Mis Dios@s del Crepúsculo... ¡GRACIAS!

martes, 18 de febrero de 2014

¿AMARTE U ODIARTE?


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Capítulo escrito por Yess y Romiina.

Capítulo 14: Macabro destino.

Yess pov.

-¿Te molesta?- el dedo de Jazz tocó suavemente la gasa que tapaba la vena donde me habían sacado sangre hacía tan sólo unos minutos.

-No, no me duele nada- le aseguré y le sonreí.

La verdad es que nada más decirle al médico de urgencias lo que me había pasado con la intoxicación, inmediatamente me dieron los cuatro tubitos convenientes para hacerme una analítica de sangre.

Para descartar había dicho.

-¡Yess!- me llamó la enfermera que me había tratado la intoxicación y una sonrisa se formó en mi cara cuando la vi.

-¡Sarah!- grité y me levanté para abrazarla- ¿Qué tal?

-Muy bien, venía a llamarte y a preguntarte qué tal estás, la verdad que cuando he vuelto a ver tu nombre en la ficha, me he asustado- esta mujer me recordaba tanto a la madre que nunca tuve…

Me trataba con tanto cariño y amor con ese instinto tan maternal… que no podía evitar el preguntarme por qué no me habría tocado una madre así.

-No, Sarah, no te preocupes- la tranquilicé- Es que llevo unos días vomitando y Jazz es un pesado…- le dije señalándolo con la barbilla y Jazz se puso a mi lado enseguida-

-Te he escuchado…- Jazz me sonrió ampliamente antes de besar la mano de Sarah- ¿Qué tal, Sarah?

-Ahora estupendamente- le sonrió arrebatadoramente y Sarah soltó un suspiro.

Te entiendo, Sarah, realmente entiendo tu actitud.

No pude evitar soltar una risilla.

-Ya veo que no dejas a la niña ni un segundo, me gusta- le guiñó el ojo y Jazz amplió su sonrisa.

-Nunca la dejaré, es toda mi vida- le aseguró Jazz y yo quise derretirme en ese momento, ¿cómo se podía ser tan perfecto?

-Oh, por favor, ¡pero si es perfecto!- Sarah era todo un drama y sonreí ampliamente.

-Lo es, sin duda- coincidí con ella y Jazz me besó en la mejilla.

-¡Basta de dar envidia a las demás!- gritó divertida- Vamos, hermosa, es tu turno- asentí sonriente y me despedí de Jazz con un suave beso en los labios.

Dos minutos más tarde, estaba despidiéndome de Sarah y subiendo hacia las consultas de los doctores. Nos sentamos en los dos únicos huecos libres que había y esperamos pacientemente.

Salió una enfermera, que tendría mi edad, con una enorme sonrisa en la cara.

-Señorita Dawson- llamó buscando a la aludida y nos levantamos, tanto Jazz como yo.

-Sí, yo soy la señorita Dawson- le sonreí de la misma forma a la chica y ella asintió, mirando a Jazz más tiempo del que debería.

Mi sonrisa desapareció y mi ceño se frunció al instante.

-Vengan conmigo- parpadeó antes de dirigirme la mirada. Oh, menos mal, soy yo la enferma, no él…- El doctor Cornet les espera- nos aclaró antes de dirigirse hacia la misma puerta y mantenerla abierta para nosotros.

Miré a Jazz y me dedicó una sonrisa tranquilizadora antes de coger mi mano y tirar de mí suavemente.

Estaba nerviosa y se me notaba, eso era indudable. Lo peor de todo era que no sabía por qué estaba tan nerviosa y mucho menos, los horribles malestares de los últimos días.

Algo no andaba bien y lo sabía.

-Buenos días- nos saludó el doctor Cornet levantándose de su asiento y dedicándonos una sincera sonrisa.

-Buenas, doctor- Jazz le ofreció su mano y el doctor la cogió amablemente.

El doctor clavó su mirada en mí y pude comprobar lo realmente atractivo que era. Rubio con los ojos más verdes que había visto jamás.

Podría ser tu padre… me gritó la vocecilla de mi conciencia y yo le rodé los ojos.

-Doctor- le sonreí y le ofrecí mi mano, cogiéndola al instante devolviéndome la sonrisa.

-Un placer, señorita- me soltó la mano y nos indicó que nos sentáramos- ¿Su doctor es el señor Rogly, verdad?

