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Capítulo 11: Eres mi ángel.
Edward pov.
-Hola papá- le dije entrando en su despacho con Bella. Ella estaba bastante
nerviosa, era normal, íbamos a tener un hijo, todo sería perfecto.
-Hola hijo- me dijo levantándose de su sillón y se acercó a nosotros. Me
dio un abrazo y se dirigió a Bella- Hola Bella- le dije con una estupenda
sonrisa y ella se la devolvió. Se abrazaron tiernamente y la escena era
maravillosa, al fin sería parte de nuestra familia, una Cullen, ese era mi
sueño, estar con ella el resto de mi vida.
Bella estaba radiante, su felicidad se podría ver a kilómetros de distancia
y yo estaba igual que ella. Ahora la vida nos sonreía y seríamos la familia
perfecta.
-Tomad asiento- dijo papá con una educación excelente, me alegraba mucho de
que mis padres me hayan dado esa perfecta educación- Bueno, ¿a qué se debe esta
maravillosa visita?- dijo papá cuando nos hubimos sentado Bella y yo.
-Pues verás...- empecé yo, la verdad estaba muy nervioso. Bella me apretó
la mano reconfortándome y me dedicó una preciosa sonrisa.
-Carliste tenemos que daros una estupenda noticia- comenzó Bella y yo me
quedé atónito... Jamás habría empezado ella esta conversación, era yo el que
tenía que dar la cara, pero era imposible. Estaba demasiado emocionado como
para si quiera hablar. Miré a Bella y ella me miró con adoración, qué hermosa
era.
-Decidme, espero que sea una buena noticia- dijo mi padre como sabiendo más
de lo que demostraba...pero, ¿cómo lo sabría? Era Carliste Cullen... todos los
Cullen nos enterábamos de todo siempre...
-Carliste- comenzó Bella, pero gruesas lágrimas bajaron por sus mejillas
por toda la emoción que presentaba su cuerpo en este momento. Era un hombre y
la noticia se la tenía que dar yo. Con una mirada tierna hacia Bella y una
sonrisa hacia mi padre, comencé a darle la noticia.
-Papá vas a ser...- me quedé mirándolo con una un mirada de complicidad y
una sonrisa de orgullo.
-¿Abuelo?- dijo Carliste muy emocionado levantándose y dirigiéndose hacia
Bella. Bella se levantó del asiento y asintió hacia Carliste, mi padre casi
gritó de emoción- Oh, Bella- dijo abrazándola con mucho amor y en ese momento
supe que ese bebé sería querido por todos, tenía mis dudas porque mi padre era
muy correcto, nada de no tener hijos antes del matrimonio, pero si quería que
tuviéramos cabeza. Pero por lo visto, la relación entre Bella y yo era muy
evidente para todos- Un nieto, otro nieto- se liaba sólo con sus propias
palabras, esta más que emocionado, sólo había visto a mi padre así cuando Alice
le dio la maravillosa noticia de que estaba embarazada.
Alice...
Tenía que decírselo de inmediato, Bella y yo fuimos los primeros en
enterarnos de su embarazo y no sería justo para ella enterarse la última...
-Gracias Carliste, la verdad temía dar la noticia- dijo Bella un poco
apenada, pensando en lo mismo que yo.
-Nada de eso Bella, eres parte de la familia casi desde que naciste y ahora
no vas a ser menos, ya casi eres un Cullen, aunque siempre lo fuiste- le dije
abrazándola de nuevo y ella con una preciosa sonrisa y una mirada llena de amor
hacia mi, le devolvió el abrazo.
-De nuevo gracias Carliste- susurró Bella.
-Bueno chicos, hay que decirle esta maravillosa noticia a Esme o de lo
contrario veremos a Esme Cullen enfadada- dijo mi papá con cara de temor y
Bella y yo nos miramos y comenzamos a reírnos.
-Papá de hecho pensaba invitar a toda la familia a comer al restaurante
preferido de Bella, ya que a todos nos encanta la pasta- dije cogiendo la mano
de Bella y besándola con mucha delicadeza.
-Claro que si, pero invitaré yo y no quiero replicas Edward- dijo mi papá
intentando ser severo, pero hoy era imposible serlo- Vamos chicos- dijo papá
quitándose su bata blanca y colocándose el abrigo. Salimos del despacho y nos
dirigimos hacia los aparcamientos.
