpo estuviese flácido, fue al hijo que crecía
dentro de mí… y sentir el duro suelo golpear mi cabeza, lo siguiente que vino a
mis ojos fue la más absoluta oscuridad…
-¿Qué
mierda te crees que eres, niñata de mierda?- mi cabeza daba vueltas, pero mis
oídos fueron los primeros en activarse…
¿Qué me
había pasado? ¿Por qué sentía que no estaba en este mundo? ¿Por qué sentía que
mi cuerpo estaba adolorido completamente?
-Despierta
de una puta vez- gritó una voz demasiado grave para mis delicados oídos…
En ese
momento abrí los ojos y los volví a cerrar debido a la fuerte luz del techo… me
había impactado de lleno en los ojos y ahora me dolían mucho para poder
abrirlos…
Dos manos
enormes cogieron mi cabello y jalaron fuertemente, provocando que algunas
lágrimas cayeran por mi cara, grité de dolor.
-¿Así
gritaste cuando te estabas follando al imbécil de tu novio?- mis manos se
dirigieron a sus manos para que me dejase de jalar mi cabello, pero su agarre
se afianzó.
-Suéltame-
ahora sí reconocí la asquerosa voz de Charlie, mi padrastro…
-No, no te
soltaré, no eres más que una puta…- otro golpe impactó de lleno en mi vientre y
de repente sentí un líquido caliente derramarse por mis piernas…
Abrí los
ojos de golpe, sin importarme la molestia de la luz y pude ver que estaba
desangrándome…
-¡NO!-
grité con dolor al sentir que algo sumamente sólido caía de mi interior…
parecía sangre coagulada…
Sentí la
irónica y malvada risa de ese hombre… ése hombre que había destrozado a mi
familia por completo…
-Mi hijo…-
susurré sin fuerzas y vi la rápida reacción de su cuerpo…
Su puño se
estampó en mi cara, sintiendo, al instante, el sabor de la sangre en mi boca…
-¿Tu hijo?-
me cogió del pelo y me levantó, de nuevo sentí un dolor horrible…- Es un
bastardo…- gritó y me llevó hasta el espejo de pie que tenía- O al menos, lo
era…- mis ojos se dirigieron a mi reflejo y me desmayé de nuevo cuando vi que
toda mi ropa estaba ensangrentada…
No sé
cuánto tiempo estuve inconsciente o desmayada… la verdad era que no tenía idea.
-¿Bella?- una voz preocupada me llamó, pero yo
la sentía demasiado lejana…
Intenté
mover mi cuerpo y sólo conseguí que mi brazo cayera al borde de algo sólido,
parecía que estaba acostada en una cama…
-Bella- una
cálida mano cogió la mía y sentí un delicado beso en el dorso.
Ésa voz
sólo podía ser una… ésa voz sólo podía ser de Jacob…
-¿Jake?-
apreté mis ojos antes de abrirlos de golpe y sentí su mano apretarme la mía.
Estábamos
en una habitación de hospital, de eso no había duda… el incesante sonido de las
gotas caer en el tubo del gotero y el olor asqueroso a hospital me lo decía.
-Estoy
aquí, preciosa- me tranquilizó- ¿Cómo te encuentras?
-Adolorida-
dije sin más y de repente mi mano libre se movió hacia mi vientre y en ese
momento recordé todo lo que había pasado…- Mi bebé- susurré sin voz a la vez
que sentía que la vida de mi hijo ya no estaba dentro de mí…
Gruesas
lágrimas se deslizaron por mis mejillas incontroladamente y cerré los ojos con
fuerza a la vez que quería que la vida se fuese de mi cuerpo.
-¿Bebé?-
dijo Jake sorprendido y de repente soltó mi mano- ¿Qué estás hablando?- su voz
destilaba furia y dolor a partes iguales.
-¿Está
bien, verdad?- mi voz era débil y opacada por la lágrimas, aun así lo miré a la
cara y sus ojos me penetraron.
-No tengo
ni idea de lo que estás hablando- sus ojos se abrieron de golpe- ¿Acaso… acaso
tú estabas… estabas embaraz…?- no pudo seguir porque un sollozo salió
violentamente de mi pecho, provocando que mi cuerpo temblara fuertemente-
Bella- sus manos me agarraron fuertemente de las muñecas y me obligó a mirarle-
¿ESTABAS EMBARAZADA?- gritó incontroladamente…
-Si- dije
sin más y su agarre se aflojó hasta el punto de dejar mis manos caer encima de
mi torso rudamente.
