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Capítulo 18: Eres toda una tentación.
Bella pov.
-¡Jake!- corrí
hacia mi amigo con cuidado cogiendo la cola del vestido.
-¡Bella!
Llegué hasta él y
nos fundimos en un cariñoso abrazo.
-Me alegro tanto
de que hayas venido- le susurré con lágrimas en los ojos, sinceramente desde
hacía unos meses no sabía nada de él, ni una llamada ni un sólo mensaje...
Sabía que estaba
asimilando todo lo que estaba pasando en mi vida, ya que se había encontrado
con la enana y le había contado todo lo mío con Edward...
-¿Por qué no
vendría? Seré el padrino de tu bebé- me tocó el vientre- Si es que me dejáis-
me separó de su cuerpo para sonreírme como él sólo sabía hacerlo.
-Claro, claro que
si- nos fundimos en un nuevo abrazo- Pensaba que te molestaría estar presente
mientras Edward y yo estamos juntos- le dije apretando el cuello de su camisa.
-Claro que no,
preciosa- me separó de nuevo para mirarme a los ojos- Ya he superado lo
nuestro, además no podrías soportarme, soy mejor que tú- me dijo con la sonrisa
más maravillosa que le había visto jamás. Yo le golpeé en el brazo suavemente y
soltamos una sonora carcajada.
-Eres imposible.
-Si, pero aun así
me quieres- me guiñó un ojo y yo le sonreí- Tengo que presentarte a mi futura
esposa- me dijo cogiéndome totalmente por sorpresa.
-¿Tu futura
esposa?- alcé una ceja con sorpresa, ¿cuándo la había conocido?
-Si, me dirás que
estoy loco, pero la verdad la conozco desde que nací- me dijo como si fuera obvio-
Es Leah.
Yo sólo pude
abrazarle con toda la alegría del mundo.
-Te felicito,
sabía que vosotros dos terminaríais juntos al final- le sonreí y él me devolvió
la sonrisa, dejando ver sus relucientes dientes.
Leah era una
chica de la reserva, que por lo visto odiaba a Jake, no la conocía en persona,
pero mi amigo había hablad bastante de ella.
-¿Cómo se
encuentra mi hermosa esposa?- me dijo Edward mientras me cogía por la cintura y
me besaba debajo de la oreja, estremeciéndome por completo.
-Perfectamente ahora
que estás aquí- le dije poniendo mis manos encima de las suyas.
-Leah, ven- llamó
Jake a una chica muy morena bastante guapa.
-Hola- nos
saludó.
-Leah, ella es
Bella- me señaló- Bella, esta es Leah.
Leah se acercó y
nos dimos dos besos en la mejilla.
-Encantada, eres
muy guapa- le dije con una sonrisa, sin ni siquiera soltarme de Edward,
necesitaba su calor.
-Igualmente y
gracias, tu eres preciosa- me dijo sinceramente.
-Gracias.
Hablamos de todo
en particular, Jake estrechó a Leah en sus brazos y no la soltó jamás, al igual
que yo con Edward.
Me alegraba de
todo corazón, al fin mi amigo encontraba a alguien que verdaderamente lo quería
y lo merecía.
Comenzamos a
sentarnos en los asientos del "improvisado" salón, aunque tenía de
todo menos de improvisado...
En el centro se
encontraba la enorme tarta, con dos figurillas idénticas a Edward y yo encima.
¿Cómo había conseguido la enana dos figurillas exactamente igual a nosotros? La
palabra era Alice Cullen, no había nada que no consiguiera...
Además de la
enorme figura de hielo que hacía de fuente, que era un enorme cisne elevando
sus alas hacia el cielo, simplemente hermoso.
Las mesas estaban
perfectamente colocadas meticulosamente en las zonas indicadas, con manteles
bordados en tonos marfiles y las sillas envueltas en una fina seda marfil con
un lazo de color burdeos para rematar la decoración. En el centro de las mesas
descansaba un jarrón repleto de rosas rojas y blancas, haciendo un contraste
exquisito.
Era perfecto.
