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Capítulo 4: Ignorándote...
Bella pov.
Cuando llegué a casa, me fui
quitando toda la ropa y tirándola al suelo, dejando un sendero de ropa por toda
la casa, pero sinceramente me daba igual, mañana la recogería cuando me
levantase. Ahora mismo no tenia ganas de nada y menos para estar de colada...
Cuando llegué a mi
habitación, ni siquiera me molesté en ponerme el pijama, simplemente me acosté
en ropa interior, algo muy raro en mí, pero se entendía porque estaba muy
exhausta y pensativa con todo lo que había pasado esta noche.
No pude dormir en toda la
noche, pensando en un individuo de ojos verdes que vivía justo a mi lado, que
estaría con la rubia oxigenada llamada "novia" en la misma cama, como
era lógico, porque el embarazo de Tanya reflejaba lo mucho que se divertían...
¿pero qué me estaba pasando? No me importaba en absoluto la vida nocturna o
diurna de esos dos... Tenía que olvidarlo por el bien de mi salud mental, pero
sabía que sería imposible y más pensando en ese simple roce de nuestro labios,
fue una sincronización perfecta, estaban hechos el uno para el otro. Me
estremeció ese simple roce y hay supe que nunca podría olvidarlo, nos dejamos
llevar por las emociones del momento y pasó lo que tuvo que pasar. Si no
existiera Tanya todo sería diferente, pero no era así y si a eso se le sumaba
el bebé que traía en camino de Edward, pues todo era imposible para mí y para
él.
Pero lo peor de todo esto
era que no valía la pena ni siquiera pensar en él, pues no había ninguna
esperanza para nosotros dos, en ese momento me vino a la mente las palabras de
Tanya: "Es mío, no lo olvides". No era rencorosa en absoluto, pero
esa mujer me sacaba de mis casillas y podría decir que sentía odio hacia su
persona.
Cuando decidí no estar más
tiempo en la cama, me levanté y me dirigí hacia el cuarto de baño, necesitaba
una buena ducha caliente, necesitaba relajarme, mis músculos estaban
engarrotados por no haber dormido y todo para nada...
Estuve como una hora metida
en el baño y ya tenía los dedos de las manos y de los pies bastantes arrugados
como para salirme. Salí de la ducha y me envolví en una toalla y otra la
envolví en mi pelo y salí hacia mi habitación. Cogí de la cómoda mi ropa
interior y un precioso camisón celeste de seda, por supuesto cortesía de Alice.
Aunque afuera hiciese como unos -10 grados bajo cero, no me importaba, pues
tenía calefacción por toda la casa y era muy agradable.
Salí de la habitación y me
encontré el sendero de ropa que dejé anoche en el pasillo. Me agaché y recogí
toda la ropa tirada dirigiéndome hacia el lavadero. Coloqué toda la ropa de
color en la lavadora y estaba echando el detergente cuando mi móvil sonó. Salí
corriendo hacia el salón y lo cogí ajetreada por mi carrera.
-¿Bella?- dijo la voz
de Jake.
-¡Jake! ¡Hola!- le dije muy
sobresaltada.
-Bella, ¿te cojo en un
mal momento?
-No, ¿por qué? ¿qué pasa
Jake?- le pregunté dudosa.
-Pues porque tu voz no
deja mucho a la imaginación...- ¿qué? ¿estaba loco?
-No Jake, no es como tu
crees, es q...- no me dejó terminar la frase.
-¿Quién es el afortunado?
-Jacob Black, será mejor que
me escuches en este mismo instante- no me interrumpió, a cambio de eso se
escuchó una sonora carcajada desde el otro lado del teléfono...- No te rías
Jacob Black, no tiene ninguna gracia, estaba haciendo la colada y sonó mi móvil
por tu llamada, y éste estaba en el salón y tuve que salir corriendo para
cogerlo, de ahí a que esté sobresaltada.
-Uff Bella, menos mal, ya
me estaba poniendo los zapatos para pegarle al mal hombre ese por dejarte que
cojas el teléfono en plena acción- no pude aguantar más y solté una sonora
carcajada. Me encantaba, era tan Jake...