-¿CUÁNDO
PENSABAS DECÍRMELO?- no reconocía su voz- ¿O ACASO NO ERA MÍO, EH BELLA?
CONTESTA, CARAJO- lo miré horrorizada y de nuevo un sollozo inundó la fría
habitación.
-Pensa…
pensaba decírtelo ho… hoy- dije entre balbuceos, sin poder hablar con más
claridad.
-¿HOY?- me
miró con más odio aún- Creo que tenía derecho saberlo si era yo el padre- su
voz destilaba dolor, demasiado dolor…
-POR
SUPUESTO QUE TÚ ERAS EL PADRE- grité llena de dolor y su cara se ensombreció.
-¡¡TENÍA
DERECHO A SABERLO, JODER!!- su puño se estampó contra la pared de la
habitación, provocando una profunda herida en sus nudillos.
-Jake, por
favor…- sollocé, pero él no se inmutó.
-¡¡ERA MI
HIJO!!- siguió gritando, pero esta vez sus ojos me miraron con el mayor odio
que jamás me había mirado nadie… bueno… era una mirada tan parecida al
asqueroso de Charlie que se me partió el alma -Hasta nunca- dijo antes de
cerrar fuertemente de un portazo.
-¡¡JAKE!!-
grité a la vez que mis ojos se cerraban de nuevo y las lágrimas no cesaban de
caer.
Fin Flash Back.
Ése fue el
trágico día que había perdido dos cosas o mejor dicho, dos personas de las tres
personas más importantes de mi vida…
Mi hijo y
mi novio…
Estuve
meses sin importarme nada, mi pobre madre intentaba levantarme el ánimo, por
supuesto jamás supo que por culpa de una paliza de Charlie perdí a mi bebé,
supuestamente me había caído por las escaleras y había rodado treinta peldaños…
ésa era la causa de mi aborto, así lo decía mi informe médico.
Jamás le
dije nada porque no quería terminar con su felicidad, mi madre era feliz junto
a ése hombre y jamás se la quitaría, mentiría si dijese que no pensé en matarlo
con mis propias manos y advertirle a mi madre de lo que era capaz ese hombre
por conseguir lo que quería… pero mi falta de edad y mi inocencia pudieron
conmigo… Además de tener las amenazas por parte de Charlie en todo momento.
Ésa fue la
primera causa de mi trágica vida…
Si… Charlie
era el ser más despreciable y enfermizo que había conocido jamás…
Brayan
comenzó a llorar de nuevo y lo cogí enseguida, sintiendo un olor horrible
saliendo de su culito…
-Vale- dije
como si fuese la primera vez que le cambiaba un pañal, es que lo veía tan
sumamente frágil, que al principio me daba hasta miedo cogerlo y bañarlo…
Madre mía…
Lo besé en
su pequeña frente y lo llevé al baño para bañarlo.
Le quité su
precioso pijama de ositos y el pañal sucio. Lo tiré al suelo con cuidado de no
manchar nada y cogí su pequeña bañerita para llenarla de agua.
-Te pareces
tanto a mamá- le dije mientras ponía su carita enfrente de mí. Él sólo balbuceó
con una ligera sonrisa y me emocioné al ser la causante de tanta felicidad para
este pequeñín- Vamos- lo puse en el agua calentita y comencé a enjabonarlo con
el gel de bebé que tan bien olía.
Comenzó a
dar golpecitos con sus pequeñas manitas, provocando que me mojara toda la cara.
Tuve que sonreír al verle la carita tan hermosa que tenía cuando hacía alguna
travesura.
Era
guapísimo.
Le mojé su
cabecita y se la enjaboné con suavidad. Le quité toda la espumita de su pequeño
cuerpecito y lo saqué rápidamente a la vez que cogía una toalla muy suave.
Lo que
menos quería era que se pusiese malito.
Lo abracé
con mi cuerpo para que sintiera mi calor y puso su carita en el hueco de mi
cuello, al parecer le fascinaba hacerlo.
Salí del
baño y lo puse en mi cama.
-Qué bien
hueles, ¿eh?- le toqué su suave barriguita y me sonrió a la vez que cogía mi
dedo con su manita- Te quiero tanto, Brayan- le besé y cogí el pañal y un
conjuntito deportivo con sus deportivas Nike a juego.
Le puse el
pañal y lo vestí.
