**********************************
*********************************
Capítulo escrito por Flopii.
Cap.11: Horror.
POV.Bella
Entrada
la tarde, mientras yo y las chicas nos divertíamos viendo como mi Danco y la
perrita de Alice jugaban en el parque de la casa Cullen, nos comenzamos a
preocupar por los chicos.
Creo
que yo fui la primera, aunque no dije nada por un rato, claro que Rosalie lo
notó con todas las miradas que le daba a mi reloj, como si fuese capaz de
adelantar el tiempo u obtener la respuesta de donde estaban nuestros hombres.
Cuando
mire a mi hermana, esta fruncía el seño y también se fijo en la hora.
—¿Alice
cuanto crees que tardaran? –le pregunto mi hermana a la pequeña que le tomaba
fotos a nuestras mascotas.
Alice
se quedo un momento pensativa y luego tomo mi muñeca y la giro para ver la
hora, vi como sus ojitos se abrían en una mueca de sorpresa.
—Mmm,
no lo sé –contesto—. Está bien que solo falta una semana para mi cumpleaños,
pero que yo sepa no tenían muchas cosas que comprar.
Me
estremecí cuando una brisa helada nos atravesó en medio del jardín de Esme.
Ella y Carlisle habían decidido ir a cenar y pasar su propio momento romántico,
mis padres deberían estar en las mismas circunstancias.
Nos
fuimos adentro, la noche se estaba poniendo fría. Laika siguió a su dueña
obedientemente y Danco la siguió detrás, sin esperarme a mí, se notaba que la
cachorrita de Al lo tenia bien caladito.
Rosalie
siguió luchando nuevamente con su celular, el inútil teléfono se había
descompuesto y no le podía mandar los tan necesitados mensajes a su novio. ¿Por
qué yo no había aceptado el mío cuando papá nos los había regalado? Ah claro,
lo cambie por un libro. Tonta.
Si
hubiese tenido uno, podría estar intentando comunicarme con mi chico en vez de
sentirme tan improductiva.
—¡Oh!
Chicas miren ¿No son una ternura? –dijo Alice de pronto, señalando a Laika
dormida sobre el lomo de mi perro—. De seguro tendrán cachorritos, ¿Se los
imaginan? ¡Que ternura!
Mmm,
lo que menos quería era que Alice se entusiasmara con una camada de perritos,
pobrecitos de ellos, los animales no estaban para disfrazarlos de princesas.
—Alice,
no seas absurda, lo último que necesitamos es una jauría de bulliciosos y
pestilentes crías –contestó Rosalie.
Rodé
los ojos, mi hermana tenía un serio problema con los caninos.
—¿Podemos
volver al tema? –rogué yo, en un intento de sentirme más útil.
Alice
pareció dudar un segundo y luego su cara se ilumino con una sonrisa.
—¡Ya
se! ¿Qué tal si vamos a buscarlos? ¡Seria genial! Vamos a Seattle, los buscamos
en el centro comercial y les damos una sorpresa.
Rosalie
sonrió, debía reconocer que era una buena idea. Ya extrañaba a Edward,
maldición, ¿Cómo había podido calar tan hondo en mi? Me importara un rábano que
estuviesen ocupados, yo quería ver a mi hombre, tenerlo entre mis brazos y
asegurarme que nadie lo tocara, humm, la pesadilla también me había calado.
—No
es mala idea –admití—. Tenemos el coche de Alice, solo sería ir hasta allí y
buscarlos, no se molestaran –esperaba que no, no quería que se pensaran que los
estábamos controlando ni nada parecido.
—Y
suerte que lo tenemos –comento Alice—. Edward no nos dejaría conducir su coche
ni aunque fuese el fin del mundo.
Rose
se levanto deprisa y se puso su abrigo, yo y Al la seguimos.
Una
vez las tres listas para salir, nos despedimos de Laika y Danco y nos montamos
en el Porche amarillo canario.
Alice
se apresuró por la carretera, igual de ansiosa que nosotras por encontrarse con
nuestros amores.
—¿Alguna
idea de donde pueden estar? –preguntó Rose mirando nuevamente el reloj. Ya era
tarde, de seguro habrían terminado en el centro comercial.
Alice
la ignoró, estaba demasiado enojada peleándose con su celular.
—Hay
un bar cerca del shopping, podríamos ir allí e intentar comunicarnos con ellos
–ofreció Ali, me removí incómoda en mi asiento, ¿Nosotras solas en un bar, y de
noche?
Pronto
nos dimos cuenta que llegábamos al centro de Seattle, las calles se hicieron más
transitadas y las luces de las discos abiertas nos iluminaban aun estando
dentro del coche.
