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Capítulo
21: En pleno vuelo…
Edward pov.
Bella se
estaba duchando mientras yo recogía toda la ropa que había tirada en la
habitación. Metí la ropa doblada en las maletas y las cerré.
-Mi amor,
¿me das el vestido que está encima de la cama?- me dijo mi preciosa esposa
desde el baño.
-Claro-
sonreí recordando la poca ropa que habíamos usado en estos días…
Cogí el
fino vestido blanco y me encaminé hacia el baño. Llegué a la puerta y Bella tan
sólo llevaba un tanga rosa de satén…
Joder…
Otra vez mi
amiguito se había despertado… parecía un puto pervertido…
Bella
estaba mirándose en el espejo con una preciosa sonrisa, estaba de espaldas a mí
y se sostenía su pequeño bulto con delicadeza.
-Ha crecido
un poco- me dijo mirándome desde el espejo.
-Si, al
parecer mi hijo está creciendo demasiado- dije con una sonrisa y puse mis manos
encima de las suyas- Estás preciosa- le susurré en el oído.
-Si, bueno,
el embarazo me está sentando de maravilla- me dijo guiñándome un ojo.
-Creída- la
giré para besar sus dulces labios.
-Tú haces
que me lo crea- me sonrió antes de besarme- Voy a extrañar esto, demasiado…-
dijo mirando a su alrededor.
-Si, yo
también voy a extrañar el no llevar ropa y hacerte el amor durante todo el día-
susurré sobre sus labios antes de unirlos nuevamente. Ella sonrió y se pegó más
a mi cuerpo.
Nos besamos
hasta que mi móvil sonó. La besé por última vez y salí del baño para coger el
móvil que estaba encima de la cama.
-Hola-
saludé feliz sin ver siquiera la pantalla del móvil.
-Edward- era Jasper.
Sólo se me
vino una persona a la mente… Alice…
-Jasper,
¿qué le ocurre a mi hermana?- dije desesperado y Bella salió en ese momento
totalmente vestida. Se acercó a mí y me miró preocupada…
-Ey, relájate, joder…- dijo esto último
para sí mismo- No le pasa nada, sólo
quiere saber sobre qué hora volveréis.
-Joder… -susurré
aliviado- Pues salimos en media hora, llegaremos sobre…- miré el reloj de
muñera- Sobre las tres de la tarde.
-Vale, quiere que comamos los cuatro juntos.
-¿No se
puede esperar a mañana? Estamos cansados… - dije con una sonrisa mirando a
Bella y ella me besó el cuello.
-Ya sabes cómo es… no quiero contradecirla,
no te imaginas el humor que está teniendo últimamente…- dijo derrotado…
-Jasper Whitlock, te he escuchado, más te vale convencerlos- gritó mi hermana desesperada y yo no
pude más que soltar una sonora carcajada…
-Tan sólo te quedan
unos meses para probar el verdadero carácter de una mujer- solté otra
carcajada y Bella me miraba divertida- Pero
mientras, venid por favor- dijo en modo de súplica.
-Espera- le dije tapando el móvil con mi mano- ¿Quieres comer
con Alice y Jasper?- le dije a Bella.
-Claro- me sonrió y se volvió para recoger algunas cosas que
quedaban en la habitación.
-Jasper dile a la hormonada de mi hermana que si comeremos
con vosotros- le dije burlón.
-Si, cachondéate, me ha
hecho ir a un puto supermercado a las cuatro de la mañana, CUATRO DE LA MAÑANA,
joder…- susurró esto último de nuevo. Solté otra carcajada.
-No te preocupes, ya la tranquilizaremos nosotros cuando
lleguemos, ¿dónde comemos?
-Aquí en casa, Alice ha
cocinado un sinfín de comida…
-Ok, pues allí estaremos, dale un beso a mi hermosa hermana-
le dije picándole y él me soltó un “vale” cansado y colgó.
-¿De qué te ríes tanto?- me dijo Bella cogiendo el cuello de
mi camisa para acercarme a ella. Cómo me gustaba cuando llevaba tacones… además
de lo bien que les sentía, también podía besarla sin tener ningún problema.
