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Capítulo
31: A tu merced…
Bella pov.
Nos
despedimos de Jacob y de Leah porque la verdad, estaba deseando llegar a casa y
acomodarme.
-Llámame-
le recordé a Jake cuando estaba saliendo de la habitación.
-Por
supuesto- me guiñó y me sonrió con su sonrisa tan radiante como siempre.
-Te amo-
Edward se acercó a mí y me dio un beso tierno en los labios.
-Y yo a ti,
guapo- le sonreí y uní, de nuevo, nuestros labios.
-¿Estás
cansada?- yo asentí lentamente poniendo mi cabeza en su fuerte pecho-
Tranquila, mi padre me ha dicho por el busca que ya viene para acá- me sonrió y
me besó en la frente.
-Bien… sólo
quiero estar tranquila en casa- lo abracé por la cintura y él se separó un poco
de mí.
-Tienes que
vestirte, vamos- me cogió en peso y me llevó hasta el baño, dejándome sentada
en váter- Alice ha dejado ropa para ti- me dijo antes de que le preguntara si
quiera dónde estaba mi ropa.
-La enana
siempre pensando en todo- le sonreí y él me devolvió la sonrisa con su preciosa
sonrisa torcida.
-Ya sabes
cómo es…- asentí- Voy a ir a por tu ropa, ¿quieres ducharte?
-Si- le
sonreí. Ahora era cuando más me gustaban los hospitales privados, donde tenían
una ducha en cada habitación, sin necesidad de tener que ir al baño
comunitario.
-¿De qué te
ríes?- me miró intensamente.
-Que ahora
me alegro de tener el privilegio en alojarme en hospitales privados- me miró
extrañado- Por las duchas, Edward, no me gustaría tener que ducharme con muchas
personas a la vez…- Edward se acercó a mí y me cogió la barbilla.
-¿Sabes que
eres absolutamente perfecta, verdad?- me sonrió y me besó cálidamente en los
labios, pasando su deliciosa lengua por mi labio inferior y adentrándola en mi
boca por completo.
Mis manos
se dirigieron hacia su suave pelo y lo acariciaron dulcemente. Las suyas
estaban en ambos lados de mi cara, sintiendo toda su calidez y suavidad.
-Te amo- le
dije entre un jadeo cuando me tuve que separar completamente de él, porque
estaba completamente segura que si seguíamos así, acabaríamos haciendo el amor
aquí y ahora…
-Eres
irresistible…- me besó de nuevo y se separó de mí- Voy a por tu ropa- yo
asentí- ¿Necesitas que te ayude?
-No,
gracias- le sonreí y tiré de su brazo para que se acercara a mí- Te amo- le
susurré y besé sus labios dulcemente, él me acarició la mejilla y se separó de
mí.
-No voy a
poder parar si seguimos así…- susurró con voz demasiado ronca para mi
autocontrol…- Ahora vuelvo- salió rápidamente del baño y yo lo miré embobada.
Sacudí mi
cabeza, totalmente aturdida…
Sin duda,
Edward Cullen iba a ser mi muerte…
Me levanté
y me quité toda la ropa, que estaba completamente pegajosa por el gel de la
ecografía y por el sudor de cierto ejercicio…
Sonreí.
Me metí en
la ducha y abrí el grifo del agua caliente. Cerré mis ojos cuando el agua cayó
sobre la piel de mi espalda.
Terminé en
pocos minutos y salí de la ducha, encontrándome a un Edward mirándome de arriba
abajo, totalmente anonadado, con una toalla entre sus manos.
-Joder…-
susurró deteniéndose en mis pechos concretamente…
-Si sigues
susurrando y mirándome de esa manera, tendré que usar mis armas de seducción,
Doctor Cullen- le sonreí y me acerqué a él para coger la toalla.
No se movió
ni un centímetro, parecía estar totalmente ido…
Sin dejar
de mirarle, restregué, suavemente, mis brazos y mis pechos con la toalla,
sintiendo su respiración agitada. Después, puse una pierna encima del váter,
exponiendo todo mi sexo ante él…
Ni qué
decir que su respiración era ya errática…
-¿Por qué
me haces esto?- susurró con voz muy ronca y con los ojos totalmente oscurecidos
por el deseo.
-¿El qué?-
dije inocentemente mientras terminaba de secar mi pierna y la ponía en el suelo
para repetir la misma acción con la otra.
-Eso-
señaló a mis manos y yo sonreí.
-Sólo me
estoy secando, Doctor Cullen- dije con voz demasiado sensual.
