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MEZCLA DE SENTIMIENTOS.
Disclaimer: Casi todos los personajes pertenecen a la maravillosa escritora S. Meyer. Yo sólo juego con ellos y hago lo que mi imaginación me dicta.
Raiting: M
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¿Qué pasaría si tuvieras la oportunidad de amar a dos personas a la vez? ¿Y si esas dos personas te corresponden?
Capítulo 1: Conociéndonos.
Raiting: M
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¿Qué pasaría si tuvieras la oportunidad de amar a dos personas a la vez? ¿Y si esas dos personas te corresponden?
Capítulo 1: Conociéndonos.
Emmett pov.
Había mucho ruido en casa, no sabía el por qué,
pero seguro que era obra de Alice...
Estaba intentando volver a dormirme cuando un
pequeño torbellino entró en mi habitación y se subió encima de la cama.
Alice...
-Emmett, Emmett, levántate, es tarde- me dijo muy
emocionada y quitándome las mantas de encima de mí.
-Oye, quítate, quiero dormir- le dije cogiendo
las mantas de nuevo. Yo tenía mucha más fuerza que ella, pues era dos años
mayor que ella y mi cuerpo era enorme en comparación con la enana...
-De eso nada Emmett Cullen...- Alice se estaba
enfadando y eso no era nada bueno- Ahora mismo moverás tu enorme trasero de esa
cama y te ducharás, cuando salgas tendrás tu ropa lista encima de tu cama y no
quiero reproches- dijo dirigiéndose hacia el armario.
-Estás muy mandona hoy- le dije desperezándome y
sintiendo un frío horrible fuera de mi calentita cama.
-No me hagas enfadar Emmett Cullen- siempre usaba
nuestro apellido para imponer...- Que aunque yo sólo tenga seis años y tú
nueve, sé lo que te conviene- fue lo último que dijo antes de adentrarse en mi
enorme armario.
Suspiré y me dirigí hacia el baño para poder
ducharme. Acabé en pocos minutos y salí hacia mi habitación.
Efectivamente, como había dicho la enana, un
conjunto de ropa se encontraba encima de la cama, ¿cómo lo hacía todo tan
deprisa?
Me vestí con el conjunto “ideal” según Alice, la
verdad me gustaba que lo hiciera, así me ahorraba yo buscar la ropa y encima
sabía cada uno de mis gustos, era mi hermanita, aunque a veces era
insoportable, la adoraba.
Bajé hacia el piso inferior y todo estaba muy
cambiado, a decir verdad estaba perfectamente decorado, mamá era única, ya
sabía de dónde había sacado el gusto Alice.
-Mamá- le dije acercándome a ella- ¿Por qué está
el salón lleno de globos y pancartas?
-Emmett, hoy celebramos la llegada de una nueva
familia, serán nuestros vecinos- me dijo dándome un beso en la mejilla y
cogiéndome una mano para llevarme a la cocina- Seguro que tienes hambre, ¿no es
así?
-Si mami, tengo mucha hambre- le dije sentándome
en una silla.
En ese momento llegó mi hermano Edward, el gemelo
de Alice, se sentó a mi lado y ni siquiera nos saludó... Siempre estaba en su
mundo...
-Edward, ¿qué pasa mi amor?- le dijo mamá tocando
su frente.
-Nada, la pesada de Alice me ha despertado y
tengo mucho sueño- le dijo enfurruñado.
-No te preocupes, hoy lo pasaréis genial, además
vendrá Rosalie- dijo mamá mirándome con una sonrisa, sabía lo mucho que me
gustaba esa niña rubia de ojos azules, era preciosa. Aunque mamá supiera que me
gustaba Rosalie, me daba mucha vergüenza y me puse muy colorado.
-Emmett, ¿por qué estás tan colorado?- dijo Alice
entrando con pequeños saltitos, se la veía feliz y estaba muy guapa.
-Por... por nada- le dije disimulando.
-Porque va a venir Rosalie- intervino mi querido
hermano Edward, ¿Por qué lo tenía que decir?
-Así que Rosalie...- la enana ya estaba ideando
cosas- Hacéis una bonita pareja, además no para de preguntarme por ti cada vez
que viene a casa- dijo Alice cogiéndome totalmente por sorpresa...
-Niños a desayunar, os dejaré un momento mientras
que me cambio de ropa, tenemos que ir al supermercado a comprar varias cosas-
dijo mamá saliendo de la cocina. Alice se sentó también con nosotros y
desayunamos en medio de los parloteos de Alice.
Hablaba sobre una niña nueva que vendría, supuse
que pertenecería a la familia nueva que mamá me había dicho antes.
-Es muy guapa Edward y se llama Bella- le dijo mi
hermana para animarle.
-Muy bien- dijo muy seco...
-¿Tú ya la has visto Alice?- le pregunté yo.
