Mis Dios@s del Crepúsculo... ¡GRACIAS!

jueves, 5 de julio de 2012

INOLVIDABLE


*****************************
***************************
Capítulo 31: A tu merced…

Bella pov.

Nos despedimos de Jacob y de Leah porque la verdad, estaba deseando llegar a casa y acomodarme.
-Llámame- le recordé a Jake cuando estaba saliendo de la habitación.
-Por supuesto- me guiñó y me sonrió con su sonrisa tan radiante como siempre.
-Te amo- Edward se acercó a mí y me dio un beso tierno en los labios.
-Y yo a ti, guapo- le sonreí y uní, de nuevo, nuestros labios.
-¿Estás cansada?- yo asentí lentamente poniendo mi cabeza en su fuerte pecho- Tranquila, mi padre me ha dicho por el busca que ya viene para acá- me sonrió y me besó en la frente.
-Bien… sólo quiero estar tranquila en casa- lo abracé por la cintura y él se separó un poco de mí.
-Tienes que vestirte, vamos- me cogió en peso y me llevó hasta el baño, dejándome sentada en váter- Alice ha dejado ropa para ti- me dijo antes de que le preguntara si quiera dónde estaba mi ropa.
-La enana siempre pensando en todo- le sonreí y él me devolvió la sonrisa con su preciosa sonrisa torcida.
-Ya sabes cómo es…- asentí- Voy a ir a por tu ropa, ¿quieres ducharte?
-Si- le sonreí. Ahora era cuando más me gustaban los hospitales privados, donde tenían una ducha en cada habitación, sin necesidad de tener que ir al baño comunitario.
-¿De qué te ríes?- me miró intensamente.
-Que ahora me alegro de tener el privilegio en alojarme en hospitales privados- me miró extrañado- Por las duchas, Edward, no me gustaría tener que ducharme con muchas personas a la vez…- Edward se acercó a mí y me cogió la barbilla.
-¿Sabes que eres absolutamente perfecta, verdad?- me sonrió y me besó cálidamente en los labios, pasando su deliciosa lengua por mi labio inferior y adentrándola en mi boca por completo.
Mis manos se dirigieron hacia su suave pelo y lo acariciaron dulcemente. Las suyas estaban en ambos lados de mi cara, sintiendo toda su calidez y suavidad.
-Te amo- le dije entre un jadeo cuando me tuve que separar completamente de él, porque estaba completamente segura que si seguíamos así, acabaríamos haciendo el amor aquí y ahora…
-Eres irresistible…- me besó de nuevo y se separó de mí- Voy a por tu ropa- yo asentí- ¿Necesitas que te ayude?
-No, gracias- le sonreí y tiré de su brazo para que se acercara a mí- Te amo- le susurré y besé sus labios dulcemente, él me acarició la mejilla y se separó de mí.
-No voy a poder parar si seguimos así…- susurró con voz demasiado ronca para mi autocontrol…- Ahora vuelvo- salió rápidamente del baño y yo lo miré embobada.
Sacudí mi cabeza, totalmente aturdida…
Sin duda, Edward Cullen iba a ser mi muerte…
Me levanté y me quité toda la ropa, que estaba completamente pegajosa por el gel de la ecografía y por el sudor de cierto ejercicio…
Sonreí.
Me metí en la ducha y abrí el grifo del agua caliente. Cerré mis ojos cuando el agua cayó sobre la piel de mi espalda.
Terminé en pocos minutos y salí de la ducha, encontrándome a un Edward mirándome de arriba abajo, totalmente anonadado, con una toalla entre sus manos.
-Joder…- susurró deteniéndose en mis pechos concretamente…
-Si sigues susurrando y mirándome de esa manera, tendré que usar mis armas de seducción, Doctor Cullen- le sonreí y me acerqué a él para coger la toalla.
No se movió ni un centímetro, parecía estar totalmente ido…
Sin dejar de mirarle, restregué, suavemente, mis brazos y mis pechos con la toalla, sintiendo su respiración agitada. Después, puse una pierna encima del váter, exponiendo todo mi sexo ante él…
Ni qué decir que su respiración era ya errática…
-¿Por qué me haces esto?- susurró con voz muy ronca y con los ojos totalmente oscurecidos por el deseo.
-¿El qué?- dije inocentemente mientras terminaba de secar mi pierna y la ponía en el suelo para repetir la misma acción con la otra.
-Eso- señaló a mis manos y yo sonreí.
