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Capítulo
46: Bienvenida**
Bella pov.
Vale… no
hay que perder la calma no hay que perder la calma…
Me repetía
como un puto mantra mientras miraba ese charco de agua debajo de nosotras.
-Respira
hondo, Al- le dije con una voz que no sé de dónde saqué.
-Chicas,
¿qué tal si ahora nos vamos a mir…?- Leah se quedó callada y se acercó
corriendo a nosotras.
-Ahora
mismo no creo que pueda ir muy lejos…- susurró Alice comenzando a sudar.
-Oh, joder…-
vale eso no ayuda Leah…
Parece que
leyó mis pensamientos porque cogió a Alice por la cintura e hizo que se apoyara
en ella.
-Vale,
vamos a llamar a una ambulancia- declaré segura.
-No me
sueltes, BELLA- amenazó la enana y la miré con los ojos muy abiertos- OH,
JODER- gritó doblándose de dolor.
Mierda.
Mierda.
Y más
mierda.
-¿Les pasa
algo?- preguntó la misma chica que nos había cobrado hacía tan sólo unos
segundos.
-SÍ, PASA
QUE ESTOY DE PARTO Y ESTO DUELE COMO EL DEMONIO, ¡JODER!- vale… Alice no era Alice.
-Señorita-
la llamé- Señorita- estaba impactada, muy bien, pero necesitábamos ayuda, ¡YA!-
Necesito que llame a una ambulancia rápidamente.
-Sí, Sí,
po… por supuesto…- dijo nerviosa y corriendo hacia el mostrador.
-OH, DIOS
MÍO- Mayoret…- ¿Qué necesitáis?
-¡UN
PARITORIO!- gritó Alice y me estaba comenzando a asustar.
-Vale, Al,
relájate, eso no es bueno para Megan…- cogí mi móvil con mucha dificultad, ya
que Alice no me soltaba ni a la de tres y yo tampoco quería dejarla.
-¿Cada
cuánto estás teniendo contracciones?- preguntó Leah tranquilamente y mirando a
Alice a los ojos.
-Joder…-
suspiró Alice- Cada minuto o cosa así… ¡MIERDA!- de nuevo, su cuerpo se dobló y
juro por Dios que lo iba a partir todo si la ambulancia no estaba ya aquí.
-Vale, eso
es muy rápido- declaró Leah- Respira profundo y no hagas esfuerzos.
-¿EDWARD?-
medio grité.
-¿BELLA? ¿QUÉ PASA?- dijo en el mismo tono.
-Megan
quiere nacer, ¡YA!- estaba perdiendo los nervios, tenía que tranquilizarme.
-¿QUÉ DICES?- escuché movimiento- ¿SEGUÍS EN LA TIENDA?- escuché un
portazo.
-La
ambulancia estará en dos minutos aquí- demandó la chica.
-¿DOS MINUTOS?- intervino Edward escuchando a la
dependienta claramente- Estoy viendo
salir a una, joder…- estaba intentando tranquilizarse y tranquilizarme a mí
también- Vale… no os preocupéis, cuando
vengáis aquí estará todo preparado- me aseguró- Pásamela.
-Al, es
Edward- le sonreí y ella intentó devolvérmela, pero hizo más bien una mueca de
dolor.
-¡EDWARD!-
gritó y creo que Edward se quedó sordo en ese mismo momento- SÍ, ¡AVISA A
JAZZ!- escuché a Edward suspirar muy fuerte- por Dios… esto tiene que ser el
karma…- su voz se iba desvaneciendo de a poco.
Sólo Alice
podría pensar en el karma en pleno parto…
En ese
momento, escuché los sonidos de una ambulancia y diez segundos más tarde, dos
paramédicos corriendo con una camilla.
-¡AQUÍ!
¡AQUÍ!- gritamos todas desesperadas.
-Vale, Ed,
te quiero- se cortó la comunicación.
Subieron a
Al con mucho cuidado encima de la camilla y ahora era correr.
-No me
dejes sola, por favor, Bells- me pidió Al mientras me sujetaba con fuerza mi
mano derecha, la otra estaba encima de su vientre.
-Nunca te
dejaré- le aseguré y llegamos a la ambulancia en tiempo récord.
-Voy en mi
coche, pero nos encontramos allí- me dijo Leah mirando a Alice.
-Sí, no te
preocupes- le sonreí levemente y me subí en la ambulancia junto a Al.
La
ambulancia se puso en marcha inmediatamente.
-Señorita,
necesito que me diga cada cuánto tiene las contracciones- preguntó el
paramédico mientras le inyectaba la aguja del suero.
-Cada 40
segundos más o menos- dijo cansada, pero con su interminable sonrisa en el
rosto.
Le quité el
flequillo de la cara y le limpié la frente que tenía perlada de sudor.
-¿Qué
tiempo de gestación tiene?- el paramédico le iba tomando las pulsaciones
mientras le hablaba.
-Seis meses
justos- dijo cerrando los ojos y soportando otra contracción.
Todo pasó
muy rápido.