Dimos
unas cuantas vueltas en torno al centro comercial, estaba bastante lleno y
todavía había una pequeña posibilidad de que ellos estuviesen allí.
Yo
estaba preocupada por Edward, y las chicas en cambio querían matar a sus
novios. Jasper podría distraerse con la influencia de su hermano pero… ¿Edward?
Él
no era así, estaba segura que él debía de estar pendiente de la hora y de lo
demás, ¿Por qué no había llamado, porque no había regresado, les habría pasado
algo?
Nos
detuvimos en una calle oscura, la única donde había sitio para estacionar y nos
pusimos a caminar calle arriba, alejándonos cada vez más de la avenida
principal, la verdad, me sentía más segura por donde hubiese mucha gente, luces
y movimiento.
—¡Allí
están! –gritó mi hermana señalando hacia delante.
No
se veía mucho, pero mi corazón comenzó a palpitar por el reconocimiento cuando
vi a dos figuras caminando de espaldas a nosotras.
Unos
de ellos era enorme, con el cabello oscuro y rizado, sin duda era Emmet, a su
lado una figura alta y musculosa pero no en exceso, con el cabello desordenado
y medio rojizo. ¿Edward acaso?
Había
una parte de mí que estaba eufórica por acortar los metros y acobijarme por fin
en sus brazos. La otra parte, una más instintiva, rehuía la silueta que se
alejaba.
—¡Oigan!
–les grito mi hermana, ellos no oyeron y siguieron caminando, perdiéndose en la
oscuridad.
A
mi lado, Alice gimió como un gatito, parecido a un quejido bajo.
—¿Y
Jazz? –murmuró temerosa.
Eso.
¿Y Jasper?
Rosalie
refunfuñó entre dientes. Los chicos no se habían dado cuenta de que estábamos
detrás de ellos, a solo unos metros, y entraron en un oscuro bar que no había
notado antes. Tal vez era del que Alice hablaba, ya que estaba justo en la
parte de atrás del centro comercial.
—¡Vamos!
–nos apuro mi hermana—. Démonos prisa a ver que están haciendo aquellos dos,
esto me huele a zorras.
Mis
sentidos parecieron alterarse cuando recordé la horrible pesadilla que había
tenido en la noche. ¿Y si estaban allí para encontrarse con aquellas zorras? ¿Y
si Rosalie tenía razón? A ella la habían engañado antes, ella era la que más sabía
en ese asunto.
Tomé
a la paralizada Alice de la manga y la jalé hacia delante, poniéndome a la par
de los taconeos de mi hermana y adentrándonos las tres en la oscuridad.
El
aroma a alcohol y cigarrillos se sentía hasta en la misma puerta, entramos, no
tan segura como antes. Dentro personas mayores a nosotras se acomodaban en
grupos.
Unos
jugaban a las cartas en un lado, otros se acomodaban a acariciarse
escandalosamente en los sofás del centro, otros acomodados en la barra y unos
más ocupando las mesas de pool del fondo.
Todos
fumando, bebiendo, apostando y jugando con las prostitutas.
Podría
esperarme encontrare allí a Victoria o a Tanya pero Edward jamás podría estar
en un lugar así. Sentí mis ojos llenarse de lágrimas al sentir mi cuerpo ser
corroído por el engaño, ahora sabía cómo se había sentido Rosalie.
—Malditos
idiotas, ¿Qué mierda están haciendo por aquí? –gruñó Rosalie, siempre
manteniéndose firme.
La
miré abrumada, aún así, metidas en donde estábamos ella seguía siendo la
fuerte. Tenía muchísimo que aprender.
—Mejor
nos apuramos a buscarlos y a salir de aquí, este lugar no me gusta –comentó
Alice.
Rosalie
nos arrastro bien pegadas unas a las otras, nos dijo que tuviéramos cuidado, acrecentando
así mis miedos.
Todos
nos miraban, o bueno casi todos cuando pasábamos por su lado. Éramos menores
para estar en ese bar, debíamos aprovechar que todavía no nos habían sacado de
allí.
Después
de dar una mirada general por la primera planta nos acurrucamos en un costado
de la barra donde había tres asientos libres.
—¿Qué
hacemos ahora? –le pregunté a mi hermana en el oído.
—No
lo sé Bella, pero me pareció verlos por aquí ¿A ti no?
Alice
volvió a luchar con su celular, tenía la frente sudorosa.
—A
mí también me pareció verlos –admití—. No fue una alucinación tuya.
Rose
se rió entre diente y yo me pegué un poco más a ella. Así debían ser las cosas,
ella feliz se veía muchísimo mejor.
—Disculpen
chicas… —nos interrumpió una voz. Nos tensamos al instante, no lo conocíamos.
El
barman nos observaba con un gesto pícaro y con dos bebidas extrañas en sus
manos.
