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Capítulo 2.
Alice pov.
Nos besamos dulcemente
hasta que el sol se asomó por el horizonte, indicando un nuevo día.
No dijimos nada durante
toda la noche, no hacía falta, no hacía falta decir palabras para decirnos lo
mucho que nos amábamos, era absolutamente perfecto. Sólo con nuestras miradas
podíamos mantener una conversación, solos él y yo.
Estuvimos así durante
horas.
-Alice Cullen- dijo
Jasper arrodillándose ante mí y cogiendo mi mano para después besarla y
regalarme una hermosa sonrisa- Quiero amarte y respetarte durante toda nuestra
eternidad, ¿desearía ser mi esposa señorita Cullen?- me dijo con una exquisita
educación con su perfecta sonrisa y mirándome con tal intensidad que me tenía
atrapada, era imposible contestarle en ese momento, pues él sabía demasiado
bien mi estado de ánimo ahora mismo y mis ojos le transmitían todos mis
sentimientos.
Lo besé, lo besé con
tanta fuerza y tanto amor que los dos caímos encima de la suave hierba.
No podía estar más
feliz...
Jasper, mi Jasper, ahora
sería mío y nunca nos separaríamos.
-Claro que si mi amor- le
dije apartándome lo necesario para mirarle y regalarle mi mejor sonrisa. Lo
abracé como nunca antes lo había hecho con nadie, ahora me sentía completa, a
su lado.
Comenzamos a besarnos
nuevamente, pero esta vez con deseo, con mucho deseo y lujuria contenida, como
si el mundo se fuera a acabar en este mismo instante, como si no fuéramos a ver
ningún otro crepúsculo juntos.
Estábamos tan metidos en
nuestros pensamientos que no nos percatamos cuando llegó mi hermana Bella. Ella
carraspeó y nosotros nos separamos suavemente y sonreímos como unos auténticos
quinceañeros.
-Ali, cariño, tu precioso
vestido de novia espera por ti- me dijo Bella con una dulzura imposible. Me
giré por primera vez hacia ella y me mostraba una hermosa sonrisa.
¿Mi vestido de novia?
Pero, ¿cómo sabía ella que me casaría siquiera antes que nosotros?
Edward...
Claro, era Edward, él le
habría leído la mente a Jasper desde que lo vio por primera vez. Cuando
estábamos todos reunidos en el salón acertó de lleno en sus expectativas y
ahora agradecía que fuéramos vampiros, pues me habían preparado una boda
sorpresa, ellos sabían que era todo lo que deseaba...
-Ve Ali- me dijo Jasper
rompiendo el hilo de mis pensamientos- Quiero que hoy seas la señora Hale- me
dijo besándome en la nariz.
-Jasper, tu traje también
espera por ti- le dijo Bella con una maravillosa sonrisa y cogiéndome una mano
para alzarme sin mayor esfuerzo.
Nos dirigimos hacia la
casa y a mitad de camino Bella me tendió un pañuelo para que me lo pusiera. Al
final me lo puso ella ya que no se fiaba de mí y no era para menos, quería ver
cómo habían decorado la casa y el altar, el precioso altar...
Todo sería perfecto.
-Ali yo te guiaré y por
favor, por favor no seas insistente- me dijo Bella recordándome lo nerviosa que
era y yo asentí segura.
Llegamos a mi habitación
y Bella soltó el nudo del pañuelo y mi vista se dirigió inmediatamente hacia mi
gran cama ying zen.
Encima de ella descansaba
un precioso vestido de novia, no podía ser más hermoso.
-¿Es es...este?- le dije
a Bella tocándolo suavemente temiendo romperlo.
-Claro que si cariño, ese
vestido lleva pintado el nombre de Alice por todas partes- me dijo Bella
acercándose a mí y abrazándome dulcemente- Es mi pequeño regalo, es lo menos
que podía hacer por ti- me dijo sollozando. Las dos estaríamos llorando en este
mismo instante si fuéramos humanas.
