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Capítulo
47: Bueno y malo.
Bella pov.
No me podía creer que mañana fuera la boda de Jake…
Los últimos
tres meses y medio habían pasado demasiado rápidos para todas las cosas que
había hecho…
Como bien
acordamos mi hombre y yo, Esme venía a casa cuando Edward tenía guardia
nocturna para no dejarme sola. Había veces que era yo la que iba a la casa
Cullen, ya que Alice también hacía lo mismo cuando Jazz tenía que irse de
conferencias al extranjero, y no quería quedarse sola con la preciosa Megan.
Era
“nuestra noche” y la pasábamos viendo películas y contando batallitas de cuando
Esme tenía nuestra edad. Me lo pasaba realmente bien y pasaba con mi sobrina el
mayor tiempo posible, dándole los biberones y bañándola, algo que realmente me
gustaba.
Las clases
de pre parto habían ido estupendamente bien, sobre todo, por el tema de la
respiración, algo que llevaba genial. Lo que más me estaba costando, por
último, era abrirme de piernas en el suelo para hacer los ejercicios, ya se me
hacía imposible… mi vientre no era normal e iba enserio…
Lo que más
me estaba matando era la jodida calor que pasaba. En casa podría estar más o
menos bien con el aire acondicionado, pero mi hombre decía que podría pillar un
buen resfriado y no sería conveniente. Así que básicamente me duchaba como seis
veces al día con agua helada y abría todas las ventanas del apartamento.
También,
sabía, que tenía que ver con mi aumento considerable de peso.
De los doce
kilos que debería haber engordado hasta esta etapa, según Carmen, lo había
superado con seis kilos más, por lo que la báscula me marcaba que pesaba
setenta y ocho kilos, de los mis sesenta kilitos que pesaba antes de quedarme
embarazada…
No
exageraba cuando les dije a Jake y a Leah que iba a parecer una vaca realmente.
Mi
vestuario desapareció, por petición de Esme y participación de Alice, que
gracias a Dios no veía mis ajustados vestidos ni mis sexys zapatos… podría
haber llorado por días si me probaba algo que me ponía hacía tan sólo ocho
meses…
Enserio,
que estaba realmente gorda y lo que más me preocupaba era que no le encontrara
atractiva a Edward…
No habíamos
hecho el amor desde hacía un mes y medio y eso era algo, inusual e inesperado,
en nosotros, sobre todo, porque estaba que me subía por las paredes.
La verdad
era que cuando él venía del hospital, yo intentaba por todos los medios
mantenerme despierta, pero era imposible, los ojos se me caían y me quedaba en
el sofá totalmente frita con la televisión encendida y Yuna a mis pies. Luego,
por las mañanas, él se iba muy temprano, despidiéndose de mí, pero yo no hacía
el menor amago por responderle en mi pesado sueño. Encima me había encontrado
con un sueño y un cansancio descomunal, por lo que dormía unas diez horas
diarias, una barbaridad en comparación con mi vida anterior.
Así que
realmente sólo nos veíamos los fines de semana, y en éstos visitábamos a
nuestra sobrina y nos quedábamos con ellos todo el sábado, volviendo realmente
tarde de noche, por lo que nos acostábamos y me besaba suavemente en la cabeza
y me dormía en su pecho desnudo. Luego, los domingos, visitábamos a Esme y a
Carliste y nos quedábamos con ellos todo el día también.
Y por
último estaba nuestra futura casa…
Iba una vez
por semana acompañada de Alice y Esme para ver cómo avanzaba mi proyecto hecho
realidad, día que coincidía con el libre de Edward y él era el que nos llevaba
a las tres. Después íbamos a comer fuera y paseábamos un rato.
¿Qué tiempo
tenía con Edward?
Cero
patatero y encima no hacía mucho por la labor de tocarme, seguía siendo
cariñoso y amoroso conmigo, pero esa chispa pasional se había perdido por
completo.
Enserio…
¿Qué nos
había pasado?
Y ya ni que
hablar de las malditas hormonas que manejaban mi cuerpo a su antojo, justamente
como ahora…
Me
encontraba sentada en la taza del váter, con la cabeza entre mis manos y
llorando como si no hubiera día.
Todo lo de
éste último mes se había agolpado en mi mente como si un tren de mercancías se
hubiera chocado con un enorme muro de hormigón. No me sentía atractiva, no me
sentía deseada y sobre todo, sentía que era una completa imbécil por sentirme
así, cualquiera que me viera podría decir que lloraba o mejor dicho, rogaba,
por un poco de sexo, pero no era eso.
Realmente
lo que me preocupaba era que Edward no me encontrara atractiva nunca más y se
fuera con alguna chica que tuviera un cuerpo de infarto o al menos, un cuerpo
como el que yo tenía antes de quedarme embarazada.
