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Capítulo 6: Te
amo.
Bella pov.
Los rayos del sol me
despertaron pero no me importó ya que había tenido un sueño estupendo,
maravilloso y qué pena que fuera un sueño... Me hubiera encantado que hubiese
pasado de verdad... Estaba feliz y un poco aturdida también por la viveza de
ese sueño.
Abrí los ojos y rápidamente
tuve que cerrarlos por la molestia que me causaba los rayos del sol. Giré mi
cabeza hacia el lado derecho en busca de sombra y me percaté de una hoja de
papel que descansaba al lado de mi cabeza. Me extrañó bastante.
Ahora que lo pensaba, no
recordaba cómo había llegado hasta mi cama. Lo último que mi cabeza me
presentaba era a Edward llamando a mi puerta...Un momento... ¿llamando a mi
puerta?
Me levanté demasiado rápido
y me tambaleé. Tuve que sentarme en la cama para tranquilizarme y levantarme
con cuidado. Miré hacia abajo y ahí supe todo...
Estaba totalmente desnuda…
Esto no podía estar
pasando... ¿En qué demonios estaba pensando anoche? En nada, me gritó la
vocecilla de mi conciencia.
-Dios, ¿qué he hecho?- dije
levantándome lentamente y girándome para observar de nuevo aquel trozo de
papel, que sin duda sería una nota.
Me dirigí directamente hacia
el cuarto de baño y me duché muy lentamente, tenía que aclarar mi mente.
No sabía cómo coño habíamos
llegado a hacer el amor, por Dios... Había hecho el amor con Edward Cullen por
segunda vez...
Esto no podía estar pasando…
Pero tenía que reconocer que
fue mi segunda mejor noche de toda mi vida, la primera también la pasé con él
por supuesto y era muy frustrante... pues quería hacer todo con él, llevar una
vida junto a él, demostrarle que le amaba más que a mi propia vida y que el me
amase a mí de la misma manera, pero eso para nosotros era sólo un sueño, un
perfecto sueño, que siempre se quedaría en el fondo de nuestra memoria. Sabía
que él también sentía algo fuerte por mí, me lo explicaba las palabras dulces
que me susurraba anoche mientras me hacía el amor...
Conocía a Edward bastante
para saber que lo que había pasado anoche no era una reacción normal en él si
no quería a la otra persona, era lo que deseábamos los dos desde hacía mucho
tiempo, incluso desde antes de que él conociera a Tanya.
Tanya...
Ahora si que me sentía
culpable, ¿qué había hecho?
Edward le había puesto los
cuernos a la madre de su hijo, ¿se podía ser más cruel? Y a mí me tocaba ser la
cualquiera, la mujer que incitaba al hombre que le pertenecía a otra mujer...
No podía sentirme peor.
Lloré y lloré no sé por
cuánto tiempo. Lo que si sabía era que me encontraba sentada a los pies de la
bañera, acurrucada y abrazándome con mis propios brazos las piernas, me sentía
muy mal.
Sentí un aroma muy familiar
y sabía quién era sin ni siquiera mirarle.
Alice...
No dijo ni una palabra,
simplemente me ayudó a levantarme del frío suelo y me envolvió en una toalla.
Puso su brazo izquierdo
alrededor de mi cintura y con el otro brazo me ayudaba a avanzar hacia mi
habitación.
Cuando llegamos al borde de
mi cama, comenzó a secarme y me ayudó a ponerme el pijama. Me tumbó en la cama
y me tapó con las sábanas.
-Ni se te ocurra moverte- me
dijo Alice saliendo de la habitación recogiendo a su paso mi camisón y mi ropa
interior que se encontraban en el suelo...
De nuevo llegó a mis fosas
nasales ese aroma que tanto deseaba, su aroma...
No podía oler mejor, era un
aroma enloquecedor y estaba impregnado en las sábanas con tal fuerza que
parecía que aún se encontraba en mi cama durmiendo conmigo.
No lo aguanté más y comencé
a llorar de nuevo. Lloré por lo que éramos y por lo que podíamos haber sido...
Si una estúpida mujer no se
dejase embarazar tan rápido...