-Si, ayer mismo la conocí, tiene tu edad y es muy
simpática- dijo con mucha emoción- Seremos grandes amigas- Alice era la bruja
de la casa, si decía algo, pasaba de verdad, era alucinante...
Terminamos de desayunar y mi hermana recogió
todos nuestro platos, le ordenó a Edward que se vistiera con lo que estaba
encima de su cama y yo me fui a jugar a los videojuegos. No me dio tiempo si
quiera a encender la consola, cuando mamá anunciaba que nos teníamos que ir al
supermercado. Qué fastidio...
Compramos de todo, chuches, patatas, más globos y
lo que más me gustó fue la gigante piñata llena de caramelos que había escogido
Alice, era perfecta para golpearla y que cayeran todos los caramelos, ahí se
demostraría que el más fuerte de la casa era yo.
Llegamos a casa dos horas más tarde y mamá nos
preparó la comida.
Papá llegó y los tres fuimos a saludarle con
besos y abrazos, era mi papi y lo quería mucho.
Comimos todos juntos y cada uno se fue a hacer
sus cosas, Alice fue a pintarse las uñas a su cuarto y a maquillarse, no la
entendía... pero eran cosas de chicas, Edward se fue a su gran piano y comenzó
a tocar la canción de mamá, ella la adoraba y yo encendí la consola y jugué por
horas. Me encantaba jugar a los videojuegos.
-Emmett apaga eso que quiero poner música- dijo
Alice muy deprisa.
-Espera, estoy en medio de una partida- le dije
intentando ver a través de su pequeño cuerpo, pues estaba justo enfrente de la
televisión.
-De eso nada, llegarán en cualquier momento y
necesitamos que la casa tenga ambiente.
-Por favor, espera unos minutos- le supliqué.
-Lo siento Emmett, mi paciencia se ha terminado-
dicho esto apagó la consola y me dejó con la boca abierta.
-Alice Cullen más te vale correr si no quieres
morir- le dije soltando el mando en el sofá y corriendo hacia ella.
-Mamá, mamá- decía Alice corriendo hacia la
cocina.
-¿Qué pasa chicos?- dijo mamá sin mirarnos, pues
estaba pendiente a la comida que estaba cocinando.
-Emmett quiere pelear.
-Emmett pórtate bien con tu hermana.
-Pero mamá, estaba jugando a la consola y ella me
la ha apagado diciendo que quería poner música- le dije cansado de las
jugarretas de la enana.
-Alice pídele disculpas a tu hermano y Emmett
mañana jugarás, los invitados llegarán en cualquier momento y no queremos que
digan “que casa más sosa”, ¿verdad?- me dijo mamá con mucha dulzura y yo
asentí.
-Está bien...
-Emmett perdóname, pero es que eres irritante.
-Pues anda que tú...- le dije saliendo de la
cocina- Por cierto estás muy guapa enana- le dije olvidándome de todo el enfado
que tenía hacia ella, no podía estar enfadado con ella por más de dos minutos.
-Gracias hermanito- me dijo abrazándome- Tú
también estás muy guapo, verás como Rosalie te lo dice- en mi cara se implantó
una sonrisa tonta.
En ese momento, el timbre de casa sonó,
anunciando la llegada de los invitados. Papá abrió la puerta y comenzó a entrar
muchas personas, entre ellas distinguí una preciosa cabellera rubia muy larga y
ahí supe que Rosalie había llegado, pero mi mirada no terminó ahí, mis ojos se
fijaron en otra cabellera castaña con reflejos rojizos, que estaba justo al
lado de Rosalie, estaban conversando animadamente las dos, me fijé mejor y era
la niña más bonita que había visto nunca, además de Rosalie.
Era delgada y su cara en forma de corazón la
hacía verse adorable, sus ojos eran marrones, pero eran los más expresivos que
había visto jamás y su pequeña nariz era perfecta y ni que hablar de su boca...
Estaban frente a mí las dos niñas más bonitas de todo el mundo, una rubia
y otra morena. Tan distintas y a la vez tan hermosas...
Edward pov.
Estaba en mi habitación aburrido, sin nada que
hacer, ya me había cansado de tocar el piano...
Estaba muy triste. Que me despertara Alice no era
el motivo, el motivo era algo mucho peor, me gustaba la misma niña que a mi
hermano Emmett, Rosalie era la niña más bonita que había visto nunca. Su larga
cabellera rubia adornaba ese precioso rostro de ángel, sus ojos azules eran tan
grandes y expresivos que daban miedo sólo de mirarlos y su linda boca rosada
era toda una preciosidad.
Estaba completamente enamorado desde el día que
la había visto y encima estaba en mi clase, pues tenía mi misma edad.