-No seas bobo, no es nada de
eso- le dije cuando me hube tranquilizado de la carcajada- Me alegra mucho de
que me hayas llamado, precisamente pensaba llamarte hoy.
-Si hubiera sabido antes
que te haría tanta ilusión que te llamase, lo habría hecho antes- lo dicho,
era tan Jake...
-Sí, hace mucho tiempo que
no nos vemos- le dije apenada.
-Precisamente llamaba
para vernos, más concretamente para que me acompañes a un sitio.
-Tengo muchas ganas de
verte, pero ¿a qué sitio?
-Quiero que me acompañes
a una concentración motera, y nada de peros y mucho menos un "no" por
respuesta- esas palabras eran de Alice, esta diablillo le estaba pegando
todo lo malo a todo el mundo...
-¿De verdad? Me encantaría
Jake, sabes que me gustan las motos tanto como a ti- le dije sonriendo.
-Me alegro de que te
agrade la idea, pero me tienes que acompañar con una condición- esto se
ponía oscuro, ¿qué quería?.
-¿Qué condición Jake?
-Tienes que ir vestida
con el conjunto motero que te compré el año pasado- lo sabía, sabía que a
Jake le encantaba ese conjunto, pero me quedaba demasiado ajustado...
-¿Tengo alguna otra opción?
-No señorita, ese es mi
trato, si quieres venir, tendrás que ponerte ese conjunto.
-Está bien señor mandón- le
dije picándole- iré vestida con ese conjunto tan sexy...- dije con ironía en mi
voz.
-Créeme cuando te digo
que te ves rompedora con él- no pude evitar sonrojarme- Te recogeré
en una hora.
-Sí claro Jake, te veo en
una hora. Adiós mandón.
-Adiós rompedora- no
pude evitar sonreír. Estar con Jacob era muy sencillo, no tenías que
preocuparte de nada, simplemente dejar al destino que hiciese lo que quisiese y
estar en plena paz con él.
Me fui a la cocina para
desayunar. Cuando estaba haciendo la última tortita, el timbre sonó, ¿quién
podría ser ahora? Cuando abrí la puerta me quedé petrificada, era la persona
que menos esperaba ver en estos momentos.
No podía estar más guapo.
Llevaba una camiseta de algodón blanca, que de adhería como una segunda piel a
su torso musculoso, la combinaba con unos pantalones de pijama a cuadros
verdosos, contrastando con sus preciosos ojos verdes a la perfección. Su cara
mostraba cara de shock y pasó a una de ¿lujuria? Estaba paranoica.
-Ho...hola Edward- le dije
mirándole y después seguí el trayecto de su mirada. Lo siguiente que quería en
este momento era morirme, que la tierra me tragase en este momento, me estaba
mirando a mí, pero eso no me preocupaba, lo que me preocupaba de verdad era mi
vestimenta, tan sólo llevaba ese diminuto camisón que me llegaba a medio muslo,
estaba muerta de vergüenza, ¿por qué tenía que pasarme esto a mí?.
-Bella- suspiró y le salió
jodidamente sexy, Dios que bueno estaba...
En ese momento sonó la
cafetera, avisándome que mi café estaba listo y no pudo sonar en peor momento,
pues ahora tendría que correr con un cuidado extremo para que no se me viese
nada... En ese momento salí de mi trance, pues era lo que me pasaba cuando
estaba cerca de él, y salí corriendo hacia la cocina, no sin antes decirle a
Edward que pasara.
Cuando llegué a la cocina,
apagué la vitro y me volví hacia la puerta de la cocina. Hay se encontraba mi
Dios griego, no podía ser más perfecto, estaba buenísimo, parecía estar
esculpido con una delicadeza increíble. Estaba apoyado en la puerta con
despreocupación y sonriendo torcidamente, mi sonrisa favorita. Me ruboricé y
bajé mi mirada.
-Buenos días Bella, siento
haberte interrumpido- me dijo sonrojándose, ¿Edward Cullen sonrojándose? Eso
era imposible, no podía ser, tendría que visitar al oculista con urgencia...