-Mi hermana está insoportable según Jasper, está cansado…- le
dije divertido- Dice que ha tenido que ir a las cuatro de la mañana a un
supermercado.
-No te rías tanto, quizás a ti también te toque…- me dijo con
una sonrisa triunfal en su rostro y yo tragué en seco…
-Me ocuparé de que la casa esté abastecida de todo…- le dije
devolviéndole la sonrisa.
-Bueno… quizás se me antoje algo que no haya…- me dijo
besando mis labios por última vez antes de irse con su andar elegante, tan
característico.
Joder…
Cogí todas
las maletas de la habitación y salí de la casa para ponerlas en el yate.
Me encontré
a Bella por el camino, se estaba comiendo un helado de chocolate con una pinta
buenísima.
-¿Quieres?-
me dijo juguetona lamiendo el helado.
-Claro- me
acerqué a ella con la intención de coger un bocado, pero se acercó lo
suficiente para que su lengua pasara por sus labios, sintiendo el sabor a
chocolate y vainilla de sus labios…
Mis manos
soltaron las maletas en un fuerte golpe contra el suelo y las puse en su
cintura.
-Eres muy
peligrosa señora Cullen- le dije lamiendo sus fríos y dulces labios por el
helado.
-Lo sé y me
encanta serlo contigo Doctor Cullen- me sonrió y se fue a la cocina dejándome
con un calentón de cojones…
Volví a
coger las maletas con una ancha sonrisa y me encaminé al yate. Las dejé en el
camarote y volví a recoger a mi preciosa esposa.
-¿Y eso?-
le dije señalando una bola repleta de comida.
-Estoy
muerta de hambre- me dijo divertida y yo le sonreí antes de besar su suave
frente.
Nos
encaminamos hacia el yate y pusimos rumbo a nuestro destino.
Garrett, el
chófer que nos había traído a Río, estaba esperándonos en el mismo sitio que
nos había dejado.
-Buenos
días señores Cullen- dijo y Bella sonrió ante la mención de nuestro matrimonio.
-Buenos
días- dijimos los dos al unísono.
Garrett se
encargó de abrirnos la puerta a ambos y de poner las maletas en el maletero. Y
así nos encaminamos al aeropuerto.
Quince
minutos después ya estábamos sentados en nuestros asientos y mirando a Bella
comiendo como una loca.
-Dios… esto
no puede ser normal… - dijo cuando se tragó una chocolatina.
-Lo es-
dijo besando su frente- ¿Cómo crees que crecen los bebés ahí dentro?- le dije
divertido tocando su vientre.
-Ya claro…
y cuando me ponga obesa también me lo dirás…- dijo dejando la comida a un lado-
Voy al baño- me dijo de modo sugerente, acariciándome el costado con su fino
dedo y me guiñó un ojo.
¿Quería lo
mismo que yo quería en este instante? ¿En pleno vuelo?
Si…
Se levantó
y todos los pasajeros masculinos, sin excepción, la miraron como un trozo de
carne…
-Joder,
menuda diosa, ¿no?- dijo un gilipollas detrás de mí.
-Ya te
digo, le haría un par de favores a ese culito respingón…- dijo otro.
-Menuda
mujer…- dijo una voz gruesa y miré a mi izquierda para encontrarme con un viejo
de unos setenta años al menos…
-Daryl, por
favor, no seas grosero- dijo la que parecía ser su mujer…
-Iros a la
mierda- dije a los dos gilipollas detrás de mí y al viejo, mirándolo con cara
de odio, mientras me levantaba.
¿Qué carajo
se creían? Era mi mujer, joder…
Me encaminé hacia el baño y ahí estaba mi
diosa personal, esperándome con un brillo de deseo en sus ojos…
La cogí
como un poseso por la cintura y la metí sin ningún esfuerzo en el pequeño baño.
Cerré la puerta con el pie y con un mano le di al pestillo.