Mis manos
bajaron hacia mi enorme vientre e hice círculos alrededor de mi ombligo,
sintiendo a mi hijo o hija moverse, sí porque eso era otra historia, aún no
sabíamos el sexo del bebé, no se había dejado ver en ninguna ecografía, por lo
que al séptimo mes, Edward y yo decidimos que lo mejor era que fuera una
sorpresa, por lo que se lo dijimos a Carmen en una de las consultas y a ella le
pareció estupendo, es más, hasta lo apoyó alegando que mi hijo lo querría así.
Lo más
curioso de todo es que no había creado diabetes ni ninguna enfermedad común en
embarazos con más peso de lo normal y eso era algo de lo que Carmen y sobre
todo, Edward, estaban realmente orgullosos.
Edward…
Podría
respirar aquí, ahora, su perfume varonil y sensual de su propia piel sin ni
siquiera estar cerca. Me estaba convirtiendo en una drogadicta de su aroma.
En las
pocas veces que abría los ojos cuando se despedía de mí por las mañanas, veía
lo bien que sus camisas se pegaban a su musculoso torso y cómo los pantalones
se ajustaban en las partes claves para verse irresistible.
No sabía lo
que hacer para expresar lo que sentía.
No quería
perderlo por nada del mundo, de verdad, que me moriría si algo así ocurriese.
Las gruesas
lágrimas llegaron a mi ombligo, mojándome las dos manos en el proceso. Y en ese
momento, me costaba respirar de una forma brutal, como iba acostumbrándose mi
cuerpo, en estas últimas dos semanas, cuando mi hijo me aprisionaba los
pulmones y éstos se quejaban por un poco de aire. Hice las respiraciones
convenientes y me relajé un poco, tirando mi cabeza hacia atrás mientras
abarcaba poca parte de mi barriga para intentar tranquilizar a mi hijo. Pareció
funcionar de inmediato y sentí cómo mi hijo bajaba lo que sería alguna de sus
extremidades y dejaba a mis pulmones respirar en paz.
Había
conocido bastante sus acciones en este último mes y sabía qué hacer ante sus
necesidades.
-Hermosa-
abrí los ojos de golpe, pero seguí sintiendo mis lágrimas rodar por mis
mejillas- ¡¿QUÉ TE OCURRE?!- medio gritó medio susurró y se acercó a mí en dos
zancadas.
¿Le habría
despertado el escucharme llorar?
No podía si
quiera susurrar, cuánto más lo veía más me dolía. Mi mirada se clavó justamente
en ese torso desnudo, perlado con una fina capa de sudor. Bajé un poco mi
mirada y pude ver lo bien que le colgaban los pantalones de franela por su
cintura.
Qué calor…
Estaba tan
absorta en mis pensamientos mezquinos, que no me di cuenta cuando Edward se
acuchilló entre mis rodillas, apoyando sus manos en éstas y pude ver, tras mis
lágrimas, que me miraba con preocupación en su bello rostro.
-Mi vida-
intentó por segunda vez y atrapé su mirada rápidamente con la mía, mitigando
mis lágrimas un poco.
-¿Qué?- le
dije sin más, con voz rota y dolida, incluso ronca, y él cerró los ojos por un
momento y luego los volvió a abrir.
-¿Qué
pasa?- sus manos se alzaron hacia mi rostro y comenzó a limpiarlo de lágrimas
que se agolpaban en él. Cerré los ojos cuando su piel entró en contacto con la
mía.
-De todo-
dije segura y él se incorporó, dejándome sin su contacto, y me cogió de ambas
manos para que yo hiciera lo mismo.
Cuando me
puse de pie, me giró para quedar delante de él y me abrazó desde atrás, posando
sus manos en mi vientre. Me besó en la nuca justamente y apoyó su barbilla en
mi hombro.
-Me rompe
verte así, Bella- su voz también se escuchaba dolida y me besó en la clavícula
y dejó la barbilla donde estaba.
Al ver que
no le respondía, me incitó a que me moviera y le hice caso. Nos dirigimos hacia
la habitación y cuando llegamos a los pies de la cama, nos hizo girarnos y él
se sentó en la cama y me arrastró a su regazo.
-Eres tan
hermosa- susurró en mi oído antes de besarme detrás de la oreja.
Cerré los
ojos casi por inercia y me mordí el labio inferior para no soltar el gemido que
amenazaba con salir de lo más profundo de mi garganta.
-Eres la
mujer más hermosa y exquisita que jamás podría haber en la tierra- ahora besó
el comienzo de mi columna vertebral y siguió su camino hasta llegar a mi fina
camiseta de tirantes- No quiero volver a verte así nunca más, Bella, me parte
el alma verte así- siguió susurrando- Sé que no hemos tenido tiempo para
ninguno de los dos- dejé de hacer círculos en mi vientre en seco.
¡NO ERA YO
LA ÚNICA QUE SE HABÍA DADO CUENTA DE ESO!
-Y
realmente estoy perdido con todo esto, cariño, no sé qué te pasa, no estás
igual conmigo desde hace semanas y te noto que no estás aquí, que estás lejos
de mí…- cerré los ojos aún más y las lágrimas salieron incontrolablemente- Shh,
no llores más, por Dios- me giró con facilidad y puse mi cara en el hueco de su
cuello, sintiendo el calor emanar de su piel.
