Mis Dios@s del Crepúsculo... ¡GRACIAS!

sábado, 1 de febrero de 2014

INOLVIDABLE


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Capítulo 46: Bienvenida**

Bella pov.

Vale… no hay que perder la calma no hay que perder la calma…
Me repetía como un puto mantra mientras miraba ese charco de agua debajo de nosotras.
-Respira hondo, Al- le dije con una voz que no sé de dónde saqué.
-Chicas, ¿qué tal si ahora nos vamos a mir…?- Leah se quedó callada y se acercó corriendo a nosotras.
-Ahora mismo no creo que pueda ir muy lejos…- susurró Alice comenzando a sudar.
-Oh, joder…- vale eso no ayuda Leah…
Parece que leyó mis pensamientos porque cogió a Alice por la cintura e hizo que se apoyara en ella.
-Vale, vamos a llamar a una ambulancia- declaré segura.
-No me sueltes, BELLA- amenazó la enana y la miré con los ojos muy abiertos- OH, JODER- gritó doblándose de dolor.
Mierda.
Mierda.
Y más mierda.
-¿Les pasa algo?- preguntó la misma chica que nos había cobrado hacía tan sólo unos segundos.
-SÍ, PASA QUE ESTOY DE PARTO Y ESTO DUELE COMO EL DEMONIO, ¡JODER!- vale… Alice no era Alice.
-Señorita- la llamé- Señorita- estaba impactada, muy bien, pero necesitábamos ayuda, ¡YA!- Necesito que llame a una ambulancia rápidamente.
-Sí, Sí, po… por supuesto…- dijo nerviosa y corriendo hacia el mostrador.
-OH, DIOS MÍO- Mayoret…- ¿Qué necesitáis?
-¡UN PARITORIO!- gritó Alice y me estaba comenzando a asustar.
-Vale, Al, relájate, eso no es bueno para Megan…- cogí mi móvil con mucha dificultad, ya que Alice no me soltaba ni a la de tres y yo tampoco quería dejarla.
-¿Cada cuánto estás teniendo contracciones?- preguntó Leah tranquilamente y mirando a Alice a los ojos.
-Joder…- suspiró Alice- Cada minuto o cosa así… ¡MIERDA!- de nuevo, su cuerpo se dobló y juro por Dios que lo iba a partir todo si la ambulancia no estaba ya aquí.
-Vale, eso es muy rápido- declaró Leah- Respira profundo y no hagas esfuerzos.
-¿EDWARD?- medio grité.
-¿BELLA? ¿QUÉ PASA?- dijo en el mismo tono.
-Megan quiere nacer, ¡YA!- estaba perdiendo los nervios, tenía que tranquilizarme.
-¿QUÉ DICES?- escuché movimiento- ¿SEGUÍS EN LA TIENDA?- escuché un portazo.
-La ambulancia estará en dos minutos aquí- demandó la chica.
-¿DOS MINUTOS?- intervino Edward escuchando a la dependienta claramente- Estoy viendo salir a una, joder…- estaba intentando tranquilizarse y tranquilizarme a mí también- Vale… no os preocupéis, cuando vengáis aquí estará todo preparado- me aseguró- Pásamela.
-Al, es Edward- le sonreí y ella intentó devolvérmela, pero hizo más bien una mueca de dolor.
-¡EDWARD!- gritó y creo que Edward se quedó sordo en ese mismo momento- SÍ, ¡AVISA A JAZZ!- escuché a Edward suspirar muy fuerte- por Dios… esto tiene que ser el karma…- su voz se iba desvaneciendo de a poco.
Sólo Alice podría pensar en el karma en pleno parto…
En ese momento, escuché los sonidos de una ambulancia y diez segundos más tarde, dos paramédicos corriendo con una camilla.
-¡AQUÍ! ¡AQUÍ!- gritamos todas desesperadas.
-Vale, Ed, te quiero- se cortó la comunicación.
Subieron a Al con mucho cuidado encima de la camilla y ahora era correr.
-No me dejes sola, por favor, Bells- me pidió Al mientras me sujetaba con fuerza mi mano derecha, la otra estaba encima de su vientre.
-Nunca te dejaré- le aseguré y llegamos a la ambulancia en tiempo récord.
-Voy en mi coche, pero nos encontramos allí- me dijo Leah mirando a Alice.
-Sí, no te preocupes- le sonreí levemente y me subí en la ambulancia junto a Al.
La ambulancia se puso en marcha inmediatamente.
-Señorita, necesito que me diga cada cuánto tiene las contracciones- preguntó el paramédico mientras le inyectaba la aguja del suero.
-Cada 40 segundos más o menos- dijo cansada, pero con su interminable sonrisa en el rosto.
Le quité el flequillo de la cara y le limpié la frente que tenía perlada de sudor.
-¿Qué tiempo de gestación tiene?- el paramédico le iba tomando las pulsaciones mientras le hablaba.
