Mis Dios@s del Crepúsculo... ¡GRACIAS!

martes, 26 de junio de 2012

EL AMOR CONTRA TODO


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Capítulo escrito por Romiina.

Capítulo 8: Dudas…

Bella pov.

Estaba profundamente dormida cuando el inoportuno despertador sonó por toda la habitación, provocando que le metiera un manotazo y cayera al suelo en un golpe seco…
Dios… otra vez ese sonidito del demonio no…
Ya habían acabado las vacaciones de navidad y eso me ponía de una tristeza enorme… pero sobretodo ansiedad… ansiedad porque aún no nos conocía nadie en este pueblo…
Hoy sin duda sería el día en que todo el instituto estaría cuchicheando de nosotras en todo momento… seríamos la comidilla de todos…
-Hermanita- mi hermana entró en mi habitación sin siquiera pedir permiso.
-Jo… ¿qué quieres Rosalie?- dije mientras me incorporaba y me refregaba los ojos con rudeza.
-Es lunes Bells, nuestro primer día en el instituto de Froks- me recordó como si fuese la primera ministra y yo gemí- Vamos, tienes que ducharte, vestirte y desayunar, vamos- tiró de la manga de mi pijama y caí de bruces en el suelo.
-¡ROSALIE!- le grité y mi hermana en vez de ayudarme se descojonó de la risa y se dirigió hacia mi armario- Auch- me quejé mientras me tocaba el trasero a la vez que me levantaba.
La miré con los ojos entrecerrados y bufé exasperada a la vez que me encaminaba hacia baño para darme una ducha revitalizante.
Cuando salí del baño no había rastro de mi hermana, pero sí su mano en mi habitación…
Mi cama ya estaba perfectamente hecha y encima de ésta mi ropa de hoy… siempre era lo mismo… creía que al cambiar de ambientes eso cambiaría… pero no… ella sería así hasta el fin de sus días…
Rosalie se levantaba tempranísimo para vestirnos a ella y a mí…
Me puse un conjunto de sujetador y tanga rojo a la vez que miraba el precioso día de sol que hacía, tan poco común en este pueblo tan frío y tan verde…
Cogí la preciosa falda de tablas marrón y la deslicé por mis piernas. Después me puse la camisa roja tan mona con unas bailarinas a juego y me encaminé al baño para maquillarme un poco.
-BELLS- me llamó mi hermana cuando estaba a punto de poner mi gloss en mis labios.
-¡¡Ya voy!!- le grité y seguí a lo mío.
Miré el reloj y me di cuenta que tenía unos escasos cinco minutos para desayunar…
Perfecto…
Edward vendría y yo no estaría lista…
Bajé las escaleras con una sonrisa en mis labios, con la mochila en la espalda mientras tarareaba la última canción de Lady Gaga.
-Hola, mi amor- mi mamá me besó en la mejilla y me tendió un zumo de naranja.
-Hola mami- le sonreí y ella se volvió para servirme mis tortitas preferidas.
-Rose, ¿ha venido Edward?- le susurré y ella dejó su tenedor en el plato d frutas que se estaba comiendo.
-No, ¿debería?
-Si, ayer quedé con él en que me recogería para ir al instituto- mamá me sirvió las tortitas, pero no comí nada…
¿Acaso se había olvidado de mí? ¿Se habría cansado de mí?
Suspiré amargamente y mi hermana me miró con una sonrisa.
-Vamos, llegaremos tarde, seguro que le ha surgido algo- nos despedimos de mamá y de papá que bajaba las escaleras y nos montamos en el BMW de mi hermana.
Mi estado de ánimo cayó considerablemente y ni mis canciones favoritas hicieron sacarme una sonrisa.
-Alegra ése ánimo Bells, seguro que le ha pasado algo y por eso no ha podido venir- me aseguró mi hermana, pero yo no me creía demasiado…
-¿Y si se ha olvidado? ¿Y si se ha cansado de mí?- abracé mi cuerpo en un intento vano por sentirme más segura.
-No digas tonterías, sabes mejor que yo lo mucho que te quiere, vamos, estáis hechos el uno para el otro- me dijo entrando en el instituto y todos, como siempre pasaba en nuestro antiguo instituto, se quedaron mirando el coche de mi hermana, inclusive a ella, con ojos embobados…
El instituto era muy pequeño en comparación con el de Arizona… ése era muchísimo más grande y también más soleado… pero sin duda, no tenía un chico como Edward…
Mi hermana aparcó y nos bajamos del coche, miré hacia nuestro alrededor y todos los chicos nos miraban…
-Rose, nos están mirando- le susurré con un poco de dificultad, ya que mi hermana era más alta que yo y encima con esos tacones… era imposible que llegase a su oído…- Todos…- susurré mirando a los chicos de reojo, siempre era lo mismo… se les caía la baba con mi hermana…
-Lo sé- me sonrió y después puso una mirada fría a todos esos chicos, provocando que la gran mayoría mirase para otro lado.