-Oh, Bella gracias, no
sabes lo que significa para mí.
-Bueno Ali, ya basta de
lloriqueos- me dijo sonriéndome- Ahora quiero que te metas en la ducha y uses
todo lo que te he puesto en el baño- me dijo empujándome suavemente hacia el
baño- y sí, es una amenaza- me dijo de nuevo sonriéndome y yo le saqué la
lengua.
Me duché con un gel de
almendras dulces, al igual que mi pelo. Después me puse un exfoliante por todo
el cuerpo de vainilla y en la cara con olor a fresa, un olor exquisito. Bella
sabía a la perfección mis gustos.
Salí de la ducha y me
encontré una caja, en ella había una nota.
Querida Ali,
Cuando abras la caja te
encontrarás tu maravillosa ropa interior para un día tan especial como lo es
este. Sé que te gustará, siempre me dijiste cual sería el conjunto ideal para
tu noche de bodas. Estarás preciosa nena.
Pdt: Y sí me ha costado
horrores ¡¡conseguírtelo!!
Rosalie.
Rosalie era un ángel, se
acordaba de mi conjunto perfecto para mi noche de bodas. Me reí cuando leí la
posdata de la nota, ¿por qué le habría costado tanto?
Abrí la caja y me
maravillé con su contenido...
Claro que le había costado
mucho encontrar esta preciosidad a Rosalie.
Era un diseño único y
tenía que ser elaborado delicadamente por mi diseñador favorito, Versace.
Yo lo había diseñado hace
un par de meses y era precioso... Era de un color rosa crema, muy, muy clarito,
el color era un dulce toque. Ese color lo combinaba a la perfección con los
detalles en dorados que tenía en varios sitios, eran lacitos muy pequeñitos
repartidos por la parte central del corpiño y encima de las tirantas. Las
braguitas muy, muy sexys, también tenía lacitos dorados por varias partes de la
cintura. Para rematar el conjunto, poseía unas ligas en rosa crema, igual que
el conjunto y debajo llevaba las perfectas medias tupidas de un doradito muy
suave, tirando a beige. Era hermoso...
Me lo puse y jamás
imaginé que me quedaría tan bien. Rosalie había hecho un trabajo estupendo, las
muchas charlas que tuve con ella dieron sus frutos, pues quería algo único y
muy especial. Era absolutamente perfecto.
Ahora caí en la cuenta de
que toda mi familia esperaba esta boda antes que yo y no sé cómo Rosalie lo
había conseguido para hoy, quizás... ¿Lo tendría desde hacía mucho? Seguro que
sí... Desde que lo había diseñado y ella se quedó con el diseño... Ahora todo
encajaba.
-¿Ali?- dijo Bella detrás
de la puerta.
-Pasa Bella- le dije sin
quitar la mirada fija que tenía en el espejo, brindándome una imagen preciosa.
-Oh Dios, Ali, te queda
genial cariño- me dijo Bella maravillándose con mi conjunto, yo sólo le pude
esbozar una hermosa sonrisa y abrazarle fuertemente-Deja que te ayude con ese
corsé- me dijo girándome para tener mejor acceso a mi espalda y poder atarme
fuertemente el corsé. Ahora sí que estaba perfecto.
-Gracias a todos por
hacer mi sueño realidad, era lo que realmente necesitaba mi vida- le dije
besándole sus sonrosadas mejillas. Hay me di cuenta que estaba totalmente
arreglada, con un precioso vestido color champán brillante que le llegaba hasta
los tobillos, donde se dejaba ver unos preciosos tacones del mismo tono.
Llevaba un recogido alto, un moño muy elegante, estaba realmente preciosa-
Bells estás preciosa- Le dije maravillándome con su atuendo.
-Gracias Ali, pero no
tanto como tú- me dijo sonriéndome- Es tu día y tu serás la que deslumbre- me
dijo cogiendo mi mano y llevándome con ella hacia la habitación nuevamente. Me
sentó en un taburete alto que había enfrente de mi tocador y comenzó mi cuento
de hadas...
