Mis Dios@s del Crepúsculo... ¡GRACIAS!

jueves, 21 de junio de 2012

INOLVIDABLE


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Capítulo 29: El agua vuelve a su cauce…

Bella pov.

Estaba tumbada en una cama blanca, que se encontraba en una habitación también blanca, con barrotes blancos, incluso mi camisón era blanco…
Todo parecía irreal…
Pero lo que destacaba de toda esa blancura, eran las manchas de sangre que había en mis piernas y en las sábanas de la cama…
Mi vientre estaba totalmente plano y mis lágrimas no paraban de salir de mis ojos…
En ese momento entró el Doctor Thomson con algo entre sus manos, algo pequeñito y sin vida.
-¿Quieres ver a tu engendro?- dijo con voz maquiavélica con su típica sonrisa fría y asquerosa.
-¡¿Engendro?!- grité fuera de sí e intenté salir de aquella cama que olía a óxido y sal debido a la abundante sangre que había en ella… pero no podía… mis manos y mis pies estaban atados con una correas gruesas…
-¿No puedes?- rio malvadamente- Mejor… mira lo que has traído al mundo- sus manos se extendieron a mí y de repente un cuerpecito, ya inerte, cayó a los pies de mi cama…
Su cabecita era enorme, como con una deformación y miles de lágrimas salieron de mis ojos junto con un grito desgarrador.
-¡NO! ¡NO ES MÍO!- grité y de repente escuché una voz dulce como los ángeles llamarme a lo lejos…
-Bella- esa aterciopelada voz…- Bella, tienes que despertarte- de repente mi fuerza de voluntad fue mayor que el temor y abrí los ojos…
El ambiente que había no tenía nada que ver con el de aquella habitación blanca…
Ésta estaba decorada específicamente para poder relajarte, pero lo que me llamó la atención fueron dos pozos verdes esmeraldas que me miraban con preocupación…
Lo primero que hice fue mirar hacia mi vientre y tocarlo.
Pude comprobar que mi hijo todavía estaba dentro de mí, que aún estaba vivo…
-Bella- sus dedos acariciaron mis mejillas y limpiaron mis lágrimas, luego me besó lentamente en la frente y me abrazó con mucho cuidado- Ha sido una pesadilla- me tranquilizó y sus manos comenzaron a acariciar mi pelo con suavidad.
 -¿Pesadilla?- dije con voz ronca y espesa.
-Si, no es real, yo estoy aquí contigo, mi vida- me besó en el tope de mi cabeza y siguió abrazándome.
-Todo era tan real…- lo apreté más contra mí y cerré los ojos.
-Ha sido muy vívida, pero nada de eso ha ocurrido- me tranquilizó- ¿Quieres hablar de ello?
-No quiero recordarlo más- dije a la vez que las lágrimas se escapaban de mis ojos nuevamente.
-Está bien, pero no ha pasado nada, ¿de acuerdo?- yo asentí, pero no me separé de él ni un milímetro.
-Te amo- le dije aspirando su delicioso aroma varonil.
-Y yo a ti, princesa, lo eres todo, mi vida- su voz era triste y me separé un poco de él, lo justo para poder mirarle a los ojos.
-¿Qué pasa?- sus ojos miraron los míos e intentó sonreír.
-Nada mi vida, te tengo buenas noticias- su voz ahora reflejaba algo de felicidad.
-¿Si?- dije emocionada y él asintió.
-Mañana- de repente miró su reloj- Dentro de unas dos horas, aproximadamente, Carmen vendrá a revisarte- su sonrisa se ensanchó y yo sonreí feliz.
-¿De verdad?
-Si, quiere salir de dudas, a ella tampoco le gusta el Doctor Thomson…
-Dios mío- lo abracé de nuevo y ahora las lágrimas que se escaparon de mis ojos eran de pura felicidad.
-No quiero que llores más, mi vida, no puedo verte así, Bella, se me rompe el corazón- me besó en la frente y yo lo acerqué a mí.