-Te deseo-
me dijo lamiéndose sus perfectos labios y yo los ataqué de inmediato, sin
esperar a nada más.
La cogí en
peso y la puse encima de la encimera donde se encontraba el lavabo y ella
enrolló sus piernas alrededor de mis caderas.
-Somos unos
pervertidos- dijo con una sonrisa y juntó de nuevo nuestros labios.
-Tú me
haces serlo- le contesté con una sonrisa y me pegué más a ella, restregando mi
pequeño amigo a su centro de fuego.
Bella gimió
en respuesta y comenzó a desabrochar los botones de mi camisa con urgencia.
Sonreí encima de sus labios y le bajé el precioso tanga hasta sus tobillos.
Cogí el tobillo atado al tacón y lo levanté un poco para quitárselo sólo de una
pierna. Ella me desabrochó el cinturón y quitó el botón de mi pantalón en un
tiempo récord…
La verdad
era que práctica no nos faltaba…Sonreí de nuevo ante la idea.
La penetré con urgencia, pero siempre con un
cuidado extremo, aún tenía esa pizca de remordimiento al saber que mi hijo
estaba ahí…
-Más
fuerte- dijo mientras se incorporaba un poco para meterse casi toda mi longitud
dentro… Gemimos en respuesta…
Estar
dentro de ella era como estar en el cielo…
-Eres mi
diosa- susurré fuera de sí mirándola con todo el deseo que sentía por ella,
dejando atrás todo el amor, ahora mismo era deseo…
Y así
comenzamos con un nuevo vaivén frenético, Bella se sujetaba a mis fuertes
brazos para impulsarse a la vez que yo la penetraba con precisión, mientras mis
manos estaban en su cintura. Nuestros besos callaban los fuertes gemidos que
producían nuestras bocas.
-No me
saciaré nunca de ti- me dijo cuando me salí de ella.
-Ni yo de
ti, pervertida- le dije con una sonrisa torcida y ella me cogió de la nuca y me
besó.
-Este
deporte es el que haré en estos meses para no engordar ni un gramo- me susurró
en el oído- A sí que más vale que te prepares bombón- me dijo lamiendo el
lóbulo de mi oreja. Yo sólo pude besarle en la frente.
¿Qué más
podía hacer? Después de que tu bella esposa te diga que todo lo que comerá en
estos meses lo quemará con sexo… No podría negarme jamás…
Bella se
puso el tanga, agachándose peligrosamente delante de mí y por si fuera poco,
restregó su trasero con mi miembro, éste no tardó en despertarse de nuevo…
Bella pov.
Me agaché
con la clara intención de provocarlo más si podía… Después de las palabras que
le había susurrado… Pensaba llevarlo a cabo.
Me
restregué con su enorme miembro, que no tardó ni diez segundos en responder y
sonreí feliz. Me levanté para peinarme un poco y Edward me miraba con ojos
oscuros…
-Señores
pasajeros, aterrizaremos en cinco minutos, por favor váyanse a sus asientos-
dijo una azafata golpeando la puerta. Yo no quité mi mirada de Edward, pero a
diferencia de hace unos segundos, esta mirada era de auténtico horror, al igual
que la de Edward…
-Joder…-
murmuré bajito y Edward soltó una sonora carcajada…
Salimos del
baño y todos, y cuando digo todos, son todos, todos los pasajeros, incluyendo
las putas azafatas que no dejaban de mirar a mi esposo, nos miraban entre
divertidos y celosos, por la parte femenina…
-Así se
hace chico- dijo un hombre de unos setenta años y Edward le sonrió.
-Qué
vergüenza…- dijo una azafata cuchicheando con otra, no paraban de mirar a mi
esposo…
¿Si?
¿Querían guerra estas zorronas? Bien…
Me giré
para ver a mi esposo con una preciosa sonrisa en su cara, lejos de estar avergonzado
por la situación y lo cogí de la nuca en un acto demandante y junté nuestros
labios en un beso rudo, cargado de pasión y deseo.