Primero me cepilló mi
corto pelo y me puso una crema ligera en mi cara, para prepararla para el
maquillaje. Bella ahora sabía maquillar estupendamente.
Puso una suave base de
maquillaje, muy, muy tenue y empolvó mi cara con polvos translúcidos.
Seguidamente cogió varias brochas para sombras de ojos y se dedicó totalmente a
poner mi mirada enmarcada. Puso sobre mis párpados una sombra color tierra
clarita sobre mi párpado móvil y comenzó a difuminarla muy suavemente.
Posteriormente aplicó sombra color vainilla mate en el arco de mis cejas, para
levantar mi mirada y delineó suavemente con lápiz negro mis ojos, también
delineó las líneas de agua y mis ojos quedaron perfectos, naturales pero con
una mirada intensa. Para mis labios aplicó brillo rosita clarito y terminó
aplicando rubor tenue en mis mejillas y ya estaba lista.
Lo tenía que reconocer,
Bella había hecho un trabajo estupendo, estaba perfecta.
Bella se dirigió hacia mi
cama y con mucho cuidado cogió mi vestido y lo acercó a mí, qué bonito era...
Su color gritaba
elegancia por donde lo mirases, un color marfil muy, muy bonito. Las mangas del
vestido estaban fruncidas, dejando expuesta mi pálida piel, haciendo una
combinación perfecta, e iban caídas suavemente por mis hombros. La parte del
pecho hasta la cintura era muy entallado, realzando mi figura perfectamente.
Tenía un escote perfecto, muy inocente y a la vez un poco atrevido por todas las
pequeñas florecitas que tenía en su borde. Las mismas florecitas que estaban
encima de la tela de todo el vestido, hermoso. Desde la cintura hasta los
tobillos, el vestido se iba ensanchando suavemente, dejando ver al final unos 4
metros de cola, mi favorita.
Una enorme cola, ésa era
mi condición número uno para mi precioso vestido de novia.
Comenzó a ponérmelo con
un cuidado extremo y me ató los cordones que llevaba en mi espalda, pues la
espalda estaba totalmente descubierta y sólo tenía esos cordones para poder
ajustármelo. El resultado era que la única tela que había en mi espalda era una
parte de las mangas y a partir de ahí, todo iba disminuyendo hasta dar con los
cordones. Estaban entrelazados, formando unos finos rombos por toda mi espalda.
Gracias a que Bella me
puso un espejo enfrente y el otro de pie, en mi espalda, pude verme
perfectamente desde todos los ángulos.
El velo me lo puso con
mucha delicadeza en el pequeño recogido que llevaba, era de un tacto muy suave
y me colocó la insignia “Cullen” en el cuello.
Era un colgante precioso.
Estaba compuesto por oro
blanco y oro amarillo, toda una delicadeza de joya. La “C” estaba bien visible,
justo en el centro y alrededor de ella, se encontraba pequeños diamantes,
exactamente 9. Un momento... ¿9? Cada diamante pertenecía a cada miembro de la
familia y ahora había uno más...
-Si Ali, Emmett se
encargó de llevar todas las insignias de toda la familia para añadir un
diamante más, ese diamante pertenece a Jasper- me dijo sonriéndome y yo no pude
más que esbozar una gran sonrisa y abrazarle- Jasper ya tiene el suyo propio-
me susurró.
Mi pequeña sobrina
Nessie, mi mamá Esme y mis hermanas Bella y Rosalie teníamos un colgante
exactamente igual, el de Nessie era más pequeñito. Sin embargo, Carliste, Emmett
y Edward y ahora Jasper llevaban el símbolo en una pulsera.
Para terminar mi atuendo,
Bella acercó hacia mí una caja que parecía ser de zapatos.