-Seis meses justos- dijo cerrando los ojos y soportando otra contracción.
Todo pasó muy rápido.
La ambulancia se paró y las puertas se abrieron de par en par rápidamente. Edward, Carliste, Jazz y toda la familia estaban en la puerta de urgencias.
-¡VAMOS!- gritó Carliste desesperado y pude ver su preocupación en la cara.
Vale… esto lo habíamos hablado y se sabía que Megan podría nacer con seis meses de gestación, pero que pasara, era muy diferente.
De un momento a otro, Carliste y Edward estaban a cada costado de Alice y Jazz y Esme, a sus pies, corriendo todos como si sus vidas dependieran de ello.
Yo también corría detrás de ellos y vi por el rabillo del ojo, que Rose y Em hacían lo mismo que yo.
Edward me dirigió una mirada significativa cuando entraron en el área prohibida y me murmuró un “te amo” antes de que la puerta se cerrara, llevándose a mi amiga, mi suegro, mi cuñado y el amor de mi vida.
-¿Cómo ha pasado, cariño?- me pregunto Esme con el alma en vilo.
Le dediqué una sonrisa tranquilizadora y la abracé.
-No te preocupes, Esme, todo saldrá bien- le aseguré y me fundí aún más en su cuerpo, transmitiéndole toda la tranquilidad y amor que podía en un momento así.
Nos fuimos a sentarnos a la sala de espera privada para los familiares de los médicos, que por suerte, estaba vacía, y Rose y Em no dejaron de mirarme.
-¡CHICOS!- gritó Leah entrando en la sala corriendo.
-Hola, Leah- saludó Em y Rose se acercó a ella para preguntarle lo que había ocurrido.
-En breve tendremos a la preciosa Megan con nosotros- declaró totalmente segura Leah, gesto que le agradecí con la mirada.
-Todo va a salir bien, chicos, ya veréis- les sonreí y ellos me devolvieron la sonrisa con pesar.
-Seguro…- dijo no muy convencido el pobre Em.
Ahora me tocaba a mí tranquilizar a mi familia.
Saqué conversación de todo tipo, hasta que el hombre de mi vida entró por la puerta de la sala de espera. No sabía ni cuánto tiempo había pasado.
-Edward- gritamos todos y nos levantamos de un salto para acercarnos a él.
Hasta de verde entero estaba exquisito. Me fijé un poco más y me di cuenta que tenía una mancha de sangre en la parte de su vientre. No quise pensar mucho en ello y volví mi mirada hacia esos pozos esmeraldas que tanto amaba.
Edward no me quitó la mirada ni una sola vez y me cogió la mano con la sonrisa más bonita y dulce de todas.
-Megan ya está aquí con nosotros- declaró orgulloso y ampliando esa preciosa sonrisa.
-¡DIOS MÍO!- Esme lloró por la emoción y todos, todos, incluso Em, le seguimos sin poder evitarlo.
-Es preciosa- Edward estaba que no cabía en sí y me acerqué a él para besarle en la mejilla.
-Seguro que sí- mi sonrisa no podía ser más grande.
-¿Cómo está mi niña?- preguntó Esme preocupada.
-Ahora mismo dormida, mamá, está cansada- dijo cogiendo el brazo de su madre y acercándola para abrazarla- Se parece a ti, abuela- las lágrimas me nublaban la vista, pero pude percibir que Esme soltaba lágrimas por doquier y besaba a su hijo por toda la cara.
-Oh, ¡YA TENGO SOBRINITA!- gritó el oso interrumpiendo este momento tan dulce.
-¡EMMETT!- gritamos todos reprendiéndole, pero con burla.
-ESPE, CARIÑO- había llegado Carliste- ¡YA SOMOS ABUELOS!- gritó fuera de sí y cogió a su esposa en brazos y se fundieron en un dulce beso.
-Lo ha conseguido- le susurré a Edward y se volvió para mirarme y cogerme la cara con ambas manos.
-Sí, deberías haberla visto, es tan pequeñita… tan Alice…- sonreí todavía más, como si eso fuera posible y le abracé, importándome un comino si me manchaba o no.
-Estoy tan contenta- susurré apretándole contra mi pecho y en ese momento, mi hijo me dio una patada, que ambos sentimos.
-Y nuestro bebé también- una mano se dirigió hacia mi vientre, acariciándolo con dulzura y tranquilizándolo- Te amo- me dio un beso fugaz antes de dirigirse hacia su familia, sin soltar mi mano y sin dejar de acariciar a nuestro hijo- Tengo que decir que Jazz se ha portado muy bien e incluso le ha cortado el cordón umbilical- todos soltamos una carcajada.
-¡FAMILIA!- gritó Jake con la respiración entrecortada, seguro que había venido corriendo desde sabe Dios dónde…
Todos le miramos y él, enseguida, se dio cuenta que todo había ido viento en popa.
-Ha pesado dos kilos y trescientos gramos- declaró Carliste orgulloso, muy orgulloso- Y no puede ser más preciosa- todos soltamos esa carcajada para destensar nuestros cuerpos y dejar libre esa tensión acumulada.