-Bella, mi amor,
¿qué tal estas?- me dijo Esme besándome en la mejilla.
-Feliz es la
palabra que más se le acerca- miré a Edward y éste me sonrió torcidamente.
-Las bodas
alegran a todo el mundo- dijo la enana dando saltitos a pesar de su enorme
barriga.
Todos le sonreímos
feliz mientras nos sentábamos. Por supuesto, Edward y yo presidiendo la mesa y
los demás sentándose con sus respectivas parejas. Todos esperaron a que los
novios nos sentáramos para ellos seguirnos.
El catering
comenzó su tarea y pronto todas las mesas se llenaron del menú elegido por
Alice y Esme.
Si... porque ni
siquiera el menú me habían dejado elegir, según ellas todo era una sorpresa,
pero no me extrañó el fantástico menú que habían elegido, tenían un gusto
exquisito.
-Felicidades- nos
susurró un camarero y nosotros asentimos con la cabeza.
De primero cóctel
de marisco, absolutamente riquísimo.
-Voy al baño-
dijo Rosalie levantándose con la elegancia que la caracterizaba y todos los
hombres, incluso mujeres, se voltearon en su dirección, sinceramente Rosalie
estaba rompedora y elegante con ese vestido.
-Voy a
acompañarla, aquí hay más lobo suelto de lo esperado- dijo Emmett de mal humor
y todos soltamos una sonora carcajada.
-Eso te pasa por
casarte con la perfección en mujer- le dije mirándolo con burla y sinceridad.
Ahora le tocaba a él probar un poco de su propia medicina.
Todos en la mesa
estallaron en carcajadas.
-Vaya, la boda te
ha hecho tener un humor espléndido- dijo furioso levantándose de la silla para
ir detrás de Rose y todos volvimos a estallar en sonoras carcajadas.
-Bella, gracias,
necesitaba esa contestación- dijo Jasper cuando se hubo tranquilizado.
-Preciosa- me
susurró Edward muy cerca del oído, estremeciéndome por completo- Siendo
sinceros, eres tú la que estás captando la mirada de todos, tú sí que eres
perfecta- me besó el cuello con disimulo y tuve que ahogar un gemido. Edward se
dio cuenta y sonrió, haciendo que su aliento chocara contra mi piel- Y eres
toda una tentación, no veo el momento de quitarte ese vestido y hacerte mía
hasta el amanecer.
Ahora sí que tuve
que reprimir un gemido, sentía calor, muchísima calor y parecía que Edward lo
disfrutaba…
-Vamos, deseo
bailar con mi esposa- dijo cogiéndome de la mano y nos levantamos. Comenzamos a
andar y todos los invitados se levantaron de repente.
En ese momento
comenzó a sonar el famoso vals y Edward me cogió por la cintura y yo
automáticamente puse mi mano en su hombro. Unimos nuestras manos y conectamos
nuestras miradas.
Parecía que el
tiempo se había congelado y sólo existíamos él y yo, nuestras miradas nunca se
dejaron y lentamente fuimos acortando la pequeña distancia para que nuestros
labios se rozaran lentamente, sin prisas. El deseo que había sentido hacía unos
minutos había pasado a puro amor.
-Te amo- le
susurré posando mis labios en los suyos y él afianzó más su agarre en mi
cintura.
-Yo sí que te
amo, me has hecho el hombre más feliz del mundo señora Cullen- volvió a besarme
y esta vez algo choco contra nosotros.
-Tortolitos hace
ya como diez minutos que el vals ha terminado- dijo Emmett bailando con Rose.
-Cállate “osito”-
le dije burlándome de él y Edward y Rose soltaron una sonora carcajada. Yo
sonreí feliz y Emmett se lo tomó totalmente a broma, ahora sí que había vuelto
nuestro Emmett.
-Eddie pórtate
bien esta noche, que aunque tengas vía libre para abusar de la pobre Bella, eso
no significa que la tengas que pervertir- dijo haciéndose el gracioso,
provocando que Rose le diera un golpe en la nuca- “Auch”-Yo simplemente volví a
la carga…
-¿Quién sabe
“Emmie”? Quizás sea yo la que quiera pervertir a nuestro Eddie- le dije
mirándolo de soslayo, dándome cuenta que él y Rose se había quedado con la boca
abierta y miré directamente a Edward, que me miraba con deseo. Yo le sonreí con
picardía.