Se acercó a
mí y me cogió rudamente, pero con mucha suavidad y me besó vorazmente,
sintiendo su cálida y húmeda lengua en la cavidad de mi boca. Sus manos bajaron
hasta mi sexo, ahora hinchado y excitado y gimió audiblemente…
-Bella…-
gimió y sentí su enorme erección en mi muslo…
-¿Edward?
¿Bella?- se escuchó la voz de Carliste fuera del baño, justamente en la
habitación y los dos paramos de acariciarnos.
Nos miramos
a los ojos y pude ver la lujuria y el deseo contenido.
-Vístete-
me besó en la frente con gran dificultad, ya que su autocontrol había caído
completamente y salió del baño- Bella se estaba duchando, papá- fue lo último
que escuché antes de fijarme en mi ropa y ponérmela rápidamente.
El conjunto
consistía en una camisa con la espalda descubierta en beige, con fruncidos en
el pecho y un pantalón, totalmente pitillo, de color azul marino, con unas
manoletinas del mismo tono que el pantalón. La verdad era que me encantaba como
me quedaba.
Restregué
mi pelo con la toalla y lo sequé casi por completo. Miré hacia un neceser que
estaba junto con la ropa y me sorprendí al ver lo que había…
Sin duda,
Alice estaba en todo…
Cogí el
cepillo y me cepillé suavemente. Después cogí un poco de colorete y me lo puse
en las mejillas y para terminar, un poco de cacao en mis labios. Sonreí ante la
imagen del espejo.
-Gracias,
Alice- susurré.
Salí del
baño y ambos hombres se quedaron mirándome. Les sonreí.
Me pude dar
cuenta que Edward se había quitado la bata y que estaba más guapo que de
costumbre con esa camisa blanca…
-Estás
preciosa, hija- Carliste se acercó a mí y me abrazó con mucho cariño.
-Gracias,
Carliste- me acerqué a su oído sin dejar de mirar los ojos oscurecidos de mi
esposo- Hay que estar guapa y saludable para que mis doctores favoritos me den
el alta- sonreí y mi esposo me sonrió también.
-Claro-
Carliste se separó de mí y me sonrió- Aquí tengo tus resultados, para el pesado
de tu esposo- me susurró esto último y no pude más que reírme.
-Por
supuesto- asentí y Carliste se dirigió a mi cama.
-Ya le he
explicado a Edward todo, aunque no ha hecho demasiada falta- me sonrió y
asentí.
Claro cómo
no… Edward tenía que ir veinte pasos delante de todo lo que pasaba, por eso lo
amaba.
-Vale…
¿puedo irme ya?- ambos soltaron una carcajada por mi ansiedad y Carliste
asintió.
-Si,
poderos iros ya, pero recuerda todas mis recomendaciones y las de Edward-yo
asentí- Ya verás como nacerá perfectamente- me acarició la mejilla y me besó en
la frente, en un gesto tan típico de Edward.
-Bien- susurré
yo y me acerqué a Edward.
-Por
supuesto, papá ya te llamaré- se abrazaron y Carliste me abrazó a mí después.
-Claro- me
acarició la espalda- Cuídate, hija- yo sólo asentí y nos separamos.
-Seguro.
-Ahora
mismo llamaré a tu madre para que se quede tranquila- murmuró Carliste
sonriente- No sabéis las veces que ha llamado… no quería agobiarte a ti y lo
hizo conmigo…- Edward y yo soltamos una carcajada.
-Pobre…-
susurré yo.
-Por
cierto, me ha dicho Carmen que quiere verte en dos semanas- yo miré a Carliste
con extrañeza- Si, dice que su “nieto” necesita mucha atención y que desea
verlo cuanto antes- sólo pude sonreír.
-Vendré,
por supuesto.
-Vale,
bueno chicos, tengo que irme- ambos asentimos- Tened mucho cuidado y cuidaros,
por favor- nos sonrió- Las flores y los paquetes os la llevarán a casa, ¿de
acuerdo?- asentimos- Bien, cuidaros, chicos- y salió de la habitación.
-Toma- me
dio mi anillo de matrimonio y mi anillo de pedida y me los puse en los dedos correspondientes-
Te ayudaré con esto- señaló mi colgante de la insignia Cullen y me volví para
que pudiera ponérmelo.
Me lo puso
con una delicadeza exquisita y me volví para besarle en los labios.
-Te queda
absolutamente perfecto- miró mi canalillo, ya que el colgante me llegaba justo
al nacimiento de mis pechos- Vamos, hermosa- Edward cogió mi bolso y me ayudó a
ponerme el abrigo, pasó su brazo por mi cintura, pegándome completamente a su
perfecto cuerpo.
Salimos de
la habitación y nos encaminamos hacia el ascensor.
