Mis Dios@s del Crepúsculo... ¡GRACIAS!

jueves, 21 de junio de 2012

INOLVIDABLE


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Capítulo 21: En pleno vuelo…

Edward pov.

Bella se estaba duchando mientras yo recogía toda la ropa que había tirada en la habitación. Metí la ropa doblada en las maletas y las cerré.
-Mi amor, ¿me das el vestido que está encima de la cama?- me dijo mi preciosa esposa desde el baño.
-Claro- sonreí recordando la poca ropa que habíamos usado en estos días…
Cogí el fino vestido blanco y me encaminé hacia el baño. Llegué a la puerta y Bella tan sólo llevaba un tanga rosa de satén…
Joder…
Otra vez mi amiguito se había despertado… parecía un puto pervertido…
Bella estaba mirándose en el espejo con una preciosa sonrisa, estaba de espaldas a mí y se sostenía su pequeño bulto con delicadeza.
-Ha crecido un poco- me dijo mirándome desde el espejo.
-Si, al parecer mi hijo está creciendo demasiado- dije con una sonrisa y puse mis manos encima de las suyas- Estás preciosa- le susurré en el oído.
-Si, bueno, el embarazo me está sentando de maravilla- me dijo guiñándome un ojo.
-Creída- la giré para besar sus dulces labios.
-Tú haces que me lo crea- me sonrió antes de besarme- Voy a extrañar esto, demasiado…- dijo mirando a su alrededor.
-Si, yo también voy a extrañar el no llevar ropa y hacerte el amor durante todo el día- susurré sobre sus labios antes de unirlos nuevamente. Ella sonrió y se pegó más a mi cuerpo.
Nos besamos hasta que mi móvil sonó. La besé por última vez y salí del baño para coger el móvil que estaba encima de la cama.
-Hola- saludé feliz sin ver siquiera la pantalla del móvil.
-Edward- era Jasper.
Sólo se me vino una persona a la mente… Alice…
-Jasper, ¿qué le ocurre a mi hermana?- dije desesperado y Bella salió en ese momento totalmente vestida. Se acercó a mí y me miró preocupada…
-Ey, relájate, joder…- dijo esto último para sí mismo- No le pasa nada, sólo quiere saber sobre qué hora volveréis.
-Joder… -susurré aliviado- Pues salimos en media hora, llegaremos sobre…- miré el reloj de muñera- Sobre las tres de la tarde.
-Vale, quiere que comamos los cuatro juntos.
-¿No se puede esperar a mañana? Estamos cansados… - dije con una sonrisa mirando a Bella y ella me besó el cuello.
-Ya sabes cómo es… no quiero contradecirla, no te imaginas el humor que está teniendo últimamente…- dijo derrotado…
-Jasper Whitlock, te he escuchado, más te vale convencerlos- gritó mi hermana desesperada y yo no pude más que soltar una sonora carcajada…
-Tan sólo te quedan unos meses para probar el verdadero carácter de una mujer- solté otra carcajada y Bella me miraba divertida- Pero mientras, venid por favor- dijo en modo de súplica.
-Espera- le dije tapando el móvil con mi mano- ¿Quieres comer con Alice y Jasper?- le dije a Bella.
-Claro- me sonrió y se volvió para recoger algunas cosas que quedaban en la habitación.
-Jasper dile a la hormonada de mi hermana que si comeremos con vosotros- le dije burlón.
-Si, cachondéate, me ha hecho ir a un puto supermercado a las cuatro de la mañana, CUATRO DE LA MAÑANA, joder…- susurró esto último de nuevo. Solté otra carcajada.
-No te preocupes, ya la tranquilizaremos nosotros cuando lleguemos, ¿dónde comemos?
-Aquí en casa, Alice ha cocinado un sinfín de comida…
-Ok, pues allí estaremos, dale un beso a mi hermosa hermana- le dije picándole y él me soltó un “vale” cansado y colgó.
