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Capítulo 12: Tiffany & Co
Bella pov.
Me comí completamente mi plato, todo, no quedaba nada en él y miré a Edward
con una ceja alzada.
-Dios- suspiré- Si como así durante estos meses me pondré como una vaca- le
dije con una mueca de disgusto y por supuesto todos los Cullen se rieron.
-Amor, siempre estarás genial- me dijo mi Dios griego animándome.
-No es verdad Bella, no te creas una palabra del marica de mi hermano- dijo
Emmett cogiendo su servilleta.
-¡Emmett!- dijeron todos al unísono y yo no pude más que reírme, hoy nada
me haría enfadar.
-¿No, Emmett?- le dije con una ceja alzada- Pues entonces...- dije quitando
la mirada hacia la cara de Emmett y la posé en Rosalie- Jamás te quedes
embarazada o de los contrario no le gustarás- le dije buscando a Rosalie y le
guiñé un ojo a lo que ella me sonrió y en un segundo puso su cara de hielo e
infiferencia.
-Emmett Cullen no vuelvas a decir nada de una mujer embarazada- le dijo
mirándolo con odio y Emmett no sabía donde meterse y comenzó a implorarle...
-Rosi, mi amor...
-Nada de amor, le pedirás perdón a Bella y espero por tu bien que cuando me
quede embarazada, sea la mujer más sexy de todo el planeta para ti- le dijo
quitando la mirada de su marido- Estás advertido Emmett Cullen- dijo simulando
enfado e indiferencia a su marido y Emmett puso una cara de cachorrito
abandonado muy graciosa, no pudimos más que reírnos todos...
-Eso te pasa por meterte con una mujer embarazada- dijo Edward con cara de
victoria.
-Y que lo digas...- dijo Jasper mirando a su mujer con mucho, mucho
respeto. No pudimos soportar más la carcajada y explotamos riéndonos del pobre
Emmett.
-Bells perdóname, pero sólo era una broma- me dijo mirándome con ternura-
Sabes que el tonto de mi hermano no tiene más ojos que para ti, siempre ha sido
así y lo sabes.
-Eso es verdad- dijo Edward dándome un beso en la mejilla.
Nos comimos el postre y yo por supuesto elegí mi postre favorito, un
brownie con sirope de chocolate, estaba delicioso.
Salimos al frío día, aunque hiciese sol, hacía mucho, mucho frío, y nos
fuimos montando en el coche, por supuesto y a decisión de Alice, nos montamos
como vinimos, las chicas en un coche y los chicos en otro.
-Ten mucho cuidado mi amor- me dijo Edward dándome un precioso beso en los
labios y después me abrió la puerta del coche.
-Te amo- le murmuré y le besé de nuevo.
-Tortolitos tenéis todo el tiempo del mundo para besaros, ahora tengo
prisa, mi hijo o hija necesita un dulce baño caliente con aroma de fresas- dijo
una Alice enfundada en su sitio.
-Si claro... no le eches la culpa a mi sobrinito o sobrinita, demasiado
bien sabes que es a ti a la que le apetece ese baño- dijo Edward metiendo su
cabeza por la ventana del coche.
-Edward Anthony Masen Cullen- Dios... había usado su nombre completo, hacía
mucho que no lo escuchaba... y si provenía de Alice no era bueno...- ¿No has
aprendido nada de la lección de Emmett?- dijo acercándose peligrosamente a mi
Edward...
-Ehh... claro, claro que si, adiós chicas, tened cuidado- dijo sacando muy
deprisa la cabeza de la ventana y literalmente corrió hasta el enorme jeep de
Emmett...
-Alice, lo has asustado- le dijo con tristeza.
-Nada de eso Bella, los hombres tienen que aprender las necesidades de una
mujer embarazada y qué menos que nos hagan esta etapa tan maravillosa de nuestra
vida lo mejor posible, ¿no crees?- me dijo teniendo toda la razón del mundo,
pero yo quería a mi doctor cañón...
-Si, Alice...
-Bella, ¿cómo llevas las náuseas matutinas?- dijo Esme cuando Rosalie
iniciaba la marcha para casa de los Cullen.