-Joder… pues sí
que se ha espabilado nuestra Bells…- dijo alejándose con Rose, sobándose la
nuca por el golpe de Rose.
Edward y yo nos
miramos y soltamos una sonora carcajada.
-Quiero
pervertirme contigo- me dijo Edward cuando se hubo tranquilizado y se acercó
más a mí, sintiendo todo el calor que emanaba su cuerpo, Dios…
-Edward…- gemí
bajito, la sensibilidad que estaba experimentando mi cuerpo me estaba jugando
malas pasadas…
-¿Interrumpo?-
sonó la voz de Jake.
-S…- no lo dejé
terminar, tenía que separarme de él en este momento, si no me tiraría encima de
él en este momento…
-Claro que no
Jake- dije separándome de Edward y lo miré suplicante, él me dedicó su sonrisa
torcida, estaba malditamente sexy…
Joder…
-¿Me permites?-
dijo Jake haciendo el amago de coger mi mano para bailar.
-Por supuesto- le
sonreí aceptando su mano.
-Cuídala- le dijo
Edward a Jake y éste asintió- Le debo un baile a Rosalie- dijo sonriendo
mientras de alejaba de nosotros.
-Bueno, ¿qué tal
se está portando contigo?- me dijo Jake agarrando mi cintura con suavidad, yo
puse mi cara en su pecho, sintiendo todo el calor de su cuerpo.
-¿Te parece que
se esté portando mal conmigo?- le dije separándome de él un instante para
mirarlo a los ojos.
-Bueno, ya sabes
que no puedo evitar preguntar, sé que jamás diría esto, pero Edward es un buen
tío- me sonrió y volvió a poner mi cara en su pecho.
-Si, tengo mucha
suerte de estar con él Jake, siento que sin él no podría vivir- me apreté más
aún a él sintiendo la amenaza de mis lágrimas por salir…
-Ey, no te pongas
así, simplemente quería preguntar si eras feliz, eres muy importante para mí
Bells- miré hacia arriba, encontrándome con su perfecta sonrisa.
-Gracias- le besé
en la mejilla y volví a poner mi cara en su pecho- La verdad que ha merecido la
pena estar todos estos años sin él para ahora tenerlo para siempre.
-Bueno, si lo
miras de ese modo tienes razón, pero aun así no dejáis de ser unos cabezones
los dos.
-Entonces me
alegro de ser cabezona- sonreí y él también lo hizo, pues su enorme pecho se sacudió
ligeramente.
-Bella quería
pedirte algo- me separé de él inmediatamente, su voz era preocupada, ¿le
pasaría algo?- Shh, tranquila, no es nada malo, simplemente estoy preocupado…
-¿Preocupado?-
dije con sorpresa- ¿Qué pasa Jake?
-No es nada malo,
pero aun así no puedo dejar de preocuparme.
-¡¡Dios, Jacob
Black!!- estaba fuera de mis casillas, ¿estaba preocupado y se andaba con
rodeos?
-Shh, Bella, no
grites o no dejaran de mirarnos- bajó la cabeza avergonzado y miré a mi
alrededor y me ruboricé bastante…
Todos y cuando
digo, todos, eran todos…
Cada invitado que
se encontraba al lado nuestro y no tan al lado, nos miraban con caras
sorprendidas, aunque pude distinguir algunas caras divertidas…
Miré a mi hermoso
esposo y éste se encontraba bailando con Leah.
Nuestras miradas
se conectaron y él sólo pudo sonreírme de lado y yo un tanto ruborizada se la
devolví.
-Jake vamos a
sentarnos- le dije poniendo mi mejor cara de niña buena a todos los presentes…
y cogí su mano para que avanzara conmigo.