-No puedo evitarlo Edward, ahora estoy feliz- su sonrisa se ensanchó y rocé sus labios levemente, pero él lo profundizó.
Su lengua se adentró en mi boca y pude degustar el exquisito aroma de su aliento cálido y dulce como el caramelo. Mis manos se dirigieron hasta su suave pelo y sus manos agarraron mi cintura con suavidad y delicadeza.
Cuando no pudimos respirar por más tiempo, nos separamos y unió nuestras frentes.
-Ha sido la noche más larga de toda mi vida- dijo en un jadeo, lo cual me encendió hasta límites insospechados, pero sabía que ahora no, ahora no era el momento, teníamos que saber el estado de nuestro hijo y eso era lo que importaba ahora…
-¿Has estado aquí todo este tiempo?- dije mirándolo con horror.
-No podía separarme de ambos- sus manos se posaron con suavidad en mi vientre- Además de que he estado vigilando tus constantes vitales y las del bebé- me dijo señalando un monitor que se encontraba justo a mi lado.
-¿Es… eso es su corazoncito?- dije emocionada al escuchar los rápidos latidos de mi hijo, parecían las alas de un colibrí.
-Si- dijo emocionado.
-¿Hay algún problema?
-De momento el que ya sabes…- dijo con voz apagada- Pero tienes que saber que lo más seguro es que el tal Thomson se haya equivocado- yo lo miré sin entender- Cuando mi padre llamó a Carmen, le comentó todo lo que había pasado y ella dijo que era imposible, que si eso fuese verdad, ella misma lo hubiera visto…
-Entonces… ¿no ha mentido el muy cerdo?- dije sin poder contenerme.
-No lo sabemos con certeza, pero lo más seguro es que si.
-¿Dónde está?- hice el amago de levantarme, pero él me lo impidió rápidamente.
-¿Dónde crees que vas?- dijo tumbándome de nuevo en la cama.
-A buscar a ese hijo de puta- dije con total odio en mi voz y Edward abrió mucho los ojos.
-No te he escuchado hablar así en mi vida…- dijo mirándome directamente a los ojos.
-¿Crees que la situación no lo merece?- él se quedó callado- Ese hijo de puta pagará si Carmen tiene razón…
En ese momento me acordé de otro ser despreciable…
James…
-¿Qué ha pasado con James?- su cara se contrajo.
-¿No puedes dejar de pensar en nada, verdad?- yo negué frenéticamente- Bien… pensaba decírtelo cuando saliésemos del hospital…
-No, quiero saberlo ahora.
-Eres tan testaruda…- sonrió y me besó en los labios suavemente antes de sentarse en una silla justo a mi lado- James está en la cárcel- mi cara se iluminó y sonreí.
-¿De verdad?
-Si, pero será hasta que se celebre el juicio- dijo contrariado.
-¿Juicio?- él asintió- ¿Cuándo es?
-Será la semana que viene.
-Bien…
-De momento están haciéndole preguntas- yo sólo asentí.
-Espero que se pudra en la cárcel, supe desde el primer momento que no era buena persona…- dije pensativa mientras recordaba su frialdad y chulería.
-Es el mismo James que el de Tanya…- susurró y miró mi reacción.
¿Tanya? ¿James, el amante de Tanya?
No podía ser…
Lo miré incrédula y él asintió de la misma forma.
-Es el mismo James, Bella- me cogió de las manos y me las besó suavemente- Es el amante de Tanya y creo que esa mal nacida tiene algo que ver con todo esto…
Las palabras de Rose me vinieron a la cabeza…

Flash Back.

-Ese tío me suena de algo…- comentó Rose mirándolo.
-Bueno… a no ser que hayas estudiado arquitectura, no creo que lo puedas conocer- le dije burlona.
-No, enserio… me resulta familiar su cara…

Fin Flash Back.

Claro… claro que le sonaba…
Había estado en la fiesta de Navidad que había organizado Esme…
-Ya me lo imaginé cuando vino a casa…- susurré pensando en el horrible encuentro que había tenido con ella…
-¡¿QUÉ?!- gritó Edward levantándose rápidamente de la silla que estaba a mi lado y se separó de mí.