No me reconocía, Tanya no
tenía la culpa de tener por novio a un ser tan perfecto y tan tentador. Ella lo
había agarrado con uñas y dientes para defender lo que era suyo, de la manera
más fácil y eficaz, para que Edward se quedase siempre con ella... Un momento,
¿estaba pensando eso de verdad? ¿Podría Tanya ser capaz siquiera de eso? Era
mala, lo sabía, me lo había demostrado, pero ¿podría una mujer llegar a eso?
¿Con qué fin?
Lloré y lloré aún más, como
si eso fuera posible. Me giré hacia la ventana, dándome cuenta de que el
dichoso papel no se encontraba allí, pero ¿qué...?
-Isabella ya basta- me dijo
Alice con voz enfurecida- No vas a mortificarte más, lo pasado, pasado está- me
dijo dejando una bandeja con comida en la mesita de noche y sentándose en la
cama. Me miró fijamente con esos ojos verdes tan perfectos como los de él...
-A...Alice- le dije
incorporándome y abrazándola como si mi vida dependiera de ello, pero con
cuidado extremo por su vientre.
-Shh Bella, desahógate lo
que quieras, pero por favor no te mortifiques más, no puedo verte así- me dijo
devolviéndome el abrazo.
Pasaron minutos, tal vez
horas y seguíamos en la misma posición, Alice de nuevo no dijo ninguna palabra,
lo cual lo agradecía. Me tranquilicé y mi cuerpo dejó de temblar violentamente.
-Gra...gracias Alice.
-No me las des Bells, sé que
me necesitas y eres como mi hermana, sabes que siempre estaré ahí cuando lo
necesites- me dijo besándome la mejilla y cogiendo el tazón con lo que parecía
ser sopa. Me ayudó a tomármela entera, más bien me obligó y seguidamente me
tendió unas pastillas para el dolor de cabeza que me estaba matando.
Alice salió de la habitación
para llevar la bandeja a la cocina, no sin antes arroparme hasta la nariz, sin
duda sería una madre estupenda.
-¿Por qué sonríes?- me dijo
Alice entrando en la habitación con una mirada pícara.
-Porque ya te imagino como
una madre estupenda- le dije por primera vez sonriéndole y ella me devolvió la
sonrisa.
-Bueno, sabes que tengo
buenos genes para ser una madre excelente- claro que los tenía, Esme era la
mejor madre del mundo, la quería con toda mi alma.
-¿No vas a preguntar nada?-
le dije alzando una ceja, era muy raro en Alice no hacer preguntado nada aún.
-Bueno, ¿estás lista para
responder a mis preguntas?- me dijo sabia.
-Si, ¿qué remedio tengo?
Supongo que ya te habrás hecho una idea...- le dije evadiendo su mirada.
-Si, si te refieres al
pedazo de papel que encontré en tu almohada, si tengo una ligera idea- me dijo
sin un ápice de enfado, no la entendía... Debería estar furiosa conmigo.
-No la he leído, me dirigí
directamente hacia el baño, no quería leerla. Alice te juro que no sé cómo
pasó, estoy muy arrepentida por lo sucedido- le dije con el corazón en un puño
y a punto de sollozar nuevamente.
-Shhh Bells, tranquila, yo
no soy nadie para juzgarte- me dijo recostándose a mi lado y acariciándome el
pelo- Mas temprano que tarde pasaría y lo sabes.
-No estoy muy segura sobre
eso Alice, si me hubiera reprimido un poco, nada hubiera pasado. Nos dejamos
llevar por las emociones del momento- le dije muy apenada.
-Bella no te atormentes más,
no merece la pena. Piénsalo de esta manera, ya habéis saciado vuestro deseo,
porque tengo que decir que es muy normal que los dos tuvierais ese deseo
contenido, ya que los dos perdisteis la virginidad juntos y que yo sepa
quitando a la odiosa de Tanya, mi hermano sólo a estado de esa manera contigo
Bells- me dijo lo más sincera que pudo.
-Lo peor de todo esto es
Tanya, le ha puesto los cuernos a la madre de su hijo.
-Se lo merece y lo sabes.
Además los dos estáis hechos el uno para el otro, para estar juntos para
siempre.
-No me siento mejor por eso
Alice.
-Bueno ya basta, dejemos de
pensar en Edward y su odiosa novia. ¿Quieres ver la nota o no?- me dijo
pícaramente.