Me abrazó
firmemente y me besó en la coronilla.
No sé
cuánto tiempo estuvimos así, pero me estaba quedando hasta dormida de lo
agotada que estaba…
-Bella- me
llamó con suavidad y levantó mi rostro con su mano- Dime, por favor, qué pasa-
sus ojos se perdieron en las profundidades de los míos y me acerqué y lo besé
como si un alcohólico necesitara su toma diaria.
Arremetí
contra su boca con fuerza, haciéndolo gruñir casi al instante.
Sus manos
acariciaron mi espalda y mis piernas, calentándome e incitándome a querer más.
Cuando nos
quedamos sin aire, demasiado pronto para mi gusto, ambos estábamos jadeando,
con nuestras frentes pegadas y mirándonos directamente a los ojos.
-¿Es esto,
Bella?- susurró casi sobre mis labios- ¿Es por esto que estás así?- cerré los
ojos e intenté levantarme de su regazo, ignorando por completo mi fondo sur,
sintiendo mi excitación correr por mis muslos.
Definitivamente,
estaba muy caliente y excitada.
Me impidió
moverme si quiera un centímetro y me abrazó más fuerte, sintiendo cada
centímetro de piel pegarse a mi costado.
Mis ojos ya
no podían echar más lágrimas, por lo que tomé el valor de hablar.
-¿Sabes?-
lo miré directamente a los ojos- No pienses que este numerito es por sexo- sus
ojos se abrieron de golpe y sentí cómo su ceño se fruncía y su boca hacía una
mueca de dolor- ¿Que qué me pasa? Me pasa que no tengo marido desde hace un mes
y medio, me pasa que estoy más gorda que una vaca y no me siento atractiva y
pasa que siento que voy a perderte en cualquier momento- solté de sopetón y mi
hijo dio una patada, que ambos sentimos.
Ahora sí
que intenté zafarme de su agarre, pero, nuevamente, fue en vano.
-No
intentes alejarte de mí- su voz era de enfado total.
Uh.
Me
importaba un verdadero carajo, yo también estaba enfadada.
-No vuelvas
a decir que no eres atractiva y que no tienes marido desde hace un mes y medio-
giró mi cara para que le mirara y cuando quise girarla de nuevo, me apretó el
mentón con firmeza, la justa para no hacerme daño, pero tampoco para poder
moverme- No estás gorda, para mí eres la mujer más hermosa de todas, Bella, que
te entre bien en la cabeza, ahora es normal que hayas aumentado de peso, pero
¡estás embarazada! Joder…- susurró mirándome más profundamente aún- Me duele
saber que piensas eso, te entregué mi corazón y mi vida el día que nos casamos,
por el amor de Dios, ¿no te das cuenta?- abrí mucho los ojos, como si mi mente
se hubiera despejado y ya no hubiera sólo nubes y lluvias, si no, un sol de
verano en su punto álgido.
Tenía razón
y lo peor era que no estaba convencida del todo, pero me había quitado un gran
peso de encima.
-Sé que
querrías que te hubiera hecho el amor…- susurró como si me hubiera leído el
pensamiento- pero bien sabe Dios que no me han faltado ganas…- suspiró como si
llevara una enorme carga y cogió mi cara con ambas manos- No te he hecho el
amor porque no quiero hacerle daño a nuestro hijo, Bella- sus ojos sólo
mostraban amor y sinceridad- No quiero que le pase nada, has tenido un embarazo
difícil y sólo por satisfacer nuestras necesidades, no voy a permitir que corra
ningún riesgo- asentí sabiendo que ése era el punto lógico de esta situación.
Me había
comportado como una completa imbécil insensible.
Lo abracé
como hacía semanas no lo hacía, demostrándole todo mi amor a este hombre, que
era sólo mío y sólo sabía cuidarnos de la mejor manera, a mi hijo y a mí.
-Lo sé y
tienes razón…- comencé a llorar de nuevo y él me apretó más contra su pecho.
-No llores
más, por favor, mi vida- se separó para darme besos encima de las lágrimas que
caían de mis ojos- No puedo verte así, preciosa- me besó la punta de la nariz y
me juré a mí misma que no lloraría nunca más por una idiotez como ésta.
Era yo su
mujer, era yo la que lo volvía completamente loco y era yo la madre de su hijo.
Con esa
frase en mi mente, me relajé por completo en sus brazos, tanto que me quedé
dormida casi sin darme cuenta.
-Te amo-
fue lo último que murmuré antes de caer en los brazos de Morfeo.
-Cariño- escuché a lo lejos y gruñí- Mi vida…-
volvió a susurrar la misma voz y ésta vez estaba más cerca.
-No-
murmuré enfadada y sentí el cosquilleo de una risa en mi cuello.
-Vamos, no
podemos perdernos la boda de Jake…- abrí los ojos de sopetón y los volví a
cerrar por la luz cegadora que entraba por la ventana.