La
ambulancia se paró y las puertas se abrieron de par en par rápidamente. Edward,
Carliste, Jazz y toda la familia estaban en la puerta de urgencias.
-¡VAMOS!-
gritó Carliste desesperado y pude ver su preocupación en la cara.
Vale… esto
lo habíamos hablado y se sabía que Megan podría nacer con seis meses de
gestación, pero que pasara, era muy diferente.
De un
momento a otro, Carliste y Edward estaban a cada costado de Alice y Jazz y
Esme, a sus pies, corriendo todos como si sus vidas dependieran de ello.
Yo también
corría detrás de ellos y vi por el rabillo del ojo, que Rose y Em hacían lo
mismo que yo.
Edward me
dirigió una mirada significativa cuando entraron en el área prohibida y me
murmuró un “te amo” antes de que la puerta se cerrara, llevándose a mi amiga,
mi suegro, mi cuñado y el amor de mi vida.
-¿Cómo ha
pasado, cariño?- me pregunto Esme con el alma en vilo.
Le dediqué
una sonrisa tranquilizadora y la abracé.
-No te
preocupes, Esme, todo saldrá bien- le aseguré y me fundí aún más en su cuerpo,
transmitiéndole toda la tranquilidad y amor que podía en un momento así.
Nos fuimos
a sentarnos a la sala de espera privada para los familiares de los médicos, que
por suerte, estaba vacía, y Rose y Em no dejaron de mirarme.
-¡CHICOS!-
gritó Leah entrando en la sala corriendo.
-Hola,
Leah- saludó Em y Rose se acercó a ella para preguntarle lo que había ocurrido.
-En breve
tendremos a la preciosa Megan con nosotros- declaró totalmente segura Leah,
gesto que le agradecí con la mirada.
-Todo va a
salir bien, chicos, ya veréis- les sonreí y ellos me devolvieron la sonrisa con
pesar.
-Seguro…-
dijo no muy convencido el pobre Em.
Ahora me
tocaba a mí tranquilizar a mi familia.
Saqué
conversación de todo tipo, hasta que el hombre de mi vida entró por la puerta
de la sala de espera. No sabía ni cuánto tiempo había pasado.
-Edward-
gritamos todos y nos levantamos de un salto para acercarnos a él.
Hasta de
verde entero estaba exquisito. Me fijé un poco más y me di cuenta que tenía una
mancha de sangre en la parte de su vientre. No quise pensar mucho en ello y
volví mi mirada hacia esos pozos esmeraldas que tanto amaba.
Edward no
me quitó la mirada ni una sola vez y me cogió la mano con la sonrisa más bonita
y dulce de todas.
-Megan ya
está aquí con nosotros- declaró orgulloso y ampliando esa preciosa sonrisa.
-¡DIOS
MÍO!- Esme lloró por la emoción y todos, todos, incluso Em, le seguimos sin poder
evitarlo.
-Es
preciosa- Edward estaba que no cabía en sí y me acerqué a él para besarle en la
mejilla.
-Seguro que
sí- mi sonrisa no podía ser más grande.
-¿Cómo está
mi niña?- preguntó Esme preocupada.
-Ahora
mismo dormida, mamá, está cansada- dijo cogiendo el brazo de su madre y
acercándola para abrazarla- Se parece a ti, abuela- las lágrimas me nublaban la
vista, pero pude percibir que Esme soltaba lágrimas por doquier y besaba a su
hijo por toda la cara.
-Oh, ¡YA
TENGO SOBRINITA!- gritó el oso interrumpiendo este momento tan dulce.
-¡EMMETT!-
gritamos todos reprendiéndole, pero con burla.
-ESPE,
CARIÑO- había llegado Carliste- ¡YA SOMOS ABUELOS!- gritó fuera de sí y cogió a
su esposa en brazos y se fundieron en un dulce beso.
-Lo ha
conseguido- le susurré a Edward y se volvió para mirarme y cogerme la cara con
ambas manos.
-Sí,
deberías haberla visto, es tan pequeñita… tan Alice…- sonreí todavía más, como
si eso fuera posible y le abracé, importándome un comino si me manchaba o no.
-Estoy tan contenta-
susurré apretándole contra mi pecho y en ese momento, mi hijo me dio una
patada, que ambos sentimos.
-Y nuestro
bebé también- una mano se dirigió hacia mi vientre, acariciándolo con dulzura y
tranquilizándolo- Te amo- me dio un beso fugaz antes de dirigirse hacia su
familia, sin soltar mi mano y sin dejar de acariciar a nuestro hijo- Tengo que
decir que Jazz se ha portado muy bien e incluso le ha cortado el cordón
umbilical- todos soltamos una carcajada.
-¡FAMILIA!-
gritó Jake con la respiración entrecortada, seguro que había venido corriendo
desde sabe Dios dónde…
Todos le
miramos y él, enseguida, se dio cuenta que todo había ido viento en popa.
-Ha pesado
dos kilos y trescientos gramos- declaró Carliste orgulloso, muy orgulloso- Y no
puede ser más preciosa- todos soltamos esa carcajada para destensar nuestros
cuerpos y dejar libre esa tensión acumulada.