Estuvimos hablando durante unos diez minutos del nacimiento de la hermosa Megan y llegó el papá.
-Enhorabuena, papi- le dije antes que nadie, ya que la puerta estaba a mi costado y pude verlo antes que nadie.
-Gracias, Bella- me abrazó con su cariño habitual- Gracias por haber actuado rápido y no dejar a Alice ni un momento sola- me apretó más contra su pecho y noté cómo mi cara se mojaba por sus lágrimas de emoción.
-No hay nada que agradecer, ahora a cuidarlas, Jazz- le aseguré dándole un último apretón y separándome de él mientras le dedicaba una gran sonrisa.
Todos le dieron la enhorabuena al nuevo papá y Edward me abrazó desde atrás, susurrándome en el oído cosas preciosas.
-Has sido muy valiente, hermosa- me besó en el cuello- Oh, joder… te he manchado la espalda…- susurró bajito mientras se separaba de mí rápidamente.
-No te preocupes- le tranquilicé- Estoy manchada de todo, pero me da igual, tengo unas ganas enormes de ver a Alice y a Megan- me giré y le dediqué su sonrisa favorita, provocando que me besara tiernamente.
-¿Cuándo podemos ir a verla?- preguntó Esme con mucha ansiedad.
-Mañana, pero estará en la incubadora al menos tres semanas, hasta que coja el peso ideal y sus órganos terminen de formarse- dijo con toda la tranquilidad del mundo y yo me tensé.
-Tranquila, se terminará de formar rápidamente, tiene una vitalidad increíble para lo pequeña que es- me aseguró mi hombre dándome un beso en la frente.
-Pronto la veremos correteando de un lado para otro- Carliste no cabía en sí y Esme asentía muy emocionada.
-Quiero ver a mi niña- demandó Esme mirando a su marido a los ojos.
-Está bien, ven conmigo- todos nos acercamos a ellos- Un momento- nos miró- Chicos, vosotros la veréis mañana, ¿de acuerdo? Se supone que a esta hora no puede recibir visitas, pero hay que hacer una excepción con la abuela, ¿no creéis?- todos asentimos entendiendo el punto.
-Vale…- exclamó Em poniendo los ojos en blanco- pero mañana estaré aquí a primera hora- aseguró mirando a su padre.
-Así será, hijo- Carliste nos miró a Rose y a mí, instintivamente- Y vosotras podéis iros a descansar ya, mis niñas- nos dijo con todo el amor que un padre podría profesar- Y más tú Bella- se dirigió a mí- que has estado en tensión todas estas horas- me sonrió tranquilizadoramente- Mañana será otro día y podréis ver a las chicas- nos guiñó y cogió a su esposa de la mano y desaparecieron de la habitación junto a Jazz.
-Bueno, chicos- declaró Edward- ¿Me esperáis a que me cambie y vamos a medio celebrarlo?- todos sonreímos por su pregunta.
-Por supuesto- dijo Em emocionado- Y cuando se recuperen las dos enanas, lo haremos por todo lo alto- dijo soñador como un niño.
-Oh… Em, ya podrás jugar con alguien de tu mentalidad- se burló Rose y Ed y yo soltamos una carcajada.
-Rossie, cariño, eso no dices cuando estamos haciéndolo encima de la mesa- le guiñó el ojo y sonrió con esos dos hoyuelos de niño pequeño.
Edward y yo nos miramos y luego a Rose, que tenía cara de querer partirle la boca a su maridito y eso sólo provocaba más risas por nuestra parte.
-Vale…- dijo Edward cuando se había recuperado- Voy a cambiarme y dejad de hablar guarradas delante de dos menores- declaró sonriente y me dio un beso antes de marcharse.
Fuimos a un restaurante de comida española y todos brindamos con zumos de melocotón, ya que los chicos tenían que conducir y nosotras por lo obvio.
La situación era muy graciosa.
Quedamos en vernos en el hospital a primera hora y nos encaminamos cada uno a nuestra casa.
Por supuesto, llamé a Carliste, por el manos libres de Edward,  para ver si tenía alguna novedad.
-Alice acaba de despertarse- Ed y yo sonreímos cuando escuchamos eso.
-¿Y qué tal?- Edward apretó mi rodilla.
-Muy bien, tiene muchas ganas de levantarse, pero los puntos le molestan y ya está empezando a desesperarse- solté una risilla.
-Sí… muy típico de Alice…- Carliste y Ed soltaron una gran carcajada.
-Sí, bueno… Jazz se quedará con ella y mañana podréis verla, que no ha parado de preguntar por ti, por cierto- cerré los ojos con nostalgia.
-Bueno… nos queremos mucho- Carliste me dio la razón y quedamos en vernos mañana- Tu hermana es increíble- le susurré a Edward.
-Lo es- coincidió conmigo- Si tú vieses la cara de Jazz… nunca no había visto así…- lo miré más detenidamente.