Si… mi hermana podía ser la chica más dulce y sentimental, pero a las malas… era mejor no meterse con ella, podía ser más fría que el mismísimo hielo…
-Rose- llamó Emmett y a mi hermana se le iluminó la cara.
-Emm- se besaron efusivamente y yo aparté mi mirada de ellos… me hacía muchísimo daño verles de esa manera y yo no estar con Edward…
Podía parecer egoísta, pero era lo que sentía… no podía soportar afectos de cariño cuando yo no los tenía…
-Bells- unos pequeños brazos se enroscaron en mi cuello.
-Hola Alice- dije sin ánimos y ella inmediatamente me giró para poder observar bien mi cara.
-¿Qué te pasa Bella?- dijo preocupada.
-Nada.
-Edward me ha dicho que lo siente, que no te ha podido avisar porque todo ha sido muy repentino- por primera vez mi conciencia prestó atención a las palabras de Alice.
-¿Qué le ha pasado?
-Ha tenido que ir a casa de Victoria a por su libro de biología, al parecer esa tipa hoy no venía al instituto y no podía dárselo- mi ceja estaba alcanzando alturas insospechadas…
-Vaya… ni siquiera me ha llamado- susurré y me acordé de la tal Victoria… ¿Quién sería?
Decidí no preguntar… me parecía que iba a dar una imagen de una novia celosa en toda regla…
-Llegaba tarde Bells, se ha ido sin desayunar si quiera.
-Ahm…- fue lo único que pude decir y en ese momento sonó el timbre.
-¿Vamos?- yo sólo pude asentir…
Edward había ido a casa de esa… tipa y aún no había llegado…
¿Acaso estaba en Seattle?
-Buenos días preciosa- le susurró Jasper a Alice y ésta le sonrió contenta.
Se besaron y por segunda vez consecutiva desvié mi mirada.
-Hola Bella- Emmett me besó en la mejilla y me sonrió.
-Hola Emmett- le dije un poco seria y él me miró negando con la cabeza.
-¿Te ha hecho algo el cabeza de chorlito?- yo no tuve más remedio que reírme por las ocurrencias de Emmett… parecía un niño pequeño en un cuerpo de hombre.
-No te preocupes- esquivé su pregunta como pude y agarré el brazo de Alice- Vamos Alice- la arrastré sin saber a adónde me dirigía… ahora mismo este pequeño instituto me parecía un enorme laberinto…- ¿Se puede saber dónde estamos?- le dije ignorando todas las miradas de todos los alumnos…
-Eso intento decirte desde hace media hora…- rodó los ojos- ¿Se puede saber que te pasa?
-Nada- gruñí y ella me miró con la duda pintada en la cara- ¿Podemos ir a clases, por favor?
-Si- me miró y me cogió de la mano para guiarme a nuestra clase- Bells no te enfades con él, él no tiene la culpa que ésa lo haya llamado hoy….- dijo a la vez que entraba en una clase llena de alumnos y cómo no todos me miraban…
Ah… también tenía su número… la tal Victoria también tenía el número de Edward…
E-S-T-U-P-E-N-D-O
-¿Llamarlo? ¿Acaso le da su número a todas o qué?- no pude evitar preguntar, pero una voz grave interrumpió nuestra conversación…
-Han llegado tarde- oh, si… lo sabemos…- Que no se vuelva a repetir- vaya… al parecer mi primer día de clases sería toda una odisea… miré al hombre canoso que nos había acabado re regañar…
-Señor…
-Anderson, señor Anderson- me miró y me sonrió, yo me ruboricé de inmediato- Usted debe de ser la señorita Swan, ¿verdad?- yo asentí y él sonrió- Bien… póngase con la señorita Cullen y que le explique el contenido de mis clases- asentí y me encaminé con mi pequeña amiga a su habitual asiento.
-De verdad, no seas tonta Bells, Edward te quiere demasiado- me recordó mi pequeña amiga, pero yo la ignoré.
-Señorita Swan- me llamó el profesor y yo presté atención.
Ni siquiera me había sentado y ya estaba llamándome…
Oh, oh… ¿eso era malo, no?