-Papá yo iré para casa, te espero allí- dije abriéndole la puerta a Bella
del copiloto.
-¿Qué pasa? ¿Ya te has adueñado de mi precioso coche?- me dijo Bella con
una preciosa sonrisa, que sólo me invitaba a besarla con mucho amor y así hice.
La alcé lo suficiente para que estuviera a mi altura y comencé a besarla. Sus
rellenos y calientes labios me calentaban el corazón, qué bien se sentía. Cómo
la amaba, la amaba a tal extremo de la locura. No sé cómo había podido estar
sin ella todos estos años.
La bajé y me dedicó otra preciosa sonrisa.
-Dentro de unos meses no podrás cogerme así- dijo un poco preocupada, era
normal, engordaría en su estado, pero yo la querría con veinte kilos más o
menos, era mi ángel y siempre estaríamos juntos.
-Tú seguirás siendo sexy aunque engordes unos kilos- le dije de corazón, no
se imaginaba lo que me atraía su cuerpo, era como un imán. Siempre quería
tenerla cerca.
-Si claro, Edward Anthony Cullen eres un pelota- cómo me gustaba cuando me
nombraba por mi nombre completo, se veía muy sexy saliendo de sus labios.
-No lo soy, es la verdad, me atraes a tal punto de la locura- le dije
restregando mi miembro en su vientre bajo y ella gimió por lo bajo. Eso me
enloqueció y comencé a besarla de nuevo.
-Edward- dijo cuando comencé a atacar su cuello- Llegaremos tarde y no
quiero a una Esme ni a una Alice acosándome- me dijo con una graciosa mueca y
yo sólo pude reírme.
-No te rías de mí Edward Anthony Cullen- me dijo fingiendo enfado.
-No vuelvas a llamarme por mi nombre completo si no quieres que te desnude
aquí mismo y te haga mía- le susurré despacio y muy bajito, para que sintiera
mi cálida aliento en su oído. Ella se estremeció y la abracé- No juegues con
fuego Isabella Marie Swan o te quemarás- dicho esto la coloqué en el asiento
sin ningún esfuerzo y me fui al del conductor.
-Eres un tramposo- me dijo sonriéndome y yo le sonreí con mi sonrisa
torcida, ésa que tanto le gustaba a ella.
Después de varias bromas más en el camino, llegamos a casa de mis padres y
mágicamente estaba todos los coches de la familia allí. Seguro papá se había
encargado de ello. Estaba muy contento, todos lo estábamos.
Nos bajamos del coche, yo por supuesto le abrí la puerta a Bella y ella me
agradeció con un beso en la mejilla. En ese momento me acordé de algo.
-Mi amor- le dije mirándola mientras ella cogía el bolso del asiento
trasero- ¿No tenías que ir al trabajo hoy?
-Si, pero llamé a Eleazar y le dije que me mandara todos los documentos por
fax, así que ya los tendré en casa- me dijo dándome otro beso y cogiendo mi
mano para avanzar hacia la casa- Por cierto doctor cañón- me dijo cogiéndome
por sorpresa, ése era el mote que me pusieron las enfermeras y demás en el
hospital... ¿cómo lo sabía?- Edward te has puesto pálido, ¿te pasa algo?- me
dijo riéndose de mí, estaba jugando con fuego y definitivamente se iba a
quemar.
-Isabella Marie Swan no juegues conmigo, sabes de sobra que ése es el mote
que me han puesto en el hospital- le dije mirándola fijamente.
-Tendré que pasarme por el hospital más a menudo- dijo pensativa y ¿celosa?
-¿Estás celosa?- le dije poniendo mis manos en su cintura y la atraje hacia
mí.
-Ya te gustaría- me dijo volviendo su cara para evitar que le diese un beso
en sus labios de caramelo.
-Me encanta que te pongas celosa, te ves muy sexy- le dije poniendo mi mano
debajo de su barbilla para girar su cara y besarle esos labios que me volvían
loco- Vamos, la familia espera- le dije poniendo mi brazo en su cintura y
avanzamos hacia la puerta principal.
Abrí con mi llave y todos estaban sentados en los sofás del salón. Nos
miraron con alegría en sus ojos y se levantaron para saludarnos.
-Hijo- dijo mamá abrazándome como siempre con mucho amor.
-Hola, mamá- le dije besándole en la mejilla.