-¿De qué te ríes tanto?- me dijo Bella cogiendo el cuello de mi camisa para acercarme a ella. Cómo me gustaba cuando llevaba tacones… además de lo bien que les sentía, también podía besarla sin tener ningún problema.
-Mi hermana está insoportable según Jasper, está cansado…- le dije divertido- Dice que ha tenido que ir a las cuatro de la mañana a un supermercado.
-No te rías tanto, quizás a ti también te toque…- me dijo con una sonrisa triunfal en su rostro y yo tragué en seco…
-Me ocuparé de que la casa esté abastecida de todo…- le dije devolviéndole la sonrisa.
-Bueno… quizás se me antoje algo que no haya…- me dijo besando mis labios por última vez antes de irse con su andar elegante, tan característico.
Joder…
Cogí todas las maletas de la habitación y salí de la casa para ponerlas en el yate.
Me encontré a Bella por el camino, se estaba comiendo un helado de chocolate con una pinta buenísima.
-¿Quieres?- me dijo juguetona lamiendo el helado.
-Claro- me acerqué a ella con la intención de coger un bocado, pero se acercó lo suficiente para que su lengua pasara por sus labios, sintiendo el sabor a chocolate y vainilla de sus labios…
Mis manos soltaron las maletas en un fuerte golpe contra el suelo y las puse en su cintura.
-Eres muy peligrosa señora Cullen- le dije lamiendo sus fríos y dulces labios por el helado.
-Lo sé y me encanta serlo contigo Doctor Cullen- me sonrió y se fue a la cocina dejándome con un calentón de cojones…
Volví a coger las maletas con una ancha sonrisa y me encaminé al yate. Las dejé en el camarote y volví a recoger a mi preciosa esposa.
-¿Y eso?- le dije señalando una bola repleta de comida.
-Estoy muerta de hambre- me dijo divertida y yo le sonreí antes de besar su suave frente.
Nos encaminamos hacia el yate y pusimos rumbo a nuestro destino.
Garrett, el chófer que nos había traído a Río, estaba esperándonos en el mismo sitio que nos había dejado.
-Buenos días señores Cullen- dijo y Bella sonrió ante la mención de nuestro matrimonio.
-Buenos días- dijimos los dos al unísono.
Garrett se encargó de abrirnos la puerta a ambos y de poner las maletas en el maletero. Y así nos encaminamos al aeropuerto.
Quince minutos después ya estábamos sentados en nuestros asientos y mirando a Bella comiendo como una loca.
-Dios… esto no puede ser normal… - dijo cuando se tragó una chocolatina.
-Lo es- dijo besando su frente- ¿Cómo crees que crecen los bebés ahí dentro?- le dije divertido tocando su vientre.
-Ya claro… y cuando me ponga obesa también me lo dirás…- dijo dejando la comida a un lado- Voy al baño- me dijo de modo sugerente, acariciándome el costado con su fino dedo y me guiñó un ojo.
¿Quería lo mismo que yo quería en este instante? ¿En pleno vuelo?
Si…
Se levantó y todos los pasajeros masculinos, sin excepción, la miraron como un trozo de carne…
-Joder, menuda diosa, ¿no?- dijo un gilipollas detrás de mí.
-Ya te digo, le haría un par de favores a ese culito respingón…- dijo otro.
-Menuda mujer…- dijo una voz gruesa y miré a mi izquierda para encontrarme con un viejo de unos setenta años al menos…
-Daryl, por favor, no seas grosero- dijo la que parecía ser su mujer…
-Iros a la mierda- dije a los dos gilipollas detrás de mí y al viejo, mirándolo con cara de odio, mientras me levantaba.
¿Qué carajo se creían? Era mi mujer, joder…
 Me encaminé hacia el baño y ahí estaba mi diosa personal, esperándome con un brillo de deseo en sus ojos…
La cogí como un poseso por la cintura y la metí sin ningún esfuerzo en el pequeño baño. Cerré la puerta con el pie y con un mano le di al pestillo.