-Me alegro
que ya esté bien, señora Cullen- dijo la voz de una mujer y los dos nos
volvimos a la vez.
Era María.
-Muchísimas
gracias, María- ella sonrió.
-No hay de
qué- dijo antes de alejarse de nosotros y encaminarse hacia el área de maternidad.
-Señora
Cullen- me llamó otra voz de mujer y miramos hacia ella.
-Dígame,
Carlota- le sonreí.
-Oh, por
favor, no me llame de usted- asentí- Quería darle esto- me entregó un paquete.
-Oh, no te
deberías de haber molestado- le dije apenada.
-Nada de
eso, usted se lo merece y al fin y al cabo, es un pequeño detalle- yo asentí y
lo abrí.
Era un
marco para pegarlo en la puerta, donde se podría poner el nombre de mi hijo.
-Lo elegí
en tonos amarillos porque aún no sabemos el sexo del bebé- me sonrió y yo le sonreí.
-Muchas
gracias, es precioso- susurré tocando la suavidad del marco.
-No hay de
qué, espero que disfruten de esta etapa tan maravillosa- nos sonrió y se fue
por donde se había ido María.
-Son unas
buenas chicas- susurró mi hombre cuando las puertas del ascensor se abrieron.
-No lo
dudo- entramos y pulsó el botón del piso principal- Aunque tengo una sugerencia
para usted, Doctor Cullen- me pegué a su oído y sentí que su piel se
estremecía. Sonreí- La tal Victoria no me gusta nada…- me separé de él justo
cuando las puertas se abrieron.
Salimos del
ascensor y Edward rodeó mi cintura con su tonificado brazo.
-¿No te
gusta Victoria?- yo negué y él acercó a mi oído, provocando que todas mis
terminaciones nerviosas se pusieran al límite- No te preocupes, ya está
despedida- me dijo tranquilamente y yo lo miré con los ojos muy abiertos.
-¿Por qué?-
salimos al cálido día y nos encaminamos hacia el Volvo.
-Porque no
es eficiente.
-¿Y ahora
te has dado cuenta de eso?
-Bueno… yo
no tengo culpa que todas las mujeres quieran tener algo con el Doctor Cullen-
vale… su ego estaba rozando límites insospechados…
-¿No?- me
paré al lado de la puerta del copiloto- Tal vez sean suposiciones suyas…- le
sonreí coquetamente y él se pegó a mí, dejándome en una jaula imaginaria entre
su delicioso cuerpo perfecto y el coche.
-No creo
que sean suposiciones, ya que mi hermosa mujer se pone celosa cuando una mujer
me mira más de lo debido…- su boca estaba a escasos centímetros míos…
Ni que decir
que su cálido y fresco aliento se adentraba en mi boca.
-Debe de
ser muy afortunada su mujer…- le susurré y miré hacia sus labios.
-Si, pero
más suerte tengo yo, eso sin duda alguna- me sonrió torcidamente y unió
nuestros labios lentamente, tan lento, que sentí un cosquilleo en mi labio
inferior.
Estuvimos
besándonos hasta que tuvimos que separarnos por falta de aire.
-Te amo,
princesa- susurró sobre mis labios y juro que mi tanga estaba completamente
mojado… pero ahora no se lo haría saber, esperaría a que llegáramos a casa…
-Te amo- le
dije sonriéndole y le robé un pequeño beso antes de que me abriera la puerta
del Volvo y me metiera dentro del coche.
Se subió
con su elegancia exquisita y arrancó el motor.
-¿Te
apetece ir a comer a algún lado?- me dijo cuando dejamos el hospital atrás.
-Te lo
agradezco, cariño- le cogí la mano que tenía en el cambio de marchas- Pero
preferiría que hoy comamos en casa, la verdad, es que estoy algo cansada- en
cierta parte era verdad, pero lo único que quería era hacerle el amor hasta no
poder parar.
-No te
preocupes, tienes razón, debes de estar agotada- me sonrió y me besó en la
mejilla cuando paramos en un semáforo en rojo.
-Aunque,
podemos pedir de la Bella Italia, ¿no?- le susurré y me sonrió más ampliamente.
-¿Es eso un
antojo de mi hijo o tuyo?- le sonreí.
-De los
dos, por supuesto- Edward negó con la cabeza y soltó una carcajada.
-Ya… al
parecer mi hijo será mitad italiano y mitad chino… sin duda, dos continentes
muy interesantes- yo solté una carcajada y él me siguió.
-Como sea,
necesito comer pasta- y a ti, aunque eso no se lo diría en este momento…
-Sus
órdenes son mi prioridad, señorita- me guiñó y siguió su camino.