-Pues la verdad Esme me dejan exhausta y muy, muy cansada y lo peor de eso,
es que después me da muchísima hambre...
-Te pareces tanto a mí cuando estaba embarazada de Edward...- me dijo con
melancolía y recordando seguro el embarazo de Edward.
-¿También te pasaba Esme?
-Si, hija, si, y el Carliste por más que intentó solucionarlo, ni él ni el
ginecólogo dieron con la solución- dijo mirándome a los ojos- Hasta que un día
comí galletas nada más levantarme y mágicamente ya no aparecieron las
náuseas...- dijo sonriéndome, con esa sonrisa tan característica de Edward, se
parecían tanto...- Comí galletas durante el primer trimestre del embarazo y
después no aparecieron más.
-Lo probaré- le dije muy segura.
-Os veis tan felices tú y Edward... Gracias Bella por haberme devuelto a mi
hijo, ahora es el Edward que yo eduqué y crié con el mayor amor del mundo- me
dijo acariciándome la mejilla tiernamente.
-Yo lo amo Esme, no me imagino una vida sin él- le dije por primera vez en
voz alta.
-Me alegro escuchar eso Bella, él esta muy enamorado de ti y sé que él
tampoco podría vivir sin ti- me dijo sonriéndome y se dio la vuelta para mirar
al frente, pues estaba entre el cabezal del asiento de Rosalie y el de ella.
Llegamos en media hora a la casa Cullen y los chicos aún no se encontraban
allí.
-¿Dónde están los chicos?- pregunté extrañada.
-Me dijo Emmett que irían a la empresa para enseñarle a Jasper y Edward las
nuevas tecnologías de los ordenadores de a bordo- dijo Rosalie sacando la llave
del contacto y bajándose enseguida. Esto pintaba muy extraño, muy, muy
extraño...
-¿Por qué no me diría nada Edward?- pensé en voz alta y Esme intervino.
-Cariño porque Edward no lo sabía, seguro estará enfadado por no estar
contigo- me dijo bajándose del coche ella también.
Miré a Alice y tenía cara de angelito, estaba muy sonriente y esa sonrisa
me daba mucho miedo... ¿qué estaría tramando ahora?
-Vamos Bella, te enseñaré todas las cosas que le ha comprado Esme a tu
bebé- me dijo como si nada y yo me quedé con la boca abierta... ¿cómo sabían
que estaba embarazada o cómo habían conseguido comprar las cosas si no se
habían movido de mi lado?
Todo esto era muy extraño... bastante extraño.
-Ali, ¿cómo sabíais que estaba embarazada?- le dije cuando me hube bajado
del coche y nos encaminábamos hacia la puerta de entrada.
-No lo sabíamos- me dijo con una voz cantarina.
-Entonces, ¿por qué Esme me ha comprado cosas para el bebé?- le dije
alzando mi ceja.
-Pues... verás... había sospechas Bella...- me dijo cuando entramos a la
caliente casa. Nos quitamos nuestros abrigos y nos sentamos en los sofás del
salón.
-Ahora si chicas, ¿qué estáis tramando?- le dije alzando aún más mi ceja...
-Nada Bells, simplemente el desmayo que tuviste el día de reyes y la
noticia de que tu periodo se había retrasado daba mucho que pensar...- dijo una
Rosalie muy sabia.
-Alice Cullen- le dije enfadándome- ¿Le dijiste a todos que mi periodo se
había atrasado?
-Si, Bella y no quiero que te enfades- me dijo apuntándome con su dedo-
Todos deberían saber que a lo mejor tendrían una nueva personita en la familia-
me dijo con voz angelical y después me abrazó- Perdóname por haberlo dicho- me
susurró en mi oído derecho- Pero no podía estar más feliz en ese momento, saber
que podría haber la posibilidad de tener a un sobrinito, es genial- me dijo
apretándome contra ella y en ese momento sentimos una patada de Megan, si,
porque así se llamaría la niña de Alice, mi ahijada.
-Ali, Megan te ha dado una patada por hacer enfadar a la tía Bella- le dijo
sonriéndole y ella me devolvió la sonrisa- Hola Megan, ¿qué tal estás
preciosa?- le dije poniendo mis dos manos en su ya abultado vientre. Y segundos
después, se notó una nueva patada.