-Te deseo- me dijo lamiéndose sus perfectos labios y yo los ataqué de inmediato, sin esperar a nada más.
La cogí en peso y la puse encima de la encimera donde se encontraba el lavabo y ella enrolló sus piernas alrededor de mis caderas.
-Somos unos pervertidos- dijo con una sonrisa y juntó de nuevo nuestros labios.
-Tú me haces serlo- le contesté con una sonrisa y me pegué más a ella, restregando mi pequeño amigo a su centro de fuego.
Bella gimió en respuesta y comenzó a desabrochar los botones de mi camisa con urgencia. Sonreí encima de sus labios y le bajé el precioso tanga hasta sus tobillos. Cogí el tobillo atado al tacón y lo levanté un poco para quitárselo sólo de una pierna. Ella me desabrochó el cinturón y quitó el botón de mi pantalón en un tiempo récord…
La verdad era que práctica no nos faltaba…Sonreí de nuevo ante la idea.
 La penetré con urgencia, pero siempre con un cuidado extremo, aún tenía esa pizca de remordimiento al saber que mi hijo estaba ahí…
-Más fuerte- dijo mientras se incorporaba un poco para meterse casi toda mi longitud dentro… Gemimos en respuesta…
Estar dentro de ella era como estar en el cielo…
-Eres mi diosa- susurré fuera de sí mirándola con todo el deseo que sentía por ella, dejando atrás todo el amor, ahora mismo era deseo…
Y así comenzamos con un nuevo vaivén frenético, Bella se sujetaba a mis fuertes brazos para impulsarse a la vez que yo la penetraba con precisión, mientras mis manos estaban en su cintura. Nuestros besos callaban los fuertes gemidos que producían nuestras bocas.
-No me saciaré nunca de ti- me dijo cuando me salí de ella.
-Ni yo de ti, pervertida- le dije con una sonrisa torcida y ella me cogió de la nuca y me besó.
-Este deporte es el que haré en estos meses para no engordar ni un gramo- me susurró en el oído- A sí que más vale que te prepares bombón- me dijo lamiendo el lóbulo de mi oreja. Yo sólo pude besarle en la frente.
¿Qué más podía hacer? Después de que tu bella esposa te diga que todo lo que comerá en estos meses lo quemará con sexo… No podría negarme jamás…
Bella se puso el tanga, agachándose peligrosamente delante de mí y por si fuera poco, restregó su trasero con mi miembro, éste no tardó en despertarse de nuevo…

Bella pov.

Me agaché con la clara intención de provocarlo más si podía… Después de las palabras que le había susurrado… Pensaba llevarlo a cabo.
Me restregué con su enorme miembro, que no tardó ni diez segundos en responder y sonreí feliz. Me levanté para peinarme un poco y Edward me miraba con ojos oscuros…
-Señores pasajeros, aterrizaremos en cinco minutos, por favor váyanse a sus asientos- dijo una azafata golpeando la puerta. Yo no quité mi mirada de Edward, pero a diferencia de hace unos segundos, esta mirada era de auténtico horror, al igual que la de Edward…
-Joder…- murmuré bajito y Edward soltó una sonora carcajada…
Salimos del baño y todos, y cuando digo todos, son todos, todos los pasajeros, incluyendo las putas azafatas que no dejaban de mirar a mi esposo, nos miraban entre divertidos y celosos, por la parte femenina…
-Así se hace chico- dijo un hombre de unos setenta años y Edward le sonrió.
-Qué vergüenza…- dijo una azafata cuchicheando con otra, no paraban de mirar a mi esposo…
¿Si? ¿Querían guerra estas zorronas? Bien…
Me giré para ver a mi esposo con una preciosa sonrisa en su cara, lejos de estar avergonzado por la situación y lo cogí de la nuca en un acto demandante y junté nuestros labios en un beso rudo, cargado de pasión y deseo.