-Sí, así es- el doctor asintió y se puso sus gafas para mirar en la pantalla del ordenador -Su doctor está de vacaciones, por eso me han asignado a mí su visita- asentí entendiendo el punto y Jazz no me soltó la mano ni un segundo.

La enfermera se sentó justo al lado del doctor y su mirada no dejó el cuerpo de Jazz ni un solo segundo.

Vale… estaba empezando a ponerme realmente nerviosa y no era por mi motivo a visitar al médico. Creo que la chica no había entendido el punto de que era “mío”.

-Está bien- murmuré mirando a la enfermera mientras sentía el apretón de Jazz en mi mano. 
Obviamente, Jazz se había dado cuenta de mi incomodidad.

La chica quitó la mirada de inmediato y pareció que la pantalla del ordenador era la cosa más interesante de todo el mundo.

Buena chica.     

-Veo que su historial está limpio, ¿qué la trae por aquí?- se quitó sus gafas y me miró directamente a los ojos.

-Hace dos semanas tuve una intoxicación de marisco, soy alérgica y comí una ensalada que lo llevaba sin saberlo- el doctor asintió, incitándome a que siguiera- Y el doctor Rogly me trató cuando vine aquí- volvió a asentir.

-¿Y qué paso? ¿Le sentó algún medicamento mal?- negué enfáticamente.

-No, verá…- cerré los ojos y los volví a abrir en un segundo- Llevo sintiendo malestares matutinos desde hace una semana y media y cuando empezaron culpé a la intoxicación- hice una breve pausa centrándome en lo verdaderamente importante- Ya no sé qué pensar, doctor, llevo con vómitos matutinos durante toda una semana y lo peor de todo, es que cuando echo la cena, me entra un hambre atroz- el doctor me miró con más atención.

-Señorita Dawson tengo que hacerle una pregunta- me miró serio y luego a Jazz- ¿Es su novio?- abrí mucho los ojos.

¿Por qué preguntaba eso?

-Sí, soy su novio, ¿por qué doctor Cornet?- Jazz respondió por mí.

-Porque tengo que preguntarles si han mantenido relaciones sexuales sin protección- la boca creo que me llegó al suelo y sentí la tensión de Jazz en mi mano.

-La verdad, doctor, es que tomo pastillas anticonceptivas desde los doce años- le aclaré cuando pude hablar.

¿Enserio se pensaba que estaba embarazada?

Comencé a reírme histéricamente, pero parecía que nadie me seguía…

La chica tenía los ojos muy abiertos y su cara angelical había pasado a ser una de perros. El doctor me miraba seriamente con una mueca extraña en la boca y miré por el rabillo del ojo, viendo a un Jazz ajeno a lo que pasaba a su alrededor.

Vale… parecía que no tenía gracia.

-Señorita, ¿y se las ha tomado convenientemente?- siguió insistiendo y yo asentí inmediatamente.

-Sí, doctor Cornet, efectivamente…- fruncí mi ceño y me quedé pensativa.

¿Me había tomado todas las pastillas este mes? ¿Se me habría olvidado alguna?

-No parece muy convencida…- pude ver por mi parte derecha que Jazz me miraba fijamente y ahora fue mi turno de darle un apretón.

-La verdad es que ahora mismo no podría decirle si las he tomado todas- Jazz suspiró sonoramente, pero no dijo nada.

-Está bien- volvió a la pantalla del ordenador con sus gafas puestas- ¿Te acaban de hacer una analítica nada más llegar al hospital, verdad?- la impresora comenzó a sonar, indicando que estaba en funcionamiento- Veremos ésa analítica antes que nada- asentí sin saber muy bien qué decir.

-Tranquila- susurró Jazz apretándome la mano por enésima vez y yo no podía estar tranquila ni de lejos…

¿De verdad que podía estar embarazada? No podía ser…

Toqué mi vientre con disimulo, como si pudiera notar alguna vida en mi interior e inmediatamente me imaginé a un pequeño niño de ojos azules con el pelo rubio, igualito a Jazz.

Sonreí sin poder evitarlo.

-Señorita Dawson- me llamó el doctor y yo levanté la mirada, completamente ajena a los dos últimos minutos- Tiene anemia y los leucocitos están un poco elevados…- murmuró dejando de lado la analítica.

-¿Y eso qué significa?- le pregunté sin entender nada.

-Significa que son dos signos claros de embarazo- de nuevo, Jazz me apretó la mano, pero ésta vez con las dos suyas, haciendo que mi cuerpo se estremeciera por completo.