Llegamos en
muy poco tiempo y cuando entramos en el aparcamiento subterráneo, pude
vislumbrar a mi bebé. Sonreí.
-¿Por qué
sonríes?- Edward aparcó y yo lo miré directamente a los ojos.
-Porque veo
que Eleazar ha dejado perfectamente bien mi bebé- le guiñé y él sonrió mientras
negaba.
Se bajó del
coche y me abrió la puerta.
-Eres un
perfecto caballero, Doctor Cullen- le cogí su mano y bajé del Volvo.
-Siempre lo
seré, princesa- me sonrió y me besó en los labios rápidamente.
Subimos por
el ascensor y por fin, llegamos a casa.
Ni que
decir que estaba completamente recogida y limpia…
-¿Han
estado aquí Esme y Alice, verdad?- dije mirando a todo en particular y me
acordé de algo- Dios mío…- me volví hacia Edward rápidamente y me tapé la boca.
-¿Qué
pasa?- me dijo asustado avanzando hacia mí.
-¿Dónde
está Yuna?- él suspiró tranquilo.
-La tiene
mi madre- me tranquilizó- No sabíamos los días que estarías en el hospital y
decidió llevársela.
-Claro…- me
tranquilicé.
-Y si, mi
madre y mi hermana han estado aquí, insistieron en venir a limpiar y recoger
para que cuando tú vinieras no tuvieras nada que hacer…- sólo pude sonreír.
-No sé cómo
voy a agradecerles.
-Dándoles
un nieto y un sobrino precioso- me sonrió y puso sus manos en mi vientre- Tengo
que darte algo, esperaba a saber el sexo del bebé, pero no puedo tenerlo
escondido por más tiempo- me besó en la frente y se encaminó hacia nuestro
dormitorio.
Vino al
cabo de los minutos con una sonrisa radiante.
-¿Qué es?-
dijo mirando sus manos detrás de su espalda.
-Una
sorpresa- me guiñó- Cierra los ojos- yo le obedecí y pronto, sentí una caja, de
lo que parecía ser terciopelo, en mi mano- Ábrelos- los abrí y en mi mano,
efectivamente había una caja de terciopelo blanco.
-¿Es
esto…?- seguro que era una joya, obviamente, pero… ¿qué sería?
No se
debería de haber molestado… Dios… seguro que valía una pasta, era de Tiffany &
Co…
-Sólo
ábrelo- yo le obedecí y muy pronto, se presentó antes mis ojos la pulsera más
preciosa que jamás había visto…
Consistía
en una fina cadenita de las que colgaban unos ositos preciosos, muy pequeñitos
y delicados…
Era de oro
blanco.
-¿Qué…?- susurré
antes de que mis traicioneras lágrimas cayeran por mis mejillas.
-Shh, la
primera pulsera para mi hijo, quería regalársela yo- me abrazó con cuidado de
no aplastar ni la caja ni mi vientre y me besó en el tope de la cabeza- ¿Te
gusta?
-¿Cómo no
me iba a gustar?- le dije con dificultad por los sollozos, le besé en el cuello
y me separé de él- Es la pulsera más hermosa que he visto en mi vida- él me
sonrió y me abrazó de nuevo, colocando mi cabeza en su pecho.
-Me alegro
de que te guste, la verdad es que ni siquiera la elegí yo…- yo me separé de él
y lo miré extrañada- ¿Te acuerdas de tu anillo de pedida?
¿Cómo
olvidarme de esa preciosidad que tenía en mi mano izquierda?
-Pues
claro, no podría quitármelo jamás- él me sonrió.
-Pues
cuando lo compré, Cristal, la amiga de la familia, me regaló esta pulserita- la
señaló con mucha ternura y yo le sonreí.
-Pues la
tal Cristal tiene un gusto exquisito- mi sonrisa se ensanchó aun más.
-Si-
asintió.
-Muchas
gracias, mi vida- le besé en los labios y dejé que limpiara mis lágrimas.
La cogí de
la cajita y la miré a través de la luz solar que entraba por el enorme ventanal
del salón.
-Es tan
pequeñita…- mis manos tocaron delicadamente la pequeña cadenita y Edward me
besó en la mejilla -Nuestro hijo se verá absolutamente adorable con ella-
susurré.
-Si, será
el niño más hermoso del mundo, ojalá que sea igualito a ti- me sonrió y me
abrazó.
-No, quiero
que se parezca a ti.
-Bueno… a
los dos- ambos soltamos una carcajada y nos separamos para besarnos.
Demasiado
pronto para mi gusto, tuvimos que separarnos para poder respirar.
-¿Tienes
hambre?- susurró con voz ronca…
-Si…- me
acerqué a él- De ti.