Rosalie
me tomó fuertemente con una mano y con la otra arrastro a Alice más cerca de
nosotras jalándola por la camisa.
—Lo
siento, no intentes vendernos nada porque no vamos a tomar –protestó Rosalie.
—No
tienen que pagar –le contestó el muchacho del otro lado de la barra, luego dejó
las dos bebidas frente a nosotras.
Eran
dos vasos largos y finos, uno de color verde brillante y otro de color fucsia,
¿Qué rayos era eso?
—Dijimos
que no –intervino Alice, su voz tembló levemente, ella también estaba asustada.
—No
se preocupen, un tal Edward se los invita –dijo el muchacho.
Salté
en mi lugar al escuchar el nombre de mi novio. ¿Edward estaba allí? Un momento,
entonces era consciente de que estábamos allí y… ¿Nos enviaba bebidas? ¿A que
estaba jugando? En ciertos puntos no era muy romántico.
Rose
pareció sorprenderse tanto como yo.
—¿Un
tal Edward? ¿Estaba acompañado por alguien? –le pregunto al chico de la barra.
Él sonrió ante el vivo interés que poníamos.
—Si,
estaba con un chico grande por aquí hace un momento, les estaban echando un ojo
desde hace rato –nos comentó, sus ojos nos pasaron por encima con una sonrisa
en su rostro, me volví a tensar al ver el deseo en sus fracciones—. Ya adivino
por qué –dijo el muy descarado.
Mi
hermana fue fría y rápida, levantó la mano derecha, dejando mi mano desnuda y
la alzó en el aire para abofetear al chico. La detuve de inmediato.
—¡Rose!
–le murmure, ella me miró y vio el miedo en mis ojos. El otro barman también
nos observada, y dos hombres sentados en la misma barra que nosotras también.
—Si
Rosalie, mejor tranquilízate antes de atraer más miradas –le dijo Alice mirando
a los alrededores.
—¡¿Y
qué?! Emmet vendrá antes de que nos toquen un pelo y los hará pedazos –protestó
mi hermana.
—Si,
no lo dudo pero en este momento no sabemos donde están y creo que están yendo
demasiado lejos con su bromita –contestó Alice—. Admitamos que no es nada
romántico todo esto.
Rosalie
suspiro.
—Tienen
razón, mejor esperemos a que se aburran y vengan a buscarnos, ya verá Emmet la
tunda que daré.
Dudosa
fui la primera en sentarme, las chicas me acompañaron mirando al barman que se
alejo con una sonrisa de gilipollas en la cara.
Distraídamente
tomé la bebida rosada y le di un traguito pequeño, probando el sabor y tratando
de sentir en mi boca si contenía alcohol o no.
No
lo escupí, así que de seguro no contenía alcohol, pero era delicioso, una
mezcla extraña de algún jugo de fresas con algo picante y burbujeante.
Rosalie
tomó la verde y al igual que yo gimió al primer traguito.
—¿Quieres
Alice? –le ofrecí, ella negó con la cabeza, todavía seguía enviándole mensajes
a Jasper. Mensajes que no eran respondidos.
—Tranquila
pequeña, él debe de estar de por aquí –le dijo mi hermana.
Alice
suspiró.
—Necesito
un teléfono público, ¡oye! –le gritó al barman. La miré espantada.
—¡¿Qué
estás haciendo?! –le grité, viendo como el chico se acercaba a nosotras.
—¿Qué?
¿Quieren disculparse? –ronroneó asquerosamente. ¡Ja! Claro…
Rosalie
le puso mala cara, yo en cambio me quedé quieta, este chico no me traía buena
espina.
—¿Hay
un teléfono que pueda usar por aquí? –le preguntó Alice rudamente.
El
muchacho la observó, más bien comiéndosela con la mirada, pero Alice era igual
de valiente que Rosalie, aunque no tan agresiva.
—Claro
bombón, allí enfrente junto a los baños –le indicó el barman antes de irse. Por
suerte, entendió la indirecta de que nos caía mal.
Alice
se levantó de su asiento tomando su bolso.
—¿A
dónde vas? –le pregunté— Me imagino que no le harás caso.
—Miren,
voy a intentar comunicarme con Jasper, ustedes quédense aquí por si los chicos
se deciden que esto no es nada gracioso –dijo dándose la vuelta.
—¡Espera
Alice! –le gritó mi hermana— ¡No vayas sola por ahí, es peligroso!
Nuestra
amiga señaló los baños a lo lejos, era el único rincón vacío del lugar, bien
iluminado y con un teléfono público pegado a la pared.
—No
es tan lejos y estaré bien, me pueden observar desde aquí.
Antes
de que pudiésemos volver a protestar ella se marcho, nunca la había visto tan
enojada.