-Creo que te ha contestado que está excelente- dijo una hermosa Alice con
nostalgia.
-Me habéis hecho la mujer más feliz del mundo- dijo Esme acercándose a
nosotras- Me haréis abuela por partida doble.
-Yo diría por partida triple Esme- dijo una Rosalie sonriéndonos con mucha
dulzura...
Las tres la miramos con mucha ternura y saltamos de nuestro sitio para
acercarnos a ella.
-Rose, ¿enserio?- dije muy emocionada.
-Bueno, hay más del 80 % de probabilidades, pues he dejado las pastillas
anticonceptivas hace un mes, a recomendación de mi doctor Edward- me miró y yo
le sonreí- Sólo tengo un retraso de 10 días, pero la verdad, no puedo estar más
contenta- nos dijo abrazándonos a las tres con lágrimas en sus ojos.
Todas comenzamos a llorar, pero era el llanto más placentero del mundo, era
de felicidad, la familia Cullen se agrandaría. Era perfecto.
-Rose, ¿por qué no los has dicho antes?- le dije cuando nos hubimos
tranquilizado.
-¿Y haberte quitado a ti el centro de atención?- me dijo alzando su
perfecta ceja- Para nada Bells- me dijo cogiendo mis dos manos- Cada una tiene
que tener su momento y aún tengo que hacerme la prueba de embarazo, si no lo
estoy, Emmett y yo lo volveremos a intentar, por supuesto, pero si lo estoy
Bells- me dijo con gruesas lágrimas en sus preciosos ojos azules.
-Y lo estarás mi vida- le dijo Esme abrazándola por detrás- Me darás un
precioso nieto como Alice y Bella- le dijo con mucha ternura- Tendré tres
nietos, tres preciosos nietos que los querré más que a mi vida.
De nuevo tocó otra ronda de abrazos
y llantos, nos daba igual, hoy era el día más feliz para todas nosotras.
-Rose- dijo una Alice tranquilizada- Te harás la prueba de embarazo ahora,
tengo una en el bolso, la tenía para Bella, porque sabía que se negaría ir a su
ginecóloga, pero me equivoqué- me dijo mirándome con orgullo y yo le sonreí
feliz.
-¿De ver...verdad?- dijo una nerviosa Rosalie.
-Claro que si cariño- dijo Alice cogiéndola de la mano y llevándola al
baño. Se giró para mirarnos a Esme y a mí y las seguimos hacia el cuarto de
baño.
-Chicas quiero que estén presentes, las tres- dijo Rose empujándonos a las
tres hacia dentro del baño.
-¿No te da vergüenza?- le dije yo, porque para estas cosas sinceramente
prefería estar sola... o me pondría muy, muy nerviosa.
-Para nada Bells, sois mi familia- dijo Rose sentándose en el váter y todas
nos apoyamos en el mueble de enfrente.
Esperamos sólo dos minutos y dejamos el test encima del mueble. Estábamos
muy impacientes, sobretodo Rosalie, que se estaba mordiendo hasta sus preciosas
uñas.
-Rose no te muerdas las uñas- dijo una Alice mandona, para después mirarla
con ternura- ¿Quieres verlo tú o lo miro yo?- le dijo cogiéndole las manos.
-Lo mirare yo- dijo muy segura y se levantó de la taza del váter y cogió el
test.
Lo miró detenidamente y gruesas lágrimas rodaban por sus preciosas
mejillas, ¿qué pasaba? ¿Era bueno o malo?
-Rose- la llamé con preocupación y me dedicó una mirada de ternura, ahí
supe que la familia Cullen tendría otro miembro- Oh, Dios mío Rose- dijo
avanzando hacia ella para darle un abrazo- Felicidades cariño- le susurré muy
bajito, ya que mi voz quedó atragantada en mi garganta.
-Oh hija, felicidades- dijo Esme llorando como una magdalena- Dios mío
gracias, tendré tres preciosos nietos- dijo muy, muy emocionada.
-Rose mi amor, felicidades- dijo Alice y formamos un abrazo gigante lleno
de lágrimas por doquier.