-Dígame.
-Salga a la pizarra- gemí interiormente y miré hacia la pizarra a la vez que dejaba mi mochila en el suelo- Escriba una redacción del tema que quieras en la pizarra, por lo que tengo entendido, mi materia en su anterior instituto es muy adelantada- me sonrió de nuevo, pero yo gemí…
Venga ya… ¿me tenía manía por llegar tarde?
-¿Cuántas palabras, señor Anderson?
-Unas 100 palabras- joder… sin duda me tenía una manía de la leche…
Después de unos quince minutos y escribirle un resumen de mis últimas vacaciones, me senté en mi asiento con un suspiro de alivio, aunque en realidad aún no estaba aliviada en absoluto…
-Lo has hecho genial- susurró Alice y miré al profesor para prestar atención, no me apetecía tener que hacer otra redacción de 100 palabras…
-Muy bien señorita Swan- hizo una pausa y nos miró a todos- Copiad la redacción de la señorita Swan, está perfecta- sonreí por segunda vez en la mañana.
Tocó el timbre a los pocos minutos de que todos mis compañeros copiaran mi redacción y salimos al exterior.
Miré mi horario y mis ojos se iluminaron… La próxima clase la tenía con Edward. Sonreí de nuevo ante este pensamiento.
-Vamos, Bells, te llevaré a biología- mi pequeña amiga me cogió de la mano, por segunda vez en la mañana y yo suspiré por enésima vez
-Muchas gracias Eddie…- escuché una voz nasal delante de mí y levanté mi mirada para ver una escena que hizo que mis vellos se pusieran de punta…
Edward estaba con su adorable sonrisa hablando con una chica… muy guapa por cierto… más bien parecía una modelo… si no fuera por su vestimenta de cualquiera y su excesivo maquillaje…
Celosa… me gritó mi conciencia y yo la callé rápidamente.
No me lo podía creer… ¿qué estaba haciendo con esa zorrona? Porque ese asqueroso “Eddie” no podía ser más coqueto…
Bella… tienes que relajarte… no es bueno que digas esas barbaridades, seguro que es una chica encantadora…
-Joder… ¿qué hace hablando mi hermano con Tanya?- susurró Alice y yo la miré con los ojos muy abiertos…
Antes era Victoria y ahora… ¿Tanya?
Joder… ¿Cuántas admiradoras tenía Edward?
-¿Quién es?- dije envenenada mirando a la tal Tanya con un odio desconocido para mí…
-Es una zorrona que sólo quiere salir con Edward, para que su popularidad aumente…- dijo con odio- Pues la lleva clara… eso no será así, jamás…- dijo contundente y eso me gustó.
-No sé qué hubiera hecho si no hubieras pasado por ahí…- se acercó a él y le plantó un beso en la mejilla, muy cerca de la comisura de sus labios…
La sonrisa se esfumó en sus labios y pasó a ser una mueca de puro odio…
-No me digas Eddie, Tanya, sabes que no me gusta, y por lo del coche da igual, cualquiera lo hubiera hecho…- dijo él tan caballeroso como siempre, pero con una molestia presente y sus ojos se conectaron con los míos al segundo- Bella- me sonrió, pero yo no me moví de mi lugar…
Edward avanzó hacia mí, ante la mirada furiosa de Tanya hacia mi persona y yo retrocedí involuntariamente.
-Buenos días preciosa- hizo el amago de besarme, pero yo desvié mi boca y sus labios rozaron mi mejilla- Bella, ¿estás enfadada?- no lo escuché, mi cuerpo lo ignoró completamente y me alejé más de él- Bella, por favor, tienes que escucharme.
-Y tu tendrías que haberme llamado y no lo has hecho- lo miré con dolor.
-Edward- le llamó Alice, al fin había intervenido…- ¿Qué carajos haces hablando con Tanya? No es nada ético…- dijo muy enfadada y Edward rodó los ojos…
Yo miraba la conversación como en un partido de tenis, pero siempre a una distancia prudente del que se hacía llamar mi “novio”.
-Oh, vamos Alice, no empieces- me miró y me sonrió, yo lo ignoré completamente- Cuando volvía de casa de Victoria- mi estómago de revolvió involuntariamente…- Me encontré a Tanya en la carretera con su coche estropeado- miré a Alice y su ceño se relajó notablemente- Eso le intentaba explicar a mi novia- me miró y supe que había escuchado bastante…
-Nos vemos luego Alice.  
Avancé y me encontré con la desagradable presencia de la tal Tanya en mi camino. Su repugnante olor me dio de lleno en la nariz, produciéndome arcadas.