-No sé si debería.
-Oh, claro que debes
Bella, es más te lo exijo- me dijo tendiéndome la dichosa nota.
Comencé a leerla e
inconscientemente una pequeña sonrisa se fue formando en mis labios...
Buenos días mi Bella
durmiente,
Quiero que sepas que ha sido
la segunda mejor noche de mi vida, la primera también la pasé contigo, ese 10
de septiembre jamás se irá de mi memoria.
Tengo que decir que eres
absolutamente preciosa, te quiero y te amo más que a mi propia vida, tienes que
saberlo, nunca he podido olvidarte y mucho menos dejar de pensar en ti.
No quiero que te veas en la
obligación de tratarme como antes, puesto que eso es totalmente imposible, dado
que ambos sabemos lo que sentimos el uno del otro. Lo que no quiero es que te
alejes de mí, te lo suplico.
Te amo,
Edward.
La releí como 10 veces y
Alice esperaba impaciente.
Su caligrafía era exquisita
como todo él... Pero... Un momento... ¿Qué me qué?
¿Qué me amaba? Dios mío y
¿Por qué había embarazado a otra?
-Bella sé lo que vas a decir
y no lo ha...- no la dejé terminar.
-¿¿Qué me ama??- le dije
levantándome abruptamente.
-Bella tienes que creerle.
-¿CREERLE ALICE? ¡¡VENGA
YA!! ¿NO ES SUFICIENTE EL EMBARAZO DE TANYA PARA TI O QUÉ?- le dije fuera de
mis casillas y en ese mismo instante me arrepentí.
Alice estaba a punto de
llorar, las hormonas del embarazo comenzaban a hacer su tarea...
-Dios Alice, perdóname
cariño- le dije avanzando hacia ella e intenté abrazarla pero ella no me dejó.
-No Isabella, quiero que te
sientes en este mismo momento y escuches todo lo que tengo que decirte- me dijo
muy pero que muy enfurecida... Había metido la pata hasta el final...- Te voy a
contar todo lo que le ha pasado a Edward y el por qué le creo y tú mantendrás
tu boquita bien cerrada- me dijo acusándome con su dedo y yo sólo pude asentir
y tragar pesadamente- ¿Cuánto crees que llevan Edward y Tanya juntos? Sólo
hablarás para contestarme a esta pregunta- me dijo cuando vio mi cara de no
saber si hablar o no.
- Pues llevarán años Alice.
-Error Bella, ¿ves? No
entiendes nada.
-Por eso quiero que me lo
expliques- le dije y me arrepentí al instante, pues no podía interrumpirle. La
miré con cara de pánico y ella sólo soltó una sonora carcajada... Malditas
hormonas...
-Verás, Edward lleva con la
zorra de su novia tan sólo ocho meses, sólo eso Bella, y te dirás, ¿ya está
embarazada? Sí, lo está, y lo peor de todo es que se enteraron hace un mes que
Tanya estaba de dos meses, es muy lioso pero es la verdad Bells- me dijo
mirándome a los ojos- Edward no sabe cómo pasó porque lo dejaron un tiempo y
supuestamente el embarazo de Tanya es producto de una noche en la que los dos
estaban totalmente ebrios- Me dijo retirándome un mechón de mi pelo que estaba
en mi cara. Ahora lo entendía todo. Claro que lo entendía. La zorra de Tanya lo
había atrapado queriendo. Si estaba embarazada jamás la dejaría- Sí, es
exactamente todo lo que piensas- me dijo Alice sacándome de mis pensamientos-
Sé todo esto porque Jasper habló ayer con Edward, estaba muy apenado Bella, no
sabe lo que hacer, ahora mismo está dividido entre la locura y la cordura. El
amor por ti que lo tiene loco y el deber de quedarse al lado de la madre de su
hijo- me dijo cogiéndome las manos.
-Pero Alice hay que ser muy
mala para dejarse embarazar para atrapar a un hombre, ¿qué razón tendría para
hacerlo?
-Es fácil Bells, sólo le
interesa el dinero de Edward- claro. Ahora sí que lo entendía todo a la
perfección...
-Ahora que lo dices Alice,
es muy lógico, pero no lo sabes con certeza, quizás le quiera tanto que no
quiere apartarse de su lado jamás- Alice me miraba con cara de ¿estás loca?