Joderos zorras…
-Te amo- le
guiñé y me separé de él con su saliva aún en mis labios…
Todos los
pasajeros estallaron en sonoros aplausos y silbidos, a diferencia de las
zorras, que se habían ido envaradas a otra área del avión…
Si… tomad
esto como una advertencia.
Nos
sentamos en nuestros asientos con nuestras manos entrelazadas.
-Perdona
tío, creí que estaba soltera, aunque me extrañaba viendo a menuda mujer…- dijo
un chaval que estaba atrás de nosotros.
-Déjalo ya-
dijo Edward molesto.
¿Me había
perdido algo? Absolutamente, si…
-¿Qué pasa?
-Nada, que
cuando te levantaste provocaste a todo el público masculino…- dijo poniéndose
el cinturón y luego me lo puso a mí.
-¿Estás
celoso?- le dije divertida.
-¿Cómo no
estarlo?- dijo envarado- Te estaban mirando como a un trozo de carne…
-Señor, póngase el cinturón de seguridad- dijo
una azafata que olía como a una verdadera puta…
La miré con
cara de “¿eres gilipollas?, lo lleva puesto”
Imbécil…
-¿Tiene
acaso problemas de visión o algo, querida?- remarqué lo último y ella me miró
por primera vez.
-No, ¿por
qué?
-Lo lleva
puesto, genio- le dije sin más- ¿Me podría traer una botella de agua? La
experiencia de sexo en pleno vuelo me ha dejado seca- le sonreí como si
estuviera hablando del tiempo y Edward soltó una sonora carcajada, que la
intentó ahogar con una tos, sin éxito…
-Claro-
dijo alejándose de nosotros pisando fuerte…
Uuuuuuuu,
toma eso puta.
-¿Y eso?
-¿Eso,
qué?- le dije con mi sonrisa triunfal en el rostro.
-¿Celosa,
señora Cullen?
-¿De esa?
Tengo mejor gusto…- dijo mirando mis uñas como si fuera lo más importante del
mundo.
-Me encanta
que te pongas celosa…- me susurró mordiendo el lóbulo de mi oreja…
Joder…
¿Cómo podía desearlo cuando acabábamos de hacer el amor?
Sin duda,
Edward Cullen ponía mi mundo patas arriba…
La azafata
no apareció por ningún lado con mi “deseada” botella de agua…
Genial… Me
encantaba cómo podía espantar a las zorronas que se acercaban a mi hermoso
esposo… Sonreí de inmediato.
Pronto
aterrizamos y en pocos minutos estábamos esperando a nuestras maletas cogidos
de la mano.
-Mi hermana
estará como loca por el retraso del avión- me dijo Edward cuando llegaron
nuestras maletas.
-La
llamaré- le dije con una sonrisa. Le besé en los labios y cogí mi móvil del
bolso.
-¿Bella?- dijo histérica pero con un reflejo
de emoción.
-¿Quién más
sería?- le dije con una sonrisa.
-Oh, Bells, tengo tantas ganas de
veros- dijo
impaciente.
-Ya estamos
en el aeropuerto, en una hora estaremos en tu casa enana- sonreí de nuevo y
Edward me cogió de la mano para que avanzáramos hacia el Volvo- ¿Cómo está mi
tesoro?- dije refiriéndome a Yuna-
-¿Si?- escuché cómo se levantaba- Pues pondré a calentar el pollo en el horno.
Ella está bien Bells, sólo come y duerme, es muy buena.
-Ey, no te
sulfures- la tranquilicé- No tienes que preocuparte de nada, ni siquiera sé el
por qué has cocinado, deberías descansar- le dirigí una mirada a Edward cargada
de amor y él besó mi mano- Pues menos mal que no ha hecho ningún desastre,
ahora está muy revoltosa- dije acordándome de cuándo Yuna había rebuscado en la
basura…
-Nada de eso, tenéis que probar mi nueva
receta, dentro de una hora nos vemos, y Yuna está perfectamente tranquila, creo
que nos llevamos de maravilla, os quiero- y colgó.