-Claro…
Avanzamos hacia
la mesa más cercana y al parecer todos los invitados volvieron a lo que estaban
haciendo antes de que yo gritara como una posesa…
Qué vergüenza…
-Bells la has
liado- dijo Jake y estuve a punto de darle una colleja, si no fuera porque
había personas al lado nuestro… Tanta compañía de Alice y Rose me estaban
pasando factura…
-Jacob Black será
mejor que desembuches- dije bajito para que sólo él se enterase. Puse observar
cómo tragaba en seco.
-Madre mía… qué
carácter, no sé cómo E…- por mi cara, se calló lo siguiente que iba a decir.
Hice un amago con mi mano para que prosiguiera y él asintió levemente- Me voy a
casar con Leah- soltó de repente sin anestesia y yo no me pude alegrar más.
-Oh, Jake,
felicidades- le abracé con todo el amor y cariño que sentía por él, lo quería
muchísimo y jamás dejaría de ser mi amigo.
-Gracias- me
sonrió.
-Entonces, ¿por
qué estás preocupado?
-Pues verás…
necesito que me ayudes con los preparativos y sobretodo a elegir mi traje, no
tengo ni idea Bells- ver la cara de mi amigo derrotado al ser tan enorme no
tenía precio… Me largué a reír por varios minutos… -No tiene gracia Bells,
pensaba que me ayudarías…- dijo tocándose la nuca.
Edward pov.
Estaba bailando
con Leah, después de que mi cuñada fuera secuestrada literalmente por mi
hermano.
-Bueno y ¿qué tal
te trata el bruto de Jacob?- le dije a Leah sin apartar la mirada de mi esposa.
Nunca me cansaría de mirarla…
Dios… era tan
hermosa y perfecta…
Su sonrisa
iluminaba todo el lugar, haciéndola parecer una diosa.
Estaba charlando
animadamente con Jacob mientras bailaban al son de la música y cómo me alegraba
que estuvieran juntos.
Ellos se conocían
desde hacía muchísimo tiempo y me encantaba verla feliz al lado de los que la
querían con todo el corazón. La verdad era que antes no me hacía ni pizca de
gracia verla con Jacob, los celos me carcomían, pero ahora sabía que ellos dos
tan sólo mantenían una amistad, muy fuerte por cierto, y distinta a los demás.
Aun así estaba feliz por ellos.
-¿Edward?- Leah
cortó el hilo de mis pensamientos y por primera vez la miré.
-¿Si?
-Haber… estamos
en el planeta tierra, más concretamente en tu boda- dijo con una sonrisa
graciosa. Yo sólo pude sonreírle- Se nota que os amáis demasiado, no dejes que
nada ni nadie os separe- me dijo con toda sinceridad.
-Eso es lo que
tenía pensado el resto de mi vida- le dije con total sinceridad y amor en mis
palabras.
De repente,
escuché la voz de mi ángel gritar…
-¡¡Dios, Jacob
Black!!- dijo muy enfadada, ¿qué era lo que le pasaba? ¿Le dolería algo?
Me dispuse a
caminar hacia ella, pero una mano femenina me detuvo.
-No te preocupes,
seguro que Jake la ha sacado de sus casillas y no querrás que lo pague contigo,
¿verdad?- me dijo Leah.
-¿Cómo lo sabes?-
le dije sin mirarla, centrando toda mi atención en mi esposa.
Qué bien sonaba
eso de mi esposa…
Mi ángel me miró
muy ruborizada y yo sólo pude sonreírle con su sonrisa favorita. Ella me
devolvió la sonrisa y le murmuró algo a Jake y le cogió de la mano para salir
de la pista de baile y sentarse con él para charlar…
Las hormonas del
embarazo estaban cada vez más presentes…
-¿Lo ves?- dijo
Leah sabia.
-Bueno… pensaba
que le pasaba algo y…- cortó mi intento de excusa.
-Edward, no
quiero entrometerme, pero veo que eres muy sobreprotector con ella- me miró con
sus grandes ojos azabaches- Tienes que controlar esos impulsos o te veré muy
mal dentro de unos meses, cuando las hormonas del embarazo estén en todo su
esplendor- dijo acertando de lleno.