-Eres totalmente boba- me
dijo sonriéndome y sacándome una sonrisa- Claro que sólo le interesa el dinero
de Edward, ¿tu crees que es normal que una mujer embarazada se vaya a dormir a
casa de una amiga a altas horas de la noche? No, no lo es Bells, ahí lo tienes.
-No, no es normal, pero
puede que lo ame con todo su corazón.
-¿Crees que esa arpía tiene
corazón?- yo sólo pude soltar una sonora carcajada y ella me siguió.
-La verdad lo dudo mucho,
pero me da muchísima lástima el pobre bebé por la madre que va a tener- le dije
un poco triste.
-Eres tan buena que eres
tonta Bells, haya ella con su hijo. Por cierto, quiero preguntarte algo- esto
no pintaba bien...- ¿Qué fue lo que te dijo Tanya al despedirse de ti en la
casa de mis papás?- Claro, ¿cómo se le iba a escapar ese detalle a Alice
Cullen?
-Pues buena pregunta, no
quería decírtelo porque sabía cómo te pondrías, pero dada la situación te lo
diré- de nuevo la miré a sus ojos- Me dijo, “es mío, no lo olvides”.
-Es una auténtica zorra-
dijo Alice levantándose con rapidez- Hay que hacer algo con esa arpía Bells,
tenemos que hacer algo rápido para que se vaya de la vida de Edward y sí, me da
igual el bebé que hay entre ambos, porque ahora mismo dudo que ese bebé sea de
mi hermano.
-No puedo quedarme de brazos
cruzados Alice, él me ama tanto como yo lo amo a él, quiero estar a su lado,
tener hijos con él, tenerlo todo con él- le dije tristemente.
-Ehh, arriba esa moral,
ahora no puedes venirte abajo, tienes que ser fuerte y luchar por lo que
quieres- me dijo cogiéndome una mano para que me levantara de la cama.
-Pero, ¿cómo voy a tratarlo
ahora Alice? Es vergonzoso...
-¿Vergonzoso? Después de lo
que hicisteis anoche no creo que ninguno de los dos tengáis vergüenza...- me
dijo picaronamente y yo al instante me ruboricé.
-Dios Alice es tan difícil.
-¿Quién dijo que la vida
fuera fácil? Si fuera fácil sería aburrida- me dijo con una gran sonrisa y
encaminándose hacia el salón y yo la seguía desde detrás- Sólo piensa que lo
amas con toda tu fuerza y piensa también en la espectacular cena de navidad que
tendremos en dos meses- me dijo con una preciosa sonrisa.
-Alice Dios mío, no quiero
ir- le dije sentándome pesadamente en el sofá.
-Tú eres la más indicada de
estar en esa fiesta y lo sabes, no querrás hacer enfadar a una mujer
embarazada, ¿verdad?- me dijo amenazadoramente.
-Está bien, tú ganas.
-Si, genial, tendremos que
ir de compras, tienes que estar deslumbrante- me dijo maquinando todo en su
cabecita- Bueno Bells tengo que irme ya, mi querido esposo me espera para comer
juntos, ¿te vienes?
-No Alice, gracias por la
invitación pero tengo que hacer varias cosas para el trabajo y quiero ir a
correr un rato- le dije levantándome del sofá y acompañándola a la puerta.
-Cariño cualquier cosa me
llamas- me dijo despidiéndose con un beso en la mejilla.
-Si, Ali, no te preocupes-
le dije con una sonrisa.
En ese momento las puertas
del ascensor se abrieron y el encuentro llegó más temprano que tarde...
-¡Edward!- dijo Alice
emocionada corriendo hacia su hermano.
-Alice ten cuidado- le dijo
abrazándola con cariño y mirándome a los ojos con mucha intensidad... Juro que
me derretiría.
Alice se encontraba a
espaldas de mí y no pudo darse cuenta de esa conexión tan intensa.
-Buenos días Bella- me dijo
con su perfecta sonrisa torcida, mi favorita.
-Ho...hola Edward- estaba
muy nerviosa.
-Oh, Hola Alice- dijo la
zorra de Tanya cuando Alice deshizo el abrazo con su hermano. Yo la ignoré por
completo como ella a mí.