-Seguro- asentí sonriente- pero tu cara también era un poema, parecía que estabas fuera de aquí.
-Es una sensación indescriptible, Bella- me aseguró y me miró, dándome cuenta que habíamos llegado- Es lo mejor que te puede pasar en la vida, me comportaba como si fuera mi propio hijo, cariño, no dejaba de pensar en vosotros dos- sonreí como una verdadera imbécil.
-Seguro que sí, me lo puedo llegar a imaginar, pero pronto lo experimentaré- le sonreí una vez más antes de besarle.
La noche pasó rápidamente, nos quedamos dormidos enseguida y ya se colaba, por entre las cortinas, los rayos de un nuevo amanecer.
Me desperté y comprobé que Edward estaba en la ducha. Miré la hora y eran las siete de la mañana.
Me levanté y Yuna ya estaba esperándome con su rabito moviéndose.
-Buenos días, guapa- me ladró y me dio un lametón en el empeine.
Sonreí.
En ese momento, Edward salió con una toalla envuelta sensualmente en sus caderas.
-Buenos días, preciosa- se acercó a mí y me besó, oliendo ese perfume, de su propia piel, tan varonil y adictivo para mí. Olor a Edward Cullen, mi favorito.
-Buenos días, hermoso- susurré sobre sus labios y le besé antes de levantarme- Vamos, tengo ganas de conocer a nuestra sobrina- Edward se rio de mi entusiasmo y me metí en el baño para ducharme.
Si hubiera sido otra mañana, en la que sólo estaban presentes mis hormonas, le hubiera quitado la toalla y hubiésemos hecho el amor, pero hoy era diferente.
Me vestí, peiné y maquillé en tiempo récord y nos encaminamos directamente al hospital, no sin antes sacar a Yuna y coger unas galletas para el camino.
Nos encontramos a todos allí y tuvimos que hacer turnos para ver a Alice y a la niña, mientras que unos subían al área de pediatría otros iban a la habitación de Al.
-Te veo fenomenal, cariño- le dije a Alice mirándola con una sonrisa antes de abrazarla.
La verdad era que estaba hermosa. Su piel estaba muy blanca y su cabello arreglado y oliendo a ella, pero lo que más destacaba era ese brillo especial en sus ojos esmeraldas, tan iguales a los de Edward y recordándome a la mirada maternal que siempre nos tenía Esme a todos.
Me separé de ella y le apreté una mano fuerte mientras me sentaba a un lado de la cama.
-Sí… al fin he podido ducharme- dijo con un suspiro- pero quiero ver a mi niña ya- dijo enfurruñada.
-Corazón- intervino Jazz- Acabas de verla- le dijo con tranquilidad- Ahora cuando la conozca toda la familia, podrás ir y darle el pecho, pero no te desesperes- se acercó a su mujer y le besó en la frente mientras se sentaba al otro lado de la cama.
-¿Y cómo es?- pregunté intrigada- Me han dicho que es preciosa y que se parece a la abuela- todos soltamos una carcajada.
-En realidad- comenzó Al- Se parece mucho a mi madre- aseguró- pero tiene el mismo color de pelo que Jazz y mis ojos, es una belleza- dijo con un amor de madre incondicional.
-¿Qué puedo decir?- dijo Jazz mirando a su esposa- Tengo a las dos mujeres más guapas de toda la tierra- sonreí sin poder evitarlo y Edward me apretó el hombro y lo miré.
-Debo decir que la mujer más guapa la tengo yo, Jazz- me sonrió y me besó en la punta de la nariz.
-Oh, vale… ambos, ambos- dijo Al burlona y todos echamos a reír.
-Quiero ver a Megan, por favor- dije como una niña pequeña y Al me sonrió y me apretó la mano.
-Te encantará, es una roba corazones- me aseguró mirándome con ese brillo que me encantaba- Además es una glotona- mi sonrisa se amplió todavía más.
-¿Ha cogido bien el pecho?- estaba intrigada.
-Cogerlo es poco…- murmuró Jazz antes de besar a su mujer en los labios.
En ese momento, entraron todos los que quedaban y estaban viendo a la niña.
-Es una auténtica chulada- comenzó Em emocionado y acercándose a su hermana para darle un abrazo oso.
-Em… no respiro- susurró la enana divertida.
-Oh, perdón…- dijo el gran oso.
-No he visto una cosita más bonita en mi vida- decía Rose emocionada y abrazando a su hermano con ternura.
-Oh, por favor, tengo la nieta más hermosa de todas- ahora era el turno de Esme y todos sonreímos.
-¡VALE!- grité y todos me miraron con curiosidad- Ahora es mi turno, no me pongáis más los dientes largos- todos rieron y mi esposo me cogió de la mano y me ayudó a levantarme y nos fuimos, junto Carliste, a conocer a nuestra Megan.
-Es ésta de aquí- señaló Carliste.