-Na… nada- mi mirada se dirigió hacia la ventana que se encontraba en mi lado derecho y pude ver los primeros rayos del sol.
-¡¿QUÉ HAS DICHO?!- Edward se acercó a mí y puso sus manos a ambos lados de mi cara.
Su mirada era de total decepción, al igual que su cara, y la verdad era que parecía un completo loco acabado de salir de un psiquiátrico.
-Nada importante- le dije bajando la mirada y uno de sus dedos presionó con delicadeza mi barbilla e hizo que me mirara.
Sabía que se estaba conteniendo, su mirada me lo decía, pero no podía decirle que Tanya había venido a hacerme una “visita”.
-¿Nada importante?- rio sin ninguna pizca de humor- ¿Nada importante? Oh, vamos, no me jodas- su voz era dura y no pude contener las lágrimas que salieron de mis ojos.
Me dolía que me hablara así, me dolía demasiado y pensar que no le había comentado nada por no preocuparle…
-No tengo nada que decirte- dije con voz dolida y distante y mi mirada se dirigió, de nuevo, hacia la ventana.
-Bella- susurró con voz derrotada y pude ver por el rabillo del ojo que una lágrima caía por su mejilla- Perdóname, he sido un imbécil hablándote así- me abrazó y cerré los ojos por su calidez y dulzura.
Yo comencé a llorar como una tonta por todo, por todo lo que estaba sucediendo en mi vida en tan sólo unas horas…
La horrible visita de Tanya, el intento de abuso de James y por último, y más importante, la supuesta deformación de mi bebé…
Mi cuerpo estaba agotado al igual que mi mente, no podía seguir así, sentía que no podía y todo ello me sobrepasaba…
-Shh, pequeña, por favor, perdóname- susurró en mi oído y yo lo abracé más fuertemente- He sido un imbécil por hablarte así, perdóname.
-N… no- dije en el hueco de su cuello- Perdóname tú por no haberte contado nada, no quería preocuparte…- sollocé fuertemente y sentí sus labios por toda la extensión de mi cara, calmándome.
-Bella, ¿qué significa esto?- me dijo mientras se separaba de mí y señalaba el anillo que llevaba en su dedo.
-Que te casaste con una tonta- él sonrió a la vez que negaba con la cabeza.
-Significa muchas cosas, entre ellas el amor, pero hay una muy importante también- lo miré con una ceja alzada a la vez que las lágrimas apaciguaban- Significa confianza, esa confianza que no has tenido conmigo al no contarme nada- yo bajé mi mirada y él inmediatamente subió mi cabeza y me besó suavemente en los labios- No quiero que vuelvas a hacerlo, tienes que confiar en mí, Bella.
-No quería preocuparte- susurré con voz débil.
-No seas tonta, por favor, tienes que contármelo todo y sobretodo este tema… ¿Tanya vino a casa?- dijo incrédulo y yo asentí.
-Si, me la encontré cuando estaba a punto de ir al trabajo ayer por la mañana, no está embarazada Edward- él me miró con incredulidad y le conté toda la conversación que había tenido con ella.
-¿Por qué no me has dicho nada?- se acercó a mí y me abrazó.
-Porque no quería preocuparte y porque eres muy sobreprotector- le confesé.
-¿Crees que con ese tema soy sobreprotector?- me cogió la cara con ambas manos- Bella, Tanya nos odia y hará todo lo posible por separarnos- me miró serio- No quiero que me vuelvas a ocular nada, por favor y más sobre ese tema- me besó en la frente y me besó.
-Está bien- Pero hay más…
Sólo le había contado la desagradable conversación que tuve con Tanya, no lo último que me dijo…
Bajé la mirada inmediatamente.
-¿Qué pasa?- cogió mi barbilla y sus penetrantes ojos verdes me miraron con atención.