—Esto
es una locura –dijo Rose tomando nuevamente de su bebida, yo la acompañé con la
mía.
Vimos
a Alice por unos minutos mientras intentaba meter las monedas en el sitio
correcto. Ningún hombre la observada y nadie la estaba molestando, si
estuviésemos en un ambiente diferente se podía decir que las cosas estaban
bien.
No
por mucho tiempo.
Al
terminar nuestras bebidas regaladas se escuchó un estruendo a nuestras
espaldas. Me asusté y grité.
Cuando
nos dimos la vuelta vimos a unos cuantos hombres peleándose en el medio del
bar, algunos de treinta años o más, golpeándose, revolándose y escupiendo,
mientras que las prostitutas se agarraban de los pelos, peleándose por el
dinero de las mesas.
Era
un asco. Un horror.
Rosalie
fue la única que pudo reaccionar, me tomó del codo y me alejó de esa
muchedumbre.
—¡Espera,
Alice! –le recordé a mi hermana, ella podía estar atrapada en medio de todo ese
lío, no podíamos abandonarla.
Rosalie
asintió con la cabeza, parecía un poco confundida pero nos deslizamos por un
costado de la pelea.
Me
sentía extraña, mareada, no sabía si era por los nervios y la adrenalina o por
otra cosa. Los empujones aumentaron y sin previo aviso alguien me empujo con
fuerza, dándome la cabeza contra la pared de ladrillos.
—¡Bella!
–gritó mi hermana mientras me ayudaba a levantarme y me alejaba de allí.
Veía,
por sobre mi cabeza o dentro de mis ojos, pequeños puntitos negros que se
movían, la cabeza me daba vueltas y los oídos me pitaban, me toqué a un lado,
en la mejilla izquierda.
—No
te toques tienes la piel salida –me dijo Rosalie.
La
cabeza se me despejó poco a poco, dejándome adormilada pero consciente de que
bajábamos los escalones de la entrada. Odié el aire fresco que hacía arder mi
mejilla, ¿Qué aspecto tendría mi rostro?
Caminamos
unos pocos metros y me sentó en el sucio suelo de la calle. La mire aterrada,
ella también parecía descompuesta.
—Quédate
aquí, debo regresar a por Alice.
Casi
vomitaba.
—¡No
Rosalie no me dejes! –le supliqué— Por favor, no me dejes aquí, no me siento
bien, llévame contigo.
Ella
miró a sus espaldas, con una mano en su cabeza, algunos hombres estaban
saliendo a trompicones del bar, unos borrachos y otros con los labios
sangrantes, las prostitutas, medias desnudas y todavía siendo forzadas por
otros hombres que las tocaban en plena calle.
Quería
gritar. Llamar a la policía era imposible porque no teníamos celular y hasta
habíamos dejado nuestros bolsos adentro, no podíamos huir de ahí, no sin Alice.
—Está
bien, regresaremos –dijo entrecortadamente—. No te preocupes por nada ¿Si? Yo
te cuidaré.
Se
inclinó hacia delante, para ayudarme a levantar, me tomó de los brazos y antes
de poder impulsarme ella calló encima de mí con la mano en su cabeza.
—¡Rosalie!
–grite con lo que me quedaba de voz.
—E-estoy
bien… —suspiró.
Intenté
levantarme pero mis piernas no me respondían bien, como si las tuviera
dormidas. Mi hermana se puso pálida y cerró los ojos, una imagen totalmente
horrible de mirar. No resistí mas, mis músculos no resistían, me incliné hacía
el cuerpo de mi hermana y me quedé quieta, oyendo el ruido que había a mi
alrededor, rogando en mi interior que nadie reparase en nosotras.
Mi
mente estaba confusa pero fresca a la vez, siendo consciente de algunas cosas
pero pasando por alto otras. Tras mis parpados podía observar claramente la
silueta de los chicos caminando por la calle, ignorándonos. El de cabello
rojizo se volteó lentamente y los ojos verdes de Edward me derritieron por
completo, no pude evitar sonreír cuando él me regalo una sonrisa traviesa antes
de entrar al bar.
Él
estaba allí, tenía que estarlo, vendría muy pronto y nos llevaría a algún
hospital para saber que era lo que nos pasaba a mí y a mi hermana.
Por
momentos podía pensar claramente pero había otros en los que me confundía
totalmente y dejaban enormes lagunas dentro de mi cabeza.
Abrí
los ojos, veía borroso pero podía oír mejor que antes, casi demasiado alto para
poder soportarlo. Los gritos seguían en la calle y la pelea parecía desatarse
cerca de donde estábamos nosotras.