-Está
loca…- susurré cuando Edward cerró el maletero del Volvo.
-¿Por qué?-
me dijo con una sonrisa alzando su perfecta ceja.
-Dice que
tiene una nueva receta… ¿Te acordarás de la última vez que dijo eso, verdad?-
dije alzando una ceja burlona y él asintió.
Flash Back.
Estábamos
Edward y yo en su habitación cuando una Alice entró como un torbellino en la
habitación…
-¿Qué
quieres?- dijo Edward dejando de besar mi cuello.
-Hermanito,
más te vale que hables bien o me llevaré a Bella para una tarde de chicas- dijo
con su perfecta sonrisa y yo tragué en seco…
Escuché a
Edward murmurar cosas por lo bajo…
-¿Qué
quieres Ali?- dije lo más cariñosa que pude, había cortado mi momento de paz
con Edward…
-Tengo una
nueva receta- dijo sin más.
-¿Una nueva
receta?- dijo Edward incrédulo, él al igual que yo sabíamos los dotes
culinarios de Alice…
-Si, vamos,
tenéis que probarla- dijo cogiendo mi mano y separándome de Edward totalmente.
-¿Tiene que
ser ahora?- le dije mirándola con pena, pero al parecer mi cara de cachorrito
degollado no daba el mismo resultado que a ella…
-Si, ahora,
vamos, no puedo esperar- dijo sonriente y tiró de mí hacia las escaleras.
Corrimos
literalmente hacia la cocina con una Edward detrás enfadado… al parecer le
había jodido tanto como a mí el habernos separado.
-Mirad qué
buena pinta tiene- dijo señalando una tarta que inesperadamente tenía muy buena
pinta.
-Tiene
buena pinta- le dije con una sonrisa y ella me devolvió la sonrisa.
Le cogí la
mano a Edward y me sonrió con mi sonrisa favorita.
-Toma- dijo
Alice entregándome un trozo de tarta- Pruébala, ya verás que buena- dijo
mirando “su obra maestra”- Edward, toma- dijo tendiéndole otro trozo. Edward y
yo nos miramos.
-Alice,
¿puedes venir, cariño?- dijo Esme desde el piso superior.
-Si, mamá,
ahora mismo voy- gritó de vuelta- Ahora vengo- dijo sonriente y salió de la
cocina.
-Vale,
tiene muy buena pinta- le dije a mi novio- Vamos a probarlo, no creo que nos
muramos…- dije burlona.
-Si…- dijo
no muy convencido.
Nos metimos
un trozo en la boca y tan rápido de metió, tan rápido salió disparado hacia el
suelo…
-Joder, la
hostia…- dijo Edward limpiándose la boca con la “gran receta”.
-Dios… no
puede estar más mala…- dije yo con el mal sabor de boca…- Tu hermana nos quiere
matar…- dije burlona y la escuché bajar las escaleras- Dame- le quité el trozo
y lo tiré rápidamente a la basura. Cuando llegó a la cocina pusimos nuestra
mejor cara.
-¿Qué tal
está? ¿Ya os la habéis comido?- dijo sonriente y orgullosa.
-Si, Alice-
tosí- Está de muerte- dije convencida y Edward, que estaba detrás de ella, me
dio una mirada burlona y sonrió anchamente…
-¿De
verdad? ¿Queréis un poco más?
-¡No!-
dijimos al unísono y nos salió demasiado histérico…
-¿No?
¿Acaso no os gusta?- dijo poniendo sus brazos en jarras y puse mi mejor
sonrisa.
-Si, Ali,
pero es que en breve cenaremos y no tendré hambre- dije lo más convincente que
pude y ella asintió.
-Está bien,
le guardaré a Jasper un trozo- dijo soñadora- Y si se acaba, mañana haré otra-
dijo sonriente metiendo la tarta en la nevera.
Edward y yo
nos miramos con cara de horror…
Final Flash Back.
Edward y yo
soltamos una sonora carcajada mientras nos metíamos en el Volvo.