 Joderos zorras…
-Te amo- le guiñé y me separé de él con su saliva aún en mis labios…
Todos los pasajeros estallaron en sonoros aplausos y silbidos, a diferencia de las zorras, que se habían ido envaradas a otra área del avión…
Si… tomad esto como una advertencia.
Nos sentamos en nuestros asientos con nuestras manos entrelazadas.
-Perdona tío, creí que estaba soltera, aunque me extrañaba viendo a menuda mujer…- dijo un chaval que estaba atrás de nosotros.
-Déjalo ya- dijo Edward molesto.
¿Me había perdido algo? Absolutamente, si…
-¿Qué pasa?
-Nada, que cuando te levantaste provocaste a todo el público masculino…- dijo poniéndose el cinturón y luego me lo puso a mí.
-¿Estás celoso?- le dije divertida.
-¿Cómo no estarlo?- dijo envarado- Te estaban mirando como a un trozo de carne…
 -Señor, póngase el cinturón de seguridad- dijo una azafata que olía como a una verdadera puta…
La miré con cara de “¿eres gilipollas?, lo lleva puesto”
Imbécil…
-¿Tiene acaso problemas de visión o algo, querida?- remarqué lo último y ella me miró por primera vez.
-No, ¿por qué?
-Lo lleva puesto, genio- le dije sin más- ¿Me podría traer una botella de agua? La experiencia de sexo en pleno vuelo me ha dejado seca- le sonreí como si estuviera hablando del tiempo y Edward soltó una sonora carcajada, que la intentó ahogar con una tos, sin éxito…
-Claro- dijo alejándose de nosotros pisando fuerte…
Uuuuuuuu, toma eso puta.
-¿Y eso?
-¿Eso, qué?- le dije con mi sonrisa triunfal en el rostro.
-¿Celosa, señora Cullen?
-¿De esa? Tengo mejor gusto…- dijo mirando mis uñas como si fuera lo más importante del mundo.
-Me encanta que te pongas celosa…- me susurró mordiendo el lóbulo de mi oreja…
Joder… ¿Cómo podía desearlo cuando acabábamos de hacer el amor?
Sin duda, Edward Cullen ponía mi mundo patas arriba…
La azafata no apareció por ningún lado con mi “deseada” botella de agua…
Genial… Me encantaba cómo podía espantar a las zorronas que se acercaban a mi hermoso esposo… Sonreí de inmediato.
Pronto aterrizamos y en pocos minutos estábamos esperando a nuestras maletas cogidos de la mano.
-Mi hermana estará como loca por el retraso del avión- me dijo Edward cuando llegaron nuestras maletas.
-La llamaré- le dije con una sonrisa. Le besé en los labios y cogí mi móvil del bolso.
-¿Bella?- dijo histérica pero con un reflejo de emoción.
-¿Quién más sería?- le dije con una sonrisa.
-Oh, Bells, tengo tantas ganas de veros- dijo impaciente.
-Ya estamos en el aeropuerto, en una hora estaremos en tu casa enana- sonreí de nuevo y Edward me cogió de la mano para que avanzáramos hacia el Volvo- ¿Cómo está mi tesoro?- dije refiriéndome a Yuna-
-¿Si?- escuché cómo se levantaba- Pues pondré a calentar el pollo en el horno. Ella está bien Bells, sólo come y duerme, es muy buena.
-Ey, no te sulfures- la tranquilicé- No tienes que preocuparte de nada, ni siquiera sé el por qué has cocinado, deberías descansar- le dirigí una mirada a Edward cargada de amor y él besó mi mano- Pues menos mal que no ha hecho ningún desastre, ahora está muy revoltosa- dije acordándome de cuándo Yuna había rebuscado en la basura…
-Nada de eso, tenéis que probar mi nueva receta, dentro de una hora nos vemos, y Yuna está perfectamente tranquila, creo que nos llevamos de maravilla, os quiero- y colgó.