-Creo que tienes
razón, pero es que no puedo evitarlo- bajé mi mirada avergonzado.
-Ey, no te pongas
así, les suele pasar a todos los hombres, aunque tú eres un poco exagerado- la
miré y me sonrió.
-Lo sé.
-Pero bueno, creo
que cambiarás cuando tengáis la primera pelea fuerte- me dijo palmeándome el
hombro- Ha sido un placer bailar contigo, voy a tomarme algo, ¿vienes?
-No, gracias, iré
a ver a mi esposa- le sonreí y ella me devolvió la sonrisa alejándose de mí.
Cuando estaba a
tan sólo dos escasos metros de mi razón de existir, oí su inconfundible risa,
era música para mis oídos.
-No tiene gracia
Bells, pensaba que me ayudarías…- dijo Jake tocándose la nuca avergonzado.
-¿Cuál es el
chiste Jacob?- dije mirando a mi amor y ella enseguida se levantó y me estrechó
en sus brazos- Vaya, si hubiera sabido que tenías tantas ganas de estar cerca
de mí, habría venido antes- le dije besándole el tope de su cabeza.
-Tonto- me
susurró subiendo su cabeza para mirarme a los labios- Te amo tanto- dijo antes
de posar sus suaves labios en los míos. Yo la estreché más a mí y le respondí
gustosamente el beso.
Nos separamos
cuando el aire nos empezó a faltar y fue ahí cuando nos dimos cuenta que Jacob
estaba presente.
-Oh, por favor,
no os cortéis- dijo con ironía.
-Jake…- gruñó mi
esposa y yo me reí de la actitud de Jacob. Tragó en seco al ver a esposa
enfadada- Y claro que te ayudaré- le dijo sin dejar de mirarme con esos ojos
que me volvían loco.
-Gra… gracias-
dijo levantándose- Iré a buscar a mi futura esposa- dijo con una sonrisa.
-Procura tratarla
bien o te las verás conmigo- dijo mi esposa dirigiendo su mirada a mis labios.
Esa mirada había sido putamente sexy y no veía el momento para arrancarle ese
vestido y hacerla mía…
-Maldito
carácter… joder, no sé cómo coño la aguantas- me susurró Jacob para que mi
esposa no se enterase, pero fracasó estrepitosamente…
-Jacob te cuento
uno para que corras- dijo sin molestarse a mirarlo. Jacob ni siquiera se
molesto en responderle, salió disparado con la poca dignidad que le quedaba y
yo no pude evitar reír- ¿Y tú de qué te ríes?- dijo con voz divertida.
-De que espantes
a todos para estar contigo- la besé hambriento de ella y ella dejó escapar un
gemido que acallé con mi boca.
Tenía que
separarme de ella de inmediato o el pequeño Eddie saldría a relucir en
cualquier momento…
-Te amo- le
susurré mientras la abrazaba- ¿Estás cansada?
-No.
-Me alegro, no
creo que vayas a dormir esta noche- le dije con voz sensual cerca de su oído,
estremeciéndola por completo.
-¿Eso es una
sugerencia doctor Cullen?
-Eso es una
sugerencia para toda la vida señora Cullen- le dije volviendo de nuevo a sus
labios.
-Me gusta- dijo
uniendo de nuevo nuestros labios.
No sé cuánto
tiempo pasó, pero comenzó a llenar el ambiente una canción muy sugerente y ahí
supe que erala hora de la famosa “liga”…
¿Cómo podría
quitarle la liga sin que el pequeño Eddie se despertase?
No podía permitir
eso, sería bochornoso, por no decir la cara que pondría Bella… ya estaría muy
ruborizada como para que yo también la avergonzara aun más.
Todo el salón se
apagó de repente y sólo me iluminaba a mí. Bella había desaparecido de mi lado
y cuando estuve a punto de llegar a la locura, la luz enfocó hacia una figura
que estaba delante de mí.
Era, era ella…
Dios mío… ¿por
qué me haces eso?