-Sólo me estoy secando, Doctor Cullen- dije con voz demasiado sensual.
Se acercó a mí y me cogió rudamente, pero con mucha suavidad y me besó vorazmente, sintiendo su cálida y húmeda lengua en la cavidad de mi boca. Sus manos bajaron hasta mi sexo, ahora hinchado y excitado y gimió audiblemente…
-Bella…- gimió y sentí su enorme erección en mi muslo…
-¿Edward? ¿Bella?- se escuchó la voz de Carliste fuera del baño, justamente en la habitación y los dos paramos de acariciarnos.
Nos miramos a los ojos y pude ver la lujuria y el deseo contenido.
-Vístete- me besó en la frente con gran dificultad, ya que su autocontrol había caído completamente y salió del baño- Bella se estaba duchando, papá- fue lo último que escuché antes de fijarme en mi ropa y ponérmela rápidamente.
El conjunto consistía en una camisa con la espalda descubierta en beige, con fruncidos en el pecho y un pantalón, totalmente pitillo, de color azul marino, con unas manoletinas del mismo tono que el pantalón. La verdad era que me encantaba como me quedaba.
Restregué mi pelo con la toalla y lo sequé casi por completo. Miré hacia un neceser que estaba junto con la ropa y me sorprendí al ver lo que había…
Sin duda, Alice estaba en todo…
Cogí el cepillo y me cepillé suavemente. Después cogí un poco de colorete y me lo puse en las mejillas y para terminar, un poco de cacao en mis labios. Sonreí ante la imagen del espejo.
-Gracias, Alice- susurré.
Salí del baño y ambos hombres se quedaron mirándome. Les sonreí.
Me pude dar cuenta que Edward se había quitado la bata y que estaba más guapo que de costumbre con esa camisa blanca…
-Estás preciosa, hija- Carliste se acercó a mí y me abrazó con mucho cariño.
-Gracias, Carliste- me acerqué a su oído sin dejar de mirar los ojos oscurecidos de mi esposo- Hay que estar guapa y saludable para que mis doctores favoritos me den el alta- sonreí y mi esposo me sonrió también.
-Claro- Carliste se separó de mí y me sonrió- Aquí tengo tus resultados, para el pesado de tu esposo- me susurró esto último y no pude más que reírme.
-Por supuesto- asentí y Carliste se dirigió a mi cama.
-Ya le he explicado a Edward todo, aunque no ha hecho demasiada falta- me sonrió y asentí.
Claro cómo no… Edward tenía que ir veinte pasos delante de todo lo que pasaba, por eso lo amaba.
-Vale… ¿puedo irme ya?- ambos soltaron una carcajada por mi ansiedad y Carliste asintió.
-Si, poderos iros ya, pero recuerda todas mis recomendaciones y las de Edward-yo asentí- Ya verás como nacerá perfectamente- me acarició la mejilla y me besó en la frente, en un gesto tan típico de Edward.
-Bien- susurré yo y me acerqué a Edward.
-Por supuesto, papá ya te llamaré- se abrazaron y Carliste me abrazó a mí después.
-Claro- me acarició la espalda- Cuídate, hija- yo sólo asentí y nos separamos.
-Seguro.
-Ahora mismo llamaré a tu madre para que se quede tranquila- murmuró Carliste sonriente- No sabéis las veces que ha llamado… no quería agobiarte a ti y lo hizo conmigo…- Edward y yo soltamos una carcajada.
-Pobre…- susurré yo.
-Por cierto, me ha dicho Carmen que quiere verte en dos semanas- yo miré a Carliste con extrañeza- Si, dice que su “nieto” necesita mucha atención y que desea verlo cuanto antes- sólo pude sonreír.
-Vendré, por supuesto.
-Vale, bueno chicos, tengo que irme- ambos asentimos- Tened mucho cuidado y cuidaros, por favor- nos sonrió- Las flores y los paquetes os la llevarán a casa, ¿de acuerdo?- asentimos- Bien, cuidaros, chicos- y salió de la habitación.
-Toma- me dio mi anillo de matrimonio y mi anillo de pedida y me los puse en los dedos correspondientes- Te ayudaré con esto- señaló mi colgante de la insignia Cullen y me volví para que pudiera ponérmelo.
Me lo puso con una delicadeza exquisita y me volví para besarle en los labios.
-Te queda absolutamente perfecto- miró mi canalillo, ya que el colgante me llegaba justo al nacimiento de mis pechos- Vamos, hermosa- Edward cogió mi bolso y me ayudó a ponerme el abrigo, pasó su brazo por mi cintura, pegándome completamente a su perfecto cuerpo.