Una
sombra borrosa se acercó a mí, solo pude observar su cabello desordenado y
brillando rojizo bajo la luz de una farola cercana, no vi su rostro,
seguramente preocupado, pero sonreí al saber que Edward había venido a mi
rescate.
Quise
tranquilizarlo, decirle que estaba bien y que nos sacara de allí, pero lo único
que salió de mi garganta fue un sonido ronco y bajo. Él me agarro de los brazos
y me levantó, arrastrándome hacia un lado. Sus fuertes manos me hacían doler.
Intenté
mirarlo pero mi vista estaba nublada y la cabeza me pesaba demasiado como para
girarla. ¿Qué le ocurría? ¡Me estaba lastimando!
Me
siguió arrastrando unos metros, empujándome cada vez que mis rodillas cedían y
arañaban el suelo. Eso no estaba bien. Algo no iba bien con Edward.
En
vez de tranquilizarme mi pánico aumento cuando la oscuridad se hizo mayor, al
principio pensé que me estaba desvaneciendo de nuevo pero luego me di cuenta
que Edward me llevaba en la dirección equivocada, calle abajo, donde la
oscuridad era peor.
El
viento helado me despejo la cabeza por un minuto, suficiente para escuchar los
quejidos de mi hermana, no sabía de dónde provenía pero parecía bastante cerca.
Intenté
llamarle pero solo conseguí ahogarme con mi propia saliva, sentía los labios
hinchados y la lengua flácida. Una voz rompió el silencio de mis oídos.
—Esto
será divertido –murmuró alguien por algún lado, se escuchaba distorsionado,
desconocido y familiar a la vez, ¿Emmet tal vez? ¿Dónde estaba Alice?
—Y
pensar que no se nos quisieron entregar antes… —dijo Edward, no oí el resto, una
laguna volvió a azotarme.
—Nada
es gratis en esta vida… —dijo el otro, ¿Emmet? ¿Por qué se oía así?— Tuvimos
que hacer de niños buenos mucho tiempo –se quejó.
Estaba
confundida, mareada. Siguieron hablando pero no le presté demasiada atención.
Hasta que giramos hacía un lado (no sabía exactamente cuál) y pude levantar un
tanto la cabeza para observar a Edward.
Se
veía borroso, igual que todo a mí alrededor, pero esas fracciones familiares me
decían que era él. No me gustaba igualmente como se veía, con el semblante
oscuro, formas duras en el rostro y ojos vacíos.
Aproveché
que mi cabeza era un lío y cambié el rostro de Edward por uno mejor, una imagen
sacada de mis recuerdos donde se veía mejor, donde sonreía con esa sonrisa tan
perfecta que él tenía, donde sus ojos me demostraban cuanto me amaba. Fue
fácil, como manejar un sueño, una alucinación.
Él
se rió junto con Emmet, una risa fría, y yo sonreí con ellos a pesar de no
haber escuchado el chiste.
De
pronto, y sin previo aviso Edward me arrojó hacia delante, dejando caer mi
cuerpo en el duro y húmedo suelo de la calle. Mi cabeza impactó de lleno contra
la piedra, del lado que tenía malo, y volví a sentir un líquido deslizarse por
mi mejilla.
Esa
vez si grite, me escuche a mi misma hacerlo como si estuviese debajo del agua,
mi garganta vibró cuando solté semejante alarido. ¡¿Cómo se atrevía a
lastimarme?! ¿Qué estaba pasando?
Mi
grito pareció despejarme un poco más. Lamentablemente esa no sería la última
vez en gritar en esa noche.
POV.Rosalie
El
rostro de Emmet se inclinó hacia mí, con expresiones toscas y mortíferas, como
si estuviese enfadado.
Me
sentía extraña, confundida, adormilada y sonámbula. Quería decirle que era un
idiota, que sus bromitas ya habían ido demasiado lejos pero al sentirme tan
confundida, viendo borroso y con los oídos taponados era fácil dejarse llevar
por el pánico.
Esperaba
que todo estuviese ya resuelto, que Jasper hubiese aparecido y que Edward
hubiese encontrado a Alice, ellos nos metieron en esto y más les valía
sacarnos. ¿Dónde estaba mi hermana?
Yo
no me creía capaz de desmayarme así, ella lo sabía más que nadie, debió de
haberse preocupado mucho…
Él
me alzó en brazos, más bien me tomó de los hombros y me obligó a caminar
parejamente por la acera. Sus manos me lastimaban.
Intenté
protestar. Gritarle en la cara que no debía enfadarse conmigo, que todo era
culpa de él pero mi garganta no dejó salir más que un ruido ronco y ahogado.
Emmet se rió, ¿Qué le daba tanta gracia? ¡Me estaba lastimando!
Lo
escuche hablar con alguien, pero las voces distorsionadas eran imposibles de
descifrar y mucho menos captar el tema de lo que se trataba.