Sólo lo sabía Alice, ella era mi gemela y siempre
sabíamos lo que pensábamos el uno del otro, me prometió me jamás se lo diría a
nadie y sabía que sería así, mi hermanita no diría nada. Ella me aconsejaba que
intentara olvidarme de ella, que Rosalie estaba enamorada de Emmett, pero por
más que lo intentaba no podía.
En ese momento alguien abrió la puerta y sin
siquiera mirar sabía que era Alice, su aroma era inconfundible.
-Edward, ¿qué pasa?- me dijo acostándose a mi
lado y poniéndose de lado para mirarme directamente a la cara.
-Lo de siempre Alice, no puedo olvidarme de ella,
juro que lo intento pero es imposible- le dije al borde de las lágrimas,
delante de mi hermana me daba igual llorar, pero delante de Emmett no, me diría
marica.
-Edward no puedes seguir así, yo sé que es duro,
tú sabes que yo estoy en la misma situación que tú- Si, porque a Alice le
gustaba Jasper, pero éste al parecer sólo tenía ojos para Irina, una chica muy
guapa también de nuestra clase. Pues Jasper y Rosalie eran gemelos al igual que
nosotros y todos teníamos la misma edad- Pero hay que luchar, algún día
estaremos juntos, ya lo verás- me animó un poco- Y ahora bajaremos a la fiesta,
nos divertiremos y conocerás a la chica nueva, ¿quién sabe? Quizás te guste...-
me dijo con una preciosa sonrisa.
-Gracias Alice- le dije abrazándole, siempre me
levantaba el ánimo- Estás muy guapa y si Jasper no se da cuenta es que es un
tonto- ella me sonrió y yo le devolví al sonrisa. Bajamos los dos juntos
cogidos de la mano y el salón estaba repleto de personas.
En el centro se encontraba la gran piñata, con
golosinas dentro y que estaba lista por ser golpeada, seguro la rompería mi
hermano Emmett, era un bruto... En el lado izquierdo estaban todos los mayores
y en el derecho se encontraban los niños de mi edad y de la edad de Emmett.
Alice se adelantó con mi mano cogida con la suya
y choqué con un pequeño cuerpecito.
-Lo siento- dije subiendo mi mirada a una cara de
ángel. Su cara era en forma de corazón, sus ojos eran marrones y muy expresivos
y su largo cabello era castaño con unos reflejos rojizos preciosos, sus puntas
terminaban en suaves ondulaciones. Su boca era casi perfecta, pues su labio
inferior era más grueso que el superior. Era guapísima.
-¡Bella!- dijo mi hermana acercándose a ella para
abrazarla, la tal Bella estaba completamente roja y dijo un tímido “hola”. Mi
hermana se había dado cuenta que los dos nos estábamos mirando desde que nos
habíamos visto y como siempre intervino en el momento exacto- Bella, éste es mi
hermano Edward- dijo señalándome a mí- Edward, esta es Bella- dijo señalándole
a ella.
-En...encantada- dijo tímidamente y me ofreció su
mano. Su piel era la piel más suave que había tocado nunca.
-Encantado- le dije besando su mano dulcemente y
ella se sonrojó aún más. Me encantaba verla ruborizada, se veía adorable.
-Chicos, vamos con los demás a jugar- dijo Alice
tirando de los dos hacia donde estaban todos los niños.
Emmett se encontraba jugando a los videojuegos
como siempre y Rosalie estaba a su lado, animándole felizmente... Yo me moría
de rabia.
-Bella- dijo Rosalie acercándose a ella y
besándole en las mejillas.
-¿Os conocéis?- preguntó mi hermana incrédula al
igual que todos, incluso Emmett había dejado de jugar...
-Claro que si, no conocimos ayer, cuando su mamá hizo un rico pastel para
Jasper y para mí- dijo Rosalie con una preciosa sonrisa, qué bonita era...
Emmett pov.
Estaba expectante a esta nueva chica, cuanto más
la mirabas, más te gustaba. Era muy, muy tímida, pero al igual encantadora.
-Hola Bella- se acercó Jasper y le besó su
mejilla.
-Hola Jasper- dijo y su voz era como la de los
ángeles, suave y tranquilizadora, era preciosa.
Después de eso todos se fueron sentando a mi
lado. A mi lado izquierdo se encontraba mi hermosa Rosalie, junto a ella,
Edward. A mi lado derecho estaba la preciosa Bella, al lado de ésta mi
hermanita Alice y a su lado Jasper y al lado de éste Irina. Todos estábamos
pendientes al juego, hasta que una hermosa voz nos interrumpió...
-¿Pue...puedo jugar con...contigo?- dijo Bella
ruborizándose y yo estaba muy contento.
-Claro que si, pero, ¿sabes jugar?- le pregunté
dudoso.
-Claro que si, los juegos de coches son mi
pasión- me dijo con una tierna sonrisa.
Jugamos y extrañamente me ganó, no lo podía
creer...