-Oh, cierra
esa persiana, por Dios…- me quejé de nuevo y Edward soltó una carcajada.
-¿Estamos
hoy gruñona?- sentí sus finos labios en los míos y en ese momento, me importo
todo una mierda.
Le cogí la
cara con ambas manos y las pasé por sus mejillas, perfectamente afeitadas, por
sus perfectas patillas, hasta llegar al pelo de su nuca, donde tironeé un poco,
haciéndole gemir.
Sonreí.
-Buenos
días- murmuré antes de abrir los ojos y toparme con esas esmeraldas, las que
estaba segura, vería toda mi vida.
-Hola,
nena- me sonrió torcidamente y me dio un pequeño beso antes de dirigirse hacia
mi vientre.
Me levantó
la camiseta y dejó al descubierto mi enorme barriga.
-Hola,
peque- me besó encima del ombligo- Te faltan sólo dos semanas para nacer y ver
a la mamá más hermosa y dulce de todas- sonreí sin poder evitarlo y parpadeé
antes de quitarle los rebeldes mechones que caían por su frente- Sólo espero
que seas la mitad de precioso que tu mami- me miró con su sonrisa torcida y
besó de nuevo mi vientre y me bajó la camiseta.
-Eres el
hombre más perfecto y guapo de todos- le susurré y agité mis manos para que
viniera hasta mí y me obedeció- Te amo, Edward Cullen- lo abracé y metí mi cara
en su suave cuello.
Sentí que
se hundía la cama a nuestro lado y luego lametones en mis pies, haciéndome
cosquillas.
-¡YUNA!- le
saludé con una risilla tonta por las cosquillas y ella se paró a mi lado y me
lamió el antebrazo- Hola, cariño- ella movió su rabito y Edward se separó de
mí, me dio un beso en la frente y se levantó de la cama.
-Vamos,
Yuna, voy a sacarte a la calle- ahí me di cuenta que llevaba un chándal puesto-
Dúchate, preciosa, Alice estará aquí en veinte minutos- asentí sonriente
mientras veía a mi hombre sacar a Yuna de la habitación.
-Vamos,
nena, te espera una sesión a lo Alice Cullen…- susurré rodando los ojos antes
de levantarme de la cama y dirigirme hacia el baño.
Me duché
con mucha tranquilidad, enjuagando cada mechón de pelo con paciencia. Justo
cuando iba a enjuagarme el cuerpo, entró Edward al baño.
-Nena, mi
hermana ya está aquí-cerré el grifo y salí de la bañera.
Vi cómo
Edward tragó en seco y sonreí complacida antes de coger la toalla de sus manos.
-Gracias,
nene- le guiñé y comencé a secarme el cuerpo.
-Tienes una
piel preciosa- miró mi boca.
-Como
sigamos por ahí, Cullen, vamos a tener un problema- sonrió torcidamente y se
acercó a mí.
-Es que
eres exquisita- me besó ligeramente en los labios.
-Vamos,
chicos, vamos- entró Alice y nos separamos con lentitud- ¿No podéis dejare
estar pegados ni un minuto?- ambos nos giramos en su dirección y pudimos ver
cómo le tapaba los ojos a la pequeña Megan.
Soltamos
una carcajada al ver la cara de asco de Alice.
Alice
estaba realmente espectacular.
Su figura
ya se había recuperado por completo y tenía el pelo más largo, llegándole a los
hombros, pero cada mechón apuntaba en todas direcciones. El vestido de gasa
rosa era sencillamente precioso. Lo había combinado con unos zapatos negros de
un tacón de unos doce centímetros que se ajustaban con correas en sus finos
tobillos.
Le sonreí
-Tú nunca
cambiarás, enana- le dije mirando con sorna a mi sobrina- ¿Cómo está la niña
más guapa de todas?- Megan buscó mi voz y Al le quitó la mano de sus ojitos y
mi sobrina sonrió, soltando una carcajada adorable, levantando sus bracitos
para que la cogiera.
La cogí y
ella me cogió la cara con ambas manos.
-Pero
mírate, ¡estás enorme!- los mellizos soltaron una risotada- Muñeca- le dije
antes de besarle en la frente y hacerle cosquillas en su barriguita.
-Bells, o
empezamos ya o no llegaremos a tiempo- me dijo la enana rompiendo la burbuja
entre Megan y yo.
Rodé los
ojos.
Ella y su
obsesión por la moda.
-Ven
conmigo, princesa- Megan se lanzó enseguida a los brazos de su tío y solté una
risilla.
-Tu sobrina
está enamorada definitivamente de ti- Edward me sonrió de oreja a oreja como si
fuera un niño pequeño.
-Pues vaya
mal gusto que tiene mi hija…- murmuró la enana para buscar a su hermano.
-Ya te
gustaría un yerno como yo, enana- me besó en los labios y luego a su hermana en
la frente y salió con Megan entre risas.
-Vaya dos…-
murmuré con una sonrisa.