-Apártate- la empujé y escuché su asquerosa voz quejarse detrás de mí…
Que le diese consuelo su “Eddie”…
Entré en la clase de biología y saludé a mi nuevo profesor de biología.
-Buenos días- le saludé y me puse enfrente de su mesa.
-Buenos días- me sonrió- Tú debes de ser la señorita Isabella Swan- yo asentí- Yo soy su profesor de biología, el señor Banner- volví a asentir- Bien, póngase en el lugar que quiera.
-Se pondrá conmigo- escuché la voz aterciopelada del hombre al que amaba…
Al instante llegó a mí el delicioso aroma de Edward, tan varonil y dulce a la vez…
Lo miré y reprimí todas las cosas tan desagradables que tenía que decirle, me dirigí hacia un asiento vacío al lado derecho de la clase, sin mirar hacia atrás.
-Bella, por favor- no había notado que me había seguido de cerca… su mano se pegó a mi brazo, pero yo lo sacudí liberándome de ella- Tienes que escucharme- su voz mostraba dolor, me rompía el alma verle así…
-Y tú deberías de haberme llamado y no lo has hecho- repetí la frase que se me estaba haciendo tan amarga…
-Señor Cullen, siéntese por favor- dijo el señor Banner y yo bajé la mirada avergonzada…
Edward bajó su mirada y pude verle por el rabillo del ojo muy triste…
Dios… ¿por qué era tan difícil?
Edward ni siquiera se sentó a mi lado, simplemente se fue hacia el fondo de la clase y se sentó solo, apartado de todos y de todo…

Edward pov.

Me levanté recordando el maravilloso día de ayer…
Mis padres y Bella se cayeron perfectamente, tal como suponía, lo cual me hizo que estuviera completamente feliz.
Y después fuimos a un parque que estaba completamente solo, nos tendimos en la suave hierba y nos besamos como si nuestra vida dependiera de ello…
Era simplemente maravillosa…
Bella era perfecta para mí y nunca por nada ni nadie nos separaríamos. Hoy la recogería para ir al instituto, hoy sería el primero de muchos días…
Me dirigí hacia el baño para ducharme y estuve listo en diez minutos.
Bajé las escaleras y me encontré a mi preciosa hermana aún en pijama.
-Buenos días Ali- le besé en la mejilla y ella me sonrió.
-Buenos días Edward- me abrazó y se fue con su andar elegante escaleras arriba.
Seguí mi camino hacia la cocina y decidí mandarle un mensaje a Bella.
-Buenos días cariño- me saludó mamá cuando ya llevaba medio mensaje escrito.
-Buenos días mamá- le sonreí y le besé en ambas mejillas.
El delicioso aroma de tortitas con sirope de chocolate inundó mis fosas nasales, cerrando los ojos y aspirando fuertemente.
-Vamos o se enfriarán- mi madre me dejó un plato rebosante de tortitas, pero las dejé un momento para terminarle de escribir el mensaje a Bella.
Estaba mandándole un mensaje a Bella cuando un número desconocido llamó a mi móvil…
Normalmente no lo hubiera cogido, pero estaba a punto de darle a enviar y descolgó solo…
-¿Eddie?- una voz melosa se escuchó por el otro lado del teléfono…
-¿Quién eres?
-Soy Vicky, ¿no te acuerdas de mí?
Victoria… claro que me acordaba de ella… tenía mi libro de biología…
Normalmente no se lo hubiera dejado si no me lo hubiera pedido como un perrito abandonado para hacer un trabajo, accedí y se lo dejé el día que nos dieron las vacaciones de Navidad, lo que no sabía era para qué me estaba llamando…
-Dime Victoria- mi voz sonó dura.
-Eddie, estoy enferma- tosió y yo puse cara de asco…
-Primero que todo no me llames Eddie- dije con voz fría y ella soltó un suspiro- Y segundo, ¿qué puedo hacer yo?- dije diciéndole lo más obvio.
-Nada cariño, nada- joder… si que era pesada esta tía…- Es que tengo tu libro y dudo mucho que hoy puedas avanzar sin él…-
Mi novia estaba en la misma clase que yo y seguramente nos pondríamos en la misma mesa, así que podía prescindir de él.
-No te preocupes, dámelo mañana cuando vuelvas al instituto- dije a punto de colgar, pero su voz chillona me lo impidió…
-No, no creo que pueda ir en días…- hizo una pausa- Quiero que vengas a recogerlo ahora, si quieres tenerlo esta semana, claro…- su voz no mostraba la menor pena…
Joder… ¿y ahora que se supone que haría yo?