-Estás para
comerte enterito- su boquita se puso en una perfecta “o” y después soltó una
carcajada. Yo sonreí.
Lo dejé en
su cunita un momento para ir por el pañal y su ropita. Lo cogí y me encaminé
hacia la cocina para tirar el pañal y poner en el cesto la ropita sucia.
Le preparé
otro biberón y me dirigí hacia mi habitación.
-¿Dónde
está el niño más hermoso que existe?- su carita me miraba con curiosidad y de
nuevo soltó una carcajada adorable.
Seguía
viviendo por él, porque cuando mi madre me dijo que estaba embarazada, toda la
depresión que cogí por mi aborto aminoró considerablemente. Quería cuidarle
como si fuera mi propio hijo y mi madre lo entendía perfectamente, diciéndome
que yo lo cuidaría y ella se iría con sus amigas a divertirse.
Yo no podía
estar más encantada.
Pobre…
Cómo me
hubiera gustado que las cosas no hubieran salido como hasta ahora…
En ese
momento comenzó a sonar mi móvil y lo cogí enseguida sin soltar a Brayan.
-¿Si?- ni
siquiera había mirado la pantalla.
-Bella- era Sophie.
-¿Qué tal,
Sophie?- dije con una sonrisa porque Brayan me estaba haciendo cosquillas con
sus suaves manitas en mi cara.
-Mañana tienes que acompañar a un hombre a un
evento muy importante- mi cara se iluminó.
-¿Acompañar?
-Si, ya sabes, serás su chica compañía, eres
la chica más educada y con más clase que tengo y él ha sido muy exigente-
me aclaró- Además de que ha querido que
fueras tú.
-¿Yo?-
pregunté extrañada- ¿Me conoce?
-Al parecer, si- dijo convencida- Ya sabes que todas estáis en la página web
del club y te ha solicitado a ti exactamente.
-Bien…-
dije no muy convencida…- Entonces, nada de bailes este fin de semana, ¿no?
-Exacto, aunque la clientela se quejará al no
verte por aquí…
-Podrán
sobrevivir sin verme semidesnuda un fin de semana…- susurré con la voz cortada,
aún no me acostumbraba a tener que desnudarme delante de muchos hombres para
satisfacer sus necesidades más primarias…
-Si, no te preocupes- hizo una pausa- Es un hombre muy importante, Bella.
-¿Cómo se
llama él?
-Emmett Mc Carthy.
-Bien.
-Hay algo más- yo esperé impacientemente-
Tengo una oferta de trabajo para ti,
supongo que es mejor que tener que bailar desnudándote en un club… a pesar de
ser de lujo…
-¿Qué es?-
le agradecí silenciosamente por habérmelo dicho.
-Se trata de una empresa de chicas compañía
de lujo- me aclaró- Es un chollo,
tienes que acompañar al hombre que te digan a los distintos eventos, sin sexo- hizo
una pausa- Aunque claro, si el tío está
bueno, un poco de sexo no le viene mal a nadie…- sonreí ante las
ocurrencias de la que era ahora mismo mi jefa.
La idea
pintaba bien…
No era
ninguna cualquiera, a pesar de desnudarme frente a millones de hombres, sólo
había estado con un hombre y ése había sido Jacob. Me sentía a veces sucia por
ser deseada por millones de hombres, el club era muy famoso y sólo tenían el
acceso aquellos hombres que tuvieran en su cartera unos 100.000 dólares.
Si… era una
striper de lujo, por llamarlo de alguna manera…
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Sam, el
chofer de Edward Cullen, escribió su contraseña personal para acceder al
aparcamiento privado del bloque donde vivía su jefe. Todos y cada uno del
personal que trabajaba para Edward Cullen, tenía su propia contraseña para
poder acceder a la residencia de éste.
Era, sin
duda, un maniático de la seguridad y el orden.
Aparcó el
lujoso Aston Martin Rapide Concept y se bajó, rápidamente, para abrirle la
puerta a su jefe.
-Sam- su
voz era dura, pero Sam ya estaba acostumbrado a eso.
-Dígame- lo
miró y el señor Cullen levantó su mirada.
-Mañana
tienes la noche ocupada- Sam asintió, no era una petición, era una orden y la
acataría como siempre, además de que no sería el primer viernes que trabajaría
por la noche… y por supuesto, no sería el último.
-Muy bien,
señor- el señor Cullen asintió.