Salimos de la habitación y nos encaminamos hacia el ascensor.
-Me alegro que ya esté bien, señora Cullen- dijo la voz de una mujer y los dos nos volvimos a la vez.
Era María.
-Muchísimas gracias, María- ella sonrió.
-No hay de qué- dijo antes de alejarse de nosotros y encaminarse hacia el área de maternidad.
-Señora Cullen- me llamó otra voz de mujer y miramos hacia ella.
-Dígame, Carlota- le sonreí.
-Oh, por favor, no me llame de usted- asentí- Quería darle esto- me entregó un paquete.
-Oh, no te deberías de haber molestado- le dije apenada.
-Nada de eso, usted se lo merece y al fin y al cabo, es un pequeño detalle- yo asentí y lo abrí.
Era un marco para pegarlo en la puerta, donde se podría poner el nombre de mi hijo.
-Lo elegí en tonos amarillos porque aún no sabemos el sexo del bebé- me sonrió y yo le sonreí.
-Muchas gracias, es precioso- susurré tocando la suavidad del marco.
-No hay de qué, espero que disfruten de esta etapa tan maravillosa- nos sonrió y se fue por donde se había ido María.
-Son unas buenas chicas- susurró mi hombre cuando las puertas del ascensor se abrieron.
-No lo dudo- entramos y pulsó el botón del piso principal- Aunque tengo una sugerencia para usted, Doctor Cullen- me pegué a su oído y sentí que su piel se estremecía. Sonreí- La tal Victoria no me gusta nada…- me separé de él justo cuando las puertas se abrieron.
Salimos del ascensor y Edward rodeó mi cintura con su tonificado brazo.
-¿No te gusta Victoria?- yo negué y él acercó a mi oído, provocando que todas mis terminaciones nerviosas se pusieran al límite- No te preocupes, ya está despedida- me dijo tranquilamente y yo lo miré con los ojos muy abiertos.
-¿Por qué?- salimos al cálido día y nos encaminamos hacia el Volvo.
-Porque no es eficiente.
-¿Y ahora te has dado cuenta de eso?
-Bueno… yo no tengo culpa que todas las mujeres quieran tener algo con el Doctor Cullen- vale… su ego estaba rozando límites insospechados…
-¿No?- me paré al lado de la puerta del copiloto- Tal vez sean suposiciones suyas…- le sonreí coquetamente y él se pegó a mí, dejándome en una jaula imaginaria entre su delicioso cuerpo perfecto y el coche.
-No creo que sean suposiciones, ya que mi hermosa mujer se pone celosa cuando una mujer me mira más de lo debido…- su boca estaba a escasos centímetros míos…
Ni que decir que su cálido y fresco aliento se adentraba en mi boca.
-Debe de ser muy afortunada su mujer…- le susurré y miré hacia sus labios.
-Si, pero más suerte tengo yo, eso sin duda alguna- me sonrió torcidamente y unió nuestros labios lentamente, tan lento, que sentí un cosquilleo en mi labio inferior.
Estuvimos besándonos hasta que tuvimos que separarnos por falta de aire.
-Te amo, princesa- susurró sobre mis labios y juro que mi tanga estaba completamente mojado… pero ahora no se lo haría saber, esperaría a que llegáramos a casa…
-Te amo- le dije sonriéndole y le robé un pequeño beso antes de que me abriera la puerta del Volvo y me metiera dentro del coche.
Se subió con su elegancia exquisita y arrancó el motor.
-¿Te apetece ir a comer a algún lado?- me dijo cuando dejamos el hospital atrás.
-Te lo agradezco, cariño- le cogí la mano que tenía en el cambio de marchas- Pero preferiría que hoy comamos en casa, la verdad, es que estoy algo cansada- en cierta parte era verdad, pero lo único que quería era hacerle el amor hasta no poder parar.
-No te preocupes, tienes razón, debes de estar agotada- me sonrió y me besó en la mejilla cuando paramos en un semáforo en rojo.
-Aunque, podemos pedir de la Bella Italia, ¿no?- le susurré y me sonrió más ampliamente.
-¿Es eso un antojo de mi hijo o tuyo?- le sonreí.
-De los dos, por supuesto- Edward negó con la cabeza y soltó una carcajada.
-Ya… al parecer mi hijo será mitad italiano y mitad chino… sin duda, dos continentes muy interesantes- yo solté una carcajada y él me siguió.