Miré el reloj y vi que eran las ocho en punto de la mañana… joder… entrábamos a las ocho y media e ir a casa de Victoria me suponía media hora, quince minutos de ida y quince de vuelta… sin contar que el camino hacia el instituto me llevaría diez minutos… pero mi libro no se podía quedar con ella, ¿cómo estudiaría? No quería que Bella tuviera que soportarme también en sus horas de estudio, no es que fuera una molestia, más bien todo lo contrario, pero dudaba mucho que pudiera concentrarme con su cercanía, así que accedí…
-Vale, Victoria, ahora voy para allá.
-¡Bien!- dijo demasiado entusiasmada y yo rodé los ojos a la vez que colgaba.
-Hijo, ¿qué pasa?- mi madre se acercó y yo intenté sonreírle.
-Que le dejé a una compañera el libro de biología y está enferma y no me lo puede dar hoy.
-Bueno… ¿y qué problema hay?
-Que tengo que ir a buscarlo ahora y he quedado con Bella para recogerla en su casa y llevarla al instituto- mi madre puso cara de sorpresa, pero después sonrió.
-No te preocupes, dile a tu hermana lo que pasa y que se lo diga.
-Buena idea mamá- me levanté cogiendo una tortita para el camino y le di un beso en la mejilla a modo de despedida.
-Edward, ¿adónde vas?- mi hermana estaba perfectamente vestida y tenía su mochila en el hombro y la mía en sus pequeñas manos…
No se le escapaba ni una.
-Ali, tienes que hacerme un favor- cogí la maleta de las manos de mi hermana y la miré- Tengo que ir a casa de Victoria- la mueca de mi hermana se hizo latente- Tiene mi libro y tengo que ir a recogerlo, pero he quedado con Bella para recogerla en su casa y llevarla al instituto, pero no me va a dar tiempo- ella asintió- Dile que lo siento, Ali, no tengo tiempo, después nos vemos- le besé rápidamente y corrí hacia el Volvo.
Quince minutos después estaba en casa de Victoria.
-Buenos días Eddie- joder… ¿era sorda?
Me dio un beso en la mejilla y me sonrió.
-Buenos días, Victoria, tengo prisa- le recordé, pero ella no parecía inmutarse…
-Tranquilo, pasa, está encima de la mesa- pasé lo más rápido que mi educación me permitió y me giré para encararla.
-Victoria, no tengo tiempo- le rugí y ella se sobresaltó.
-Claro, el libro…- susurró y fue hacia lo que supuse sería el salón y me lo entregó con recelo.
-Gracias, espero que te mejores- le dije por cortesía y me encaminé de nuevo hacia mi Volvo, pero su mano me lo impidió a mitad de camino…
-Quizás me pondría mejor con tu compañía, Eddie…- intentó rozar la piel de mi pecho, pero la esquivé.
-Una pena Victoria, una pena…- abrí la puerta de la casa y bajé los escalones con rapidez.
-No te creas- chilló, pero yo no me volví- En poco tiempo vendrás a mí para poder consolarte…- fue lo que escuché antes de subirme al Volvo, pero no le di importancia… eso jamás pasaría…
Veinte minutos después, con los nervios a flor de piel por Bella, ella no se merecía que yo no la hubiera recogido, pero ella lo entendería, tenía que hacerlo… estaba a punto de girar para entrar en la calle que daba a mi instituto cuando un coche en doble fila me distrajo…
El capó estaba subido, pero al parecer el conductor no tenía ni idea de mecánica… en otras circunstancias lo habría ayudado, pero ahora tenía demasiada prisa…
-¡¡EDDIE!!- escuché una voz chillona y miré en su dirección…
No, por favor… no podía ser ella…
Paré el coche delante suya y vino hacia mí.
-¿Qué pasa Tanya?- le dije asqueadoy ella sonrió.
-Me he quedado totalmente tirada Eddie, no sé qué hacer…- dijo sin la menos pizca de preocupación y se acercó a la ventanilla del Volvo, provocando que su repugnante perfume se colara por todo el cubículo del coche…
-Pues… ¿llamar a una grúa?
-Si, pero me han dicho que tardará una hora Eddie…- como me volviera a llamar Eddie juro por Dios que le arrancaría su asquerosa boca.
-No me llames Eddie, Tanya- rugí y ella sonrió más ampliamente- Tengo prisa, bastante he tenido esta mañana- esto último lo susurré más para mí que para ella.