-Hola Tanya, qué alegría
verte- le dijo Alice con ironía- Ya se te empieza a notar el embarazo, estás
más gorda que hace dos días- le dijo con una perfecta y triunfal sonrisa. Yo
sólo pude disimular y decirle que ya me iba, iba a soltar la carcajada en medio
de todos y no estaría bien...
-Adiós chicos- les dijo
cerrando la puerta suavemente y dirigiéndome hacia la cocina para soltar la tan
esperada sonora carcajada.
Alice 5- Tanya 0
Alice era estupenda, siempre
sabía qué decir en cada momento y me encantaba.
Me encaminé hacia mi
habitación para cambiar las sábanas de la cama, cuánto menos pruebas mejor...
Abrí completamente la gran ventana de mi habitación para que entrara el
poco calorcito de la mañana.
Limpié toda la casa, hice la
colada, planché y cuando terminé estaba muy cansada, pero me apetecía correr
mucho.
Me vestí con unas mayas
ajustadas color negro con rayas rosas, marca Adidas y un top a juego que dejaba
mi ombligo al descubierto. Me calcé mis deportivas también Adidas por supuesto
y para terminar me coloqué el pulsómetro en el brazo izquierdo.
Cogí las llaves y mi me
dirigí hacia el ascensor.
Corrí como dos horas
seguidas, ahora me daba cuenta de lo en buena forma física que estaba, siempre
me gustó el deporte pero era un poco patosa. Con el paso del tiempo lo fui
menos y empecé a practicarlo.
Estaba totalmente sudada,
los mechones de pelo que se salían de mi cola de caballo estaban pegados en mi
cara, producto del esfuerzo.
Llegué al portal.
Saludé a Sam y me encaminé
hacia el ascensor. Estaba ocupado por lo que esperé un poco.
-Bella- dijo una
aterciopelada voz en forma de susurro. Dios que bien sonaba mi nombre en sus
labios...
No me había percatado si
quiera que él había llegado, estaba muy metida en mis pensamientos, levanté mi
cabeza y le dirigí una mirada muy intensa.
-Hola Edward- le dije con
una sonrisa.
-Estás absolutamente
perfecta- me dijo acercándose a mí. No podía consentir que se acercara más a
mí, Sam estaba delante y podría decírselo a Tanya y entonces todo acabaría para
nosotros...
-Gracias, pero no creo que
esté muy presentable con este sudor- le dije de una manera muy sexy, no sé por
qué lo hice, pero cuando se relamió sus labios supe que no fue una buena
idea...
-Créeme cuando te digo que
estás absolutamente perfecta- me dijo susurrándome en el oído en un momento que
me cogió desprevenida mirando sus labios.
-Edward basta, esto no está
bien y lo sabes.
-Bella yo te amo- Dios mío,
ahora no. ¿Por qué me lo decía en este instante? No lo sé, pero lo único que sé
es que me cogió del brazo y me metió con él en el ascensor y le dio al botón
stop. El ascensor se paró y puso sus manos en mis caderas y fue acercándose
peligrosamente a mí- No puedo contener el deseo que tengo hacia ti Bella- me
dijo acortando la poca distancia que había entre nosotros y besándome
apasionadamente.
Yo sólo pude corresponderle,
era lo que más deseaba en esta vida.
Poco a poco fue haciendo
mucho, mucho calor.
-Bella te deseo en este
mismo instante- me dijo con voz ronca producto de la excitación. La restregó en
mi bajo vientre y solté un gemido- Eso es pequeña, quiero que gimas mi nombre y
me pidas más y más- me dijo para volver a devorar mis labios nuevamente.
Empecé a quitarle los
botones de su camisa y él me besaba toda la extensión del cuello.
Cuando hube terminado,
empecé con su pantalón, se lo quité de un jalón junto con su bóxer, él me miro
divertido y me maravillé al ver su miembro... Era enorme.
Ni siquiera sabía cuándo me
bajó las mayas y mi tanga, pero lo hizo con tal rapidez que ya me encontraba
desnuda.
-Absolutamente perfecta- me
susurró para cogerme en brazos. Yo rodeé mis piernas en su cintura y estaba más
que lista para que empezara el perfecto vaivén que sólo conseguíamos él y yo.