-Como sea, necesito comer pasta- y a ti, aunque eso no se lo diría en este momento…
-Sus órdenes son mi prioridad, señorita- me guiñó y siguió su camino.
Llegamos en muy poco tiempo y cuando entramos en el aparcamiento subterráneo, pude vislumbrar a mi bebé. Sonreí.
-¿Por qué sonríes?- Edward aparcó y yo lo miré directamente a los ojos.
-Porque veo que Eleazar ha dejado perfectamente bien mi bebé- le guiñé y él sonrió mientras negaba.
Se bajó del coche y me abrió la puerta.
-Eres un perfecto caballero, Doctor Cullen- le cogí su mano y bajé del Volvo.
-Siempre lo seré, princesa- me sonrió y me besó en los labios rápidamente.
Subimos por el ascensor y por fin, llegamos a casa.
Ni que decir que estaba completamente recogida y limpia…
-¿Han estado aquí Esme y Alice, verdad?- dije mirando a todo en particular y me acordé de algo- Dios mío…- me volví hacia Edward rápidamente y me tapé la boca.
-¿Qué pasa?- me dijo asustado avanzando hacia mí.
-¿Dónde está Yuna?- él suspiró tranquilo.
-La tiene mi madre- me tranquilizó- No sabíamos los días que estarías en el hospital y decidió llevársela.
-Claro…- me tranquilicé.
-Y si, mi madre y mi hermana han estado aquí, insistieron en venir a limpiar y recoger para que cuando tú vinieras no tuvieras nada que hacer…- sólo pude sonreír.
-No sé cómo voy a agradecerles.
-Dándoles un nieto y un sobrino precioso- me sonrió y puso sus manos en mi vientre- Tengo que darte algo, esperaba a saber el sexo del bebé, pero no puedo tenerlo escondido por más tiempo- me besó en la frente y se encaminó hacia nuestro dormitorio.
Vino al cabo de los minutos con una sonrisa radiante.
-¿Qué es?- dijo mirando sus manos detrás de su espalda.
-Una sorpresa- me guiñó- Cierra los ojos- yo le obedecí y pronto, sentí una caja, de lo que parecía ser terciopelo, en mi mano- Ábrelos- los abrí y en mi mano, efectivamente había una caja de terciopelo blanco.
-¿Es esto…?- seguro que era una joya, obviamente, pero… ¿qué sería?
No se debería de haber molestado… Dios… seguro que valía una pasta, era de Tiffany & Co…
-Sólo ábrelo- yo le obedecí y muy pronto, se presentó antes mis ojos la pulsera más preciosa que jamás había visto…
Consistía en una fina cadenita de las que colgaban unos ositos preciosos, muy pequeñitos y delicados…
Era de oro blanco.
-¿Qué…?- susurré antes de que mis traicioneras lágrimas cayeran por mis mejillas.
-Shh, la primera pulsera para mi hijo, quería regalársela yo- me abrazó con cuidado de no aplastar ni la caja ni mi vientre y me besó en el tope de la cabeza- ¿Te gusta?
-¿Cómo no me iba a gustar?- le dije con dificultad por los sollozos, le besé en el cuello y me separé de él- Es la pulsera más hermosa que he visto en mi vida- él me sonrió y me abrazó de nuevo, colocando mi cabeza en su pecho.
-Me alegro de que te guste, la verdad es que ni siquiera la elegí yo…- yo me separé de él y lo miré extrañada- ¿Te acuerdas de tu anillo de pedida?
¿Cómo olvidarme de esa preciosidad que tenía en mi mano izquierda?
-Pues claro, no podría quitármelo jamás- él me sonrió.
-Pues cuando lo compré, Cristal, la amiga de la familia, me regaló esta pulserita- la señaló con mucha ternura y yo le sonreí.
-Pues la tal Cristal tiene un gusto exquisito- mi sonrisa se ensanchó aun más.
-Si- asintió.
-Muchas gracias, mi vida- le besé en los labios y dejé que limpiara mis lágrimas.
La cogí de la cajita y la miré a través de la luz solar que entraba por el enorme ventanal del salón.
-Es tan pequeñita…- mis manos tocaron delicadamente la pequeña cadenita y Edward me besó en la mejilla -Nuestro hijo se verá absolutamente adorable con ella- susurré.
-Si, será el niño más hermoso del mundo, ojalá que sea igualito a ti- me sonrió y me abrazó.
-No, quiero que se parezca a ti.
-Bueno… a los dos- ambos soltamos una carcajada y nos separamos para besarnos.
Demasiado pronto para mi gusto, tuvimos que separarnos para poder respirar.