Hablar
por mi cuenta era casi doloroso, sentía mi garganta reseca, mis labios dormidos
y mi lengua flácida, debía de tener un aspecto horrible.
Alguien
grito cerca de mí, me estremecí, un grito de dolor, un quejido agonizante.
Emmet se rió nuevamente ¿De qué rayos se reían? Yo ya estaba atemorizada de
todo lo que había llegado a ver y escuchar.
Emmet
me soltó de los hombros y me agarró del cabello. ¡Me agarró del cabello! Se me
cortó la respiración al tan inesperado trato. Me sacudió fieramente como si
fuese su caso de boxeo, retorciéndome con terrible dolor el cuero cabelludo.
Me
tiró hacia delante con todas sus fuerzas, mis tambaleantes piernas cedieron y
el impacto contra el suelo me dejó sin aire. El golpe en mi cabeza era aún
peor.
Esto
estaba mal. Algo iba muy mal.
Todavía
no era consciente de lo que estaba pasando, todavía mi adormilada mente
intentaba darle algún tipo de coherencia a sus acciones brutales. Esto no
estaba nada bien.
El
piso estaba helado, húmedo y resbaloso. El golpe y el frío me despejaron la
cabeza lo suficiente como para oír a dos hombres hablar, era apenas un murmullo
suave y tenebroso, distorsionado con la realidad.
—Desde
el principio que quise hacer esto –dijo ¿Emmet?
—Pues
aquí lo tienes amigo, nuestro momento, basta de hacernos los niños buenos
–contestó otra voz, la similitud con la de Edward era escalofriante.
—Con
algo nos tenían que pagar y no nos lo iban a dar por las buenas –dijo
nuevamente Emmet, mis ojos se llevaron de lágrimas—. Como si estas niñas de
papá nos fuesen a dar su virginidad.
Abrí
los ojos, respirando entrecortadamente. No podían estar hablando en serio, esto
era una horrible pesadilla, a pesar de que el dolor se sentía terriblemente
real.
Miles
de imágenes pasaron veloces a través de mis ojos. Emmet y yo en su casa. Emmet
y yo en el cine. Él y yo besándonos. Él tocándose mientras me veía dormir…
¡No!
¡No podía ser! ¡Eso no era real! Eso lo había inventado yo, una alucinación, él
no sería capaz de tal cosa ¿O si?
Giré
la cabeza hacia un lado, agradeciendo con un poco de alivio que mis ojos me
dejaran ver mejor.
Se
me heló la sangre al ver el rostro borroso de mi hermanita a mi lado. La furia
fluyó libremente por mi cuerpo cuando vi un lado de su cara de color rojo y sus
sollozos quebrados hacían eco en mis oídos. Empujé con todas mis fuerzas la
bruma de mi cabeza, intentando buscar la manera de volver a tener el control
sobre mí.
Intenté
levantarme pero alguien se me tiró encima y me inmovilizó contra el suelo
húmedo, dejé escapar un grito e intenté liberarme. A mi lado, una sombra negra
se arrojó sobre la espalda de mi hermana. Ella también gritó.
Ahora
podía oír mejor, la adrenalina me había dado un poco de fuerza suficiente para
mantenerme despierta. Bella se quejaba y se retorcía a mi lado, intentando
liberarse del ataque de Edward, al igual como lo hacía yo.
Pero,
lamentablemente, mi cuerpo al igual que el de ella estaban flácidos y débiles
por alguna causa desconocida. El terror me invadió como una ola, balbuceé un
par de incoherencias, aunque mi propósito era gritar e insultar con todas mis
fuerzas.
Mi
hermana sollozaba con fuerza a mi lado, con gritos ahogados que me partían el
alma, ella no tenía que estar en esta situación, por mi terrible culpa al
haberla traído conmigo hasta el bar estabamos sufriendo un calvario.
Al
principio pensé, pese a las circunstancias, que ellos no podrían hacernos una
cosa así, no tenía ética, ninguno de sus tratos anteriores con nosotras podían
habernos prevenido.
Al
final, yo tenía razón, los hombres eran seres monstruosos que jamás cambiarían.
Me
concentré en intentar dar patadas a Emmet o morderle o ¡algo! Lo que sea… lo
que sea con tal de no prestar atención a las groserías que susurraba en mi
oído.
La
vista se me volvió a aclarar, lo único que pude ver fue a mi hermana, luchando
para que Edward, el hombre caballeroso que una vez pensé que era, no le quitara
las ropas que llevaba puestas. Sus alaridos eran horriblemente estremecedores,
enviando cuchilladas de culpa directo a mi pecho.
Sus
ojos reflejaban el pánico vivo que estaba sufriendo, su rostro surcado con
lágrimas y sangre en la mejilla.