-Ja, Emmett Cullen, te han derrotado y nada más y
nada menos que una niña, eres un marica- me decía mi hermano burlándose de mí,
miré a Bella y ella me miraba con una sonrisa burlona. No lo pude soportar y le
reté de nuevo.
-Te reto a una nueva carrera Bella Swan- mientras
yo jugaba, todos le habían preguntado cómo se apellidaba y ahora sí nos
conocíamos todos a la perfección, parecía mágico el poco tiempo que nos había
llevado conocerla a pesar de su timidez, era una chica encantadora. Nos
habíamos hecho amigos en poco tiempo.
-Muy bien, Emmett Cullen- me dijo con más
confianza cada vez, poco a poco su timidez quedaba fuera y eso me gustaba.
Así pasamos las horas hasta que me ganó cinco
veces más y mi hombría quedó por los suelos... Ahora mi hermano Edward se reiría
de mí toda la vida...
Era patético, pero ahora demostraría mi fuerza y
esperaba que Rosalie y Bella se quedaran con la boca abierta.
-Chicos, hora de partir la piñata- nos dijo mamá y todos fuimos hacia el
centro del salón, todos nuestro padres formaron un círculo y estaban
expectantes- Primero serán las chicas y después los chicos, como buenos
caballeros- dijo mamá sonriendo- Rosalie será la primera, después Bella, y por
último Alice- Irina ya se había ido a su casa, por lo que no contaba.
Bella pov.
Estaba pasándomelo genial en esta casa, todos los
chicos eran muy buenos conmigo y siempre me preguntaban cosas para saber más de
mi.
Edward era el niño más hermoso que había visto
jamás, pero Emmett era el más adorable de todos. A pesar de su inmenso cuerpo,
era un pequeño osito, un osito dulce y encantador.
Alice era estupenda, era mi mejor amiga junto con
Rosalie, eran muy guapas. Alice se parecía mucho a su hermano Edward, los dos
tenían los ojos verdes, pero Alice era morena con el pelo corto apuntando en
todas direcciones y Edward tenía el pelo color bronce, precioso. Rosalie era
rubia, con una cabellera larga preciosa y su rostro era pálido y hermoso, sus
ojos eran azules y era espectacular.
Ahora nos encontrábamos mirando a la dulce
Rosalie cómo daba de lleno en la piñata y salían unos cuantos caramelos, los
cogió y se acercó a nosotras y nos dio uno a cada una, era muy buena. El turno
ahora era de Alice, con una destreza increíble dio en medio de la piñata
saliendo muchas chucherías y con una agilidad inimitable, las cogió del suelo y
se acercó a nosotras, dándonos a todos.
El momento había llegado, era mi turno y yo no
podía tener más vergüenza, me daba muchísima vergüenza caerme delante de todos,
pero tendría un cuidado extremo para que nada pasara. Me acerqué a la mamá de
Alice, Esme, y me dio el pequeño palo para golpear a la piñata, me puse en un
lado y di con toda la fuerza que pude, sólo cayeron dos caramelos y me ruboricé
bastante, sólo habían caído dos... Una mano demasiado conocida para mí ya, se
acercó a la mía y la levantó para volver a golpear a la piñata y de ésta
salieron cientos de caramelos.
Edward me había ayudado, “lo has hecho
estupendamente” me susurró cerca del oído y di un respingo sobresaltada por su
cercanía, no lo esperaba tan cerca...
-Gra...gracias Edward- le dije más ruborizada,
como si eso fuera posible.
-De nada preciosa- me dijo dándome la mitad de
los caramelos y ruborizándose también, nos fuimos del centro de la sala y le
tocó el turno a Jasper. Lo hizo muy bien, se acercó a Alice y le dio muchos
caramelos y Alice tenía una mirada brillante, ahí supe que a Alice le gustaba
Jasper.
Por último, le tocó el turno a Emmett y fue el
que reventó literalmente la piñata, las muchas chucherías y muchos caramelos
que quedaban salieron disparados por toda la sala. Tenía muchísima fuerza, era
increíble la fuerza que tenía y le dio a Rosalie muchas chuches y caramelos y
se acercó a mí.
-Toma, por ser la única persona que me ha ganado
a la consola- me dijo con su perfecta sonrisa dejando a relucir esos hermosos
hoyuelos, era adorable.
-Gracias osito- le dije abrazándole y el me
devolvió el abrazo.
-¿Osito?- me dijo burlón.
-Si, eres un osito adorable- A partir de ese día,
siempre le decía osito, mi osito dulce.
Poco tiempo después nos fuimos despidiendo y nos
tuvimos que ir cada uno a su casa, no sin antes quedar con Alice y Rosalie para
acompañarme a mi primer día de colegio, sería un día duro, pero con mis amigas
apoyándome y mi osito en la misma clase todo sería diferente.
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