-No te preocupes Edward, me
has pillado haciendo el desayuno, como puedes ver- le dije sonriéndole y
señalando la torre de tortitas que había hecho.
-Ya veo, tortitas con sirope
de caramelo, ¿verdad?. Son tus favoritas- me quedé de piedra, ¿aún se acordaba
de mi desayuno favorito?.
-Sí, ¿quieres probarlas? Sé
que te encantan también- le dije cuando salí de mi estado de shock y
brindándole una sincera sonrisa.
-Nada me gustaría más en
este momento- me dijo mirándome intensamente y hay me acordé de nuevo de mi
vestimenta, me tenía que tapar de inmediato.
-Está bien, sírvete las que
quieras, los platos están en el segundo mueble de la izquierda y las tazas en
el de la derecha, enseguida vuelvo- le dije saliendo de la cocina y
dirigiéndome hacia mi habitación. Cogí la bata del camisón a juego y esta sí
que tapaba, me llegaba hasta los talones, pero tenía una fina franja a un
costado, donde se veía un poco de mi pierna pero no me importó y me dirigí hacia
la cocina nuevamente.
Mi cocina no podía estar más
bonita. Tan sólo la presencia de mi Dios griego y todo resplandecía. Estaba
sentado en una de las sillas y tenía los codos apoyados en la mesa, con su cara
entre sus manos. Parecía cansado. No lo dudé ni un instante y me coloqué detrás
de él y comencé a hacerle un masaje en la espalda. Qué bien se sentía sus
fuertes músculos bajo la piel de mis manos, me quemaba su contacto, se sentía
genial. Él no me apartó por suerte, sino que se inclinó hacia delante,
facilitándome el trabajo.
-Pareces cansado- le dije
preocupada mientras le masajeaba los hombros.
-Sí, no he podido dormir en
toda la noche- ya somos dos le iba a decir pero eso me lo guardé para mí.
-¿Y eso por qué? ¿Qué te
preocupa?
-No es nada, una mala noche
la tiene cualquiera- me dijo cogiendo mis manos y llevándoselas a sus labios.
Pude sentir el calor de sus labios, era fantástico- Gracias por el masaje, lo
necesitaba- me dijo levantándose de la silla y volviéndose hacia mí.
Posteriormente me dio un beso en la frente y se fue al mueble para después
sacar dos tazas y servir café.
-Puedes coger todo lo que
necesites Edward-le dije con ironía en mi voz para tomarle el pelo.
-Lo sé, me lo imaginé cuando
me dijiste donde se encontraban los platos y las tazas, por eso he cogido las
tazas, te tengo que agradecer al menos con servirte un café por el maravilloso
masaje que me has dado, tienes unas manos mágicas- me dijo guiñándome el ojo.
No podía ser más sexy. Había dejado pasar mi ironía, algo realmente extraño en
él.
-Cla...claro- le dije
sentándome en la silla y esperando a que el hiciera lo mismo.
Estuvimos desayunado
tranquilamente, se me pasaba el tiempo volando con él, lo quería a mi lado toda
mi vida, pero sabía que eso era imposible. Miré el reloj de la cocina y sólo me
quedaba quince minutos para prepararme, pues Jake vendría a por mí.
Me acordé de que no sabía el
por qué de su visita y se lo pregunté.
-Oye Edward no es que me
moleste tu visita ni mucho menos- al revés quería estar con él para siempre,
pero eso me lo guardaría sólo para mí- pero aún no sé el por qué de tu visita-
le dije sonriéndole.
-Pues precisamente te iba a
pedir café, a la muchacha del servicio se le olvidó comprar y no tenía en casa-
me quedé helada, ¿una mujer de servicio?
-No es que sea asunto mío,
pero Edward, ¿tenéis contratada una mujer de servicio?
-Sí, Tanya no sabe cocinar y
mucho menos limpiar, a sí que decidí contratarla- me quedé más helada aún,
¿cómo una futura madre iba a alimentar a su hijo, si no sabia ni cocinar ni
limpiar? Pero eso no era asunto mío...
-Ahmm- fue lo único que
salió de mis labios.