Estuvimos
hablando durante unos diez minutos del nacimiento de la hermosa Megan y llegó
el papá.
-Enhorabuena,
papi- le dije antes que nadie, ya que la puerta estaba a mi costado y pude
verlo antes que nadie.
-Gracias,
Bella- me abrazó con su cariño habitual- Gracias por haber actuado rápido y no
dejar a Alice ni un momento sola- me apretó más contra su pecho y noté cómo mi
cara se mojaba por sus lágrimas de emoción.
-No hay
nada que agradecer, ahora a cuidarlas, Jazz- le aseguré dándole un último
apretón y separándome de él mientras le dedicaba una gran sonrisa.
Todos le
dieron la enhorabuena al nuevo papá y Edward me abrazó desde atrás, susurrándome
en el oído cosas preciosas.
-Has sido
muy valiente, hermosa- me besó en el cuello- Oh, joder… te he manchado la
espalda…- susurró bajito mientras se separaba de mí rápidamente.
-No te
preocupes- le tranquilicé- Estoy manchada de todo, pero me da igual, tengo unas
ganas enormes de ver a Alice y a Megan- me giré y le dediqué su sonrisa
favorita, provocando que me besara tiernamente.
-¿Cuándo
podemos ir a verla?- preguntó Esme con mucha ansiedad.
-Mañana,
pero estará en la incubadora al menos tres semanas, hasta que coja el peso
ideal y sus órganos terminen de formarse- dijo con toda la tranquilidad del
mundo y yo me tensé.
-Tranquila,
se terminará de formar rápidamente, tiene una vitalidad increíble para lo
pequeña que es- me aseguró mi hombre dándome un beso en la frente.
-Pronto la
veremos correteando de un lado para otro- Carliste no cabía en sí y Esme
asentía muy emocionada.
-Quiero ver
a mi niña- demandó Esme mirando a su marido a los ojos.
-Está bien,
ven conmigo- todos nos acercamos a ellos- Un momento- nos miró- Chicos,
vosotros la veréis mañana, ¿de acuerdo? Se supone que a esta hora no puede
recibir visitas, pero hay que hacer una excepción con la abuela, ¿no creéis?-
todos asentimos entendiendo el punto.
-Vale…-
exclamó Em poniendo los ojos en blanco- pero mañana estaré aquí a primera hora-
aseguró mirando a su padre.
-Así será,
hijo- Carliste nos miró a Rose y a mí, instintivamente- Y vosotras podéis iros
a descansar ya, mis niñas- nos dijo con todo el amor que un padre podría
profesar- Y más tú Bella- se dirigió a mí- que has estado en tensión todas
estas horas- me sonrió tranquilizadoramente- Mañana será otro día y podréis ver
a las chicas- nos guiñó y cogió a su esposa de la mano y desaparecieron de la
habitación junto a Jazz.
-Bueno,
chicos- declaró Edward- ¿Me esperáis a que me cambie y vamos a medio
celebrarlo?- todos sonreímos por su pregunta.
-Por
supuesto- dijo Em emocionado- Y cuando se recuperen las dos enanas, lo haremos
por todo lo alto- dijo soñador como un niño.
-Oh… Em, ya
podrás jugar con alguien de tu mentalidad- se burló Rose y Ed y yo soltamos una
carcajada.
-Rossie,
cariño, eso no dices cuando estamos haciéndolo encima de la mesa- le guiñó el
ojo y sonrió con esos dos hoyuelos de niño pequeño.
Edward y yo
nos miramos y luego a Rose, que tenía cara de querer partirle la boca a su
maridito y eso sólo provocaba más risas por nuestra parte.
-Vale…-
dijo Edward cuando se había recuperado- Voy a cambiarme y dejad de hablar
guarradas delante de dos menores- declaró sonriente y me dio un beso antes de
marcharse.
Fuimos a un
restaurante de comida española y todos brindamos con zumos de melocotón, ya que
los chicos tenían que conducir y nosotras por lo obvio.
La
situación era muy graciosa.
Quedamos en
vernos en el hospital a primera hora y nos encaminamos cada uno a nuestra casa.
Por
supuesto, llamé a Carliste, por el manos libres de Edward, para ver si tenía alguna novedad.
-Alice
acaba de despertarse- Ed y yo sonreímos cuando escuchamos eso.
-¿Y qué
tal?- Edward apretó mi rodilla.
-Muy bien,
tiene muchas ganas de levantarse, pero los puntos le molestan y ya está
empezando a desesperarse- solté una risilla.
-Sí… muy
típico de Alice…- Carliste y Ed soltaron una gran carcajada.
-Sí, bueno…
Jazz se quedará con ella y mañana podréis verla, que no ha parado de preguntar
por ti, por cierto- cerré los ojos con nostalgia.
-Bueno… nos
queremos mucho- Carliste me dio la razón y quedamos en vernos mañana- Tu
hermana es increíble- le susurré a Edward.
-Lo es-
coincidió conmigo- Si tú vieses la cara de Jazz… nunca no había visto así…- lo
miré más detenidamente.