-Será un
evento importante, no tengo que decirte nada más- Sam asintió y se dirigieron
hacia el ascensor que llevaba a la residencia de Edward Cullen.
Por
supuesto, puso la contraseña y los dos subieron en un silencio total, Edward
Cullen metido de lleno en su móvil y Sam, con el maletín de su jefe en una
mano, esperando a que llegaran.
-Buenas
tardes, señor Cullen- saludó Emily, la mujer de Sam.
-Buenas
tardes, Emily- la mujer le sonrió y cogió la chaqueta de su jefe.
-La comida estará lista en unos minutos-
Edward asintió simplemente y sin decir nada más, se encaminó escaleras arriba,
dirigiéndose hacia su habitación.
Se quitó la
corbata y la camisa, quedándose, tan sólo, en pantalones con el cinturón
desabrochado.
Se encaminó
hacia el enorme baño, donde abundaba el color blanco por sobre cualquier cosa y
se terminó de desnudar para meterse en la enorme ducha con hidromasaje.
Cerró los
ojos y pensó en el trágico día en que su vida comenzó a irse a la mierda…
Flash Back.
Me había
despedido de mi papá porque se iría de viaje a Europa por trabajo y la verdad
era que estaba demasiado triste…
No lo vería
en una semana, si, eran siete días, pero serían los siete días más largos de mi
vida…
-No estés
triste, Edward- dijo Analie, mi nana- Tu padre vendrá pronto, ya lo verás- me
sonrió y me tendió el plato con mi desayuno.
-Buenos
días- dijo mi mamá y enseguida la abracé por la pierna y ella me cogió en
brazos- Hola, mi amor- sonrió y me besó en la frente- ¿Cómo has dormido?
-Muy bien-
le sonreí y ella me revolvió el pelo- Cariño hoy no podré ir al partido- mi
sonrisa se esfumó.
-¿Por qué?
-Tengo que
ir a trabajar, mi amor- me besó en la mejilla y me sentó en la silla- Pero te
prometo que será el primero y el último que me pierda, ¿está bien?- yo asentí y
la abracé- Ay mi muchachito…- me apretó contra su cuerpo y me besó en el tope
de la cabeza.
-Te quiero
mucho, mami.
-Y yo a ti,
cariño- cogió una rosquilla y se giró hacia nana- Analie, hoy lo llevarás tú al
colegio, ¿Está bien?
-Claro.
-Ya llego
tarde, espero que os vaya bien- se acercó a mí y me abrazó- Te amo, cariño mío-
le sonreí y vi cómo desaparecía por la puerta de la cocina.
-Vamos,
Edward, tienes que desayunar e ir al cole- mi nana me dio un beso en la mejilla
y me abrazó- Ay mi niño, te quiero tanto- se separó de mí y me besó en la
frente.
El día pasó
muy rápido y mi nana y yo llegamos con las caras pintadas y la bandera de mi
equipo, habíamos ganado.
-Has jugado
muy bien, cariño- nana me besó en la frente y me sonrió.
-¿Viste
cuando marqué el gol?- su cara se iluminó y ensanchó su sonrisa.
-Si, ha
sido un golazo- yo sonreí y ella me cogió de la mano para subir a mi
habitación- Ahora te ducharé y cenaremos, ¿está bien?
-Si-
susurré recordando que ninguno de mis padres había estado en ése partido tan importante.
-No te
preocupes, mi amor- me quitó la camiseta cuando llegamos al baño- Tu papá y tu
mamá estarán muy orgullosos de ti- me aclaró.
-Si- dije
sin más mientras ella llenaba la bañera con agua caliente.
-¿Te
apetece lasaña para esta noche?- la miré con ilusión y ella me sonrió- Sólo si
quieres…- buscó mi sonrisa y la encontró a la vez que asentía frenético.
Era mi comida
favorita.
-Vale- me
ayudó a meterme en la bañera y me enjabonó suavemente.
-¿Vendrá
mamá a cenar?
-Ha llamado
y ha dicho que se le hará tarde en el trabajo- no dije nada más, simplemente
cogí mi patito de juguete y comencé a jugar con él en el agua.
Algunos
minutos después, nana me cogió en brazos y enrolló una toalla en mi cuerpo.
-Ya pesas
demasiado- dijo sonriendo a la vez que salíamos de baño y me dejaba en la cama.
-Estoy
creciendo, nana- ella sonrió- Es lo que dice papá.