Pasaron como veinte minutos y no parábamos de llorar, el día de hoy merecía
ser muy emocionante, pero sin duda era el día más feliz de todas nuestras
vidas.
-¿Dónde están las mujeres más hermosas de todo el mundo?- dijo Carliste
entrando por la puerta de entrada.
-Estamos aquí cariño- dijo Esme saliendo al pasillo que conectaba al salón.
-¿Qué estáis haciendo aquí?- dijo con una sonrisa preciosa y alzando una
ceja.
-Pu...pues...- dijo Rose sin saber que decir.
-Rosalie os tiene que dar una noticia fabulosa- dije yo mirándolo a los
ojos fijamente y el asintió.
-¿Bella?- dijo un Edward preocupado... Qué sobreprotector era... Cómo me
gustaba que me cuidara y que se preocupara por mí.
-Estoy aquí Edward- le dije sin moverme del lado de Rose.
-¿Qué hacéis aquí?- dijo cuando llegó y se puso al lado de Carliste.
-Pues...- le dije sin saber qué decir.
-Vamos todos al salón- dijo Rosalie con mucha tranquilidad, el nerviosismo
había desaparecido mágicamente. Todos se adelantaron, pero Edward me cogió del
brazo y me acercó a él.
-No sabes lo que te he extrañado- me susurró posando sus perfectos labios
en los míos, Dios cómo lo amaba... con locura.
-Y yo a ti- le dije mordiéndole el labio inferior y él me abrazó con mucha
ternura.
-Eres preciosa- me susurró en el oído y pasó su lengua por el lóbulo de mi
oreja.
-Y tú estás cañón- le dije sin una pizca de vergüenza, algo raro en mí,
pero sabía que a Edward le encantaba...
-Gracias por el cumplido- me sonrió de la forma que sólo el sabía hacerlo,
con suficiencia.
-No seas gallito Edward Cullen- comencé a buscarle. Me encantaba buscarle,
de verdad que resultaba ser un juego muy erótico.
-Oh, me tengo que sentir alagado porque una diosa me diga “cañón”- me
sonrió de nuevo y miró detrás de mí percatándose de algo...- Bella, ¿eso es un
test de embarazo?- me dijo acertando de lleno.
-Si- le dije con una sonrisa.
-No me digas...- me dijo ilusionado.
-Si, Rosalie va a tener un bebé- le dije besándole en los labios- La
familia Cullen aumenta por momentos- le dije sonriéndole de nuevo.
-Es... maravilloso- me cogió por la cintura y le miré de nuevo, estaba muy
emocionado.
Nos dirigimos hacia el salón y Rosalie estaba de pie junto a un Emmett muy
cariñoso.
-Familia- comenzó Rosalie mirándonos a todos- Sé que hoy es el día de
Edward y Bella- nos miró y nos sonrió- Pero es inevitable informaros de las
buenas nuevas...- dijo con mucha tranquilidad.
-Rossie, ¿qué pasa mi amor?- dijo un Emmett mirándola fijamente a los
ojos...
-Pasa que...- le cogió las manos a su esposo y lo miró con todo el amor del
mundo- Que vamos a ser papás- dijo con una preciosa sonrisa bailándole en los
labios.
-¿De...de verdad?- dijo Emmett en estado de shock y poco después, gruesas
lágrimas resbalaban por sus mejillas de niño pequeño. Nunca habíamos visto a
Emmett llorar, nunca, pero esta ocasión era especial para todos.
-Si mi vida, vamos a tener un bebé- dijo Rosalie con mucha ternura.
-Oh, Dios mío Rossie- dijo acercándose a ella los pocos centímetros que
quedaban y le dio un beso de película, para poco después cogerla con una
delicadeza increíble en Emmett y comenzar a dar vueltas como dos locos...
Rosalie no paraba de reír y toda la familia tenía plantada una sonrisa en sus
hermosos rostros.
-Hija, enhorabuena- dijo Carliste con algunas lágrimas en sus hermosas
mejillas.
-Oh Carliste- dijo Rose abrazándolo y así les dieron las felicitaciones
toda la familia, por supuesto, nosotras de las dimos por segunda vez, claro que
con un Emmett franqueando a su mujer, no la dejaba ni un solo instante.