-Bella, las tortitas te
salieron maravillosas, incluso mejor que hace unos años- me dijo guiñándome.
-Gracias, me alegra de que
te hayan gustado.
-Sí, últimamente me están
gustando las cosas más que de costumbre- esto me lo dijo mirándome
intensamente, ¿era una indirecta? Me quedé observándolo con una ceja alzada,
pero al parecer él lo dejó pasar porque se despidió rápidamente, no sin antes
habiéndole dado un paquete de café. Esas últimas palabras si que me dejaron en
shock, ¿a qué se refería?
No tenía tiempo, me tenía
que poner ese odioso conjunto apretado, parecía más un corsé que un mono
entero...
Me dirigí hacia mi
habitación y saque el dichoso conjuntito de un cajón arrumbado que estaba al
fondo de mi armario, pues pensaba no ponérmelo nunca más...
Me lo fui poniendo despacio,
pues era de cuero y era delicado. Acabé de ponérmelo y me dirigí hacia el
espejo que tenía al lado de la ventana, era muy grande y podía verme entera.
Me fui observando por todos
los ángulos posibles, tenía que reconocer que el dichoso conjuntito me quedaba
de maravilla, incluso mejor que el año pasado, pues ahora me quedaba un poco
suelto, solo un poco por la parte de las caderas, era perfecto. No se lo diría
a nadie, pero me sentía triunfal con esta vestimenta... Lo rematé con una botas
altas que me llegaban hasta debajo de las rodillas, eran negras también, pero
el piel, con un taconazo de aguja de unos diez centímetros. Me los podía poner,
pues siempre que cogía una moto era con tacones, en especial estas botas. Sé
que parece algo imposible, pero para mí es más fácil así, si soy un poco
rarita, pero estas botas me dan mucha seguridad.
Cuando me estaba poniendo el
labial rojo pasión, mi timbre sonó, avisándome de la llegada de Jake. Salí
disparatada de mi casa, cogiendo mi bolso y mis llaves y cerrando la puerta.
Llamé al ascensor y estaba muy impaciente, pues hacia mucho que no veía a Jake
y mucho más tiempo que no iba a una concentración motera.
Saludé a Eleazar, nuestro
portero y con el que tenía una buena relación, me abrió la puerta y salí
corriendo hacia Jake, éste estaba apoyado en su preciosa Honda CBR, color negra
con detalles en dorados, una pasada. Cuando me vio, salió corriendo en mi búsqueda
y me alzó abrazándome.
-Bella, pero qué guapa
estás, déjame que te vea- me dijo soltándome en el suelo y volteándome delante
de él- Simplemente perfecta, vas genial para la ocasión, el conjunto te queda
incluso mejor que el año pasado- esto me lo dijo guiándome y yo me sonrojé y lo
abracé con todas mis fuerzas, pues hacía mucho tiempo que no lo veía y lo
quería demasiado.
-Pero mírate tú, cada vez
tienes más músculos "Biceps"- era el mote que le puse cuando comenzó
a ir al gimnasio a ponerse cachas.
-Sólo estoy desarrollando
mis músculos, Bella- me dijo coquetamente y yo le respondí con un golpe en su
pecho- Cuidado Bella, no te vayas a partir una mano...- sabía que estaba
bromeando, pero le encantaba que le contestase...
-¿A sí? Lo más seguro que se
me rompa después de que te rompa yo a ti la cara- le dije tomándole el pelo, a
lo que me respondió con un "Tendrás que aprender", dicho esto me alzó
y me puso como un saco de patatas en su espalda, tipo Emmet.
-Jake, suéltame por favor-
le dije pataleándole como una niña pequeña.
-Nada de eso enana,
aprenderás y te portarás bien- me dijo subiéndome en la moto directamente.
-Gracias por traerme, no he
necesitado andar como tú- le dije picándole.
-Porque tenemos prisa, si no
te daría en el culo como una niña pequeña- me dijo con una sonora carcajada y
yo me uní.
Llegamos en tan sólo veinte
minutos, lo que yo tardaba en treinta minutos con mi preciado Audi, pero ya se
sabía como eran las motos de rápidas...