-Bella, ¿cómo estás mi amor?- dijo mamá con una dulzura increíble, ésa
dulzura que la caracterizaba.
-Muy bien Esme, gracias- le sonrió Bella.
-Hermanito- dijo Alice con su redonda barriguita, estaba hermosa-Bella,
estás muy guapa- dijo besando su mejilla derecha.
-Gracias Ali, tu estás absolutamente hermosa- dijo Bella con mucho amor.
-Alice, estás preciosa- le dije abrazándola y después le acaricié la
barriguita.
-Edward ya sabemos el sexo del bebé- dijo Alice muy emocionada.
-¿Si?- dijimos Bella y yo al unísono. Nos miramos y comenzamos a reírnos.
-Si chicos, seréis padrinos de... –dijo Alice con lágrimas en los ojos, muy
emocionada- ¡Megan! Va a ser una niña- nos dijo besándonos de nuevo.
-Megan, me encanta ese nombre Ali- dijo Bella con una sonrisa.
-Si, siempre me gustó, bueno, nos gustó. –dijo Alice recordando algo- Siempre
le ponía ese nombre a mi muñeca preferida y como será mi muñequita... pues,
¿qué mejor nombre que ese?- Alice esta muy, muy emocionada.
-Será igual de hermosa que tú- le dije sonriéndole y ella me sonrió.
-Edward- dijo un Jasper muy emocionado- hoy era el día de las emociones y
aún no sabían la mejor noticia...
-Hola, Jasper, ¿cómo estás tío?- le dije abrazándolo y a él le siguieron mi
querida cuñada Rose y mi hermano Emmett.
-Hola, Rose- le dije abrazándola y ella me devolvió el abrazo gustosa.
-Hola, Edward, ¿y ese brillo tan especial en los ojos?- me dijo señalando
con su dedo mis ojos.
-¿No se te escapa nada eh?- le dije sonriéndole y ella me dedicó una
preciosa sonrisa. Rosalie me conocía muy bien, siempre estábamos juntos cuando
éramos pequeños, en los ratos que no estaba con Bella, Rose me hacía compañía,
siempre le gustó como tocaba el piano.
-Ya sabes que te conozco casi mejor que Esme- dijo dándole un suave empujón
a mi mamá en el hombro.
-De eso nada, yo soy la única que sabe lo que le pasa siempre- dijo mamá
simulando enfado y todos estallamos en carcajadas.
-Cómo se nota su ojito derecho- dijo Emmett bufando por lo bajo, desde
pequeños, Alice y Emmett decían que yo era el ojito derecho de mamá y eso la
verdad... llevaban razón, antes no se la daba por orgullo, pero ahora y más aún
en este maravilloso día me daba igual todo, menos mi hermosa mujer.
-Y que lo digas....- dijo la enana apoyando a Emmett.
-Celosos- dijo mamá besándome en la mejilla y otra ronda de carcajadas no
faltaron.
-Familia Cullen, os tenemos que comunicar algo maravilloso- dije una vez nos
sentamos todos en los sofás. Cogí a Bella de la mano y alcé con mucho cuidado,
pues en su estado y con esos tacones de infarto que me volvían loco... Nos
levantamos y toda la familia nos miraba expectantes.
Miré a papá y él me indicó que siguiera, que lo dijera ya, que no se podía
aguantar las ganas de abrazar a Bella.
-Bella y yo vamos...- comencé y todos estaban casi levantados de sus
asientos impacientes- Vamos a tener un bebé- dicho esto, lo siguiente fue una
completa locura.
Mi mamá soltó un grito que jamás creí posible que saliera de una mujer tan
dulce como ella. Se acercó casi corriendo a Bella y la abrazó como nunca la
había visto antes. Bella y ella tenían gruesas lágrimas resbalándoles por sus
mejillas.
-Oh Bella, mi amor, me vas a dar un nieto- le dijo volviéndola a besar.
-Bella voy a tener un sobrino, voy a tener un sobrino- dijo saltando, a
pesar de su barriga, era imposible que estuviera tranquila- Bella, oh Dios mío,
nuestros bebés sólo se llevarán meses- dijo Alice alucinada y abrazando a Bella
cuando mamá se apartó de ella, pero se puso al lado, alegando que no se quería
separar de ella en ningún momento.