-¿Tienes hambre?- susurró con voz ronca…
-Si…- me acerqué a él- De ti.
Sus ojos se oscurecieron a tal punto que parecían casi negros… negros como el mismo azabache.
Sus manos cogieron mi cintura de manera demandante, justo como a mí me gustaba, y me jaló hacia él con dulzura, pero con precisión.
-Me está provocando desde hace una hora, señora Cullen…- miró mis labios y los atacó sin ninguna piedad…
Mis manos se dirigieron, inmediatamente, hacia su sedoso pelo y tiré de él con suavidad.
-Mmmm…- gemí sobre su boca y Edward aprovechó para introducir su lengua en mi boca, provocándome, incitándome…
Mi lengua tampoco se estuvo quieta, danzó junto con la de él como si su vida dependiera de ello, de verdad que ya tenía un grado de excitación importante…
-Edward…- gemí cuando su boca comenzó a bajar por mi cuello, dejándome besos húmedos por toda su extensión, formando como un sendero dulce y tortuoso a la vez…
-Bella… eres tan dulce y hermosa…- susurró antes de subir a mi boca y atacarla sin ninguna piedad, por segunda vez.
Esta vez no dejó que yo entre abriera mi boca, esta vez metió su lengua sin ningún aviso, lo que provocó una oleada de placer en mi parte sur…
Mis manos descendieron por su fuerte espalda y clavé mis uñas suavemente, haciendo que él gimiera audiblemente sobre mis labios.
-Bella…- sus manos comenzaron a desabrochar el botón de mi pantalón y jaló fuertemente hacia abajo, haciendo que cayera a mis pies.
Me miró y pude ver que todo lo que componía esa mirada era puro deseo ardiente, pura lujuria contenida…
Mis manos se movieron hacia su pecho y le quité uno a uno los botones de su camisa, lenta y tortuosamente… La dejé caer lentamente hacia atrás y pude deleitarme con su tonificado pecho y sus increíbles abdominales.
-No puedo soportarlo más…- susurró y me arrancó literalmente la blusa que llevaba, después siguió con mi sujetador y mi tanga…
Ya estaba completamente desnuda.
Me cogió en peso y dejó caer mi trasero en el borde del respaldar del sofá y sus manos se dirigieron hacia mi nuca, acercándome a su boca…
-Te deseo, señora Cullen- susurró antes de atacar mi boca nuevamente y empujar mis piernas con las suyas, para que las abriera para él y así lo hice- Tienes una piel tan suave…- sus manos recorrieron desde mis muslos hasta mis pechos, que los pellizcó y yo me arqueé hacia él, invitándolo a que siguiera…
-Edward- susurré cerrando los ojos de puro placer…
Sentí que se desabrochaba el cinturón y que jalaba de sus pantalones, sin siquiera quitarse los botones…
-No puedo dejar de desearte en ningún momento…- sentí que su erección era liberada porque me dio en el muslo y se acercó más a mí, colocándose entre mis piernas.
Acercó su mano a mi sexo y comprobó que estaba totalmente mojada…
-Me vuelves loco por lo que te provoco y te hago sentir…- su voz era de total excitación… Metió un dedo en mi cavidad y me sentí desfallecer…
No me había dado cuenta hasta ahora lo mucho que lo había necesitado…
Me penetró de un solo golpe, sintiendo toda su extensión en mi pequeña cavidad…
-Dios…- susurré apretando los ojos fuertemente y dirigiendo mis manos hacia sus fuertes brazos…
-Joder… Bella…- sus manos se colocaron en ambos lados de mi cintura y jugó con el vaivén que teníamos… totalmente frenético.
Mis uñas se clavaron en la suave piel de su espalda y Edward gimió al lado de mi oído, provocando que mi piel se estremeciera y se pusieran los vellos de punta…
Su enorme erección parecía luchar contra las sensibles y estrechas paredes de mi sexo, llenándolo por completo y queriendo entrar más de su larga envergadura…
-Eres jodidamente estrecha…- susurró con frenesí y mi boca se dirigió a la suya, acallando los gemidos que amenazaban con salir de mi boca…
-Es tan… es tan enorme…- susurré sobre sus labios y él pareció embestir con más fuerza, como si eso fuera posible…
Nuestras respiraciones chocaban con la cara del otro y los gemidos venían uno detrás de otro…