Me bajé de la moto y
seguidamente me quité el casco, sonreí a Jacob, que ya se encontraba igual que
yo, sin casco y sonriéndome. Nos esperaba un día genial, lo sabía, siempre me
divertía con Jake, era especial.
Dejamos la moto a un lugar
visible, por seguridad y nos encaminamos hacia un grupo donde estaban nuestros
amigos de siempre, aquéllos con los que nos relacionábamos en las
concentraciones.
Vimos cantidad de
exhibiciones moteras y algunas automovilísticas, pues siempre había algún coche
súper tuneado que le intentaba hacer la competencia a las motos...
-¿Te gusta?- me murmuró Jake
muy muy cerca del oído y yo me giré para encararlo.
-Claro que me gusta, sabes
que me encanta estar aquí- le dije besándole en la mejilla.
-Bella, quiero que estemos
siempre así, pase lo que pase ahora- me dijo como suplicándome y yo no entendía
nada, ¿qué me quería decir?. La respuesta la obtuve al segundo.
Se acercó a mí y me beso con
ternura, yo lo quería, de verdad que lo quería, pero sólo como amigo y sabía
que Jake quería más que amistad, yo se lo había dejado claro hacía mucho
tiempo, pero él insistía. Lo que de verdad no tenía ni idea era el por qué le
seguí a ese beso...
¡Por Edward!, gritaba mi
conciencia y yo recapacité en ese mismo instante. Claro, claro que lo estaba
haciendo por Edward... quería olvidarme de él de todo corazón, y tenía que
quitármelo de la cabeza con los besos de otro hombre...Jake no se merecía
eso...
Me deshice de su agarre y me
miró extrañado.
-Jake para por favor- le
dije con casi lágrimas en los ojos- No quiero esto ahora, sabes que te quiero
con toda mi alma, pero nada más.
-Bella lo siento, no llores
por favor- me dijo abrazándome sinceramente y yo le respondí. Lo quería
muchísimo, pero no para tener nada con él aparte de la amistad- Te juro que es
lo que menos quiero en este momento, verte sufrir. Te prometo que nunca más lo
haré sin tu consentimiento- Jake estaba derrotado y yo le abracé aún más
fuerte, para que supiera que no estaba enfadada con él.
-No estoy enfadada contigo
Jake- le dije con el corazón en un puño- Lo único que quiero es que no lo
vuelvas a hacer por favor, te quiero como amigo y no puedo perderte- le dije
cuando me hube calmado un poco. Él se acercó a mí más aún, como si eso fuera
posible...
-Gracias Bella, de verdad
que yo tampoco puedo perderte. Te quiero demasiado- me dijo besándome en mi
mejilla izquierda, Yo sólo pude abrazarle y sonreírle.
Eran casi las siete de la
tarde, era temprano lo sabía, y más aún para una concentración motera, pero yo
no había dormido nada en toda la noche y estaba que me caía de sueño.
Jacob me tenía agarrada con
sus fuertes brazos por la cintura, desde el incidente del beso nos quedamos así
y no nos separamos ni un momento. Me volví para él y él me sonrió son una
sonrisa que él sólo podía brindarme y yo por supuesto le respondí.
-Jake, quiero irme a casa-
le dije con voz cansada, la que tenía en esos momentos...
-¿Por qué Bella? ¿te
encuentras bien?- me dijo acortando la poca distancia que había entre nosotros
y cogiéndome las manos.
-No Jake, no te preocupes,
no es nada, es que no he podido dormir en toda la noche y estoy muy cansada.
-Bueno no te preocupes, creo
que lo más interesante lo hemos visto ya- Jake siempre tan amable, pero no
quería que se fuera de aquí por mi culpa, le encantaba estar aquí.
-No Jake, no tienes por qué
venirte conmigo, quédate aquí, yo cogeré un taxi y me iré a casa.
-De eso nada Bella, tú has
venido conmigo y tú te irás conmigo.
-Jake no me hagas sentir mal
por favor, deja que me vaya, estaré bien, te llamaré cuando llegue a casa- le
dije dándole un beso en la mejilla y dando por finalizada nuestra discusión.