No
lo soporté mas, me eché a llorar también, sufriendo por ambas y volviendo mi
vista otra vez borrosa, pero aún visible.
Emmet
no tardó en arrancarme la ropa de forma ruda, a pesar de mis intentos por
detenerlo, ya estábamos condenadas. Nadie parecía estar por los alrededores
para ayudarnos y en el estado extraño y confuso en el que estábamos
difícilmente podríamos luchar contra ellos.
Emmet
me abrió las piernas.
Lo
siguiente que sentí fue un dolor punzante en mi zona más íntima, rasgándome por
dentro como si fuese su puta barata, lancé un grito agonizante seguido por el
de Bella.
Me
penetró una y otra vez, el dolor era horrible, inimaginable, era como si me desgarraran
desde adentro con un cuchillo oxidado, sus gemidos en mi oído me daban ganas de
vomitar. Había humedad en mis piernas, probablemente sangre… Me aplastó el
pecho contra el suelo y lo único que pude hacer fue llorar de dolor al igual
que mi hermana.
Mi
pobre hermana. Oh Bella…
Giré
la cabeza e intenté verla de nuevo, a diferencia de la vez anterior, sus ojos,
que antes parecían perdidos incapaz de verme, se clavaron con rudeza sobre los míos.
Mostrándome su miedo y pidiendo ayuda de forma silenciosa.
Prometí cuidarte…
Me
mordí los labios para no llorar, debía ser fuerte, por ella, siempre fui la
fuerte y tenía que serlo ahora más que nunca.
Estiré
un brazo magullado y dolorido en su dirección, ella hizo lo mismo, calmando un
poco sus sollozos ahogados. Nuestros dedos se tocaron y como pude rodeé su mano
con la mía. Aguanta Bella, le roge
silenciosamente.
Los
monstruos maldijeron, uno después del otro, y sentí un líquido caliente dentro
de mí. Me atraganté con mi propia bilis.
Su lechera… Pensé con asco.
Se
levantaron tambaleantes pero seguros, Emmet dándome una nalgada. Me quedé
quieta y le apreté la mano a mi hermana cuando la sentí removerse para
levantarse, indicándole que hiciese lo mismo.
En
situaciones como aquellas no teníamos que tentarlos más, y mucho menos llamar
su atención hacia nosotras.
—Que
polvazón… —suspiró Emmet.
Reprimí
mis ganas de vomitar. Era fuerte, pero no tanto. El pánico me hacía temblar
como una hoja en plena ventisca, las nauseas seguían presentes y no me daba
cuenta que estaba lanzando pequeños grititos de dolor hasta que alguien me
pateó la pierna y me dijo que me callara. Hicieron lo mismo con Bella.
Entre
en shock, o algo así, ya que no recuerdo lo que paso después, no nos volvieron
a tocar de eso estaba segura, mi piel desnuda estaba helada al igual que mi
cuerpo y estaba temblando de miedo. Bella sollozaba a mi lado pero por suerte
ya no gritaba.
Me
sentía mucho mejor, como si hubiese dormido una pequeña pero reparadora siesta.
Solté a mi hermana lentamente y levanté la cabeza. Mi vista había mejorado y a
pesar de que estaba mareada vi que estábamos completamente solas en la
oscuridad de un sucio callejón.
Me
senté en mi lugar lentamente, gimiendo por el dolor lacerante de mi centro,
intenté ignorar la sangre mientras me subía los pantalones y me bajaba la
camiseta, mis bragas estaban arrancadas a un lado.
Me
volví hacia mi hermana y la ayudé a sentarse sin decir una palabra, ella seguía
sollozando ruidosamente y por mi rostro seguían deslizándose las lágrimas.
La
vestí con cuidado, odiando a Edward con todo mí ser y le sostuve el cabello
cuando Bella echó la cabeza a un lado y vomitó violentamente.
La
abracé cuando ella me lo permitió, ambas sentadas en medio de la mugre,
consolándonos una a la otra y no queriéndonos levantar del lugar en donde estábamos.
No
hablamos, yo todavía tenía miedo y me sentía completamente sucia. Mire hacia el
cielo, agradeciendo de estar vivas pero tratando encontrar una solución a todo
esto.
¿Qué
haríamos ahora? ¿Qué pasaría con nosotras? ¿Nos sentiríamos así de humilladas y
sucias por el resto de nuestras vidas?
Yo
tenía que ser racional, no me podía permitir hundirme por lo que nos habían
hecho. No sabía cómo enfrentarlo pero encontraría las armas necesarias para
hacerlo.
Me
hundí rápidamente, el horror era demasiado. ¿Qué armas? ¿Qué fuerza?