-No te preocupes, son las nueve menos cuarto, no creo que nos dé tiempo de entrar a primera hora…
J-O-D-E-R… ¿Las nueve menos cuarto ya?
Pero por un lado tenía razón, había dicho toda la verdad, no nos dejarían entrar a primera hora y será muy descortés no ayudarla en esta situación…
-Está bien…- su mirada de iluminó- Te ayudaré- me bajé del Volvo y ella se enganchó a mi brazo automáticamente… yo me zafé de su agarre disimuladamente y su mirada se endureció…
Que se joda… siempre era igual con todos los tíos…
Lo primero que miré fue el nivel del aceite y cómo me temía estaba totalmente seco…
-Tanya… ¿cuándo fue la última vez que miraste los niveles de aceite?- ella me miró con una asquerosa sonrisa coqueta.
-Pues… nunca…- abrí mucho los ojos… ¿cómo carajo podía conducir esta tía?- Verás… el que se encargaba de eso era Tyler…- dijo sin una pizca de pena y ahora lo entendí todo…
Claro… todos sus amantes eran los encargados de echarle todos los líquidos posibles… sonreí ante mis ocurrencias…
-Vaya… pues más te vale que los mires tú, o te quedarás tirada muy a menudo- ella sonrió.
-Para eso tengo un amigo tan especial como tú…- acarició mi brazo con los dedos y la miré con atención.
-Tanya tendrás que buscarte a otro…- hice una pausa- ¿Tienes aceite?
-No- sonrió y yo la miré incrédulo, no sé si me había dicho ése “no” por lo primero o por lo segundo… sencillamente me daba igual…
-Joder… como sigamos así no llegaremos nunca al instituto- ella sonrió de manera perversa, pero la ignoré…
Me dirigí hacia el maletero del Volvo y cogí el bote de aceite que tenía, menos mal que siempre estaba bien provisto de todo…
Lo eché en el depósito del coche de Tanya y se lo llené hasta la marca.
-Está listo, intenta arrancarlo- ella se dirigió hacia el asiento del conductor son su típico andar felino…
El coche arrancó a la primera y yo suspiré de alivio…
Tanya se bajó de coche y se abalanzó hacia mí.
-Gracias Eddie- me besó en la mejilla y yo me separé de ella son disimulo.
-De nada, ya hablamos- me subí al Volvo y arranqué con rapidez.
-Si, ahora hablamos- se subió rápidamente a su coche y yo emprendí mi camino.
Miré el reloj del coche y eran las 9 en punto…
Bien… al menos llegaría temprano para la segunda clase y para ver a mi preciosa novia, sonreí ante este pensamieto.
Aparqué con habilidad y rapidez y me bajé de la misma forma.
-Espera Eddie- joder… era pesada esta tía… ¿qué pasa que todas las de su grupito eran iguales o qué?
Yo como el caballero que soy la esperé y fuimos juntos hacia la oficina de la señora Cope.
-Buenos días señora Cope- le saludé y la mujer me sonrió, pero cuando vio mi acompañante hizo una mueca de desagrado.
-Buenos días señor Cullen, Denali…- dijo esto último sin mirarla.
-Nos hemos retrasado y por eso venimos tarde.
-Lo comprendo- dijo con voz amable- Es su primera vez señor Cullen, trate de que no se vuelva a repetir- yo asentí y luego miró por primera vez a Tanya- Señorita Denali, esta es una de sus muchas veces, me temo que tendrá que hablar con el director…
Yo decidí intervenir, de todas formas, ésta vez no había sido su culpa… al menos en parte…
-Señora Cope, esta vez no ha sido su culpa, verá- le sonreí y la pobre mujer se ruborizó…- Su coche le dejó tirada a medio camino y tuve que hacer de mecánico- la mujer sonrió- Por eso hemos llegado tarde- le sonreí y su cara se puso aún más roja.
-Si es así hoy no pasará nada- su mirada pasó a Tanya- Pero si vuelve a ocurrir de nuevo, tendrá que hablar con el director.
-Si, claro…- dijo Tanya sin ningún remordimiento y yo la miré con furia, ella sólo me dedicó una sonrisa.
-Muchas gracias señora Cope.
-De nada hijo- me sonrió y yo le devolví la sonrisa.
Firmamos nuestro parte de retraso y salimos de la oficina de la señora Cope.
-Me voy, que te vaya bien Tanya- emprendí mi camino, pero de nuevo su mano me lo impidió.
-Espera, te acompaño- dijo con una sonrisa.
-No hace falta, gracias.