No me podía creer enserio lo que estaba escuchando.

-No puede ser- dije segura y me envalentoné- Hagamos la prueba de embarazo y salgamos de dudas- le aclaré al doctor, haciendo que sonriera satisfecho y que la enfermera me mirara con cara de malas pulgas.

-Por supuesto, le haremos la prueba ahora mismo- me aseguró y tecleó, nuevamente, en el teclado del ordenador- Mi compañera la llevará a la consulta indicada y luego volverá aquí con su resultado- me aclaró y yo asentí de nuevo.

No quería mirar a Jazz, juro que no quería mirarlo, pero como ya dicen “la curiosidad mató al gato” y mi traicionera mirada se dirigió hacia la suya.

Me miraba con un amor indescriptible y me sonrió como si no hubiera un mañana.

-Te amo- fue lo que dijo simplemente antes de besarme, tiernamente en los labios, importándole un comino que tuviésemos espectadores.

¿Era eso que aceptaría al bebé en caso de que existiera?
¿Y yo? ¿Estaba preparada para ser madre?

Ya lo has sido con Romina. Me gritó mi conciencia y le tuve que dar la razón.

Me acordé de ella inmediatamente.

¿Cómo se lo tomaría ella? ¿Le sentaría bien tener un sobrino?
Por supuesto que se alegraría.

-Tome, lleve esto con usted y enséñeselo a la doctora Tredyan, ella sabrá qué hacer- cogí el papel que me tendía y lo miré con una emoción nueva.

-Muchas gracias, doctor Cornet- le sonreí y me levanté rápidamente, Jazz me siguió enseguida.
-Gracias a usted por venir, la veré en breve- me aseguró y me cogió la mano, dándome un suave apretón de apoyo.

Le volví a sonreír y salimos de la consulta.

-Por aquí- nos dijo la enfermera y la seguimos hasta los ascensores.

Esperamos impacientemente y las puertas se abrieron enseguida, dejándonos entrar con rapidez. 
Llegamos a la planta tres en segundos y salimos hacia un interminable pasillo.

-Aquí es- nos señaló la enfermera señalando una puerta donde ponía “Pruebas” y nos sonrió antes de bajar por el mismo ascensor.

-Cariño- me llamó Jazz sin darme tiempo a mirarle si quiera. Su mano envolvió mi brazo, haciéndome girar para ponerme enfrente suya- Quiero que sepas que sea cual sea el resultado, voy a estar contigo, mi vida, siempre lo estaré- me sonrió tiernamente y me abrazó firmemente, dándome a demostrar que no lo decía a la ligera.

Algunas lágrimas se escaparon de mis ojos, como la tonta que era y lo sensible que estaba últimamente. Mis brazos se apretaron contra su cuerpo aún más y puse mi cara en el hueco de su cuello, aspirando ese dulce y embriagador perfume de su propia piel.

Olía a Jazz, gel y suavizante. Mi olor favorito en el mundo.

Se separó de mí y estudió mi cara.

-Lo digo enserio, princesa- me limpió las lágrimas con sus pulgares- Voy a estar a tu lado el tiempo que me permitas estarlo y espero que sea para toda la vida- me sonrió 
enternecedoramente y sus ojos tenían un brillo especial- Te amo, hermosa- me besó suavemente en los labios, sintiéndolo salados a causa de las lágrimas.

-Yo sí que te amo- fue lo único que pude decir, porque estaba segura de que me derrumbaría si hablaba por más tiempo.

Al cabo de unos minutos, entramos en la sala de Pruebas y la doctora Tredyan nos dio la bienvenida con una sonrisa bailando en sus labios.

-Cariño, qué jovencita- amplió su sonrisa y me acarició la mejilla- Será rápido- me prometió y dicho y hecho.

Tuve que hacer pis y ponerlo en un botecito y se lo entregué a la amable doctora.

-Esperad fuera, ahora mismo os daré el resultado- nos volvió a sonreír y nosotros le obedecimos.
Impacientemente, nos sentamos fuera de la sala y Jazz no dejó de abrazarme ni un solo momento.

Tenía mi cara apoyada en su fuerte pecho cuando se abrió la puerta, dejando ver a la simpática doctora con un sobre blanco en la mano.

Nos levantamos y cogí la mano de Jazz en señal de apoyo o para canalizar mis nervios, no estaba segura…

-Aquí tenéis- nos sonrió y no dijo nada más. Jazz cogió el sobre ante mi vacilación y ella desapareció detrás de la puerta.