-Y tu papá
tiene mucha razón- susurró con voz dulce a la vez que cogía mi pijama y mi ropa
interior.
Me vistió y
me besó en la mejilla.
-Ahora te
pondré los dibujitos y yo haré la cena, ¿vale?
-Vale- me
sonrió y bajamos hasta el salón para sentarme en el sofá y ver los dibujitos.
-Si
necesitas algo, avísame- dijo antes de desaparecer por la puerta de la cocina.
Pensé en
mis papás, en lo bueno que eran conmigo.
Eran los
mejores padres del mundo.
Escuché el
teléfono y muy pronto vi a nana corriendo sonriente con el teléfono.
-Es tu
papá- me sonrió- Quiere hablar contigo.
-¿Mi papá?-
mi boca se ensanchó en una sonrisa y cogí el teléfono presuroso -¿Papi?
-Hijo- su voz era alegre- ¿Qué tal estás, cariño?
-Mal, te
echo mucho de menos, papi- nana me cogió y se sentó en mi sitio a la vez que me
sentaba en sus piernas y me abrazaba por la espalda.
-No lo estés, cariño, muy pronto volveré,
sólo será una semana- yo asentí a pesar de que no me podía ver.
-Lo sé,
pero quiero que juegues conmigo.
-Lo haré cuando llegue, hijo- hizo una
pausa- ¿Qué tal el partido?- sonreí
al darme cuenta que mi papá si se acordaba de todo.
-Muy bien,
hemos ganado, papi- dije emocionado.
-Me alegro mucho, hijo, ¿has marcado algún
gol?
-Si y te lo
he dedicado a ti a pesar de que no estabas.
-Te prometo que la próxima vez no me lo
perderé- me prometió y enseguida creí en su palabra, todo lo que me prometía,
lo hacía- Tu madre no ha podido ir, ¿verdad?
-No- dije
triste.
-No te preocupes, cariño, te prometo
que en el próximo estaremos los dos.
-Vale, pero
quería que al menos estuviera mamá.
-Bueno… ella está ocupada- susurró- Pronto estaré allí, te quiero mucho.
-Yo
también, papi.
-Cuídate mucho, cariño- sonreí- Pásale el teléfono a Analie- le hice
caso y me quedé muy quieto, intentando escuchar la conversación entre mi papá y
mi nana, sabía que era de mala educación, pero quería saber si mi padre vendría
antes de lo previsto.
-Espere un
momento- mi nana me miró- Cariño, ve a lavarte las manos, la cena estará lista
en unos minutos- me levanté y sentí su mirada en mí hasta que desaparecí por el
pasillo- Si, es bastante listo para su edad- fue lo último que escuché antes de
que entrara en el baño.
No entendía
nada… supongo que estos temas eran los que mi nana decía que eran de “mayores”,
odiaba esa palabra…
Me lavé
bien las manos, a pesar de que me acababa de duchar y me dirigí hacia el salón.
-Vamos,
cariño- nana me cogió la mano y yo le sonreí.
-¿Qué te ha
dicho, papá?
-Que te
quiere mucho- entramos a la cocina- Y que probablemente venga en tres días en
vez de siete- me sonrió.
-¿De
verdad?
-Si, es una
sorpresa, así que no le digas nada a nadie, ¿de acuerdo?- yo asentí sonriente y
ella me revolvió el pelo.
Cenamos los
dos juntos entre risas a la vez que veíamos los dibujitos.
-Toma, tu
vaso de leche- yo lo cogí y me lo bebí de un sorbo y me levanté.
-Quiero
dormir ya- ella asintió y puso los platos en el fregadero antes de coger mi
mano y empujarme con suavidad hacia mi habitación.
-Vamos,
tienes que lavarte los dientes- me sonrió y me puso mi taburete justo enfrente
del lavabo para que pudiera llegar con facilidad.
Cuando
estuve con los dientes brillantes, me cogió de la mano y me ayudó a subir a mi
cama.
-Toma-
cogió el osito que me había regalado mi papá en mi cumpleaños, hacía tan sólo
un mes y lo cogí con cariño. Ya no podía dormir sin él…- Espero que descanses
mi amor, que sueñes con los angelitos- me besó en la frente y me tapó con las
mantas hasta el cuello.
-Vale, te
quiero mucho, nana- le besé en la mejilla y cerré los ojos.
Nana dejó
la luz de la lamparita encendida, como siempre, y salió de mi habitación.