Mis paredes se estrecharon aun más, apretando su enorme erección en torno a ellas…
-¡Edward!- grité y él me cogió de la nuca y adentró su lengua en mi boca mientras que mi orgasmo que aturdía por completo…
-Edward…- me desplomé por completo en su fuerte pecho y cerré los ojos sintiendo la oleada de placer que me invadía por completo.
Él embistió unas cuantas veces más y sentí cómo se derramaba en mi interior… tan caliente y líquido por toda mi cavidad…
-¡Bella!- gimió y dejó caer su frente sudada en el hueco de mi cuello.
Sus manos agarraron mi cintura deliciosamente y pude sentir el sudor de su pecho cuando mis manos fueron hasta él y lo acariciaron con suavidad.
-Te amo, preciosa- me susurró separándose de mí y abrazándome- Te amo más que a mi vida- me apretó más contra su cuerpo, pero mi pequeña barriguita no le dejó- Parece que ya me cuesta abrazarte como quiero…- dijo burlón a la vez que tocaba con mucha suavidad mi vientre.
-Si- le dije sonriente y él me besó en los labios con mucha, mucha ternura.
En ese momento, mi estómago empezó a gruñir como un auténtico loco…
-¿Desde cuando tienes hambre?- se separó de mí y me miró severamente.
-Desde ahora- le aseguré, pero no se tragó ni una palabra…
-No debes dejar de lado la comida por sucumbir los encantos de tu esposo- ahora sí que su ego había alcanzado las nubes…
-Muy bien, señor ego- lo empujé y me bajé de nuestro improvisado lugar de sexo- Voy a ducharme y cuando esté lista, quiero que un enorme plato de ravioles con beicon, setas y mucho queso, me espere en la mesa- le guiñé y paseé con toda mi desnudez por delante de él. Lo oí gemir.
Sonreí.
Entré en nuestra habitación y me dio la bienvenida una cama perfectamente hecha, con sábanas y edredón que no conocía…
-No las puedo dejar solas…- susurré pensando en mi suegra y en mi cuñada…
La verdad que las dos tenían un gusto exquisito… el edredón era blanco completamente con encajes preciosos igualando con las sábanas y los enormes almohadones…
Sonreí más ampliamente y me dirigí hacia el baño para darme mi tan ansiado baño, a pesar de haberme duchado hacía tan sólo una hora…
Llené la bañera hasta arriba y eché sales aromáticas de chocolate en el agua.
No iba a ser mala cuando le dije a Edward que quería mi comida cuando estuviera fuera de la ducha, así que le daría un buen margen de tiempo, aunque lo que provocaría sería que comería por cinco…
Escuché cómo Edward estaba hablando por teléfono, supuse que pidiendo la  comida y lo llamé.
-Mi amor- escuché los presurosos pasos de su elegante andar y se paró frente a mí- También quisiera una pizza de cuatro quesos- le dije mientras me enjabonaba mi pierna izquierda.
-Si, eso es y otra cosa más- lo miré y me estaba comiendo con la mirada- Un pizza familiar de cuatro quesos también, gracias- y colgó.
-¿Algún problema?- le dije sin dejar de mirar esas dos esmeraldas que me volvían loca.
-Si, tú…- se quitó los Calvin Klein que tanto amaba y se metió conmigo en la bañera…
-¿Qué se supone que haces?- me cogió de la cintura y me alzó para que él pudiera estar debajo y luego me colocó en su regazo…
-Bañarme con mi hermosa mujer…- sentí su prominente erección en mi espalda baja y tuve que gemir…
-Edward…- era más un quejido que una advertencia y creo que fue lo que bastó para que me girara y comenzará a atacar mi cuello sin ninguna piedad…
Mis manos se pasearon por sus brazos mojados y su pecho caliente, deleitándome con tanta perfección…
Jamás me cansaría de tocarle y de hacerle el amor…
Decidí yo llevar las riendas ahora y me subí sólo un poco, lo justo para colocarme alrededor de su cuerpo y sin dejar de mirarlo a los ojos, bajé de un solo tirón, provocando que su erección entrara de lleno en mí.
-¡Edward!- grité fuera de si al notar que mi cuerpo se apretaba en torno al suyo…
-¡Dios!- gimió y agarró mi cintura.
De nuevo, comenzamos un vaivén frenético…