Sus ojos se
oscurecieron a tal punto que parecían casi negros… negros como el mismo
azabache.
Sus manos
cogieron mi cintura de manera demandante, justo como a mí me gustaba, y me jaló
hacia él con dulzura, pero con precisión.
-Me está
provocando desde hace una hora, señora Cullen…- miró mis labios y los atacó sin
ninguna piedad…
Mis manos
se dirigieron, inmediatamente, hacia su sedoso pelo y tiré de él con suavidad.
-Mmmm…-
gemí sobre su boca y Edward aprovechó para introducir su lengua en mi boca,
provocándome, incitándome…
Mi lengua
tampoco se estuvo quieta, danzó junto con la de él como si su vida dependiera
de ello, de verdad que ya tenía un grado de excitación importante…
-Edward…-
gemí cuando su boca comenzó a bajar por mi cuello, dejándome besos húmedos por
toda su extensión, formando como un sendero dulce y tortuoso a la vez…
-Bella…
eres tan dulce y hermosa…- susurró antes de subir a mi boca y atacarla sin
ninguna piedad, por segunda vez.
Esta vez no
dejó que yo entre abriera mi boca, esta vez metió su lengua sin ningún aviso,
lo que provocó una oleada de placer en mi parte sur…
Mis manos descendieron
por su fuerte espalda y clavé mis uñas suavemente, haciendo que él gimiera
audiblemente sobre mis labios.
-Bella…-
sus manos comenzaron a desabrochar el botón de mi pantalón y jaló fuertemente
hacia abajo, haciendo que cayera a mis pies.
Me miró y
pude ver que todo lo que componía esa mirada era puro deseo ardiente, pura
lujuria contenida…
Mis manos
se movieron hacia su pecho y le quité uno a uno los botones de su camisa, lenta
y tortuosamente… La dejé caer lentamente hacia atrás y pude deleitarme con su
tonificado pecho y sus increíbles abdominales.
-No puedo
soportarlo más…- susurró y me arrancó literalmente la blusa que llevaba,
después siguió con mi sujetador y mi tanga…
Ya estaba
completamente desnuda.
Me cogió en
peso y dejó caer mi trasero en el borde del respaldar del sofá y sus manos se
dirigieron hacia mi nuca, acercándome a su boca…
-Te deseo,
señora Cullen- susurró antes de atacar mi boca nuevamente y empujar mis piernas
con las suyas, para que las abriera para él y así lo hice- Tienes una piel tan
suave…- sus manos recorrieron desde mis muslos hasta mis pechos, que los
pellizcó y yo me arqueé hacia él, invitándolo a que siguiera…
-Edward-
susurré cerrando los ojos de puro placer…
Sentí que
se desabrochaba el cinturón y que jalaba de sus pantalones, sin siquiera
quitarse los botones…
-No puedo
dejar de desearte en ningún momento…- sentí que su erección era liberada porque
me dio en el muslo y se acercó más a mí, colocándose entre mis piernas.
Acercó su
mano a mi sexo y comprobó que estaba totalmente mojada…
-Me vuelves
loco por lo que te provoco y te hago sentir…- su voz era de total excitación…
Metió un dedo en mi cavidad y me sentí desfallecer…
No me había
dado cuenta hasta ahora lo mucho que lo había necesitado…
Me penetró
de un solo golpe, sintiendo toda su extensión en mi pequeña cavidad…
-Dios…-
susurré apretando los ojos fuertemente y dirigiendo mis manos hacia sus fuertes
brazos…
-Joder…
Bella…- sus manos se colocaron en ambos lados de mi cintura y jugó con el
vaivén que teníamos… totalmente frenético.
Mis uñas se
clavaron en la suave piel de su espalda y Edward gimió al lado de mi oído,
provocando que mi piel se estremeciera y se pusieran los vellos de punta…
Su enorme
erección parecía luchar contra las sensibles y estrechas paredes de mi sexo,
llenándolo por completo y queriendo entrar más de su larga envergadura…
-Eres
jodidamente estrecha…- susurró con frenesí y mi boca se dirigió a la suya,
acallando los gemidos que amenazaban con salir de mi boca…
-Es tan… es
tan enorme…- susurré sobre sus labios y él pareció embestir con más fuerza,
como si eso fuera posible…
Nuestras
respiraciones chocaban con la cara del otro y los gemidos venían uno detrás de
otro…
Mis paredes
se estrecharon aun más, apretando su enorme erección en torno a ellas…
-¡Edward!-
grité y él me cogió de la nuca y adentró su lengua en mi boca mientras que mi
orgasmo que aturdía por completo…
-Edward…-
me desplomé por completo en su fuerte pecho y cerré los ojos sintiendo la
oleada de placer que me invadía por completo.