-Dios… aún
recuerdo su “maravilloso” sabor- dijo chasqueando la lengua y yo no pude más
que reírme…
-Tuvimos
que escaquearnos al día siguiente para no comerla, no queríamos tocar su fibra
sensible…- le dije mirándolo a los ojos.
-Si,
gracias a ti me libre de intoxicarme- me dijo antes de besarme.
Edward
arrancó el coche y nos encaminamos a casa de Alice.
-Te
mentiría si te dijera que no tengo ganas de ver a nuestra revoltosa, ¿habrá
crecido mucho?- le dije acariciando la mano que tenía encima del cambio de
marchas.
-Bueno…
sólo han pasado 15 días, pero ya sabes cómo crecen de rápido- me sonrió y me
besó el dorso de la mano.
Veinte
minutos después ya estábamos en la casa de Alice y Jasper.
-Espero que
sea comible su “nueva receta”- dijo Edward cuando me abrió la puerta del coche.
-Ya verás
como sí, ahora tiene que alimentar a Jasper y a su futura hija- le tranquilicé
y él pareció asentir.
Subimos los
escalones que dividían la casa con el patio delantero y llamamos a la puerta.
Una embarazadísima Alice nos abrió la puerta.
-Ali- le
dije con lágrimas en los ojos, la había hecho mucho de menos…
-Bells-
dijo ella en el mismo estado- ¿Qué tal está mi sobrinito?- dijo acariciando mi
vientre.
-Perfectamente,
comiendo muchísimo- le dije apretando más el abrazo.
-Me alegro.
-¿Y Megan?-
me despegué de ella y le toqué el abultadísimo vientre.
-Muy bien,
también comiendo muchísimo- Alice dirigió su mirada detrás de mí y supe que
estaba mirando a Edward- Hermanito- dijo corriendo hacia él y me giré hacia
ellos. Edward le abrió los brazos y la
estrechó con mucha delicadeza en su pecho.
-¿Cómo
estás?- dijo y en ese momento sentí unos pasos y me giré. Era Jasper.
-Hola- le
dije con una sonrisa y él me abrió los brazos al igual que Edward los había
abierto para Alice. Yo avancé hacia él y nos abrazamos.
-Hola
Bells- dijo sobre mi pelo- ¿Cómo estas?
-Muy bien y
¿tú?
-Bien, a
pesar de tener que soportar a una hormonada mujer…- me susurró para que Alice
no se enterase. Yo me despegué de él y le sonreí.
-Se le
pasará- le dije convencida- ¿Dónde esta mi…?- no pude terminar porque Yuna
venía corriendo hacia mí- ¡Yuna!- la llamé y ella vino hacia mí moviendo su
rabito- Preciosa, ¿cómo estás?- la cogí en brazos y la estreché en mi cuerpo,
ella me lamió toda la cara y me ladró con suavidad a modo de saludo.
-¿Cómo
estás pequeña?- dijo Edward acercándose a mí con una sonrisa y Yuna se lanzó
literalmente a sus brazos y le lamió toda la cara, como a mí.
-Está
enorme- dije tocando su lomo.
-Si, la
llevamos ayer al veterinario- dijo Jasper mirándome burlón.
- ¿Y eso?
¿Le pasa algo?- le dije asustada y él negó con la cabeza.
-No, mi
hermosa mujer- dijo poniendo su brazo en la espalda baja de Alice- Quería saber
cuánto peso había cogido esta semana.
-Alice…- le
advertí y ella sólo me sonrió- Joder… ¿por qué has tenido que molestarte? De
todas formas tengo que llevarla mañana para vacunarla.
-No, ya lo
he hecho yo- dijo de nuevo la pequeña demonio.
-ALICE
CULLEN- le dije histérica- ¿Por qué coño lo has hecho? Es nuestra
responsabilidad.
-Ey, no te
irrites- dijo Edward- Da igual, le devolveremos el favor de otra manera- me
guiñó Edward y yo asentí convencida… Ya sabía lo que le iba a regalar a Alice
como agradecimiento…
-Vamos, la
comida se enfría- dijo la enana sonriente dirigiéndose a la cocina.