-Seguro-
asentí sonriente- pero tu cara también era un poema, parecía que estabas fuera
de aquí.
-Es una
sensación indescriptible, Bella- me aseguró y me miró, dándome cuenta que
habíamos llegado- Es lo mejor que te puede pasar en la vida, me comportaba como
si fuera mi propio hijo, cariño, no dejaba de pensar en vosotros dos- sonreí
como una verdadera imbécil.
-Seguro que
sí, me lo puedo llegar a imaginar, pero pronto lo experimentaré- le sonreí una
vez más antes de besarle.
La noche
pasó rápidamente, nos quedamos dormidos enseguida y ya se colaba, por entre las
cortinas, los rayos de un nuevo amanecer.
Me desperté
y comprobé que Edward estaba en la ducha. Miré la hora y eran las siete de la
mañana.
Me levanté
y Yuna ya estaba esperándome con su rabito moviéndose.
-Buenos
días, guapa- me ladró y me dio un lametón en el empeine.
Sonreí.
En ese
momento, Edward salió con una toalla envuelta sensualmente en sus caderas.
-Buenos
días, preciosa- se acercó a mí y me besó, oliendo ese perfume, de su propia
piel, tan varonil y adictivo para mí. Olor a Edward Cullen, mi favorito.
-Buenos
días, hermoso- susurré sobre sus labios y le besé antes de levantarme- Vamos,
tengo ganas de conocer a nuestra sobrina- Edward se rio de mi entusiasmo y me
metí en el baño para ducharme.
Si hubiera
sido otra mañana, en la que sólo estaban presentes mis hormonas, le hubiera
quitado la toalla y hubiésemos hecho el amor, pero hoy era diferente.
Me vestí,
peiné y maquillé en tiempo récord y nos encaminamos directamente al hospital,
no sin antes sacar a Yuna y coger unas galletas para el camino.
Nos
encontramos a todos allí y tuvimos que hacer turnos para ver a Alice y a la
niña, mientras que unos subían al área de pediatría otros iban a la habitación
de Al.
-Te veo
fenomenal, cariño- le dije a Alice mirándola con una sonrisa antes de
abrazarla.
La verdad
era que estaba hermosa. Su piel estaba muy blanca y su cabello arreglado y
oliendo a ella, pero lo que más destacaba era ese brillo especial en sus ojos
esmeraldas, tan iguales a los de Edward y recordándome a la mirada maternal que
siempre nos tenía Esme a todos.
Me separé
de ella y le apreté una mano fuerte mientras me sentaba a un lado de la cama.
-Sí… al fin
he podido ducharme- dijo con un suspiro- pero quiero ver a mi niña ya- dijo
enfurruñada.
-Corazón-
intervino Jazz- Acabas de verla- le dijo con tranquilidad- Ahora cuando la
conozca toda la familia, podrás ir y darle el pecho, pero no te desesperes- se
acercó a su mujer y le besó en la frente mientras se sentaba al otro lado de la
cama.
-¿Y cómo
es?- pregunté intrigada- Me han dicho que es preciosa y que se parece a la
abuela- todos soltamos una carcajada.
-En
realidad- comenzó Al- Se parece mucho a mi madre- aseguró- pero tiene el mismo
color de pelo que Jazz y mis ojos, es una belleza- dijo con un amor de madre
incondicional.
-¿Qué puedo
decir?- dijo Jazz mirando a su esposa- Tengo a las dos mujeres más guapas de
toda la tierra- sonreí sin poder evitarlo y Edward me apretó el hombro y lo
miré.
-Debo decir
que la mujer más guapa la tengo yo, Jazz- me sonrió y me besó en la punta de la
nariz.
-Oh, vale…
ambos, ambos- dijo Al burlona y todos echamos a reír.
-Quiero ver
a Megan, por favor- dije como una niña pequeña y Al me sonrió y me apretó la
mano.
-Te
encantará, es una roba corazones- me aseguró mirándome con ese brillo que me
encantaba- Además es una glotona- mi sonrisa se amplió todavía más.
-¿Ha cogido
bien el pecho?- estaba intrigada.
-Cogerlo es
poco…- murmuró Jazz antes de besar a su mujer en los labios.
En ese
momento, entraron todos los que quedaban y estaban viendo a la niña.
-Es una
auténtica chulada- comenzó Em emocionado y acercándose a su hermana para darle
un abrazo oso.
-Em… no
respiro- susurró la enana divertida.
-Oh,
perdón…- dijo el gran oso.
-No he
visto una cosita más bonita en mi vida- decía Rose emocionada y abrazando a su
hermano con ternura.
-Oh, por
favor, tengo la nieta más hermosa de todas- ahora era el turno de Esme y todos
sonreímos.
-¡VALE!-
grité y todos me miraron con curiosidad- Ahora es mi turno, no me pongáis más
los dientes largos- todos rieron y mi esposo me cogió de la mano y me ayudó a
levantarme y nos fuimos, junto Carliste, a conocer a nuestra Megan.
-Es ésta de
aquí- señaló Carliste.
La muñeca
más preciosa de todas estaba frente a mí.