-Bella, no-me dijo cogiendo
mi mano y dirigiéndonos hacia su moto- Tengo una brillante idea para que los
dos estemos contentos con esto- me dijo parándose en seco enfrente de su moto y
mirándome con un brillo en los ojos.
-¿Qué Jake?
-Te llevarás mi moto a tu
casa y yo me iré con Seth- me dijo y yo abrí los ojos de par en par. Nunca le
dejaba la moto a nadie...
-Jake, ¿estás seguro? No
quiero obligarte a nada.
-Enserio Bella, llévatela y
cuídamela mucho- me dijo dándome las llaves y un beso en la frente- Cuando
llegues, llámame por favor, te quiero mucho y ten cuidado- me dijo cuando me
puse el casco y encendí el motor. El sonido era música para mis oídos.
Llegué en muy poco tiempo,
siempre que cogía una moto, me encantaba ir a una velocidad alta, era
adrenalina para mi cuerpo...
Edward pov.
¿Podría estar más buena?
La respuesta era
absolutamente no…
Nunca había pensado en Bella
así de vulgarmente, pero fue lo primero que mi mente dijo cuando la vio con ese
diminuto camisón...
Sexy y atrevida, esas fueron
las segundas palabras que vinieron a mi mente.
Era un pecado mortal para
mí, lo sabía, pero no me pude resistir a ir a su casa y pedirle lo primero que
vi que no había en casa, podría haberlo comprado yo, pero entonces no la
hubiera visto.
Lo peor de todo fue cuando
corrió por el sonido de la cafetera, se le subió un poco más el camisón y me
dejó ver un poco de sus nalgas... sería mi muerte, juro que esta mujer sería mi
muerte.
¿Cómo podía abrir la puerta
así de sexy al primero que llamase?
Tenía unas nalgas perfectas,
si antes me gustaban en pantalón, ahora su trasero sería mi adoración. Ver su
trasero casi desnudo hizo que el animal dentro de mí se despertase y volviese a
tener una erección nuevamente... Esto no podía seguir así, no era normal, Tanya
usaba camisones más diminutos que ese y la veía pasar como verla en
pantalones... Estaba muy confundido, quería a mi novia y a mi futuro hijo, pero
más bien era por hacer lo correcto, no porque verdaderamente quisiera estar con
ella, eso lo averigüé anoche, pensando en ella toda la santa noche, por eso no
había dormido, por otra parte estaba Bella, era toda una tentación andante para
mí. Sólo quería tenerla en mis brazos y hacerle el amor una y otra vez. Esa
primera y única vez en la que nos fundimos en un solo cuerpo, no me la podía
quitar de la cabeza, era una experienciaINOLVIDABLE y lo sabía...
Cuando me hizo el masaje
quise morirme en ese momento, pero morirme por excitación en un paraíso donde
solo existiéramos ella y yo. Era perfecta.
Me avergonzaba pensar así
pero era lo que sentía, tendría que hablar con mamá, ella siempre sabía que
hacer. No podía hablar con los demás, pues Carliste me diría que pensara las
cosas antes de hacerlas, Emmet no sabía dar consejos sin tener bromas de por
medio y Alice, era Alice, ella simplemente gritaría que era genial, que me
quedase con Bella y que Tanya se fuese de mi vida, sabía que era lo que
pensaba, no me lo dijo directamente, pero su cara la delataba. Su
comportamiento con Tanya me lo dijo todo, y cuando Tanya anunció lo del
embarazo, simplemente puso cara de horror... La entendía, porque ella mejor que
nadie sabe lo mucho que quiero a Bella, y no sólo como amistad sino como la
mujer de mi vida. Ella ha sido testigo de las muchas conversaciones tan largas
que hemos tenido hablando sobre Bella, cómo le iba en sus estudios y
posteriormente en su trabajo y lo que más le preguntaba a mi hermana era por
sus novios... esos que tanto miedo me daban durante todos estos años pero Alice
me dijo que a Bella no le interesaba nadie, que yo había sido su primer y único
novio, y eso me enorgullecía, pues solo la quería para mí.