La muñeca más preciosa de todas estaba frente a mí.
-Es una muñeca- susurré con lágrimas en mis ojos de la emoción.
Edward me cogió de la cintura y me acercó a su cuerpo.
-¿Quieres tocarla?- me susurró al oído.
-¿Estás loco?- me giré- ¡Claro que quiero tocarla!- ambos hombres rieron.
Nos pusimos la bata, el gorro y los protectores para los zapatos y nos metimos dentro de la pequeña sala.
-Es muy pequeñita, pero no tengas miedo de tocarla- me susurró Edward cuando la teníamos en frente.
Su pequeño cuerpecito se encontraba con varios parches que, a su vez, estaban conectados a cables que llevaban a un monitor con sus constantes vitales y varias cosas más que no sabía.
La verdad era que se parecía muchísimo a Esme, pero su boquita y la rajita de sus ojos eran de su madre. Sin embargo, el pelito y el contorno de la carita eran de Jazz.
Alice tenía razón. Había dado en el clavo de los parecidos.
-Es hermosa- susurré y miré a Carliste- ¿Puedo?- le indiqué porque quería tocarla.
-Por supuesto, no tengas miedo, es frágil, pero no se rompe- me dijo burlón y me entraron ganas de sacarle la lengua, pero eso sólo se lo hacía a los dos mellizos y a Em y a Rose…
Vale… no era plan de sacarle la lengua a mi suegro.
-Está bien- dije algo nerviosa, metiendo mi antebrazo en uno de los dos agujeros que había para acceder a ella, y dos de mi dedos se acercaron con cuidado hacia su bracito derecho.
La piel más suave que pudiera imaginar jamás entró en contacto con la mía. Estaba muy calentita y tenía bellitos rubios que eran adorables.
-Es adorable y tan suave…- susurré más para mí que para nadie más y pude sentir la pequeña risilla de los dos hombres.
Seguí subiendo mi mano hasta su pequeña carita y me hizo un delicado “jo” seguido de una carcajada antes de abrir sus pequeños ojitos y mirarme con curiosidad.
-Le gustas- me susurró Edward cogiéndome por la cintura y posando sus manos en mi vientre.
-Oh, Edward, es tan bonita…- mis ojos no dejaban los de Megan- Hola, cariño- ella soltó otra carcajada- Soy tu tita Bella, eres preciosa, ¿sabes?- otro “jo” seguido de otra carcajada acompañaron mi pregunta- Es increíble…
Era alucinante lo que sabía con lo pequeña que era…
-Eres una curiosilla, ¿eh?- murmuró Edward mientras tocaba su cabecita suavemente y sus ojos se posaron en los de su tío- Y encima me haces ojitos… creo que me he vuelto a enamorar- Carliste, que hasta ahora estaba callado, soltó una sonora carcajada, provocando que Megan frunciera el ceño.
-Abu, creo que no le gustan los sonidos fuertes…- demandé yo antes de soltar una risilla.
De verdad que tenía unas ganas enormes de que mi bebé naciera y que fuera la mitad de gracioso que Megan.
-Me encantas- le dije antes de que sus ojitos se cerraran y su respiración se tornara acompasada- Descansa, preciosa- le sonreí una vez más y quité mi mano de su mejilla- Es una verdadera muñeca, de verdad, es normal que todos perdamos la cabeza por ella- Edward me apretó más contra su cuerpo.
-Es una mini Alice- declaró gracioso Carliste- Fue increíble la fuerza que tenía en esos pulmones cuando lloró por primera vez- sonreí.
-¿Y son sólo tres semanas lo que tiene que estar aquí metida?- susurré con voz apenada sin dejar de mirarla. Edward quitó su mano de su cabecita y me cogió del mentón.
-No te preocupes, ya la has visto, Megan está perfectamente- me aseguró con el mismo brillo en los ojos que le había visto a su hermana hacía tan sólo unos minutos- Estará aquí hasta que se forme completamente- asentí, ya tranquila, o medio calmada, y le abracé.
Y como dijeron mis médicos personales, ya teníamos a Megan con nosotros en esas tres semanas, que pasaron en idas y venidas al hospital.
-Hola, Megan- la saludé mientras descansaba en su carrito, mirando a todos en particular- Cada vez se parece más a ti, Al- le aclaré sin dejar de mirar su carita.
-Bueno… la verdad es que sí, se parece mucho a su mami, ¿verdad, mi vida?- le hizo una carantoña muy graciosa y Megan soltó una carcajada adorable.
Toqué su hermosa carita y esos pocitos esmeraldas se posaron en los míos, dándome una calidez increíble.
-Es una monería, de verdad, nena- subí mi mirada a la de ella y me sonrió ampliamente.
-Gracias, esto es lo que le faltaba a mi vida, de verdad- declaró con ojos brillantes- pero mírate tú también- señaló mi más que abultadito vientre… había crecido mucho en estas últimas tres semanas, dejándome con casi cinco meses de gestación- dentro de poco tendremos aquí a nuestro mini Eddie- sonreí por su ocurrencia.