-Está loca…- susurré cuando Edward cerró el maletero del Volvo.
-¿Por qué?- me dijo con una sonrisa alzando su perfecta ceja.
-Dice que tiene una nueva receta… ¿Te acordarás de la última vez que dijo eso, verdad?- dije alzando una ceja burlona y él asintió.

Flash Back.

Estábamos Edward y yo en su habitación cuando una Alice entró como un torbellino en la habitación…
-¿Qué quieres?- dijo Edward dejando de besar mi cuello.
-Hermanito, más te vale que hables bien o me llevaré a Bella para una tarde de chicas- dijo con su perfecta sonrisa y yo tragué en seco…
Escuché a Edward murmurar cosas por lo bajo…
-¿Qué quieres Ali?- dije lo más cariñosa que pude, había cortado mi momento de paz con Edward…
-Tengo una nueva receta- dijo sin más.
-¿Una nueva receta?- dijo Edward incrédulo, él al igual que yo sabíamos los dotes culinarios de Alice…
-Si, vamos, tenéis que probarla- dijo cogiendo mi mano y separándome de Edward totalmente.
-¿Tiene que ser ahora?- le dije mirándola con pena, pero al parecer mi cara de cachorrito degollado no daba el mismo resultado que a ella…
-Si, ahora, vamos, no puedo esperar- dijo sonriente y tiró de mí hacia las escaleras.
Corrimos literalmente hacia la cocina con una Edward detrás enfadado… al parecer le había jodido tanto como a mí el habernos separado.
-Mirad qué buena pinta tiene- dijo señalando una tarta que inesperadamente tenía muy buena pinta.
-Tiene buena pinta- le dije con una sonrisa y ella me devolvió la sonrisa.
Le cogí la mano a Edward y me sonrió con mi sonrisa favorita.
-Toma- dijo Alice entregándome un trozo de tarta- Pruébala, ya verás que buena- dijo mirando “su obra maestra”- Edward, toma- dijo tendiéndole otro trozo. Edward y yo nos miramos.
-Alice, ¿puedes venir, cariño?- dijo Esme desde el piso superior.
-Si, mamá, ahora mismo voy- gritó de vuelta- Ahora vengo- dijo sonriente y salió de la cocina.
-Vale, tiene muy buena pinta- le dije a mi novio- Vamos a probarlo, no creo que nos muramos…- dije burlona.
-Si…- dijo no muy convencido.
Nos metimos un trozo en la boca y tan rápido de metió, tan rápido salió disparado hacia el suelo…
-Joder, la hostia…- dijo Edward limpiándose la boca con la “gran receta”.
-Dios… no puede estar más mala…- dije yo con el mal sabor de boca…- Tu hermana nos quiere matar…- dije burlona y la escuché bajar las escaleras- Dame- le quité el trozo y lo tiré rápidamente a la basura. Cuando llegó a la cocina pusimos nuestra mejor cara.
-¿Qué tal está? ¿Ya os la habéis comido?- dijo sonriente y orgullosa.
-Si, Alice- tosí- Está de muerte- dije convencida y Edward, que estaba detrás de ella, me dio una mirada burlona y sonrió anchamente…
-¿De verdad? ¿Queréis un poco más?
-¡No!- dijimos al unísono y nos salió demasiado histérico…
-¿No? ¿Acaso no os gusta?- dijo poniendo sus brazos en jarras y puse mi mejor sonrisa.
-Si, Ali, pero es que en breve cenaremos y no tendré hambre- dije lo más convincente que pude y ella asintió.
-Está bien, le guardaré a Jasper un trozo- dijo soñadora- Y si se acaba, mañana haré otra- dijo sonriente metiendo la tarta en la nevera.
Edward y yo nos miramos con cara de horror…

Final Flash Back.

Edward y yo soltamos una sonora carcajada mientras nos metíamos en el Volvo.