Con esos pensamientos entré
en casa y me preparé un segundo café, pues necesitaba mucha cafeína para un día
tan agotador como prometía ser éste...
-Hola mi amor- me dijo Tanya
entrando a la cocina, iba vestida con un vestido diminuto color frambuesa y
como no, sus tacones a juego, ¿dónde iría un sábado a las doce de la mañana?
-Hola, Tanya tenemos que
hablar- le dije serio y sin responderle al beso que me acababa de dar en los
labios.
-¿Qué te pasa mi amor?
-¿Qué, qué me pasa? Pues me
pasa que mi novia no puede esperar a dar la noticia conmigo, me pasa que
soltases la noticia así sin más, me pasa que trates tan distante a mi familia
¿sigo?- le dije saliéndome de mis casillas. Ella empezó a llorar como siempre,
haciéndose la víctima y yo ni siquiera me acerqué a ella...
-Ed...Edward n...no te
enfades- me dijo entre sollozos.
-¿Por qué lo hiciste Tanya?
Lo hablamos y acordamos decirlo más adelante, con la noticia de nuestra futura
boda- ahora no sabía si quería casarme con ella... sinceramente.
-Mi amor no te enfades por
favor- me dijo más calmada- No soporto verte de esa manera conmigo, te amo
demasiado como para perderte- me dijo avanzando hacia a mí y abrazándome. Yo
sólo pude responderle, estaba en un estado delicado y no quería que a mi hijo
le pasara nada.
-Tanya te perdonaré por esta
vez, pero prométeme que no volverás a hacer nada de eso la próxima vez, y
quiero que trates a mi familia con más respeto- le dije retirándome de ella.
-Está bien cariño, te lo
prometo, pero no lo pude resistir, todos estaban tan contentos con la noticia
de tu hermana, que yo también deseaba lo mismo- me dijo acariciándose su
vientre aún plano- Y tu familia no la conozco aún mi amor, sabes que soy así
con la gente que no conozco- me dijo cogiendo mis manos y llevándoselas a su
vientre. Me encantaba acariciar a mi hijo.
-Te amo bebé- le dije a mi
hijo, agachándome y besando el vientre de mi novia. Cuando me levanté la miré y
me fijé de nuevo en su atuendo- ¿Dónde vas Tanya?- le dije dudoso.
-Voy a ir al centro
comercial, quiero comprarle ropita a nuestro bebé, estoy muy emocionada mi
amor, deseo tenerlo ya aquí con nosotros- era la primera vez que Tanya se
mostraba tan cariñosa con nuestro bebé, pues cuando se enteró de que estaba
embarazada, quería abortar y yo me negué y le pude abrir los ojos, diciéndole
que no se preocupase de nada, que yo me haría cargo de mi hijo y que nos
iríamos a vivir aquí a mi departamento, le encantó la idea y se puso como loca
a hacer las maletas...
-¿Quieres que te acompañe o
que te lleve?
-No, me iré dando un paseo
hasta el centro y ahí cogeré el autobús, qui...quiero pasear- me dijo nerviosa.
Estaba muy rara, pero lo dejé pasar, si eso era lo que quería...
-Mi amor- me dijo esta vez
muy melosa- ¿Me das dinero para comprar las cosas para nuestro bebé?- me dijo
mordiéndome suavemente mi labio inferior.
-Claro, toma mi tarjeta de
crédito Tanya, gástate lo que quieras- le dije cogiendo la cartera de la mesa y
dándole la tarjeta.
-Muchas gracias mi amor, no
vendré a comer- me dijo cogiéndome la tarjeta de la mano.
-¿Por qué? ¿Dónde irás?
-Voy a quedarme a comer
cerca de las tiendas para no perder ni un solo segundo de compras, vendré por
la noche- me dijo cogiendo su bolso y dándome un beso en la boca. Se dirigió a
la puerta y se fue sin más.
-Adiós- le dije a la puerta
cerrada, no había esperado ni siquiera a que me despidiese de ella. Lo dicho
estaba demasiado rara, seguro era el tema del embarazo, que tenía las hormonas
revolucionadas...