-Es una
muñeca- susurré con lágrimas en mis ojos de la emoción.
Edward me
cogió de la cintura y me acercó a su cuerpo.
-¿Quieres
tocarla?- me susurró al oído.
-¿Estás
loco?- me giré- ¡Claro que quiero tocarla!- ambos hombres rieron.
Nos pusimos
la bata, el gorro y los protectores para los zapatos y nos metimos dentro de la
pequeña sala.
-Es muy
pequeñita, pero no tengas miedo de tocarla- me susurró Edward cuando la
teníamos en frente.
Su pequeño
cuerpecito se encontraba con varios parches que, a su vez, estaban conectados a
cables que llevaban a un monitor con sus constantes vitales y varias cosas más
que no sabía.
La verdad
era que se parecía muchísimo a Esme, pero su boquita y la rajita de sus ojos
eran de su madre. Sin embargo, el pelito y el contorno de la carita eran de
Jazz.
Alice tenía
razón. Había dado en el clavo de los parecidos.
-Es
hermosa- susurré y miré a Carliste- ¿Puedo?- le indiqué porque quería tocarla.
-Por
supuesto, no tengas miedo, es frágil, pero no se rompe- me dijo burlón y me
entraron ganas de sacarle la lengua, pero eso sólo se lo hacía a los dos
mellizos y a Em y a Rose…
Vale… no
era plan de sacarle la lengua a mi suegro.
-Está bien-
dije algo nerviosa, metiendo mi antebrazo en uno de los dos agujeros que había
para acceder a ella, y dos de mi dedos se acercaron con cuidado hacia su
bracito derecho.
La piel más
suave que pudiera imaginar jamás entró en contacto con la mía. Estaba muy
calentita y tenía bellitos rubios que eran adorables.
-Es
adorable y tan suave…- susurré más para mí que para nadie más y pude sentir la
pequeña risilla de los dos hombres.
Seguí
subiendo mi mano hasta su pequeña carita y me hizo un delicado “jo” seguido de
una carcajada antes de abrir sus pequeños ojitos y mirarme con curiosidad.
-Le gustas-
me susurró Edward cogiéndome por la cintura y posando sus manos en mi vientre.
-Oh,
Edward, es tan bonita…- mis ojos no dejaban los de Megan- Hola, cariño- ella
soltó otra carcajada- Soy tu tita Bella, eres preciosa, ¿sabes?- otro “jo”
seguido de otra carcajada acompañaron mi pregunta- Es increíble…
Era
alucinante lo que sabía con lo pequeña que era…
-Eres una
curiosilla, ¿eh?- murmuró Edward mientras tocaba su cabecita suavemente y sus
ojos se posaron en los de su tío- Y encima me haces ojitos… creo que me he
vuelto a enamorar- Carliste, que hasta ahora estaba callado, soltó una sonora
carcajada, provocando que Megan frunciera el ceño.
-Abu, creo
que no le gustan los sonidos fuertes…- demandé yo antes de soltar una risilla.
De verdad
que tenía unas ganas enormes de que mi bebé naciera y que fuera la mitad de
gracioso que Megan.
-Me
encantas- le dije antes de que sus ojitos se cerraran y su respiración se
tornara acompasada- Descansa, preciosa- le sonreí una vez más y quité mi mano
de su mejilla- Es una verdadera muñeca, de verdad, es normal que todos perdamos
la cabeza por ella- Edward me apretó más contra su cuerpo.
-Es una
mini Alice- declaró gracioso Carliste- Fue increíble la fuerza que tenía en
esos pulmones cuando lloró por primera vez- sonreí.
-¿Y son
sólo tres semanas lo que tiene que estar aquí metida?- susurré con voz apenada
sin dejar de mirarla. Edward quitó su mano de su cabecita y me cogió del
mentón.
-No te
preocupes, ya la has visto, Megan está perfectamente- me aseguró con el mismo
brillo en los ojos que le había visto a su hermana hacía tan sólo unos minutos-
Estará aquí hasta que se forme completamente- asentí, ya tranquila, o medio
calmada, y le abracé.
Y como
dijeron mis médicos personales, ya teníamos a Megan con nosotros en esas tres
semanas, que pasaron en idas y venidas al hospital.
-Hola,
Megan- la saludé mientras descansaba en su carrito, mirando a todos en
particular- Cada vez se parece más a ti, Al- le aclaré sin dejar de mirar su
carita.
-Bueno… la
verdad es que sí, se parece mucho a su mami, ¿verdad, mi vida?- le hizo una
carantoña muy graciosa y Megan soltó una carcajada adorable.
Toqué su
hermosa carita y esos pocitos esmeraldas se posaron en los míos, dándome una
calidez increíble.
-Es una
monería, de verdad, nena- subí mi mirada a la de ella y me sonrió ampliamente.
-Gracias,
esto es lo que le faltaba a mi vida, de verdad- declaró con ojos brillantes-
pero mírate tú también- señaló mi más que abultadito vientre… había crecido
mucho en estas últimas tres semanas, dejándome con casi cinco meses de
gestación- dentro de poco tendremos aquí a nuestro mini Eddie- sonreí por su
ocurrencia.