-¿Y a ti
qué te pasa?- no se le escapaba una.
-Nada, ¿por
qué?
-Esas
ojeras me dicen otra cosa…- cogió el taburete y lo puso frente al espejo y me
ayudó a sentarme- Sea lo que sea, sólo espero que haya sido una noche de
insomnio cualquiera por tu estado…- murmuró medio amenazante, clavando sus
orbes verdes en los míos.
-Lo es- le
mentí porque no quería hablar del tema y ella pareció satisfecha.
Estuvimos
la siguiente hora entre maquillajes, planchas, cepillos, horquillas y demás.
-Estupenda-
murmuró Al y abrí los ojos, estaba completamente relajada y a gusto.
La imagen
que me dio el espejo me encantó.
Mi pelo
estaba delicadamente recogido hacia un lado, con los bucles, totalmente
peinados y perfectos, cayendo sobre mi hombro izquierdo, llegando hasta debajo
de mi pecho. Tenía el pelo más largo que de costumbre. Mis ojos estaban
maquillados de un dorado brillante, pero sin llegar al exceso, lo suficiente
para que mis ojos marrones destacaran más que de costumbre. Mis pestañas eran
infinitas y mis mejillas tenían el mismo color que mis labios, un rosa palo
encantador.
-Estás
realmente guapa- me dijo la enana y me la miré desde el espejo.
-Gracias,
Al, gracias por hacer esto- ella me sonrió y me abrazó desde atrás.
-Me encanta
destacar tu belleza natural y lo sabes- me aseguró y le sonreí.
Salimos del
baño y me tendió mi ropa interior, que menos mal, habíamos ido pos tercera vez
al centro comercial a por sujetadores nuevos…
Se podría
decir que había aumentado al menos, tres
tallas de pecho.
Me puse el
tanga de seda y encaje rosa, del mismo color que el sujetador. Y cuando estuve lista, Alice ya tenía mi
vestido en sus manos.
-Es
auténticamente una pasada- dijo Alice admirando la tela del vestido que había
elegido Leah para las damas de honor.
Alice,
Rosalie, dos amigas de Leah y yo éramos las damas de honor.
-La verdad
es que tú estás espectacular- le dije con sinceridad y una sonrisa.
-Vaya,
gracias- sonrió radiante- Tú sí que estarás espectacular- me aseguró.
Me ayudó a
ponerme el vestido y me cerró la cremallera sin dificultad.
-Te queda
perfecto- me giró y me miró de arriba abajo- Te faltan los zapatos- y se fue
hacia mi armario.
-¡BELLA!-
gritó una muy enorme y preciosa Rose.
El vestido
le quedaba como un guante a pesar de su abultado vientre.
-¡ROSE!- le
grité en el mismo tono y nos intentamos fundir en una abrazo, pero fue
imposible.
-Oh, por
Dios, parecéis dos luchadores de sumo- la enana maquiavélica soltó una
carcajada.
NO HACE
GRACIA, ALICE CULLEN.
La
taladramos con la mirada.
-Oh, vale,
vale- levantó las manos en su defensa- Estáis preciosas, chicas- ahora su cara
era de total sinceridad- Era una broma- nos aclaró y dejó mis zapatos a un
lado- Os pongáis lo que os pongáis, estaréis perfectas- nos guiñó el ojo y Rose
y yo suspiramos.
Debo decir
que Rose tenía mucha menos barriga que yo.
-No sé lo
que hacer con la ropa…- comenzó Rose- Y estos pies… me están matando…- miré sus
pies y estaban considerablemente hinchados… muy parecidos a los míos.
-Dímelo a
mí, me está entrando depresión…- aseguré yo mirado hacia abajo, bueno… a mi
ombligo en todo caso
¡No me veía
los pies!
-Chicas,
tranquilas, ¿okey?- la enana me ayudó a calzarme esos zapatos que no me los
pondría ni en mi peor día.
Eran
bonitos, pero echaba de menos mis taconazos…
-Os falta
poco ya, estáis en la recta final y es normal que no os veáis ni los pies-
Alice eso no ayuda… pensé- Ya, ya… no os preocupéis, dentro de poco estarán
aquí la pequeña Rose y el pequeño Eddie- rodé los ojos- Y ya os podréis poner
taconazos y escotes hasta el ombligo…
-Ése no es
el verdadero problema…- Rose nos miró a ambas- El problema es que necesito sexo
y sexo fuerte, rudo, bestia…- Rose y sus pensamientos de camionero.
Pero… ¡Si
tú estás igual! Me gritó la hija de puta de mi conciencia.
Las tres soltamos una sonora carcajada y
cogimos los bolsitos y nos fuimos al encuentro de nuestros hombres.
Llegamos a
la iglesia en media hora y ya estaba abarrotada por un sinfín de personas,
charlando animadamente y sonriendo por doquier.
-¿Qué es la
boda del rey?- Emmett y sus cosas…
Todos
reímos.
-Al parecer
nuestra suegrita la ha liado parda…- me dijo Rose al oído y sonreí mientras
asentía.