Bella tenía su
pierna derecha encima de una silla, exponiendo su suave piel de crema delante
de mí sin ningún tipo de pudor. Tenía varias ligas, todas del mismo color,
haciéndola aún más sexy…La fina seda del vestido caía como una cascada sobre su
piel, haciéndola parecer una auténtica diosa y ya ni qué decir cómo le quedaban
esos zapatos…
Hacía que sus
piernas estuvieran más esbeltas y sexys…
Y ni que hablar
de su cara… Me miraba con picardía y travesura, dejando sus labios
entreabiertos y sus manos acariciando su cintura.
J-O-D-E-R
Los silbidos no
se hicieron esperar y yo avancé hacia ella con paso decidido, quería tenerla
cerca, más bien necesitaba tenerla cerca…
Comencé a
acariciar sus brazos expuestos y ella cerró los ojos ate mi toque… Mi orgullo
no podía estar más arriba…
Le acaricié hasta
las puntas de sus dedos y comencé a arrodillarme ante ella. Mis ojos jamás la
dejaron y mis manos se fueron directamente hasta esa tela de encaje que me
estaba volviendo completamente loco…
Primero acaricié
su muslo, provocando que un dulce gemido saliese de sus labios, gracias a Dios
que estábamos bastante lejos de todos los invitados… Después acerqué mi boca
hasta la diminuta tela y la enganché entre mis dientes, su mirada era puro
fuego, sus ojos marrones estaban casi negros de puro deseo.
J-O-D-E-R de
nuevo…
Fui bajando la
tela lentamente, torturándola a ella y torturándome a mí…
Cuando se la
quité completamente, la cogí entre mis manos y la acerqué hasta mi nariz,
oliendo su dulce aroma, esta mujer sería mi muerte en este mismo momento.
Gemí bajito,
controlándome y ella sonrió sexymente.
Lancé la dichosa
prenda hacia el público sin mirar y me acerqué de nuevo a ella, así hasta
quitarle diez ligas…
Diez putas ligas
que me estaban matando poco a poco…
La última decidí
quedármela y la guardé en mi pantalón. Ayudé a mi esposa a bajase de la silla y
todo el salón estalló en sonoros aplausos.
Se encendieron
todas las luces y poco a poco fueron viniendo todos los invitados para
felicitarnos por tan maravillosa actuación.
-Joder, creo que
haremos un cuarteto pronto- me dijo Rose mirándonos con lujuria en sus ojos.
Madre mía… sí que
la habíamos liado bien…
-Rose…- dijo
Bella avergonzada agarrando mi mano.
-No te avergüences,
has estado mortalmente sexy- dijo besando las mejillas de mi esposa- Uff, qué
calor…- dijo mirando a Emmett.
-Vamos- dijo
Emmett con tono sugerente cogiendo la mano de su esposa- Eddie veo que te has
espabilado rápido- me palmeó el hombro- No le des fuerte a Bells, no se vaya a
desmontar- dijo alejándose de nosotros y miré a Bella.
-No te preocupes
Em, seré buena- le gritó para que se pudiese enterar y el gilipollas de mi
hermano sonrió como un niño pequeño.
-Me encanta que
hables así- le susurré.
-Pues verás esta
noche- dijo pellizcándome en el culo.
…
-Habéis estado
increíble- dijo la enana dando saltitos.
-Joder, vaya
espectáculo…- dijo Jasper.
-Gracias, chicos-
dijo Bella abrazándoles.
-Bells, vamos,
hay que cambiarte- dijo la enana cogiendo la mano de mi esposa.
-¿Ya?
-Si, vamos, ¿no
querréis perder el avión, verdad?
-No, claro que
no- me miró y me sonrió- Estaré contigo en unos minutos, te amo mi vida- me
besó en los labios y se alejó con mi hermana y mi madre.
Si, porque
nuestra luna de miel sería fuera de aquí, más concretamente en una isla
paradisiaca, que mi papá le había regalado a mamá.
Era una sorpresa
y Bella, a pesar de bombardearme con preguntas durante todo este mes, no sabía
ni sospechaba absolutamente nada. La idea había sido de mamá, decía que a Bella
le encantaría y yo no lo dudé en ningún instante.