Él embistió
unas cuantas veces más y sentí cómo se derramaba en mi interior… tan caliente y
líquido por toda mi cavidad…
-¡Bella!-
gimió y dejó caer su frente sudada en el hueco de mi cuello.
Sus manos
agarraron mi cintura deliciosamente y pude sentir el sudor de su pecho cuando
mis manos fueron hasta él y lo acariciaron con suavidad.
-Te amo,
preciosa- me susurró separándose de mí y abrazándome- Te amo más que a mi vida-
me apretó más contra su cuerpo, pero mi pequeña barriguita no le dejó- Parece
que ya me cuesta abrazarte como quiero…- dijo burlón a la vez que tocaba con
mucha suavidad mi vientre.
-Si- le
dije sonriente y él me besó en los labios con mucha, mucha ternura.
En ese
momento, mi estómago empezó a gruñir como un auténtico loco…
-¿Desde
cuando tienes hambre?- se separó de mí y me miró severamente.
-Desde
ahora- le aseguré, pero no se tragó ni una palabra…
-No debes
dejar de lado la comida por sucumbir los encantos de tu esposo- ahora sí que su
ego había alcanzado las nubes…
-Muy bien,
señor ego- lo empujé y me bajé de nuestro improvisado lugar de sexo- Voy a
ducharme y cuando esté lista, quiero que un enorme plato de ravioles con
beicon, setas y mucho queso, me espere en la mesa- le guiñé y paseé con toda mi
desnudez por delante de él. Lo oí gemir.
Sonreí.
Entré en
nuestra habitación y me dio la bienvenida una cama perfectamente hecha, con
sábanas y edredón que no conocía…
-No las
puedo dejar solas…- susurré pensando en mi suegra y en mi cuñada…
La verdad
que las dos tenían un gusto exquisito… el edredón era blanco completamente con
encajes preciosos igualando con las sábanas y los enormes almohadones…
Sonreí más
ampliamente y me dirigí hacia el baño para darme mi tan ansiado baño, a pesar
de haberme duchado hacía tan sólo una hora…
Llené la
bañera hasta arriba y eché sales aromáticas de chocolate en el agua.
No iba a
ser mala cuando le dije a Edward que quería mi comida cuando estuviera fuera de
la ducha, así que le daría un buen margen de tiempo, aunque lo que provocaría
sería que comería por cinco…
Escuché
cómo Edward estaba hablando por teléfono, supuse que pidiendo la comida y lo llamé.
-Mi amor-
escuché los presurosos pasos de su elegante andar y se paró frente a mí-
También quisiera una pizza de cuatro quesos- le dije mientras me enjabonaba mi
pierna izquierda.
-Si, eso es
y otra cosa más- lo miré y me estaba comiendo con la mirada- Un pizza familiar
de cuatro quesos también, gracias- y colgó.
-¿Algún
problema?- le dije sin dejar de mirar esas dos esmeraldas que me volvían loca.
-Si, tú…-
se quitó los Calvin Klein que tanto amaba y se metió conmigo en la bañera…
-¿Qué se
supone que haces?- me cogió de la cintura y me alzó para que él pudiera estar
debajo y luego me colocó en su regazo…
-Bañarme
con mi hermosa mujer…- sentí su prominente erección en mi espalda baja y tuve
que gemir…
-Edward…-
era más un quejido que una advertencia y creo que fue lo que bastó para que me
girara y comenzará a atacar mi cuello sin ninguna piedad…
Mis manos
se pasearon por sus brazos mojados y su pecho caliente, deleitándome con tanta
perfección…
Jamás me
cansaría de tocarle y de hacerle el amor…
Decidí yo
llevar las riendas ahora y me subí sólo un poco, lo justo para colocarme
alrededor de su cuerpo y sin dejar de mirarlo a los ojos, bajé de un solo tirón,
provocando que su erección entrara de lleno en mí.
-¡Edward!-
grité fuera de si al notar que mi cuerpo se apretaba en torno al suyo…
-¡Dios!-
gimió y agarró mi cintura.
De nuevo,
comenzamos un vaivén frenético…
Edward me
cogía de la cintura y bajaba conmigo, siempre en perfecta sincronización…
Sólo de ver
su cara retorciéndose de placer, provocó que el fuego que estaba en mi bajo
vientre explotara por completo.
Terminé
cansada encima de su pecho, deleitándome con su respiración errática y
tranquilizándose poco a poco.
-Eres
espléndida…- susurró sobre mi pelo mojado y yo sonreí sobre la piel de su
pecho.