La verdad
era que Esme había contribuido mucho con esta boda, todas nos sentíamos parte
de esta gran boda y era algo que me encantaba.
-¿Sabes?-
mi hombre me abrazó por detrás y pegó sus labios a mi oído- Estás realmente
hermosa, princesa- me besó en el lóbulo de la oreja y me giró hábilmente.
-Y tú estás
irresistiblemente follable- le susurré para que se enterase sólo él.
Su boca se
torció en mi sonrisa favorita y se acercó a mis labios.
-Ese
término, señora Cullen, es muy depravado…- se puso serio, con esa mirada
condenadamente caliente y yo le sonreí con suficiencia.
-Su cuerpo
y su boquita pecaminosa, me hacen serlo, señor Cullen- le guiñé un ojo y me
volví, dejándolo con la palabra en la boca.
O te matan
o matas, ése era mi lema ahora.
Sentí su
gruñido y sonreí aún más.
Cómo me
gustaba tenerlo a mi merced.
La misa
pasó increíblemente rápido. Todas las damas de honor estábamos al lado de la
preciosa pareja, formando una hilera perfecta.
De vez en
cuando miraba a mi hombre y éste me guiñaba, como el perfecto adonis que era.
Cuando se
escuchó el “si, quiero” por parte de Leah, toda la iglesia se levantó y
aplaudió sonoramente cuando se unieron en matrimonio, sellándolo con un breve
beso.
Pronto nos
encaminamos hacia la celebración, las cual se haría a las afueras de la ciudad
y no nos faltó de nada.
Bailé con
Edward, Emmett, Jazz, Carliste, y con el novio, por supuesto. Ni si quiera
faltaron las chicas, bailamos haciendo un círculos y muertas de la risa. La
comida estuvo exquisita y pronto tuve que ir al baño.
-Tengo unas
ganas de ir al baño…- murmuró Rose- tremendas…- terminó graciosa y yo solté una
risilla.
-Y yo
también- le aseguré y me giré para mirar a Edward- Cariño, voy al baño- le dije
con una sonrisa.
-Te
acompaño- dijo levantándose y me ayudó a hacerlo a mí.
-No te
preocupes, hermoso- le besé en los labios suavemente y él bajó su mano a mi
baja espalda- Ya me acompaña Rose o en realidad, la acompaño yo a ella- Rose
soltó una risilla y Edward nos sonrió torcidamente a ambas mientras negaba
divertido.
-Mujeres…-
murmuró mirando a su hermano y éste asintió seguro.
-Hombres…-
dijo Rose en el mismo tono y comenzamos a reírnos.
Vale…
cualquiera diría que nos habíamos tomado unas copas de más, pero no era la
realidad, la realidad era que nos lo estábamos pasando tan bien que estábamos
locas de diversión.
-Te amo- le
murmuré a mi hombre antes de encaminarme junto con Rose hacia los servicios.
Llegamos en
un santiamén, gracias a una camarera muy simpática y entramos de lleno en él,
casi corriendo por la necesidad enorme.
-Bells-
susurró Rose cuando nos encerramos cada una en su respectivo váter y hacíamos
pis- ¿No te pasa que el bebé te aprieta una barbaridad la vejiga y no puedes
aguantar?
-Claro que
sí, Rose, a todo el mundo, supongo…- sonreí por mi loca amiga- Deja de beber,
Rose- soltó una risotada.
La verdad
era que estábamos eufóricas.
Salí del
baño y esperé a Rose.
-Qué
alivio…- murmuró con los ojos brillantes y yo asentí.
Salimos del
baño y nos encontramos a Emmett a medio camino.
-¡MIS
CHICAS!- gritó eufórico y nos abrazó con sus enormes brazos sin ninguna
dificultad.
-Em…Emmett
res… pi… rar- nos soltó de inmediato y nos dedicó esa sonrisa en las que se
formaban sus dos hoyuelos.
-Ups, lo
siento- me besó sonoramente en la frente y negué divertida.
Nunca
cambiaría.
-Nena,
acompáñame al baño- le dijo a su mujer y ésta pestañeó coquetamente.
-¿Vas a
perderte, quizás?
-Puede que
me violen por ahí…- Rose y yo soltamos una carcajada y la miré.
-Ve con él-
le dije segura y los dos se perdieron por dónde nosotras habíamos andando hacía
tan sólo unos minutos.
Estaba casi
entrando por la puerta de la gigante carpa, cuando una pequeña mano me cogió el
brazo con fuerza e hizo que me tambaleara fuertemente.
-¿Pero qué…?-
susurré agarrándome a lo primero que pillé. Una farola.
Cuando
recuperé el aliento del susto, miré a mi alrededor y justo a mi derecha, a un
metro de mí, se encontraba mi pesadilla hecha realidad.
Mi hijo
pegó una fuerte patada que me provocó más dolor que ninguna otra en todo mi
embarazo.