Me dirigí hacia el baño de
nuestra habitación y me di una ducha de agua helada, necesitaba despertar cada
músculo de mi cuerpo y quitarme la calentura que tenía desde que fui a ver a mi
vecinita...
Decidí llamar a Emmet y
Jasper para que vinieran a ver el partido de fútbol que empezaba a las siete de
la tarde, pues Tanya estaría de compras...
Llamé primero a mi hermano
Emmet y accedió enseguida, diciéndome que se quedaría a cenar, él siempre tan
directo... Después llamé a Jasper, él ahora no quería dejar a mi hermana sola
por el embarazo, pero mi hermana le quitó el teléfono diciéndome que vendría,
que ella se iría con mamá de compras. Alice encontró la excusa perfecta para ir
de compras.
Eran pasadas las siete, y
Emmet y Jasper quedaron en venir sobre las seis y media. Me extrañaba mucho,
sobretodo por Jasper, porque siempre es muy puntual.
Decidí llamar a Jasper, me
estaba preocupando aunque sólo fuesen unos minutos, pero no era normal...Jasper
llamaría siempre.
-¿Jasper?
-Edward, estamos abajo de
tu casa-me dijo con voz muy rara... y yo me dirigí hacia el balcón y los
ví. Estaban bastante raros...
-Jasper, ¿qué hacéis tú y
Emmet hay parados mirando... no sé donde?
-Edward será mejor que vengas
y lo veas con tus propios ojos- intenté mirar hacia donde miraban pero el
edificio no me dejaba verlo, así que decidí bajar.
-Ahora bajo- le dije
colgándole.
Bajé y saludé a Sam. Me
abrió amablemente la puerta del portal y me encaminé donde estaban mi hermano y
mi cuñado.
-Azótame el culo y llámame
vaquero- dijo Emmet en cuanto me puse a su lado. Yo solté una sonora carcajada
y seguí la mirada de los dos. La carcajada se esfumó de inmediato, quedándome
totalmente de piedra...
Lo que vi no sólo me dejó
impresionado si no que nunca lo imaginaría... Estaba de espaldas a nosotros, se
estaba quitando el casco con una sensualidad increíble. Su pelo caía en ondas
por toda su espalda, dejando ver el precioso color de pelo que tenía, ese
marrón achocolatado con reflejos rojos…
Yo sí sabía quien era,
podría reconocer ese trasero a millones de kilómetros, era perfecto. Cuando
terminó con el casco, se lo puso en una mano y se volvió hacia nosotros...
Dudaba que mi hermano o
Jasper supiera a quien estaban mirando como idiotas...
Ni yo me lo creía…
-No puede ser ella...-
escuché decir a Jasper, ya que no quitaba la mirada de esa figura tan
maravillosa...
Estaba más que perfecta,
estaba para fundirse en ella y no soltarla jamás... Hay me di cuenta que no la
habían reconocido ni por el casco ni por esa vestimenta tan atrevida que
llevaba...
-Hermano no he visto cosa
más sexy desde mi noche de bodas- dijo el bruto de mi hermano y ahí fue cuando
reaccioné. Bella se estaba acercando a nosotros con una sonrisa preciosa en esos
labios color rojo pasión. Me estaba poniendo duro y otra vez por ella... tenía
que controlarme. Pero sabía que no podría, no con esa ropa y ese pelo y mucho
menos esos labios que tanto deseaba besar de nuevo...
Estaba caminando con esos
tacones altísimos que llevaba, ¿cómo podía conducir una moto con semejante
zapato?
Pero era ella, me estaba
impresionando cada vez más…
Su pelo estaba tremendamente
salvaje, me recordó a cierta escena de nuestra primera vez... Ese mono de cuero
le sentaba demasiado bien para ir por la calle tan tranquila, realzaba sus
suaves curvas a unas de infarto, sus largas piernas, estaba aun más torneadas,
como si eso fuera posible, no encontraba la palabra exacta para definirla, no
existía tal perfección.
-Hola chicos- dijo de la forma
más sexy que jamás le oí mientras se paraba frente a nosotros, con el casco en
una mano y las llaves en la otra.
Estaba para una portada de
revista que pusiera "La mujer más sexy del Planeta".
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