-Esto es para ti, es de
parte de tu sobrina Nessie- me dijo con una sonrisa muy dulce cuando nombró a
su hija. Era un encanto.
-Oh Dios, mi niña, le
daré las gracias en cuanto esté lista- le dije abriendo la caja y encontrándome
en ella unos preciosos zapatos de tacón en color marfil, era ideal para el
vestido, qué buen gusto tenía mi sobrinita.
Bella me ayudó a
calzármelos, pues la cola del vestido no hacía nada fácil la tarea, cuando hube
terminado Bella me alentó a que me mirase de nuevo en el espejo y lo que vi me
encantó. Nunca me había visto así de radiante.
En ese momento llamaron a
la puerta y Bella murmuró un “pasa” sin quitar su mirada de mi figura. Era
Edward.
-Hermanita estás
realmente hermosa- me dijo Edward con una Nessie en sus brazos sonriendo.
-Oh Edward muchas
gracias- le dije avanzando a él con cuidado y abrazando a él y a mi sobrinita.
Nos deshicimos del abrazo y cogí a Nessie con mucho cuidado de no estropear
nada- Gracias cariño por los zapatos, son realmente preciosossobrinita. Nos
deshicimos del abrazo y cogí a Nessie con mucho cuidado de no estropear nada-
Gracias cariño por los zapatos, son realmente preciosos- le dije a un Nessie
sonriente y le besé toda su carita, a lo que ella soltó una carajada.
-Tía Ali- dijo Nessie
cuando se hubo tranquilizado- Estas muy guapa.
-Gracias mi amor- le dije
besándole su frente y después me giré para ver a Edward agarrar a su mujer de
la cintura y susurrarle cosas nada aptas para Nessie.
-Siempre están así tía
Ali- dijo una Nessie un poco cansada y todos soltamos una carcajada.
-Yo no tengo la culpa de
que tengas a una madre tan sexy Nessie- le dijo Edward tomándole el pelo y
cogiéndola en brazos- Aunque tengo que decir que eres igual de hermosa que tu
madre- le susurró en su oído a su hija y Bella y yo nos reímos.
En ese momento llegaron
mis padres y mi mamá se acercó casi corriendo a velocidad vampírica.
-Alice, tesoro, pero
mírate estás realmente preciosa- me dijo mamá abrazándome con mucho cuidado-
Carliste mírala, no puede estar más guapa- le dijo a papá sonriéndole y
sollozando levemente.
-Tienes razón Esme, mi
hija no puede estar más hermosa- le dijo papá a mamá para luego avanzar hasta
mí y abrazarme dulcemente y depositar un sonoro beso en mi frente. Todos nos
reímos por esa actuación- ¿Qué pasa? ¿No puedo besar a mi hija o qué?- dijo
papá intentando sonar enfadado pero falló estrepitosamente y todos reímos de
nuevo.
-Abu yo también quiero un
besito como el de la tía Ali- dijo Nessie en brazos de Edward y alzando sus
bracitos hacia Carlite, éste en un parpadeo se colocó delante de Edward y cogió
a su nieta en brazos para repartir besos por toda su cara, nosotros ante la
imagen tan tierna sólo pudimos suspirar.
En ese momento llegaron
Emmett y Rosalie.
-Ali, estás perfecta mi
amor- le dijo Rosalie avanzando hacia ella para darle un largo abrazo.
-Ehhh, yo también quiero
abrazos y besos- dijo un Emmett con una carita de niño bueno que a todos nos
causó risa, incluso a Nessie, que reía a mandíbula batiente- Ali, estás
hermosa- me dijo Emmett cuando nos hubimos tranquilizado, nos abrazamos y me
susurró en el oído “tu futuro esposo espera por ti hermanita”, dijo dulcemente.
Todos comenzaron a
dejarme sola con Carliste, pues él sería el padrino de la boda.
-¿Lista?- me susurró mi
padre cuando me abrazaba de nuevo.
-Si, papá, nunca he
estado más segura de ello- le dije deshaciendo el abrazo y mirándole con una
sonrisa.