Me
eché a llorar junto con mi hermana, quería morir, detener todo esto o
retroceder el tiempo hasta la noche en que los habíamos conocido.
El
agonizante dolor subió por mi cuerpo hasta mi pecho, consumiéndome por
completo, marchitándome hasta destruir a la Rosalie que siempre había sido.
**************************************************
¡Hola a tod@s!
Por fin el tan esperado capítulo de EL AMOR CONTRA TODO :D
¿Qué os ha parecido?
Al fin se acerca la trama de la historia :D Éste es sólo el comienzo.
¿Serán Edward y Emmett los verdaderos violadores? ¿Y Bella y Rose? ¿Le podrán perdonar esa traición imperdonable?
Ahora está la historia que arde... ¿Qué creéis que pasará ahora?
Bueno... mis felicitaciones para Flopii, gracias a ella, este capítulo ha sido una maravilla, intentamos hacerlo las dos, pero como hacemos cada una un capítulo, decidimos que como era su turno, ella lo haría. Yo sólo he intervenido en una guía de nada. Todas vuestras opiniones, piropos y demás, serán dirigidos para Flopii.
Muchas gracias por seguir entrando al blog y seguir leyendo, de verdad, que os lo agradezco de corazón.
Os tengo una sorpresita^.^
¿Os acordáis del concurso en el que iba a participar con DULCE TENTACIÓN y al final no valía ese fic porque no era un One-Shot?
Bien... pues tengo que deciros que mi OS para el concurso está en proceso^.^
Siii... tengo como unas 11 páginas escritas y sigue para adelante. Estoy muy contenta y muy animada por ello, espero de todo corazón que guste.
Como ya sabéis va de un Edward arrogante, sexy con un gusto muy peculiar a lo que al sexo se refiere :D Hay un Lemmon bastante fuerte (es el requisito del concurso).
En cuanto los tenga listo y lo suba a FF, lo subiré aquí :D Será en unos tres días o así, creed en mi palabra, la espera valdrá la pena (al menos eso espero :D).
Nos leemos mañana con MEZCLA DE SENTIMIENTOS, ¿ok?
Muchos besos y abrazos a tod@s,
Romiina^.^
Romina,
ResponderEliminarDale la enhorabuena a Flopii de mi parte...la verdad, es que nunca me hubiera imaginado que la historia iba a tomar este rumbo...
No sé como terminará todo esto, pero la verdad es que este capítulo me hizo estremecer como no tienes idea...
La verdad, es que he tenido muchos sentimientos encontrados...pero eso es lo que tienen las buenas historias!!!! :)
Lo único que espero es que todo acabe bien para nuestros chicos...veremos que tal va la cosa!!!! Me han dejado con una intriga increíble, jejejeje :)
Por cierto, que tál tú???? Me ha alegrado mucho saber que llevas bien tu historia y que la tienes bastante adelantada....no sabes lo mucho que me alegro por tí!!!
Espero que tengas mucha suerte y que todo salga como tú esperas...yo te mando todas mis energías para que sigas pa adelante y todo mi ánimo!!!! :)
Estos días no podré estar pendiente del blog, ya que me voy a un hotel del sur con la family y con mi niño :)
Nos quedaremos hasta el domingo....lo único que espero es pasármelo genial e increíble, y coger fuerzas para empezar a prepararme los exámenes...a ver si todo sale tal como espero, jejejeje
Lo dicho, discúlpame si estos cuatro días que vienen no estoy pendiente y no entro para leer tus historias...aún así, no te preocupes, que en cuanto vuelva me pondré las pilas y prometo dejarte algún comentario!!! :)
Muchos besitos guapa y muchos ánimos para que sigas con tus historias.
Besitos y abrazos,
Lourdes
MARAVILLOSO FLOPPI!!!; Tanto mi Romm como tu tienen un talento inigualable y muy característico en verdad que nada como leer su historia... me han dejado ahora si que si fuese hombre yo estaría descojonada!!! que barbaridad... nada que hacer ni decir.... espero que ellos no sean los violadores :(
ResponderEliminarUn abrazo enorme y mis felicitaciones.
Yess*.*
Floppi fabuloso capitulo, wao k trama no puedo creer lo q paso, ojala sea todo un sueño, xq es horrible una violacion y en este caso dos hermanas.
ResponderEliminarFloppi un capí fabuloso. Me dejaste super intrigada por lo que les paso a ambas. Espero haya sido una pesadilla y que los bombones de Emmett y Edward no hayan sido. De verdad que eso de que abusaran de ellas fue horrible, es una situación que de ser verdad, ambas van a necesitar mucho apoyo y cariño de las personas que aman. Me dejaste super intrigada, ansiosisima por el próximo capí!!! Feliz Martes!!!
ResponderEliminar