-No te rindes diciendo que es un niño, ¿eh?- dije divertida mientras hacía círculos alrededor de mi vientre.
-Sabes que tengo razón- estaba decidida y no cambiaría de opinión- Además, ¿por qué crees que no se ha dejado ver hace dos semanas para saber su sexo?- levantó su ceja divertida.
-Bueno… porque no tenía ganas de que le viéramos sus partes íntimas, Al, eso pasa mucho- le aclaré viendo detrás de ella cómo venía Edward, Jazz y Eleazar.
-Sí claro… es un mini Eddie y por eso es tan vergonzoso, porque es igualito que su papi- sonrió triunfal cuando rodé los ojos, dando por terminada su locura.
-¿Quién se parece a quién?- dijo mi hombre mientras se acercaba a mí, no sin antes besar la cabecita de Megan.
Me beso suave en los labios y apoyó su frente en la mía.
-¿Lista para tu cita con Carmen?- me recordó divertido.
-Siempre- le aseguré antes de robarle un pequeño beso.
-Veremos si hoy quiere que le veamos el sexo- susurró con una sonrisa tierna en el rostro.
-Eso espero- miré hacia la enana- Sobre todo porque la enana está súper pesada con el tema…- susurré bajito para que la aludida no me escuchara.
Edward soltó una carcajada.
-Ya sabes cómo es…- se volvió y se acercó a su sobrina de nuevo- Hola, guapa- le besó la cabecita y le acarició la mejilla, provocando que la niña se riera incontroladamente.
-Joder… las tienes de todas las edades- dijo Eleazar divertido antes de saludarme cariñosamente- Hola, preciosa- le sonreí y lo abracé.
-¿Qué tal todo?
-Estupendamente bien- me aseguró separándose de mí- Todos te echamos mucho de menos- me sonrió- ¿Qué tal estáis?- me tocó el vientre con delicadeza.
-Muy bien, El, cada vez moviéndose más y Edward mimándome cada día más- ambos soltamos una risilla.
-¿Cómo está la niña más preciosa de todo el mundo?- dijo Jazz cogiendo a Megan y ésta le cogió la cara con ambas manitas.
-Si es que está para comérsela- le dije admirando la escena.
Nos despedimos y quedé en llamar a Eleazar para comenzar con el nuevo proyecto.
-No te desesperes- alzó una ceja- Ya te mandaré esta tarde, vía e-mail, lo que tengo hecho, ¿ok?- asentí tranquila.
-Vale, que tengas un buen día, cariño- lo abracé de nuevo y le besé en la mejilla.
-Igualmente, nena- me guiñó un ojo y se despidió de los demás.
-Bueno, nosotros nos vamos, chicos- miré a Alice y nos sonrió- Después os vais a pasar por casa, ¿verdad?- dijo ilusionada.
-Sí, cariño- me acerqué a ella y la abracé- Iremos cuando Edward salga de su turno, ¿vale?- me apretó más contra su pequeño cuerpo y una mano viajó hasta mi vientre.
-Vale, tengo tantas ganas de que nazca ya…- susurró acariciando mi vientre con delicadeza.
-Imagínate cómo estamos nosotros…
-Es algo alucinante, Bella, ser madre es…- suspiró- la mejor experiencia de todo el mundo, es imposible explicarlo con palabras- su voz estaba cargada de amor.
-Seguro que lo es y sólo me faltan cuatro meses para experimentar- nos separamos y me sonrió.
-Vale, pues os esperaremos en casa- se acercó a su hermano- Te quiero, cariño- se fundieron en un abrazo.
Fui a despedirme de Megan.
-Cógela- me dijo Jazz con una sonrisa y yo accedí enseguida.
Su pequeño cuerpecito estaba ahora en mis brazos y olía realmente bien.
-Preciosa- le toqué la punta de la nariz y ella me miró intensamente antes de soltar una risilla- Si es que lo tienes todo- le besé en toda la carita y ella no paraba de reír.
Nos despedimos y mi hombre me abrazó tiernamente.
-Tengo muchas ganas de tenerlo o tenerla con nosotros- me confesó impaciente.
-Y yo, poder olerlo u olerla- soltamos una risilla los dos- … poderle ver su carita…- susurré de la misma forma y estuvimos un tiempo así.
-Bueno… ¿dispuesta para saber el sexo de nuestro bebé?- se separó de mí y me besó rápidamente.
-Sí, más bien deberías preguntarle al bebé directamente- ambos sonreímos y nos cogimos de la mano para encaminarnos hacia la consulta de Carmen.
-Buenos días, chicos- nos sonrió tan amable como siempre- Madre mía cómo ha crecido el chiquitín- se acercó a nosotros y me fundió en un abrazo.
-Hola, Carmen- le susurré respondiendo a su abrazo.
-¿Qué tal?- me preguntó y se separó de mí.
-Estupendamente bien.