-Tienes
suerte de que no te haya mandado a la mierda- me susurró Jasper bajo para que
Alice no se enterase. Edward y yo os miramos y soltamos una carcajada- Yo no
podría hablarle así aunque quisiera, que por cierto me han dado unas ganas
enormes en estas dos semanas…- dijo pensativo.
-Bueno…
supongo que sabe lo que le conviene, yo también tengo las hormonas
revolucionadas, Jazz- le dije sonriente y Edward soltó otra carcajada.
-Joder…-
escuché que decía Jazz abatido y yo le besé en la mejilla. Pobre…
-No te
preocupes, sé controlarme- le guiñé y me adelanté a los chicos.
-¿En qué te
ayudo?- le dije a la enana cuando entré en la cocina.
-¿Puedes
llevar el pan a la mesa?- me dijo tendiéndome una bandeja entera.
-Claro- le
sonreí y me dirigí a la cocina.
Los chicos
estaban sentados en el sofá viendo la televisión y cuando pasé por delante,
Edward me cogió del brazo y me besó en los labios.
-Dame, ya
lo pongo yo- me susurró mirándome con dulzura, yo sólo pude asentir y controlar
mis pensamientos…
Su
delicioso aliento se había colado en mi boca y estaba de nuevo muy, muy
caliente… Decidí que lo mejor era salir de allí cuanto antes y así hice. Me
dirigí a la cocina de nuevo y Alice ya había sacado el pollo del horno.
-Mmmmm, qué
bien huele.
-Espero que
os guste- dijo con una sonrisa.
-Seguro que
sí- dije convencida. Bueno… lo de la dichosa tarta había pasado hace más de
siete años…
-Jazz, ven
por favor- dijo Alice.
Jazz en
milésimas de segundos entró en la cocina y yo le sonreí a mi Dios griego que
estaba apoyado en el marco de la puerta, parecía un puto modelo de revista…
Qué bueno
estaba, por Dios…
-Lleva el
pollo a la mesa, por favor- le besó en la mejilla y Jasper la miró anonadado…
Creo que
era la primera vez en dos semanas que Alice le hablaba bien a Jasper… Tendría
que hablar con ella.
Ni siquiera
me di cuenta cuando Edward se puso a mi lado a susurrarme cosas…
-¿Te gusta
algo de lo que has visto hace unos segundos?
Joder…
¿Por qué
carajo era tan sensual sin ni siquiera proponérselo? Fácil… era Edward Cullen…
El ser más sexy, guapo, cañón, listo y romántico de todo el planeta. Sonreí
ante mis pensamientos.
-La verdad
es que me gustas más desnudo- le dije susurrándole de la misma manera y le
toqué su miembro con disimulo… Mi pequeño Eddie estaba despertándose de su
breve siesta…
-Eres mala-
escuché antes de separarme completamente de él para seguir a Jazz y a Alice. Yo
sólo pude sonreír por provocarle tanto.
Comimos
todo lo que había en la mesa, desde el pollo hasta la deliciosa tarta de queso.
Todo estaba de muerte.
-Alice,
está todo delicioso- le dije con una sonrisa acariciándome el vientre.
-Gracias-
dijo con una sonrisa- El pollo es al estilo “Jerez”- dijo contestando a mis
dudas.
-Pues está
exquisito- dijo Edward mirándome con una sonrisa.
-Ali,
cuando me dijiste que tenías una nueva receta, no pude evitar acordarme de tu
“deliciosa” tarta- dije haciendo comillas en el aire y Edward y Jazz soltaron
una sonora carcajada.
-Joder…
¿Aún os acordáis de eso?
-¿Cómo no
hacerlo?- dijo Edward cuando se había tranquilizado- Estaba malísima, Ali- le
dijo con cariño y ella sólo pudo sonreír.
-Estaba
probando mis dotes culinarios, no podéis culparme- dijo inocente y así pasamos
toda la tarde hablando de todo un poco.