-Dios… aún recuerdo su “maravilloso” sabor- dijo chasqueando la lengua y yo no pude más que reírme…
-Tuvimos que escaquearnos al día siguiente para no comerla, no queríamos tocar su fibra sensible…- le dije mirándolo a los ojos.
-Si, gracias a ti me libre de intoxicarme- me dijo antes de besarme.
Edward arrancó el coche y nos encaminamos a casa de Alice.
-Te mentiría si te dijera que no tengo ganas de ver a nuestra revoltosa, ¿habrá crecido mucho?- le dije acariciando la mano que tenía encima del cambio de marchas.
-Bueno… sólo han pasado 15 días, pero ya sabes cómo crecen de rápido- me sonrió y me besó el dorso de la mano.
Veinte minutos después ya estábamos en la casa de Alice y Jasper.
-Espero que sea comible su “nueva receta”- dijo Edward cuando me abrió la puerta del coche.
-Ya verás como sí, ahora tiene que alimentar a Jasper y a su futura hija- le tranquilicé y él pareció asentir.
Subimos los escalones que dividían la casa con el patio delantero y llamamos a la puerta. Una embarazadísima Alice nos abrió la puerta.
-Ali- le dije con lágrimas en los ojos, la había hecho mucho de menos…
-Bells- dijo ella en el mismo estado- ¿Qué tal está mi sobrinito?- dijo acariciando mi vientre.
-Perfectamente, comiendo muchísimo- le dije apretando más el abrazo.
-Me alegro.
-¿Y Megan?- me despegué de ella y le toqué el abultadísimo vientre.
-Muy bien, también comiendo muchísimo- Alice dirigió su mirada detrás de mí y supe que estaba mirando a Edward- Hermanito- dijo corriendo hacia él y me giré hacia ellos. Edward le abrió los brazos  y la estrechó con mucha delicadeza en su pecho.
-¿Cómo estás?- dijo y en ese momento sentí unos pasos y me giré. Era Jasper.
-Hola- le dije con una sonrisa y él me abrió los brazos al igual que Edward los había abierto para Alice. Yo avancé hacia él y nos abrazamos.
-Hola Bells- dijo sobre mi pelo- ¿Cómo estas?
-Muy bien y ¿tú?
-Bien, a pesar de tener que soportar a una hormonada mujer…- me susurró para que Alice no se enterase. Yo me despegué de él y le sonreí.
-Se le pasará- le dije convencida- ¿Dónde esta mi…?- no pude terminar porque Yuna venía corriendo hacia mí- ¡Yuna!- la llamé y ella vino hacia mí moviendo su rabito- Preciosa, ¿cómo estás?- la cogí en brazos y la estreché en mi cuerpo, ella me lamió toda la cara y me ladró con suavidad a modo de saludo.
-¿Cómo estás pequeña?- dijo Edward acercándose a mí con una sonrisa y Yuna se lanzó literalmente a sus brazos y le lamió toda la cara, como a mí.
-Está enorme- dije tocando su lomo.
-Si, la llevamos ayer al veterinario- dijo Jasper mirándome burlón.
- ¿Y eso? ¿Le pasa algo?- le dije asustada y él negó con la cabeza.
-No, mi hermosa mujer- dijo poniendo su brazo en la espalda baja de Alice- Quería saber cuánto peso había cogido esta semana.
-Alice…- le advertí y ella sólo me sonrió- Joder… ¿por qué has tenido que molestarte? De todas formas tengo que llevarla mañana para vacunarla.
-No, ya lo he hecho yo- dijo de nuevo la pequeña demonio.
-ALICE CULLEN- le dije histérica- ¿Por qué coño lo has hecho? Es nuestra responsabilidad.
-Ey, no te irrites- dijo Edward- Da igual, le devolveremos el favor de otra manera- me guiñó Edward y yo asentí convencida… Ya sabía lo que le iba a regalar a Alice como agradecimiento…
-Vamos, la comida se enfría- dijo la enana sonriente dirigiéndose a la cocina.