-Hijo, felicidades, qué alegría- me dijo mi mamá llorando en mi hombro y a
mí también se me saltaron las lágrimas.
-Hermanito por fin espabilaste, me alegro pos los dos, felicidades- me dijo
Ali con mucho amor.
-Edward, felicidades tío- me dijo Jasper muy emocionado, los dos seríamos
padres y él entendía a la perfección mi estado de ánimo.
-Felicidades Edward, me alegro que haya sido con Bella, fue la mujer que
siempre quisiste- dijo Rose besándome en mi mejilla derecha y después nos
abrazamos.
-Bella, cariño, me alegra tanto que vayáis a tener un bebé- le dijo Rose a
Bella. Rosalie estaba muy emocionada, siempre quiso tener un bebé, pero el
trabajo de los dos lo complicaba todo. Aunque mi hermano Emmett me dijo que ya
se habían decidido, que ya no les importaba el trabajo, pues la empresa “Cullen
& Hale” iba viento en popa y no necesitaba de ellos dos para seguir en alza
como hasta ahora. Emmett y Rosalie tenían una empresa de Tunning, sí de Tunning…
Se dedicaban a tunear los coches al gusto del cliente, por supuesto un Tunning
bastante caro, pues las piezas y todas las marcas eran las mejores y eso había
que pagarlo. Por supuesto, mi Volvo c70 ya presumía de la última generación en
pantalla táctil para el coche, con ordenador, GPS y muchos lujos más.
-Eddie, Eddie- dijo Emmett acercándose a mí con sigilo y cuando me decía
ese mote era para enfadarme, pero hoy nada me haría enfadar. Algo se traía
entre manos- Felicidades hermanito, vas a tener a un pequeño Eddie- dijo
abrazándome y me susurró- “¿No te da vergüenza haberte tirado a la pequeña,
Bells?”- Yo me quedé en blanco, no me podía creer que hubiera dicho eso.
-Emmett Cullen, ¿qué le has dicho a Edward?- dijo Rosalie, sabia que me
habría dicho alguna barbaridad de las suyas.
-Yo nada bebé, ¿qué debería decirle?- dijo con su mejor cara de cachorrito
abandonado. Esta me las iba a pagar...
-No me creo nada Emmett Cullen, lo he escuchado todo y te doy medio segundo
para disculparte- Esta escena era mi favorita, mi cuñada me adoraba y cuando
Emmett se metía conmigo o simplemente me buscaba, se las veía con su mujer. La
cara de Emmett era todo un poema, no lo soporté más y solté una sonora
carcajada.
-Eddie, perdóname- me dijo abatido y yo me reí de su cara. Lo mejor fue que
Rosalie se unió a mi carcajada y Emmett me asesinaba con la mirada, mientras
que a su mujer le daba su mejor sonrisa. La escena era muy graciosa.
- ¿Qué te pasa, Edward?- dijo Bella una vez que estuvo sin mamá y sin Alice
al lado, ¿dónde habían ido?
-Nada, mi amor- le dije abrazándola y besándole la frente y su pequeña
nariz- ¿Dónde han ido mi mamá y mi hermana?
-Edward ya no diré más que tengo hambre, han ido a prepararme algo, según
ellas, dicen que a una mujer embarazada hay que darle todo lo que te pida- me
dijo mirándome tímidamente.
-¿Tienes hambre?- le dije burlón. Ya estaba empezando a pedir comida mi
hijo.
-Edward es normal, no como desde las ocho de la mañana y ya son las dos de
la tarde- me dijo y la verdad tenía razón.
-Da igual, mi mujer y mi hijo quieren comer, así que vamos, hoy comeremos
en el “Bella Italia”- anuncié, aunque al parecer ya todos lo sabían, se los
habría dicho papá.
-Bella toma, es un batido de kínder bueno- le dijo Alice a Bella dándole un
vaso de al menos medio litro de batido.
-Alice, gracias, pero eres una exagerada, esto no me lo voy a tomar nunca-
dijo Bella poniendo su cañita en sus labios y era muy erótico. Yo la miré y sus
bellos ojos marrones y éstos se oscurecieron por el deseo, pero no por el deseo
de mi mirada, si no por el sabor del dichoso batido- Dios, Alice…- sonó como a
un orgasmo y eso me encendió aún más...- Esto esta de muerte- dijo sorbiendo de
la cañita y se lo tomó en un santiamén, era imposible que se hubiera bebido
medio litro de batido en menos de dos minutos.