Edward y yo le contamos todo lo que habíamos
hecho en la luna de miel, evitando lo obvio, por supuesto.
-Me alegro
tanto por vosotros- dijo una soñadora Alice, una vez nos sentamos en los sofás.
-Si, la
verdad tengo que agradecértelo todo a ti- dije emocionada- Si no hubieras sido
tan insistente, no habría podido casarme con el ser más maravilloso de todos-
dije cogiéndole la mano a mi esposo y éste me besó el dorso de mi mano.
-Ni yo
hubiera estado con tan hermosa dama- dijo antes de besar mis labios.
-Oh, Dios,
qué amor- dijo Alice mirándonos embobada. Yo sólo le pude sonreír con toda la
felicidad que sentía.
-Ali, ¿te
has hecho nuevas ecografías, verdad?- dijo Edward.
-Si, ¿por
qué?
-Quiero
verlas.
-Ahora te
las bajo- dijo Jasper levantándose del sofá para ir al piso de arriba.
-Ali- la
llamé cuando Jazz desapareció escaleras arriba- Tendrías que cambiar tu
carácter- le dije ante su atenta mirada.
-¿Por qué?
-No
deberías tratar así al pobre Jazz, lo está pasando bastante mal- le dije
acercándome a ella y sentándome a su lado- Él te ama, no conozco una atracción
como la vuestra, habláis sin ni siquiera hablar y sentís las emociones del otro
sin siquiera preguntar- le dije cogiendo sus manos entre las mías- Sé que tu
carácter ha variado mucho por el embarazo, pero no dejes que tus hormonas
lleven el control de él, no es justo ni para él ni para ti- le dije con el
corazón en la mano y ella me sonrió antes de abrazarme. Miré a Edward y éste me
veía emocionado y orgulloso. Yo le sonreí y él me devolvió la sonrisa.
-Bella es
que se ha puesto todo de cabeza- me dijo mientras me abrazaba- Jazz intenta
pasar el mayor tiempo posible conmigo y eso me irrita, está detrás de mí haga
lo que haga, no me deja estar sola en ningún lado y encima de cree que estoy
enferma, joder, estoy embarazada, no enferma- me separé completamente de ella y
la miré con una sonrisa.
-Lo sé,
tengo el mismo problema que tú- miré a Edward y él me sonrió de lado- Estos
hombres son unos pesados, pero a pesar de eso nos aman, Ali- le dije sonriendo
y ella también sonrió- Haz que esta etapa de tu vida sea la mejor y no te
amargues por tonterías, sé que Jazz se preocupa demasiado, pero es porque te
quiere y te ama con todas sus fuerzas y no soportaría jamás que te pasara algo.
-Tienes
razón- me dijo abatida- Sólo he estado hablándole mal en estas dos semanas-
dijo triste con la cabeza gacha y yo enseguida puse mis dedos en su barbilla
para que me mirara.
-Ali, no te
pongas así, no quiero que te pongas triste, lo único que quiero es que seas
comprensiva- la abracé de nuevo y ella me estrechó entre sus pequeños brazos- Probablemente
me tengas que dar el mismo consejo a mí en unos meses- le susurré bajito y ella
soltó una carcajada.
-Seguramente
sea así- dijo separándose de mí, con una hermosa sonrisa en su rostro.
-Ya estoy
aquí- dijo Jazz sonriente y Alice se levantó enseguida para abrazarle con mucho
amor.
-Perdóname
Jazzy- le dijo con una ternura imposible y yo miré a Edward, que me miraba con
mucho amor y adoración.
Me levanté
y me puse a su lado, pero él tenía otro pensamiento y me puso encima de sus
piernas, yo sólo pude besarle en el cuello.
-Gracias-
me dijo Jazz antes de darme un sonoro beso en la mejilla.
-¿Por qué?
-Por hablar
con Alice- me dijo convencido y yo sólo le sonreí. Le tendió a Edward la
ecografía y ambos la miramos embobados.
Qué ganas
tenía de ver a mi bebé…
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