-Emmett, enhorabuena tío- le dijo Jasper y miró a Edward, estos se traían
algo entre manos...
-¡MARICA!- dijeron los dos al unísono, provocando que Emmett riera sin
compasión.
Lo que de verdad nos hizo reír era la cara de shock que tenían Edward y
Jasper, se supone que a Emmett le molestaría y fue todo lo contrario...
-Si estar llorando de felicidad significa “marica”, entonces soy un marica
con orgullo- dijo dejándonos a todos con la boca abierta y Rosalie se le
acercó.
-Eres adorable- le dijo besándole en los labios y él la abrazó como si su
vida dependiera de ello.
Pasamos toda la tarde junto a toda la familia y Esme me enseñó todo lo que
le había comprado a mi bebé. Desde baberos y pipos hasta la sillita para poner
en el coche, bueno en realidad dos, una para el coche de Edward y otro para el
mío.
-Esme, ¿esta pulsera no era la que Edward llevaba de bebé?- dijo tocando el
fino oro de la pequeña pulsera grabada con su nombre. Era simplemente preciosa.
-Claro que si Bella, no sé que nombre le pondrán a mi nieto, pero da lo
mismo, quiero que se la pongas y que la luzca como la lució su padre- me dijo
tocándome el vientre aún inexistente e incontrolablemente, varias lágrimas
salieron de mis ojos.
-Oh Esme, gracias, muchísimas gracias- le dije levantándome y abrazándola
con mucho cariño. La quería más que a una madre, Esme era mi todo, mi guía para
seguir todos sus pasos, me sentía orgullosa por pertenecer a esta familia.
-No me las des hija, tú si que me haces el mejor de los regalos al estar
con Edward- dicho esto, me besó en la mejilla y se dirigió a Rose.
-Rose- dijo Esme sacando más regalos- Todo esto es para ti, sabría que
pronto me regalaríais un precioso nieto- dijo emocionada de nuevo y Carliste se
acercó a su mujer.
-Esme nos están haciendo mayores, dentro de poco tendremos a tres preciosos
nietos correteando por toda la casa- dijo Carliste mirando con nostalgia a su
mujer.
-¿Quién dijo mayores? Yo seré una abuela moderna- dijo simulando enfado y
todos nos reímos.
-Bueno tú serás la abuela más hermosa de todas- dijo un caballeroso
Carliste besando a su mujer en los labios. Yo quería verme así con Edward, que
aunque pasaran los años, nuestro amor nunca se extinguiría.
-¿En que piensas mi vida?- me susurró Edward pillándome totalmente
desprevenida.
-En que quiero verme contigo así como están tus padres, con todo el amor
del primer día- le dije sonriéndole y le besé en los labios.
-Así será preciosa- y selló el pacto con un precioso beso lleno de amor y
ternura- Mamá, papá- dijo Edward levantándose y me ayudó a levantarme a mí-
Nosotros nos vamos ya, Bella querrá descansar- dijo esto último mirándome con
mucha
intensidad... Sabía que quería decirme algo, pero ¿el qué?
Edward pov.
-Claro hijo, id, Bella y mi precioso nieto necesitan descansar- dijo mamá
sabiendo ya mis planes para esta noche. Estaba muy, muy nervioso, pero lo que
de verdad esperaba era que aceptara mi proposición, era mi sueño que siempre
quise
cumplir.
Flash Back.
Me monté en el coche de Emmett y nos quedamos hasta que las chicas se
fueron.
-Papá- lo llamé mirando hacia la parte de atrás del coche- Necesito que
Cristal me consiga un maravilloso anillo para esta noche- le dije son una
sonrisa.
-¿Un anillo?- dijo mi papá con sorpresa.
-Si, le pediré esta noche a Bella que sea mi esposa- dije con toda la
felicidad que sentía en este momento.
-Felicidades hijo, claro, claro que si, ahora mismo la llamaré- dijo mi
papá cogiendo su móvil y hablando con la tal Cristal. Era la dueña de una
joyería de primera, la tan conocida joyería Tiffany & Co, la prestigiosa
marca mundial en joyas, mi Bella se merecía todo lo mejor que pudiera haber.