-Vale…- susurré muy bajito y me volví a sentar donde estaba- Ábrelo tú- le indiqué señalando al sobre que bailaba entre sus dedos.

-¿Estás segura?- se sentó a mi lado y dejó el sobre a un lado y me cogió la cara- Escúchame bien- inyecté mi mirada en la suya y sentí su cálido aliento en mi cara- Sea cual sea el resultado, nada cambiará…- me aseguró- Bueno sí… tendremos que comprar una cuna- solté una risilla nerviosa y él sonrió complacido.

Era lo que quería y lo había conseguido.

Había sonreído.

-Vale… ¡ábrelo!- le incité muy nerviosa y él asintió.

Cogió el sobre y lo rasgó delicadamente. Sacó el papel que había dentro y comenzó a leer mientras me cogía la mano con su mano libre.

Sus ojos se agrandaron ampliamente y soltó una risilla de satisfacción.

-¿Qué? ¿Qué pasa?- pregunté desesperada y él levantó la vista del papel, pero no dijo nada.

¿Cuál era el resultado?

PVO ROMINA

(PARA MAYOR GOZO LEER ESTA PARTE ESCUCHANDO  ESTE ENLACE: http://www.youtube.com/watch?v=QFs3PIZb3js&feature=kp )

El día de hoy saldría con mi hermoso hombre, tendríamos una cita romántica en un bar llamado “Chesire”, el nombre me sacó una risa al pensar en que sólo él podría ser sexy y tierno a la vez.

Hoy no vería a Emmett en todo el día, así que me esmeré en quedar maravillosa para él, me metí a duchar, salí envuelta en una enorme toalla almidonada y me sumergí entre nuestro closet compartido en busca de mi conjunto: un vestido entallado estraple color tinto a medio muslo, unos tacones Gucci de  un negro intenso  y una estola a juego con mis tacones, mi cabello lo peine en risos por mi espalda y me maquillé con un ligero café marrón para acentuar más mis ojos
.
Salí a las afueras de la universidad “Utopía” en donde una limosina de vidrios polarizados y placas platinadas me esperaba con la puerta abierta hacia mí, sonreí maravillada ante el detalle de mi hombre y suspiré cada vez más enamorada encaminándome hacia la limo, entrando en ella y dejándome caer tranquilamente en los asientos de piel.

Miré por mi ventana a Chicago de noche, sus luces brillando, sus edificios con cristales transparentes, ese calor abrigador que te envuelve y su brisa fresca que te pone cómoda.

El chofer salió a prisa del automóvil, me abrió la puerta y me extendió su mano en un ademán caballeroso que por un momento me recordó a cierto Texano que ahora mismo, estaría compartiendo su cena con Yess… ¿Cómo estarán ellos?, ¿No le habrá sucedido nada a ella por su culpa?

-Que tenga una hermosa noche señorita Kalisti-. Se despidió el conductor de manera cortés.

-Gracias-. Asentí de vuelta mientras paseaba lentamente hacia la entrada del lugar, justo cuando atravesé las puertas de vidrio del lugar una bachata inició en el lugar.

Detrás de mi alguien pasó su brazo por mi cintura de manera autoritaria, haciendo que me pegara a un fuerte pecho y sonreí a sabiendas de quién  estaba a mis espaldas.

-Qué bien te ves,  te adelanto,
No me importa quién sea él-. Canturreó en mi oído haciendo que todos mis bellos se crisparan ante su seductor tono de voz. 


-Dígame usted, 
si ha hecho algo travieso alguna vez-.  Me preguntó dándome vuelta de un tirón en mi brazo haciéndome estrellar contra su pecho, Emm me miró con su sonrisa alegre con hoyuelos grandes y dulces.



Una aventura es más divertida 
si huele a peligro. 

Y si te invito a una copa 
y me acerco a tu boca. 
Si te robo un besito, 
al ver que no vas conmigo. 


Un camarero se acercó a la pista en donde sólo un pequeño foco de luz negra nos iluminaba tenuemente junto con una mesa que en la esquina de la duela parecía resplandecer con sus cubiertos platinados; el maître le tendió una copa a mi novio quien me la acercó seductoramente a la boca y justo cuando la iba a sorber me robó un beso cargado de promesas de una larga noche juntos.


¿Qué dirías si esta noche 
te seduzco en mi coche? 
Que se empañen los vidrios 
si la regla es que goces. 