-Me… me ha amenazado…- mis ojos se cerraron pensando en sus malvadas palabras…
-¿Amenazado?- sus ojos destilaban puro odio al igual que su voz. Yo sólo pude asentir- ¿Qué mierda se creerá para atormentarte?- pensó un segundo- Hay que denunciarla.
-No tengo testigos y sabes que eso es lo fundamental para que el juez me crea- él asintió.
-Si, pero la demandaremos por acoso y mi abogado exigirá una orden de alejamiento- yo asentí sabiendo que eso sí podría hacerse.
-Espero que no se acerque a mí jamás- mis manos fueron hasta mi vientre.
-No te preocupes preciosa, ya no te pasará nada más- me abrazó- Te prometo que ni a ti ni a mi hijo os pasará nada- sus manos se pusieron encima de las mías y me sonrió con mi sonrisa favorita.
-Eso espero- me acerqué a él y lo besé- Tengo mucho miedo… quiero que mi hijo nazca bien, Edward…
-Y nacerá bien, princesa, ya lo verás- me sonrió y me besó dulcemente en los labios- Por cierto, toda la familia me ha dicho que te quiere y que te de miles de besos y estoy deseando empezar…- me dijo con voz burlona y comenzó a besarme toda la cara y yo me reí a carcajadas por las cosquillas que me producían su incipiente barba en mi piel.
En ese momento dieron unos golpecitos a la puerta y los dos nos separamos sin dejar de mirarnos.
-¿Se puede?- nos preguntó un Carliste muy sonriente con alguien atrás.
Y ese alguien era Carmen…
Estaba más delgada que se costumbre y sus ojos estaban un poco hinchados con unas ojeras oscuras… síntoma de no haber dormido nada.
-¡Carmen!- grité muy contenta y ella me sonrió mientras avanzaba junto con Carliste.
-¿Cómo te sientes?- Carliste me besó en la frente y posó su mano en mi vientre.
-Bien…- susurré y le sonreí.
-Me alegro, Carmen está ansiosa por ver a mi nieto- dijo alegre y yo asentí.
-Es cierto- intervino Carmen y le besó en ambas mejillas a Edward- ¿Qué tal?
-Ahora tranquilo que estás aquí- se sonrieron y los tres me miraron.
-Me alegro, veremos a ese bebé cuanto antes- se acercó a mí y me besó en la frente- Necesito que estés lo más relajada posible, el reconocimiento que te haré no será nada agradable, ¿de acuerdo?- me dijo mientras me acariciaba el pelo maternalmente.
-Vale- susurré y Edward se puso a mi lado y me cogió la mano.
-Carliste puedes quedarte si quieres- le dijo Carmen mientras lo miraba- Si Bella no tiene ningún inconveniente, claro…
-No, claro que no, puedes quedarte- le sonreí y puse mi mano encima de la suya, la cual estaba haciendo círculos en mis vientre.
-Gracias, estoy más ansioso que Edward por ver a mi nieto…- me susurró y provocó una risa por mi parte.
-No lo creo… está demasiado pesado con eso…- Carliste me miró y me sonrió como un niño pequeño.
-Vale, necesito que te subas un poco la camiseta para hacerte la ecografía- yo asentí y Edward me ayudó a desbrochar los botones del horrible pijama del hospital.
Carmen encendió el monitor y, con una sonrisa preciosa en su rostro, se giró hacia mí con un tuvo de gel.
-Ya sabes que lo notarás muy frío- me tranquilizó y yo asentí.
Se puso unos guantes de látex en las manos y sacó un poco de gel del tubo con cuidado.
-Vamos allá- me sonrió tranquilizadoramente y sentí ese frío tan característico en la zona de mi abdomen.
De repente, el sonido del corazón de mi hijo inundó toda a habitación y, de nuevo, gruesas lágrimas cayeron por mis mejillas.
-Estará bien…- me susurró Edward en el oído sin dejar de mirar al monitor con una sonrisa.
-Tranquila- me susurró Carliste al otro lado y yo asentí.
Al cabo de los minutos, aparté la mirada del monitor y la dirigí hacia Carmen.
-¿Qué pasa?- dije inquieta y ella me miró con un brillo especial en los ojos.