-Edward tío me alegro por ti, Bella y tú estáis destinados a estar juntos,
siempre lo supe- me dijo Jasper palmeándome el hombro.
-Gracias Jasper- le dije muy contento.
-Oh, Eddie al fin va a plantar cabeza- dijo el insensible de Emmett-
Enhorabuena hermano, ahora te podrás tirar a la pobre de Bella legalmente- dijo
carcajeándose y Jasper le dio una colleja que sonó bastante.
-Jasper gracias, no hubiera salido vivo del golpe que le hubiera dado yo.
-Edward ya está, Cristal nos espera en su joyería- dijo papá muy contento.
-Vale papá, gracias- le dije mirándolo agradecido y mi mirada se dirigió a
la de Jasper- Jasper tengo que conseguir la mejor habitación del hotel más
prestigioso de la cuidad.
-Claro que si Edward, cuenta conmigo, ahora llamaré a mi secretaria para
que haga la reservación- dijo cogiendo su móvil y marcando a su secretaria.
-Emmett, ¿te puedo encargar algo?
-Si Eddie, ¿qué quieres?
-Quiero que le digas a las chicas, mejor, a Alice, todos mis planes, por
supuesto sin que se entere Bella y que le digan que vamos a ir a tu empresa a
ver las últimas generaciones de GPS o de lo que te dé la gana, ¿vale?- le dije
dudoso, temiendo no poder confiar en él.
-¿Y qué planes son los tuyos?- dijo burlón.
-Emmett estás agotando mi paciencia.
-Está bien Eddie- dijo cogiendo su móvil- Hay que ver cómo te pones chico,
te vas a hacer viejo pronto- me dijo de nuevo burlón y comenzó a hablar con
Alice.
Poco después arrancó el motor y nos dirigimos a la joyería.
Llegamos en poco tiempo y Emmett aparcó en el aparcamiento de la joyería.
-Edward ya tienes la reservación de la preciosa suite con vistas al mar-
dijo Jasper recordando todo lo que el había dicho su secretaria y todos
soltamos una gran carcajada- Por cierto, está a nombre de Edward Cullen.
-Gracias hermano te debo una.
-Eddie las chicas ya están al tanto.
-Gracias Emmett, es un alivio poder contar contigo para ciertas cosas.
Nos bajamos del coche y nos encaminamos a la joyería.
-Hola chicos, ¿qué tal?- dijo Cristal sonriendo de manera amistosa, siempre
fue amiga de la familia, gracias a las grandes sumas que gasta la familia
Cullen en esta joyería.
-Hola Cristal, estamos estupendamente, ¿y usted?- dijo papá con la
educación que lo caracterizaba.
-Estupendamente, gracias por preguntar- dijo saliendo del mostrador,
¿vamos?- dijo abriendo una puerta que daba con todas las joyas más valiosas y
ahí comenzó nuestra búsqueda-¿Cómo es la chica?- preguntó sacando una multitud
de muestrarios de anillos de pedida.
-Es absolutamente hermosa- le dije yo con toda sinceridad.
-Bien, ¿sencilla o exigente?
-Depende de para qué- le dije sonriéndole y ella se ruborizó bastante, papá
y los chicos se rieron por lo bajo- Es sencilla- dicho esto, buscó más
muestrarios aún.
-Hoy estás muy graciosillo Edward- dijo Emmett empujándome con el hombro y
en ese momento vi el anillo perfecto para Bella.
Era de oro blanco, finísimo. Estaba compuesto por un precioso diamante que
irradiaba reflejos en color verde, pero muy tenues, simplemente para saber el
valor del diamante y enseguida ese color verde lo asocié con el color de mis
ojos, esos que tanto le gustaban a mi Bella. Ése diamante estaba engarzado por
seis finos brazos que lo sujetaban muy elegantemente. El anillo gritaba Bella
por todos lados.
-Ese- dije sin dejar de mirarlo con adoración.
-Tiene usted muy buen gusto señor Cullen- dijo Cristal cogiéndolo con unos
guantes negros con toda la delicadeza del mundo.
-¿Gusto por qué? ¿Por el precio o por lo hermoso que es?