-Vaya, vaya…
pero si estás hecha una puta foca- la voz maquiavélica no le había cambiado ni
siquiera un poquito y la miré directamente a los ojos.
-¿Qué estás
haciendo aquí?- escupí con ácido en mi voz y su asquerosa sonrisa se extendió
por su perfecto rostro. No me importaba el insulto que acababa de escupir.
-Tantas
preguntas y ninguna respuesta…- de repente, se acercó a mí, en un abrir y cerrar
de ojos, y me tapó la boca con su pequeña mano, haciendo que mi cuerpo se
pusiera en alerta- Como intentes gritar, te mato- sentí algo duro y frío en mi
espalda y ahí lo supe.
Una
pistola.
Tanya y una
pistola.
En mi
garganta se formó un nudo demasiado grande como para si quiera tragar y las
lágrimas se agolparon en mis ojos.
-Anda-
declaró agriamente y me empujó con mucha fuerza, clavándome la maldita pistola
en las costillas.
Éste era mi
fin, lo sentía. Sentía que todo el odio que esta mujer me profesaba alguna vez,
no era nada en comparación con el que sentía ahora.
Mis manos
se dirigieron hacia mi vientre y mi bebé me dio otra fuerte patada, tan fuerte
que trastabillé, provocando que Tanya me empujara sin ningún miramiento.
Casi me
caigo de bruces si no fuera por una mesa que se encontraba al lado de la
fachada de la finca. Ahí me di cuenta que nos alejábamos hacia el bosque que se
encontraba justo detrás del recinto.
Las
lágrimas me impidieron ver nada más, eran gruesas e interminables. Deseaba con
todo mi corazón que mi hijo naciera sano y fuerte, si yo no podría verlo, no importaba,
lo que de verdad importaba era que él tenía que acompañar a su hermoso padre
para siempre.
Que las dos
personas más importantes de mi vida vivieran una vida feliz, aunque fuese en mi
ausencia.
El veneno
de esa mujer detuvo mis pensamientos.
-Puta, si
mi hijo no nació, tampoco lo hará el tuyo- me empujó con tanta fuerza que caí
de rodillas en el duro barro del bosque, haciendo que temblara de dolor en mi
parte abdominal.
Algo no iba
bien y lo presentía.
Un dolor
fuerte y puntiagudo cruzó mi cuerpo con violencia, haciendo que mi cuerpo se
sacudiera sin control.
Mi hijo…
-¡DATE
LA VUELTA!- gritó la muy zorra y yo ya no sabía qué hacer- ¡NO TE LO VOLVERÉ A
REPETIR, PUTA!- volvió a escupir.
Hice
todos mis esfuerzos por girarme sin poder levantarme del suelo y mi cara se
alzó, para mirar a la persona más mala que había conocido en mi vida.
No
podía apreciarla con claridad, ya que las lágrimas no habían cesado si quiera
un momento.
¿Cómo
era posible que tuviera tanto odio y rencor?
-Quiero
verte tu “preciosa” cara cuando mueras- hizo comillas con la mano que tenía
libre, la otra la alzó y apuntó, con la pequeña pistola, hacia mi frente.
Ahí
supe que no vería la carita de mi hijo, que no podía besar su suave piel, que
no podía ver la cara de Edward cuando viera nacer a su hijo, que me perdería
toda su vida y lo peor de todo, era que él no podría nacer.
Solté
el grito más desgarrador que nunca habría soltado jamás y miles de lágrimas
salieron de mis ojos incontroladamente.
Otro
dolor me partió por la mitad y éste era peor que los anteriores.
-
No puedo creer que Edward me dejara por ti, no vales nada, zorra - susurró
Tanya con prepotencia –Pero bueno… no lo tendrás, te lo juré cuando me fui y
ahora lo verás- sonrió maquiavélicamente y abrí mucho los ojos, pudiendo ver,
por el rabillo del ojo, con gran dificultad, que algo o alguien venía hacia
nosotras.
Quería
gritar, chillar, pero nada salía de mi boca, estaba completamente ida, como en
estado de shock, sentía y oía, pero no podía hacer nada más.
Mi
corazón estaba desbocado y mis pulmones ardían por falta de oxígeno, me estaba
costando mucho respirar y lo peor de todo, que mi hijo también. Lo notaba
inquieto, incómodo y yo no podía proporcionarle la comodidad que se merecía mi
pequeño.
Mi
bebé…
-Adiós,
Bellita- empuñó su arma con ambas manos, ajena a todo lo que pasaba en su
espalda.
Y
en un abrir y cerrar de ojos, alguien golpeó a Tanya en la cabeza, haciendo que
cayera violentamente hacia el suelo, delante de mis rodillas. Y la pistola cayó
lejos de su cuerpo, encima de unos matorrales, que se encontraban al lado de mi
débil cuerpo.
Mi
cuerpo tembló incontroladamente y otro fuerte dolor, más intenso que el
anterior, me atravesó la pelvis.
Grité
desgarrada de dolor, tanto físico como emocional.
-Bella…-
susurró con voz débil aquella persona que había salvado mi vida.