-Vuestro hijo está perfectamente bien- dijo emocionada y todos, incluso ella misma, soltamos un grito de emoción con lágrimas en los distintos rostros.
Edward me abrazó y sentí la humedad de sus lágrimas en mi cuello.
-Sabía que estaba bien, debía estarlo- susurró y me besó en toda la extensión de mi cuello con sus manos en mi cintura- Te amo, te amo.
-Y yo a ti- dije con voz aguda por las lágrimas- No quiero verte sufrir nunca más, me parte el alma mi vida- le susurré y él me besó suavemente en los labios, sintiendo una suave sonrisa en los suyos.
-Hija, ¿ves como todo estaba bien?- me dijo Carliste a la vez que acariciaba mi pelo y yo sólo pude asentir con una sonrisa.
-Se está formando perfectamente- intervino Carmen y sentí que Edward me besaba en la frente y se enderezaba para escucharla- Como ya te dije hace unos días.
-¿De… de verdad?- dije entre sollozos y ella asintió con una sonrisa.
-Si, mirad su cabecita- su cabecita…
Sentí que Edward miraba mi reacción y la verdad es que estaba totalmente contrariada…
-¿Su cabecita es… está bi… bien?- no pude evitar tartamudear y Carmen me miró directamente a los ojos.
-Carliste me ha puesto al corriente de todo y tengo que decirte que no es verdad lo que el Doctor Thomson te ha dicho- me agarró la mano y me la acarició mientras sonreía.
-¿De verdad?- dije mirándola con dificultad por las lágrimas y ella asintió.
-Si, hija, vuestro hijo está perfectamente bien, cariño- me dijo con voz maternal mientras acariciaba mi brazo con suavidad y yo grité de total emoción y felicidad.
-Gracias- susurré mientras abrazaba a mi hombre con efusividad- Sabía que no podía estar enfermo, no podía…- sus manos pasaron por mi espalda tranquilizándome.
-No sabes lo feliz que me siento ahora mismo, princesa- hizo una pausa para besarme en tope de mi cabeza- Han sido las doce horas más largas de mi vida…
-Lo sé- lo miré a esos ojos verdes que tanto amaba y lo besé, lo besé con todo el amor, felicidad, cariño, emoción y tranquilidad que sentía- Te amo más que a mi propia vida- él me apretó más contra su cuerpo y no nos importó que el gel de mi vientre hiciera un efecto pegamento entre nuestros cuerpos.
-No podría vivir sin ti ni sin mi hijo…- sus manos se posaron en mis costados y me acarició suavemente.
Escuchamos un carraspeo y provocó que nuestra burbuja se desvaneciera.
-Sé lo feliz que estáis, pero yo también quiero participar en esa felicidad- dijo mi suegro con una sonrisa y yo me separé de mi hombre con una sonrisa y abracé a Carliste con mucho cariño.
-Gracias por todo lo que has hecho por mí Carliste, hace unas horas pensaba que se me iba la vida…- le susurré muy bajo para que Edward no lo escuchara…
Ya me imaginaba que sabría que había tenido una parada, porque así lo había escuchado de la boca de Carliste cuando me habían reanimado, pero jamás le diría lo mal que me había sentido…
Había pensado en lo peor y sólo quería que me sacaran a mi hijo para que pudiese vivir.
-Shh, tranquila- me tranquilizó acariciando mi pelo- Como escuchaste, tuviste una parada, pero la pudimos controlar a tiempo, no tendrás efectos secundarios- se separó de mí y me besó en la frente, en un gesto tan idéntico al de Edward- Lo importante ahora es que tú y mi nieto estáis perfectamente- me sonrió y me besó en la mejilla antes de separarse de mí.