-Me alegro por ti hija-
me dijo para darme un beso en la mejilla y ofrecerme su brazo para poder salir
de la habitación. Yo enredé suavemente mi brazo izquierdo a su brazo derecho y
nos encaminamos hacia las escaleras.
Comenzamos a bajarlas despacio,
con mucho cuidado, la casa estaba desierta, todos estarían junto a Jasper
esperándonos.
Jasper...
Dios, lo amaba más que a
mi propia vida, nunca imaginé encontrar a un ser tan perfecto como él,
compaginábamos a la perfección, era la mitad que me faltaba, la otra parte de
mi alma.
Casi llegábamos a la
puerta de entrada cuando la tradicional melodía inundó nuestros oídos. Yo sólo
pude mirar a mi padre con emoción y él me sonrió.
-Estás preciosa cariño-
me dijo papa y si pudiera llorar lo habría hecho. Estaba muy emocionada.
Doblamos la esquina que
daba a nuestro precioso jardín y ahí fue cuando supe que mi familia se había
esmerado en mi boda.
Había un camino justo en
el medio y a los lados estaban todos los invitados. Los asientos estaban repletos,
¿cómo habían avisado a tantísima gente en tan poco tiempo? Parece que mi padre
supo mi duda y me susurró “cosas de vampiros” y luego me sonrió con una sonrisa
socarrona. Yo le sonreí con mi mejor sonrisa.
Estaban presentes todos
los clanes que conocíamos y por inercia me vino a la mente las imágenes de la
boda de Edward y Bella, estaba todo muy parecido, pero con una gran diferencia,
los que se casaban éramos Jasper y yo, no ellos, pero aún se diferenciaba todo,
mi pequeña sobrina estaba sonriente mirándome en los brazos de su padre. Toda
la familia se encontraba en el primer banco, naturalmente.
La decoración gritaba el
nombre de “Esme” por doquier, siempre tuvo muy buen gusto. En el enorme pasillo
había pétalos de rosas blancas esparcidos por donde mi papá y yo íbamos pasando
y parecía ser un camino. Seguí con la mirada ese camino y por fin vi lo que
quería ver.
Jasper, mi querido
Jasper.
Estaba más guapo que
nunca.
Lo conocía de escasamente
un día, pero ya lo había visto en mis visiones y en el día de hoy estaba más
perfecto que nunca. Era todo un ángel.
Su esmoquin era de un
color negro noche, precioso. Su camisa blanca con detalles en dorados y su
corbata era del mismo color que mi traje, marfil. Su pelo estaba perfectamente
peinado, dejando unas suaves ondulaciones rubias al aire, precioso.
Absolutamente perfecto.
En el momento que
nuestras miradas se conectaron empezamos a tener una de esas conversaciones
nuestras, en las que nos podíamos pasar horas y horas mirándonos mutuamente sin
decir nada.
Me miró más intensamente
que antes como si eso fuera posible y sus ojos estaban completamente negros,
seguramente como los míos, por el deseo que nos teníamos ambos.
Me sonrió de la manera
más tierna que había visto en mi vida y yo se la devolví con la sonrisa más
radiante de toda mi vida.
Nos faltaba muy poco para
llegar a mi amado y miré hacia arriba, la hora del crepúsculo había llegado,
nuestra parte del día favorita. Ahora era justo el momento de enlazar nuestras
almas para toda nuestra eternidad.
Le miré de nuevo y supe
que él estaba pensando en lo mismo.
Desvié mi mirada y ahí
fue cuando miré al precioso altar por primera vez.
El altar estaba presidido
por un precioso arco de jazmines, mis flores favoritas y olía de maravilla.
Habría como 5.000 florecitas de jazmines por toda la enredadera del arco, todo
pensado perfectamente.
-Cuídamela mucho Jasper-
le dijo Carliste a Jasper dándole mi mano.