-Tienes suerte de que no te haya mandado a la mierda- me susurró Jasper bajo para que Alice no se enterase. Edward y yo os miramos y soltamos una carcajada- Yo no podría hablarle así aunque quisiera, que por cierto me han dado unas ganas enormes en estas dos semanas…- dijo pensativo.
-Bueno… supongo que sabe lo que le conviene, yo también tengo las hormonas revolucionadas, Jazz- le dije sonriente y Edward soltó otra carcajada.
-Joder…- escuché que decía Jazz abatido y yo le besé en la mejilla. Pobre…
-No te preocupes, sé controlarme- le guiñé y me adelanté a los chicos.
-¿En qué te ayudo?- le dije a la enana cuando entré en la cocina.
-¿Puedes llevar el pan a la mesa?- me dijo tendiéndome una bandeja entera.
-Claro- le sonreí y me dirigí a la cocina.
Los chicos estaban sentados en el sofá viendo la televisión y cuando pasé por delante, Edward me cogió del brazo y me besó en los labios.
-Dame, ya lo pongo yo- me susurró mirándome con dulzura, yo sólo pude asentir y controlar mis pensamientos…
Su delicioso aliento se había colado en mi boca y estaba de nuevo muy, muy caliente… Decidí que lo mejor era salir de allí cuanto antes y así hice. Me dirigí a la cocina de nuevo y Alice ya había sacado el pollo del horno.
-Mmmmm, qué bien huele.
-Espero que os guste- dijo con una sonrisa.
-Seguro que sí- dije convencida. Bueno… lo de la dichosa tarta había pasado hace más de siete años…
-Jazz, ven por favor- dijo Alice.
Jazz en milésimas de segundos entró en la cocina y yo le sonreí a mi Dios griego que estaba apoyado en el marco de la puerta, parecía un puto modelo de revista…
Qué bueno estaba, por Dios…
-Lleva el pollo a la mesa, por favor- le besó en la mejilla y Jasper la miró anonadado…
Creo que era la primera vez en dos semanas que Alice le hablaba bien a Jasper… Tendría que hablar con ella.
Ni siquiera me di cuenta cuando Edward se puso a mi lado a susurrarme cosas…
-¿Te gusta algo de lo que has visto hace unos segundos?
Joder…
¿Por qué carajo era tan sensual sin ni siquiera proponérselo? Fácil… era Edward Cullen… El ser más sexy, guapo, cañón, listo y romántico de todo el planeta. Sonreí ante mis pensamientos.
-La verdad es que me gustas más desnudo- le dije susurrándole de la misma manera y le toqué su miembro con disimulo… Mi pequeño Eddie estaba despertándose de su breve siesta…
-Eres mala- escuché antes de separarme completamente de él para seguir a Jazz y a Alice. Yo sólo pude sonreír por provocarle tanto.
Comimos todo lo que había en la mesa, desde el pollo hasta la deliciosa tarta de queso. Todo estaba de muerte.
-Alice, está todo delicioso- le dije con una sonrisa acariciándome el vientre.
-Gracias- dijo con una sonrisa- El pollo es al estilo “Jerez”- dijo contestando a mis dudas.
-Pues está exquisito- dijo Edward mirándome con una sonrisa.
-Ali, cuando me dijiste que tenías una nueva receta, no pude evitar acordarme de tu “deliciosa” tarta- dije haciendo comillas en el aire y Edward y Jazz soltaron una sonora carcajada.
-Joder… ¿Aún os acordáis de eso?
-¿Cómo no hacerlo?- dijo Edward cuando se había tranquilizado- Estaba malísima, Ali- le dijo con cariño y ella sólo pudo sonreír.
-Estaba probando mis dotes culinarios, no podéis culparme- dijo inocente y así pasamos toda la tarde hablando de todo un poco.