-¿Y el papi?- abrazó también a Edward con una sonrisa.
-Ansioso- respondió mi hombre divertido.
Nos fuimos directamente a la camilla y me subí la camisa para que Carmen me pusiese el gel frío.
Mi piel se puso de gallina y Edward me besó en la frente mientras cogía mi mano con fuerza.
-A ver si hoy nos quiere mostrar sus partes pequeñitas…- dijo Carmen divertida mientras le daba a un botón en el monitor- Hoy vamos a comenzar con un ultrasonido, para verificar el tiempo exacto de gestación, su tamaño, el cordón umbilical y revisar la placenta- nos aclaró mientras cogía el transductor y lo acercaba a mi pelvis.
Se escuchó el golpeteo del corazón de mi bebé.
Se escaparon de mis ojos algunas lágrimas que no pude controlar. Siempre me pasaba lo mismo.
-Te amo- me susurró Edward antes de besarme en la frente.
-Su corazoncito está completamente formado- yo sólo podía mirar a la imagen que temblaba con cada latido de mi hijo- Estás de diecinueve semanas exactamente y tengo que decirte que es grande- la miré y ella me miró a mí- El bebé va a nacer criado prácticamente- me sonrió maternalmente- Tendremos en cuenta su peso cuando estés de treinta y seis semanas para proceder a una cesárea si es necesario- tragué en seco y ella se dio cuenta- No tienes que preocuparte, cariño- me acarició el rostro y Edward apretó más mi mano- Es muy común y hoy en día ni se te nota siquiera con el bikini- vale eso me destensó un poco y pude relajarme.
-Vale…- susurré mirando de nuevo al monitor.
Si me tenían que hacer una cesárea, adelante. Todo sea por mi hijo.
Carmen siguió con su tarea y yo no dejaba de mirar a la pantalla.
-¿Veis esto de aquí?- señaló lo que parecían unas piernas. Ambos asentimos- Pues es su riego sanguíneo y…- miró detenidamente mi vientre y quitó el transductor- Está comenzando a verse la llamada “Línea Negra”- abrí mucho los ojos e intenté mirar, pero ambos me lo prohibieron- No te asustes, preciosa, lo habrás visto miles de veces, a tu cuñada Alice también comenzó a salirle en este tiempo de gestación- y ahora sí me quede más tranquila, de nuevo, al recordar lo que era- Te desaparecerá tres meses después del parto- asentí- Mirad sus ojitos están completamente cerrados y tengo que decir que es guapo…- se detuvo en la imagen- o guapa…- bajó el transductor y llegó a lo que era su ¿culito? y nos miró con una risilla- Chicos, lo siento muchísimo, pero mirad, está de culito…- Edward soltó una risilla y yo también.
-O sea, que no sabremos el sexo hasta dentro de otras dos semanas, ¿no?
-Sí, vendréis antes para que Bella se haga las analíticas que le voy a mandar, pero haremos otro ultrasonido en dos semanas o tres- aclaró antes de apagar el monitor.
Edward me limpió el vientre y me ayudó a bajarme de la camilla.
-Va a ser guapo o guapa- dije con cariño y Edward me sonrió arrebatadoramente y me besó fugazmente.
-Por supuesto, los genes de su madre son una belleza- sonreí como una idiota.
¿Tenía que decir todas estas maravillosas cosas en los momentos exactos?
Seguimos a Carmen hasta su mesa y nos sentamos.
-Sé que notas patadas desde muy prontito- asentí sonriente y Edward apretó mi rodilla- ¿Las notas ahora muy a menudo?
-La verdad es que las noto igual que al principio- le aclaré.
-Vale, eso está muy bien- escribió algo en el ordenador- Ahora te vas a hacer un análisis triple y una analítica de orina- me aclaró.
-¿Miraste ya los resultados de la analítica de sangre que se hizo hace dos días?- intervino Edward.
-Sí, aquí los tengo, ahora os iba a comentar- se puso sus gafas e imprimió algunos papeles- Tu analítica es envidiable- me aseguró- pero estás baja de hierro, por lo que te voy a mandar ácido fólico y que comas alimentos ricos en hierro- asentí obediente- Ahora a pesarte, guapa- rodé los ojos y me levanté para ir al “señor” peso- Vale, has engordado cuatro kilos- suspiré de alivio y a Edward le causó gracia.
Pensé que había engordado por lo menos diez…
-Menos mal…- me volví a sentar y Carmen soló una risilla.
-Vale, cuatro kilos no está del todo mal, ya que el bebé es grande…- me miró directamente  a los ojos- pero ya has cogido los suficientes para una mujer embarazada normal a su séptimo mes- abrí mucho los ojos y Edward cogió mi mano y me besó en los nudillos- No obstante, lo llevas bien, pero podrías llevarlo mejor…- me sonrió dulcemente y yo suspiré- ya que has cogido ocho kilos en lo que llevas de embarazo y una mujer común coge sobre diez o doce kilos en un embarazo- Juro que iba a tirar toda la mierda de chocolate y grasas de casa…- Estás estupendamente, ya que la silueta sigues teniéndola esbelta- quizás dejaré un par de tabletas de chocolate…
Solté una risilla.