-Bien, preciosa- me dijo Carmen- No sabes lo contenta que estoy por todo esto, cuando Carliste me llamó no me lo podía creer- vi tristeza en sus ojos, pero de repente brillaron con felicidad- Sigamos con la ecografía- me sonrió y yo asentí- Esto de aquí- señaló una parte del monitor son sus piececitos, tienen todos sus deditos formados ya- sonrió- Y éstas son sus manitas, va a ser un bebé grande- susurró sin dejar de mirar a la pantalla- Mirad la largura de sus dedos y de sus bracitos- yo asentí mientras que una lágrima caía por mi mejilla- Ahora mismo está vuelto y no puedo verle su carita, espero que se de a conocer en la próxima ecografía- dijo sonriente mientras se volvía hacia mí- Voy a ir a por tu historial, tengo que anotar que el feto crece fuerte y sano- me guiñó y me sonrió- Edward- se volvió hacia él- ¿Quieres limpiarle el gel de su vientre?- mi marido asintió sonriente y Carmen me miró- Ahora vuelvo, Carliste, ¿vienes conmigo?
-Por supuesto- se despidió de nosotros y desaparecieron por la puerta de la habitación.
-Mi hijo está bien, nuestro hijo está bien- susurré y Edward dejó el tubo de gel para volverme a abrazar.
-Si- susurró y me apretó con suavidad contra su duro pecho- Han sido las horas más desesperantes de mi vida, pensaba que os perdería y no podría vivir sin ti, preciosa- me repitió con voz dolida y me separé de él.
-Escúchame bien- cogí su cara con ambas manos y lo miré a esos dos pozos esmeraldas- Jamás te ocultaré nada, jamás- sus ojos brillaron- Quiero que sepas que si me pasase algo y nuestro hijo vive, por favor, no hagas ninguna locura, quiero que lo cuides como lo haría yo- sus ojos derramaron algunas lágrimas y se me partió el corazón- No llores, mi vida- le limpié las lágrimas- Puede pasar y lo sabes, pero ahora debemos estar felices, nuestro hijo está bien- le sonreí y cogí su nuca, con dificultad, ya que estaba conectada al monitor que medía mis pulsaciones y el maldito gotero que me estaba matando, y lo besé como si mi vida se fuera en ese mismo instante.
Quería sentirlo como nunca, sentirlo como si fuera la última vez…
Muy pronto, la habitación se llenó de jadeos involuntarios y tuvimos que parar por falta de aire y porque el monitor iba a explotar por mis pulsaciones.
-Tienes que relajarte…- dijo jadeante mirándome con los ojos tan oscuros como el azabache.
-Si- le sonreí y volví a rozar mis labios con los suyos- Te he echado tanto de menos…- le abracé y de nuevo sentí que mi piel se pegaba con su camisa.
-Y yo a ti, princesa- me besó en el pelo- Me he visto impotente por no poder ayudarte, mi vida- hizo una pausa como recordando algo- No sé qué me pasó, pero sólo quería tenerte en mis brazos y no dejar que nadie te tocase…- mis manos acariciaron su pelo.
-Shh, no te atormentes más mi amor- le tranquilicé- Ahora lo importante es que nuestro hijo está perfectamente- los dos miramos al monitor, donde la imagen de mi hijo estaba quieta al no estar pasando el aparatito por mi piel.
Su cabecita estaba perfectamente, al menos aparentemente.
-Edward, ¿por qué nos mintió el Doctor Thomson?- dije a la vez que un escalofrío me recorría todo el cuerpo imaginándome su fría mirada y arrogante sonrisa…
-Tengo que averiguarlo, pero te juro que ese hijo de puta no se irá de rositas- me dijo seguro y yo asentí- Creemos, mi padre y yo- me separé de él y lo miré a los ojos- Que todo tiene que ver con Tanya y James…
-Tanya…- suspiré.
-Si, pero no tienes que preocuparte, no la volverás a ver más, te lo prometo.
-Es lo que más deseo, quiero que salga de nuestras vidas para siempre- pensé en el asqueroso de James, de nuevo…- ¿Quién es James en realidad?
-No se te escapa ni una, ¿verdad?- dijo burlón- Es el dueño de la mayor empresa de prostitución de España- yo abrí mucho los ojos- Además de tener importantes empresas aquí…
Era increíble…
Al parecer nos había chantajeado a todos…
-¿De prostitución también?