-Bella, ¿te lo has terminado ya?- le dije con sorpresa.
-Si, ¿pasa algo?- me dijo enfadándose, Dios... Las hormonas del embarazo ya
empezaban a salir a flote.
-No, mi vida, en absoluto- le dije besándole la nariz.
-Hombres...- bufó Alice- No entienden cuando una mujer está embarazada...-
dijo mi hermana y miré a un cansado Jasper y me causo risa, al igual que
Emmett.
-Ya os llegará chicos, ya os llegará- dijo Jasper con una sonrisa burlona
en los labios.
-Bella, tú vendrás con mamá, Rosalie y yo- dijo la enana cuando todos nos
pusimos nuestros abrigos y nos encaminábamos hacia los coches.
-¿Por qué?- dijo Bella son sorpresa.
-Porque las mujeres iremos en el coche de Rosalie y los chicos en el de
Emmett, después todos vendremos a recoger nuestros coches, tengo que contarte
muchas experiencias que notarás por el embarazo- dicho esto, cogió a Bella del
brazo y la metió con delicadeza claro está en el coche, pues su barriguita
impedía muchas cosas y sabiendo que Bella estaba embarazada más aún...
EMBARAZADA...
Nunca una palaba había sonado tan bonita en mi mente.
-Mi amor nos vemos en media hora- me dijo Bella desde dentro del coche con
la ventana abierta.
-Mi vida tened mucho cuidado, te amo mi amor- le dije besándole en los
labios y se escuchó un “ohhhhhhh” en todo el interior del coche. Yo en
respuesta les dediqué mi mejor sonrisa y comenzaron a decir.
-¡Doctor cañón!- dijeron al unísono Bella, Alice y Rosalie. Mamá sólo
reía...
Me encaminé hacia el enorme jeep de Emmett recién estrenado con una sonrisa
bailando en mis labios.
-Edward, tío, siéntate tú delante, tengo que hablar contigo de lo de Tanya-
dijo Emmett dirigiéndose hacia la puerta del conductor.
Tanya... no quería hablar de ella en este momento, pero lo que de verdad no
quería era que Bella se enterase cómo había sacado Emmett a Tanya de mi casa...
No sería agradable para ella en su estado, además cuanto menos supiera de ella,
mejor.
Me monté en el coche y miré por el espejo, dándome cuenta de que las chicas
se habían ido ya para el restaurante.
-Tú dirás- le dije una vez nos metimos en la autopista.
-Pues verás- dijo Emmett sin quitar la mirada de la carretera- Fui hasta tu
casa como me pediste y llamé a la puerta- en ese momento me miró con cara
divertida, ¿qué habría pasado?- Y una somnolienta Tanya me abrió la puerta...
Emmett pov.
Le tenía que explicar a mi hermano que Tanya era mala, pero más mala de lo
que él se pensaba, era una verdadera arpía, como decía mi Rose.
-Lo primero que me dijo fue que qué hacia en su casa y yo la verdad hermano
me quedé perplejo- le dije con toda la sinceridad que pude encontrar, no es que
pretendiera que le cayera bien, pues le había gastado demasiadas bromas, pero
para ese recibimiento tampoco...
Flash back.
-¿Qué pasa Tanya? ¿No dejas pasar a el que algún día fue tu cuñado?- le
dije con mi mejor sonrisa falsa.
-¿Có... cómo que el que algún día fue mi cuñado?- dijo muy pálida, tan
pálida que pensé que se caería en ese momento. La verdad su estado no era para
jugar con fuego...
-Cariño, ¿quién ha llamado?- dijo un tío saliendo de la habitación de mi
hermano. Estaba en calzoncillos y lo miré con cara de pocos amigos y él me miró
muy acojonado- Tanya, ¿quién es este?- dijo retrocediendo unos pasos hacia
atrás...
-Soy Emmett Cullen, un placer- le dije con la mayor ironía que pude
encontrar- Tanya, ¿no vas a presentarme al padre de tu bebé?- le dije
cogiéndola totalmente por sorpresa, cada vez le estaba diciendo más cosas que
toda la familia sabía- Si, porque como podrás comprobar, toda la familia está
al tanto de tus juegos sucios, no eres más que una puta ambiciosa, que trata de
aprovecharse de los hombres a costa de un embarazo falso- le dije a Tanya con
todo el odio contenido.