Edward me cogía de la cintura y bajaba conmigo, siempre en perfecta sincronización…
Sólo de ver su cara retorciéndose de placer, provocó que el fuego que estaba en mi bajo vientre explotara por completo.
Terminé cansada encima de su pecho, deleitándome con su respiración errática y tranquilizándose poco a poco.
-Eres espléndida…- susurró sobre mi pelo mojado y yo sonreí sobre la piel de su pecho.
-Lo sé- le dije para picarlo un poco.
-¿Ahora quién tiene el ego por las nubes?- me separé de él y le sonreí.
-Tú me haces que me lo crea- le besé en los labios y le guiñé un ojo.
-Espero que te dure el buen humor durante todo el embarazo…- susurró con voz burlona y le golpeé en el pecho.
-¡Oye!- su sonrisa se ensanchó aun más.
Nos miramos y soltamos una enorme carcajada.
-¿Cuándo estará la comida lista?- él arqueó una ceja- Tu hijo tiene hambre y ya te dije que no entiende de tiempos ninguno…- rodó los ojos y me sonrió de nuevo.
Miró su reloj de muñeca y me miró.
-Ya tiene que estar lista…- murmuró y dicho y hecho…
En ese momento sonó el timbre de casa.
-Vístete y ahora volveré con la comida para mi hijo- dijo esto último burlón y de nuevo, lo golpeé, lo que provocó una preciosa risa por su parte.
Se secó todo el cuerpo y salió con una toalla enredada a su cintura…
Mmmmm… con ese pelo y torso mojado, sin duda, era lo más sexy que había visto nunca…
Parecía el David de Miguel Ángel en versión siglo XXI…
-Céntrate, Bella- susurré antes de salir de la bañera y envolverme en una toalla.
Envolví mi cabello en una toalla y salí hacia la habitación, no sin antes coger el tapón de la bañera y dejarlo en el borde de la misma.
Cogí un tanga de seda y un camisón a juego, todo era azul eléctrico, el color que tanto le gustaba a Edward… Me lo puse y cogí la toalla de mi pelo y lo restregué con la misma para secarlo un poco.
Me cepillé el cabello y estaba a punto de dejar el cepillo en su sitio, cuando Edward me cogió por la cintura y comenzó a aspirar en mi cuello.
-Sin duda, el chocolate en tu piel es la cosa más dulce de todo el mundo…- me lamió el cuello y mis vellos se erizaron completamente- Ya está la comida, princesa- le sonreí y me giré.
-Has cumplido- él me sonrió y cogí su nuca para atraerlo a mí- Te amo- le besé rápidamente en los labios y le cogí la mano para encaminarnos hacia el salón.
-Ve adelantándote tú, tengo que vestirme- me puso una cara demasiado burlona y decidí seguir jugando…
-Me parece bien…- me senté a los pies de la cama y lo miré fijamente.
-¿No vas a ir al salón?
-¿Debería?- le dije con una sonrisa en mis labios y él me sonrió torcidamente.
-Como quiera, señora Cullen- me guiñó y se quitó la toalla, dejándome una vista privilegiada de su perfecto cuerpo…
Ese pecho, esos abdominales, ese vello que se perdía en… en cierta parte de su anatomía que amaba…
-Daría lo que fuera por saber lo que estás pensando…- me dijo cuando se fue subiendo el bóxer lentamente con la mirada fija en mí.
-¿Te soy sincera?- él me miró expectante.
-Por supuesto- se acercó a mí y tiró de mi brazo para que me levantara de la cama.
-Eres la creación del mejor polvo que han echado tus padres- dije sin pelos en la lengua y por un momento, se quedó en estado de shock.
-Eres imposible- me dijo sonriéndome de manera que debería ser ilegal.
-Ya… señor ego por las nubes- le saqué la lengua e intenté avanzar hacia el salón, pero no me dejó.
-Ven aquí- me alzó sin ningún tipo de dificultad y me besó apasionadamente, de nuevo, sentí su enorme erección… pero decidí ignorarla completamente o me moriría de hambre.
-Señor ego enorme- llamé su atención cuando comenzó a besarme el cuello- Conseguirás que tu hijo salga antes de tiempo y te de una patada en el trasero- él soltó la carcajada más grande que jamás le hube escuchado en mucho tiempo y negó frenéticamente.
-Tienes razón- me soltó y nos encaminamos hacia el salón.
Ni que decir que me comí casi toda la pizza familiar y mi plato hasta rebosar de ravioles…