-Estás muy mojada- me dijo
mordiéndome el lóbulo de mi oreja e introduciéndome un dedo en mi
cavidad.
-¡Edward!
-Oh, si mi amor, me fascina
cuando gimes mi nombre- me dijo sacando su dedo y en su lugar penetrándome
dulcemente. Nuestras miradas siempre estaban conectadas y empezamos un precioso
vaivén- Mi amor eres una diosa- me susurró ajetreado por el ejercicio y eso me
calentó aún más, como si eso fuera posible.
Muy pronto terminó
vaciándose dentro de mí y yo estaba feliz.
Ahora no lloraría como esta
mañana, ahora sólo seríamos él y yo.
-Te amo preciosa- me dijo
bajándome y ayudándome a ponerme mi tanga y mis mayas.
Él se vistió en tiempo
récord y ya estábamos listos para salir de aquel cubículo asfixiante.
-Mi vida te quiero más que a
mi propia vida- me dijo abrazándome para después besarme dulcemente.
-Yo también te quiero
Edward- le dijo sonriéndole y besándole tiernamente.
-No sabes el tiempo que
llevaba esperando para que me dijeras eso- me dijo besándome de nuevo.
El ascensor pitó avisando
que ya habíamos llegado a nuestro destino y las puertas se abrieron.
-Adiós preciosa, descansa y
sueña conmigo. Yo siempre lo hago- me dijo besándome en la frente.
-Lo haré, te quiero- le dije
dándole un beso rápido en los labios.
Salí del ascensor y le
dirigí una última mirada antes de entrar en casa. Me miró y me guiñó de una
forma demasiado sexy. Era mi Dios griego, era perfecto. Con esos pensamientos
entré en casa por fin y corrí hacia el baño para ducharme.
Cuando terminé, me encaminé
hacia la cocina e hice la comida.
Comí y me puse con los
papeleos del trabajo.
Estaba muy pero que muy
agotada y cuando hube terminado con el papeleo me fui directamente a la cama
sin cenar siquiera, no me apetecía comer nada, sólo dormir y soñar con mi
perfecto dios griego.
Muy pronto sonó el
despertador avisándome que ya era hora de ducharse para ir al trabajo. Gruñí y
me levanté lentamente.
Cuando terminé de ducharme,
me sequé y comencé a vestirme. Me puse un precioso conjunto de chaqueta muy
formal, pues hoy tenía una reunión con mi jefe y tenía que estar muy bien
vestida.
Me maquillé suavemente pero
resalté mis ojos con un lápiz negro bien marcado.
La mañana pasó muy deprisa,
pero más deprisa pasaron los dos meses.
Tan sólo quedaban dos
malditos días para la famosa cena familiar al estilo Cullen...
Alice y yo habíamos ido hace
6 semanas a comprarme el “perfecto vestido” según ella, más bien me arrastró hacia
el centro comercial. Ir con Alice a comprar ropa era agobiante, incluso con su
embarazo, no se agotaba nunca.
Alice estaba casi de tres
meses ya, tenía una barriguita adorable, ya se le empezaba a notar.
Flash Back.
-Bella no olvides ponerte el
collar con la insignia Cullen- me dijo Alice mientras cogía un precioso vestido
color rojo sangre.
-¿Pretendes que me ponga ese
collar? No es nada apropiado Alice.
-Te equivocas, es muy
apropiado para la ocasión- me dijo tendiéndome el vestido color rojo sangre y
empujándome hacia el probador.
Me lo fui subiendo
lentamente, pues para lo que costaba... no me podía permitir romperlo para no
llevármelo.
El tacto del vestido era
perfecto. Tenía la espalda totalmente descubierta, en forma de una “v” perfecta
y llegaba hasta los riñones, justo encima del trasero. Por delante tenía el
mismo escote en “v” y era imposible ponerte sujetador con ese vestido. Tenía
unos pequeños detalles de diamantes justo en la terminación del escote, situado
en el vientre. Era largo, me llegaba hasta el tobillo y era bastante ajustado
hasta la cintura y después se iba ensanchando muy disimuladamente.
El vestido me quedaba como
un guante, perfecto, pero jamás me lo pondría, era toda una provocación ir por
ahí con semejante prenda.