-No la vuelvas a llamar de ese modo- dijo el valiente acercándose a mí. Lo
miré y solté una sonora carcajada.
-¿No? ¿Acaso no lo es?- le dije por fin entrando en la casa y cerrando la
puerta. No quería ni que Edward ni que Bella presenciaran este desagradable
momento- Te apuesto lo que quieras que ese bebé no es tuyo- dije con mi mejor
psicología policial. Si, porque estuve preparándome durante un año para ser
policía, pero Rosalie y yo montamos la empresa y me dediqué a ello
completamente- Os doy cinco minutos para que salgáis de esta casa, de lo
contrario llamaré a la policía y no os conviene que lo haga. Pues tú- dije
señalando al tío- no tienes papeles como residente en este país y tú- dije
señalando a la puta de Tanya- no eres más que una puta, puedo hacer que te
manden a tu país o que te pudras en la cárcel, tu eliges- le dije apoyándome en
el marco de la puerta.
-No te atreverás a hacer eso- me dijo Tanya conociéndome muy poco...
-¿Quieres probar?- le reté y ella salió disparada hacia la habitación y él
se quedó perplejo- ¿Sigues sin darte cuenta? Sólo te está utilizando para salir
de ésta, no tiene a ningún familiar en la cuidad, ¿con quién iría?- le dije de
nuevo con la psicología policial- Si ha hecho eso con un hombre que conoce de
tan sólo unos meses, no quiero imaginar lo que puede hacer con una chulo que la
ha obligado a prostituirse para llevarse una ínfima parte de su sueldo...- le
dije con mi mejor sonrisa.
-Cariño, vámonos- le dijo Tanya al tío. El tío se puso los pantalones y ya
habían pasado los cinco minutos.
-Tú- le dije a Tanya- espero que no te hayas llevado nada de esta casa y
tira las tarjetas de crédito, están anuladas- le dije abriendo la puerta para
que se largaran.
-Dile a Edward que me las pagará, que nunca saldré de su vida, aunque sea
lo último que haga- amenazó Tanya mientras cogía el ascensor con su amante. Era
simplemente una puta... pero ya me daba igual, había conseguido lo que quería
toda la familia y mi hermano me había pedido el favor porque si no, no se
hubiese controlado de pegarle un puñetazo a Tanya, olvidándose de que es una
mujer y no era para menos... yo el hubiera reventado al cara al tío ese...
Fin Flash
back.
Edward pov.
Era un completo idiota, que ciego había estado todo este tiempo...
Pensaba que la quería y lo peor, pensaba que me daría un hijo...
-Hermano- me llamó Jasper- No te atormentes más, piensa que gracias a eso,
estás con Bella y mejor aún, te dará un precioso hijo- me dijo dándome con al
mano en el hombro en señal de apoyo.
-Me jode lo idiota que he sido durante tanto tiempo, estaba más que ciego y
vosotros intentabais decírmelo, pero yo no escuchaba...- dijo tirando de mi
pelo, estaba molesto y esperaba no volver a ver a Tanya, porque esta vez me
olvidaría de que es una mujer.
-Bueno, de los errores se aprende hijo- me dijo papá.
-Lo único que quiero es no volverla a ver y seguir mi vida con mi preciosa
mujer.
En ese momento llegamos al restaurante y las chicas nos esperaban en el
recibidor del restaurante.
-Ali, ¿hiciste la reservación?- le dije a mi hermana a sabiendas que estaba
completamente lleno, siempre lo estaba y sólo podías comer si tenías
invitación, aunque antes de irme a estudiar a España, sólo con mi apellido
entraba a cualquier hora, siempre tenían un hueco para la familia Cullen,
éramos clientes excelentes.
-¿Desde cuando te preocupa eso?- me dijo alzando una ceja.
-Es que Eddie está más formal ahora que va a ser papá- dijo Emmett siempre
con sus tonterías, pero todos comenzamos a reírnos, nunca cambiaría...
-Ahora te darás cuenta de la verdadera Alice en acción- me dijo mi hermana
acercándose al mostrador con elegancia, parecía una bailarina.
-Ahora verás a la sobornadora Alice Cullen- me dijo Bella dándome un beso
en los labios, esos labios que me volvían loco y que era miel para mi boca.