-Lo sé- le
dije para picarlo un poco.
-¿Ahora
quién tiene el ego por las nubes?- me separé de él y le sonreí.
-Tú me
haces que me lo crea- le besé en los labios y le guiñé un ojo.
-Espero que
te dure el buen humor durante todo el embarazo…- susurró con voz burlona y le
golpeé en el pecho.
-¡Oye!- su
sonrisa se ensanchó aun más.
Nos miramos
y soltamos una enorme carcajada.
-¿Cuándo
estará la comida lista?- él arqueó una ceja- Tu hijo tiene hambre y ya te dije
que no entiende de tiempos ninguno…- rodó los ojos y me sonrió de nuevo.
Miró su
reloj de muñeca y me miró.
-Ya tiene
que estar lista…- murmuró y dicho y hecho…
En ese
momento sonó el timbre de casa.
-Vístete y
ahora volveré con la comida para mi hijo- dijo esto último burlón y de nuevo,
lo golpeé, lo que provocó una preciosa risa por su parte.
Se secó
todo el cuerpo y salió con una toalla enredada a su cintura…
Mmmmm… con
ese pelo y torso mojado, sin duda, era lo más sexy que había visto nunca…
Parecía el
David de Miguel Ángel en versión siglo XXI…
-Céntrate,
Bella- susurré antes de salir de la bañera y envolverme en una toalla.
Envolví mi
cabello en una toalla y salí hacia la habitación, no sin antes coger el tapón
de la bañera y dejarlo en el borde de la misma.
Cogí un
tanga de seda y un camisón a juego, todo era azul eléctrico, el color que tanto
le gustaba a Edward… Me lo puse y cogí la toalla de mi pelo y lo restregué con
la misma para secarlo un poco.
Me cepillé
el cabello y estaba a punto de dejar el cepillo en su sitio, cuando Edward me
cogió por la cintura y comenzó a aspirar en mi cuello.
-Sin duda,
el chocolate en tu piel es la cosa más dulce de todo el mundo…- me lamió el
cuello y mis vellos se erizaron completamente- Ya está la comida, princesa- le
sonreí y me giré.
-Has
cumplido- él me sonrió y cogí su nuca para atraerlo a mí- Te amo- le besé
rápidamente en los labios y le cogí la mano para encaminarnos hacia el salón.
-Ve
adelantándote tú, tengo que vestirme- me puso una cara demasiado burlona y
decidí seguir jugando…
-Me parece
bien…- me senté a los pies de la cama y lo miré fijamente.
-¿No vas a
ir al salón?
-¿Debería?-
le dije con una sonrisa en mis labios y él me sonrió torcidamente.
-Como
quiera, señora Cullen- me guiñó y se quitó la toalla, dejándome una vista
privilegiada de su perfecto cuerpo…
Ese pecho,
esos abdominales, ese vello que se perdía en… en cierta parte de su anatomía
que amaba…
-Daría lo
que fuera por saber lo que estás pensando…- me dijo cuando se fue subiendo el
bóxer lentamente con la mirada fija en mí.
-¿Te soy sincera?-
él me miró expectante.
-Por
supuesto- se acercó a mí y tiró de mi brazo para que me levantara de la cama.
-Eres la
creación del mejor polvo que han echado tus padres- dije sin pelos en la lengua
y por un momento, se quedó en estado de shock.
-Eres
imposible- me dijo sonriéndome de manera que debería ser ilegal.
-Ya… señor
ego por las nubes- le saqué la lengua e intenté avanzar hacia el salón, pero no
me dejó.
-Ven aquí-
me alzó sin ningún tipo de dificultad y me besó apasionadamente, de nuevo,
sentí su enorme erección… pero decidí ignorarla completamente o me moriría de
hambre.
-Señor ego
enorme- llamé su atención cuando comenzó a besarme el cuello- Conseguirás que
tu hijo salga antes de tiempo y te de una patada en el trasero- él soltó la
carcajada más grande que jamás le hube escuchado en mucho tiempo y negó
frenéticamente.
-Tienes
razón- me soltó y nos encaminamos hacia el salón.
Ni que
decir que me comí casi toda la pizza familiar y mi plato hasta rebosar de
ravioles…
****************************************************
Chic@s otro capítulo de esta intensa historia...
¿Qué os ha parecido? ¿Podrán vivir por fin con calma y tranquilidad?
Al parecer, la lujuria y el deseo de Edward y Bella es irrefrenable... pero, ¿durará?
Al cabo de los capítulos se irá viendo ;) Sólo os digo que estéis atentas :D
Este capítulo es el de esta semana, que lo debería haber subido el domingo o el lunes, pero como sabéis no he podido. Aun así, aquí lo tenéis y espero que guste.