-Insisto…
Si… era muy insistente…
Avanzamos por los pasillos vacíos y llegamos a la puerta de mi clase de biología, en ese momento sonó el timbre.
Al fin…
Sólo tenía ganas de ver a mi ángel.
-Muchas gracias Eddie…- yo le sonreí cortésmente, la verdad es que ya estaba feliz porque pronto vería a Bella- No sé qué hubiera hecho si no hubieras pasado por ahí…- se acercó a mí y sin previo aviso me besó en la mejilla, yo la miré con odio…
-No me digas Eddie, Tanya, sabes que no me gusta, y por lo del coche da igual, cualquiera lo hubiera hecho…- dije tan caballeroso como pude y mis ojos se conectaron con la mirada más preciosa de todas… ese marrón chocolate que me volvía loco…- Bella- le sonreí, pero ella parecía estar estática en su lugar…
Avancé hacia ella, pero Bella retrocedió…
Miré su cara y ésta estaba totalmente molesta…
¿Tanto le había molestado que no la hubiera recogido?
Pues claro imbécil, gritó mi conciencia… aun así me acerqué a ella.
-Buenos días preciosa- intenté besarle en los labios, pero ella esquivó mis labios y le besé en la mejilla- Bella, ¿estás enfadada?- no me contestó, en vez de eso avanzó hacia delante, pasando de mí…- Bella, por favor, tienes que escucharme- le dije agarrándole del brazo suavemente.
-Y tú tendrías que haberme llamado y no lo has hecho- su voz mostraba dolor y a mí se me rompió el corazón.
-Edward- me llamó mi hermana molesta- ¿Qué carajos haces hablando con Tanya? No es nada ético…- molesta no… estaba enfadada de cojones y yo rodé los ojos…
Tanya era insoportable… si, un poco irritante, pero no se merecía ese odio por parte de ella…
-Oh, vamos Alice, no empieces- miré a mi preciosa novia y le sonreí, pero ella no parecía percatarse de nada… si… estaba bastante enfadada- Cuando volvía de casa de Victoria- dije mientras miraba a mi hermana- Me encontré a Tanya en la carretera con su coche estropeado- el ceño de mi hermana se relajó notablemente- Eso le intentaba explicar a mi novia- le miré y ella pareció poner una mueca de dolor.
-Nos vemos luego Alice. 
Avanzó con su precioso andar y miró a Tanya con odio…
-Apártate- la empujó y Tanya comenzó a quejarse…
-Será estúpida…- su mano frotó su brazo y si fueran otras circunstancias me hubiera reído, pero ahora no…- Eddie no puede ser más mal educada…- dijo cuando pasé por su lado y mi ira iba en aumento…
-No me vuelvas a llamar Eddie- la agarré del brazo fuertemente y ella se quejó, pero me dio igual…- Ahora esfúmate- la empujé y sentí a mi hermana en mi espalda.
-La has cagado Edward, la has cagado…- dijo mientras pasaba por mi lado mirando a Tanya con mucho odio, demasiado…
-Ya me buscarás…- susurró Tanya, pero yo ni siquiera le presté atención… ya que entré en clase de biología enseguida.
Bella estaba hablando con el profesor Banner y no pude evitar mirarla de arriba abajo embelesado… Tenía que decir que estaba deliciosa enfadada… a pesar de su sonrisa amable, que le dedicaba al profesor y no a mí, estaba más guapa que de costumbre y eso hizo que mi corazón diera un vuelco.
Pues claro que no te sonríe capullo… la has cagado…, gritó mi conciencia y yo me arrepentí de haber accedido a recoger mi libro de biología…
-Buenos días- el profesor Banner le sonrió demasiado cariñoso para la situación… mi garganta gruñó incontroladamente- Tú debes de ser la señorita Isabella Swan- ella asentió- Yo soy su profesor de biología, el señor Banner- volvió a asentir- Bien, póngase en el lugar que quiera.
-Se pondrá conmigo- le dije demandante y Bella siquiera me miró, avanzó hacia el lado derecho de la clase y se sentó en el primer lugar libre que encontró.
-Bella, por favor- puse mi mano en su brazo, pero ella lo sacudió… no quería que la tocara ni que estuviera cerca de ella… mi corazón dio otra vuelco, pero esta vez de dolor…- Tienes que escucharme- mi voz estaba opacada por el dolor…
-Y tú deberías de haberme llamado y no lo has hecho- repitió y yo bajé la mirada, totalmente avergonzado y triste…
Esto no podía estar pasándome a mí… justo cuando iba a decirle que la amaba, que la amaba con toda mi alma, porque de eso sí que estaba totalmente seguro y que todo el mundo lo supiera, la voz del señor Banner me interrumpió…
-Señor Cullen, siéntese por favor- yo sólo pude asentir.