Sonreí coquetamente mirándolo debajo de mis pestañas y comencé a seguirle el ritmo a sus movimientos moviendo mis caderas de la forma cadenciosa y sugerente que proponía el ritmo.
-¿A dónde?-. Cuestioné justo antes de hacerle un pequeño chupete en el cuello mientras sus manos recorrían ociosas mi espalda y glúteos.


Si te falto el respeto 
y luego culpo al alcohol. 
Si levanto tu falda, 
¿Me darías el derecho 
a medir tu sensatez? 


Sus manos dibujaron un camino imaginario de mi cien hasta mi barbilla regalándome pequeños toques eléctricos de pura tensión entre nosotros, mis piernas eran gelatina con él tan cerca.


Poner en juego tu cuerpo, 
si te parece prudente, 
esta propuesta indecente. 


Dio una última vuelta con la música aún sonando por todo el lugar y me tiró en una mirada perspicaz fuera del establecimiento, en donde a través de los muros de tabique aún se escuchaba la suave tonada de la coqueta bachata, al llegar al establecimiento Emmett me cargó dejándome sobre la capota del coche para empezar a besar mi rostro, mi cuello, mis hombros hasta llegar finalmente sobre mis ansiosos pechos.


A ver a ver, 
permítete apreciar tu desnudez. 
A la vez, 
este Martini calmará tu timidez. 


Mis piernas rodearon su cadera como respuesta a la estrofa que acababa de cantarme al oído y jalé con mis dedos de manera rápida para deshacerme de la fastidiosa corbata que me impedía abrir su camisa.


Una aventura es más divertida 
si huele a peligro. 


Emm pasó sus manos debajo de mí dándome un pellizco en el glúteo derecho que me hizo brincar por la sorpresa para después cargarme hacia el asiento del copiloto de este desconocido Mercedes Benz negro con cristales polarizados.


Y si te invito a una copa 
y me acerco a tu boca. 
Si te robo un besito, 
al ver que no vas conmigo. 


Encendió el coche después de ponerse el cinturón y arrancó en un ronroneo suave del motor una mano en el volante y otra revoloteando ambiciosa por mis piernas.


¿Qué dirías si esta noche 
te seduzco en mi coche? 
Que se empañen los vidrios 
si la regla es que goces. 


Llegamos a un punto donde la carretera se volvía terracería dándole paso a un majestuoso claro donde al fondo se podía mirar la Luna reflejándose sobre el lago.
Mi hombre parqueó el coche en un fluido movimiento, para salir sin prisas a rodear el coche a un paso leonino y tremendamente lento, como gozando mi agonía.


Si te falto el respeto 
y luego culpo al alcohol. 
Si levanto tu falda, 
¿Me darías el derecho 
a medir tu sensatez? 


Al bajar del coche me dejó sobre la cajuela para después quitar mi vestido bajándolo por mi torso con una parsimonia casi imposible, para finalmente quitarme el resto de la ropa dejándome totalmente desnuda ante él.

Me puse manos a la obra y me dediqué a dejarlo en iguales condiciones, botón por botón, caricia por caricia, gemido por gemido hasta que ambos estuvimos tendidos en el pasto sobre su saco, bañados en la luz de la Luna.


Poner en juego tu cuerpo, 
si te parece prudente, 
esta propuesta indecente.


El preámbulo ya había sido demasiado lento y en una dolorosa espera para ambos, así que cuando estuve lista lo voltee panza arriba y me adentré en él en una sola y dura estocada que casi me hace tocar el cielo en ese mismo instante, Emmett no tardó en iniciar con su deliciosa danza adelante/atrás para finalmente culminar gritando nuestros nombres en la profundidad de la nada… Donde solo la Luna y la cadenciosa bachata fueron testigos de este amor de pólvora encendida.

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¡Preciosas!, que gusto de saludarles como verán este capítulo es un poco diferente,
ya que da más la apariencia de  un "song fic" que de otra cosa, pero es que las letras de 
"Romeo Santos" y su "Propuesta indecente" realmente inspiran a que uno haga volar su imaginación y escriba lo que mejor le venga a la mente.

Este capi está dedicado con todo mi corazón a mi hermosa TODO *-*
la cual siempre me anima a seguir escribiendo y por la sonrisa de quien jamás dejaré de hacerlo,
ojalá te haya gustado hermosa, sabes que te adoro con todo mi corazón.
Besos.

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