-No te
rindes diciendo que es un niño, ¿eh?- dije divertida mientras hacía círculos
alrededor de mi vientre.
-Sabes que
tengo razón- estaba decidida y no cambiaría de opinión- Además, ¿por qué crees
que no se ha dejado ver hace dos semanas para saber su sexo?- levantó su ceja
divertida.
-Bueno…
porque no tenía ganas de que le viéramos sus partes íntimas, Al, eso pasa mucho-
le aclaré viendo detrás de ella cómo venía Edward, Jazz y Eleazar.
-Sí claro…
es un mini Eddie y por eso es tan vergonzoso, porque es igualito que su papi-
sonrió triunfal cuando rodé los ojos, dando por terminada su locura.
-¿Quién se
parece a quién?- dijo mi hombre mientras se acercaba a mí, no sin antes besar
la cabecita de Megan.
Me beso
suave en los labios y apoyó su frente en la mía.
-¿Lista
para tu cita con Carmen?- me recordó divertido.
-Siempre-
le aseguré antes de robarle un pequeño beso.
-Veremos si
hoy quiere que le veamos el sexo- susurró con una sonrisa tierna en el rostro.
-Eso
espero- miré hacia la enana- Sobre todo porque la enana está súper pesada con
el tema…- susurré bajito para que la aludida no me escuchara.
Edward
soltó una carcajada.
-Ya sabes
cómo es…- se volvió y se acercó a su sobrina de nuevo- Hola, guapa- le besó la
cabecita y le acarició la mejilla, provocando que la niña se riera
incontroladamente.
-Joder… las
tienes de todas las edades- dijo Eleazar divertido antes de saludarme
cariñosamente- Hola, preciosa- le sonreí y lo abracé.
-¿Qué tal
todo?
-Estupendamente
bien- me aseguró separándose de mí- Todos te echamos mucho de menos- me sonrió-
¿Qué tal estáis?- me tocó el vientre con delicadeza.
-Muy bien,
El, cada vez moviéndose más y Edward mimándome cada día más- ambos soltamos una
risilla.
-¿Cómo está
la niña más preciosa de todo el mundo?- dijo Jazz cogiendo a Megan y ésta le
cogió la cara con ambas manitas.
-Si es que
está para comérsela- le dije admirando la escena.
Nos
despedimos y quedé en llamar a Eleazar para comenzar con el nuevo proyecto.
-No te
desesperes- alzó una ceja- Ya te mandaré esta tarde, vía e-mail, lo que tengo
hecho, ¿ok?- asentí tranquila.
-Vale, que
tengas un buen día, cariño- lo abracé de nuevo y le besé en la mejilla.
-Igualmente,
nena- me guiñó un ojo y se despidió de los demás.
-Bueno,
nosotros nos vamos, chicos- miré a Alice y nos sonrió- Después os vais a pasar
por casa, ¿verdad?- dijo ilusionada.
-Sí,
cariño- me acerqué a ella y la abracé- Iremos cuando Edward salga de su turno,
¿vale?- me apretó más contra su pequeño cuerpo y una mano viajó hasta mi
vientre.
-Vale,
tengo tantas ganas de que nazca ya…- susurró acariciando mi vientre con
delicadeza.
-Imagínate
cómo estamos nosotros…
-Es algo
alucinante, Bella, ser madre es…- suspiró- la mejor experiencia de todo el
mundo, es imposible explicarlo con palabras- su voz estaba cargada de amor.
-Seguro que
lo es y sólo me faltan cuatro meses para experimentar- nos separamos y me
sonrió.
-Vale, pues
os esperaremos en casa- se acercó a su hermano- Te quiero, cariño- se fundieron
en un abrazo.
Fui a
despedirme de Megan.
-Cógela- me
dijo Jazz con una sonrisa y yo accedí enseguida.
Su pequeño
cuerpecito estaba ahora en mis brazos y olía realmente bien.
-Preciosa-
le toqué la punta de la nariz y ella me miró intensamente antes de soltar una
risilla- Si es que lo tienes todo- le besé en toda la carita y ella no paraba
de reír.
Nos
despedimos y mi hombre me abrazó tiernamente.
-Tengo
muchas ganas de tenerlo o tenerla con nosotros- me confesó impaciente.
-Y yo,
poder olerlo u olerla- soltamos una risilla los dos- … poderle ver su carita…-
susurré de la misma forma y estuvimos un tiempo así.
-Bueno…
¿dispuesta para saber el sexo de nuestro bebé?- se separó de mí y me besó
rápidamente.
-Sí, más
bien deberías preguntarle al bebé directamente- ambos sonreímos y nos cogimos
de la mano para encaminarnos hacia la consulta de Carmen.
-Buenos
días, chicos- nos sonrió tan amable como siempre- Madre mía cómo ha crecido el
chiquitín- se acercó a nosotros y me fundió en un abrazo.
-Hola,
Carmen- le susurré respondiendo a su abrazo.
-¿Qué tal?-
me preguntó y se separó de mí.
-Estupendamente
bien.