-Claro que sí Carliste,
es lo que más quiero en esta eternidad- le contestó cogiendo mi mano para
después besarla y mirarme con intensidad. Mi papá se dirigió hacia al lado de
mi familia y yo volví mi mirada de nuevo para mi amado- Eres la criatura más
hermosa que he visto en mi vida, estás preciosa cariño- me dijo Jasper
susurrándome suavemente.
Lo adoraba, esas palabras
me encendieron de una forma brutal, su susurro era la cosa más sexy que jamás
había oído y lo peor de todo era que me debería de causar dulzura y amor. Él me
sonrió pícaramente y mi mirada se dirigió para sus labios, rosados y finos,
quería besarlos inmediatamente.
-Hermanos pueden
sentarse- dijo el sacerdote cortando mis pensamientos poco correctos para estar
en propia mi boda y si hubiera podido ruborizarme, lo habría hecho y
fuertemente. Suerte que bloquee a Edward en todo momento, si no ahora estaría muerta de vergüenza...
Jasper y yo nos giramos
para quedar frente al sacerdote y de espaldas a los invitados y a mi familia.
-Vamos a celebrar la
unión entre Alice Cullen y Jasper Hale- en ese momento miré a Jasper y me
susurró un “te amo” inaudible para el sacerdote por supuesto, y yo le sonreí-
Jasper, ¿prometes amar y respetar en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la
enfermedad, en la riqueza y en la pobreza a Alice todos lo días de tu vida?
-Yo, Jasper Hale, prometo
amar y respetar en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, en la
riqueza y en la pobreza a Alice todos los días de mi vida, incluso después de
mi muerte- dijo y yo le sonreí con dulzura, qué tierno era. Todos los vampiros
presentes soltaron una enorme carcajada por lo de “después de mi muerte” y yo
tuve que aguantar la carcajada, no podía reírme en estos momentos...
-Y tú, Alice Cullen,
¿prometes amar y respetar en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la
enfermedad, en la riqueza y en la pobreza a Jasper todos los días de tu vida,
incluso después de tu muerte?- De nuevo una tanda de carcajadas se escucharon a
nuestras espaldas.
-Yo, Alice Cullen,
prometo amar y respetar en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la
enfermedad, en la riqueza y en la pobreza a Jasper en toda mi eternidad- le
dije mirando a los ojos a la mitad de mi alma, me miraba con adoración, como yo
a él. Nuestra conexión visual jamás fue interrumpida por ninguno de los dos.
-Jasper, ¿quieres tomar
como esposa a Alice Cullen?
-Si, acepto- me dijo
brindándome una perfecta sonrisa, que guapo era.
-Alice, ¿quieres como
esposo a Jasper Hale?
-Si, quiero.
-Os declaro marido y
mujer, puedes besar a la novia- nos dijo el sacerdote y dicho eso, Jasper
avanzó los pocos centímetros que nos separaban y me dio un beso inolvidable,
dulce, muy dulce, como si temiera a romperme.
Toda mi familia junto con
todos los invitados saltaron en aplausos y gritos de felicidad.
Dejó de besarme para
besarme la frente y después susurrarme un “para toda la eternidad”.
-Por siempre mi vida- le
dije besándole de nuevo. Sentía su dulce lengua jugar con la mía y todo lo de
nuestro alrededor no importaba ahora, éramos sólo él y yo.
Ahora sabía que había
encontrado a mi compañero, el que me acompañaría por toda la eternidad y nunca
más me quedaría sola, ya no.
Rompimos el beso para
abrazarnos suavemente y los dos mirar hacia el cielo, viendo como el suave
crepúsculo daba la bienvenida a una luna, una luna nueva, que parecía fundirse
perfectamente con el poco sol que había de entre las montañas, dando lugar a un
precioso eclipse. Éramos él y yo, el crepúsculo era él y yo la luna,
fundiéndonos de igual manera sellando el pacto de amarnos para siempre en todos
los amaneceres futuros.
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