Me quedé dormido en algún momento, pero una
extraña pesadilla me despertó violentamente. Mi cuerpo estaba sudado,
provocando que algunos mechones de mi pelo se me pegaran a la frente.
Salí de la
cama y escuché sonidos extraños venir de algún lugar de la casa…
Con paso
decidido, pero temeroso, avancé hacia la puerta de mi habitación y saqué solamente
la cabeza. Miré que en el pasillo no había nadie y cuando estuve a punto de
entrar en mi habitación de nuevo, vi que la puerta de la habitación de mis
padres estaba entreabierta y que había luz en el interior.
-No me
hagas nada, por favor- se escuchó la voz de mi mamá suplicar y yo me paré en
seco.
-¿Qué no te
haga nada?- murmuró una voz desagradable- Vas a ser mi pequeña zorra por esta
noche, ¿te creías que no te iba a pedir nada a cambio?- no entendía
absolutamente nada, pero sabía que mi mamá estaba sufriendo.
-Mi hijo
está en su habitación, por favor, sólo tiene siete años- su voz destilaba dolor
y se repente escuché un golpe sordo.
-Necesitas
un buen polvo, veo que Carliste no sabe lo que tiene…- destiló con voz sucia,
¿a qué se refería?- Así estarás sumisa, gatita.
¿Polvo? ¿Acaso
nana no había limpiado bien? ¿Y por qué nombraba a mi papá?
-Po… por
favor- imploró y decidí ir hasta la habitación a ver lo que pasaba.
Mi mamá
estaba sufriendo y no lo permitiría jamás.
Anduve con
cuidado hasta la habitación y lo que vi no me lo pude creer jamás…
Fin Flash Back.
Hijo de
puta…
Ese día,
Edward Cullen se juró que Charlie Swan pagaría por todo. Y así lo haría, de eso
estaba totalmente seguro.
Salió de la
ducha y envolvió una toalla blanca alrededor de su cintura.
Cogió su
Iphone y sólo esperó dos toques para que su hombre de confianza lo cogiera.
-Emmett.
-¿Qué pasa, Edward?
-¿Has hecho
lo que te dije?
-Si, ya está funcionando- Edward no pudo
más que sonreír.
-Bien.
-Pero hay más- la sonrisa se esfumó.
-¿A qué te
refieres?
-Acaba de tener un hijo- tiró de su pelo
en un gesto de total rabia.
-¿Cuándo?-
su rabia crecía más y más- Te dije que te enterarás de todo, joder.
-Hace tres meses, no he podido enterarme de
nada porque el muy cabrón está en Europa.
-¿Y el
niño?
-Está con la hija de su mujer.
-¿Isabella
Dwyer?
-Exacto.
-Así que un
heredero… y encima directo.
-Si, era lo único que quería de Reneé, además
de su importante cadena hotelera- Edward asintió a pesar de que no le veía.
-El muy
hijo de puta- susurró con voz llena de rabia.
-Da igual, el plan está en proceso
satisfactorio.
-Eso
espero, Emmett, eso espero- colgó el teléfono con demasiada fuerza y cogió su
bóxer del enorme cajón de su ropa interior y se puso el pantalón de pijama
azul, completamente de algodón.
Salió de la
habitación, con el pelo húmedo y su torso desnudo, provocando que la nueva
muchacha de servicio se quedara mirando a ése espécimen perfecto durante
demasiado rato…
-¿Deseas
algo?- le susurró el señor Cullen, provocando que la pobre chica estuviera
deslumbrada por completo.
-Si- dijo
sin pensar en nada más que pasar sus dedos por esa piel que juraba ser suave y
peligrosa a la vez.
-¿Si?-
Edward se acercó a la chica de forma sensual e intimidante a la vez y puso su
boca en su oído- ¿Qué es lo que deseas?- sus largos y varoniles dedos pasaron
por el brazo desnudo de la chica, haciendo que la piel de la misma, se
estremeciera por completo. Sonrió.
-A usted…-
la voz de la chica era un suave susurro y sólo pudo sentir los labios posesos
del señor Cullen en sus labios…
-Quiero
follarte…- la voz de Edward Cullen era totalmente ronca y ésas palabras sólo provocaron
que el cuerpo de la chica, se tensara por completo y emitiera un gemido sordo.
Edward
Cullen, sonrió al saber lo que provocaba en las mujeres…
-Y… yo
tamb… también quiero hacer… hacerlo…- soltó su nuca y la miró a la cara,
completamente sonrosada.