-Y además muy observador- dijo la chica mirándome con ¿deseo? Lo dejé
pasar...- Si, tiene usted razón, además de ser precioso, su precio es elevado,
bastante elevado- dijo mirándolo con detenimiento- Sin duda, la chica es muy
afortunada- dijo molesta.
-La verdad lo es, ese anillo es lo que menos se merece- dije con toda la
tranquilidad y sinceridad del mundo- Me lo llevo.
-Claro, ¿necesita ajustarlo?- dijo mirándome con intensidad.
-No, esa es su medida- le dije seguro, parecía que ese anillo estaba
destinado para Bella.
-Estupendo- dijo colocándolo en una caja de terciopelo verde oscuro, con la
insignia de la marca por supuesto. Lo colocó justo en el centro en la suave
almohadilla de la caja y después lo puso en otra caja verde agua, donde tenía
“Tiffany & Co” elegantemente puesto en el centro- ¿Pagará en efectivo o con
tarjeta?- dijo con una ceja alzada, claramente celosa y no entendía el por
qué... Nunca se había comportado así.
-Con tarjeta por supuesto- le dije tendiéndole mi tarjeta y ella la cogió
delicadamente.
-Son 60.000 mil dólares- dijo pasando la tarjeta y firmé el recibo. Daba
igual la elevada suma, no importaba, era para mi ángel, para la madre de mi
hijo y no me importaba en absoluto.
Salimos de la joyería, no sin antes regalarme una preciosa pulsera de bebé
llena de ositos en oro blanco. Toda una coincidencia perfecta.
-Hermanito, creo que a la tal Cristal le gustas- dijo Emmett como siempre
con sus bromas, aunque yo lo había notado...
-¿Qué te hace pensar eso?- le dije haciéndome el tonto.
-¿No has visto los ojitos que te ha hecho?- dijo Emmett mirándome con cara
de “¿eres tonto o te entrenas?”.
-No.
-¡Venga ya! Apuesto que te ha dejado el número de su móvil en la bolsa-
dijo quitándome la bolsa y sacando un papel- Premio, ¿ves Eddie?- dijo agitando
el dichoso papel en mis narices.
-¿Cómo sabías tú eso?- dijo Jasper alucinando.
-Años y años de práctica...- dijo Emmett remolón.
-No creo que Rose quiera saber eso...- dije yo a modo de amenaza.
-Vamos Eddie no seas así, todos hemos tenido nuestro pasado- dijo
sonriéndome y dándome la bolsa. Papá, Jasper y yo no pudimos contener la
carcajada por ver la cara de Emmett de puro pánico. Mi cuñada era un genio a
cuanto tratar a mi hermano, sabía lo que le esperaría si se enteraba.
-No me vuelvas a llamar Eddie- le dije cuando me hube tranquilizado de la
carcajada- O te la verás con tu mujer- le dije amenazante.
-No, claro que no- dijo subiéndose al coche muy rápido y arrancando
enseguida.
Nos dirigimos hacia la casa de mis papás y en poco tiempo llegamos.
-Jasper me tienes que hacer un último favor- le dije antes de bajarme del
coche.
-Lo que quieras hermano.
-Tenéis que ir tú y Alice a la habitación del hotel a dejar el anillo
encima de la cama y que Alice decore la habitación a su gusto.
-Claro que si tío, la llamaré ahora mismo, aunque me ha dicho antes cuando
la he llamado que le tiene un regalo especial para Bella, lo tiene desde que se
enteró que ustedes dos habíais...tú ya sabes hermano- dijo ruborizándose un
poco- y no me preguntes porque no tengo ni idea- dijo llamando a Alice, aunque
estuviéramos a escasos diez metro, no podíamos levantar sospechas.
-Claro que si Jasper- dijo interrumpiéndolo- Cuando este sin vergüenza se
tiró a la pobre de Bella.
-Emmett un poco de respeto, yo no te he educado así- dijo papá con rabia.
-Perdón papá- dijo como una niño pequeño.
-Listo, ya está al tanto Alice- me dijo Jasper mirándome y yo asentí.
Cuando Alice estuvo enterada de todo, nos encaminamos hacia la casa y no
vimos a las chicas por ningún lado.
Fin Flash Back.