 Edward y yo le contamos todo lo que habíamos hecho en la luna de miel, evitando lo obvio, por supuesto.
-Me alegro tanto por vosotros- dijo una soñadora Alice, una vez nos sentamos en los sofás.
-Si, la verdad tengo que agradecértelo todo a ti- dije emocionada- Si no hubieras sido tan insistente, no habría podido casarme con el ser más maravilloso de todos- dije cogiéndole la mano a mi esposo y éste me besó el dorso de mi mano.
-Ni yo hubiera estado con tan hermosa dama- dijo antes de besar mis labios.
-Oh, Dios, qué amor- dijo Alice mirándonos embobada. Yo sólo le pude sonreír con toda la felicidad que sentía.
-Ali, ¿te has hecho nuevas ecografías, verdad?- dijo Edward.
-Si, ¿por qué?
-Quiero verlas.
-Ahora te las bajo- dijo Jasper levantándose del sofá para ir al piso de arriba.
-Ali- la llamé cuando Jazz desapareció escaleras arriba- Tendrías que cambiar tu carácter- le dije ante su atenta mirada.
-¿Por qué?
-No deberías tratar así al pobre Jazz, lo está pasando bastante mal- le dije acercándome a ella y sentándome a su lado- Él te ama, no conozco una atracción como la vuestra, habláis sin ni siquiera hablar y sentís las emociones del otro sin siquiera preguntar- le dije cogiendo sus manos entre las mías- Sé que tu carácter ha variado mucho por el embarazo, pero no dejes que tus hormonas lleven el control de él, no es justo ni para él ni para ti- le dije con el corazón en la mano y ella me sonrió antes de abrazarme. Miré a Edward y éste me veía emocionado y orgulloso. Yo le sonreí y él me devolvió la sonrisa.
-Bella es que se ha puesto todo de cabeza- me dijo mientras me abrazaba- Jazz intenta pasar el mayor tiempo posible conmigo y eso me irrita, está detrás de mí haga lo que haga, no me deja estar sola en ningún lado y encima de cree que estoy enferma, joder, estoy embarazada, no enferma- me separé completamente de ella y la miré con una sonrisa.
-Lo sé, tengo el mismo problema que tú- miré a Edward y él me sonrió de lado- Estos hombres son unos pesados, pero a pesar de eso nos aman, Ali- le dije sonriendo y ella también sonrió- Haz que esta etapa de tu vida sea la mejor y no te amargues por tonterías, sé que Jazz se preocupa demasiado, pero es porque te quiere y te ama con todas sus fuerzas y no soportaría jamás que te pasara algo.
-Tienes razón- me dijo abatida- Sólo he estado hablándole mal en estas dos semanas- dijo triste con la cabeza gacha y yo enseguida puse mis dedos en su barbilla para que me mirara.
-Ali, no te pongas así, no quiero que te pongas triste, lo único que quiero es que seas comprensiva- la abracé de nuevo y ella me estrechó entre sus pequeños brazos- Probablemente me tengas que dar el mismo consejo a mí en unos meses- le susurré bajito y ella soltó una carcajada.
-Seguramente sea así- dijo separándose de mí, con una hermosa sonrisa en su rostro.
-Ya estoy aquí- dijo Jazz sonriente y Alice se levantó enseguida para abrazarle con mucho amor.
-Perdóname Jazzy- le dijo con una ternura imposible y yo miré a Edward, que me miraba con mucho amor y adoración.
Me levanté y me puse a su lado, pero él tenía otro pensamiento y me puso encima de sus piernas, yo sólo pude besarle en el cuello.
-Gracias- me dijo Jazz antes de darme un sonoro beso en la mejilla.
-¿Por qué?
-Por hablar con Alice- me dijo convencido y yo sólo le sonreí. Le tendió a Edward la ecografía y ambos la miramos embobados.
Qué ganas tenía de ver a mi bebé…



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