-No, intuimos que es de droga, pero Eleazar ya está con ello.
-¿Eleazar?- Edward asintió- Pobre… siempre me ayuda en todo lo que puede.
-Si, es un tío de puta madre- reconoció- Él será nuestro testigo, Bella- yo asentí comprendiendo el punto.
-Pero, ¿no se supone que Eleazar no estaba allí cuando…?- no pude terminar y Edward me miró directamente a los ojos.
-Si, pero será la palabra de un tío legal, sin antecedentes, contra la de un tío con antecedentes por posesión de drogas y prostitución…
-Será por una buena causa, quiero verlo en la cárcel.
-Así será- dijo seguro y en ese momento me acordé de algo…
-Quién diría que ese tío fuese se dedicase a eso…- hice una pausa y abrí mucho los ojos…
-¿Qué?- Edward me miraba con atención.
-Entonces James no es hijo del señor Andrew…- abrí mis ojos aún más y Edward puso cara de confusión.
-¿Cómo?- dijo con voz confusa.
-Edward, ¿qué crees que hacía James en mi despacho?- su cara pasó por varias emociones, pero ganó la rabia.
-Es verdad… con todo esto no me había dado cuenta…- pensó- ¿Qué hacía ese hijo de puta contigo?
-Era el famoso becario- le aclaré y ahora fue su turno de abrir los ojos muchísimo.
-¿Qué?- dijo incrédulo.
-James era el becario de la empresa, supuestamente era el hijo del señor Andrew…- dije confusa y la cara de Edward era igual, pero de repente algo en su cabeza pareció encajar.
-¿Quién te dijo que era el hijo del señor Andrew?
-Eleazar- dije segura.
-¿Puede haber alguna posibilidad de que se haya infiltrado en la empresa?
-Ahora que lo dices… nunca me he encontrado con el señor Andrew porque ha estado de viaje…- ahora todo estaba encajando en mi cabeza- Pero hay mucha seguridad, Edward…- ahora sí que estaba contrariada.
-Pues ya veo que ese cabrón ha podido traspasar todas las barreras…
-Al parecer ha estado investigando a toda la empresa para poder meterse… entonces…
-Entonces tiene que haber un infiltrado en la empresa que le está facilitando la información…- yo asentí coincidiendo de lleno en mis pensamientos.
-Tengo que llamar a Eleazar para que sepa todo esto…- hice el amago de levantarme, pero un dolor en el pecho me lo impidió…
Cerré mis ojos con fuerza y me llevé mi mano derecha a mi pecho…
-¿Qué te pasa?- dijo asustado Edward y yo le susurré que me dolía el pecho…- Dios… me dará un infarto y me saldrán canas antes de que mi hijo nazca…- dijo más tranquilo y me abrazó- Es normal mi vida, ayer tuviste una parada y tu pecho está dolorido por las placas…- asentí despacio pensando en cómo se había levantado mi pecho por las dichosas placas, placas que me habían salvado la vida…
-Tengo que llamarle- le susurré en el oído mientras me agarraba a su camisa con fuerza.
-No harás nada, tienes que descansar y estar en reposo al menos un mes- dijo serio y yo me separé un poco.
-¿Un mes?- no le dio tiempo a contestar, de repente la puerta se abrió y una avalancha de personas entró a la habitación…
-Cariño, ¿cómo estás?- me dijo Esme con voz apresurada por la carrera y pude ver a la pequeña duende a su lado con una sonrisa, al lado de ésta un tranquilo Jasper y justo detrás de éste, estaba Emmett y Rose.
-Bien- le sonreí y me abrazó con delicadeza- ¿Cómo estás enana?- le dije cuando me separé de mi hermosa suegra.
-Tú siempre preocupándote por lo demás, ¿verdad?- negó con la cabeza- Estoy muy bien, bueno… estamos muy bien- me sonrió tocando su tripa abultada- Pero, ¿cómo estás tú?