-Vamos tío, le
prometí a Alice que te acompañaría a tu habitación para coger las maletas
mientras tú te cambiabas.
Asentí y nos
dirigimos hacia mi habitación.
Bella pov.
-Ali, ¿no estás
cansada?
-Bueno… un poco,
pero nada que no pueda soportar aún- me dijo mientras me cepillaba mi pelo.
-No sé cómo
puedes soportar tanto con esta enorme barriga- le dije acariciándole su enorme
barriguita con mucho amor.
-Costumbre, Bells-
dijo dejando el cepillo encima de la cama y sacando un precioso vestido marfil
muy veraniego.
-¿Dónde iremos,
Ali? Vamos dímelo, si vas a hacerme poner ese vestido es que hace calor allí,
¿no?- dijo haciendo mi mejor puchero.
-Si, hará calor y
será lo único que te diga- dijo sin soltar prenda- Vamos, levántate que no
tenemos toda la noche.
Hice lo que me
dijo y me ayudó a sacar el vestido de mi cuerpo.
-Necesito una
ducha- dije sintiendo mi cuerpo pegajoso por el sudor que me había provocado la
actuación tan caliente que había tenido con Edward.
-Sabía que dirías
eso- dijo muy contenta- Tu ropa interior está lista en el baño, es exactamente
igual a la que llevas.
-¿Có… cómo…?- me
cortó.
-Parece que no me
conoces Bells, anda ve a ducharte mientras yo termino de preparar tus maletas.
Me dirigí hacia
el baño y me duché rápidamente. Mi cuerpo me lo agradeció relajando mis
músculos por completo.
La caliente
actuación de Edward me había dejado más tensa de lo normal… Lo necesitaba más
que nunca.
Me puse el
precioso conjunto de encaje y salí del baño, encontrándome con una Esme
sonriente.
-Estás preciosa,
hija- se acercó a mí y me besó en ambas mejillas- Te ayudaré a ponerte este
hermoso vestido- dijo cogiendo el vestido que descansaba en la silla.
Me lo puso con un
cuidado extremo y la delicada tela me acariciaba la piel. Me llegaba hasta
encima de las rodillas y el escote era en forma de pico con las tirantas en
forma de barco, simplemente perfecto. Y lo que más me gustó fue el escote en
pico que tenía en la espalda, que me llegaba hasta el nacimiento de mi trasero.
Haciéndome ver sexy.
-Ahora sí que
estás preciosa- me volvió a besar Esme y Rose y Alice entraron en la
habitación.
-Dios mío Bells,
te queda mejor de lo que esperaba- dijo Alice mirándome maravillada.
-Bells estás
perfecta, pero te falta algo- me dijo mirándome de arriba abajo- Aparte de los
zapatos, claro- dijo pensativa- Te haré una trenza al lado para que el escote
de la espalda se te vea a la perfección.
-Si, me parece
estupendo- dijo Alice sacando del armario una caja de zapatos.
Me senté en la
silla que hoy era mi compañera de cambios y dejé que Rose me tocara el pelo
suavemente para hacerme una despeinada trenza, sin parecer formal, pero a la
vez con un toque elegante.
-Me encanta- le
dije mirando el reflejo del espejo maravillada.
-Y más te gustara
esto- dijo Alice tendiéndome la caja de zapatos, que ponía “Prada” en púrpura.
-¿Prada? Alice no
puedo aceptarlo, son carísimos y…
-Nada de eso- me
cortó- Por favor, tienes que aceptarlo Bells, es lo menos que te mereces por
hacer a mi hermano tan feliz- me hizo su mejor cara de cachorrito degollado y
asentí a regañadientes.
Abrí la caja y
los zapatos más bonitos, después de los de mi boda, por supuesto, se presentaban
ante mí.
Eran unas
sandalias de tacón, por supuesto, que se ataban al tobillo formando un precioso
lazo encima de mi empeine. Eran completamente rojas.
-Dios mío…-
susurré cuando Rose me las puso con mucho cuidado- Son perfectas.
-A mi hermanito
le dará un infarto cuando te vea- dijo Alice sonriéndome.
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