-Señorita, necesitamos una mesa para ocho personas- dijo Alice con mucha
educación.
-¿Tiene reservación?- dijo la otra chica con mucha desconfianza y
desplante... Ahora sí que se iba a liar, Alice no soportaba a las personas así,
como esa chica, que trataban a los demás como seres inferiores y si a eso le
sumabas que estaba embarazada...
Era una mezcla totalmente explosiva...
-Señorita, ¿sabe usted quién soy yo?- le dijo con toda la tranquilidad del
mundo, me extrañaba que no hubiera saltado ya...
-¿Debería?- dijo con mucha desfachatez la otra chica y ahora sí que se
liaría...
-Pues sí debería, considerando que somos clientes habituales y que somos la
familia Cullen- le dije con una sonrisa malvada.
-Oh, ¿es usted la señorita Alice Cullen?- dijo la chica despavorida... mi
hermanita pisaba con pies de plomo.
-Claro que si y ahora empecemos de nuevo- dijo mi hermana con una sonrisa
irónica- Señorita necesitamos una mesa para ocho personas.
-Claro, claro que si, tendrán la mejor mesa del restaurante- dijo la chica
levantándose y dirigiéndose hacia nosotros para dirigirnos hacia nuestra mesa.
-Buena chica- le susurró Alice muy bajito para que nadie lo escuchase,
claro que nosotros lo escuchamos y no pudimos evitar soltar una sonora
carcajada.
Mi hermana Alice era fantástica, muy buena, pero si te pasabas de listo ya
sabías l que tenías con Alice Cullen...
-Pensaba que le sacaría los ojos- dijo Bella una vez nos sentamos todos.
-Te he escuchado señorita, peor te pusiste tú con la secretaría de mi
hermano...
Bella pov.
No podía creer que hubiera dicho eso, eso estaba más que pasado, pero la
verdad, me lo había buscado por decirle eso para enfadarla... pero hoy no me
importaba, estaba de lo más feliz, hoy era el día más feliz de toda mi vida.
-Bueno...- comencé para contarle a la familia- Tienes razón, pero sabes tan
bien como yo que la secretaria de Edward no tiene educación ninguna- le dije
cogiendo la carta.
-Si, pero fuiste una fiera- me picó Alice.
-¿Fiera?- me dijo Edward con tono burlón alzando su perfecta ceja.
-Si hermanito, si, tienes como mujer a una auténtica fiera- le dijo Alice a
su hermano para aumentar su curiosidad. Toda la mesa nos miraban expectantes-
La amenazó con despedirla, alegando por supuesto que el director del hospital
era de la familia- dijo Alice mirándome con cara de victoria, esta me las
pagaría...
-¿Qué querías que hiciera? Se negaba a avisar al doctor Cullen, Dios, era
su hija la que se encontraba mal- dije defendiéndome.
-La verdad que la chica se asustó tanto que no tuvo más remedio.
-Si claro, aunque ahora sé el por qué no quería que el doctor Cullen nos
atendiese...- dije mirando a Edward con picardía y después miré a las chicas y
a Esme.
-Porque es el doctor cañón- dijimos todas al unísono, incluso Esme y todas
nos reímos descontroladamente. El pobre de Edward no sabía donde meterse y en
vez de eso, nos dedicó una perfecta sonrisa de suficiencia...
-Socarrón- le susurré en el oído.
-Celosa- me dijo pasando su lengua por el lóbulo de la oreja.
-No me dejas elección, estás demasiado bueno para ir por ahí con tu
inocencia- le piqué y le miré a los ojos, dándome cuenta que éstos estaban más
oscuros que de costumbre, llenos de lujuria.
-Y tú eres demasiado irresistible para mí y cuando te pones celosa me
enloqueces.
-Chicos, ¿os pago una noche de hotel?- dijo Emmett como siempre con sus
bromas.
-¡Emmett!- dijimos todas las chicas y él sólo sonrió, dejando ver esos
hermosos hoyuelos de niño pequeño.
Hoy era un día para bromas, risas y felicidad. No cabía en mí de tanta
felicidad, lo que esperaba de verdad era que nadie nos la arrebatase, que a
partir de ahora tuviéramos una vida plena y satisfactoria, sólo pedía eso.
Estar con el hombre más bueno y guapo de todo el universo y tener a mi hijo
bien. Educarlo con todo el amor que merecía y amarlo con toda mi alma.
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