-¿Qué te hace tanta gracia?- Edward estaba burlón con todo este tema y lo sabía muy bien- Carmen, tiene un arsenal de chucherías y chocolate en casa…
Carmen soltó una gran carcajada.
-Bueno… mientras que no abuse, puede tener toneladas de azúcar en casa- le saqué la lengua a mi maridito y él sonrió satisfecho- Lo que sí vas a andar al menos cuarenta minutos- me miró ahora seria- Es muy bueno para ti y para el bebé que hagas ejercicio, me dijiste que salía a correr todos los días antes de quedarte en embarazada, ¿verdad?- asentí sonriente- Bien, pues no te será difícil seguir esa rutina- volví a asentir- Y a lo que respecta al chocolate y demás azúcares, no te recomiendo que los comas todos los días, te puedes dar un capricho una vez a la semana y sigue comiendo sano.
-Eso sí que lo lleva bien- admitió Edward y le sonreía ampliamente.
-Me alegro- me cogió la mano que tenía encima de la mesa- No quiero que te obsesiones con el peso, todas las mujeres no somos iguales y dímelo a mí que yo cogí veinte kilos de mi niño…- los tres soltamos una carcajada- pero no sigas mis pasos, por dios…- volvimos a reírnos- Mi marido quería que comiera a base de berenjenas…- rodó los ojos recordando la escena seguro.
-Son bastante pesado a veces…
-Y más teniendo a un médico en casa…- concordó Carmen conmigo y las dos nos miramos complacientes- Cariño- cambió su tono a uno maternal y me apretó la mano con cariño- Vamos a intentar que cojas el menor peso posible, pero sin obsesionarte- me dijo por segunda vez y miró a Edward- O más bien obsesionaros- vi por el rabillo del ojo cómo asentía mi dios griego- Come mucha fruta y verduras y anda esos cuarenta minutos y seguirás igual de genial, preciosa- me soltó la mano y volvió su mirada a la pantalla-Las dos analíticas te las harás mañana y cuando estén listas, te pasas por aquí- nos sonrió dulcemente- Ahora a seguir como hasta ahora y a cuidarse mucho.
Nos despedimos y pedimos cita para las analíticas de mañana.
-Así que… ¿cuatro kilos?- me susurró Edward camino hacia el coche.
-Sí…- dije frunciendo el ceño y mirándole con mala cara.
-Pues no sé a dónde los tienes… estás más que perfecta- me paré y lo cogí de las solapas de la americana y le besé con pasión.
¿Por qué tenía que decirme estas cosas en el estado que se encontraban mis hormonas?
-Gracias, cariño- le susurré sobre sus labios y él me sonrió torcidamente.
-Te amo- me volvió a besar y nos separamos antes de que lo violara en medio de la calle.
En un abrir y cerrar de ojos, ya teníamos la boda de Jake y Leah aquí…





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MUY BUENÍSIMAS TARDES!!!
¿QUÉ TAL EL FINDE?
ESPERO QUE ESTÉIS DESCANSANDO Y QUE LO ESTÉIS PASANDO DE MARAVILLA.
YO ESTOY UN POCO CONFUNDIDA, NO SÉ QUÉ PASA... ¿ESTÁIS AUSENTES? ¿NO SABÉIS LA MAYORÍA QUE HE VUELTO?
ME HA PARECIDO BASTANTE EXTRAÑO NO SABER DE NADIE NI POR COMENTARIOS NI POR CHAT...
BUENO... ESPERO PRONTO SABER DE VOSOTR@S.
EN FANFICTION YA ME HAN FELICITADO POR EL CAPI ANTERIOR, DOS ESTUPENDAS CHICAS QUE ME SUBIERON EL ÁNIMO MUCHO CUANDO LEÍ SUS COMENTARIOS.
NO SÉ SI ME DARÁ TIEMPO, PERO ESPERO CONSEGUIR SUBIR MAÑANA EL PRÓXIMO CAPÍTULO DE MEZCLA DE SENTIMIENTOS, QUE IMAGINO, TENDRÉIS GANAS DE SABER CÓMO SIGUE LA HISTORIA.
NO OS ENTRETENGO MÁS, SIMPLEMENTE DECIROS QUE AÚN NO PUEDO ARREGLAR EL BLOG, PERO QUE PRONTO ESTARÁ COMO SIEMPRE ;)
MILLONES DE BESOS Y ABRAZOS A TOD@S, INCLUSO A ESOS ANÓNIMOS QUE PIENSAN QUE ME OLVIDO DE ELLOS, PERO QUE NO ES ASÍ.
OS AGRADEZCO A TOD@S QUE SIGÁIS LEYÉNDOME.
VUESTRA SIEMPRE,
ROMIINA DALYN.



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