-Adiós Bella y recuerda lo de las galletas- le dijo mamá a Bella y yo miré
a las dos con sorpresa.
-No quieras sabes metiche- me dijo mamá besándome en la mejilla y yo le di
un abrazo.
-Bella- la llamó Alice- Espera, tengo que darte algo- dijo cogiéndola del
brazo y llevándosela hacia el piso superior.
-¿Qué quiere ahora Alice?- le dije a mamá desesperado- Quiero estar con mi
mujer de una vez- mamá se rió y me abrazó de nuevo.
-Edward, cuídala, es una gran mujer, te ama con todo su corazón- me dijo
mamá con lágrimas en los ojos.
-Lo sé mamá, es la mujer de mi vida.
En ese momento, bajaron Alice y Bella. Ésta última estaba muy ruborizada,
pero ¿por qué? Decidí dejarlo pasar, ya me lo contaría más tarde.
-Adiós, Esme- le dijo Bella besándole en la mejilla derecha.
-Adiós, mi amor, cuídate- le abrazó mamá y nos despedimos de todos.
-Te amo- le dije cuando llegamos al coche y le besé dulcemente.
-Y yo a ti- me devolvió el beso y me abrazó con mucho amor y yo encantado
se lo devolví.
-¿Vamos?- le dije alejándome un poco de ella y abrí la puerta del copiloto
para ella.
-Claro- me besó por última vez antes de meterse en el coche.
Nos dirigimos hacia su departamento y llegamos en poco tiempo.
Estaba deseando llegar a casa y decirle a Bella que hoy no dormiríamos en casa,
que le tenía una sorpresa.
Saludamos al portero y nos subimos en el ascensor.
-¿Sabes?- me dijo Bella con voz sensual- Cada vez que me montó en el
ascensor me acuerdo del maravilloso momento que pasé contigo- me dijo pasando
su lengua por mi labio inferior.
-¿Quieres repetirlo?- le dije burlón.
-Puede...- me dijo mordiéndome el labio inferior y acercándose
peligrosamente a mi.
Yo pulsé el botón de “stop” y comenzamos a besarnos apasionadamente.
Pronto estuvimos los dos desnudos y miré anonadado su perfecta figura.
-Eres preciosa- le dije besando sus pechos y ella emitió un gemido por lo
bajo y eso me enloqueció- La piel de tu pecho está muy sensible mi vida, me
encanta- le susurré mientras lamía su pezón izquierdo y ella arqueó la espalda
de manera deliciosa. Mis manos la sujetaban por la cintura y la cogí en brazos.
Comencé a besarla de nuevo y me introduje en ella con mucho cuidado.
Enseguida comenzamos con un delicioso vaivén.
-¡Más, más fuerte Edward!- gritaba fuera de sí mi hermosa mujer. Me volvía
loco.
-Bella no quiero hacerte daño- le dije embistiéndola.
-No me lo harás- me dijo empujando aún más, la fricción era perfecta. Yo me
quedé en shock, no sabía que hacer, si la embestía más fuerte, el bebé podría
sufrir algún daño, pero no quería tener a una mujer embarazada insatisfecha de
sexo- Edward Anthony Masen Cullen, quiero que me la metas más fuerte- me dijo
mirándome con cara de enojo o al menos simulándolo y yo no pude poner más
resistencia. Esas palabras sucias me volvían loco, era muy erótico.
-Dios...- dije cuando estuve a punto de tocar el cielo.
-¡Edward!- gimió muy alto y yo terminé vaciándome en ella, qué bien se
sentía...
Nos vestimos enseguida y la miré.
-Eres peligrosa Isabella Swan- le dije cogiéndola de nuevo para besarle en
los labios.
-Más de lo que tú te crees- me dijo besándome la punta de la nariz- Eres un
provocador y cuando te digo más fuerte, no pongas resistencia, el bebé no
sufrirá mi amor, lo tienes que saber de sobra tú que eres médico- me dijo
acertadamente.
-Lo sé mi amor, pero no puedo evitarlo, jamás podría hacerle daño a mi hijo
y a ti- le dije besándole de nuevo.
Estaba muy impaciente por esta noche, sería una noche INOLVIDABLE.
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