****************************************************

Chic@s otro capítulo de esta intensa historia...
¿Qué os ha parecido? ¿Podrán vivir por fin con calma y tranquilidad?
Al parecer, la lujuria y el deseo de Edward y Bella es irrefrenable... pero, ¿durará?
Al cabo de los capítulos se irá viendo ;) Sólo os digo que estéis atentas :D
Este capítulo es el de esta semana, que lo debería haber subido el domingo o el lunes, pero como sabéis no he podido. Aun así, aquí lo tenéis y espero que guste.
En primer lugar, le dedico este capítulo a mi TODO, mi princesita de ojos preciosos, mi YESS, cariño, gracias por mantenerme viva y por hacer que mis sueños se hagan realidad, sin duda, tus dulces palabras me causan una gran satisfacción. ¡GRACIAS POR SER Y EXISTIR!
En segundo lugar, para una chica que me ha calado hondo, LOURDES, gracias por seguir comentándome, como te respondí en tu comentario en el capítulo de EL AMOR CONTRA TODO, me has dado muchas esperanzas y muchos ánimos para seguir con todo esto, tus palabras me son de muy gran ayuda y eres útil para esto y para más ;) Yo lo que quiero es que os guste, simplemente, con eso me quedo contenta :D
En tercer lugar, para MARI, gracias nena por tus comentarios y por el PREMIO nuevo que me has dado, en cuanto tenga un poquito de tiempo, lo subiré aquí y te responderé a tus preguntas y escribiré las mías ;) ¡GRACIAS POR VISITARME Y LEERME!
En cuarto lugar, para GEM, a pesar de que estás asusente, me sigo acordando de ti, muchísimas gracias preciosa!!!
¡¡¡Muchos besos y abrazos, chic@s!!!
Romiina^.^



4 comentarios:

  1. Romina,
    Me has dejado con una intriga increíble, de leer más, mucho más...estoy contentísima con este nuevo capítulo de inolvidable :)
    Esperemos que todo acabe bien para esta increíble parejita!!!!! :)
    Muchas gracias por tu nueva dedicatoria; sé que te podrá sonar vago o tonto que te lo diga pero tu tb me has calado muy hondo y me alegro de saber que en cierto modo, te ayudo a que tus ilusiones sigan a flor de piel y puedas disfrutarlas :)
    Sé lo que cuesta cumplir determinados sueños, y por eso no se debería desperdiciar el tiempo ni las ganas de hacerlos realidad, y te lo digo por experiencia.
    Espero que los puedas cumplir todos!!!!
    Muchos besitos guapa y mucho ánimo.
    Con cariño,
    Lourdes

    ResponderEliminar
  2. MI adorada TODO!!!,
    Hermosa que capi más fuerte, este fic tiene algo tan impactante y atrapante que ¡wow!, en verdad que es como un sueño, tu dedicación es maravillosa pequeña, tenes 31 capìtulos que es mucho decir para cualquier persona, tu dedicación es un motor hermosa.

    Sigue luchando por tus sueños hermosa, logras que cada emoción se ponga dentro de tu corazón e ilumine a todos con tu preciosa luz, mi niña, sabes que para mi es un honor tenerte como amiga y hermana, eres mi TODO hermosa, vos sabes que también para mi eres como una piedra angular en mi escritura,siempre escuchando y animandome a ir a por más, gracias por dejarme ser parte de tu casita y más importante aún MUCHAS GRACIAS POR DEJARME SER PARTE DE TU VIDA!.

    INSISTO NUEVAMENTE ES UN MARAVILLOSO CAPITULO NENA, PLAGADO DE SENTIMIENTOS, PENSAMIENTOS Y RELFEXIONES QUE SIEMPRE ME DEJAN CON UNA SONRISA EN EL ROSTRO.

    Sigue así, nunca bajes los brazos, la frente siempre muy en alto y sigue luchando por lo que quieres.

    Te quiere
    Besos y abrazos
    Yess*.*

    ResponderEliminar
  3. Romina: estoy llena de trabajo, pero, aquí estoy, wao que capitulo mas ardiente por favor no me le bajes la temperatura a esos dos, lo haces también Nena, que me quedo sorprendida, cada capitúlo mejor que el otro. Me facina esta historia y me gusta mucho más como va narrando la toda y la descripción que haces de los personajes. Sigue así, se que también andas aveces ocupadas, pero, no la dejes sigue adelante.
    Besos Nena

    ResponderEliminar
  4. Romi el capí estuvo grandioso. Me encanta la felicidad que irradian todos, es fabuloso. Su amor es infrenable, de verdad que se adoran. Deseo todo siga bien entre ellos, aunque presiento que pasarán más cosas. Ansiosa por más. Un abrazo!!! Feliz Jueves!!!

    ResponderEliminar

Los comentarios son la base inicial que todo escritor necesita para que su inspiración fluya. Tu opinión es muy importante para mí.
Por favor, ¡NO TE VAYAS SIN COMENTAR!