-¿Y el
papi?- abrazó también a Edward con una sonrisa.
-Ansioso-
respondió mi hombre divertido.
Nos fuimos
directamente a la camilla y me subí la camisa para que Carmen me pusiese el gel
frío.
Mi piel se
puso de gallina y Edward me besó en la frente mientras cogía mi mano con
fuerza.
-A ver si
hoy nos quiere mostrar sus partes pequeñitas…- dijo Carmen divertida mientras
le daba a un botón en el monitor- Hoy vamos a comenzar con un ultrasonido, para
verificar el tiempo exacto de gestación, su tamaño, el cordón umbilical y
revisar la placenta- nos aclaró mientras cogía el transductor y lo acercaba a
mi pelvis.
Se escuchó
el golpeteo del corazón de mi bebé.
Se
escaparon de mis ojos algunas lágrimas que no pude controlar. Siempre me pasaba
lo mismo.
-Te amo- me
susurró Edward antes de besarme en la frente.
-Su
corazoncito está completamente formado- yo sólo podía mirar a la imagen que
temblaba con cada latido de mi hijo- Estás de diecinueve semanas exactamente y
tengo que decirte que es grande- la miré y ella me miró a mí- El bebé va a
nacer criado prácticamente- me sonrió maternalmente- Tendremos en cuenta su
peso cuando estés de treinta y seis semanas para proceder a una cesárea si es
necesario- tragué en seco y ella se dio cuenta- No tienes que preocuparte,
cariño- me acarició el rostro y Edward apretó más mi mano- Es muy común y hoy en
día ni se te nota siquiera con el bikini- vale eso me destensó un poco y pude
relajarme.
-Vale…-
susurré mirando de nuevo al monitor.
Si me
tenían que hacer una cesárea, adelante. Todo sea por mi hijo.
Carmen
siguió con su tarea y yo no dejaba de mirar a la pantalla.
-¿Veis esto
de aquí?- señaló lo que parecían unas piernas. Ambos asentimos- Pues es su
riego sanguíneo y…- miró detenidamente mi vientre y quitó el transductor- Está
comenzando a verse la llamada “Línea Negra”- abrí mucho los ojos e intenté mirar,
pero ambos me lo prohibieron- No te asustes, preciosa, lo habrás visto miles de
veces, a tu cuñada Alice también comenzó a salirle en este tiempo de gestación-
y ahora sí me quede más tranquila, de nuevo, al recordar lo que era- Te
desaparecerá tres meses después del parto- asentí- Mirad sus ojitos están
completamente cerrados y tengo que decir que es guapo…- se detuvo en la imagen-
o guapa…- bajó el transductor y llegó a lo que era su ¿culito? y nos miró con
una risilla- Chicos, lo siento muchísimo, pero mirad, está de culito…- Edward
soltó una risilla y yo también.
-O sea, que
no sabremos el sexo hasta dentro de otras dos semanas, ¿no?
-Sí,
vendréis antes para que Bella se haga las analíticas que le voy a mandar, pero
haremos otro ultrasonido en dos semanas o tres- aclaró antes de apagar el
monitor.
Edward me
limpió el vientre y me ayudó a bajarme de la camilla.
-Va a ser
guapo o guapa- dije con cariño y Edward me sonrió arrebatadoramente y me besó
fugazmente.
-Por
supuesto, los genes de su madre son una belleza- sonreí como una idiota.
¿Tenía que
decir todas estas maravillosas cosas en los momentos exactos?
Seguimos a
Carmen hasta su mesa y nos sentamos.
-Sé que
notas patadas desde muy prontito- asentí sonriente y Edward apretó mi rodilla-
¿Las notas ahora muy a menudo?
-La verdad
es que las noto igual que al principio- le aclaré.
-Vale, eso
está muy bien- escribió algo en el ordenador- Ahora te vas a hacer un análisis
triple y una analítica de orina- me aclaró.
-¿Miraste
ya los resultados de la analítica de sangre que se hizo hace dos días?-
intervino Edward.
-Sí, aquí
los tengo, ahora os iba a comentar- se puso sus gafas e imprimió algunos
papeles- Tu analítica es envidiable- me aseguró- pero estás baja de hierro, por
lo que te voy a mandar ácido fólico y que comas alimentos ricos en hierro-
asentí obediente- Ahora a pesarte, guapa- rodé los ojos y me levanté para ir al
“señor” peso- Vale, has engordado cuatro kilos- suspiré de alivio y a Edward le
causó gracia.
Pensé que
había engordado por lo menos diez…
-Menos
mal…- me volví a sentar y Carmen soló una risilla.
-Vale,
cuatro kilos no está del todo mal, ya que el bebé es grande…- me miró
directamente a los ojos- pero ya has
cogido los suficientes para una mujer embarazada normal a su séptimo mes- abrí
mucho los ojos y Edward cogió mi mano y me besó en los nudillos- No obstante,
lo llevas bien, pero podrías llevarlo mejor…- me sonrió dulcemente y yo
suspiré- ya que has cogido ocho kilos en lo que llevas de embarazo y una mujer
común coge sobre diez o doce kilos en un embarazo- Juro que iba a tirar toda la
mierda de chocolate y grasas de casa…- Estás estupendamente, ya que la silueta
sigues teniéndola esbelta- quizás dejaré un par de tabletas de chocolate…
Solté una
risilla.