En primer lugar, le dedico este capítulo a mi TODO, mi princesita de ojos preciosos, mi YESS, cariño, gracias por mantenerme viva y por hacer que mis sueños se hagan realidad, sin duda, tus dulces palabras me causan una gran satisfacción. ¡GRACIAS POR SER Y EXISTIR!
En segundo lugar, para una chica que me ha calado hondo, LOURDES, gracias por seguir comentándome, como te respondí en tu comentario en el capítulo de EL AMOR CONTRA TODO, me has dado muchas esperanzas y muchos ánimos para seguir con todo esto, tus palabras me son de muy gran ayuda y eres útil para esto y para más ;) Yo lo que quiero es que os guste, simplemente, con eso me quedo contenta :D
En segundo lugar, para una chica que me ha calado hondo, LOURDES, gracias por seguir comentándome, como te respondí en tu comentario en el capítulo de EL AMOR CONTRA TODO, me has dado muchas esperanzas y muchos ánimos para seguir con todo esto, tus palabras me son de muy gran ayuda y eres útil para esto y para más ;) Yo lo que quiero es que os guste, simplemente, con eso me quedo contenta :D
En tercer lugar, para MARI, gracias nena por tus comentarios y por el PREMIO nuevo que me has dado, en cuanto tenga un poquito de tiempo, lo subiré aquí y te responderé a tus preguntas y escribiré las mías ;) ¡GRACIAS POR VISITARME Y LEERME!
En cuarto lugar, para GEM, a pesar de que estás asusente, me sigo acordando de ti, muchísimas gracias preciosa!!!
¡¡¡Muchos besos y abrazos, chic@s!!!
Romiina^.^
Romina,
ResponderEliminarMe has dejado con una intriga increíble, de leer más, mucho más...estoy contentísima con este nuevo capítulo de inolvidable :)
Esperemos que todo acabe bien para esta increíble parejita!!!!! :)
Muchas gracias por tu nueva dedicatoria; sé que te podrá sonar vago o tonto que te lo diga pero tu tb me has calado muy hondo y me alegro de saber que en cierto modo, te ayudo a que tus ilusiones sigan a flor de piel y puedas disfrutarlas :)
Sé lo que cuesta cumplir determinados sueños, y por eso no se debería desperdiciar el tiempo ni las ganas de hacerlos realidad, y te lo digo por experiencia.
Espero que los puedas cumplir todos!!!!
Muchos besitos guapa y mucho ánimo.
Con cariño,
Lourdes
MI adorada TODO!!!,
ResponderEliminarHermosa que capi más fuerte, este fic tiene algo tan impactante y atrapante que ¡wow!, en verdad que es como un sueño, tu dedicación es maravillosa pequeña, tenes 31 capìtulos que es mucho decir para cualquier persona, tu dedicación es un motor hermosa.
Sigue luchando por tus sueños hermosa, logras que cada emoción se ponga dentro de tu corazón e ilumine a todos con tu preciosa luz, mi niña, sabes que para mi es un honor tenerte como amiga y hermana, eres mi TODO hermosa, vos sabes que también para mi eres como una piedra angular en mi escritura,siempre escuchando y animandome a ir a por más, gracias por dejarme ser parte de tu casita y más importante aún MUCHAS GRACIAS POR DEJARME SER PARTE DE TU VIDA!.
INSISTO NUEVAMENTE ES UN MARAVILLOSO CAPITULO NENA, PLAGADO DE SENTIMIENTOS, PENSAMIENTOS Y RELFEXIONES QUE SIEMPRE ME DEJAN CON UNA SONRISA EN EL ROSTRO.
Sigue así, nunca bajes los brazos, la frente siempre muy en alto y sigue luchando por lo que quieres.
Te quiere
Besos y abrazos
Yess*.*
Romina: estoy llena de trabajo, pero, aquí estoy, wao que capitulo mas ardiente por favor no me le bajes la temperatura a esos dos, lo haces también Nena, que me quedo sorprendida, cada capitúlo mejor que el otro. Me facina esta historia y me gusta mucho más como va narrando la toda y la descripción que haces de los personajes. Sigue así, se que también andas aveces ocupadas, pero, no la dejes sigue adelante.
ResponderEliminarBesos Nena
Romi el capí estuvo grandioso. Me encanta la felicidad que irradian todos, es fabuloso. Su amor es infrenable, de verdad que se adoran. Deseo todo siga bien entre ellos, aunque presiento que pasarán más cosas. Ansiosa por más. Un abrazo!!! Feliz Jueves!!!
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