Me encaminé hacia el fondo de la clase para sentarme solo, ante la atenta mirada de mis compañeros… me daba absolutamente igual…
Las siguientes clases se me hicieron como un infierno…
Bella salió de biología como alma que lleva el diablo y yo no pude más que seguirla en silencio…
Ahora era la hora de la comida y me prometí no dejarlo pasar, tenía que decirle lo importante que era para mí, la amaba joder…
-Bella- la llamé, pero ella no me hizo caso, siguió su camino hacia la cafetería…
El pasillo estaba totalmente desierto, ya que todos los alumnos estaban almorzando en la cafetería, todos menos nosotros dos… que nos habíamos quedado presentando un trabajo…
-Bella- apresuré mi paso y la agarré de su delicado brazo, siempre con dulzura- Por favor- su mirada subió hasta encontrarse con la mía.
-¿Qué quieres Edward?- su voz mostraba dolor, mucho dolor, era la tercera vez que la escuchaba hablarme directamente a mí en toda la mañana y ésta había sido la más dolorosa…
-Por favor, tienes que escucharme…- la abracé, aunque ella intentó zafarse, pero al cabo de los segundos sus brazos se enrollaron en mi cintura, sintiendo todo el calor de su cuerpo…- Bella…- me separé un poco de ella y sus ojos estaban cristalinos… No… eso sí que no lo permitiría…- Mi amor- le limpié las lágrimas que bajaban por sus preciosas mejillas y le sonreí- Yo te amo- le confesé y sus ojos se abrieron como platos- Te amo más que a mi propia vida, Bella, no sé qué haría sin ti…- susurré con voz dolida y ella cogió mi barbilla y me miró directamente a los ojos.
-Yo también te amo- me sonrió y pegó sus labios a los míos, en un beso suave, sin prisas, sintiendo todo el amor del otro y yo no podía estar más feliz…
-Mi vida, te amo, te amo…- le susurré y ella me dedicó una preciosa sonrisa- Perdóname, te juro que será la primera y última vez que derramarás una lágrima por mí, te lo juro- ella asintió y uní nuestros labios de nuevo.
A pesar de estar tan bien con ella ahora, gracias a Dios, tenía que contarle lo que había pasado.
-Bella- la llamé y ella me miró- Esta mañana me llamó Victoria, una compañera de biología- le aclaré y ella me animó a seguir- Para decirme que tenía que recoger mi libro de biología, ya que esta semana no vendría al instituto porque estaba enferma- ella asintió- Eran las ocho de la mañana cuando me llamó y vive un poco lejos- ella volvió a asentir- Se me hizo tarde mi amor, y después cuando estaba a punto de llegar, me encontré a Tanya con el coche estropeado- ella abrió mucho los ojos- Al parecer esa tía no cuida el coche y no le había echado aceite y no arrancaba…
La parte de “No te creas… en poco tiempo vendrás a mí para consolarte…” y “Ya me buscarás” la obvié… simplemente no le daría importancia a esas palabras porque jamás sería posible, además de que no quería que Bella se pelease con nadie y encima por una idiotez…
-No me gustan esas dos…- susurró- Ni la tal Victoria, a pesar de que no la he visto, ni la tal Tanya… no te puedes imaginar con la cara de odio que me ha mirado Tanya cuando te has acercado a mí…- puso una mueca de enfado que me resultó muy graciosa, pero ahora no podía reírme.
-Eso es que están envidiosas porque eres preciosa- me sonrió y me acerqué a ella para besarla. Para mi sorpresa, ella accedió a unir nuestros labios y pude deleitarme con sus dulces y suaves labios.
-No quiero que vuelva a pasar Edward, sé que no ha sido culpa tuya, pero me he sentido fatal…- bajó su mirada- He pensado… he pensado…- una lágrima se deslizó por su preciosa mejilla.
-Bella, no llores por favor- levanté su barbilla y le limpié la lágrima con el pulgar- ¿En qué has pensado?- me estaba temiendo lo peor…
-En que estarías con otra… que quizás te habrías olvidado de mí…- un precioso rubor se extendió por su hermosa cara.
-Jamás podría hacerlo mi vida, te amo- le besé y ella enroscó sus brazos en mi cuello, haciendo el beso más profundo.
De una cosa estaba seguro, jamás me separaría de Bella, por nada ni por nadie.
Siempre estaría a su lado…




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