-Bien… Si
te follo, tendré que echarte de aquí porque no quiero que seas obsesiva
conmigo, ¿quieres seguir?- le preguntó a pesar de que ya sabía su respuesta.
-S… si-
miró su cuerpo con ojos oscurecidos…
No estaba
nada mal… de hecho, la había contratado por sus exuberantes curvas…
-Ven- la
cogió del brazo y la metió en la habitación que utilizaba para dar placer a las
mujeres, suertudas y dichosas, que tenían el privilegio de pisar su casa.
-Desnúdate-
le ordenó a la vez que se quitaba el pantalón y el bóxer de un fuerte jalón.
Ella miró
con lujuria a Edward Cullen, el mismísimo Edward Cullen estaba desnudo ante
ella, mostrándole su prominente y gruesa erección…
-E… es
enorme- el señor Cullen sonrió con el ego por las nubes y ella comenzó a
desnudarse con rapidez.
-Lo sé y
más enorme será en tu pequeño coño- su voz estaba totalmente distorsionada por
la excitación de su cuerpo.
Edward
Cullen no tenía paciencia, de hecho, ésa palabra no existía en su diccionario.
A sí que se cansó de esperarla y le arrancó, literalmente, el sujetador y el
tanga que llevaba. Ni siquiera se fijó en cómo le quedaba o de qué color era,
simplemente la cogió en peso y la penetró de una sola estocada, sabiendo que la
chica estaba perfectamente sana y que tomaba la píldora anticonceptiva, por
supuesto, a orden de él…
-Dios…-
susurró la chica, con los ojos cerrados.
-Agárrate a
mis hombros- le ordenó con voz demandante y la chica sólo pudo obedecerle.
La penetró
más fuerte que antes y un fuerte jadeo, por su parte, llenó la habitación.
-Más- pidió
frenética y él la embistió más rápido y más rudo, haciendo que la estrechez de
la chica lo envolviera por completo.
Las suaves
y varoniles manos de Edward, agarraron su pequeña cintura más fuerte a la vez que
su boca atrapaba uno de sus pezones, lo mordió con fuerza, pero ella en vez de
quejarse, gimió de placer.
-Edward- su
voz estaba entrecortada por su respiración frenética, pero Edward paró en seco,
provocando un gemido lastimero por parte de la chica y que se moviera ella
sobre su pene. Edward la paró con rudeza a la vez que la dejaba en el suelo y
la miraba directamente a los ojos.
-Sube a la
cama y ponte a cuatro patas- exigió y la chica, nublada por el enorme placer
que su jefe le estaba dando, asintió e hizo lo que él le pidió- Chica lista,
ahora veré cómo tu coño se abre para mí- susurró antes de coger un condón de la
mesita de noche y colocárselo rápidamente.
A pesar de
estar tan sana y de estar tomándose la píldora, no se fiaba de nadie y jamás lo
hacía sin protección.
Sin más
avisos, se colocó detrás de ella y entró de nuevo de una sola embestida.
-¡Edward!-
gritó desesperada y el señor Cullen jaló de su pelo, provocando que su oído
estuviera cerca de su boca.
-Para ti,
señor Cullen- la chica asintió, queriendo más y más de ese cuerpo pecaminoso…
-¡Señor
Cullen!- Edward sonrió y la penetró salvajemente, provocando que las paredes de
su coño se apretaran contra su gruesa polla… - Dios…- sus uñas se clavaron en las
suaves sábanas de seda y su cuerpo quedó flácido encima del cómodo colchón.
Embistió
dos veces más y llegó a su clímax.
Jennifer,
que así se llamaba la chica, se acercó a Edward para besarlo, pero éste se
separó de inmediato, provocando que la poca fuerza que tenía en su cuerpo, se
fuera por completo y cayera al suelo en un suave golpe.
-¿Qu… qué
haces?- se levantó del suelo con mucha dificultad e intentó acercarse de nuevo.
-Vete- dijo
con voz dura y cogió su bóxer y su pantalón y se lo puso con rapidez.
-¿Acaso…
acaso no te ha gustado?
-Te falta
práctica- le aseguró- Ahora puedes recoger tus cosas e irte, estás despedida-
se volvió y se encaminó para salir de la habitación.
-Pe… pero,
¿por qué?