Noté
cómo un líquido caliente salía de mis piernas y mojaba mi vestido rápidamente.
-Oh,
Dios mío… ¡SOCORRO! ¡SOCORRO!- fue lo último que escuché antes de sentir unos
fuertes brazos en mi lacio cuerpo y evitar que mi cabeza diera contra el suelo.
Me
sumergí en una profunda oscuridad…
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¡NO ME MATÉIS!
SÉ QUE ME LO MEREZCO... PERO EL FIC NECESITABA UN POCO DE UN ÚLTIMO EMPUJÓN PARA SU PRONTO FINAL ;)
¿QUÉ CREÉIS QUE LES PASARÁ A BELLA Y A SU BEBÉ? ¿QUIÉN SERÁ ESE SALVADOR DESCONOCIDO?
ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO, DE VERDAD.
LES DEDICO EL CAPI A DOS CHICAS QUE SE HAN ATREVIDO A COMENTAR POR FIN! A MI QUERIDA ANALIE Y A LAURA. GRACIAS MIS NIÑAS POR COMENTARME, DE VERDAD QUE ME HA HECHO MUCHÍSIMA ILUSIÓN VER VUESTRA OPINIÓN :D ESPERO VERLA MÁS A MENUDO.
Y A LAS DEMÁS, ¡DEDICADLE 2 MINUTOS A ESTA HUMILDE ESCRITORA! ES LO QUE ME MANTIENE VIVA PARA SEGUIR LEYENDO.
ESPERO QUE ESTÉIS BIEN Y QUE ESPERÉIS CON ANSIA EL PRÓXIMO CAPÍTULO, HASTA ENTONCES NO MORDEROS LAS UÑAS!!! xD xD xD
COMO PODRÉIS COMPROBAR, A INOLVIDABLE LE QUEDA POQUITO...
SÍ... ÉSTE FIC HA SIDO MI PRIMERO Y LE TENGO UN CARIÑO ESPECIAL. SÉ QUE VOY A LLORAR COMO UNA TONTA CUANDO LA PALABRA "FIN" APAREZCA EN SU ÚLTIMO CAPÍTULO, PERO TODO TIENE UN FINAL. Y LO BUENO, ES QUE COMENZARÉ NUEVOS PROYECTOS, QUE HACE MUCHO, TENGO EN MENTE.
NO OS ENTRETENGO MÁS!!
QUE PASÉIS UNA BUENÍSIMA SEMANA.
MUCHOS BESOS Y ABRAZOS,
ROMIINA DALYN.
Romiina q capitulo me dejaste con las ganas de leer mas,eso es lo bueno xq espero con ansias saber q le sucedio a Bella y al bebe,ojala esten bien...tanto q han luchado xq el bebe este bien y viene la maldita de Tanya a complicar las cosas,eso no se vale...
ResponderEliminarxfis no me dejes con las ganas de saber mas...y lastima q ya le falte poco al fic xq es muy bueno!!!...te felicto xq escribes muy bien.cuidate mucho y sabes q voy a seguir comentando en tus fics,saludos!!!
Antes q nada, millones de gracias por animarte a comentar, Laura!! No sabes la alegría y la emoción q me da saber tu opinión. Es mi único apoyo para seguir con esto.
EliminarLa verdad es q si... todo lo q han luchado y ahora viene esa maldita zorra y lo complica todo, pero... ¡DENTRO DE UNOS DÍAS PODREIS SABERLO! Jajaja
Seguramente suba antes porq el capi esta casi acabado, pero quiero publicar antes Mezcla y todo eso.
De nuevo, MILLONES DE GRACIAS POR DEJARME TUS PALABRAS, ASÍ ES UN PLACER ESCRIBIR!
Q tengas un buenisimo día y q pases por aquí pronto ;-)
hola me dejaste en ansias de saber que pasara con bella y el bebe pero bueno te felicito porque me encanta como escribes y se que realmente es dificil hacerlo, que triste que se acabe pero todo debe tener su final. De vez en cuando miraba el blog para saber si habia alguna noticia nueva tuya y cuando vi el capitulo de inolvidable me dio mucha alegria Gracias por volver y llenarnos de estos maravillosos fics. cuidate besos bye
ResponderEliminar¡¡¡HOLA!!!
EliminarMillones de gracias por comentar, cariño, de verdad, que me da una alegría cuando veo un nuevo comentario que no quepo en sí :D
Muchas gracias por seguirme desde hace tanto, sí... estuve ausente un tiempo largo, pero ahora he vuelto para daros todo lo mejor que mi mente pueda daros!
La verdad es q sí, es bastante triste q acabé, es mi primer fic y le tengo un cariño incondicional, pero, como bien dices, todo tiene un final.
Subiré el próximo el domingo seguramente, ya lo tengo casi listo y no quiero dejaros en ascuas por más tiempo.
De nuevo, gracias a ti por hacer mi sueño realidad y por tomarte unos minutos en comentar, q para mí son de oro.
Muchos besos!!