-Sal de ahí ahora mismo
Bella- me dijo Alice amenazante y no tuve más que salir del probador...- Oh
Dios mío, te queda mejor de cómo lo imaginaba, absolutamente perfecto para la
ocasión- me dijo volviéndome para verlo completo.
-Alice no es nada apropiado,
¿has visto este escote? Ni siquiera puedo llevar sujetador por el amor de Dios-
le dije señalando mi pecho.
-Mejor, así no te estorbará-
dijo para ella misma pero yo lo escuché todo perfectamente.
-Alice Cullen, ¿ a qué te
refieres?
-A nada Bells, a nada- me dijo
quitándole importancia- Ya me darás las gracias en un futuro- me dijo cogiendo
unos tacones dorados, justo del mismo color que los detalles que tenía el
vestido- El vestido, los zapatos y el bolso te los regalaré yo por papa Noel y
no me repliques nada- me dije apuntándome con su dedo amenazador y yo sólo pude
asentir. No quería volver a enfadar a una mujer embarazada...- A mi querido
hermano le encantará.
Edward...
Final Flash Back.
Desde el encuentro que
tuvimos en el ascensor, trataba de evitarlo por el bien de los dos.
Quería verlo, más bien
deseaba verlo pero no era lo correcto.
Cuando coincidíamos nos
saludábamos pero nunca volvimos a besarnos de nuevo ni mucho menos a tener más
encuentros.
Su vida ahora era del
hospital a casa y de casa al hospital, estaba muy liado y cuando salía, la
arpía lo acompañaba a todos lados. Creo que se olía algo de lo nuestro...
Lo peor de todo era que él
iría con Tanya y yo iría sola porque no tenía acompañante.
Alice me dijo que no hacía
falta que llevase a nadie, pues no estaría sola en ningún momento de la noche,
pero por lo menos no se entrometió demasiado en eso.
En ese momento decidí llamar
a Jacob.
Hacía semanas que lo había
estado pensado pero nunca me atrevía, ahora sí lo haría, era arriesgarme o ir
sola a aquella cena.
-¡Bella!- me saludó
Jake con la misma alegría de siempre.
-Hola Jake.
-¿Qué tal estás? Desde
que fui a recoger mi moto de tu casa no te he visto loca, quiero verte.
-Estoy muy bien y sí, hace
mucho que no nos vemos, como siempre cada vez que nos llamamos- le dije
riéndome y él enseguida me acompañó.
-Eso es cierto, por eso
quiero verte lo antes posible.
-Y me veras, si aceptas la
propuesta que tengo para ti- le dije pidiendo por favor que aceptara venir
conmigo, aunque viniendo de Jake, dudo mucho que tuviera algo que hacer un
sábado y no querer acompañarme.
-Pues tú dirás rompedora-
otra vez no... Bastante tuve con Emmet estos meses, cada vez que nos veíamos me
decía sexy... era una situación bastante incómoda...
-Quiero que me acompañes a
una cena de navidad.
-Mmmm suena muy formal.
-Lo es, será con los Cullen-
le dije a Jake antes que nada, sabiendo que él y Edward nunca se llevaron
bien...
-Oh, claro, lo imaginaba,
¿es mañana verdad?- me pilló totalmente por sorpresa, ¿cómo lo sabía?
-Si, pero ¿cómo lo sabes?-
le dije muy sorprendida.
-Pues verás, Alice me
llamó hará como 5 semanas y me lo dijo. Supuso que tú no me llamarías hasta el
día antes y supuso bien- me dijo con una carcajada.
-Voy a matarla.
-No, nuestra Ali es muy
lista y lo sabes, a sí que ya tengo hasta mi atuendo escogido por supuesto por
la enana.
-La verdad me ha quitado un
peso de encima, no me decidía Jake, sabes cómo soy para pedir favores.
-Si lo sé, por eso no
tienes que preocuparte. Mañana te recogeré a las 8 de la tarde e iremos a casa
de los Cullen a esa maravillosa cena- me dijo esto último con ironía en su
voz y consiguió su objetivo. Solté una gran carcajada y el me siguió.
-Gracias Jake, te debo una,
mañana nos vemos. Un beso.
-Si, preciosa, mañana nos
vemos, adiós.
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