-Ahora estoy muy bien, el bebé está perfectamente- dije con la sonrisa más grande del mundo y Edward me besó en la frente con una sonrisa.
El grito de satisfacción que se escuchó se tuvo que oír hasta a las afueras del hospital…
-¡¿De verdad?!- dijo Rose emocionada y todos, y cuando digo todos, son todos, se abalanzaron hacia mí y me abrazaron con una suavidad increíble a pesar de ser tantos brazos…
-Sabía que estaría bien- dijo la enana emocionada.
-Mi nieto tenía que estar sano, crecerá sano y fuerte- decía una Esme emocionada al igual que Alice.
-Me alegro mucho, Bells- me dijo Jazz.
-Bells, tengo que enseñarle a jugar al fútbol a mi sobrino- dijo mi osito preferido y yo les dediqué a todos una sonrisa enorme.
-Tranquilizaros, el padre seré yo- dijo mi hombre a los lejos, pero sin soltar mi mano.
Al parecer la avalancha de toda la familia había provocado que lo alejaran un poco de mi lado.
-Vamos, hermanito, no te quejes o te saldrán canas antes de que tu hijo nazca- todos nos reímos por las ocurrencias de Emmett y Edward y yo, en especial, porque eso había pensado mi hombre de ojos verdes.
 -Nos alegramos muchísimo de que todo haya salido bien al fin- dijo Esme con lágrimas en los ojos y yo le apreté su mano en señal de tranquilidad.
-Nos diste un susto de muerte, Bells- la enana se acercó y me abrazó con fuerza.
-Lo sé- le susurré y pude oler el aroma de su suave pelo.
-Espero que ese hijo de puta vaya a la cárcel- dijo con voz alterada y yo la tranquilicé acariciando su espalda.
-Créeme que más ganas que yo no tiene nadie…- me acordé de Edward- Bueno… quizás Edward tenga la misma rabia que yo…- susurré para hacerla reír y lo conseguí.
-Te quiero muchísimo- me besó en la frente y se separó de mí para colgarse en el cuello de Edward- Te quiero mucho, hermanito- se abrazaron y sentí los delicados brazos de Rose rodear mi cuerpo.
-He estado muy asustada, pero gracias a Dios ahora estás bien y ese pequeñajo- tocó mi vientre pegajoso- También- hizo una pausa- Vaya… veo que acabas de hacerte una ecografía, ¿no?- dijo mirando el gel de sus manos.
-Si- dije con una sonrisa y ella me sonrió feliz.
-Bueno… ¿no se supone que os he dicho que entraseis de uno en uno?- se escuchó la voz severa de Carliste y todos se giraron para mirarle.
-Papi, entiéndenos…- dijo la enana con voz melosa mientras se acercaba a él.
-¿Qué tengo que entender?- dijo Carliste con una ceja alzada y con voz burlona.
-Que estábamos muy, muy preocupadísimos por Bella- dijo cariñosa y se enganchó al cuello de Carliste como lo había hecho hacía un momento con Edward.
-Está bien…- dijo derrotado Carliste ante la carita de cordero a medio morir de Alice… siempre era lo mismo… esa cara podía conseguir hasta lo imposible…
-Nunca cambiarás enana consentida…- dijo Edward con una sonrisa.
-Envidioso- le sacó la lengua en un gesto totalmente infantil y todos tuvimos que reírnos.
Ahora podía decir que estaba tranquila, mi hijo estaba perfectamente bien y Edward y yo estábamos más que felices.

1 comentario:

  1. El capí te quedo fabulosoo, de verdad que ahora hay mucha felicidad. Me había quedado intrigada pensando que le pasará algo malo al bebe. Me imaginaba grandemente que ese doctor no era de fiar. ¿Qué pensaría hacerle él y Tanya a Bella? De verdad que son dos malas personas. Me encantó el capí.

    Por otro lado, Romi estuve perdidita unas semanitas, pero ya estoy de regreso espero ponerme al día pronto. Este nuevo blog te quedo expectacular. Me encanta muchísimo. Deseo pases una hermosa semana. Un abrazo!!!

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