-Te lo
advertí- le dijo sin volverse para mirarla y salió de aquella habitación,
dejando a la pobre chica con audibles sollozos…
La había
contratado sabiendo que lo único que le interesaba era meterse en su cama…
Bien… ya lo
había hecho, ya no había nada más que hacer aquí con ella.
Alguna vez
que otra, pensaba en la diferencia entre él y Charlie Swan, la diferencia
estaba clara…
Charlie
Swan, no era más que un estafador que violaba y mentía a las mujeres con tal de
conseguir lo que quería. Sin embargo, Edward Cullen, seducía a las mujeres a su
antojo, nunca forzándolas a hacer nada.
Se
encaminó, de nuevo, hacia su habitación y se dirigió inmediatamente hacia el
baño para ducharse y así quitarse el empalagoso perfume del cuerpo de esa
mujer. Sólo tardó dos minutos y se vistió presuroso.
Tenía mucho
que maquinar todavía…
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¡OS PRESENTO MI FIC NUEVO!
Sé que siempre he presentado a mis fics con una entrada individual, poniendo el Disclaimer, el Raiting y la Imagen, pero esta vez será diferente :D
No me he podido contener por más tiempo y he decidido, que ahora que lo he subido en mi perfil de FF para el concurso, os lo suba aquí para que podáis leerlo ;)
Os tengo que advertir que no puedo seguirlo hasta que no termine el concurso, ya que es una de las bases de él. A sí qué me es imposible, lo que si os diré es que tengo hasta el tercer capítulo escrito :D Mmmm... es un fic bastante misterioso y muy erótico.
Por eso os vuelvo a advertir, ¡¡NO LO LEÁIS L@S LECTOR@S QUE SEAN SENSIBLES EMOCIONALMENTE O QUE NO SOPORTEN LENGUAJES Y ESCENAS DEMASIADO EXPLÍCITAS!!
Os tengo que decir que hay palabras y escenas bastantes sexuales y que éste Edward no será para nada el Edward de mis otras historias. Este Edward será un Edward Possesiveward (un Edward posesivo y celoso, mayoritariamente dominante).
Os invito a que paséis por la página de FF de Polla- ward 2, ahí están las bases para el concurso y supongo que pondrán los enlaces de las chicas que concursen y así podáis votar ;) Os dejo la URL: http://www.fanfiction.net/~pollaward2
Sobre todo espero que os guste, he empleado mucho tiempo y ganas en este nuevo proyecto y espero que florezca pronto ;)
¿Qué os parece el nuevo Edward? Simplemente seductor y arrogante... ¿verdad?
Me encanta ese Edward, tengo que reconocerlo :D
Muchos besos y abrazos a tod@s, le dedico este capítulo a tod@s mis lector@s, ¡¡¡sin excepción!!!
Romiina^.^
Bien! ¿qué decirte que no te haya dicho ya?, como sabes desde el momento en el que lo leí cuando me lo enviasteis, me quedé sorprendida, prendada y con sed de leer más.
ResponderEliminarEs una lástima tener que esperar a que termine el concurso, pero reglas son reglas y las tendremos que acatar :(.
¡EDWARD ES MIUUUUUYYY DIFERENTE!, pero eso le pone más sazón al asunto, a decir verdad tampoco nuestra querida Bella es la misma de siempre ;), así que será un fic muy intenso!.
Espero leer más luego, mucho ánimo y suerte en el concurso, procuraré pasarme a votar pronto.
Besos y abrazos.
Te quiero en el alma.
Yess*.*
Romina,
ResponderEliminarcomo dijiste no deja indiferente a nadie!!!!
Edward es muy diferente pero tb lo es Bella...creo que puede dar mucho juego!!!
Espero que todo te vaya muy bien y que ganes el concurso :)
Te deseo la mejor de las suertes en este nuevo proyecto!!!!
Lástima que no pueda leer nada más, hasta que termine :(
Mucho ánimo y mucha fuerza!!!!
Besitossss guapa!!! :)
Lourdes
Romi este nuevo fic se ve sumamente interesante!!! De verdad me encanta, ahi un Edward posesivo y que no se inmuta por nadie. Me esta que Bella lo pondrá en su sitio cuando lo conozca. Por otro lado, ese Charlie es un bandido no puedo creer lo que le hizo a Esme. Ahora entiendo el odio tan grande que Edward siente por él, ya que le destruyó su familia. Me has dejado picada con el fic. Deseo ansiosa lo continues, esta excelente!!! Te deseo mucho éxito en el concurso. Un abrazo. Feliz Domingo!!!
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