-¿Qué te
hace tanta gracia?- Edward estaba burlón con todo este tema y lo sabía muy
bien- Carmen, tiene un arsenal de chucherías y chocolate en casa…
Carmen
soltó una gran carcajada.
-Bueno…
mientras que no abuse, puede tener toneladas de azúcar en casa- le saqué la
lengua a mi maridito y él sonrió satisfecho- Lo que sí vas a andar al menos
cuarenta minutos- me miró ahora seria- Es muy bueno para ti y para el bebé que
hagas ejercicio, me dijiste que salía a correr todos los días antes de quedarte
en embarazada, ¿verdad?- asentí sonriente- Bien, pues no te será difícil seguir
esa rutina- volví a asentir- Y a lo que respecta al chocolate y demás azúcares,
no te recomiendo que los comas todos los días, te puedes dar un capricho una
vez a la semana y sigue comiendo sano.
-Eso sí que
lo lleva bien- admitió Edward y le sonreía ampliamente.
-Me alegro-
me cogió la mano que tenía encima de la mesa- No quiero que te obsesiones con
el peso, todas las mujeres no somos iguales y dímelo a mí que yo cogí veinte
kilos de mi niño…- los tres soltamos una carcajada- pero no sigas mis pasos,
por dios…- volvimos a reírnos- Mi marido quería que comiera a base de
berenjenas…- rodó los ojos recordando la escena seguro.
-Son
bastante pesado a veces…
-Y más
teniendo a un médico en casa…- concordó Carmen conmigo y las dos nos miramos
complacientes- Cariño- cambió su tono a uno maternal y me apretó la mano con
cariño- Vamos a intentar que cojas el menor peso posible, pero sin
obsesionarte- me dijo por segunda vez y miró a Edward- O más bien obsesionaros-
vi por el rabillo del ojo cómo asentía mi dios griego- Come mucha fruta y
verduras y anda esos cuarenta minutos y seguirás igual de genial, preciosa- me
soltó la mano y volvió su mirada a la pantalla-Las dos analíticas te las harás
mañana y cuando estén listas, te pasas por aquí- nos sonrió dulcemente- Ahora a
seguir como hasta ahora y a cuidarse mucho.
Nos
despedimos y pedimos cita para las analíticas de mañana.
-Así que…
¿cuatro kilos?- me susurró Edward camino hacia el coche.
-Sí…- dije
frunciendo el ceño y mirándole con mala cara.
-Pues no sé
a dónde los tienes… estás más que perfecta- me paré y lo cogí de las solapas de
la americana y le besé con pasión.
¿Por qué
tenía que decirme estas cosas en el estado que se encontraban mis hormonas?
-Gracias,
cariño- le susurré sobre sus labios y él me sonrió torcidamente.
-Te amo- me
volvió a besar y nos separamos antes de que lo violara en medio de la calle.
En un abrir
y cerrar de ojos, ya teníamos la boda de Jake y Leah aquí…
********************************************
MUY BUENÍSIMAS TARDES!!!
¿QUÉ TAL EL FINDE?
ESPERO QUE ESTÉIS DESCANSANDO Y QUE LO ESTÉIS PASANDO DE MARAVILLA.
YO ESTOY UN POCO CONFUNDIDA, NO SÉ QUÉ PASA... ¿ESTÁIS AUSENTES? ¿NO SABÉIS LA MAYORÍA QUE HE VUELTO?
ME HA PARECIDO BASTANTE EXTRAÑO NO SABER DE NADIE NI POR COMENTARIOS NI POR CHAT...
BUENO... ESPERO PRONTO SABER DE VOSOTR@S.
EN FANFICTION YA ME HAN FELICITADO POR EL CAPI ANTERIOR, DOS ESTUPENDAS CHICAS QUE ME SUBIERON EL ÁNIMO MUCHO CUANDO LEÍ SUS COMENTARIOS.
NO SÉ SI ME DARÁ TIEMPO, PERO ESPERO CONSEGUIR SUBIR MAÑANA EL PRÓXIMO CAPÍTULO DE MEZCLA DE SENTIMIENTOS, QUE IMAGINO, TENDRÉIS GANAS DE SABER CÓMO SIGUE LA HISTORIA.
NO OS ENTRETENGO MÁS, SIMPLEMENTE DECIROS QUE AÚN NO PUEDO ARREGLAR EL BLOG, PERO QUE PRONTO ESTARÁ COMO SIEMPRE ;)
MILLONES DE BESOS Y ABRAZOS A TOD@S, INCLUSO A ESOS ANÓNIMOS QUE PIENSAN QUE ME OLVIDO DE ELLOS, PERO QUE NO ES ASÍ.
OS AGRADEZCO A TOD@S QUE SIGÁIS LEYÉNDOME.
VUESTRA SIEMPRE,
ROMIINA DALYN.
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